Conoce a las mujeres del SPA
Débora: Daniela comprende de primera mano las heridas que puede causar vivir en una familia rota.
Daniela: Cuando regresé a vivir con mi mamá, a ella realmente no le importaba mucho porque estaba demasiado drogada o borracha para preocuparse. Así que empecé a salir con chicos. Un día mi novio me dijo: «¿Quieres probar esto?».
Débora: Hoy escucharemos cómo Daniela y otras mujeres fueron libres del círculo vicioso en el cual se encontraban, gracias a Cristo. Si eres madre y tienes a tus niños pequeños cerca, sería bueno que los mantengas ocupados en otro lugar mientras continúas escuchando este episodio.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 26 de agosto de 2024.
Todas conocemos el relato de la vida de Rahab, una …
Débora: Daniela comprende de primera mano las heridas que puede causar vivir en una familia rota.
Daniela: Cuando regresé a vivir con mi mamá, a ella realmente no le importaba mucho porque estaba demasiado drogada o borracha para preocuparse. Así que empecé a salir con chicos. Un día mi novio me dijo: «¿Quieres probar esto?».
Débora: Hoy escucharemos cómo Daniela y otras mujeres fueron libres del círculo vicioso en el cual se encontraban, gracias a Cristo. Si eres madre y tienes a tus niños pequeños cerca, sería bueno que los mantengas ocupados en otro lugar mientras continúas escuchando este episodio.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 26 de agosto de 2024.
Todas conocemos el relato de la vida de Rahab, una mujer que a pesar de su pasado, escogió seguir al Dios del cual había escuchado hablar. Esta semana avanzaremos en el tiempo unos tres mil años al futuro y escucharemos a mujeres de nuestros días, ¡mujeres que te contarán sobre el nuevo comienzo que se les ha dado, su historia de redención! Aquí está Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¡Nunca, nunca me canso de escuchar historias sobre el poder redentor y transformador de Dios! Hoy vamos a escuchar algunas de ellas. Ahora bien, cada una de nosotras tiene su propia historia. No hay dos personas exactamente iguales, pero cada hija de Dios, cada creyente en Cristo, tiene una historia que es similar a la de otra creyente.
Todos comenzamos en esta vida como seres humanos pecadores que necesitan desesperadamente un Salvador. Y luego, aunque los detalles pueden variar de persona a persona, el Espíritu de Dios nos despierta para que veamos nuestra condición pecaminosa y necesitada.
Y entonces nos señala la maravilla de quién es Cristo: Aquel que vino a esta tierra, vivió una vida sin pecado y murió la muerte que merecíamos en nuestro lugar. Al tercer día resucitó de la tumba y ascendió al cielo, donde vive para interceder por nosotros.
El Espíritu Santo nos da el don del arrepentimiento, la voluntad de apartarnos de nuestro pecado, y la fe, la voluntad de depositar toda nuestra confianza en Cristo. Eso es lo que llamamos el evangelio: ¡las Buenas Nuevas!
Siempre es una gran alegría escuchar la travesía por la que Dios ha llevado a otras personas a ese mismo lugar de arrepentimiento y fe en Cristo. Hace unos años escuché por primera vez acerca de un ministerio que sirve a mujeres heridas aquí en nuestra comunidad.
Un grupo de mujeres se presentó a una sesión de grabación de Aviva Nuestros Corazones, y cuando les pedimos a las mujeres que se presentaran, nos dijeron que eran del Hogar del Ministerio de Mujeres SPA. Ahora, creo que es un nombre brillante para un ministerio, ¿verdad? ¿A quién no le gustaría ser atendida en un SPA?
Pero, resulta que SPA son siglas en inglés para: Spiritual and Personal Adjustment, en español: Desarrollo personal y espiritual.
