Compromiso sobre comodidad
Debora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos trae un recordatorio lleno de esperanza.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando vuelvo a Dios como una pecadora arrepentida, necesitada, asumiendo la responsabilidad por mi propia vida y mis propias decisiones, entonces soy una candidata para la provisión de Dios por Su gracia, para la provisión del Único que tiene el derecho de redimirlo todo.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 9 de enero de 2023.
Las empresas gastan millones de dólares tratando de convencernos de que sus productos nos proporcionarán conveniencia y comodidad. Pero el problema es que la conveniencia y la comodidad a menudo nos impiden hacer lo que verdaderamente necesitamos hacer. Hoy escucharemos sobre una mujer que eligió el compromiso por encima de la comodidad. Estamos en la serie titulada Rut: El poder transformador del amor redentor. Si te has …
Debora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos trae un recordatorio lleno de esperanza.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando vuelvo a Dios como una pecadora arrepentida, necesitada, asumiendo la responsabilidad por mi propia vida y mis propias decisiones, entonces soy una candidata para la provisión de Dios por Su gracia, para la provisión del Único que tiene el derecho de redimirlo todo.
Debora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 9 de enero de 2023.
Las empresas gastan millones de dólares tratando de convencernos de que sus productos nos proporcionarán conveniencia y comodidad. Pero el problema es que la conveniencia y la comodidad a menudo nos impiden hacer lo que verdaderamente necesitamos hacer. Hoy escucharemos sobre una mujer que eligió el compromiso por encima de la comodidad. Estamos en la serie titulada Rut: El poder transformador del amor redentor. Si te has perdido uno de los episodios anteriores, puedes escucharlo en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones o leer la transcripción en avivanuestroscorazones.com. Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Estamos en el libro de Rut capítulo 1. Empecemos a leer en el versículo 8:
«Y Noemí dijo a sus dos nueras: Vayan, regrese cada una a la casa de su madre». Las jóvenes le contestan en el versículo 10: «No, sino que ciertamente volveremos contigo a tu pueblo». Noemí les dice: «Vuélvanse hijas mías. No hay forma de que si regresan conmigo a Belén (estoy abreviando aquí), no hay forma alguna de que puedan tener un futuro o una esperanza» (parafraseado). Luego en el versículo 14 nos dice: «Y Orfa besó a su suegra, pero Rut se quedó con ella».
«Entonces Noemí dijo: Mira, tu cuñada ha regresado a su pueblo y a sus dioses; vuelve tras tu cuñada. Pero Rut le respondió: (con estas palabras inmortales, imposibles de olvidar) “No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Señor conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separara”» (vv.15-17).
Lo que vemos en esta declaración de Rut es un bello ejemplo de lo que significa vivir una vida bajo el señorío de Cristo. Al ver las opciones que Rut tenía y las opciones que su cuñada tenía, veo que realmente hay dos sendas en la vida. Incluso una vez que llegamos a la fe en Cristo, hay dos formas diferentes en las que podemos vivir.
Una es la senda de la conveniencia y la comodidad. Rut tendría eso si se quedaba en Moab. La otra es la senda del compromiso y la compasión. Estos son dos caminos muy diferentes.
Para Rut, quedarse en Moab era tomar la senda de la conveniencia y la comodidad. Allí tendría seguridad. Sí, ella era viuda, pero al menos allí conocía gente. Ella tenía parientes, tenía la esperanza de quizá tener otro esposo algún día, de tener hijos. Allí era donde tenía un hogar. Allí era aceptada. Este era su lugar familiar. Era lo que conocía, lo que era cómodo para ella estaba en Moab.
¿Cómo es que Rut deja todo eso, dándole la espalda a la senda de la conveniencia y la comodidad, y toma otro camino hacia la senda del compromiso y la compasión?
¿Qué encontraría Rut en Belén? Bueno, en realidad ella no tenía ni idea. Ella nunca antes había estado allí. Pero lo más probable es que ella se sentiría insegura, se sentiría sola, ya que era extranjera y era de una nación despreciada por los judíos.
