Cómo prevenir que el matrimonio se convierta en un ídolo
Dannah Gresh: Carolyn McCulley, que también es soltera, anima a otras mujeres solteras a tener cuidado de no categorizar a los hombres en sus mentes.
Carolyn McCulley: Cuando él se acerque a ti y no sea él quien te interesa (porque tienes los ojos puestos en alguien que crees que está fuera de tu alcance), entonces recuerda: ¡él cree que tú estás fuera de su alcance! Él piensa que eres una mujer buena y noble que hay que conquistar. No estás en ninguna obligación de decir que sí. Pero sí estás bajo la obligación de edificarlo.
Dannah: Estás escuchando a Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Escoja Perdonar, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 18 de agosto de 2023.
Nancy, sabes lo que es un edificio, ¿verdad?
Nancy Demoss Wolgemuth: Tengo mi diccionario aquí, Dannah. Aquí está: Edificio.
Dannah: Sabes que hay un término …
Dannah Gresh: Carolyn McCulley, que también es soltera, anima a otras mujeres solteras a tener cuidado de no categorizar a los hombres en sus mentes.
Carolyn McCulley: Cuando él se acerque a ti y no sea él quien te interesa (porque tienes los ojos puestos en alguien que crees que está fuera de tu alcance), entonces recuerda: ¡él cree que tú estás fuera de su alcance! Él piensa que eres una mujer buena y noble que hay que conquistar. No estás en ninguna obligación de decir que sí. Pero sí estás bajo la obligación de edificarlo.
Dannah: Estás escuchando a Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Escoja Perdonar, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 18 de agosto de 2023.
Nancy, sabes lo que es un edificio, ¿verdad?
Nancy Demoss Wolgemuth: Tengo mi diccionario aquí, Dannah. Aquí está: Edificio.
Dannah: Sabes que hay un término bíblico que viene de la misma raíz; es «edificar» o «edificación».
Nancy: Edificar significa «construir». Edificar, un edificio/edificar, construir.
Dannah: Así es, Nancy. Y esta semana hemos estado escuchando a Carolyn McCulley. Ella ha estado hablando de la importancia de edificar a los que nos rodean, en todas nuestras interacciones, incluso cuando sentimos que es difícil.
Nancy: Sí, así es. Y hay momentos en las relaciones, ya estemos casadas o solteras, en los que sentimos que queremos derribar o hundir a la otra persona. Pero la Palabra de Dios nos llama a edificar, a construir, a fortalecer y animar a otros.
El mensaje que hemos estado escuchando esta semana de Carolyn McCulley fue dado en una conferencia True Woman. Aunque Carolyn se dirigía específicamente a las mujeres solteras en esa sesión, en realidad nos está llamando a cada una de nosotras a edificar a quienes nos rodean en el cuerpo de Cristo. Aquí está Carolyn McCulley con la tercera parte de su mensaje.
Carolyn McCulley: Puedes encontrar algo bueno y redentor en cada situación, aun si es simplemente esperar por un cambio. Puedes ver la vida a través de los lentes del evangelio, y puedes ver la realidad del pecado. No estoy hablando de ser ignorante a propósito, sin darnos cuenta de la realidad de la vida.
Los lentes del evangelio te permiten ver la realidad de la vida y ver a través de ellos la esperanza de cambio que viene a través de la gracia de Dios. Así que, aun el joven más hiriente y egocéntrico con quien jamás hayas salido, no está fuera de la gracia de Dios.
Eso te permite pensar en cualquier cosa que es verdadera u honorable, justa, pura, amable, digna de elogio, etc., en cualquier situación, y repetir esos pensamientos en tu corazón, en lugar de hacer una lista de las maneras en las que han pecado contra ti.
Ahora, estás en medio de la iglesia…la mayoría de nosotras probablemente estamos en medio de iglesias que le tienen un alto valor al matrimonio (como debe ser), de ser una esposa, de ser una madre, y tú piensas, «¿cómo encajo aquí?»
