Como un río glorioso
Annamarie Sauter: ¿Se te olvida que Dios tiene el control de cada detalle en tu vida? Nancy nos recuerda una verdad esencial.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando empezamos a pensar, esta gente alrededor de mí me está haciendo la vida miserable, olvidamos que Dios es el bendito controlador y orquestador de todas las cosas en nuestra vida. Nada viene a nuestras vidas si no está ordenado por Dios, permitido por Él para Su gloria y para mi bien como último fin.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué situación te puede estar robando la paz en este momento? Hoy Nancy te ayuda a pensar en esto y a ver más allá de tus circunstancias –al Dios que nos invita a experimentar Su paz.
Nancy: Ayer iniciamos lo que para nosotros es realmente una serie inusual. Usualmente enseño de un …
Annamarie Sauter: ¿Se te olvida que Dios tiene el control de cada detalle en tu vida? Nancy nos recuerda una verdad esencial.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando empezamos a pensar, esta gente alrededor de mí me está haciendo la vida miserable, olvidamos que Dios es el bendito controlador y orquestador de todas las cosas en nuestra vida. Nada viene a nuestras vidas si no está ordenado por Dios, permitido por Él para Su gloria y para mi bien como último fin.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
¿Qué situación te puede estar robando la paz en este momento? Hoy Nancy te ayuda a pensar en esto y a ver más allá de tus circunstancias –al Dios que nos invita a experimentar Su paz.
Nancy: Ayer iniciamos lo que para nosotros es realmente una serie inusual. Usualmente enseño de un texto de la Escritura en particular o de un libro de la Biblia. Pero esta semana y un poco de la siguiente semana, estaremos analizando algunas de las letras de grandes himnos que han sido una parte importante de mi propia crianza y de mi peregrinaje espiritual.
Como compartía ayer, tuve la alegría, el gozo de grabar algunos de estos himnos, arreglos en piano de estos himnos, en un CD que estamos poniendo al alcance a través del ministerio.
Si te perdiste el programa de ayer, hablamos sobre el título del himno, Está quieta, mi alma. En muchas circunstancias de la vida, necesitamos saber que Él es Dios y solamente permitir que nuestros corazones, nuestras almas descansen en ese conocimiento.
Este CD incluye diez himnos clásicos y canciones del evangelio con las que crecí. Son familiares para mí porque crecimos cantándolas, pero la mayoría de ellas no se cantan mucho en nuestras iglesias hoy en día. Así que son poco familiares para muchas de ustedes y esta es la razón por la que pensamos en tomar varias de ellas y hablar sobre ellas, porque sus letras están fundamentadas en la Escritura, y nos remontan a grandes temas de nuestra fe.
Una de las cosas que me encanta acerca de los grandes himnos es que ellos anclan nuestros corazones en lo que es verdadero aun cuando nuestras emociones nos están diciendo exactamente lo contrario. Cuando estamos en medio de grandes tormentas, podemos ir a la Escritura y a muchos de estos himnos que nos llevan a la Escritura, y tenemos un ancla para nuestras almas.
También me encanta cómo estos himnos, muchos de ellos, pueden conectarnos con creyentes de otras épocas quienes compartieron nuestro amor por Cristo y por el evangelio. Hoy y mañana quiero presentarles a una de esas creyentes. Su nombre es Frances Ridley Havergal. Tal vez hayas escuchado su nombre, y vamos a estar viendo hoy y mañana dos de los himnos que ella escribió.
Frances fue una poeta británica y escritora de himnos de mediados del siglo XIX. Ella, de hecho, fue contemporánea de Fanny Crosby la escritora de himnos no vidente. Las dos mujeres sabían una de la otra, y respetaban mutuamente su trabajo, pero nunca tuvieron la oportunidad de conocerse en persona.
Pues bien, Frances Havergal nació en un hogar cristiano. Su padre era un pastor. Ella era la menor de seis niños, y tenía un intelecto asombroso. Aprendió a leer alrededor de los 3 años y empezó a escribir poesía a la edad de 7, y tenía una habilidad natural con los idiomas. Hablaba fluidamente, lo creas o no, francés, alemán, latín, griego y hebreo, y creo que también tenía un ligero conocimiento de otro idioma que ahora no recuerdo cuál era.
Cuando Frances tenía 11 años su madre murió, y Frances fue enviada a un internado. Fue a sus 14 años cuando ella tuvo un encuentro personal con Cristo.
