Cómo tu casa puede apuntar al evangelio
Débora: La reputación de los cristianos puede ser… bueno… algo complicada. Rosaria Butterfield cree que los discípulos de Jesús deben ser conocidos por su humildad y por un amor genuino hacia las personas.
Rosaria Butterfield: Imagina un mundo donde el fruto del arrepentimiento y la práctica de la hospitalidad marcan la reputación de los cristianos para aquellos que aún no creen que Jesús salva por el mismo poder que lo resucitó de la tumba.
¡Ese es el mundo que la Biblia imagina para nosotros! Ese es el mundo que Cristo ora para que lo hagamos real en Su nombre.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de diciembre de 2024.
Bueno, no digo esto muy a menudo, pero la serie en la que estamos ahora debería venir con una etiqueta …
Débora: La reputación de los cristianos puede ser… bueno… algo complicada. Rosaria Butterfield cree que los discípulos de Jesús deben ser conocidos por su humildad y por un amor genuino hacia las personas.
Rosaria Butterfield: Imagina un mundo donde el fruto del arrepentimiento y la práctica de la hospitalidad marcan la reputación de los cristianos para aquellos que aún no creen que Jesús salva por el mismo poder que lo resucitó de la tumba.
¡Ese es el mundo que la Biblia imagina para nosotros! Ese es el mundo que Cristo ora para que lo hagamos real en Su nombre.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de diciembre de 2024.
Bueno, no digo esto muy a menudo, pero la serie en la que estamos ahora debería venir con una etiqueta de advertencia. Está basada en el libro «El evangelio viene con la llave de la casa». Piénsalo, si vamos a compartir la verdad y el amor de Jesucristo, tenemos que estar listos para recibir a las personas en nuestros hogares. He leído este libro. Es muy convincente.
Si nos has acompañado durante esta serie, has escuchado cómo Dios puede usar la hospitalidad ordinaria para transformar vidas de manera radical.
Eso es lo que Él hizo en la vida de Rosaria Butterfield. Y Él también puede estar trabajando en esta área de tu vida. ¿Has sentido el empujón silencioso del Señor para amar a tu prójimo de una manera que nunca antes habías experimentado?
Estamos en el último episodio de esta serie con Rosaria y Nancy que se grabó durante la Conferencia Nacional de Ministerios Ligonier. Mientras escuchas, imagínate cómo Dios podría usar tu hogar para alcanzar a otros con Su gracia que cambia vidas. Aquí está Nancy.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Rosaria, muchas gracias por acompañarnos esta semana aquí en Aviva Nuestros Corazones. Sé que nuestras oyentes han sido realmente retadas, bendecidas y animadas. Y tal vez hasta se han asustado un poco.
Rosaria: ¡Oh, no deseo que se asusten!
Nancy: Hemos hablado de la hospitalidad radicalmente ordinaria. Gracias por presionarnos un poco más allá de nuestra zona de confort. Y vamos a hablar un poco sobre eso para cerrar nuestra conversación el día de hoy.
Tu libro se llama El evangelio viene con la llave de la casa. Me encanta ese título. Tenemos una chica en nuestro personal que, cuando me estoy preparando para entrevistar a alguien, ella lee el libro antes que yo. Y antes de que yo tuviera la oportunidad de leerlo, ella me entregó sus notas de veinticuatro páginas.
Luego, Dawn puso al final un poco de su historia personal y un testimonio. Y solo quiero leerles un poco de lo que dijo esta mujer, miembro del equipo. Ella dijo:
«Leí el libro de Rosaria sobre hospitalidad, ¡y estoy totalmente deshecha! Me estremecí y discutí en la introducción y el primer capítulo, pero al final, encontré mi corazón destrozado por la verdad. Estoy convencida de que la mayoría de los cristianos no sabemos nada de la comunión bíblica genuina. A veces Dios habla en un susurro, pero mientras leo este libro, Dios sigue gritando: «¡¿Entiendes?! ¿Me obedecerás ahora?».
Desde 2001, vivo en mi pequeño y cómodo vecindario. He orado por mis vecinos y compartido dulces navideños, pero durante el último año he escuchado el dolor en sus corazones. Hay una pareja que se acaba de divorciar… ¡y ni siquiera sabía que tenían dificultades!