Ella está con su suegra que es una mujer amargada y con la que es difícil convivir. Y dice: «Me voy a quedar con esta mujer». Esto no suena como una buena idea, querer pasar el resto de su vida así. Atada al compromiso de convivir con una suegra viuda y afligida.
La senda del compromiso rara vez es la senda de la conveniencia. A menudo es incómoda. Y vemos aquí que nuestras decisiones, sea cual sea el camino que tomemos, influyen en las generaciones venideras.
Y estoy tan agradecida de que Rut eligiera la senda del compromiso y la compasión en lugar de la senda de la conveniencia y la comodidad, porque ella era uno de los antepasados de Cristo mismo. A través de su fe, a través de dar ese paso a lo desconocido, solo porque era lo correcto, hoy nosotras somos bendecidas.
Ahora, esto me hace pensar que puede que nosotras seamos de bendición para las generaciones futuras si hoy estamos dispuestas a escoger la senda del compromiso y la compasión, en vez de la senda de la conveniencia y la comodidad.
Para Rut, tomar ese camino requirió tomar una decisión consciente e intencional, deliberada, «voy a ir a Belén». No puedes acercarte por casualidad hacia la senda del compromiso y la compasión sin ninguna determinación. Tienes que tomar una decisión.
Para Rut, esta fue una decisión de dejar a su pueblo, dejar sus dioses, desconectarse de todo. Era un compromiso de aferrarse a Dios y a Su pueblo y a Sus caminos. Esta no fue una decisión basada en las emociones. Más bien, estaba basada en la fe. Fue un acto de su voluntad.
Tú no llegas por casualidad al compromiso ni a la compasión. Esas son decisiones de peso, intencionales. No tomamos esas decisiones basadas en nuestras propias emociones.
Te diré algo…casi todos los días de mi vida, si yo tomara la senda que mis emociones me dictan, siempre haría las cosas mal. No me habría levantado de la cama esta mañana y estaría tomando todo tipo de decisiones que fueran para mi beneficio y bienestar personal. Viviría frente a un televisor. Comería todo lo que quisiera a la hora que quisiera y no vendría a hacer este programa radial.
Si yo hiciera lo que mis emociones me dictan, siempre haría lo que se siente bien. No escogería la senda del compromiso y la compasión, a menos que estuviera dispuesta a caminar por fe.
Tomar la senda del compromiso y la compasión es una decisión firme y determinada. Es una decisión permanente, para toda la vida. Quiere decir que ya no puedes volver atrás. La suerte ha sido echada (la elección ha sido hecha). Yo voy a seguir en el camino de Dios. Voy a seguir en el camino de la humildad en vez del camino del egoísmo. Es una decisión que requiere el ciento por ciento.
Rut no podía mandar una parte de ella a Belén y quedarse con la otra parte en Moab. Tenía que estar completamente ahí. Todo en su vida tenía que cambiar –todo su ambiente, sus amistades, sus relaciones. Todo fue influenciado por esa decisión. Su vida nunca volvería a ser la misma. Tuvo que pagar un precio por esa decisión. Eso requería tener que cargar con el peso de su suegra, y estar dispuesta a vivir una vida de sacrificio.
Así que, al leer esta historia me pregunto y les pregunto a ustedes, ¿estamos escogiendo diariamente la senda de la conveniencia y la comodidad –haciendo lo que es natural, lo que es más fácil, lo que nuestras emociones nos dictan– o estamos escogiendo la senda del compromiso y la compasión?
Esa es una decisión que ustedes y yo enfrentamos muchas veces todos los días. Siempre, cada decisión que tomamos durante el día, ya sean asuntos pequeños o grandes, dependen de la senda que hayamos tomado.