Ella amaba la Escritura. Cuando cumplió los 22 años, Frances podía recitar todos los evangelios, las epístolas, Apocalipsis, los salmos y el libro de Isaías de memoria. Después también memorizó los profetas menores.
Ella también era muy talentosa musicalmente. Tenía una voz hermosa. Charles Spurgeon decía que ella «cantaba como un serafín». Ella fue entrenada como concertista, y pudo haber tenido fama mundial, carrera, y riquezas en ese campo, pero se propuso dedicar su vida a cantar para Jesús y a servirle a Él.
Ahora, para los estándares literarios, Frances no era una poeta excepcional, y ella no pretendía serlo, pero escribió libros, obras literarias y música, y cantaba sobre el amor de Dios y Su gracia salvadora. Ella, por cierto, era prolífera. Aquí tengo conmigo una pila de sus libros, incluyendo su poesía y otros escritos.
Tengo aquí conmigo uno de sus libros que se titula Como un río glorioso. Y si lo pudieras ver, podrías ver que tiene de dos a tres pulgadas de ancho. Es un libro pesado, y no es lo único que escribió. Tengo conmigo aquí muchos otros. Afortunadamente existe un fideicomiso Havergal que ha compilado y encontrado todas sus obras y las ha puesto juntas en Las obras completas de Frances Ridley Havergal. No las he leído en su mayoría, pero es un tesoro encontrado.
Se dice de ella en una de sus biografías: «Con este fin» (esto es, cantando sobre el amor de Dios y Su gracias salvadora), «con este fin y para este objetivo, su vida completa y todas sus energías fueron consagradas. Sus poemas (dijo su biógrafo) están impregnados con la fragancia de su amor apasionado por Jesús».
Aquí está lo que Frances misma tuvo que decir sobre las canciones que escribió. Es un lenguaje un tanto pintoresco, pero creo que captarás la idea de lo que quiere decir.
«Estoy encantada de tener la oportunidad de añadir a la escasa oferta de canciones sacras, y deseo que sean lo suficientemente melodiosas y fáciles de cantar».
En otras palabras, no solo para ser cantadas en la iglesia, sino para ser cantadas en el hogar y en el transcurso de la vida diaria.
¡Algunas de ellas (los tonos que tenemos ahora, las canciones que cantamos ahora) son asuntos muy patéticos y tristes! ¿Por qué posponer los cantos alegres hasta llegar a la costa más feliz? Cantemos palabras que sintamos y amemos, con claridad de enunciación, y buscando encontrar Su sonrisa todo el tiempo que estemos cantando. Así que vamos a cantar a nuestro Rey; sí, para Él, cuya voz es nuestra música más auténtica.
Así es como ella veía sus canciones.
Uno de sus himnos que no es tan conocido como el que veremos hoy es Señor, háblame para que yo pueda hablar. Ese es un himno que muchas veces a través de los años he usado para ponerme sobre mis rodillas en mi estudio y lo he cantado al Señor como una oración antes de hablar en una conferencia o de enseñar en alguna sesión como esta. El himno dice:
Señor, háblame para que yo pueda hablar en ecos vivientes de Tu tono; como Tú has buscado, permíteme buscar a tus hijos perdidos, descarriados, y solos.
Oh enséñame, Señor, para que yo pueda enseñar las preciosas cosas que Tú impartes; y dale alas a mis palabras, que puedan alcanzar las profundidades ocultas de muchos corazones.
Oh lléname con Tu plenitud, Señor, hasta que mi corazón rebose en pensamientos encendidos y palabras brillantes, Tu amor que contar, Tu alabanza para mostrar.
Oh úsame, Señor, úsame incluso a mí, justo como quieras, cuando quieras y en donde quieras, hasta Tu rostro bendito ver, Tu descanso, Tu gozo, Tu gloria compartir.
He cantado muchas veces a través de los años desde mi corazón al Señor, solo para decir, «Dios, quiero ser tu sierva, usada por Ti». Ese es uno de los himnos de Frances Havergal.
Frances luchó con una salud deteriorada y físicamente era débil. De hecho, murió a la edad de cuarenta y dos años. En su vida ella tuvo períodos de gran gozo y fervor, pero también tuvo épocas de depresión y duda. Creo, por cierto, que algunas de las mejores piezas de poesía, himnos e incluso discursos y libros, han sido escritos por aquellos que han luchado con la duda, con el desánimo, la depresión y el miedo.
Eso fue lo que le sucedió a Frances. Ella tomó lo que Dios le mostró en esas épocas oscuras y lo usó para ministrar gracia a otros creyentes que estaban luchando. Ella lo hizo a través de enseñar estudios bíblicos, a través del ministerio de uno-a-uno, y a través de sus escritos y su poesía.