Hay una mujer desesperada y temerosa de Dios que está perdiendo a su esposo debido a una enfermedad y está cercano a la muerte. Hay dos preciosos vecinos que han tenido una vida difícil y temen ir a la iglesia porque, como dijeron: “simplemente nos sentaremos allí y lloraremos”. Aunque les dije: “Está bien. Iré a llorar con ustedes”, siguen teniendo miedo. Necesito perseguirlos con amor.
La verdad es que yo también conozco el miedo. Me da miedo acercarme, me da miedo que me puedan malinterpretar. Así que, me he quedado en mi casa trabajando, atendiendo mis responsabilidades, arreglando mi casa, pero no disponible más allá de lo que tenía agendado.
Realmente, no he abierto mi casa a los extraños, con la excusa de que es demasiado inconveniente y costoso. Incluyendo a los vecinos por los que oro y por los que sufro, no he sido lo suficiente flexible como para extenderme más allá de mis cosas y mi horario para satisfacer las necesidades reales.
Como ya he dicho, ¡Estoy realmente desecha! ¡Las palabras de Rosaria me incomodaron, pero también me dieron esperanza para cambiar! Lo bueno de estar deshecha es, que en nuestro caos y quebrantamiento, finalmente estamos en el lugar perfecto para que el Señor comience Su trabajo en y a través de nosotras».
Y bueno quise compartir esto, Rosaria, porque pienso que este libro no será de lectura fácil para nosotras. Para mí no lo fue porque, como mencioné antes, aunque crecí en un hogar muy dado a la hospitalidad, algo que llevo en el corazón, me empujaste más allá de lo que considero una hospitalidad «segura» y «planificada» hacia una hospitalidad que es más espontánea y flexible.
Y como mencionaste, esto no se ve igual para todas en cada etapa de la vida, y queremos enfatizar eso.
Rosaria: Cierto, absolutamente, y no deseo que las personas se asusten. Pero, ya sabes, a medida que pasamos a un mundo poscristiano, probablemente vamos a ver a muchos convertidos como yo. Lo que quiero decir con eso es que hay personas que vienen de una vida de mucho pecado… pecados que yo cometí y los pecados de otras personas que me afectaron
Y con esto, ya sea bueno o malo, te vuelves menos quisquillosa en cuanto a los límites. No estoy tratando de ser crítica cuando digo esto. Yo bromeo diciendo: «Soy la Butterfield sin barreras. No soy buena poniendo límites, solo sigo adelante».
A veces sigo y sé que hay cristianos con buenas intenciones que dirían: «¡Espera! ¡Ve más despacio!», o «¿Cómo sabes que tengo problemas?». Pero casi siempre las vidas de las personas son bastante desordenadas. La vida sin Cristo es realmente difícil, y pienso que las personas que han sido cristianas por mucho tiempo casi han olvidado esto.
Nancy: Y hoy en día tú no fueras cristiana si no hubiese sido por la disponibilidad de Ken y Floy Smith.
Rosaria: Exactamente, yo no sería cristiana.
Nancy: …Y llevando tu caos a su casa.
Rosaria: ¡Absolutamente! Pienso que a veces nos sentimos incómodas. Pensamos: ¿Y si ofendo a las personas? O ¿Qué tal, si realmente están bien y no necesitan a mi Cristo? Bueno, entonces tienes un problema con tu teología.
Nancy: Porque nadie puede estar bien. ¡Todos necesitamos a Cristo!
Rosaria: ¡La vida sin Cristo es muy difícil! Tiene algunos límites aterradores. Y pienso que esto es exactamente lo que quiero que la gente sepa. Porque sé que hay personas que me escuchan hablar y piensan: bueno, ¿y qué pasa con los niños?
Nancy: Y de hecho, tenemos una madre que está con su pequeño escuchando esta conversación, y durante el receso le preguntamos: ¿Qué deseas saber?
Y ella nos dijo: «¿Cómo se ve esto cuando tienes un niño pequeño y deseas protegerlo; deseas que esté seguro?». A lo que tú respondes…
Rosaria: Estoy de acuerdo. De hecho, tu primera responsabilidad de pacto es tu familia y mantenerla segura. Serías negligente si pones a tus hijos en peligro. Yo te diría algunas de las cosas que hacemos en nuestro hogar para mantener algunas barreras de seguridad.