Por ejemplo: esto afecta mis valores. Si escojo la senda de la conveniencia y la comodidad, voy a buscar ganancia y felicidad personal. Pero si escojo la senda del compromiso y la compasión, voy a vivir una vida dadivosa, una vida de servicio, una vida dedicada a suplir las necesidades de las otras personas. No para recibir algo a cambio sino para ver cómo puedo ser generosa.
Esto afecta cómo uso mi tiempo, mi dinero y mis posesiones. Si ando en la senda de la conveniencia y la comodidad, voy a acumular cosas para mí misma. Voy a proteger mi tiempo libre. Por otro lado, si vivo en la senda del compromiso y la compasión, voy a invertir en otros sacrificialmente. Voy a usar mi tiempo para ministrar a otros, para servir, para ser de bendición a las viudas y a otros que están en necesidad.
Si ando en la senda de la conveniencia y la comodidad, mi hogar será solo para mí, estará reservado para mí y voy hacer lo que me haga feliz. Pero si vivo en la senda del compromiso y la compasión, mi hogar será tu hogar. Mi hogar estará abierto para compartir con los demás. Seré una mujer hospitalaria y dejaré que mi hogar sea un refugio y una bendición para otros.
Cuando escojo la senda de la conveniencia y la comodidad, seré perezosa. Voy a perder el tiempo y agradaré mi carne; en cambio, la senda del compromiso y la compasión me hará diligente, seré disciplinada y tendré dominio propio.
Si estoy viviendo en la senda de la conveniencia y la comodidad voy a vivir para tener una pensión para retirarme. Veré el trabajo como una carga. Pero si estoy viviendo en la senda del compromiso y la compasión, viviré esos días como una mujer mayor dedicada a la oración, y sirviendo con amor a las mujeres como lo hizo Ana en el templo.
La senda que yo escoja va a afectar mis relaciones familiares. Si escogemos la senda de la conveniencia y la comodidad, vamos a rechazar a los padres que nos han herido y fallado. Por otro lado, la senda del compromiso y la compasión hará que honremos a nuestros padres, que son pecadores (a propósito, todos lo somos). Somos pecadoras nacidas de pecadores. La senda del compromiso y la compasión hará que yo honre a mis padres –aun aquellos que no siempre parezcan ser dignos de ese honor.
Hay madres que han permitido que sus hijos crezcan con una televisión como niñera. Esa puede ser la senda de la conveniencia y la comodidad.
Estoy tan agradecida de que mi madre, quien tuvo seis hijos en sus primeros cinco años de matrimonio, decidió que la televisión no iba a educar a sus hijos. Por lo tanto, nosotros no tuvimos un televisor en nuestra casa. Ahora cuando veo a las madres con hijos pequeños, pienso en mi madre y digo, cuán fácil hubiera sido para ella tener un televisor en casa, y así habría tenido más tiempo libre para ella. Pero ella escogió la senda del compromiso y la compasión para proteger los corazones de sus hijos.
La senda de la conveniencia y la comodidad hace que las mujeres digan: «Yo solo quiero tener uno o dos hijos». Pero la senda del compromiso y la compasión dice: Estoy dispuesta a tener los hijos que Dios tenga para nosotros en Su voluntad, para poder contribuir a este mundo con las vidas que Dios quiera.
En cuanto a las relaciones familiares –si escogemos la senda de la conveniencia y la comodidad– vamos a evitar compartir con aquellos familiares que tienen dificultades. En la senda del compromiso y la compasión vamos a ofrecerles nuestra ayuda y suplir sus necesidades.
Y así sucesivamente podemos aplicar esto a cada área de nuestras vidas. ¿Qué camino estamos tomando en cuanto a nuestros padres ancianos se refiere, y qué hay de la manera cómo nos autoprotegemos cuando las personas nos hieren?
Y es que normalmente queremos estar con personas que son como nosotras. Esa es la senda de la conveniencia y la comodidad. Pero cuando escogemos la senda del compromiso y la compasión, estaremos dispuestas a ser fieles aunque los demás no lo sean. Estaremos dispuestas a amar y perdonar sin límites aunque nos hayan herido y maltratado.