Frances, nunca se casó, así que escribir estos textos poéticos e himnos fue su principal medio de sustento.
La historia dice que ella firmó un contrato con una editorial americana (porque recuerda que ella era Británica) porque quería vender sus libros más allá de Inglaterra. Y en enero de 1874, recibió una carta informándole que su editorial americana había pasado por un colapso financiero. Desafortunadamente, su contrato era exclusivo y no le permitía publicar con ninguna otra editorial de Estados Unidos. Así que esto fue un golpe duro para su carrera de publicaciones y su potencial de vida.
No mucho tiempo después, (como una escritora puedo decirte, que esto me hace temblar) la única copia de uno de sus libros manuscritos fue destruida en un incendio de una impresora. Esto fue antes de los archivos digitales por supuesto. Ella había enviado todo lo que tenía a la imprenta para ese libro, y todo su arduo trabajo se perdió totalmente. Ella dijo que no tenía ni un solo borrador del manuscrito. Puedes imaginarlo, y fue el mismo año en que pasó lo de la editorial americana.
No creo que haya sido coincidencia que esto haya sucedido el mismo año en que ella escribió el himno sobre la paz de Dios que ha ministrado por más de 140 años gran consuelo a los corazones de creyentes que sufren y que han estado luchando.
La traducción de este himno al español se titula, Cual la mar hermosa. Pero para este programa vamos a utilizar la traducción literal del himno en inglés, el himno dice:
Como un río glorioso es la perfecta paz de Dios, sobre todo victorioso, en su brillante aumento; perfecto, sin embargo fluye más completo todos los días, perfecto, sin embargo va creciendo más profundo a lo largo del camino.
Este concepto de la paz de Dios siendo como un río, es una imagen que encontrarás en el Antiguo Testamento. Piensa en el versículo de Isaías 48 que dice: «¡Si tan solo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces habría sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar» (v.18).
Paz como «un río», creo que algunos comentaristas piensan que esa frase se refiere al río Éufrates que corría a través de Babilonia. Ellos dicen que es una imagen de algo que es «abundante, rebosante y continuo». Esa es la manera en que la paz de Dios quiere ser en nuestras vidas. «Como un río glorioso es la perfecta paz de Dios», abundante como un río, rebosante como un río, continua como un río».
Habla de una fuente continua de bendición, este río glorioso, que hace que todo lo que está a su alrededor sea fructífero. Entonces Dios dice que tu justicia sería como las olas del mar, continuando con la metáfora de agua aquí. Un comentarista dice «esto habla de la justicia y la santidad implantada por Dios mismo, operando dentro y a través de ellos como las olas vastas y profundas fluyendo en una sucesión continua».
Este concepto del río, el río de las misericordias de Dios, el río de la paz de Dios, el río de Su gracia, es un concepto que ves a través del Nuevo y del Antiguo testamento. De hecho, ves un río fluyendo del trono de Dios, que sugiere que Él es la fuente de bendición abundante. ¿Necesitas paz? Tienes que obtenerla en la presencia de Dios. Es de Su trono de donde fluye ese río de la paz perfecta de Dios.
El coro de este himno revela el secreto de experimentar esta perfecta paz que es como un río glorioso. ¿Recuerdas el coro?
Firmes en Jehová, los corazones serán totalmente bendecidos, encontrando, como Él prometió, perfecta paz y descanso.
¿Recuerdas de qué versículo viene esta idea? De Isaías capítulo 26 versículo 3, que dice: «Tú guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado»; perfecta paz.
Yo no sabía hasta que estuve estudiando para esta serie, que el hebreo ahí en donde habla sobre esa paz perfecta de Dios, es de hecho Shalom, Shalom-paz, bendición, plenitud; Shalom Shalom. Está traducido en español, como perfecta paz completa, paz total.
Habla sobre esa paz, esa bendición que viene de estar en una relación correcta con Dios, una vida que se vive en Su presencia. Él es la fuente de paz. Él es la fuente de descanso. Cristo es «el Príncipe de paz», el que pagó el precio para que nosotras tuviéramos paz con Dios y para que experimentáramos la paz de Dios en cada circunstancia. Y ¿cómo lo hizo? Él pagó el precio con Su muerte, entregando Su vida en la cruz.
Bueno y en medio de circunstancias de la vida que fueron retadoras, difíciles y frustrantes, Frances Ridley Havergal experimentó esa paz. Ella no solo escribió sobre estas cosas en términos sublimes. Ella los trabajó en la maniobra y la trama del laboratorio de la vida cotidiana, que es por cierto de donde yo obtengo mis mensajes.
