Confía en Dios en medio de la viudez, con Debbie Cota
Annamarie Sauter: Al morir su esposo, Debbie anhelaba el consuelo de los demás; pero se dio cuenta de que no debía vivir para sí misma.
Debbie Cota: No podía ir a ningún lugar sin que supieran mi historia. «Soy una viuda. Soy una viuda. Sientan lástima por mí». Así respondía inicialmente. Pero ahora, realmente quiero enfocarme en cómo apoyar a otras personas.
Annamarie: Estásescuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
No es difícil confiar en Dios cuando todo va bien. Cuando estamos donde queremos, tenemos lo que queremos, y las relaciones van como esperamos. Pero Aquel que escribe nuestras historias sabe lo que realmente necesitamos y tiene un guión en mente. Hoy Nancy y nuestra invitada nos hablarán más acerca de esto.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El libro que Robert y yo escribimos, titulado, Confía en Dios para escribir tu historia, trata …
Annamarie Sauter: Al morir su esposo, Debbie anhelaba el consuelo de los demás; pero se dio cuenta de que no debía vivir para sí misma.
Debbie Cota: No podía ir a ningún lugar sin que supieran mi historia. «Soy una viuda. Soy una viuda. Sientan lástima por mí». Así respondía inicialmente. Pero ahora, realmente quiero enfocarme en cómo apoyar a otras personas.
Annamarie: Estásescuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
No es difícil confiar en Dios cuando todo va bien. Cuando estamos donde queremos, tenemos lo que queremos, y las relaciones van como esperamos. Pero Aquel que escribe nuestras historias sabe lo que realmente necesitamos y tiene un guión en mente. Hoy Nancy y nuestra invitada nos hablarán más acerca de esto.
Nancy DeMoss Wolgemuth: El libro que Robert y yo escribimos, titulado, Confía en Dios para escribir tu historia, trata de cómo aceptar los misterios de la providencia de Dios. De hecho, el escritor de himnos del siglo XVIII, William Cowper, lo dijo de esta forma:
No juzgues al Señor por las cosas que no tienen sentido,
Mas confía en Él por Su gracia;
Detrás de una providencia sombría,
Se esconde un rostro sonriente.
Sus propósitos crecerán rápidamente, desarrollándose cada hora. El fruto puede tener un sabor amargo, pero la flor será dulce.
Estas letras son preciosas y expresan que el Señor soberano del universo sabe lo que está haciendo, y Él realmente hará que las cosas obren para el bien de Sus hijos. Y nosotros, necesitamos aprender a confiar en Él. Esto es algo que nuestra invitada para el episodio de hoy ha experimentado, y ella compartirá algo de su historia con nosotras hoy.
Quiero que conozcan a mi dulce amiga, Debbie Cota. Debbie, nos conocemos desde hace mucho tiempo.
Debbie: Así es.
Nancy: Desde el comienzo de este ministerio, ¿cierto?
Debbie: Sí. Pasé de escuchar a Elisabeth Elliot a escuchar a Nancy DeMoss.
Nancy: Nos conocemos desde hace tanto que hemos podido compartir diferentes etapas de nuestras vidas. Pude conocerte a ti y a Jack (tu esposo), y luego a tu hija Jenny. En ocasiones Jack venía contigo a diferentes eventos que teníamos, o si yo estaba en el área de Chicago pasaba por su casa. Tuve la oportunidad de reunirme con ustedes muchas veces.
Después comenzamos a recibir noticias del deterioro de la salud de Jack. Cuéntanos un poco acerca de tu relación con Jack, de tu familia, y cuándo Jack comenzó a padecer problemas cardíacos. ¿Puedes contarnos un poco acerca de esa experiencia?
Debbie: Sí. Jack y yo estuvimos casados durante 39 años. Tenemos una hija. En el año 2003, Jack sufrió dos ataques cardíacos… con una semana de diferencia, y finalmente, le hicieron un bypass coronario. Él era vendedor de alta tecnología –ese es un trabajo de un nivel de estrés muy alto– pero continuó trabajando por algún tiempo después de lo que le pasó. Luego desarrolló una enfermedad autoinmune que era muy debilitante.
Tenía problemas de equilibrio –eso era parte de su enfermedad autoinmune– por lo que se caía con frecuencia. Se le rompían las cosas. Tenía varios problemas de salud como resultado de su condición.
