Comparte lo que Jesús está haciendo en tu vida
Annamarie Sauter: No solo podemos experimentar libertad y plenitud en Cristo...
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Ese es como el punto de partida, pero tiene que avanzar hacia la abundancia, hacia llevar fruto. Somos llamadas a ser fructíferas, y si permanecemos en Cristo, estaremos reproduciendo Su vida en las vidas de las demás.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En nuestra serie actual, Nancy nos ha estado hablando acerca del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Encuentra el acceso a este documento en la transcripción de este programa, en AvivaNuestrosCorazones.com. Hoy Nancy continúa con la segunda parte sobre las declaraciones contenidas en este documento.
Nancy: Así que hoy llegamos a una de las declaraciones finales del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Y tengo que reconocer que esta declaración no siempre ha sido parte de mi vida de la forma …
Annamarie Sauter: No solo podemos experimentar libertad y plenitud en Cristo...
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Ese es como el punto de partida, pero tiene que avanzar hacia la abundancia, hacia llevar fruto. Somos llamadas a ser fructíferas, y si permanecemos en Cristo, estaremos reproduciendo Su vida en las vidas de las demás.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En nuestra serie actual, Nancy nos ha estado hablando acerca del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Encuentra el acceso a este documento en la transcripción de este programa, en AvivaNuestrosCorazones.com. Hoy Nancy continúa con la segunda parte sobre las declaraciones contenidas en este documento.
Nancy: Así que hoy llegamos a una de las declaraciones finales del Manifiesto de la Mujer Verdadera. Y tengo que reconocer que esta declaración no siempre ha sido parte de mi vida de la forma en que tiene que ser. Pero Dios ha usado este estudio para retarme con algunas maneras nuevas y frescas. Así que vamos a leer la declaración. Aquí tenemos la declaración:
«Buscaremos oportunidades para compartir el evangelio de Cristo con los inconversos».
Jesús dijo en Mateo capítulo 5,
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. (Sal y luz). Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (vv. 13-16).
Así que el llamado aquí es ser quienes somos, y quienes somos es lo que va a impactar. La sal es para impactar la comida, es para preservarla, es para darle sabor. La luz es para impactar la oscuridad. Donde llega la luz, la oscuridad se disipa. Y nuestras vidas, como dijo Jesús, deben ser sal y luz. Eso es lo que somos. Ese es nuestro llamado y nuestra misión en este mundo.
Creo que muchas personas piensan: «Bueno es que yo no soy buena en el evangelismo. Yo no soy buena testificándoles a los inconversos. Yo sé que tengo que serlo y me siento muy mal por el hecho de que no lo soy, pero simplemente, es que no soy buena en eso».
Bueno, les recuerdo que nosotras somos —según Jesús dijo— sal y luz. Él no dijo que tú debes ser la sal o que debes ser la luz. Dijo que tú eres luz. Tú eres sal. Si la luz se apaga, si no alumbra, si se esconde debajo de un almud, si la sal pierde su gusto, su sabor, ¿cómo va a ser impactado el mundo? Porque Dios no tiene un plan B. Nosotras somos Su plan.
Pero si hemos perdido nuestra capacidad de salar, o nuestro valor, o nuestro corazón para alumbrar, si simplemente vamos a ocultar nuestra luz en nuestros pequeños grupos cristianos, entonces ¿de qué utilidad somos para el mundo?
Bueno, quiero compartir brevemente en este programa siete principios, pensamientos o sugerencias, de cómo desarrollar un corazón para compartir a Cristo con los perdidos, y luego un ejemplo que impactó mi corazón hace unos días.
Número uno, pídele a Dios que te de Su corazón por los perdidos. Ahí es que comienza. Dile: «Señor, me gustaría tener Tu corazón por aquéllos que están perdidos». Para ayudarte con eso, piensa en dónde estaría tu vida sin Cristo y considera el futuro eterno de los que viven a tu alrededor, en tu vecindario en tu lugar de trabajo, cómo se vería su futuro eterno sin Cristo. Y luego más allá de ellos, piensa en la gloria de Dios y cómo nuestro Dios merece ser adorado, cómo Él merece tener el primer lugar en sus vidas.