No es de sentarme en mi estudio y tener una vida perfecta sin presiones ni problemas en medio de las circunstancias. Es en el curso cotidiano de la vida cuando esta está apretando y es retador y existen decepciones y hay pérdidas y frustraciones. Ahí es cuando nuestros corazones miran hacia el cielo y dicen: «Señor, enséñame quién eres y enséñame cómo puedo tener Tu paz en medio de estas circunstancias». Y Frances Havergal tenía un testimonio de vida sobre esa paz.
Charles Spurgeon dice de ella:
Hay un centro para cada tormenta en dónde la calma perfecta reina. Hay un punto dentro del círculo de la llama más consumidora en el que la vida es posible sin ningún peligro de ser consumido. La señorita Havergal, a mi parecer, logró estar justo en el centro de las tormentas que estaban perturbando a otros, y en donde permaneció en perfecta paz. Parece que ella penetró en el mismo corazón de Dios que es un fuego consumidor, y descansó completamente en Su amor.
Me pregunto si la gente podría decir eso de mí. Probablemente no, porque en la mayoría de los días la gente más cercana a mí me ve empujar y luchar con las circunstancias de la vida diaria. Pero, ¿no sería maravilloso tener a alguien que diga eso de nosotros? Que hemos encontrado el camino al mismo centro de las tormentas que perturban a otros, y que permanecemos en completa paz.
Spurgeon dijo, «ella nunca pudo haber escrito como lo hizo de no haber sido por una intimidad extraordinaria con Dios».
De ahí es de donde viene la paz. Ese es el río glorioso que fluye del trono de Dios, esa perfecta paz, Shalom Shalom.
Cualquiera puede aparentar tener paz cuando el sol está resplandeciendo, y cuando tienes dinero en el banco, y cuando tu esposo está loco por ti, y tus hijos dicen, «sí señora» y obedecen cada una de tus órdenes, y cuando tienes el trabajo que quieres. Cuando todo está saliendo bien, cualquiera puede aparentar que tiene paz, pero eso no es ninguna prueba.
La prueba es cuando las tormentas y las situaciones de la vida levantan las llamas, las tormentas. Ahí es cuando nuestra paz es probada, y nuestra respuesta natural es estar ansiosas; algunas veces aterradas. Piensa por un momento en los discípulos en la barca, con la tormenta levantándose alrededor de ellos y Jesús durmiendo en la parte trasera de la barca. Y los discípulos diciendo, «Jesús pero, ¿no te importa? ¡Todos vamos a morir!»
¿Alguna vez te has sentido de esa manera? Tal vez esa sea la tormenta en la que estás en este momento, y te sientes aterrada. Bueno, es en las tormentas donde la mayoría de nosotras perdemos cualquier cantidad de paz que pensábamos que teníamos cuando las cosas iban bien.
La segunda estrofa de ese himno dice: «Como un río glorioso», nos recuerda que estamos a salvo en medio de la tormenta, y nos dice por qué: Es porque «estamos refugiadas en el hueco de Su mano bendita». Él nos sostiene en Sus manos. Él tiene el mundo entero en Sus manos. Él te tiene a ti y me tiene a mí. Él tiene a todos en Su mano. Él tiene las tormentas, los vientos y las olas. Todo está en Su mano, «refugiadas en el hueco de Su bendita mano».
Si estás en Cristo, estás a salvo. «Refugiada en el hueco de Su mano bendita, nunca el enemigo nos podrá seguir, nunca un traidor permanecerá» Hay enemigos; hay traidores tal vez en tu propia familia, pero no pueden permanecer ante Su gracia y Su poder. Y tú, si estás en Cristo estás protegida en el hueco de Su mano. Eso no significa que nunca te harán la vida difícil, pero en Él puedes estar segura.
Entonces, como resultado, esta estrofa continúa diciendo:
Ninguna ola de preocupación, ninguna sombra de necesidad, ninguna ráfaga de afán, toca al espíritu que allí está.
¿Te describe eso? ¿En medio de la tormenta, ni una ola de preocupación, ni una sombra de necesidad, ni una ráfaga de afán toca tu espíritu? ¿Me describe eso a mí?
Puedo pensar en tiempos durante los últimos tres días en los que estaba preocupada, con afanes y apresurada, todo en cuanto a describir mi espíritu, pero eso fue porque había olvidado que estaba refugiada en el hueco de Su mano bendita, que Él me sostiene. Si estoy en Cristo, estoy a salvo, todo está bien.