Bueno, encajas aquí siendo parte de la solución en una sociedad que se está desmoronando al expresar esperanza hacia Dios en todas tus relaciones, edificando los matrimonios de tus amigas y familia, estimándolos, no tratando de llamar la atención del esposo de alguien más, siendo sabia acerca de tus relaciones en el trabajo, y reconociendo que la relación de hombres y mujeres tratando de cumplir una meta juntos puede ser un terreno resbaladizo si no eres sabia en dirigir los corazones del uno hacia el otro. Quizás tú eres esa mujer que en su trabajo está diciéndole a este hombre lo magnífico que es, pero su esposa en casa lo está destruyendo. Eso atraerá su corazón hacia ti, y tú ni siquiera estás tratando de hacer eso.
Hay muchos lugares donde podemos ser desordenadas en nuestras relaciones, y eso nos puede tentar como seres humanos a levantar muros y reglas y decir: «Está bien, si tanto adulterio está ocurriendo en el trabajo, los hombres y las mujeres no deberían trabajar juntos».
No puedes controlar la naturaleza pecaminosa con reglas. Para eso está la ley, y así es como nos damos cuenta de que fallamos. Pero podemos aplicar la gracia, y reconocer la doctrina del pecado, quiere decir que reconocemos la tentación que está en nuestros corazones, así que nos ayudamos mutuamente a no caer bajo ese terreno resbaladizo del pecado.
Te daré un ejemplo: yo tenía una amiga que parecía que su jefe la llamaba siempre fuera de las horas de trabajo. Estábamos juntas, y en lugar de irritarse como otras personas lo harían, ella estaba feliz y más que contenta de hablar con él. Noté cómo se iluminó su rostro. Yo sabía que ella era una mujer piadosa, pero yo estaba pensando, «mmmmm, esto puede ser un problema».
Así que le pregunté un día cuando pasábamos un rato juntas: «No estoy muy preocupada por esto, pero tú conoces mi pasado y mis antecedentes. Yo no fui cristiana hasta los 30 años, y ciertamente causé muchos problemas en el trabajo. Yo sé la tentación que puede ser, así que ¿cómo te va con tu jefe? Parece llamarte mucho, y te pones muy contenta por eso. Él es casado, ¿cierto?»
Ella dijo: «Sí».
Y yo le dije: «¿Estás luchando con eso? ¿Eres tentada en su afecto por ti? ¿Hay algo inapropiado?»
Ella dijo: «No. Estamos bien, pero gracias por preguntar».
Yo le dije: «Está bien».
Dos semanas después ella regresó, y me dijo: «¿Sabes qué? Me alegra que me hayas preguntado. Estamos bien; nada ha pasado, pero me doy cuenta de que espero sus llamadas y él va mucho a mi oficina, y ese es el principio de ese terreno resbaladizo del pecado. Me alegra que me hayas preguntado».
Así es como nos cuidamos los unos a los otros en esas tentaciones comunes. Ella no tuvo que darle una gran explicación a su jefe. Ella solo se remitió a sus respuestas. No recibió sus llamadas. Ella escuchaba para ver si era una emergencia del trabajo. Si no lo era, le llamaba el próximo día. Ayudó a establecer más límites.
Pero he tenido otras amigas en lugares de trabajo donde había un intento abierto y desvergonzado de comenzar una relación adúltera. En ese caso, he aconsejado a personas: «Solo tienes que llamarle a las cosas por su nombre e ir directamente y decir: “Discúlpame, pero no voy a robar ningún afecto de tu esposa, emocional, físico, o de otra manera”». Eso parecería realmente difícil de hacer, y lo es, pero puede tener un fruto maravilloso.
También quiero darte un sabio consejo que viene de Paul Tripp en su libro Instrumentos en las manos de un Redentor. Él habla acerca de lo que es mucho más común para nosotros, lo que sucede cuando tenemos el deseo de un buen regalo.
Es cómo un deseo permanente por algo, y que puede terminar convirtiéndose en un ídolo. Él lo dice de esta manera:
«El objeto de la mayoría de nuestros deseos no es malo. (El deseo de casarse, el deseo de tener hijos y otras cosas). El problema es la manera en la que crecen y el control que ejercen sobre nuestros corazones.