Entonces el número dos, cultiva relaciones con los inconversos. Como he dicho, muchas de nosotras vivimos en esta burbuja cristiana y tenemos tan poco contacto con inconversos. Para que la sal sea eficaz, tiene que salir del salero. Tiene que entrar en contacto con la comida. Bueno muchas de nosotras tenemos muy poco contacto en cualquier tipo de conversación significativa o de manera significativa con los que no conocen a Cristo.
Ahora, no es mi deseo que te abrumes por esto, pero solamente piensa en los lugares que tu frecuentas, el supermercado, la tintorería, el lugar donde tus hijos van a la escuela. Si estamos viviendo como mujeres cristianas cuando estamos viviendo nuestras vidas, entonces vamos a estar en una posición donde vamos a poder interactuar con las personas, y vamos a poder mostrar interés por ellos, vamos a poder ser amables, prestarles atención, cultivar relaciones con ellos.
A veces encuentro que pensar en esto es útil, es muy útil. Porque si no lo pienso, voy del punto A hacia el punto B, y como estoy enfocada en lo que estoy haciendo, tristemente no estoy pensando en las personas con las que Dios me ha permitido cruzarme en ese día. Así que pídele a Dios que te ayude a cultivar relaciones con los inconversos.
Para eso se necesita ser intencionales. Una amiga me comentó recientemente que durante los meses de verano, ella trató de salir regularmente al mercado de agricultores en nuestra área, para poder conocer personas, hablar con ellos, establecer relaciones, y empezar a desarrollar algún tipo de contacto con los inconversos.
Nosotros tenemos algunas personas en nuestro ministerio que están haciendo un gran trabajo en establecer relaciones con sus vecinos, sirviéndoles, amándolos, ayudándolos, bendiciéndoles y conectando con ellos.
Están plantados en esa comunidad. Una de ellas me dijo el otro día que en su vecindario tienen exdrogadictos y alcohólicos por todos lados, y es un lugar pequeño ahí donde están. Pero ella está muy emocionada de poder ayudar a cultivar relaciones con ellos para poder traer estas personas a Cristo.
Pero todo eso requiere intencionalidad y se necesita orar, pedirle a Dios Su amor hacia aquellos con quienes nosotras no podríamos tener ninguna afinidad natural. Resulta muy divertido estar con nuestras amigas cristianas todo el tiempo, porque todas ellas piensan de la misma manera y aman al Señor.
Pero realmente se necesita el amor de Dios en nuestros corazones para que nos conectemos con las que son diferentes, con aquéllas que no tienen los mismos valores, y que no tienen ese corazón por Cristo.
Número tres, pídele a Dios oportunidades para conversar con las personas sobre temas o asuntos espirituales. Pídele oportunidades y pídele que te ayude a estar alerta, sensible y lista cuando esas oportunidades se presenten. Yo estuve de viaje recientemente en la Florida para ver a mi madre y en ambas direcciones del vuelo tuve oportunidades de sentarme al lado de personas y una de ellas fue una joven mamá con un bebé de once meses, su primer bebé.
Ella estaba preocupada de que el bebé fuera a molestar durante el vuelo. Pero se sentó junto a la persona adecuada, porque a mí me encantan los niños, y tuve la oportunidad de entablar una conversación con ella sobre asuntos espirituales.
En otro vuelo, un vuelo diferente durante ese viaje, me senté junto a una mujer de ochenta y cinco años de edad, y el pensamiento que me cruzaba mientras estaba a su lado era que a ella no le podía quedar mucho tiempo de vida. Pueden ser varios años, unos quince años, pero no mucho tiempo.
Ese pensamiento me ayudó a comenzar una conversación con ella sobre asuntos espirituales. Ella no estaba particularmente abierta, pero yo estaba pidiéndole a Dios la oportunidad de tan solo plantar una semilla en su vida y gracias a Dios fui capaz de hacer eso.
Número cuatro, pregúntale a las personas cómo puedes orar por ellas. Me parece que esta es una manera de iniciar una conversación espiritual, o al menos de comunicarles el interés de tu corazón. Puede ser a las meseras en los restaurantes.
Hice esto recientemente con una señora en una tienda de ropa a la que entré. Vi que ella estaba vendiendo el negocio. Había un aviso afuera que decía: «Se vende», y le pregunté al respecto. Me dijo que ella estaba pasando por un divorcio y que estaba perdiendo el negocio.