Sabemos que Satanás puede atacar todas esas barreras, por lo que no vamos a actuar como si este fuera el fin y el todo de esa conversación.
Nancy: Y ninguna familia está a salvo si Cristo no está presente. Él es nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestra seguridad.
Rosaria: Amén, así es. Y ningún matrimonio está a salvo. Los límites son duros sin Cristo. Fuimos padres de acogimiento temporal durante diez años, y eso significó que durante diez años tuvimos algunas reglas básicas en nuestra casa, y han sido muy útiles.
Así que, cuando las personas nos dicen: «¡Wow! Esas reglas son muy creativas. ¿Dónde las aprendiste?».
Yo les digo: «Bueno, las aprendí en el Estado de Bienestar Social. ¡Y ahí están para ti, tú también las puedes adoptar!». Te pueden hacer ver como si «no fuéramos una pareja divertida». Y de cierta forma, puede que sea cierto.
Por ejemplo, en mi casa no se acepta el alcohol. No creo que sea pecaminoso consumir alcohol, pero en los años que fuimos padres de crianza con adolescentes en la casa, la regla de no tener alcohol fue una idea muy sabia.
Y una de las cosas que hacer esto nos ha permitido es recibir presos en nuestra casa, presos de una prisión de mínima seguridad, que están en transición del contexto carcelario. Y en realidad, estos son hombres que también vienen a nuestra iglesia.
Nancy: Están como en una libertad condicional.
Rosaria: De hecho, son exactamente cinco horas. Y, a menudo, cuando están en nuestra casa, un guardia de seguridad tiene que deambular y asegurarse de que todo esté bien. Entonces, no tener alcohol, es algo básico que nos mantiene a todos a salvo. ¿Y qué significa? Significa que no podemos tener alcohol. Bueno, ¿sabes qué? Eso está bien para nosotros, porque está sirviendo a un bien mayor. Así que, esa es una de las razones.
Otra razón es que no permitimos que nadie merodee por las habitaciones a la hora de la cena. Los niños no tienen permitido quedarse en la habitación con nadie a menos que sea con uno de los padres o una persona designada.
Pero somos así de claros con nuestros niños, y a menudo les recordamos esto, porque es difícil para ellos, especialmente si tienen necesidades especiales.
Les decimos: «No, no. Nunca te subas a un auto [con ellos], nunca estés en una habitación [con ellos], nadie puede tocarte. . .». Hablamos mucho de cosas del cuerpo. «Habla con tus padres, habla con tus padres, habla con tus padres». Pero en su mayor parte, cuando tenemos compañerismo abierto, todos estamos en el comedor, estamos en la sala de educación en el hogar, estamos en la sala de estar.
Nancy: O sea, están en grupo.
Rosaria: Exacto, nuestros hijos son lo suficientemente mayores para entender estas reglas. Los pequeños no. De modo que cuando tienes niños pequeños, es un trabajo de hipervigilancia y te preguntas si alguna vez podrás relajarte un poco después de que tus hijos sobrevivan a la primera infancia.
Tengo una amiga muy querida de la iglesia que realmente estaba motivada a practicar la hospitalidad. Ella es una de las personas más hospitalarias que conozco. Ella se mudó a un área nueva con sus dos hijos de un año y otro de cinco. Lo que ella decidió fue tener un ministerio estrictamente para madres con niños pequeños.
Ella vivía en una calle sin salida. Le escribió notas a mano a cada una de las personas y las invitó a su casa para un tiempo de historia bíblica los lunes por la mañana. ¡Todas vinieron! Quiero decir, todas las madres que no eran cristianas llegaron.
¿Sabes por qué? Porque se sienten solas. Pero ella les dio una razón para tomar una ducha y salir de la casa. Y sabes que eres una triunfadora cuando tienes un niño pequeño y te duchas y sales de tu casa, ¿no es así?
Nancy: Así es.
Rosaria: Así que ha sido maravilloso en ese sentido. Pero luego mi amiga, que es una cristiana muy fiel, también se enteró de algunas de las necesidades en cada uno de estos hogares. Y una de las cosas básicas era: «¿Cómo voy al supermercado con los niños que tienen diferentes horarios para la siesta?». Bueno, ¡todas esas mamás comenzaron a hacer compras unas para otras!