Estaremos dispuestas a ser vulnerables, a amar sacrificialmente, a salir de nuestra zona de confort para ayudar a otros que no son como nosotras; a interactuar con personas de diferentes trasfondos, personas que están sufriendo y en necesidad, personas que no nos pueden dar nada a cambio.
Cada área de mi vida es afectada y determinada según la senda que yo escoja. Entonces la pregunta que viene a mi mente es, ¿en cuál de estas sendas estoy viviendo con más frecuencia? Habiendo tomado la decisión de seguir a Cristo, ¿continuo siguiéndolo a Él?
Jesús dijo a Sus discípulos: «Si alguien quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y que me siga» (Mt. 16:24). ¿Qué es lo que quiso decir Jesús? Si quieres ser mi discípulo, no puedes vivir tu vida en un ámbito de conveniencia y comodidad. Nuestra vida debe ser una vida de entrega por los demás.
De hecho, Jesús dijo que si te aferras a la vida, la perderás. Pero si entregas, rindes tu vida, escoges la senda del compromiso y la compasión, así como Jesús lo hizo por nosotros…quizás pienses que entonces estarías renunciando a tus derechos, a tu comodidad y a tu conveniencia; pero en realidad no vas a empezar a vivir, no vas a empezar a experimentar la vida realmente, hasta que le digas no a tu propia vida.
Cuando el Señor me retó con la posibilidad de empezar este ministerio, mis primeros pensamientos tuvieron mucho que ver con el costo que esto implicaría. No me refiero al costo financiero. Me refiero al costo de mi privacidad, de mi vida personal, de mi tiempo, de mi reputación. Entonces hice una lista delante del Señor de todo lo que me costaría. La respuesta del Señor vino muy rápido. «¿De quién es esta vida? Esta no es tu vida. Tú la has rendido. No eres dueña de tu propia vida. Tienes un nuevo Señor, un nuevo dueño».
Entonces la pregunta fue simple: «¿Qué quiere Jesús?» Él es el Señor. Él quiere que siga la senda del compromiso y la compasión.
Cuando escoges esta senda piensas que vas a ser miserable, que vas a ser infeliz, piensas que vas a estar agobiada. Hay ciertas cargas que conlleva tomar la senda del compromiso y la compasión; pero no hay otro gozo que se le compare. No hay otra bendición como esta. No hay libertad como la que encontramos cuando escogemos este camino.
Volvamos al capítulo 1 de Rut, los versículos 19 y 20:
«Caminaron, pues, las dos hasta que llegaron a Belén. Cuando llegaron a Belén, toda la ciudad se conmovió a causa de ellas, y las mujeres decían: “¿No es esta Noemí?” Ella les dijo: “No me llamen Noemí, llámenme Mara, porque el trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura”».
Este es un juego de palabras. La palabra Noemí, como algunas de ustedes saben, significa: agradable, placentero. Ella está diciendo, no me vuelvan a llamar agradable. «Llámenme Mara, que significa amargada; porque el trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura. Llena me fui, pero vacía me ha hecho volver el Señor. ¿Por qué me llaman Noemí, ya que el Señor ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha afligido» (v. 21).
Ahora, ¿no te parece interesante que ella dice, me fui llena? ¿Recuerdas por qué Noemí, su esposo y sus hijos salieron de Belén en primer lugar? Porque había una hambruna en ese territorio. Ellos aparentemente estaban en una situación desesperante y se vieron en la necesidad de dejar su tierra para ir a Moab.
Ahora, ella dice estas palabras a la luz de todo lo que había pasado desde que salió de Belén. Ella piensa que las cosas eran buenas en ese entonces, (pues cuando se fue tenía a su esposo y a sus hijos), comparándolo a su realidad donde ahora estaba viuda y sin hijos, antes estaba llena y ahora vacía.