Así que hice algunas compras allí y luego me acerque a ella, gracias al Señor no había nadie más en la tienda en ese momento, y pude decirle: «Bueno quizás esto te parezca un poco extraño, pero me gustaría orar por ti. Sé que estás pasando por tiempos difíciles en este momento, ¿te gustaría que ore por ti?» Y lo hice.
Y tuve una oportunidad ahí para conectarme con ella, para orar por la bendición de Dios sobre su vida, y orar para que ella pudiera iniciar una relación personal con Cristo. Pregúntales a las personas cómo puedes orar por ellas y te darás cuenta de que algunas son realmente abiertas contigo para ministrarles espiritualmente en sus vidas.
Número cinco, cuéntales tu historia. Hay tantos programas y métodos y formas de presentar nuestra fe, pero uno de los medios más poderosos y eficaces para introducir a la gente a Cristo es decirles cómo tú llegaste a la fe y cómo Dios está transformando, cambiando tu vida. Al ellos poder ver el poder del evangelio que obra en nuestras vidas, les dará el deseo de conocer a Cristo quien es el que está haciendo la diferencia.
Tengo un amigo que está viviendo en un país musulmán, y tanto él como su esposa están compartiendo el evangelio. Hace poco se les preguntó, ¿cómo sugieren que se comparta el evangelio en nuestro país? Yo pensé que su respuesta fue asombrosa. Ellos dijeron: «Atesora a Jesús y comparte con los demás lo que Él está haciendo en tu vida».
Eso realmente quita mucha de la presión porque es algo simple. Tú no tienes que presentar todo el evangelio a todas las personas en todo momento. Tú no tienes que exponerlo todo, todo el tiempo. En ciertos momentos a lo largo del camino, solo deja que la gente vea cómo tú atesoras a Cristo, a Jesús, comparte lo que Él está haciendo en tu vida, y luego mira qué puertas Dios abre para que las personas quieran saber más.
El principio número seis, es que debes crecer en tu comprensión del evangelio y en cómo compartirlo con los demás. El poder está en el evangelio. Por eso necesitamos entenderlo, comprenderlo. Necesitamos practicar cómo explicar los aspectos del evangelio. Porque no hay una sola manera de explicarlo en cuatro oraciones. Por eso necesitas conocer el evangelio. Y en la medida que lo haces, a medida que meditas profundamente en él y llegas a comprender esas grandes verdades de nuestra fe, entonces encontrarás que estás mejor preparada para compartir esas verdades y compartir el evangelio con las personas que están listas para recibirlo.
Ahora, la número siete es, confíale los resultados a Dios, confía en Dios para ser la persona que trae la cosecha al compartir el evangelio. Él es el que atrae a la gente, Él es el que abre los ojos y los corazones, Él es el que les concede la fe y el arrepentimiento. Nosotros somos solo una parte del proceso, parte de los medios que Él usa.
Cuando tú estás hablando con alguien, con esa mesera en el restaurante, con esa señora en la tienda, o con la persona sentada al lado tuyo en el avión, o tu vecino, o con la mamá que está pasando tiempo contigo viendo los partidos de futbol, no sabes dónde se encuentra en ese proceso, no sabes lo que Dios está haciendo en sus corazones para prepararlos. El Espíritu de Dios está obrando en tiempos, formas y lugares que no podemos ver, ni saber, ni entender. Así que solo tenemos que ser sensibles y fieles, estar alertas, y compartir el mensaje mientras Dios nos da la oportunidad.
Recibí un correo electrónico hace varios años de una joven con quien fui a la universidad en los años 70. Ambas éramos estudiantes de piano. Ella vio, muchos años después uno de mis libros y se animó a escribirme, y esto fue lo que ella me escribió,
«Querida Nancy,
Hace muchos años en la Universidad del Sur de California, compartiste el evangelio conmigo. He querido decirte muchas veces desde entonces que ahora soy cristiana. Un día compartiste las cuatro leyes espirituales conmigo en la cafetería. En ese momento, mis ojos estaban cerrados. Pero unos años más tarde, en el tiempo del Señor, fui trasladada a Su reino de luz.
