Confía a Dios tu futuro
Débora: Las estaciones de la vida pueden cambiar. Podrías estar casada o soltera, pero tu corazón puede permanecer firme en el Señor sin importar cuáles sean tus circunstancias. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si buscas a Cristo, la forma en que gastas tu dinero puede cambiar. Las decisiones que tomas sobre cómo invertir tu tiempo pueden cambiar. Pero lo que no cambiará es la esencia de quién eres.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Escogidos para Él: El don, las bendiciones y los retos de la soltería, en la voz de Patricia Saladín. Hoy es 28 de febrero de 2023.
¿Sabías que la visión que tienes de Dios impacta lo que piensas acerca de tu estado civil? Tal vez incluso más de lo que crees. Nancy lo explicará, mientras te reta a considerar lo que piensas acerca de Dios y …
Débora: Las estaciones de la vida pueden cambiar. Podrías estar casada o soltera, pero tu corazón puede permanecer firme en el Señor sin importar cuáles sean tus circunstancias. Aquí está Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Si buscas a Cristo, la forma en que gastas tu dinero puede cambiar. Las decisiones que tomas sobre cómo invertir tu tiempo pueden cambiar. Pero lo que no cambiará es la esencia de quién eres.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Escogidos para Él: El don, las bendiciones y los retos de la soltería, en la voz de Patricia Saladín. Hoy es 28 de febrero de 2023.
¿Sabías que la visión que tienes de Dios impacta lo que piensas acerca de tu estado civil? Tal vez incluso más de lo que crees. Nancy lo explicará, mientras te reta a considerar lo que piensas acerca de Dios y cuánto confías en Él. Este es el tercer día de la serie llamada Consejos para mis hermanas solteras…antes de convertirme en señora. Nancy dio este mensaje en 2015, solo unos días antes de casarse con Robert Wolgemuth. Aquí está ella para compartir algunos de los valiosos conocimientos que aprendió como mujer soltera.
Nancy: En la conclusión de esta miniserie quiero hablar de varias cosas; y creo que la primera es tan fundamental cuando pensamos en la soltería o en el matrimonio, y es la importancia de tener una visión correcta de Dios.
De hecho, les he dicho a lo largo de estos días, que la conclusión de todo lo que quiero compartir en esta pequeña serie es: Dios es bueno y puedes confiar en Él para escribir tu historia. Puedes confiar en Él para escribir el guión de tu vida.
No puedes confiar en Él si no tienes una visión correcta de Él, si no sabes cómo es Él, porque al final, lo que piensas de Dios, lo que crees acerca de Dios dirigirá tus emociones. Determinará tu nivel de contentamiento. Influirá en tu comportamiento, tus acciones, decisiones y prioridades. Controlará todo en ti. Lo que piensas acerca de Dios es muy importante.
Tengo una amiga que sirve al Señor en una agencia misionera. Tiene poco más de cuarenta años. Es una de estas mujeres que ha anhelado ser esposa y madre, y Dios aún no le ha concedido ese deseo en su vida. Karen me escribió cuando le pedí que me hiciera una sugerencia para esta serie, y esto que voy a leer es una parte de lo que me compartió.
«El punto de inflexión para mí fue cuando comencé a darme cuenta de que tenía una visión equivocada de Dios. Esta es mi historia. Estaba en una sesión de consejería con una mujer piadosa y soltera. Ella me preguntó: “Karen, ¿y si nunca te casas?” Mi única respuesta en ese momento fue: “Solo le ruego a Dios que no me haga eso. Por favor, no me pidas eso. No puedo aceptarlo”. Ese pensamiento me asustó MUCHO.
Entonces esta mujer comenzó a ayudarme a pensar en las mentiras que había estado creyendo. Nunca hubiera dicho verbalmente que Dios no me amaba, pero en el fondo, así es como me sentía. Ni siquiera me daba cuenta. Necesitaba que alguien me lo señalara. Estas fueron las mentiras que había creído: sentí que Él me estaba castigando. Sentí que debía haber alguna lección que necesitaba aprender. Sentí que Él no quería que me casara, que me lo estaba negando porque yo lo deseaba mucho. Les decía con amargura a mis amigas: “Bueno, todavía no lo ha permitido, así que probablemente nunca lo hará”.