Ella piensa que ahora ha vuelto a la nada. Se fue de Belén por una hambruna de alimentos y ahora vuelve a Belén con hambre en el alma. Realmente, esta última hambruna es la más grave.
Ella regresa a Belén y encuentra las tierras de su familia totalmente abandonadas. Aparentemente, llenas de maleza. Ahora que es viuda y está asolada por la pobreza, va a tener que vender la herencia de la familia. Ella cree que no hay nada que pueda hacer para recuperar su herencia perdida.
A medida que vemos esta historia y notamos la pobreza de Noemí, y lo que atraviesa ahora al regresar a Belén como viuda, me recuerda que los efectos del pecado en nuestras vidas son irrecuperables sin la gracia de Dios. Si no fuera por la gracia de Dios, esta historia tendría un final muy triste. Pero es la gracia de Dios la que va a restaurar las consecuencias y los efectos que habían sido causados por las decisiones que ella y su esposo tomaron.
Y he notado que con frecuencia no nos acercamos al Redentor sino hasta que estamos desesperadas. Por eso es un Dios amoroso el que nos despoja de las cosas que pensamos que son tan importantes, las cosas que pensamos que no podemos vivir sin ellas, para que en nuestra pobreza, en nuestra miseria, en nuestra necesidad, clamemos a Él, que realmente es el único que puede dar plenitud a nuestras almas.
Ahora, dice en el versículo 20, que Noemí siente que tanto ella como Dios han recibido nombres equivocados. «No me llamen agradable. Llámenme amargada. Mi nombre ya no se ajusta a mí». Me imagino que en algún tiempo tal vez era una mujer realmente agradable, pero ciertamente ahora no lo era.
Noemí siente que no solo ella tiene un nombre equivocado, sino que Dios también tiene un nombre equivocado. Ella usa dos nombres diferentes para Dios en este párrafo. Ella habla acerca del Señor, Jehová. Este es el nombre personal de Dios, el Dios del pacto, el Dios que se acerca a Su pueblo en su momento de necesidad. Ella está diciendo: no parece que Él haya estado de mi lado.
Luego ella dice: El trato del Todopoderoso me ha llenado de amargura. El Todopoderoso me ha afligido. Todopoderoso es un nombre que tal vez ustedes recuerden que es El Shaddai. El nombre de Dios en hebreo que significa Dios todo suficiente, que se derrama en las vidas de Sus hijos y satisface todas sus necesidades. Ella está utilizando estos nombres de Dios y está diciendo que parecería que Dios no estuviera haciendo honor a Su nombre en sus circunstancias.
¿Te has encontrado alguna vez con la sensación de que tal vez Dios no ha hecho honor a Su nombre en tu vida? Quiero decir, que lo ha hecho en la vida de todos los demás. Lo hace en los libros de teología y en los sermones del domingo por la mañana. Pero cuando vives en la vida cotidiana, ¿miras algunas de las circunstancias de tu vida y piensas que realmente no parece que Él haya sido todo suficiente? No parece que Él haya sido el que actúa a favor de Sus hijos.
Bueno, en última instancia, vemos en este pasaje que toda la amargura se dirige hacia Dios. Noemí dice que su vida se ha vuelto amarga y que es el Todopoderoso quien ha amargado su vida. Dice: El Señor me ha afligido, el Todopoderoso ha traído desgracia a mi vida.
Hay un versículo interesante en Proverbios capítulo 19, versículo 3 que dice: «La insensatez del hombre pervierte su camino, y su corazón se irrita contra el Señor». Cuando un hombre actúa de manera insensata y luego experimenta consecuencias catastróficas. Entonces, ¿qué sucede? Su corazón se irrita contra el Señor.
Con frecuencia me reúno con muchas mujeres que están molestas con Dios debido a circunstancias en sus vidas –quizás por un matrimonio que está fracasando. Pero luego la verdad sale a la luz, y nos enteramos de que en algunos casos se casaron fuera de la voluntad de Dios o no tenían la bendición de sus padres, o no se casaron con un creyente, o no tuvieron una relación moralmente pura antes de casarse.
No estoy diciendo que todos los matrimonios que han fracasado están así por algo que la esposa hizo mal, me refiero a que en muchos casos, nosotras sembramos semillas de insensatez, cosechamos lo que sembramos y luego nos irritamos contra Dios. Nuestros corazones se llenan de ira contra Él y esto es en realidad lo que estaba sucediendo con Noemí.
Verás, Noemí tenía un concepto equivocado de Dios. Cuando tenemos un concepto equivocado de Dios, eso afectará todas las áreas de nuestra vida. Ella no ve sus circunstancias como una expresión del amor de Dios. Ella ve a Dios como su enemigo. Ella dice que es la mano del Señor la que le ha traído desgracia, que Él ha llenado de amargura su vida.
Ahora, en un sentido ella tiene razón al reconocer que Dios está conectado a sus circunstancias; pero Dios no era su enemigo y Dios no es tu enemigo. Si tú eres Su hija, Él te ha redimido. Él te ama. Él te protege. Cuando Él trae circunstancias a tu vida que son dolorosas, Él quiere restaurarte, disciplinarte, instruirte y refinarte para que tu vida sea aún más fructífera.
Noemí no vio los propósitos de Dios en su sufrimiento, así que ella culpa a Dios, lo cual le causa resentimiento y amargura. Ella no entendía ni el propósito ni la motivación de Dios.
Hace siglos, John Wesley dijo que nosotros tenemos la responsabilidad de darle al mundo una opinión correcta de Dios. Al leer este pasaje, me pregunto, ¿son mis reacciones y mis respuestas, en el diario vivir y en las crisis, una muestra al mundo de cómo es Dios?
Si lo único que las personas que me rodean conocieran acerca de Dios es cómo respondo cuando estoy bajo presión, ¿cómo pensarían que es Dios?
Mientras he estado meditando en este pasaje, he pensado que muchas veces mis respuestas a los retos y demandas del ministerio, le dan al mundo la impresión de que servir a Dios es una carga. Cuando en realidad es un increíble llamado y una bendición. Lo sé en mi corazón, pero cuando estoy bajo presión, muchas veces reacciono y respondo de una manera, que si las personas examinaran mi vida, pensarían que servir a Dios no vale la pena. Pensarían que servir a Dios es un dolor de cabeza, una carga. Esa es la impresión que creo que da mi vida a veces.
Al criar a tus hijos, ¿cuál es la impresión que le estás dando al mundo acerca de Dios? ¿Le das la impresión de que tener hijos es una carga o le dices que recibir las dádivas y el llamado de Dios es una bendición y un gozo?
Ahora, esto no quiere decir que se supone que debemos pretender que todo es fácil; que no hay nada difícil; que no estamos necesitadas. Por supuesto que necesitamos compartir nuestras cargas con los demás. Pero a fin de cuentas tenemos que seguir diciéndonos las unas a las otras: «Sí, yo tengo estos problemas. Sí, estoy siendo probada en estas áreas. Pero la verdad es que, ¡Dios es bueno! ¡Dios es fiel! Dios está supliendo mis necesidades».
¿Qué piensan de Dios las personas cuando ven tus reacciones a las circunstancias y los retos de tu vida?
Ahora, en este punto Noemi se había arrepentido. Ella ha regresado a su hogar, pero todavía tiene que pasar por un proceso de restauración. Todavía hay más camino que recorrer, así como lo hay para todas nosotras. Y no acabará hasta que lleguemos al cielo. Es el proceso de ser conformadas a la imagen de Cristo.
El último versículo de este capítulo dice: «Y volvió Noemí, y con ella su nuera Rut la moabita, regresando así de los campos de Moab. Llegaron a Belén al comienzo de la ciega de la cebada» (v. 22). En este capítulo vemos que toda esa tristeza, todo ese dolor termina en esperanza. Es el tiempo de la cosecha. Es el tiempo para recoger los frutos. Es el tiempo para estar juntos. Es tiempo de bendición y agradecimiento.
Realmente, la historia que estamos leyendo nos habla de cómo es llenado ese vacío. Noemí y Elimelec estaban vacíos cuando salieron de Belén, a causa de la hambruna que hubo diez años atrás. Ellos pensaban que iban a encontrar llenura en Moab; pero en cambio, encontraron más aflicción, más tristeza y más pérdida.
A pesar de que se ha arrepentido, el corazón de Noemí está realmente vacío y afligido. Ella tiene muchas razones para estar triste y en dolor; pero ahora está de regreso al lugar donde Dios la puede bendecir. Esto no quiere decir que Dios le va a quitar todos sus problemas. Esto no quiere decir que inmediatamente va a tener una vida fácil.
Esto no significa que una vez que pongas tu vida bajo el señorío de Cristo y empieces a vivir como una persona arrepentida, inmediatamente vas a tener una vida fácil. Pero hay una luz de esperanza al final de este pasaje.
Nosotras vemos, que aunque ella no lo sabe, Dios ha hecho provisión para restaurar su camino, para restaurar lo que ha perdido. Ella no ve eso. Ella no sabe eso; pero allá en su hogar está el que será su redentor. Alguien a quien Dios le ha dado la oportunidad para redimir sus pérdidas. Es su pobreza y su necesidad lo que la hace una candidata para este redentor.
Este pasaje me dice que no tengo que permanecer vacía. Cuando vuelvo a Dios como una pecadora arrepentida, necesitada, asumiendo responsabilidad por mi propia vida y mis propias decisiones, entonces soy una candidata para la provisión de Dios por Su gracia, para la provisión del Único que tiene el derecho de redimirlo todo.
Quizás cerca, mucho más cerca de lo que imaginamos, está Aquel que pagó el precio para recuperar todas las pérdidas ocasionadas por nuestro pecado y desvío. Él es nuestro Redentor.
Gracias, Señor, porque en medio de nuestra desobediencia, nuestro pecado y nuestro desvarío, siempre estás tocando nuestros corazones para que volvamos a Ti. Y al volver encontramos esperanza. Gracias porque en nuestras vidas es tiempo de cosecha. Hay esperanza. Hay un Redentor. No sabemos exactamente cómo es que Tú vas a resolver nuestras circunstancias o nuestras situaciones. Pero sabemos que en Ti estamos seguras. Tenemos la esperanza de que habrá abundancia y restauración.
Señor, sigue dándonos el don del arrepentimiento para que sigamos en la senda de la restauración, para que te busquemos a Ti, para que nos volvamos a Ti. Infunde fe en nuestros corazones, porque Tú estás obrando y logrando Tus propósitos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Debora: Amén. El Señor está redimiendo y restaurando, incluso cuando no lo vemos. Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha mostrado el plan de Dios para la restauración en la vida de Noemí, aunque ella no podía verlo en ese momento.
¿Te has encontrado en una situación desesperada y sin esperanza para el futuro? En el episodio de hoy, vimos una imagen de Cristo restaurándonos y trayendo redención.
El evangelio es la mejor noticia para este mundo sin esperanza, y es por eso que Aviva Nuestros Corazones se dedica a dar a conocer la esperanza del evangelio a mujeres de todo el mundo. Cuando donas cualquier cantidad a este ministerio, estás formando parte de la misión de llevar a las mujeres a la libertad, plenitud y abundancia que se encuentran en Cristo. Visita avivanuestroscorazones.com para hacer tu donación.
Sabes, la amargura sin duda destruirá tu alegría. ¿Has permitido que la amargura entre en tu vida? Nancy nos guiará a través de esta pregunta mañana. Por favor, regresa a Aviva Nuestros Corazones.
Conociendo el poder del amor redentor juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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