Se convirtieron en un equipo. Entonces a partir de ahí comenzó un estudio bíblico para parejas, ¡y ellos no eran creyentes! Y déjame decirte esto: eso no es una iglesia; no son cristianos. Pero había una necesidad de comunidad y mi amiga que es cristiana se dio cuenta de eso.
Ella puso a Cristo en el centro de esa comunidad usando la música de una cantante cristiana y enseñando historias bíblicas a los niños. Pronto las madres sintieron curiosidad: «¿Es eso cierto? ¿Dios escucha nuestras oraciones? ¿Estamos solos en este mundo? ¿Hay propósito en mi vida? ¿Hay algún significado en mi sufrimiento? ¿Cómo sería mi matrimonio diferente si mi esposo y yo nos sometemos a Cristo?». Esas fueron preguntas que salieron de ese tiempo de historias bíblicas para niños.
Pero una de las cosas que era vital en lo que ella hacía, es que lo hacía los lunes por la mañana. No era hacerlo: «Cada tercer lunes del mes y traer algo para compartir». Eso es otra cosa. Es, más bien: «Ven cómo estás. Ven en pijamas».
Nancy: «¡Incluso si todavía no te has bañado!».
Rosaria: Sí. «No tienes que ser perfecta. Solo tienes que venir».
Nancy: Y esa es la forma en que tú te conduces en tu hogar también. Es posible que aún estés haciendo algunas cosas de escuela en el hogar. Tienes cosas en varias etapas de preparación y eso no es entretenimiento.
Rosaria: Exacto, no es «entretenimiento».
Nancy: Y los menús y las comidas y tener que arreglar la mesa… En tu libro nos pintas una imagen sobre eso que es muy real.
Rosaria: Sí, es muy real. Le da a otras personas la oportunidad de ministrar. Y sabes, mi vida es bastante desordenada. El Señor ha enviado a un número de personas que están luchando con una serie de cosas. Y recuerdo que una vez estaba en una conversación por videollamada con una amiga que atravesaba varias luchas.
Eran alrededor de las cinco en punto, que no es un momento ideal para estar en esa videollamada, porque necesitaba preparar la cena.
Uno de los hombres solteros de nuestra iglesia entró y pudo ver que yo estaba ministrando a una amiga. Él me miró y me hizo una seña, como diciéndome: «¡Puedo encargarme de la cena!». Y yo pensé: ni siquiera sé si este hombre sabe cocinar, pero… bueno.
Así que llevé mi computadora a la sala donde hacemos escuela en el hogar, cerré la puerta y continué hablando con mi amiga que estaba en necesidad. Luego salí media hora más tarde y el joven ya tenía la cena lista. ¡Hizo un buen trabajo!
Nancy: ¡Búscale una esposa a ese chico!
Rosaria: Sí. Bueno, ya sabes, hizo un buen trabajo.
Nancy: Él se hizo cargo, como si fuera parte de la familia.
Rosaria: Él se encargó, y eso lo hizo sentirse muy bien y sentirse necesitado. Y de eso habla un hogar hospitalario. Un hogar que practica la hospitalidad no dice: «Bueno, aquí están los anfitriones y aquí están los invitados», sino que dice: «Cristo fue tanto un anfitrión como un invitado». Y «la hospitalidad» es diferente de la «falsa hospitalidad».
Verás, el problema es que demasiados cristianos confían en la hospitalidad falsa. No tenemos ninguna necesidad de la hospitalidad real. Así que la hospitalidad falsa es la que puedes comprar; estás a cargo de ella.
No tienes que ser tú la que recibes, sino la que das. ¡Eso nos mantiene humildes! Entonces un hogar donde las personas están reunidas, es un hogar que vemos en el libro de los Hechos…
¿Qué tenía ese hogar que era el lugar donde todas las personas oraban por Pedro? ¿Qué era? Bueno, ¿quién sabe? Tal vez era lo suficientemente grande, la ubicación era fácil de aprender, ¿quién sabe? Fue un hogar de reunión. Era el lugar donde las personas se reunían.
En nuestra casa los niños saben cómo poner la mesa.
Nancy: Y no todo tiene que ser perfecto ni combinar
Rosaria: ¡Para nada! La mesa no siempre está bien puesta. A veces bromeo sobre eso diciendo: «Disminuye tus expectativas y aumenta tu gozo».
Nancy: Y no estamos hablando de las mesas que encontramos en Pinterest que son perfectas.