Cuando mi consejera me dijo: “Bueno, Karen, tu Padre no es así. Ese no es Su carácter”, las lágrimas comenzaron a fluir (lágrimas incluso ahora mientras escribo). Tuve que comenzar a confesarle a Dios las mentiras que había creído acerca de Él y abrazar y creer con fe que Él me amó y me ama, y que se preocupa por mí.
Nancy, cuando te comprometiste, pensé: Bueno, ¡todavía hay esperanza para mí! No sé cual es el final de mi historia. Tal vez Dios todavía tenga a alguien para mí, tal vez no, pero no importa cuál sea el final de la historia, sé sin duda alguna que Dios me ama».
¡Me encanta eso! No sabes cuál es el final de la historia para tu vida. No sé el final de la historia de mi vida. No sé cuántos días, semanas, meses, años, Dios nos dará a Robert y a mí juntos. No hay garantía sobre eso. Pero lo que sé es que Dios es bueno y estoy confiando en Él para escribir mi historia.
Independientemente de cuál sea el final de la historia, podemos saber sin lugar a dudas que Dios realmente nos ama. Así que necesitamos una visión de Dios que esté arraigada en la Palabra de Dios, no basada en nuestros sentimientos, que son inconstantes, débiles y cambiantes, sino una visión de Dios que esté arraigada en Su Palabra.
Anteriormente hice referencia al libro de mi amiga Lydia Brownback, Fine China Is for Single Women, Too (Las vajillas de porcelana también son para las mujeres solteras, (disponible en inglés). Es un libro que recomiendo mucho. Ella dice, en su libro:
«¿Qué hay detrás de la providencia de Dios para nuestro estado civil? Lo mismo que hay detrás de todo lo que Él hace: amor, misericordia, gracia y Su deseo de conformarnos a Jesucristo. ¿Por qué querríamos cambiar eso? Todo es para nuestra bendición. Si eres soltera, es porque, al menos por el momento, Dios ha determinado que lo glorificarás más y llegarás a disfrutarlo más plenamente, como mujer soltera. Si llega el momento en que esos dos fines se logren a través del matrimonio, Dios cambiará tu vida para que te cases».
Así que mientras piensas en tu visión de Dios, quiero animarte a que te arraigues tanto en la Palabra de Dios, que estés continuamente aconsejando tu corazón de acuerdo con la verdad revelada en la Palabra de Dios, la verdad de que:
- Dios te ama
- Él solo quiere tu bien
- El solo quiere lo que es bueno para ti
- El matrimonio no es una recompensa por la piedad, la belleza o la paciencia
- Tu estado civil no es una medida de tu valor
- Dios se deleita en ti, y así sucesivamente
Ve a la Palabra de Dios, y deja que la Palabra de Dios sea la que conduzca, dirija, domine y sujete tus pensamientos, tu corazón y tus emociones para que tus emociones se conecten con la verdad, con la Palabra de Dios. Y ahí es cuando a veces, en esos tiempos difíciles, tienes que seguir diciéndote a ti misma lo que sabes que es verdad de la Palabra de Dios.
Yo he tenido que hacer eso como mujer soltera. He aprendido a hacerlo. Tendré que hacerlo como mujer casada –a partir de mañana– aprender a aconsejar mi corazón de acuerdo con la verdad de la Palabra de Dios, porque al final, mi felicidad y bienestar no dependen de Robert Wolgemuth. Él me ha hecho muy feliz y me ama mucho. Pero él no es Dios. Es un pastor, con «p» minúscula, en mi vida. Pero juntos estamos comprometidos a seguir al Pastor, al gran Pastor, con «P» mayúscula, y ahí es donde está asegurada nuestra felicidad y nuestro bienestar.