Ahora, siempre tratamos de enfocarnos en cómo ser agradecidos. Yo decía, «bueno, estoy agradecida porque te caíste en el patio trasero y estuviste allí acostado por tres horas en un hermoso y cálido día». O, «estamos agradecidos por el cachorro que te puso una pelota en la cara en caso de que hubieras querido jugar mientras estabas allí acostado».
Y él continuó intentando ponerle humor a la situación y animándome cuando tuve que regresar a trabajar porque él ya no podía trabajar más. Así pude proveer para los gastos de su seguro. Y él usó el humor para animarnos. También fue difícil para él porque tuvo que pasar de una vida a la que estaba acostumbrado –orientada a las personas y a disfrutar al aire libre– a estar mucho tiempo en casa.
Nos divertíamos mucho en el proceso de lidiar con fracturas y el cuidado de las heridas y otros problemas que teníamos que enfrentar como parte de nuestro día a día. Y se volvió normal para nosotros ver cómo Dios usaba eso para bendecirnos y animarnos en medio de circunstancias tan desafiantes.
Nancy: Debbie, ¿hubo momentos durante ese proceso cuando su fe tambaleó y cuestionaron lo que Dios estaba haciendo? ¿Fue una lucha para ti en ese proceso? Y si no fue así, ¿qué te ayudó a mantener los ojos en Jesús a través de ese tiempo?
Debbie: Bueno Nancy, me gustaría decirte que siempre estuvimos bien en el proceso. Pero no fue así. Hubo momentos en que ambos decíamos, «¿qué más? ¿Qué más puede suceder? Señor, por favor ayúdanos en medio de esta situación y acércanos a Ti, pues estamos luchando para entender por qué nos están sucediendo estas cosas».
Pero Jack estaba muy bien porque pasaba mucho de su tiempo solo en casa en la Palabra. Yo llegaba a casa del trabajo, cansada y desanimada, pues era una labor desafiante. Él intentaba mantenerme encaminada en lo que era más importante y en cómo necesitábamos mantenernos enfocados y confiando en Dios en medio de esa situación.
Nancy: Yo sé que había personas de tu iglesia y de otras partes que estuvieron presentes en varias temporadas de esa etapa de sus vidas. Estoy segura de que no sabían todo, pero cuando sabían que algo estaba sucediendo, tenías en ellos un gran apoyo.
Debbie: Sí. Nuestra familia de la iglesia fue una ayuda clave. Nuestra hija, Jenny, se casó y se mudó. Así que realmente la familia de la iglesia fue una pieza importante, particularmente desde que Jack murió.
Aunque él estaba enfermo, su muerte me sorprendió totalmente. No la esperaba en ese momento para nada. Y realmente se me complicó todo mientras trataba de lidiar con la pérdida, porque yo estaba acostumbrada a su compañía, a que él estuviera conmigo. Disfrutábamos mucho la compañía mutua.
Pero la iglesia ha sido grandiosa. Y de hecho, esta oportunidad de ser viuda ha abierto todo tipo de formas en las que puedo ministrar que no me habría imaginado antes.
Hay una viuda que vive detrás de mi casa –justo detrás de mi patio y la mujer al frente de mi casa perdió a su esposo en agosto del año pasado. Nos hemos vuelto buenas amigas. Y hay otras dos viudas en la misma cuadra.
Ahora tengo la oportunidad de ministrar a las viudas de mi cuadra, sin mencionar las otras que están a mi alrededor, a las que no habría podido ministrar si hubiera continuado siendo la cuidadora de mi esposo. Tengo oportunidades en la iglesia, oportunidades con madres jóvenes, de acompañarlas con sus niños, y ha sido una bendición.
Y conocí a una joven, su nombre es Heather, quien perdió a su padre hace poco tiempo. Es casi de la misma edad de mi hija. Tuve la oportunidad de animarla, pues perdió a su padre de manera inesperada y fue muy difícil para ella (porque estaba a una distancia de dos horas y media; así como nuestra hija que estaba a tres horas y media de distancia cuando mi esposo murió). Pude darle palabras de aliento y ánimo.
Quién sabe si el Señor me dará una oportunidad en el futuro para hablar con la madre de esa joven (su madre no es creyente). Estoy verdaderamente muy emocionada de que Dios haya abierto esa puerta y esa oportunidad de ministrar de esa forma. Yo nunca me lo habría imaginado, no habría tenido la experiencia de vida para poder entender lo difícil que fue para ella perder a su esposo. La animé a entender a su mamá y a ella misma. Requiere tiempo trabajar en ese proceso de dolor y continuar siendo agradecida.