Los deseos son parte de la existencia humana, pero deben ser sostenidos con una mano abierta. El problema con el deseo en los pecadores es que rápidamente se transforma en una demanda: «Yo debo».
La demanda consiste en cerrar el puño sobre el deseo, y aunque no sea consciente de que lo he hecho, he dejado mi posición correcta de sumisión a Dios. He decidido que debo tener lo que me he propuesto en mi corazón, y nada puede interponerse en mi camino.
Ya no me consuela el deseo de Dios para mí. De hecho, me siento amenazado por eso, porque la voluntad de Dios se interpone en el camino de mi demanda».
Hay una relación directa entre las expectativas y la decepción. Mucha de la decepción en nuestras relaciones no es porque la gente nos ha dañado, sino porque han fallado en cumplir con nuestras expectativas.
- El regalo bueno se convierte en un deseo
- El deseo se convierte en una demanda que requiere un cumplimiento
- Cuando eso no es cumplido, especialmente cuando no es cumplido en nuestro tiempo, se convierte en una decepción
- La decepción termina en castigo. Siendo el más extremo, por supuesto, el asesinato
La mayoría de nosotras nos involucramos en asesinato sin sangre regularmente, porque cuando alguien está muerto, ya no tienes relación con esa persona. Están muertos. Pero decimos: «Para mí estás muerto. No me hables, la, la, la, la, la, la, la… No te veo. No interactúo contigo. Estás muerto para mí».
Esa forma de juicio pecaminoso es lo más común en la tentación en nuestras relaciones. Significa que no tengo esperanza en que tú vas a crecer y cambiar; no tengo esperanza que el Señor cambiará tu vida; y no tengo esperanza de que nuestra relación sea restaurada, porque yo he sido juez y jurado y te encontré deficiente.
Como Paul Tripp dice: «Hay una relación directa entre expectativa y decepción».
Ahora, yo pienso que esto es un desafío para las mujeres porque, como resultado de la caída, nuestras relaciones son tensas. En Génesis 3:16 vemos la maldición que está sobre Adán y Eva. Lo que Dios le dice a Eva es que la caída va a destruir la relación previa que ella disfrutaba. «A la mujer (Él le) dijo: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”».
No es que los niños sean una carga, es que lo que habría sido algo de gozo antes, ahora va a ser doloroso por la caída. No es que el matrimonio sea malo, es que el pecado va a traer conflictos.
Esta palabra en particular, deseo, el Dr. Wayne Grudem dice, es la palabra en Hebreo tashuwqah. Solo es usada unas cuantas veces en las Escrituras, y es usada más a menudo cuando se habla acerca de un deseo por dominio pecaminoso, como en Génesis 4:7 cuando Dios le dice a Caín: «El pecado yace a la puerta y te codicia (o tashuwqah), pero tú debes dominarlo».
Ahora, ¿no se siente así a menudo nuestro juicio pecaminoso? Ya hemos sido juez y jurado. Hemos decidido que alguien más está fallando a nuestras expectativas. Es como si, literalmente, estuviéramos agachadas en la puerta, esperando que esa persona entre para que podamos decir, «¡Ajá!, ¡así es como te voy a confrontar!»
Nuestro deseo es estar en control y de ninguna manera estar fuera de control o que no salgan las cosas a nuestro favor. Pienso que esto es algo con lo que nosotras como mujeres vamos a luchar a un grado mayor que los hombres.
Puedes ver esto aun en las anécdotas de nuestra cultura. ¿Alguna vez has escuchado a comediantes hablar de cómo los hombres y las mujeres pelean? Los hombres solo pelean y tienen una discusión sobre el tema abordado, pero las mujeres arrastran los últimos 20 años de historia: «¿Y sabes qué más hiciste? Hiciste esto, hiciste aquello…» Y los hombres se sorprenden: «Espera, espera, estamos hablando de cómo te quité el control remoto».