Y sé que una gran preocupación que expresan las mujeres solteras a menudo es «¿qué pasará en el futuro?» Creo que hay temores sobre el futuro en muchas mujeres solteras y en muchas viudas…«¿cómo manejaré esto?»
Una mujer que sirve en otro ministerio me escribió y dijo: «Puedo tener miedo de lo que está a la vuelta de la esquina». Esta mujer tiene poco más de cincuenta años.
Dijo: «Sin padres que me ayuden y hermanos en otros estados, una gran catástrofe podría acabar conmigo. ¿Quién cuidaría de mí si me enfermo o me lesiono? El desempleo durante más de un par de meses podría devastarme. Cuando murió mi padre, acogí a mi madre y la apoyé económicamente». Y ella lo hizo maravillosamente. Yo estaba cerca cuando lo estaba haciendo.
Y ella me preguntó: «¿Quién me ayudará? Más allá del miedo. Me recuerdo a mí misma: “Nunca he visto al justo desamparado ni a su descendencia mendigando pan”».
Vuelve a la Palabra de Dios mientras piensas en el futuro. No vivas con esos miedos por el futuro. Aconseja tu corazón con la verdad.
Proverbios 1:33 dice: «Pero el que me escucha (a la sabiduría) vivirá seguro, y descansará, sin temor al mal».
Lucas 12, comenzando en el versículo 29 dice: «Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados».
No sé cuántas veces en nuestro noviazgo y compromiso, Robert me ha dicho: «No nos vamos a preocupar por esto –sea lo que sea. Dios nos ha dicho que no nos preocupemos. La preocupación es un pecado. No lo vamos a hacer».
Y le digo, «¡eso es fácil de decir para ti!»
No es fácil, pero es necesario decir: «Él ha dicho que no nos preocupemos.
«Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes (con P mayúscula) sabe que necesitan estas cosas (Él sabe). Pero busquen Su reino, y estas cosas les serán añadidas. No temas, rebaño pequeño, porque el Padre de ustedes ha decidido darles el reino» (vv. 29-32).
Escucha, Él nos va a dar todo eso. Él ya nos ha dado a Cristo. ¿Crees que Él no nos dará las cosas pequeñas que necesitamos, el pan de cada día, que nos ha dicho que le pidamos y por el que debemos confiar en Él? Y la ausencia de ese pan nos pone en un lugar de necesidad para confiar más en Él, para clamar a Él.
¿Y qué hay del futuro? «No temas, porque el Padre de ustedes ha decidido darles el reino».
Hay muchas promesas en la Palabra de Dios, promesas para darnos un futuro, para darnos esperanza.
En Isaías 56, Dios dice: «A los eunucos que guardan mis días de reposo, (aquellos que han renunciado al matrimonio por causa del reino de Dios, estos solteros por mucho tiempo, los que guardan mis Sabbaths (los días de descanso, de reposo) escogen lo que me agrada y se mantienen firmes a Mi pacto, les daré en Mi casa y en Mis muros un lugar (dice Dios), y un nombre mejor que el de hijos e hijas. Les daré nombre eterno que nunca será borrado» (vv. 4-5).
He visto a tantas mujeres solteras llegar a esa «etapa de los cuarenta». Saben que el reloj biológico está en marcha. Cuando se dan cuenta de que probablemente no podrán tener hijos, porque Dios no ha provisto un esposo, es algo realmente difícil en la vida de muchas mujeres, y muchas de ustedes han estado allí.
La Palabra de Dios les dice a aquellos que eligen aceptar: «Mi llamado en sus vidas, les daré un nombre, un hogar, un lugar, una familia que es mejor que los hijos e hijas biológicos».
Y te preguntas: «¿Qué será lo mejor?»
Lo que sea que Dios te dé es lo mejor. Cuán agradecida estoy por los hijos que Dios me ha dado –nietos espirituales– por las relaciones, por el ministerio, por la abundancia en mi soltería, en cierto modo, durante mis décadas de soltería, que habrían sido muy diferentes si hubiera estado casada en esos años. Robert será el primero en decirte que tengo tantas relaciones ricas, dulces, profundas, significativas, útiles, cercanas e íntimas con personas en las que he invertido mi vida. Ellos han invertido su vida en mí. Estamos conectados. Somos una familia.