Para mí fue importante enfocarme en los treinta y nueve años que tuvimos, y recordar que Jack está viendo a Dios cara a cara, sin dolor, con un cuerpo perfecto, y que hay celebración en el cielo y que él está ahí.
Nancy: Amén. Y, ¿cuánto tiempo estuvo enfermo?
Debbie: Estuvo enfermo por 15 años.
Nancy: Tú mencionaste que te sorprendió su muerte. ¿Pensabas que la situación iba a durar muchos años más aunque con desafíos y problemas físicos?
Debbie: Así es. Recibía infusiones intravenosas cada mes y entonces se sentía mejor. Él lidiaba con su enfermedad muy bien. No fue su corazón lo que lo mató. Pensábamos que sería eso. Nos dimos cuenta cinco días antes de que muriera, de que su hígado ya no podía manejar los medicamentos ni la enfermedad que tenía. Fue muy rápido.
Nancy: ¿Entonces tuviste solo cinco días de aviso?
Debbie: Sí.
Nancy: ¿Te dijo el doctor en ese momento que todo iba a suceder rápido?
Debbie: Bueno, su cardiólogo me indicó que iba a ser difícil, pero yo había hecho citas con un hepatólogo para obtener un trasplante de hígado. Ya había comenzado el proceso para asumir el cuidado de este nuevo desafío de su salud. Era simplemente una curva en el camino, y nosotros seguiríamos adelante y haríamos lo que fuera necesario para tratar con eso.
Pero Jack estaba listo. Y él estaba realmente cansado de todos los problemas de salud que estaba enfrentando.
Nancy: Si hubieras escrito tu propia historia no habrías añadido los ataques cardíacos, las enfermedades, la pérdida de tu esposo a una edad relativamente joven. El guión no hubiera sido así, la historia no hubiera sido así. Entonces, ¿cómo puedes decir, «Señor, confío en Ti para que escribas Tu historia y para que escribas nuestra historia, aunque es diferente a la que yo hubiera escrito?»
Debbie: Me tomó algo de tiempo llegar a ese punto…en el que estaba realmente lista para confiar en el Señor, confiar en que Él tenía un mejor camino para mí, superior al que yo esperaba tener en mi vida.
Nancy: ¿Cómo fue ese proceso para ti? Porque creo que es usual que se requiera tiempo para poder procesar estas cosas. Y las personas a veces se sienten culpables si no dicen inmediatamente, «Señor, confío en ti» y piensan que tal vez hay algo malo en ellos. Pero hubo un proceso que atravesaste. ¿Cómo fue?
Debbie: Hubo un periodo de tiempo en que estuve casi paralizada. Simplemente no podía pensar con claridad qué hacer.
Nancy: ¿Eso fue después de la muerte de Jack?
Debbie: Sí, fue cuando realmente tuve una lucha incluso para ir a la Palabra de Dios; estaba tan angustiada con lo que había pasado…incluso pasé un periodo de tiempo haciendo nada –y el que me conoce sabe que no soy así– estaba solo mirando al espacio. No podía hacer nada.
Hay un momento después del funeral cuando de repente estás sola. Y piensas, «y ahora ¿qué hago?» Intenté hacer listas como acostumbraba para así enfocarme en eso, y no podía.
Pero no pasó mucho tiempo… Mi confianza, gratitud y conocimiento de quién es Dios me permitió ver que Él es la única respuesta; y que solo a través de Él encontraría paz y consuelo.
Y mi hija fue de gran ayuda. Ella es una madre joven y estaba luchando también, pero nos llamábamos regularmente. Me decía: «Mamá, ven y visítame», o «¿qué necesitas hoy?», o «¿qué estás haciendo?», lo que me hacía pensar, «oh, necesito hacer algo».
Me motivaba a encaminarme nuevamente para mirar más allá de mí misma, y regresar a la Palabra y al estudio bíblico que necesitaba hacer.
Nancy: Lo que habías hecho durante décadas fueron los cimientos que te ayudaron a afirmar tu corazón y tu forma de pensar, y te hicieron avanzar hacia una nueva etapa en tu vida.
