Confía en Dios para que obre a través de tu esposo
Débora: Erin Davis recuerda el día en que su esposo le dijo que quería invertir cuatro mil dólares para comenzar un pequeño negocio. A pesar de que había demostrado ser ingenioso en el pasado, Erin reaccionó con temor.
Erin Davis: Quedé atrapada en la duda sobre la cantidad de dinero a invertir, y en un negocio que no entendía. Tiré todo lo que conocía de él como hombre por la ventana. Debí quedarme con lo que sé de él, que es que me ama, ama a nuestros hijos, ama nuestro hogar y nunca haría algo para hacernos daño desde el punto de vista económico. Debí haberlo apoyado.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 21 de abril de 2023.
Las esposas tienen una enorme influencia en la vida de sus esposos. ¿Estás utilizando esa influencia para desanimar a …
Débora: Erin Davis recuerda el día en que su esposo le dijo que quería invertir cuatro mil dólares para comenzar un pequeño negocio. A pesar de que había demostrado ser ingenioso en el pasado, Erin reaccionó con temor.
Erin Davis: Quedé atrapada en la duda sobre la cantidad de dinero a invertir, y en un negocio que no entendía. Tiré todo lo que conocía de él como hombre por la ventana. Debí quedarme con lo que sé de él, que es que me ama, ama a nuestros hijos, ama nuestro hogar y nunca haría algo para hacernos daño desde el punto de vista económico. Debí haberlo apoyado.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 21 de abril de 2023.
Las esposas tienen una enorme influencia en la vida de sus esposos. ¿Estás utilizando esa influencia para desanimar a tu esposo? ¿O estás animándolo a aprovechar las oportunidades que Dios le está dando? Un grupo de mujeres discutirá en el episodio de hoy, la influencia que una esposa tiene en la vida de su esposo.
Estarás escuchando a tres autoras: Kim Wagner es una de ellas. Kim es la autora de «Fierce Women: The Power of a Soft Warrior». Otra de ellas es Erin Davis quien es la autora de «Beyond Bath Time: Embracing Motherhood as a Sacred Role». Y por último Vicki Rose, ella es la autora de «Every Reason to Leave: And Why We Chose to Stay Together».
Ellas estarán conversando con Nancy DeMoss Wolgemuth sobre cómo seguir el liderazgo de un esposo que quiere hacer la voluntad de Dios, pero que tampoco es perfecto.
Vamos a empezar con Erin. Una mujer de la audiencia le preguntó: «¿Cómo controlas tu lengua cuando sientes el deseo de “escupir” palabras desalentadoras?»
Erin: Bueno, cuando me siento «en la carne» y trato de hacerlo en mis propias fuerzas, puedo ser…agria. Es un área clara de lucha para mí. Pero, cuando me detengo y oro y pienso, Señor, quiero decir todo esto, pero no voy a decirlo ahora —hablaremos de ello más tarde…eso es maravilloso para mi actitud. Ahí sé que Dios está a cargo en ese momento.
No es que me siente a murmurar, porque a veces me parece que eso es lo que hago cuando no lo digo.
Kim Wagner: Pero si continúas el proceso del que ella está hablando, estoy de acuerdo contigo, espera una media hora, incluso. Tienes que decir: «Está bien, Señor, voy a hablar contigo acerca de esto, y voy a esperar». Por lo general, lo que me pasa cuando miro hacia el final de esa media hora, es que digo, «no valía la pena expresar esas palabras».
Erin: Creo que podemos dar importancia a cosas que no merecen que se les dé importancia hablando de ellas. Después de unas cuantas veces de darle vueltas en mi cabeza, me doy cuenta de que pude haber causado un desastre y que ni siquiera valía la pena darle importancia a eso, así que encuentro otras salidas. Escribir es mi forma de desahogo. Solía escribir, y él tenía que leerlo. Ahora solo escribo, solo para sacarlo. Él no tiene que leerlo. Tengo un diario muy activo.
Vicki Rose: Compro estas recargas de diario de tres dólares, y lo escribo en lugar de decirlo. Es mi tiempo de oración con Dios. Lo trabajo con el Señor en oración y en las palabras escritas y espero. He estado aprendiendo a esperar y ver cómo Dios responde, en lugar de llevarlo a mi esposo.
Otra cosa que hago es preguntarme, ¿Qué tan importante es esto? Estoy tratando de aprender a detenerme antes de hablar. «Sé pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira». Es como has dicho, si lo escribo, a menudo me doy cuenta que no es tan importante, que no es algo que tenga que volverse una montaña.