Quiero darte las gracias por ser parte de Sus brazos de amor para mí en ese momento. Yo sé que fuiste parte de Su obra en mi vida, mientras Él me atraía».
Y luego ella pasó a decir cómo después de conocer al Señor, se había convertido en una líder de un grupo de discusión y estudio de la Biblia por varios años. Luego ella sirvió con Cruzada Estudiantil para Cristo en la entonces llamada Rusia comunista. Se casó con un hombre cristiano y ambos están caminando con el Señor.
¿Cómo pude yo haberlo imaginado? Es más, pude haberme sentido desalentada en ese entonces mientras estaba sentada en esa cafetería compartiendo el evangelio con esta joven que no parecía estar interesada y cuando sus ojos aún no estaban abiertos.
Pero, ¡qué gran estímulo fue ver que años más tarde Dios había usado eso, que Él se había movido en su corazón, y que posteriormente, la trajo a la fe! Ahora, no siempre llegamos a ver el final de la historia, pero lo haremos en el cielo un día. Veremos como aquellas semillas que hemos plantado han sido parte del proceso de Dios de fertilizar, regar la tierra y la semilla, y tal vez al final traer a la fe en Cristo a muchas de esas vidas.
En el tiempo que nos queda hoy quiero compartir una historia de una mujer que conocimos a través de este ministerio. Ella es una estadounidense que vive en otro país, y empezó a comunicarse con una de las escritoras del blog. En este mismo mes hace un año que ella escribió y dijo:
«Pensé que te gustaría saber que el día de hoy le confesé mis pecados a Dios y estoy confiando en Él como mi Salvador. Estoy muy agradecida por lo que Él ha hecho por mí. Es como si una enorme carga se me hubiera quitado. Por primera vez, parece como si pudiera haber esperanza.
Me doy cuenta de que apenas he probado los bordes, pero eso ha creado en mi corazón el deseo de conocerlo mucho más. Él es realmente más que asombroso, ¿no es así? Ni siquiera sé cómo darte las gracias apropiadamente por la manera en que tan cuidadosa y pacientemente tú fuiste mostrándome mi condición abriendo mis ojos presentándome a mi Salvador. Pero gracias, de verdad.
Muy agradecida de ser llamada, "Su amiga,"
PD:Y eso con lágrimas corriendo por mi cara».
Bueno, ese fue el primer día que esta mujer llegó a conocer al Señor. Ella ha mostrado una increíble hambre espiritual y un increíble crecimiento, pero también un fervor en compartir su fe, su nueva fe con los demás. Aquí está lo que ella escribió, menos de dos meses después de haber creído en Cristo:
«He tenido oportunidades en las últimas semanas para explicar la salvación a varias mujeres internacionales dentro de nuestra comunidad. Estas mujeres están muy interesadas en escuchar. Está claro que no soy la única persona en el planeta que ha estado ansiosa, desesperada por alguien que le explique sobre Dios y Sus caminos. ¿Sabes de un sitio web, o de un libro, o de cualquier otro recurso que yo pueda estudiar para aprender cómo explicar la salvación de forma más eficaz? Cada una está en un lugar diferente. Realmente solo puedo compartir lo que sé que Él ha hecho por mí, (y lo hago muy torpemente)».
Lo siguiente fue lo que ella escribió dos semanas más tarde. Dos semanas más tarde de este otro correo, ella dijo,
«Pensé que te interesaría saber que mi amiga rusa está ahora confiando en Cristo como su Salvador. Aunque yo no fui capaz de responder a muchas de sus preguntas, pude pasarle mi copia del libro, “Más que un Carpintero”, de Josh McDowell. Hablamos esta mañana, y ella está tan entusiasmada con su nueva relación con Dios. Su provisión de perdón es más que increíble. Muchas gracias por explicarme la salvación, y debes saber que tus esfuerzos están teniendo un efecto dominó aquí.
Aún agradecida de ser llamada, "Su amiga”».
Tres semanas más tarde, ella escribió:
«Pensé que te interesaría saber que esta mañana, una de mis hijas confesó sus pecados y está confiando en Cristo como su Salvador».