Debbie: Exactamente. Y, reitero, muchas personas me rodearon, me llamaban, me animaban y me enviaban mensajes; y eso realmente me ayudó a encaminarme nuevamente.
Nancy: Y esa es la familia, el cuerpo de Cristo. Nos necesitamos los unos a los otros.
Y a medida que pensamos acerca de confiar en Dios y en que Él escribe nuestras historias, nos damos cuenta de que estas están entrelazadas. Jenny perdió a su padre y las personas en tu iglesia perdieron al amigo que Jack era para ellos. Él era una parte importante de sus vidas. Y también había muchas personas que estaban tristes, que extrañaban a Jack; todos de maneras distintas. Pero nadie como tú, y nadie como su hija; se unieron para animarse mutuamente, para levantarse mutuamente, para ayudarse a pensar bíblicamente. Y no fue que las sermonearon, sino que les decían, «enfócate», «continúa hacia adelante». Eran alentadores y compasivos.
Debbie: Exactamente.
Nancy: Y, ¿cuando piensas en los años que has caminado con el Señor, cuáles son las verdades y las prácticas que te mantuvieron firme cuando llegaste a esta nueva etapa de la viudez?
Debbie: La Palabra de Dios llegaba a mi mente, los versículos que había memorizado. Yo trabajo con niños, y fueron los versículos básicos que memorizamos los que necesitaba recordar y fundamentarme en ellos para poder avanzar.
Cuando no los puedes leer, ellos necesitan llegar a tu mente. «Por nada estén afanosos». Debía recordar la verdad que estaba grabada en mi corazón; esto realmente hizo una diferencia.
Nancy: Y pensamos que esos niños tan solo están aprendiendo versículos, y así es, pero cuando se vuelven adultos, esas semillas que han sido plantadas en sus corazones van a ser enormes. Y pienso en los maestros y los padres que están trabajando esos versículos con los niños… mientras enseñan la Palabra de Dios esta va quedando guardada en sus corazones.
Y Debi, Dios ha puesto personas en tu vida a lo largo de los años, y hay algunas que están o estarán atravesando dificultades. Y ahora tú las amas y estás disponible para ellas. Dinos, ¿cuáles son algunas de las herramientas que encuentras más útiles para ministrar a estas personas? En cuanto a tu experiencia de vida, ¿qué les dices a esas personas o qué haces por ellas? ¿Cómo las ánimas a confiar en Dios?
Debbie: Nancy, a menudo ayuda simplemente estar a su lado, acompañar a la persona y ser parte de su vida. He compartido con madres jóvenes y se ha vuelto costumbre establecer un día donde yo las visito por unas horas y simplemente estoy con sus niños para que ellas puedan hacer otras cosas. Tengo conversaciones con ellas acerca de lo que está sucediendo en mi vida, de lo que está sucediendo en sus vidas, y les ofrezco palabras de aliento. Realmente me gusta hacer eso.
También he sido una maestra sustituta. Recordarás que he sido administradora la mayor parte de mi carrera, pero he tenido la oportunidad de apoyar maestras de una forma que no lo pude hacer antes. Salir y estar en un salón de clases con niños me ha ayudado emocionalmente, al poder servirles. Eso me ayuda a no enfocarme solo en mí.
Nancy: Y lo has logrado. Solo el Señor sabe cuánto.
Muchas viudas tienen temores acerca del futuro. Temor de no recibir más provisión, temor de estar solas. He visto mujeres que estuvieron casadas con hombres de muchos recursos y estuvieron bien provistas económicamente, que todavía luchan con esto. Y creo que no solo les pasa a las viudas, sino a las mujeres en general, y en particular cuando pensamos en la vejez.
Hay muchos temores que pueden agobiarnos, que nos pueden desanimar. ¿Cómo aconsejas tu corazón cuando se trata de pensamientos que pueden ser desafiantes en cuanto al futuro?
Debbie: Bueno, como he dicho anteriormente, tengo una familia maravillosa: mi hija, su esposo y dos nietos. Mi yerno está en la facultad de medicina. Él será entrevistado para la residencia médica el próximo año. Ellos me han invitado a estar con ellos para que pueda apoyar a mi hija con sus niños en este proceso donde su esposo estará ausente. Entonces tengo la oportunidad de ministrar a mi propia familia.
Y como no soy una persona tímida, sé que habrá oportunidades con personas que conozca en el lugar donde esté o en la iglesia; y así podré apoyar y animar a quien Dios traiga a mi círculo.