Así que Robert va a estar conectado a mi vida de una manera completamente diferente que cualquiera de esas personas, pero qué cosa tan saludable para nosotros es casarnos en un momento en que él tiene una familia. Él es viudo con dos hijas adultas, cinco nietos adolescentes, muchos amigos, mucha familia, muchas relaciones que ha establecido a lo largo de los años como hombre casado.
Y ahora, él como viudo, y yo como una mujer que ha estado soltera todos estos años, vamos unir nuestras vidas y familias. A menudo nos decimos el uno al otro: «Tu pueblo será mi pueblo». Y para la gloria de Dios, y para algún fruto que Dios anticipe y que nosotros nunca podríamos haber previsto.
Yo no habría escrito el guión de esta manera. Te lo digo con honestidad, no lo habría hecho. Nunca me pasó por la cabeza pensar que esto podría ser lo que Dios tenía para mí en esta etapa. Pero a él sí le paso por la cabeza. Y, «ojos no vieron, oídos nunca oyeron, ni ha entrado en corazón de hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman» (1 Corintios 2:9 RV parafraseado).
Así que ama a Dios primero, y luego conoce si tu visión de Él proviene de las Escrituras, que Dios es bueno y que puedes confiar en Él para escribir tu historia.
Pienso en las estaciones de la vida, las estaciones en las que Dios me ha tenido, la estación a la que me está llevando. Solo quiero decir lo agradecida que estoy, muy, muy agradecida. No solo porque me caso mañana (estoy muy agradecida por eso), sino que estoy agradecida por mucho más que eso.
Quiero decirles que si no hubiera estado agradecida por lo que sucedió antes, no creo que pudiera experimentar el mismo nivel de agradecimiento por lo que está por venir. Estoy agradecida por los casi cuarenta años que el Señor me concedió como adulta soltera. Y por Su gracia, solo por Su gracia, realmente he tratado de aprovechar al máximo esta etapa. Estoy agradecida de que, por la gracia de Dios, no desperdicié esos años añorando algo que Dios no había provisto.
Estoy agradecida de no haber insistido en casarme antes. ¡Mira de lo que me habría perdido! ¡Mira a quién me habría perdido! Recuerda ese versículo en los salmos que dice: «Él les concedió lo que pedían (lo que ellos demandaban), mas envió mortandad sobre ellos» (Sal. 106:15 RV60). Envió una enfermedad devastadora sobre ellos.
Si quieres una pareja desesperadamente, puedes conseguir una, pero no te conformes con algo o alguien que sea menos de lo que Dios tenga planeado para ti.
Estoy agradecida por las maravillosas relaciones que Él me ha dado.
Estoy agradecida de que durante estos años no perseguí el matrimonio ni a los hombres. Soy una gran promotora del matrimonio, lo sabes si has escuchado Aviva Nuestros Corazones. Y creo que en la voluntad de Dios, no hay mayor llamado que estar unidos en matrimonio y ser espiritual y físicamente fructíferos, si esta es la etapa de la vida en la que Dios te tiene. Pero estoy agradecida de que durante estos años, eso no era lo que yo buscaba.
Estoy agradecida de que en la dulce providencia de Dios tuve padres y otras personas cercanas, desde que era pequeña, pequeña, pequeña, que hablaron a mi vida: «Tú busca a Cristo. Síguelo».
Estoy agradecida de que procuré conocer a Dios, caminar con Él y amarlo y servirle a Él y a los demás fielmente. Y en muchos sentidos, este próximo capítulo de mi vida no será algo muy diferente. Será realmente una continuación de una forma de vida y un caminar que he estado experimentando y disfrutando durante décadas –no sin fallas, no sin caídas. Pero Dios ha seguido llevándome de regreso a ese punto de disfrutarlo, buscándolo a Él (con E mayúscula), siguiéndolo. Y eso es lo que voy a seguir haciendo como la señora de Robert Wolgemuth.