Rosaria: No. No. Nadie que yo conozca que haya entrado alguna vez en mi casa y quisiera tomar una foto.
Nancy: Y eso no tiene nada de malo, pero eso no debe ser algo que intimide o que nos impida ejercer la hospitalidad.
Rosaria: Correcto, absolutamente. Me encanta el hecho de que tengo amigas a las que les gusta decorar. Así que el plan será juntarnos en nuestra casa durante los días feriados. Invitaremos a todos en Semana Santa, incluidos nuestros prisioneros que mencioné. Tengo una amiga que vino a verme y me dijo: «Yo decoraré».
Sé lo que eso significa, porque ya sabes, yo no decoro; yo paso la aspiradora. Y tenemos mascotas, ¡así que la gente debería estar agradecida de que pase la aspiradora!
Nancy: Así es.
Rosaria: Pero si alguien quiere decorar, ¡genial! Estoy totalmente de acuerdo, pero quiero que sea algo sencillo y que no distraiga.
Nancy: Y hablando de pasar la aspiradora, permíteme leer una cita de tu libro. Escribiste esto: «La hospitalidad es necesaria, ya sea que tengas pelo de gato en el sofá o no. La gente morirá de soledad crónica antes que morir por el pelo de gato en la sopa».
Rosaria: Yo sé que para las personas que no les gustan los gatos, eso es un poco… Tú sabes…
Nancy: Y eso es desagradable, pero tienes un punto allí: tenemos que decidir qué es lo que realmente importa, y las personas importan más que objetos y cosas. Podemos hacer tan fácilmente un ídolo de ser ordenada o de tener las cosas perfectas.
Rosaria: correcto.
Nancy: O las comidas. De manera en la que hablas sobre esto en tu libro, las comidas pueden ser realmente simples.
Rosaria: Son simples. La mayoría de las comidas se preparan temprano en la mañana. Prácticamente todas mis comidas tienen una base de arroz, habichuelas y tal vez pollo, y luego le agrego algunas verduras. Eso es prácticamente todo.
Alguien me preguntó hoy si tengo un libro de cocina para algunas de las recetas de sopa que hago. No. Yo solo improviso en algunas cosas. He estado haciendo esto durante años. No trabajo a partir de recetas; lo disfruto. Paso mucho tiempo en la cocina. Lo disfruto, pero hay cosas que no hago. Paso horas cortando vegetales y escuchando una prédica, pero cero tiempo en las redes sociales.
Nancy: Tomas decisiones.
Rosaria: Tomo decisiones. Y eso no es porque crea que las redes sociales son intrínsecamente malas, sino que prefiero hablar con la gente en tiempo real. Prefiero escuchar, ponerme al día con todos los sermones que quiero escuchar durante la semana y picar verduras que sentarme frente a mi computadora. La vida siempre se trata de selección y sacrificio.
Nancy: Y Rosaria quiero cambiar de tema aquí por un momento, porque tu vida, tu vida en Cristo, eras, como hablas en otro libro, una conversa poco probable, improbable. Dios usó la hospitalidad para llegar a ti, para unirte a Cristo. Y esto es algo de lo que tuviste la alegría de practicar en relación con tu propia madre. Lo llamas «hospitalidad en el lecho de muerte».
Rosaria: Así es.
Nancy: Y sé que hay momentos de crisis y momentos en los que tienes un familiar o alguien cercano que, durante años y años, parece la probabilidad más improbable de convertirse.
Rosaria: ¡Oh, claro que sí!
Nancy: Pero Dios se movió de una manera extraordinaria. Robert y yo escuchábamos esta historia a medida que se desarrollaba y lo has compartido en este libro. ¿Puedes decirnos brevemente lo que Dios hizo allí?
Rosaria: Bueno, ¡fue algo increíble! Mi mamá fue muy maltratada de niña, así que creció con una gran desconfianza de los hombres. Ella tampoco creía que la iglesia servía para algo. Casi la única vez que escucharías a mi madre usar el nombre de Cristo sería como una maldición.
Cuando me declaré lesbiana a los veintiocho años, eso no sacudió el mundo de mi madre. Quiero decir, creo que su posición era: «Todavía eres una profesional, ¿verdad?», como si estuviera diciendo: «Profesionalmente, estamos bien, ¿verdad?». Siempre que yo estuviera bien profesionalmente, lo que hiciera con mi propia vida y mi cuerpo dependía exclusivamente de mí.