Así que ellos segmentan las cosas y están un poco más enfocados en la situación del momento, pero nosotras traemos como 20 años de historia. Eso no se considera como una «pelea justa», pero este deseo de dominar quiere decir que nosotras a menudo mantenemos este historial y no lo soltamos. Se convierte en parte de este asunto que es el manantial de nuestros corazones en lugar de lidiar con el tema en cuestión, perdonar, y seguir adelante, y no guardarlo en nuestro archivo de historia.
Así que en nuestras relaciones con otros hombres, necesitamos ser capaces de mirar la situación con los ojos del evangelio, y una de las maneras es el no arrastrar nuestro historial con otros hombres dentro de este caso en particular con este hombre en particular.
Quizás hayas salido con varios hombres antes y te hicieron daño. En la situación actual, no puedes traer ese historial. Ahora, permíteme agregar una advertencia a esto. Si otras personas se acercan a ti diciendo, «tenemos algunas banderitas rojas acerca de esta situación». Escúchalas porque ese consejo es objetivo, es imparcial. Estas personas no están tratando con el historial romántico que has estado guardado en tu corazón.
Eso es un poco diferente a si alguien viene a ti y te dice: «Nos preocupa que tal vez estés entrando en una situación repetida». Escucha eso. Pero en tu propio corazón, si el muchacho no te llama cuando tú quieres, e inmediatamente comienzas a decir de él, «Es igual que Jim, que Joe, que Bob…», no hagas eso. No lo hagas. Permite que él sea su propio hombre.
También vemos la situación a través de los ojos del evangelio al recordarnos que somos las pecadoras más grandes que conocemos. Conocemos nuestro pecado muy bien. Quizás seamos capaces de ver el pecado en la vida de este otro hombre, pero tenemos que recordarnos que conocemos nuestros propios pecados y fallas mejor de lo que conocemos los de él, así que sé paciente.
También nos ponemos los ojos del evangelio en las situaciones al enfocarnos en la importancia de hacer preguntas antes que hacer suposiciones. Solo hay un ser omnisciente en cualquiera de nuestras relaciones, y ¿qué crees? No somos nosotras. Es quien sabe todo, ama de manera perfecta, y es nuestro Salvador.
Así que, si no estamos totalmente seguras de por qué alguien ha hecho algo, en lugar de determinar sus motivos, sería mejor hacer preguntas para obtener información y suponer que en realidad no lo sabemos todo.
Otra manera de ver las cosas a través de los ojos del evangelio es recordar que las debilidades no son lo mismo que pecar deliberadamente. Vas a conocer personas que luchan contra la tentación de temer, o luchan contra la tentación de la ira, o que se esfuerzan por llegar a tiempo a los lugares, o lo que sea. Sus debilidades no son necesariamente pecados voluntarios. Es una oportunidad para que tú extiendas gracia. ¿De acuerdo?
Ahora, no estoy diciendo que no hay motivaciones pecaminosas en lo que hacen. Estoy diciendo que debes entender que no toda acción está dirigida a ti. Si alguien está luchando de cierta manera, puedes mostrar gracia a ellos porque sabes que tu Señor te ha mostrado gracia hacia ti también.
Me encanta esta cita de Charles Spurgeon. Es de uno de sus sermones, y esto se ha marcado en mi mente para entender las diferencias entre debilidad y pecados voluntarios. Él escribe:
«Mientras crecemos en la gracia, estaremos seguros de crecer en caridad, simpatía y amor. A medida que maduremos en la gracia, tendremos más ternura hacia nuestros hermanos cristianos. Los cristianos con un espíritu de amargura podrán saber mucho, pero son inmaduros. Aquellos que son rápidos en reprobar pueden ser muy severos al juzgar a otros, pero todavía son muy inmaduros de corazón.
El que crece en la gracia recuerda que no es más que polvo, y por lo tanto, no espera que sus compañeros cristianos sean algo más. Pasa por alto 10,000 de sus faltas porque sabe que su Dios pasa por alto 20,000 en su propio caso. Dios no espera perfección en la criatura, y por tanto, no está decepcionado cuando no la encuentra.