Hay muchas chicas que buscan el matrimonio o que esperan tanto el matrimonio en sí mismo que, cuando lo consiguen, lo que encuentran es un vacío, porque el matrimonio nunca fue concebido como un fin en sí mismo, sino como el medio para alcanzar el fin. ¿Y cuál es ese fin? La gloria de Dios y el avance del reino de Cristo.
Así que esto es lo que las mujeres, solteras o casadas, deben buscar ante todo. Y si buscas a Cristo, la cantidad de espacio que tienes en tu cama puede cambiar, la forma en que gastas tu dinero puede cambiar, las decisiones que tomas sobre cómo invertir tu tiempo pueden cambiar –como lo harán para mí al hacer esta transición de soltería al matrimonio. Pero lo que no cambiará es la esencia de quién eres y el enfoque en la piedad y el servicio y el reino de Cristo. Estoy agradecida por haber esperado al Señor, no por haber esperado el matrimonio, sino que esperé al Señor.
Así que la vida es corta. La eternidad es larga. Necesitamos poner nuestros ojos en Jesús. Fijar nuestros ojos en Él. No pongas tu vida en pausa, esperando a que un hombre llene tu vida. Si estás soltera, este no es un momento en el limbo. Desarrolla habilidades para servir al Señor. Conéctate. Comprométete. Abre tu corazón, abre tu hogar a los demás. La soltería es un regalo mientras la tienes. Úsala para Su gloria.
Y mientras pensamos en todo lo que está por venir, ancla tu corazón, ata tu corazón a las promesas de la Palabra de Dios, promesas como esta:
«No temas, porque Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; Mío eres tú. Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán Ya que eres precioso a Mis ojos, digno de honra, y Yo te amo, dice el Señor. No temas porque Yo estoy contigo» (Isa. 43:1–4).
O como dice 2 Corintios 9: «Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra» (v.8). Eso no suena como una persona desesperada. Eso suena como alguien que está experimentando libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Pon tu esperanza en el Señor. Espera en Él. En la soltería o en el matrimonio, sigue siendo cierto: «El Señor es mi pastor, nada me faltará» (Sal 23:1). Espera en el Señor. Las Escrituras dicen que los que esperan en Él nunca serán avergonzados.
Siempre ha habido necesidades en mi vida que solo el Señor puede satisfacer, y ese seguirá siendo el caso a medida que avance en esta nueva etapa. Así que casada, soltera, joven, o en edad avanzada, es mejor esperar en el Señor que seguir adelante y tratar de hacer las cosas por tu propia cuenta.
Hay una canción con ese título escrita por John Elliott. Hemos escuchado muchas de sus canciones a lo largo de los años. Pero durante muchos años, John dirigió la adoración en las conferencias Revive Our Hearts –diez años o más. Hicimos decenas de eventos juntos. Y al final de cada una de esas conferencias, yo hablaba a las mujeres de bajar del monte donde estábamos en la conferencia, al valle, a lo que iban a enfrentar cuando llegaran a casa –algunos retos, cosas difíciles. Les decía: «Espera en el Señor. Lo que sea que enfrentes cuando llegues a casa, las cosas que sabes, las cosas que no sabes, espera en el Señor». Y luego le pedía a John que cantara esta canción.
Pero lo que no sabía hasta hace muy poco, John me dijo que a lo largo de esos años que cantó esa canción para nosotras –probablemente cincuenta veces al final de las conferencias de Revive our Hearts, Aviva Nuestros Corazones –dijo: «Muchas, muchas de esas veces él sintió que Dios lo impresionaba mientras la cantaba, que a la manera de Dios y en el tiempo de Dios, Dios traería un hombre piadoso a mi vida –un esposo».