Nancy: Y me encanta eso que dices, de hecho, «esto no se trata de mí, se trata de lo que Dios quiere hacer en mí y a través de mí». Y estoy segura de que probablemente hay días donde preferirías que se trate más de ti. Creo que todas tenemos esos días. Pero estás disciplinando tu corazón para hacer lo que sabes que te bendecirá a ti y a otros, y que honrará al Señor.
Creo que es un asunto de entrenar el corazón. No es algo que hacemos naturalmente. Naturalmente queremos que todos vengan y nos hagan sentir mejor, que nos ministren y nos bendigan. Y Dios sí nos envía personas, y tú Debbie has experimentado eso.
Pero también te he escuchado decir muchas cosas que indican que estás permitiendo que Dios te use para bendecir a otros, ya sea a la viuda del otro lado del patio, a tu hija o a tus nietos. Eso será una bendición para ti, pero también será un regalo para ellos. Tener nietos es hermoso, pero estar tan cerca a veces representará algunas situaciones difíciles como consecuencia.
Debbie: Exactamente. Nosotros hemos comenzado a establecer límites.
Nancy: Y estás dispuesta a hacer parte de eso.
Debbie: Estoy dispuesta a hacerlo porque sé que habrá oportunidades. Y no quiero que pienses que esta fue una transición fácil…salir del estado donde todo se trataba de mí.
Es decir, al principio no podía ir a ningún lugar sin que supieran mi historia. «Soy una viuda. Soy una viuda. Soy una viuda. Sientan lástima por mí». Así respondía inicialmente. Pero, llevo el anillo de mi esposo en mi cuello y un ancla de Dios conmigo como recordatorios, y quiero enfocarme en cómo puedo apoyar a otros sin ser abrumadora para mi propia familia en medio del proceso.
Nancy: Así es. Y, ¿qué le dirías a una mujer a quien le gustaría saber qué decir y qué no decir a alguien que ha enviudado recientemente o que ha sufrido una gran pérdida?
Debbie: Bueno… creo que debes tener cuidado de no presionar a alguien a ser lo que aún no está lista para ser en términos de… Por ejemplo, hay personas que me han dicho, «bueno, ahora que Jack no está, ¿qué vas a hacer? Tienes tantas oportunidades de hacer cosas, ¿vas a viajar? ¿Vas a hacer tal cosa… tal otra?» Necesitas darles tiempo a las personas simplemente para ser. Es muy difícil estar sola cuando termina el funeral y pasa la semana.
Algo que puedes hacer es enviarle un mensaje de texto diciendo: «¿Puedes venir a cenar?» Muchas personas me invitaban a comer, lo cual es una verdadera bendición, pero eso ha ido disminuyendo.
Creo que es importante incluir a la viuda en grupos de parejas a los cuales ha pertenecido antes. Aunque todos son pareja, todavía soy amiga de esas personas y quiero salir y hacer cosas. Me gustaría estar incluida en eso. Ese tipo de actividades son buenas.
Y a veces, simplemente visitar y no decir nada, o decir, «voy a visitarte» o, «sentémonos en la entrada de tu casa un momento». No tiene que ser siempre una conversación acerca de lo que me sucedió. Me gustaría hablar del clima lluvioso que ha durado mucho tiempo, o algo que esté sucediendo en la ciudad, o cómo Dios está obrando en tu vida. No quiero que todo se trate de mí. Me gustaría poder tener lo que –antes de que esto sucediera– era una conversación normal.
Nancy: Ofrecer una amistad, el regalo de la amistad. Y, ¿qué consejo tienes para alguien que está en los veinte, soltera, confiando en Dios con respecto a su futuro?
Debbie: Búsquennos.
Nancy: Búsquennos.Quieres decir, ¿a las mujeres mayores?
Debbie: Sí, a las mujeres mayores. Estoy haciendo un estudio de un libro con mujeres jóvenes en nuestra iglesia. Las invitamos. Y hay otra mujer en mi iglesia que tiene sesenta años y es una viuda joven como yo. Es decir, no tan mayor. Ella y yo invitamos a un par de chicas a almorzar. Tuvimos un gran almuerzo. Y luego comenzamos a hablar del club de lectura que una de ellas iba a comenzar. Y luego ella nos incluyó en el grupo.