Cuando nuestras virtudes sean más maduras, no seremos más tolerantes con el mal, pero seremos más tolerantes con la debilidad, más optimistas con el pueblo de Dios, y ciertamente, menos arrogantes en nuestras críticas».
Al proteger nuestros corazones, recordamos que los hombres a nuestro alrededor, nuestros hermanos en el Señor, son obras en proceso. Si conoces un hombre a los 20 o 25, no va a ser el mismo a los 40 o 45 o 60 o 65 ni indudablemente en la eternidad. Puedes escoger ser parte de su aprendizaje para la gloria de Dios, o le puedes dar un golpe y derribarlo.
Al concluir este tiempo, quiero animarte a que cada interacción que tengas con un hermano en Cristo sea una oportunidad para edificarlo. Algunas de las situaciones más desordenadas y más incómodas pasan cuando una persona está interesada en una relación y la otra no lo está.
Así que si tienes a un hombre que viene a ti y te pide salir con él y no estás interesada en él, no te enojes. No te turbes. No seas grosera. No seas mala. Esta es tu oportunidad de recordar que él se ha arriesgado a ser rechazado al venir a ti.
Si tú piensas: «Bueno, no está a mi nivel». Eso es evidencia de orgullo en tu propio corazón, y es necesario arrepentirse. ¿No es cierto? Es un problema común con todas nosotras. Todas lo hacemos porque somos criaturas pecadoras. Nosotras le damos «estatus» a la gente. ¿No es cierto? Pero cuando él viene a ti, y no es en él que estás interesada (tienes tus ojos en alguien que tú piensas está fuera de tu alcance), solo recuerda, él piensa que tú estás fuera de su alcance. Él piensa que tú eres una mujer buena y noble que hay que conquistar.
No estás en ninguna obligación de decir, «sí», pero estás bajo la obligación de edificarlo. Agradécele por atreverse, y agradécele por el riesgo. Sé amable.
Ahora, no seas tan efusiva. No enumeres 10 o 20 cualidades que realmente admiras en él y luego digas, «no». Eso solo lo va a frustrar. Él va a estar como, «¿qué?» Los chicos son lineales, son concretos, ¿no es cierto?
Entonces solo di una o dos cosas: «Te respeto por haber dado el paso; aprecio la claridad e iniciativa. No estoy atraída a ti de esa manera, o no estoy interesada». Di algo simple, concreto, una pequeña declaración, sin muchos detalles. «Me alegra que tuvimos la oportunidad de conversar, estaré orando por ti». Termina con lo que sea que cabe en la cultura de tu iglesia.
El punto es decir unas cuantas cosas de ánimo y respeto. Sé clara en tu declinación. No lo dejes parado pensando: «¿Dijo sí o no? ¿De qué se trató todo eso?» Sé amable. No seas orgullosa.
En mi «ministerio al cliente», estos chicos que yo pensaba que eran los más guapos hombres de todo el campus, tenían muchas cualidades maravillosas en ellos que yo podía ver, y también 3,000 otras chicas, pero ellos incluso venían hacia mí y me decían sobre cuán hirientes algunas de las mujeres eran al rechazarlos. Estaba en shock.
Otra cosa: No todos en la iglesia necesitan saber tus asuntos. Sí, necesitas tener compañeras a las que les rindas cuentas. Deberán haber unas cuantas personas, tu familia, tus padres, algunos cristianos maduros cerca de ti que sepan lo que está pasando. Pero no necesitas difundir los asuntos de este hermano. ¿De acuerdo?
Los chicos en la iglesia no necesitan una reputación de ser los hermanos que siguen invitando a las chicas a salir y siguen siendo rechazados. ¿Sabes lo que pasa? Mientras un hombre está creciendo en su santificación al confiar en Dios y arriesgarse a ser rechazado, probablemente va a tener que tratar a unas cuantas chicas antes de que encuentre a su esposa. ¿Cierto? Es decir, parece ser la forma en que Dios obra, no para todas las personas, sino para algunos.