(Y luego explicó un poco más un par de semanas más tarde. Ella dijo):
«Esta niña había sido muy sensible y en realidad tenía deseos de recibir a Cristo por algún tiempo, pero yo lo había estado posponiendo.
Yo no quería que ella lo tomara como algo mecánico y luego viviera durante años engañada. Pero también, realmente yo no estaba, ni todavía estoy exactamente segura de lo que tenía que hacer. Yo solo estaba deseando que hubiera un cristiano profesional cerca que pudiera guiarla a hacer esto.
Al comenzar a orar por eso, recordé lo que habías dicho en respuesta a una de las preguntas que yo había hecho en el correo anterior, de que la salvación solo tiene que ver con Dios. Y así llegué a la conclusión de que realmente la salvación no dependía de que yo pudiera decir todas las palabras adecuadas o de tener todos los métodos correctos.
Nuestra lectura y posterior discusión esa mañana en la clase de Biblia fue sobre la crucifixión. Ella insistía en que quería confiar en Cristo y quería que Él perdonara sus pecados. Ella no quería permanecer separada de Cristo por más tiempo. No quería dejarlo ir. Era como si se tratara de un asunto urgente. Yo, básicamente, solo fui con ella a través del proceso de salvación que me habías escrito. Ver que todo ocurriera fue tan dulce, tan asombroso».
Avancemos cinco días después. Ella escribió,
«Pensé te gustaría saber que mi otra hija aceptó a Cristo anoche. Habíamos estado teniendo conversaciones acerca de que no era suficiente con solo saber quién es el verdadero Dios y cómo Cristo es el único camino a Dios. Anoche ella estaba finalmente lista para rendir su corazón. Estoy muy sorprendida y agradecida por Su bondad hacia mis hijas».
Luego varias semanas más tarde, ella escribió,
«Tengo una amiga a quien ayudo cada semana con su hijo pequeño para que ella pueda despejarse un rato. Durante varios meses hemos estado desarrollando una conversación acerca de su necesidad de salvación. Pensé que te interesaría saber que hoy ella comenzó a confiar en Cristo. Una vez más, quiero darte las gracias por hacer el esfuerzo de llevarme a Cristo. Es una maravilla y un privilegio conocer la fuente de esperanza y poder compartirlo con los que me rodean. ¿No es su misericordia más que increíble?»
Bueno, la semana pasada le escribí a esta mujer para desearle un feliz primer cumpleaños espiritual, y también para aprovechar la oportunidad para preguntarle por qué compartir a Cristo parecía ser tan natural para ella cuando parece ser difícil para la mayoría de los creyentes. Y quiero compartir, con su permiso, lo que ella escribió en respuesta.
Ella me dijo,
«Tú preguntaste por qué compartir mi fe era tan natural. No estoy segura de que yo usaría esa palabra. Yo no soy una persona extrovertida. Para mí, tener una conversación uno a uno con alguien se siente más como un trabajo».
(Tal vez eso sea un estímulo para algunas de ustedes que escuchan hoy).
Ella siguió diciendo, «creo que desde el principio ha sido más como el desbordamiento de un corazón que está muy agradecido. Cuando Dios me permitió empezar a verlo como realmente Él es, entonces comencé a verme como realmente soy. Cuando alcancé a ver la magnitud de lo que Él ha hecho por mí, una mujer que aborrecía a Dios, cuando comencé a apreciar las misericordias de Dios en estar no solo dispuesto a redimir a la humanidad, sino también en tomar sobre sí el papel de ser un sacrificio vicario con el fin de lograr dicha redención, ¿cómo no puedo yo estar más que agradecida?»
Por cierto, ella es una creyente de un año, con más teología que muchas de nosotras que hemos estado alrededor de esto durante mucho tiempo. Ella continuó diciendo,
«No estoy segura de que la gratitud pueda ser contenida, y la mía no lo fue. En segundo lugar, Dios ha puesto en mi corazón compasión por los que me rodean.
Mientras viajaba en un país extranjero por mi trabajo, fui violada por un grupo de hombres, y en el proceso mataron a nuestro hijo que estaba por nacer.
La amargura, la ira -más como rabia- el odio brotaba por mis poros. Ninguna cantidad de alcohol podía aliviar el dolor. El perdón fue, y es, un enorme problema para mí, y Dios está con Su gracia cambiándome y suavizando mi corazón.