Kim: Vicki, yo hago eso también. Otra cosa buena es tomar eso al final del año y volver a leerlo. Cómo Dios ha usado eso conmigo, para animarme al ver cambios que Él ha traído como una respuesta a la oración, y también lo ha utilizado para darme convicción.
Miro la primera parte del año y digo, «wao, fui tan egoísta, estaba tan enfocada en mí misma. No estaba llena de fe en ese momento». Es convicción, no de manera acusadora, sino de una manera que me anima. «Está bien, ve más profundo, aprende a caminar por fe aquí».
Vicki: También veo la fidelidad de Dios. Cuando he escrito y orado en vez de precipitarme de alguna manera, veo cómo Dios respondió a esa oración y me cambió en el proceso, para ver que tal vez no era tan importante. La herramienta más poderosa que tenemos es orar las Escrituras por nuestros esposos y por nosotras mismas.
Y como has dicho, sabiendo cuán grande es el amor de Dios y tomarse ese tiempo… Hace un par de años me retiré unos días. Apagué el teléfono, la computadora y el iPad y simplemente me senté y caminé. Estuve al aire libre. Escuché y miré el cielo y las aves y oré. Le pregunté a Dios, «¿qué quieres que haga en este momento?»
Me alejé en ese momento –fue un momento de crisis en mi matrimonio hace dos años. Sabía una cosa muy importante, cuánto Dios me amaba. No es por algo que hago o no hago. No tenía necesidad de demostrarle nada a Dios. Él me amaba.
Saber eso me consoló para descansar en quién Dios me creó para ser. No tengo que demostrarle a mi esposo ni a nadie que soy «esto» o «eso» o «aquello». Dios está ahí y cuando oramos las Escrituras sobre nosotras mismas y nuestros esposos, Él responde. Su gracia es suficiente, y Su amor por mí es el amor que anhelo.
El amor que anhelo de mi esposo nunca me va a satisfacer, porque él no es Dios. No fue creado para eso, y no lo tiene. Pero el amor que Dios tiene para mí es, en definitiva, lo que realmente anhelo en todos estos casos de los que hemos hablado.
Esa es la respuesta y eso es lo que necesito. Eso es lo que Dios me recuerda ahora. Así que no busco que mi esposo sea algo para lo que no fue creado para ser. En el proceso, ha cambiado toda la dinámica de nuestro matrimonio. Él tampoco busca en mí lo que yo no fui creada para ser. Nos ha movido a los dos a estar más cerca de Dios y nos hizo más dependientes del Señor que del otro de una manera muy saludable.
Erin: Cada vez que tienes ese momento, esa oportunidad, donde puedes realmente descargar un montón de palabras sobre este hombre, yo lo llamo un «momento de la vid». Puedes cosechar un «momento de la vid». Separada de Él, no puedes hacerlo. No puedes sellar tus labios. Así que es una verdadera oportunidad para que Dios se muestre con poder en tu vida, y eso no puede ser malo para tu actitud.
Vicki: He estado casada por veintiún años. Creo que la clave es menos palabras y más oración. Al ir a Dios con mi lista de cosas con las que normalmente iría a mi esposo, empecé a darme cuenta de lo mucho que Dios me amaba.
Él hablaba conmigo y me consolaba cuando estaba llorando y queriendo salir de mi matrimonio porque era muy difícil. Era muy doloroso. Una vez que saqué todo eso, escuché Su tierna voz diciendo: «Ven a mí, hija mía; te amo…» Uno de mis versos favoritos en toda la Biblia es Efesios 3:
«Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios» (vv. 16-19).
Me he dado cuenta de que si entiendo lo mucho que soy amada por Dios, entonces soy capaz de amar a mi esposo, de darle gracia, de dejar que Dios obre en él. Tengo un montón de listas de oración, y Dios me mostró cuando oré ciertas Escrituras por mi esposo y por cosas que él no estaba produciendo esos primeros años, pero me mantuve yendo a esta lista y dejé de ir a mi esposo.
Por supuesto, cuando miro hacia atrás ahora, mi esposo es un anciano de la iglesia. Esas cosas por las que oré, él las está haciendo. Una vez más, es porque he acudido al amor de Dios. Queremos ese amor ágape. Los hombres necesitan respeto; nosotras queremos amor. Simplemente no pueden hacerlo de la manera en que Dios puede hacerlo.
Para mí, el cambio en mi relación fue cuando empecé a ir a más a Dios, y Él comenzó a derramar Su amor. Fue un proceso de sanidad en nuestra relación.