Incluso me dijo: «Lo entiendo completamente. Los hombres son peligrosos. Puede que haya algunos que sean buenos. Pero en su mayoría, no son seguros». Después de que Kent y yo nos casamos, nos mudamos a Carolina del Norte. Luego de tener bastante tiempo casados, mi madre se mudó y vivió con nosotros durante dieciséis meses.
Durante ese tiempo ella se burló de nuestra fe, desafió a Kent cuando intentaba hacer devocionales familiares. Quiero decir, ¡fue realmente horrible! Ella les decía a nuestros hijos que eso estaba mal y que las personas inteligentes no creen en estas cosas sobrenaturales.
Nancy: Ella se oponía y resistía mucho y fuertemente al evangelio.
Rosaria: Oh, sí. Fue muy difícil. Yo estaba en el proceso de escribir libros, y esto era muy difícil.
Después de que salieron los libros Apertura sin obstáculos y Pensamientos secretos de una conversa improbable, que tratan acerca de la identidad sexual y la unión con Cristo, mi mamá leyó ambos libros y se me acercó después de leerlos.
Ella me dijo: «Rosaria, he leído tus dos libros y no soy débil como tú. Quizás si yo fuera débil como tú, querría conocer a ese Cristo, querría tener una vida como la que tú tienes. Pero no soy débil como tú. Aun así quiero decirte: me estoy muriendo. Me acaban de diagnosticar cáncer de pulmón, y quiero morir a mi manera. No quiero que tú o tu religión interfieran conmigo o cómo voy a morir».
Esa fue probablemente la mayor crisis de fe en mi vida, porque las personas más difíciles para compartir tu fe son tu familia, pues ellos conocen tu pecado mejor que tú. No se puede fingir; ellos han sido afectados por tus pecados.
Pero en la providencia de Dios, pude pasar los últimos diez días de la vida de mi madre junto a ella en un hospicio. Kent se encargó de todo, así que yo solo me senté junto a la cama de mi mamá todo el tiempo.
Morir es muy duro. ¡Es un proceso horrible! Ver morir a alguien, incluso en un hospicio en el que recibe la cantidad necesaria de morfina para aliviar el dolor, sabes que la muerte es una maldición. Yo solamente oraba. Soy cantante. Canté a través del salterio, canté Salmos. En cierto momento, mi madre se sentó, me miró y me dijo: «Bueno, supongo que ahora soy débil como tú. ¿Por qué no me hablas de ese evangelio? No puedo creer en eso. ¿Por qué no puedo creer? Si soy débil como tú, ¿por qué no puedo creer?».
Y le dije: «Bueno, mamá, no creo que sea el evangelio el que no conoces; creo que a quien no conoces es al Pastor. Parece que tienes un conocimiento general del evangelio, pero no conoces a la Persona». Y a su manera práctica, ella me dijo: «Bien. Bueno. Me estoy muriendo… Cuéntame acerca de esto; háblame de Él».
Eso inició un momento fascinante en mi relación con mi mamá. Solo duró dos días porque murió muy rápidamente después de eso. Kent y yo comenzamos a leer todos los pasajes de la Biblia que conocíamos y que nos hablaban de Cristo como Pastor y de Él pastoreando.
Mi madre daba una respuesta inmediata y totalmente opuesta cuando no podía escuchar lo suficiente. Ella nos decía: «Léeme más; ¡dime más!». Y luego, en cierto momento, se sentó en la cama. Las personas que se están muriendo no pueden mover la boca, ¡pero de repente parece que van a salir de la habitación!
Mi mamá se sentó en la cama y dijo: «¡Espera un segundo! ¿Qué voy a hacer con mi pecado? No quiero hablar con un sacerdote. ¿Qué voy a hacer con mi pecado?».
Y yo le dije: «Bueno, tienes que hablar con el Sacerdote, el Sacerdote Cristo. Necesitas confesar tu pecado y tener confianza en que Él te perdonará».
Ella me dijo: «¿Y no tengo que hablar contigo sobre eso?».
Y yo le dije: «¡No! ¡No soy tu sacerdote!».
Y ella me dijo: «¡Excelente! ¡Muy bien!».