Dije, «vengan a mi casa». Jack siempre fue bueno invitando personas a la casa. Eso ha sido difícil para mí desde que murió. Necesito comenzar a hacer eso otra vez, abrir mi casa e invitar personas. Quiero hacerlo nuevamente. Y este será un grupo mixto de jóvenes de diecisiete y dieciocho años. Será divertido.
Así que, comienza a acercarte a mujeres mayores. Te sorprenderás. ¡Hay un corazón joven en estos cuerpos! Y estamos dispuestas a hacer cosas que siempre hemos hecho, aunque queremos hacerlas antes de las nueve de la noche. Aun así, creo que podemos ser muy buenas amigas a pesar de la diferencia de edad.
Nancy: Sí. Qué lindo.
Mi madre tenía cuarenta años cuando mi padre de cincuenta y tres murió por un ataque cardíaco. Fue muy repentino. Él no estaba enfermo. Ella quedó con siete hijos, entre las edades de ocho a veintiún años. Era una etapa diferente a la etapa en la que estabas, Debbie, y las historias son diferentes la una de la otra.
Pero ahora mi madre tiene ochenta años, y la mitad de su vida ha sido como viuda. Yo he visto cómo Dios la ha usado de formas extraordinarias. La he visto atravesar tiempos difíciles. Es decir, es mucho lo que sucede en cuarenta años. Ella aún extraña mucho a mi papá, y perdió un hijo de veintidós años unos años después. Ha atravesado muchas situaciones difíciles en su vida.
Pero Robert y yo la observamos y decimos, «Dios ha escrito una historia hermosa en su vida». Él la ha usado de formas extraordinarias y ella no imaginaba que así sería en el momento en que el Señor se llevó a mi papá. Ahora, no sucedió de la noche a la mañana ver las formas en que Dios quería usarla; y ha cambiado con las diferentes etapas.
He visto eso en mi madre viuda, y Debbie, pienso que solo el Señor conoce lo que tiene reservado para ti; y tú tienes cierto sentir de cómo eso se verá en un futuro cercano. Pero Él está escribiendo una historia. Él está escribiendo la historia, y Él te ha preparado. Él te ha equipado a través de las situaciones difíciles para ser una sierva fiel y útil del Señor y de Su pueblo en los días por venir.
Me entristece que lo tengas que hacer sola, pero también sé que no vas a estar sola y que la vida que tú y Jack construyeron juntos, los treinta y nueve años que vivieron juntos, no se perderán. Y las personas que Dios ha puesto a tu alrededor hasta ahora, y las otras personas que Él va a traer a tu vida, aunque será muy diferente al pasado, será muy agradable y abundante. Estoy segura de eso.
Debbie: Gracias Nancy, me emociona imaginar lo que el Señor pueda tener reservado para mí.
Nancy: No significa que todo va a ser fácil, pero sabemos que al final todo estará bien. El recorrido es uno que nos lleva a algo muy dulce.
Annamarie: Has estado escuchando una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth y Debbie Cota. Ellas nos han mostrado que el evangelio trae esperanza a cada etapa de nuestras vidas, incluyendo la viudez.
También te han estado recordando que aún en las circunstancias más dolorosas puedes confiar en Dios para escribir tu historia. Nancy y Robert han escrito acerca de esto en su libro titulado, Confía en Dios para escribir tu historia.
En este encontrarás las historias de personas que en medio de sus luchas y dolor les ha sido difícil confiar en Dios, pero, al final, han visto Su fidelidad. Encuentra este libro en nuestra tienda en línea, en avivanuestroscorazones.com.
¿Alguna vez has pensado que en la medida en que conoces más a Dios, más creces en confianza en Él? Mañana acompáñanos para una nueva serie en la que estaremos profundizando en el conocimiento de Dios al estudiar su nombre, YO SOY. Nancy nos mostrará el significado de este y cómo Jesús lo usó en el Nuevo Testamento.
Nancy: El Dios YO SOY, aquel que existe, que es todo en Sí mismo, un paquete que tiene todo lo que alguna vez se pudiera necesitar. Eso significa cualquier cosa que necesitemos. Él es lo que nos pudiera hacer falta. Él es el Dios YO SOY, cualquier cosa que necesites, que te haga falta, eso es Él para ti y para mí.
El Dios YO SOY es todosuficiente para nosotras.
Annamarie: Confiando en Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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