Amy: Mi esposo es un buen hombre. Él ama al Señor. Soy más de tipo A, y él es más relajado. Así que hay muchas cosas que has dicho que realmente tengo que aplicar. Una cosa específica que se presenta una y otra vez para mí con la familia son cosas que creo que deben tratarse, en su comportamiento y en su carácter, con nuestros hijos.
Él no necesariamente trata esas cosas, así que puede ser frustrante. Me he dado cuenta que lo que ha estado ocurriendo es que tengo una expectativa aquí, pero él me decepciona. Luego está este vacío. Creo que está bien decir algo, porque él considera que mi papel es estar en sintonía con todo lo que está pasando con la familia, porque estoy allí.
Sin embargo, al mismo tiempo, creo que intimido. Entonces, ¿cómo puedo tener un buen equilibrio ahí, en el que pueda decir algo, pero luego soltarlo? ¿Entiendes lo que quiero decir? Él no responde de la manera que creo que debería, o no se ocupa del comportamiento, o les permite ver una película que creo que no debería. ¿Cómo puedo equilibrar eso?
Kim: Realmente creo que eso es lo más difícil, lo más desafiante en la relación matrimonial, el tiempo de los años de formación de tus hijos. Porque, como dijiste, Amy, especialmente si eres madre, has invertido mucho tiempo en esos niños. Ya sea a través de educación en el hogar o estando muy involucrada en sus actividades extracurriculares, estás con ellos todo el tiempo, y él no lo está tanto. Tienes conocimiento de todo lo referente a ellos.
Luego él llega a casa y establece un curso de acción que es completamente opuesto a lo que tú piensas que tiene que suceder. Una vez más, tendrás que tener lo que yo llamo, «conversaciones salpicadas de gracia». Debes tener cuidado del momento en que las tengas, no en el calor del momento, por supuesto, no cuando están agotados. Pero necesitas una oportunidad para decir: «¿Podemos hablar un poco acerca de algunos temas de crianza?» O «¿Qué piensas sobre esto? ¿Cuál es tu enfoque para esto?» Un tiempo para hablar en lugar de precipitarse.
Estás en esa etapa de la vida, Erin, así que ven y comparte.
Erin: ¡Así es! ¡Estoy en esa etapa! También me gustaría decir, que como madres, tenemos ese sentimiento de: «Nadie puede criar a ese niño como yo. Ese niño estaba en mi vientre; yo cuidé ese niño. Sé lo que es mejor para este niño todo el tiempo». Hay algo de verdad en eso, pero él es su papá. El hecho de que no lo haga como tú crees que debe hacerlo, no significa que no sea lo correcto.
Tenemos roles muy diferentes, y creo que es muy fácil sentir resentimiento en esos años cuando están pequeños: Estoy haciendo todo esto, y vienes y juegas a la lucha con ellos, ¡y eres el héroe! Son muy diferentes, pero tienen papeles igualmente importantes.
Estoy pensando en un ejemplo de nuestra vida. Recientemente, uno de nuestros hijos, quien tiene un temperamento muy fuerte, y ha estado luchando con su comportamiento durante semanas y semanas y semanas. He intentado todo lo que sabía hacer, y por supuesto, le decía a mi esposo, «¡tienes que participar; tienes que involucrarte! Tienes que hablar con él, tienes que hablar con él». Y no estaba ayudando.
Una tarde, Jason y Elí salieron un rato. Jason había llevado a Elí a la tienda y había cortado una moneda en dos. Le dio a Elí una mitad, y guardó la otra mitad. Tuvo una charla con Elí sobre, «nunca nos separaremos. Tú guardas la mitad de esto porque ese es nuestro corazón, y yo guardaré la otra mitad y nuestros corazones estarán unidos». Y el comportamiento de Elí cambió al instante.
¿Alguna vez yo hubiera pensado en ir a la carpintería y cortar una moneda en dos? No, yo no lo habría hecho. Eso ni siquiera estaba en mi lista, pero eso es lo que Elí quería. ¿Habría intervenido Jason semanas antes? Sí, lo habría hecho. ¿Habría hecho algo diferente? Sí, lo habría hecho. Pero no soy el único padre de ese niño, y él hizo las cosas de una manera que yo no habría hecho, pero fueron efectivas.
A veces debemos dejar que los papás sean papás. Nuestros niños se visten con cosas raras cuando dejamos que los papás sean papás, y comen cosas muy extrañas, y eso está bien.
Kim: Y además de eso, Erin, hay algo bíblico, algo tangible que se produce cuando el padre se involucra y les permitimos intervenir y tomar el liderazgo y ser padres…y hacerlo, no necesariamente como lo haríamos nosotras (como dijiste).