Yo no supe esto hasta hace poco. Cuán agradecida estoy de que John, y otros que he descubierto, hayan orado esas oraciones a lo largo de los años. Y permítanme decirles a aquellas de ustedes que están casadas, esa es una forma en la que pueden ministrar la vida de sus amigas solteras. Si Dios te mueve a ello, ora para que en Su tiempo, a Su manera, Dios traiga ese esposo a sus vidas. Pero ora, no solo por un cónyuge, sino por la gracia de esperar en el Señor. Es mejor esperar en el Señor. Así que anímense y sean fuertes, aunque sus caminos parezcan largos, es mejor esperar en el Señor.
Quiero animarte a que en este momento le presentes al Señor cualquier anhelo insatisfecho en tu corazón. Que le digas: «Señor, por Tu gracia, quiero esperar en Ti, poner toda mi confianza en Ti. Gracias porque puedo confiar en Ti para escribir mi historia, y porque eres bueno, sabio y amoroso».
Y puedo decirles a mis hermanas solteras, aquí en vísperas de convertirme en una Señora casada, que no sé si Él concederá el anhelo de tu corazón para el matrimonio, cómo o cuándo; pero esto es lo que oro: oro que Él te fortalezca y te sostenga en cada etapa, que Él te santifique por Su gracia, y que Él te satisfaga profundamente con Su amor inquebrantable.
Y Señor, mantennos a todas esperando en Ti hasta el día en que la fe se convierta en vista, y la oración se convierta en alabanza, y estemos para siempre con nuestro Esposo celestial por toda la eternidad. Oro en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth en un programa que originalmente se transmitió un día antes de su boda. Durante varias décadas, brindó una perspectiva valiosa sobre la soltería como mujer soltera. Espero que las verdades que escuchaste hoy te hayan animado a confiar en Dios ahora y para el futuro –ya seas soltera o casada. Nancy comparte más información sobre la soltería, como un regalo, en su folleto llamado «Single Out for Him: Embracing the Blessings and the Challenges of Singleness» (Soltera para Él: Abrazando las bendiciones y los desafíos de la soltería, disponible en inglés). Este es un recurso útil para descubrir cómo ser agradecida y confiar en Dios y Su plan para tu vida.
Como oyente de este podcast, recibirás material extra hoy. Para dar seguimiento a la enseñanza de hoy, Nancy habló con una buena amiga en la audiencia el día que grabó esto.
Nancy: Paula, tú has sido un dulce ejemplo dulce de lo que hemos estado hablando aquí. Te he observado en este viaje. Tu libro, Confessions of a Boy-Crazy Girl (Confesiones de una chica loca por los chicos, disponible en inglés), que escribiste hace varios años. Cuando llegaste a este ministerio, eras una chica loca por los chicos. Eras una niña loca por los chicos desde que tenías, ¿cuántos años, dos o algo así?
Paula: ¿Siete, tal vez?
Nancy: ¿Esperaste hasta los siete? Eres muy transparente en ese libro, que recomiendo encarecidamente a las adolescentes, a las mujeres jóvenes, a las madres que están discipulando jóvenes, porque el subtítulo es «On Her Journey From Neediness To Freedom» (En su viaje de la dependencia a la libertad).
Cuando llegaste a este ministerio, hace once o doce años, eras, como todas, una chica necesitada, pero particularmente en esta área de tu soltería, y había anhelos profundos. Y te vi pasar por algunas de estas relaciones y distintos problemas que surgían, tus miedos, los de ellos, y luego otros diferentes que no funcionaron.
Y luego te observé mientras te predicabas el evangelio a ti misma. Recibiste la gracia de Dios. Pude ver el poder transformador del evangelio en tu pensamiento, en tus emociones. Observé desde primera fila, no porque hubieras llegado, sino simplemente porque la providencia de Dios trajo a Trevor a tu vida.
Así que me has estado escuchando durante esta serie sobre esta transición de la soltería al matrimonio. ¡Ahora, ya eres una señora casada de diecisiete días!
Paula: ¡Esa soy yo!
Nancy: Entonces, cuéntanos lo que acabas de escuchar a la luz de tu viaje y qué nota te gustaría añadir, solo para afirmar o confirmar tu propia historia. Cómo relacionas esto más personalmente. Creo que eso sería un estímulo para las mujeres que nos escuchan.