Fue realmente muy duro. Mi mamá era una mujer tosca. Ella había trabajado duro y había tenido una vida difícil, pero dos días antes de morir, ¡tuve el increíble privilegio de verla entregar su vida a Cristo!
¡Eso fue increíble! Mi madre murió y no tengo remordimientos. Hablo de ello en el libro. Mi madre y yo habíamos tenido muchos problemas porque yo no podía ser todo lo que ella quería que fuera, así que teníamos una relación muy difícil.
Pero cuando ella murió en el Señor, fue como si todas las cosas que me habían estado lastimando en nuestra relación antes de eso, fue como si el Señor las hubiera llenado.
La sangre de Cristo llenó en mí esas grietas de patrones malos. Enterramos a mi madre sin remordimientos y ese fue un momento en el que me di cuenta de que Dios es misericordioso y escucha tus oraciones.
Unos días después de la muerte de mi madre, fui a las oficinas de la escuela en el hogar, y una de mis amigas me dijo: «Oh, Rosaria, ¿qué pasó? ¿Tu mamá abrazó la fe?».
La miré y le dije: «Bueno, no lo sé. Quiero decir, tal vez fue la morfina la que habló. Es decir, ella dijo todas las cosas correctas».
Y esta amiga (¡ya sabes, las madres que educan en casa te devuelven a la realidad!), ella se volvió a mí y me dijo, algo triste: «¿Sabes qué? ¿Sabes qué, hermana? Cuando abrazaste la fe, había mucha gente que tampoco creía que te habías convertido. Pero, ¡adivina qué! ¡Cristo salva a los pecadores como tú y como yo! ¡Alabado sea Dios por lo que hizo en la vida de tu mamá! Así que deja de preocuparte por la morfina».
¡Alabado sea Dios por las amigas que pueden hacer eso, porque puede ser aterrador!
Nancy: Y, como dices en tu libro, eso cambió el futuro de tu madre, pero también cambió tu pasado.
Rosaria: Cambió su futuro y nuestro pasado. No tengo ningún remordimiento. No tengo ningún «qué hubiera pasado si», en esas pérdidas de la infancia, porque en el avance de la salvación, se resuelve la mirada retrospectiva de la historia.
¡Cristo reescribe la historia! El evangelio cambia a las personas, pero también cambia a la comunidad. Cambia el Cuerpo, la iglesia. ¡Esa fue una de las lecciones cristianas más poderosas de mi vida!
Nancy: Y Rosaria, al final de tu libro, El evangelio viene con la llave de la casa, del que acabas de desglosar este hermoso tema de practicar la hospitalidad radicalmente ordinaria, tienes una sección conmovedora que llamaste «¿y si?». Y allí escribiste: «Imagina un mundo donde cada cristiano practicara la hospitalidad radicalmente ordinaria». Ayúdanos a imaginar. ¿Cómo sería eso?, dános una breve ilustración
Rosaria: Los cristianos necesitan trabajar con la imaginación, y necesitamos hacerlo de una manera esperanzadora y épica (literariamente hablando). Necesitamos pensar en «¿y si?», sabiendo que el «¿y si?» que Cristo sostiene siempre es bueno.
Así que pregunté: ¿Y si…?
- Imagina un mundo en el que cada cristiano practicara una hospitalidad radicalmente ordinaria, ya sea como anfitrión o como invitado.
- Imagina un mundo en el que cada cristiano hiciera un pacto de membresía en la iglesia y lo honrara.
- Imagina un mundo donde todos los cristianos ofrendaran, y donde viviéramos intencionalmente por debajo de nuestras posibilidades, teniendo suficiente para compartir, y tal vez incluso mudarnos a vecindarios que nos necesitan más de lo que nosotros los necesitamos a ellos.
- Imagina un mundo en el que vivir como portadores de la imagen de un Dios Santo signifique algo, algo que cambie la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás.
- Imagina un mundo en el que los vecinos digan que los cristianos organizan las mejores fiestas de la ciudad, y son las personas a las que acuden sin ser invitados para resolver los problemas y asuntos grandes.
- Imagina si los niños del barrio supieran que los cristianos son personas confiables para pedir ayuda cuando las agonías impensables sondean su vida privada o familiar.
- Imagina un mundo donde los hombres vivieran como hombres de Dios y las mujeres vivieran como mujeres de Dios.