El objetivo de este ministerio es ayudar a las mujeres que han luchado contra el abuso, las adicciones, o cualquier otra cosa. Ofrecen consejería y ayuda práctica para enseñar a las mujeres habilidades importantes para la vida. Proveen una comunidad segura de amigos y relaciones y, lo mejor de todo, las alimentan con la Palabra de Dios.
Hace un tiempo, varias mujeres de ese ministerio, que se encuentra en Indiana, se unieron a nosotros en la sede de Revive Our Hearts, para un servicio en la capilla. Pienso que te sentirás muy animada cuando escuches sus historias. Escuchemos.
Carrie: Quiero compartir un poco sobre los Hogares del Ministerio de Mujeres de SPA e introducirte a este ministerio. Pero lo más importante es que espero que tengas la oportunidad de escuchar los testimonios de nuestras mujeres. Realmente quiero presentarte a Cristo de una manera nueva a través de sus historias, y cómo Dios está obrando en sus vidas.
Nuestra primera graduada, Mary Russell está aquí hoy. Ella se graduó hace veinte años y continúa siendo una parte importante de este ministerio. Voy a darle la palabra para que ella comparta un poco sobre su historia y lo que Dios hizo en su vida, ¡y lo que todavía está haciendo!
Mary Russell: Gracias, Carrie, gracias. Doy gracias a Dios porque estoy viva, por Su gracia y Su misericordia, porque durante casi veintiséis años de mi vida estuve sumergida en las drogas, en el alcohol y en la ingesta de pastillas. Crecí en una familia de diez miembros. Mi madre era una madre increíble, una mujer muy trabajadora, y mi padre era un alcohólico muy abusivo, emocional y físicamente.
Hoy doy gracias a Dios por Su gracia y Su misericordia porque, en primer lugar, estoy viva después de haber crecido sintiéndome rechazada y abandonada. Amaba a mi madre, pero mis hermanos y yo nos criamos solos. Incluso crecimos con miedo, porque nunca sabíamos cuándo nuestro padre iba a entrar en nuestras habitaciones.
Yo no sabía que mi mamá era una mujer de oración. Ella no sabía todo lo que pasaba en la casa mientras ella no estaba, pero la gracia de Dios y Su misericordia estaban sobre nosotros.
Así que crecí sin saber quién era yo. No íbamos a la iglesia muy a menudo, pero cuando mi madre no trabajaba, íbamos a la iglesia. Había algo que sentía cuando iba a la iglesia de simplemente estar en esa presencia, pero que no sabía realmente lo que era. ¡Solo sabía que me gustaba estar allí! Sencillamente había algo particular en estar en la casa de Dios que me atraía, incluso a mi edad temprana.
A medida que crecía, empecé a buscar el amor en lugares equivocados. No tenía dirección. No sabía quién era, así que a los quince años quedé embarazada. ¡Era una niña teniendo un bebé! ¡Realmente no sabía nada! Comencé a sentirme más rechazada en la iglesia a la que asistía. Ese fue el comienzo de cuando me alejé del pueblo de Dios, cuando debí haberme quedado.
Simplemente no entendía. Así que después de esos quince años habiendo conocido un poco sobre Dios, aunque no realmente, empecé a asistir a un grupo en el que las personas sí me aceptaron. Ellos dijeron que estaba bien que estuviera embarazada y que tuviera al bebé. Así que dejé la escuela.
Para ese tiempo ya tenía problemas con el alcohol, pero lo dejé por un tiempo para tener a mi bebé. Me propuse conseguir un trabajo porque se supone que eso es lo que se debe hacer. El padre no formaba parte de la vida de mis hijos. Pero Dios todavía estaba conmigo. En ese entonces aún no me había dado cuenta de eso, pero hoy puedo ver que Dios estuvo conmigo. Sin embargo, terminé juntándome con el grupo equivocado de personas y comencé a meterme en problemas.
Después de tener a mi hijo, empecé a beber más, a drogarme más, y lo que sucedió después fue que me encontré bailando en clubes nocturnos, porque no tenía otra fuente de ingresos. Y luego, antes de salir de allí, tuve otra amiga que tenía una vida en las calles. Así que, en cierta manera, tuve una especie de introducción a ese estilo de vida.
Una cosa llevó a la otra. El primer delito que cometí fue falsificación. Mi consumo de drogas aumentó, así que empecé a robar, mentir, vender drogas, hacer lo que sea necesario para alimentar a ese amo. Fui a la cárcel varias veces. El juez ya no sabía qué hacer conmigo.
Estuve en unos diez centros de tratamiento, porque incluso ellos veían algo que yo no veía y no sabía, ¡porque ni siquiera creía que tuviera un problema! Y déjenme decirles que así es como se siente estar en un círculo vicioso. . .esa es la definición de locura, hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos. Yo estuve allí. Yo viví allí.
Varias veces llamaron a mi mamá porque había tenido una sobredosis. ¡Gracias a Dios por Su gracia! Volvía a levantarme pero inmediatamente regresaba a hacer lo mismo. Luego quedé embarazada nuevamente. Estuve en el hospital de rehabilitación por unos seis meses durante uno de mis embarazos porque el médico temía que consumiera drogas.
¡Y él tenía razón!, lo habría hecho, sobre todo con el último embarazo, porque ni siquiera sabía que estaba embarazada! Me sentía desesperada; pensaba que nunca sería nadie ni haría nada, como mi padre solía decirme cuando era más joven. Él solo me decía un montón de cosas malas, un montón de palabrotas. Sin embargo, ¡agradezco a Dios por haberlo salvado y liberado en los últimos diez años de su vida! ¡Gracias a Dios por eso!
Doy gracias a Dios porque pude perdonarlo, ya que la falta de perdón y la amargura me mantenían en un círculo vicioso. Me preguntaba constantemente: «¿Por qué vuelvo atrás? ¿Por qué vuelvo a consumir drogas?». Tenía ira y falta de perdón en mi corazón, y Dios seguía tratando de llamar mi atención.
Todas esas veces que fui a la cárcel, no me di cuenta de que Dios estaba tratando de salvarme de mí misma. ¡No me di cuenta de que Él estaba contestando las oraciones de mi mamá! Ella les decía a sus amigas: «Duermo tan bien cuando sé que ella está en la cárcel», porque yo no estaba en las calles. En una ocasión me dispararon y en otra fui apuñalada. ¡Doy gracias a Dios por Su bondad, Su fidelidad y por lo mucho que me ama!
Así que la última vez que estuve en la cárcel, hace veintiún años, también en Michigan, dije: «Nunca volveré a Michigan. ¡Nunca haré nada malo en Michigan!». Les digo a mis chicas todo el tiempo: «¡Nadie hace nada malo en Michigan!». ¡Le doy gracias a Dios que Él me encontró allí!
Clamé a Dios y le dije: «Dios, tengo veintitantos años. ¡No puedo seguir viviendo así!». Y, ese día, hace veinte años, ¡Él respondió! Todas las cosas que estaban escondidas en mi corazón, ¡Dios me libró de ellas! Aprendí cuál era la voluntad, el plan y el propósito de Dios para mi vida. Y le agradezco al Señor que todavía puedo ser parte de esto, de caminar junto a otras mujeres para traer esperanza a sus corazones, darles ánimo y apuntarlas hacia Cristo, porque Él es la Verdad, Él es la Luz; Él es el Único Camino. ¡Yo encontré libertad en Cristo!
Brittany: Yo era la más nueva en SPA hasta ayer que recibimos una nueva chica. Solo he estado allí por tres semanas. Soy una persona muy nerviosa, así que tengan paciencia conmigo. Mi nombre es Brittany, y tengo treinta y un años. Yo misma me hice la vida difícil durante muchos años y hace poco me di cuenta de eso. He sido adicta desde los trece años, y me metí en problemas con la ley a los catorce.
Sufrí abuso sexual desde los ocho años hasta los diez; empecé a consumir alcohol y marihuana para aliviar el dolor del abuso y para poder «encajar con el grupo». A lo largo de mi vida, he perseguido el efecto de la droga y me he visto envuelta en situaciones bastante espeluznantes: desde fabricar y traficar con drogas hasta estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Me han disparado, me han amenazado y me han golpeado. Mi propia madre dudaba de que yo viviera para ver mi cumpleaños número veintiuno. Yo atormenté a mi madre, no a propósito, sino con mi adicción, mi ira y problemas de salud mental desconocidos. ¡Yo era un alma enojada y muy agresiva!
En noviembre de 2013, mi exnovio y yo nos vimos envueltos en una persecución policial de una hora y media donde él terminó muerto. Durante mucho tiempo me culpé a mí misma, así que aun después de salir de la cárcel, seguí consumiendo drogas para aliviar el dolor de la pérdida. Pero lo único que hizo fue ocultar el dolor. Eso no me ayudó en absoluto.
Tiendo a meterme en problemas cuando hay drogas de por medio. Recientemente, encontré un lugar en mi corazón donde estoy lista para sanar, crecer y finalmente demostrar que sé cuál camino tomar. Pero fue necesario un cambio completo de corazón de mi parte para estar donde me encuentro hoy (y haré una breve pausa aquí para decirles esto).
Mi mamá trató de llevarme al SPA hace unos años, pero yo le dije: «¡No puedo hacer eso! ¡No puedo vivir una vida solo de cristianismo! ¡No podré escuchar mi propia música! ¡Tendré que escuchar música cristiana!».
Pero Dios abrió mis ojos, y vi el ministerio de mujeres SPA como un cambio que necesitaba tomar para finalmente poder vivir. Me siento bendecida por la oportunidad de estar en este increíble programa y cambiar mi vida para bien.
Me dieron este pequeño libro cuando estuve en prisión, se titula: «Touch Points for women», y Dios puso en mi corazón anoche compartir hoy esta pequeña parte. Dice:
«El tiempo de Dios: muchas veces Dios intervendrá en tu vida de una manera especial, como lo ha hecho a lo largo de la historia. Está atenta a esos momentos y alaba a Dios porque puedes desempeñar un papel, aunque sea pequeño, en el mover de Dios en este mundo».
Así tenía que ser. Estoy estremecida, pero agradecida por la oportunidad de estar aquí y compartir mi testimonio. Esta es la primera vez que lo comparto. Ahora le daré la palabra a la siguiente persona.
Daniela: Buenos días, mi nombre es Daniela. Hoy, estoy haciendo dos cosas de manera un poco diferente: primero, escribí mi testimonio (por lo general improviso) y segundo, ¡estoy usando zapatos!
Me crié en la iglesia desde que tuve edad suficiente para caminar. Mi abuela nos llevaba de iglesia en iglesia los domingos por la mañana y por la noche, y al estudio bíblico de los miércoles. Mis padres eran alcohólicos y entraban y salían de mi vida y la de mi hermano.
Recuerdo una vez que vivíamos con mis padres en Kentucky. Mi papá llegó del trabajo y ya estaba borracho antes de llegar a casa. La cena no estaba caliente y empezó a gritarle a mi mamá. Luego le dio un puñetazo tan fuerte en la cara que le partió la nariz en dos y la sangre salpicó toda la pared del comedor.
En ese momento vi una lanza India que teníamos como decoración, y la tomé rápidamente por miedo a que la golpeara de nuevo. La agarré y apuñalé a mi papá en el hombro. Esa fue solo una de las muchas cosas que tuvimos que pasar. Así que mis abuelos prácticamente nos criaron.
Mi abuela trabajaba a tiempo completo. Mientras ella trabajaba, nosotros nos quedábamos en la casa con mi abuelo, que en ese momento (mi abuela no sabía) mientras ella estaba en el trabajo, él abusaba de mí, de mi hermano y de mis primos pequeños.
Mi hermano tenía retraso mental leve, así que no hace falta decir que él era muy lento de pensamiento. Mi hermano también era más joven que yo, así que sentía la necesidad de protegerlo. Cuando él hacía algo malo, me culpaba a mí misma. Y en lugar de que mi abuela y mi tía castigaran a mi hermano, me pegaban a mí.
Estaba tan cansada del abuso físico que intentaba escapar yendo a pasar la noche con mi primo en casa de mis tíos. Pero cuando iba allí, mi tío abusaba sexualmente de mí cuando mi tía se iba a dormir. Yo hacía todo lo posible por dormirme y no levantarme de la cama después de que mi tía estuviera acostada.
Cuando tenía unos doce años, mi hermano y yo jugábamos en el callejón detrás de la casa de mis abuelos. Vi a mi vecino caminar de un lado a otro, hablando consigo mismo por unos minutos. Luego sacó un arma, la cargó, la puso en su cabeza y se quitó la vida justo delante de mí y de mi hermano.
Después de varios intentos fallidos en los cuales mi hermano y yo tratamos de escapar, mi abuela lo interpretó como que yo solo estaba siendo rebelde. Ella no podía entender por qué yo no quería estar allí, entonces nos separó a mí y a mi hermano y me envió a vivir con mi papá.
Dejar a mi hermano pequeño atrás en la casa con los monstruos fue devastador para mí. Sentí que lo había abandonado. Estaba determinada a volver con mi hermano. Después de varios meses de ira, alcoholismo y consumo excesivo de drogas, mi papá ya no quiso asumir la responsabilidad de criar una hija, así que decidió enviarme devuelta con mi mamá.
Bueno, mi mamá también era alcohólica, y en cierto sentido, consumía prácticamente cualquier droga que le pusieran enfrente. Creo que ella realmente trataba de enmascarar su dolor por causa del abuso que había sufrido por parte de mi papá durante dieciséis años. Cuando regresé a vivir con mi mamá, a ella realmente no le importaba mucho porque estaba demasiado drogada o borracha para preocuparse.
Así que empecé a salir con chicos. Un día mi novio me dijo: «¿Quieres probar esto?», y le dije: «Sí», solo para encajar. Esa fue la primera vez que fumé metanfetaminas. Después de eso, todo fue cuesta abajo. Desde los quince años hasta los dieciséis, fumaba metanfetaminas todos los días. Luego, un día, en casa de una amiga, conocí a un nuevo traficante de drogas, el que sería mi nuevo novio.
Un año después de salir con él descubrí que estaba embarazada de mi primer hijo. Así que ese día dejé de fumar metanfetamina, solo hasta que mi hija tuvo unos once meses. Después me divorcié y mi exesposo se quedó con la custodia de mi hija, así que volví a fumar metanfetamina todos los días.
Tres hijos y dos matrimonios después, tuve problemas legales y me condenaron a dos años. Pero mientras estaba en la cárcel, a los tres meses, el que había sido mi esposo durante nueve años, decidió dejar embarazada a otra mujer y se divorció de mí. Cuando salí de la cárcel, él determinó que yo no estaba capacitada para cuidar de mi hijo (y tenía razón), así que me lo quitó.
Sentí que mi vida no tenía sentido, así que quise ponerle fin y tomar una aguja por primera vez.Eso fue un infierno para mí, porque empecé a inyectarme nueve gramos de metanfetamina al día. Un día me encontré tan mal que no podía ni levantar la cabeza.Lo que no sabía era que mi hígado estaba fallando y me estaba muriendo, así que pasé las siguientes semanas en el hospital.
Me dijeron que si no me hacían un trasplante de hígado inmediatamente y dejaba las drogas moriría. Así que mi mamá se puso en contacto con los guerreros de oración e hizo que más de tres mil personas oraran por mí. A pesar de esto, regresé a casa sin trasplante y seguí consumiendo más drogas. Luego, en el 2016, decidí abandonar la libertad condicional y entré en una relación con un novio muy abusivo.
Me acosaba y me golpeaba a mí y a mis amigas con las que me juntaba. Hasta que un día me dijo que quería enterrarme y quería uno de mis dientes de recuerdo. Pero entonces me arrestaron, ¡y eso fue lo mejor que me pudo haber pasado! Y mientras estaba en la cárcel sentí que había tocado fondo y que no podía caer más bajo.
Así que finalmente me arrodillé y clamé a Dios y le pedí que viniera a mi vida, que me ayudara y me guiara. Y aquí estoy hoy, más de tres años después. He tenido una gran relación con Dios. Tengo dos de mis tres hijos de vuelta conmigo; he estado sobria por más de tres años. Tengo mi propio auto, un buen trabajo, un esposo maravilloso, cinco hermosos hijastros y mi propio hogar.
¡Nunca me he sentido mejor y estoy en perfecto estado de salud! Gracias a Dios estoy caminando en la luz y viviendo una gran vida. Dios me dio la vida y una familia que lo ama, tal como yo deseaba. ¡Él me ha dado muchas bendiciones! No puedo agradecerle lo suficiente por mi salud, mi sobriedad, mi familia y mi vida. . .y el mismo ministerio SPA.
Desde que estoy en SPA, ¡me he dado cuenta de que puedes divertirte estando sobria! Son mi familia extendida. Esas mujeres son maravillosas y hermosas, y me han ayudado a hacer que mi relación con Dios sea mucho más cercana.
Nancy: ¡Wow! ¿No es alentador escuchar lo que Dios ha hecho en las vidas de estas mujeres? En caso de que te hayas unido a nosotros recientemente, hemos estado escuchando a algunas de las mujeres del Ministerio de Mujeres SPA. SPA, que en español significa «Desarrollo Personal y Espiritual».
Sabes, hoy estoy pensando sobre lo que escribió el apóstol Pablo en 1 Corintios 6:9-10, donde dijo:
«No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios».
Quizás estés pensando: Ese no es un versículo muy alentador.Son un montón de etiquetas negativas. Pero escucha lo que Pablo continúa diciendo:
«Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios» (v.11).
¡Alabado sea Dios por la obra de transformación que ha hecho en cada una de nuestras vidas! Ese versículo no es sólo para drogadictos o prostitutas. Es también para alguien que puede estar tratando de ser una madre perfecta, o un experto en redes sociales, o tal vez alguien que busca identidad en su posición en la iglesia.
Nuestra verdadera identidad se define por nuestra relación con Cristo, no con los demás, y no por lo que hayamos hecho en el pasado. ¡Y estas dulces mujeres que han compartido hoy sus testimonios, no son la excepción!
Débora: ¡Exactamente! Cualquiera que haya puesto su fe en Jesucristo puede dar testimonio. Pienso en el capitán del barco comerciante de esclavos que fue salvado por la gracia de Dios y se convirtió en pastor y compositor, estoy hablando de John Newton. Él escribió estas palabras:
Sublime Gracia del Señor
Que a un infeliz salvó
Fui ciego mas hoy miro yo
Perdido y Él me halló.
Como John Newton, y como las mujeres que compartieron hoy sus testimonios, Rahab había hecho cosas en su pasado de las que se arrepentía. Pero Dios la salvó de la destrucción. La redención es un tema que recorre toda la Biblia, incluso en la vida del personaje del Antiguo Testamento, Rahab. Queremos animarte a que obtengas una copia de nuestro estudio bíblico de esta mujer de la Biblia visitando nuestra página web AvivaNuestrosCorazones.com
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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