Sé que es un principio espiritual. Hay algo que se produce cuando ese niño responde poderosamente al papá. Y así, si deshonramos a los padres delante de ellos por lo que quieren hacer o cómo quieren ejercer su paternidad, resulta muy destructivo para nuestros hijos. Puede ser mucho más destructivo que lo que tu esposo quiere hacer o la película que quiere que vean o lo que sea que quiera hacer.
Erin: Y a menudo, cuando habla papá, ellos escuchan. Papá no ha hablado con la frecuencia que hemos querido que hablara o no ha intervenido tantas veces como quisiéramos, así que tienes que elegir tus batallas. Acaso esa película va a deshacer todo lo que has hecho? No, no lo hará.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Pero tu actitud sí podría.
Vicki: Ora…ora por el momento oportuno para hablar con tu esposo. Ora si piensas que algo que él está haciendo es tan malo, que Dios cambie su corazón o abra sus ojos.
Erin: Creo que es extra difícil para los papás. Cuando llega ese bebé, sabemos qué hacer. Nuestro cuerpo responde, y sabemos qué hacer. En esos primeros meses, no hay nada que ellos puedan hacer. Toda la carga está sobre la madre por un tiempo. Así que creo que es difícil para ellos. Entonces, a menudo, cuando sumergen el dedo del pie en el agua en lo que respecta a la crianza, somos muy rápidas para decir: «Los pusiste dónde? ¿Hiciste qué? ¡Es su hora de la siesta! Bla-bla-bla…»
Pienso que un gran error que cometí con nuestro primer hijo fue que no lo dejé con su papá en lo absoluto durante un largo tiempo. Luego, por la naturaleza de mi trabajo, tuve que dejarlo con su papá algunas veces, y fue bueno para su vínculo. Están con su papá todo el día y él no hace las cosas como las hago yo.
Nancy: Bueno, nos quedan unos pocos minutos para terminar. Erin, me pregunto si podrías contarnos la historia de la máquina de coser.
Erin: Mi esposo es un hombre muy hábil en el trabajo manual. Su abuela le enseñó a coser. No sé cómo coser, pero él sabe cómo coser. Él tiene un gran negocio de piel, el cual empezó desde cero. Al parecer, necesitas una máquina de coser de algunos miles de dólares para este negocio de pieles.
Así que, literalmente, encuentra la máquina de coser de varios miles dólares. La visitamos durante semanas, y dijo: «¿No es increíble?» Y yo no lo entiendo. Entonces quiso comprarla. Yo no quería que él gastara varios miles dólares en una máquina de coser.
Nancy: Sobre todo porque no sabes coser…
Erin: Debido a que no sé coser ni un botón… Él es realmente un emprendedor. Es uno de esos hombres que siempre está comenzando algo o teniendo una idea. Si estás casada con uno de estos hombres, después de un tiempo te dices: «No estoy segura de que esto vaya a funcionar!»
Pero él es maravilloso y por lo general funciona. Pero esta vez, yo dije: «no lo sé». Ya estaba trabajando muchas horas y no quería que tuviera un negocio paralelo. Así que le dimos vueltas y vueltas y vueltas, y al final le dije, «haz lo que quieras hacer», lo cual fue pasivo-agresivo.
El Señor me ha mostrado recientemente que pasivo-agresivo es agresivo-agresivo. No es mejor, no es más amable ignorar, pasarse, decir algo superficial como: «Cualquier cosa que quieras hacer, haz lo que quieras hacer». No fue amable ni estimulante.
Pero, eso era todo lo que necesitaba oír, así que fue y compró la máquina de coser de varios miles de dólares. Tuvimos que pedir prestado el dinero para la máquina de coser, lo cual creo que la mayoría de la gente aconsejaría en contra, pero él recuperó el dinero de esa compra en tiempo récord, como en seis semanas.
Hoy día tiene un negocio de pieles muy rentable con clientes excelentes, y hace dinero. Probablemente, será para el ahorro de la universidad de nuestros hijos. Le encanta, así que debí apoyarlo más. Debí haber respondido de manera diferente.
Nancy: En ese caso no pensaste que era una buena idea. ¿Cómo puedes discernir si apoyar o plantear preguntas?
Erin: Creo que puedes llevar todas las preguntas a la Palabra de Dios y llegar a una respuesta. Eso sería una tarea fácil, como está en Efesios: debo someterme a mi esposo. Él no es un hombre que derroche dinero. Debí ser capaz, en el contexto en el que lo conozco como hombre, debí saber que era seguro. Sé que él nos ama y cuida de nosotros, y debí saber que no haría algo para hacernos daño.