- Imagina un mundo donde los niños, incluidos los que aún no han nacido, sean valorados como hijos de Dios; uno donde saben que los roles de género y sexualidad son bendiciones para los demás, incluso cuando requieren de un gran sacrificio.
- Imagina un mundo donde nacer hombre o mujer viene con distintas bendiciones y límites, y donde nuestros roles como hombres y mujeres se valoran como llamados elevados y distintivos.
- Imagina un mundo en el que cada cristiano conoce lo suficiente a su prójimo como para hacerle bien terrenal y espiritualmente.
- Imagina un mundo en el que cada cristiano conozca por su nombre a las personas que viven en la pobreza o en la cárcel, y se sientan atados a ellos y a su futuro y vivan de manera diferente a causa de ello.
- Imagina un mundo donde la sexualidad estuviera a salvo dentro de los confinamientos de los límites bíblicos y no se desencadenara en violaciones, incesto, pornografía y autolesiones.
- Imagina un mundo donde el patriarcado bíblico, el liderazgo benévolo de padres con un corazón de siervo nos haga a todos dar un suspiro de alivio al saber que los buenos padres nos protegerán de las bandas errantes de hombres malvados.
- Imagina un mundo donde el fruto del arrepentimiento y la práctica de la hospitalidad marcan la reputación de los cristianos para aquellos que aún no creen que Jesús salva por el mismo poder que lo resucitó de la tumba.
- Imagina un mundo donde la gente se adueñara de la noche para orar.
- Imagina un mundo en el que sepas los nombres de tus vecinos, donde juegues a las cartas con ellos y coman juntos, oren por los niños del vecindario y brinden una mano antes de que alguien se lo pida.
- Imagina un mundo donde nadie languidezca en una soledad aplastante, donde ninguna mujer, hombre o niño abusado sufra solo, donde las personas lleven sus problemas reales y apremiantes a los cristianos que tienen la reputación de ayudar y donde las víctimas no sean barridas, perdidas u olvidadas.
- Imagina un mundo donde las personas teman a Dios más que a los hombres y sirvan a Dios más que a la comodidad.
- Imagina un mundo donde el poder del evangelio para cambiar vidas sea nuestro para contemplar.
¡Este es el mundo que la Biblia imagina para nosotros! Ese es el mundo que Cristo anhela que tengamos y que hagamos realidad, en Su Nombre; No escrear el cielo la tierra. Con cosas como la ofrenda, la membresía en la iglesia, la hospitalidad o la defensa de las víctimas. No, no es eso.
Hacemos estas cosas para que podamos prepararnos juntos para lo que viene, para el regreso de Cristo, para nuestra herencia en el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra; para que podamos advertir a nuestros vecinos del verdadero juicio que vendrá; ¡para que podamos honrar a nuestro Dios y Rey!
Esos son los elementos básicos, comenzando contigo y conmigo, y nuestras puertas abiertas, y nuestras mesas dispuestas para comer, y las llaves de nuestras casas, listas para dar. Eso no es complejo. El cristianismo radicalmente ordinario no es un cristianismo de doctorado.
El evangelio que viene con la llave de la casa es el cristianismo A-B-C. La hospitalidad radicalmente ordinaria y diaria es el bloque de construcción básico para la vida cristiana vital. ¡Comienza en cualquier lugar! Pero, por favor, ¡comienza!
Débora: Ella es Rosaria Butterfield, leyendo de su libro «El evangelio viene con la llave de la casa», y el subtítulo es: «Practicando radicalmente la hospitalidad ordinaria en nuestro mundo postcristiano». Ella ha estado hablando con Nancy DeMoss Wolgemuth sobre cómo la hospitalidad es esencial para la vida de un creyente.
«El cristianismo diario radicalmente ordinario no es un cristianismo de doctorado. Es un cristianismo A-B-C». Eso es lo que dijo Rosaria. Cuando pienso en otros elementos de la fe que han sido bloques de construcción para mi vida cristiana, pienso en tres palabras: El cielo gobierna. Ese es un mensaje tan simple, ¿no? Podemos descansar en la soberanía de Dios que cambia la forma en que vivimos cada día.
Llamándote a usar tu hogar para apuntar al evangelio y ayudar a otros a experimentar la libertad, la plenitud y la abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación