Completamente hombre, completamente Dios
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mahoma no te puede salvar. Buda no te puede salvar. Confucio no te puede salvar. Tu pastor o tu sacerdote no te pueden salvar. Tu denominación no te puede salvar. Tu iglesia no te puede salvar. La membresía que tienes allí no te puede salvar. Tus padres cristianos no te pueden salvar. Existe solo un nombre que te puede salvar. Ese nombre es Jesús.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Débora: En esta época del año le solemos prestar mucha atención a los pastores y a los hombres sabios o los reyes magos. Pero hay personajes y eventos muy importantes en el relato del nacimiento de Cristo que solemos pasar por alto.
A lo largo de esta serie titulada, La dedicación del Rey, Nancy nos hablará más de esto y nos ayudará a refrescar nuestro asombro …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Mahoma no te puede salvar. Buda no te puede salvar. Confucio no te puede salvar. Tu pastor o tu sacerdote no te pueden salvar. Tu denominación no te puede salvar. Tu iglesia no te puede salvar. La membresía que tienes allí no te puede salvar. Tus padres cristianos no te pueden salvar. Existe solo un nombre que te puede salvar. Ese nombre es Jesús.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Débora: En esta época del año le solemos prestar mucha atención a los pastores y a los hombres sabios o los reyes magos. Pero hay personajes y eventos muy importantes en el relato del nacimiento de Cristo que solemos pasar por alto.
A lo largo de esta serie titulada, La dedicación del Rey, Nancy nos hablará más de esto y nos ayudará a refrescar nuestro asombro ante la verdad de la venida del Salvador al mundo. Aquí está ella con nosotras.
Nancy: Es casi tiempo de Navidad. Vemos señales de eso por todos lados. La música de Navidad inunda mi hogar y ya he colocado las luces. Si eres como la mayoría de las personas que conozco, esta temporada es una de las temporadas más ocupadas del año.
La semana pasada recibí un correo electrónico de una amiga, diciéndome que por las siguientes once noches, ella y su esposo tenían alguna actividad planeada en la que estaban involucrados o en la que tendrían que participar o servir de anfitriones. Es sencillamente una época muy ocupada del año.
Creo que es importante, y es algo que queremos hacer aquí en Aviva Nuestros Corazones en las próximas semanas, tomarnos el tiempo y analizar la temporada, meditar en lo que significa, tomarnos el tiempo para analizar la realidad de la Navidad, la razón del porqué la festejamos y meditar en los eventos de ese primer acontecimiento.
Queremos hacer esto durante las siguientes semanas aquí en Aviva Nuestros Corazones. Queremos mirar hacia varios eventos que tuvieron lugar inmediatamente después de que Jesús nació. Nos estamos preparando para celebrar el nacimiento de Cristo. Pero el pasaje que vamos a estar revisando contiene eventos que ocurrieron justo después de ese momento.
Este pasaje es quizás familiar para algunas de nosotras; de seguro contiene relatos que ya conocemos. En ocasiones estos textos que nos son familiares son fáciles de pasar por alto o a veces tendemos a leerlos muy rápidamente. Algunas de nosotras hemos escuchado la historia de la Navidad una y otra vez, algunas de nosotras desde que éramos niñas. Pero quiero que nos tomemos un tiempo en uno de estos pasajes, en Lucas 2. Vayamos allí en lo que introduzco un poco el tema.
Quiero que nos tomemos un tiempo para saborear y empaparnos un poco de este texto de Lucas capítulo 2. Vamos a aprender algunas cosas importantes acerca de Jesús, quién es Él y por qué vino a este mundo. Vamos a dar un vistazo fresco al evangelio, lo que significa, de qué se trata y cómo podemos recibir a Cristo hoy como Señor y Salvador.
A través de los dos primeros capítulos del evangelio de Lucas, hay escenas que podemos recordar. Las vemos en representaciones y símbolos, en los pesebres. Oímos de ellas en Navidad. Recordamos cómo el ángel se apareció a María y le dijo «tendrás un hijo».
Luego tenemos el nacimiento de Cristo en Belén y los ángeles que aparecieron a los pastores en los campos. Recordamos cuando los pastores fueron a Belén y adoraron al Salvador recién nacido.
En Lucas capítulo 2, llegamos al versículo 21. Aquí tenemos las dos escenas que veremos en estas semanas. La primera escena es la que veremos hoy. Esta escena sucede en los primeros ocho días después del nacimiento de Jesús. La segunda escena comienza en el versículo 22 y termina en el versículo 38, cuando Jesús tiene aproximadamente seis semanas de nacido.
En el curso de estas dos escenas se nos presentan dos siervos del Señor, uno es un hombre y el otro es una mujer. Son dos personas que fueron a saludar a Jesús poco después de su nacimiento y a darle la bienvenida a la tierra. Vamos a aprender mucho de las vidas de estas dos personas.
Permítanme leer la primera escena comenzando en el versículo 21 de Lucas capítulo 2: «Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno».
Este versículo de Lucas 2:21 es el que estaremos viendo hoy y en la siguiente sesión. Cuando me preparo para grabar Aviva Nuestros Corazones, me gusta tomar el texto que voy a enseñar y meditarlo. Lo analizo. Mientras permanecía en este texto, me di cuenta de que nos dice algunas cosas acerca de Jesús, y eso es lo que vamos a ver hoy y en la próxima sesión.
- Nos habla sobre la humanidad de Cristo, el hecho de que Él fue totalmente hombre
- Nos habla sobre la deidad de Cristo, el hecho de que Él fue totalmente Dios
- Nos habla sobre la identidad de Cristo, quién fue y por qué nació
- Nos habla sobre la humildad de Cristo. La humanidad, la deidad, la identidad y la humildad de Cristo, el hecho de que Dios se humilló a Sí mismo cuando Cristo vino a la tierra
¿Cómo podemos sacar todas estas cosas solo de este versículo? Primero veamos la humanidad de Cristo, el hecho de que fue totalmente hombre. De acuerdo con este versículo:
- Jesús fue concebido en el vientre físico de una joven mujer, realmente física
- Él nació como un bebé en el tiempo y en el espacio
- Fue circuncidado a los ocho días
Este versículo nos dice algunas cosas acerca de Jesús que indican que fue totalmente hombre.
- Tenía un cuerpo físico. Tomó para Sí un cuerpo físico. Esto lo leemos a través de las Escrituras. Juan capítulo 1 nos dice que «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»; cien por ciento humano (ver versículo 14).
- Gálatas 4 nos dice que «Dios envió a Su hijo nacido de mujer» (v.4). Todo hombre.
- Filipenses 2 nos dice que Jesús se hizo semejante a los hombres (v.7). En Lucas 2, se le llama «niño», cinco veces. Él tuvo un cuerpo humano. Experimentó el crecimiento.
- Luego vemos en Lucas 2 que Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres (v.52).
- Él sufrió físicamente
- Fue crucificado físicamente y murió físicamente
- Su cuerpo fue sepultado físicamente y también físicamente fue resucitado de los muertos. El Hijo de Dios fue totalmente hombre.
La humanidad de Jesús es algo que es crucial para el evangelio. Como vemos en Hebreos 2: «Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, Él, igualmente, participó también de lo mismo» (v.14). Él mismo participó en sangre y tomó forma de cuerpo físico.
El versículo 17 nos dice: «Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo».
No profundizaremos en el significado de ese versículo; hay mucho que extraer de ese texto. Pero la Escritura dice que para que Jesús se convirtiera en sacrificio por nuestros pecados, y para que estos fueran perdonados, Jesús tuvo que venir en la carne. Tuvo que ser hecho como uno de nosotros para poder ser el fiel sumo sacerdote lleno de misericordia, y para abogar por nuestra causa ante Dios. Vemos en este versículo que Jesús fue totalmente hombre. Podemos ver aquí la humanidad de Cristo.
Y junto con la humanidad de Cristo, junto con el hecho de que era totalmente hombre, vemos también la deidad de Cristo: que Él era totalmente Dios. La deidad de Cristo se observa en los detalles que rodean su nacimiento. Vemos dos evidencias de la deidad de Jesús en el versículo 21 de Lucas 2.
Dice: «Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús», nada inusual hasta ahora, más bien lo que se podría haber dicho de cualquier recién nacido.
Pero luego continúa diciendo en este versículo, cuál fue «el nombre dado por el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno». De pronto, nos damos cuenta de que no es un bebé ordinario. Hay algo especial en este niño.
¿Cómo podemos ver la deidad de Cristo en este versículo? El hecho de que fuera concebido en el vientre no es extraño. ¿No ocurre lo mismo con todos los bebés? Todos los bebés son concebidos en un vientre. Pero esta concepción fue diferente ya que Él fue concebido en el vientre de una virgen. Eso sí que es sobrenatural. Él fue concebido por el Espíritu Santo. Un nacimiento sobrenatural.
En el capítulo anterior, Lucas 1, recordamos que el ángel Gabriel se apareció a María, quien era una virgen. El ángel le dijo: «Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo» (vv.31,32).
«Entonces María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que soy virgen?» (v.34). No puedo tener un niño. Nunca he conocido varón. ¿Cómo puede ser posible? ¡Es imposible!
«Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso lo santo que nacerá será llamado Hijo de Dios» (v.35).
Cuando leemos que este niño fue concebido en un vientre, podemos ver que esta concepción no fue normal. Este niño fue concebido por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen. Esto solo le podría suceder al Hijo de Dios. Este no es un nacimiento humano común. El hecho de que fuese concebido en el vientre de una virgen, nos indica Su deidad, el hecho de que es Dios.
Y luego leemos sobre el hecho de que se le haya llamado Jesús. En Lucas 2:21 dice: «…le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno». A menudo los padres escogen el nombre de sus hijos antes de nacer. Pero generalmente, no tienen un nombre antes de ser concebidos.
El nombre de Jesús fue escogido antes de que Él fuera concebido. Él es Dios. No estamos hablando de un hombre ordinario. El nombre para Jesús no fue escogido por Su madre ni por José, Su padre adoptivo. Normalmente los padres son los que escogen el nombre de sus hijos. Pero ¿quién escogió el nombre de Jesús? Fue escogido por Dios y anunciado a María, Su madre, por el Ángel.
De hecho, Jesús fue nombrado siglos antes de su nacimiento. Recordemos Isaías 9:6, un versículo que escuchamos a menudo durante esta temporada. «Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz».
Setecientos años antes de que Jesús naciera, Su Padre le había puesto un nombre. Su Padre fue Dios. Jesús era Dios. «Se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz». Se nos dijo cientos de años antes quién habría de ser este niño, que Él sería Dios. Él era uno con el Padre, lo que nos guía a la identidad de Cristo.
Esto lo vemos en Lucas capítulo 2. Aquí vemos Su humanidad. Él fue totalmente hombre. Vemos Su deidad, que fue totalmente Dios. Él tuvo un nacimiento sobrenatural. Luego vemos Su identidad.
¿Quién fue ese niño nacido en Belén hace más de 2000 años? Lucas 2 nos dice que se le llamó Jesús, el nombre dado a Él y revelado por el ángel cuando fue concebido. Fue llamado Jesús.
En Lucas capítulo 1 recordamos como el ángel Gabriel vino a María y le dijo: «Y he aquí, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús». (v.31). Este pasaje hace referencia a ese momento cuando el ángel le dijo a María, «así es como llamarás al niño».
El ángel también habló a José, aunque no lo vemos en el relato de Lucas, pero sí lo podemos leer en el de Mateo en el capítulo 1. El ángel le dijo a José «ella concebirá un hijo y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará al mundo de sus pecados» (v. 21).
El ángel le había anunciado a María, la madre, que al niño se le llamaría Jesús y a José también le dijo el ángel lo mismo.
Jesús es la palabra griega de un nombre hebreo muy común. ¿Sabes cuál es ese nombre? Era el nombre de Josué. Josué era un nombre popular para los niños en esos días. Y aún lo es hoy.
Era muy popular en esos días porque todas las madres y padres judíos que tenían niños en esos días recordaban al Josué del Antiguo Testamento. Él fue un héroe militar valiente. Fue un libertador y la gente quería nombrar a sus niños, Josué.
Es un nombre que significa, tanto en su forma hebrea como en la griega, «Jehová es salvación»; así que aunque hubo muchos Josués, y otros niños llamados Jesús en esos días, el Josué del antiguo testamento apuntaba a un niño en particular que nacería y sería llamado Jesús; aquel que sería concebido en el vientre de una virgen, el hijo de Dios a quien se llamaría Jesús.
Ese Josué del Antiguo Testamento nos apuntaba hacia Jesús, el Salvador, aquel que vendría a liberar a Su pueblo de sus pecados. Ese nombre, Jesús, nos dice quién fue este niño y por qué vino a la tierra y qué vino a hacer. Él vino a liberarnos, a salvarnos. Jehová es salvación.
¿De qué nos vino a salvar? El solo hecho de que tengamos un salvador no es tan valioso para nosotros si no sabemos que necesitamos ser salvados de algo. Si yo voy contigo y te ofrezco ayuda para salvarte hoy, pero no te estás ahogando, o no estás en medio un incendio en tu casa, o no necesitas que te salve de nada, entonces tú dices: «qué bien, muy amable, pero no creo necesitar salvación alguna hoy».
Jesús vino a ofrecer salvación para aquellos que necesitan un Salvador. Esto es, a todos nosotros. Necesitábamos ser salvos de nuestro pecado. Necesitábamos ser salvos de la ira de Dios. Necesitábamos ser salvos del juicio de Dios. Jesús fue nuestro salvador enviado de Dios, la línea de salvación de Dios, el preservador de la vida de Dios, el libertador, el Salvador, el que vino a redimirnos de nuestros pecados.
Ese nombre, Jesús, es precioso. Y creo que muchos de nosotros que hemos estado involucrados en las cosas de Dios por mucho tiempo, tendemos a no apreciarlo o a darlo por sentado. Ese nombre sale tan fácilmente de nuestros labios. Es algo a lo que siempre he estado expuesta. Desde que yo estaba en la matriz mis padres hablaban de Jesús.
Pero al estudiar este pasaje, me di cuenta de que Dios me estaba recordando lo precioso que Su nombre es. Permítanme mencionar algo acerca de ese nombre. Primero que nada, el nombre de Jesús es la fuente de salvación.
El libro de los Hechos nos dice: «…y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en quien podamos ser salvos» (v.12). El nombre de Jesús es la única fuente de salvación.
Mahoma no te puede salvar. Buda no te puede salvar. Confucio no te puede salvar. Tu pastor o tu sacerdote no te pueden salvar. Tu denominación no te puede salvar. Tu iglesia no te puede salvar. La membresía que tienes allí no te puede salvar. Tus padres cristianos no te pueden salvar.
Existe solo un nombre que te puede salvar. Ese nombre es Jesús. «Y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mat.1:21).
Hablé la semana pasada con una mujer que tiene un esposo quien está en unas cadenas horribles de pecado. He estado meditando en este pasaje, y la animé y le recordé sobre esto. Le dije: «recuerda que Jesús vino a salvar a tu esposo de sus pecados». El nombre de Jesús es la fuente de salvación.
El nombre de Jesús es supremo. Es el nombre sobre todo nombre. Es el nombre soberano. Filipenses 2 nos dice: «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra» (vv. 9-10).
El nombre de Jesús no se puede comparar con ningún otro nombre. Tampoco se puede comparar con ninguna otra persona en la historia. Su nombre es sobre todo nombre, sobre todos los reyes y gobernantes. Su nombre está por encima de los más ricos, los más brillantes, los más famosos. Su nombre está por encima de todo líder religioso, todo líder político y todo líder humano. Su nombre es supremo sobre todo nombre.
También Su nombre es fuerte y seguro. «Torre Fuerte es el nombre del Señor», nos dice Proverbios 18. «A él correrá el justo y será salvo» (v.10).
Yo no sé qué temores puedas estar enfrentando en este tiempo, pero quiero decirte que el nombre del Señor es una torre fuerte. Es tu refugio. Es tu seguridad, y puedes correr a Su nombre para estar a salvo y seguro.
Finalmente, el nombre de Jesús es dulce. Es nuestra fuente de salvación. Su nombre es supremo y soberano. Su nombre es seguro y fuerte. Y su nombre es dulce. Me encanta ese versículo del Cantar de los Cantares que dice, «Tu nombre es como ungüento derramado» (1:3).
Recordemos las palabras de ese gran himno de John Newton que dice:
¡Es dulce es el nombre de Jesús, raudal de paz, virtud y luz! Pues Él por mí murió en la cruz. Santo y bendito nombre. Nombre sin comparación, fuente de gran bendición, tema de feliz canción. Jesús sagrado nombre, adoro el nombre de quien ve mis penas y Su paz provee. Es fiel amigo, bien lo sé, amado y tierno nombre. Nombre sin comparación, fuente de gran bendición tema de feliz canción, Jesús, sagrado nombre.
Débora: Nancy regresará en un momento para orar. Ella nos ha estado dando una perspectiva fresca de los nombres «Jesús» y «Salvador». Estos son nombres poderosos, y reflexionar en su significado y las promesas de Dios en esta época del año, puede convertirse en una tradición en tu familia.
Con esta enseñanza damos inicio a la serie titulada, La dedicación del Rey. Refrescar nuestro entendimiento de los eventos relacionados al nacimiento de Cristo será de mucho aliento para todas. Y te animo, no solo a escuchar, sino a atesorar la verdad de la Palabra de Dios en tu corazón a lo largo de este estudio y de toda tu vida.
Y asegúrate de acompañarnos para el próximo episodio, en el que estaremos reflexionando juntas en la humildad del Rey y Salvador del mundo.
Nancy: La historia de la Navidad no es solo una dulce historia acerca de un bebé que nace en circunstancias adversas. Tenemos muchas imágenes lindas y la música dulce. Es eso, pero es mucho más que eso. La historia de la Navidad se centra en una doctrina que es vital para la fe cristiana, la doctrina de la encarnación.
Débora: Escucha más mañana. Ahora, aquí está Nancy para orar con nosotras.
Nancy: Padre, este día queremos levantar una alabanza hacia ti, alabarte por el nombre de Jesús. Te damos gracias. Te alabamos. Te adoramos por ese nombre que es sobre todo nombre.
Padre, te ruego por aquellos que están escuchando hoy, que puedan creer y ser salvos al correr hacia el nombre de Jesús y poner su confianza en Él y solo en Él. Señor, oro por todos aquellos que están en circunstancias difíciles, en alguna prueba y en alguna lucha. Que puedan correr al nombre de Jesús y encontrar salvación y seguridad. Que durante esta temporada todos adoremos y alabemos por ese dulce nombre, el nombre de Jesús. Y es en ese nombre que oramos. Amén.
Annamarie: Viviendo juntas la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
1 John Newton. How Sweet the Name of Jesus Sounds. Newton and Reinagle.
Nombre Sobre Todo, La IBI & Sovereign Grace Music, La Salvación es del Señor, ℗ 2014 Sovereign Grace Music.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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