Me quedé enfrascada en la cantidad de dinero y en algo que no entendía. Tiré por la ventana todo lo que conocía de él como hombre. Debí quedarme con lo que sé de él, que es que me ama, ama a nuestros hijos, ama nuestro hogar y nunca haría algo para hacernos daño económicamente. Debí haberlo apoyado.
Kim: Y lo que acaba de decir Amy, es la respuesta a tu pregunta también. En esa lucha de paternidad, toma lo que sabes de tu esposo, ya sabes que no quiere hacerle daño a tus hijos; sabes que los ama; sabes que quiere ser un buen padre, quiere ser un hombre de Dios.
Creo que cada hombre cristiano, en el fondo, no importa cómo está viviendo, en el fondo quiere ser ese campeón para Dios. Así que, en el momento adecuado, en pequeñas cosas, cuando sea necesario (una gran cantidad de ellas las puedes dejar pasar) tengan esas conversaciones «salpicadas de gracia» en humildad y en amor. Pregúntale, «¿qué piensas acerca de esto…?» Haz preguntas.
Nancy: ¿Qué habría pasado si la máquina de coser no hubiese producido suficiente dinero para pagarla?
Kim: No lo habría culpado; eso es seguro.
Erin: Era una máquina de coser. Lo correcto habría sido apoyarlo de cualquier manera, se pagara o no, porque es un buen hombre, y no necesita que yo apruebe cada decisión financiera que hace. Él es el sostén de nuestro hogar.
Kim: ¿Vale la pena destruir sus sueños, si sueña en grande o si toma riesgos?
Erin: Y eso es lo que quiero que sea. Quiero que tome riesgos, que pruebe cosas nuevas, que tenga empresas exitosas paralelas. Quiero que provea para nosotros. Quiero que piense libremente. Me encanta que sea un hombre capaz. Que cuando mis cortinas necesiten unas puntadas, él pueda hacerlo…más rápido ahora, con esta lujosa máquina de coser.
Pensé en ello de la forma equivocada. Debí pensar en lo maravilloso que él es y lo mucho que lo amo.
Vicki: En el proceso es muy útil tener una compañera de oración, una mujer, como el hierro afila al hierro, hablar la verdad entre nosotras. Oramos todas las semanas en el teléfono durante una hora por lo menos, porque no vivimos cerca. Compartimos y oramos y hemos hecho esto durante los últimos doce años.
Me conoce. Sabe lo bueno, lo malo y lo feo, y es honesta conmigo. Voy a tomar algunas de mis preguntas… «¿Qué hago con esto?» «¿Puedes orar pidiéndole a Dios que me lo muestre?» Ella puede verlo muy claramente porque no está involucrada. Al igual que si podemos gastar los cuatro mil dólares en una máquina de coser o no.
Ella conoce mi carácter, y conoce el carácter de mi esposo, y nos ama profundamente. Tiene la sabiduría de Dios y es muy útil en el fragor de la batalla.
Nancy: ¿Entonces, Erin, si tuvieras que hacerlo de nuevo, qué debiste decirle en lugar de: «Haz lo que quieras»?
Erin: «¿Vas a llevarme a comer un helado después de comprar la máquina de coser?»
«¡Claro, te apoyo!» No creo que habría dicho nada elaborado. «Claro, creo que eso estaría bien. Te apoyo». Incluso, «estoy orgullosa de ti». Tal vez.
Kim: Tal vez habrías podido decir, «no entiendo todo el asunto de la máquina de coser, y no estoy al tanto con todo este asunto del negocio de cuero porque no lo entiendo. Pero sí te conozco, y si crees en eso, este es tu sueño, estoy contigo. Voy detrás de ti».
Débora: Esa fue Kim Wagner, autora de Mujeres feroces: El poder de una guerrera suave. Ella ha estado hablando con Nancy DeMoss Wolgemuth, anfitriona de Aviva Nuestros Corazones. Y también hemos escuchado a Erin Davis y a Vicki Rose.
Kim Wagner sabe cuán destructiva puede ser la influencia de una esposa. Ha visto cómo sus propias palabras duras desalentaron a su esposo de las funciones y del ministerio para el que Dios lo había llamado. También sabe sobre el poder de Dios para cambiar su corazón, su lengua, su matrimonio y su esposo. Ella escribe sobre esto en su libro, Mujeres feroces: El poder de una guerrera suave (disponible solo en inglés).
Ayudándote a que tus relaciones florezcan, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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