Paula: Bueno, fue muy dulce sentarse allí y tomar notas mientras hablabas, porque pensé en todas las veces que me quedé en esta capilla después de un servicio y me arrodillé en mi lugar y lloré frescas y profundas lágrimas por otra decepción. Estaba pensando en las muchas mujeres que vinieron a mi lado en esta sala y pusieron su brazo sobre mí y oraron por mí. Ha sido un viaje largo y doloroso.
No estaba tan contenta como tú. No lo estaba en absoluto. Filtraba la vida a través del deseo de que alguien del sexo opuesto me amara, y sentía que nunca podría lograrlo.
Pero sí, me encantó lo que compartiste. Fue tan práctico y verdadero. La parte de estar en comunidad… Recuerdo cuando me senté en el patio detrás de tu casa. De hecho, estaba enojada contigo porque dijiste que no creías que debería vivir sola si quería casarme, y eso me hizo enojar aún más, pero fue muy sabio.
Y algo que aprendí en el camino es que Dios realmente responde nuestras oraciones. Él realmente provee para nuestras necesidades. Solo que por lo general no lo hace de la manera que esperamos que lo haga. Veo cómo Él proporcionó ese amor y ese cuidado durante tres décadas, ¿cuatro décadas? (No soy buena en matemáticas. ¡Me casé con un contador por eso!) Pero Él proveyó eso a través de personas mayores, a través de personas más jóvenes, a través del cuerpo de Cristo.
Estoy tan agradecida por el cuerpo de Cristo; es un regalo.
Nancy: Y así lo hiciste, después de esa conversación en el patio de atrás, y mientras lo procesabas y orabas, terminaste en ese punto moviéndote hacia…
Paula: Sí. Terminé mudándome a la casa de una familia. Viajaban parte del tiempo, y otra parte del tiempo estaban en casa, y fue una gran bendición. El Señor me puso al lado de otra familia con niños. Me detenía en el camino para entrar en una casa oscura (ya sabes, nadie te deja las luces encendidas cuando eres soltera), y ellos salían y me decían: «¿Quieres venir a cenar?»
Y resueno tanto con lo del domingo por la mañana, los domingos, ¡ay, fueron tan terribles! Entrar en iglesias realmente centradas en la familia, ver parejas abrazadas y sentirme como una inadaptada total».
Pero ahora es dulce debido a mis muchos años de soltería. Ahora entro a la iglesia y veo a una joven soltera y voy, me siento y hablo con ella. De hecho, comencé una amistad con una chica llamada Betsy. Le dije: «Sé lo que es sentarse sola en la iglesia. ¿Te gustaría venir a sentarte con nosotros?» Y pudimos ir a tomar un café y me he conectado con ella.
Nancy: Así que ahora, mientras reflexionas sobre tu travesía, dices que fue doloroso, pero también hubo momentos agradables en los que el Señor se encontró contigo. Él se te reveló como Él es antes de que encontraras a Trevor…o de que Trevor te encontrara. ¿Cuáles son algunas de las cosas claves que le dirías a esa mujer soltera que todavía tiene ese anhelo insatisfecho, esa soltería no deseada? Todavía estás lo suficientemente cerca de ello como para no haberlo olvidado. ¿Cuáles son algunas de las cosas que no solo te hicieron sobrevivir, sino que te ayudaron a crecer en esa etapa?
Paula: Bueno, es un proceso. No vas a escuchar este programa y luego salir por la puerta y ser una mujer cambiada. Es mucho trabajo duro. No se trata solo de escuchar a Nancy, a mí o a otras decir que Dios realmente te satisface. Es empezando el trabajo en tu propia vida personal. Es elegir dejar esa película para chicas o esa novela romántica cristiana y, en su lugar, tomar la Palabra de Dios, incluso cuando no tengas ganas. Y es muy cierto lo que dijiste, Nancy, no puedes confiar en alguien que no conoces.