Y me encanta esa estrofa que celebra la soberanía de Dios quien es el bendito controlador de todas las cosas. ¿Recuerdas esas palabras?
Todo gozo o prueba se derrama desde arriba, marcando nuestras vidas el Sol de Amor;
Está hablando aquí del antiguo reloj de sol y de cómo el sol hacía a la sombra moverse. Dice, «cada gozo», bien, podemos aceptar que las alegrías vienen de arriba. «¡Gracias Dios por estas alegrías, todas estas bendiciones! ¡Sí! ¡Envíalas! Sí, sé que vienen de arriba. Dios es bueno. ¡Alabemos al Señor! ¡Amén! Me consiguió ese espacio para estacionarme. Me sanó de esto. Sanó a mi hijo de aquello o me dio el esposo que yo quería».
«Cada alegría viene de arriba, marcado en nuestra vida por el Sol de Amor», ese es Jesús. Pero también «cada prueba viene de arriba, marcada en nuestra vida por el mismo Sol de Amor». No solo las alegrías, sino también las pruebas.
Ves, se nos olvida eso. Lo sabemos, pero se nos olvida, y entonces perdemos la paz. ¿No es así? Cuando empezamos a pensar, esa gente alrededor de mí me está haciendo la vida miserable, olvidamos que Dios es el bendito controlador y orquestador de todas las cosas en nuestra vida. Nada viene a nuestras vidas si no está ordenado por Dios, permitido por Él para Su gloria y para mi bien como último fin. Ahí es cuando tenemos paz.
¿Pero realmente creemos esto? ¿Que «toda alegría y toda prueba viene de arriba, marcando nuestras vidas el Sol de Amor»? Por eso, «podemos confiarle plenamente en todo lo que haga para nosotros; aquellos que confían en Él totalmente, lo encuentran completamente verdadero».
¿Puedes ver la conexión entre la confianza y la paz? ¿Quieres paz? Necesitas ir al lugar donde fluye el río, el trono de Dios, la presencia de Dios. Confiar en Él completamente, confiar en Él totalmente, y en cuanto te lanzas hacia Él, lanzas tus preocupaciones a Él, entonces te das cuenta de que a Él le importas, y de que puedes ser libre de la preocupación, el afán y la prisa.
¿Está tu corazón fijo en el Señor? Firmes en Jehová, los corazones serán totalmente bendecidos, encontrando, como Él lo prometió, perfecta paz y descanso. Shalom Shalom.
Así dice el apóstol Pablo:
«Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, (el río glorioso) que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús».
«Por lo demás, hermanos, hermanas, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad» (Fil. 4:6-8).
Aférrate al Señor. Él es puro, amoroso, verdadero y digno. Fija tu mente en Él. Piensa en estas cosas. «Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros», perfecta paz, Shalom Shalom (v.9).
Annamarie: Nancy nos ha hablado sobre cómo podemos experimentar paz en el día a día. Y tú, ¿dónde está anclado tu corazón? La paz no se trata de no experimentar tormentas, sino de confiar en la Persona (con «P» mayúscula) correcta en esos momentos.
En esta serie de episodios titulada, Estad quietas, Nancy estará compartiendo con nosotras enseñanzas basadas en himnos clásicos de la fe cristiana. Hace unos años –cuando celebró sus 50 años en la fe– ella participó de la grabación de un álbum instrumental titulado, Be Still (que significa Estad quietas). Este contiene diez himnos para acompañarte en tu tiempo devocional. Adquiere el álbum a través de nuestra tienda en línea, en avivanuestroscorazones.com. También puedes encontrar el acceso en las transcripciones de estos episodios.
El que escuchas de fondo es precisamente el himno que vimos hoy, titulado, Como un río glorioso.
Mañana, en la continuación de esta serie, veremos un himno que nos anima a dedicar nuestras vidas al Señor.
Nancy: Toma sí mi corazón y Tu trono en él tendrás.
¿Qué hay acerca de dejarle a Jesús tu afecto, tu corazón, dejar que Él reine y gobierne tus emociones? ¿Le estás dejando que gobierne tus afectos, tus emociones, tus respuestas? ¿Están tus deseos, tus gustos, tus anhelos bajo el control de Cristo?
Annamarie: Nancy nos hablará más sobre esto el lunes, en la continuación de esta serie.
Descansando en Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Like a River Glorious, Nancy Leigh DeMoss, Be Still ℗ 2013 Revive Our Hearts.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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