Mientras me relaciono con las mujeres que están en mi vida, estoy asombrada de que muchas de ellas han experimentado una violación similar a la que tuve, o la muerte de un niño. Me identifico con la desesperación, con la intensidad del dolor ineludible, y la ira que consume. Si bien esto sigue siendo un tema enredado en mi vida, y todavía tengo que averiguar cómo la soberanía de Dios, el amor, etc. obran en esto, sé en mi corazón que las respuestas se encuentran en Cristo y son reveladas en Su Palabra. Quiero que estas mujeres lo conozcan como yo estoy empezando a conocerlo, y que experimenten la verdadera esperanza».
Y luego ella dio una tercera razón. Y dijo,
«La gloria de Dios. Realmente, esto se ha convertido en mi principal motivación. Estoy tan agradecida de que Dios me haya hecho cruzar caminos con…» (y ella mencionó a esta escritora del blog de Aviva Nuestros Corazones) pero ella decía, «estoy tan agradecida de que haya hecho cruzar mi camino con esta mujer porque ella está consumida con glorificar a Dios».
Esta mujer siguió diciendo que en un correo anterior esta mujer la había referido a Números 14:21 y dice: «Desde entonces ese versículo ha estado siempre en mi mente. “Que toda la tierra sea llena de la gloria del Señor”. Yo quiero eso. Cuanto más aprendo y experimento Su carácter, más quiero que Él sea glorificado en toda la tierra. Él es digno».
Siguió diciendo: «Mi personaje favorito de la Biblia es el hombre sin nombre, que antes estaba endemoniado en Marcos capítulo 5. Recuerda cómo él quería abandonar la zona donde estaba para irse con Jesús, pero fue instruido en quedarse y contarles a otros lo que el Señor había hecho por él.
Este hombre no tenía ningún entrenamiento, no tenía amigos creyentes, ninguna iglesia, no había ido a conferencias, no había escuchado programas de radio, no había leído blogs, libros, etc. Todo lo que tuvo fue un encuentro con Cristo y una vida transformada (no que las otras cosas sean insignificantes), sin embargo, él fue y le dijo a todos en la región. Y la Biblia dice que ellos “estaban asombrados” (vv. 1-21).
Estoy muy agradecida de que se le incluyera en la Escritura, porque ha sido muy alentador para mí. Yo no tengo una formación, una iglesia, ni siquiera conozco otros creyentes aquí, pero aún así puedo contar de la compasión de Dios hacia mí, y dejar que otros vean mi vida cambiada, y orar para que Dios sea glorificado».
Bueno, ella compartió más, pero yo solo quería que escucharas el corazón de una joven creyente cuyo corazón Dios ha tocado, y recordarte como lo hizo ella en ese pasaje en Marcos 5 donde Jesús dijo a este exendemoniado: «Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti» (v. 19). Eso es el evangelismo. Eso es compartir el evangelio. El versículo 20 dice: «Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados».
Annamarie: Si has experimentado la maravilla de ser perdonada por Dios, eres la sal de la tierra y la luz del mundo. Nancy DeMoss de Wolgemuth te ha estado mostrando cómo podría lucir eso.
Puedes profundizar en tu entendimiento del evangelio haciendo uso de recursos que tenemos disponibles para ti en AvivaNuestrosCorazones.com. Hazlo escribiendo «evangelio» allí, en el buscador. Y si has sido bendecida a través de este programa, te animamos a compartirlo con otras mujeres, compártelo fácilmente a través de AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy dice que la iglesia ha sido llamada a proveer para los pobres, pero en muchos casos, la iglesia no ha asumido esta responsabilidad. Reflexionaremos más acerca de esto, mañana aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Diciendo: «Sí, Señor» juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
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Serie «Fundamentos del Manifiesto de la mujer verdadera»
Serie «El manifiesto de la mujer verdadera | Afirmaciones parte 1»
Serie «El manifiesto de la mujer verdadera | Afirmaciones parte 2»
Serie «El manifiesto de la mujer verdadera | Afirmaciones parte 3»
Serie «El manifiesto de la mujer verdadera | Declaraciones parte 1»
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