Dios es absolutamente encantador y totalmente capaz de satisfacer todas tus necesidades cuando te encuentras con Él día tras día en Su Palabra.
Nancy: ¿Y cómo es esa forma de pensar ahora? ¿Anticipabas que eso afectaría tu relación con Trevor y te daría un tipo de matrimonio diferente al que hubieran tenido de otra manera?
Paula: Estoy tan agradecida por el viaje que tuve, porque le estaría quitando la vida a mi esposo si no hubiera tenido que experimentar eso antes. E incluso diecisiete días después, ya puedo ver las consecuencias del pecado. Quiero controlar a mi marido. Quiero que se desconecte más de su teléfono y me preste más atención.
Pero es muy bueno depender del Señor en oración en lugar de estar regañando a mi esposo constantemente. Veo cómo necesito a Dios y tiempo a solas con Él tanto como lo necesitaba cuando era soltera. Él es mi vida y separada de Él, la vida está vacía y no vale la pena vivirla.
Nancy: Entonces, ese es el evangelio y eres una mujer centrada en el evangelio. Has experimentado la gracia de Dios de maneras asombrosas. ¿Cómo el evangelio, la gracia de Cristo, ha marcado la diferencia en tu viaje como soltera, y cómo hará una diferencia en tu matrimonio?
Paula: Bueno, yo estaba en Efesios 2 ayer, leyendo acerca de cómo estaba muerta en mis pecados y mis transgresiones, y tú también lo estabas. Todos lo estábamos. Y se detiene allí por un momento, y luego está esta gran transición de, «pero Dios que es rico en misericordia (así es Dios. Él es un Dios misericordioso) por causa del gran amor con que nos amó…»
Me encanta porque a veces escuchas a la gente que quiere tener la razón teológicamente, y entonces dice: «Bueno, ya sabes, Jesús vino a la tierra para glorificar a Su Padre». Sí, pero Él vino a la tierra también por Su gran amor por nosotros. Y así, cuando no me siento particularmente amada por mi esposo o amada de la manera que quiero, puedo volver a la cruz y recordar que en ninguna parte Dios ha demostrado más claramente Su gran amor por mí.
Sigo siendo su futura novia. Y, en realidad, tú y Robert no son los únicos extraños que van a la iglesia después de la boda. Trevor quiere estar con el cuerpo de Cristo, así que fuimos el domingo siguiente y mucha gente nos dijo: «¿Qué están haciendo en la iglesia? Deberían estar en su luna de miel». Y Trevor simplemente lo describe como: «El matrimonio es una imagen, una imagen terrenal de la realidad celestial. ¿Por qué nos perderíamos de fijar nuestros ojos en Dios por esto?»
Nancy: Sí, y lo que acabas de decir nos lleva nuevamente a la boda final, que es aquella por la que estamos viviendo, a la que nuestras vidas deberían estar apuntando, a la que deberíamos estar aspirando, esa boda eterna con Cristo.
Y así, cada mujer, soltera, soltería no deseada, treinta o cuarenta años, toda una vida de soltería no deseada, y cada mujer solitaria en un matrimonio difícil que conoce a Jesús puede esperar el final, la boda eterna con Cristo. Para eso vivimos. Eso es lo que estamos buscando. Todo esto aquí en la tierra es realmente un ensayo general, una práctica.
Esta boda para la que hoy nos estamos preparando es un ensayo general. Es una práctica para la eternidad, para nuestra boda con Cristo. Entonces toda mujer, todo hombre, se casará por toda la eternidad con Cristo, los que están en Cristo se casarán con Él. Así que queremos que nuestras vidas dirijan a las personas hacia Él y que encuentren en Él la única y más profunda satisfacción de su corazón.
Paula: Y todos estamos en el mismo barco –solteros o casados– Dios está cumpliendo un propósito, y es el de conformarnos más y más a la hermosa imagen de Su Hijo. Así que sigamos Su plan, y dejemos que Él lo haga de la manera que mejor le parezca.
Débora: Animándote a encontrar libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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