No quieres que la mujer número 5 diga: «¿Ah sí? ¿Así que yo soy la número 5 en tu lista?» Tú no quieres hacerle eso a tus hermanas, y no quieres hacerle eso a tu hermano. Tú no quieres que le hagan eso a tu futuro esposo.
Edifica a tus hermanos. Reconoce que quien sea que se haya ofrecido o qué tan incómodo o nervioso o raro fue cuando vino a hablarte acerca de algo, se estaba esforzando. Están en proceso de aprendizaje. Son una obra en proceso, y tú también.
Esos hombres que admiras y te parecen tan maravillosos, y te preguntas: «¿Por qué los chicos no pueden ser cómo él?» Bueno, presta atención. ¿Son ellos mayores? ¿Tienen esposas que les ayudan a crecer? ¡Bueno!, tú también vas a poder ser parte de ese proceso en algún momento.
- Así que guarda tu corazón de tu propio almacenamiento pecaminoso y tu despliegue de palabras
- Sé un agente de gracia, de sensatez, y gentileza con los demás
- Protege tu vida de la fantasía de citar a otros en tu mente para que no seas excesivamente decepcionada cuando no pase algo
- Y más importante, recuerda que el amor nunca deja de ser
Nuestro Señor no nos va a decir a nosotras: «No me hables». Por lo tanto, podemos dar gracia a los demás en toda esta situación y conflicto de «me ama, no me ama».
Me gustaría orar por ti ahora.
Padre, es maravilloso considerar cuán paciente y lleno de gracia eres con nosotras. Padre, no soy diferente a nadie más, y yo confieso eso ahora. Gracias por Tu misericordia que se derrama sobre todas. Gracias por Tu amor que nunca termina y se convierte en parte del gran círculo de amor que disfrutamos ahora y hasta la eternidad, y no lo merecemos.
Señor, ayúdanos a recordar que mientras interactuamos con amistades y familiares, esposos y novios y con todo lo demás, ayúdanos a ser amables y razonables, guardando nuestros corazones de almacenar pecado que será arrojado a otras personas. Ayúdanos a no dividir nuestros afectos, sino a vivir con valentía, mirando cada situación a través de los ojos del evangelio.
Oro por el poder del Espíritu Santo, que Tú ministres a aquellas que están heridas hoy, que están teniendo problemas en llegar a ese punto de regocijarse en Ti. Oro por aquellos que les hace falta esperanza ahora mismo, que piensan que Tú estás en contra de ellos. Sabemos que no lo estás. Por favor, minístrales.
Señor, oro por aquellas que están sentadas allí diciendo, «oh, cuán feliz soy», porque algo está yendo maravilloso en su relación. Señor, que eso continúe y que ese gozo continúe. Pero cuando se enfrenten a la realidad de un conflicto, dales gracia, Señor, de no tropezar o cuestionar, sino de perseverar.
En todas estas cosas, Dios, que crezcamos en esperanza hacia Ti, por lo que Tú has hecho por nosotras. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.
Nancy Demoss Wolgemuth: Carolyn McCulley nos ha estado animando a ver las relaciones con lo que ella llama «los ojos del evangelio». Carolyn presentó este mensaje en un taller para mujeres solteras en una conferencia True Woman hace unos años.
Ahora quiero tomar un momento para expresar nuestra inmensa gratitud a cada oyente que es colaboradora de Aviva Nuestros Corazones.
El otro día, Robert estaba hablando por teléfono con alguien de la consulta del médico para concertar una cita. Al final de la llamada, la señora con la que hablaba le dijo: «Por cierto, quiero decirle que soy colaboradora de Aviva Nuestros Corazones».
Dannah: ¡Qué hermoso, Nancy!
Nancy: Cada persona que ora por este ministerio, que comparte este mensaje con otras y que lo apoya económicamente, es parte del privilegio que tenemos de alcanzar y ministrar a mujeres en todo el mundo día tras día.
Si Aviva Nuestros Corazones ha sido una bendición para ti, quiero animarte a que consideres hacer una donación en este momento y ser parte del equipo de colaboradores de Aviva Nuestros Corazones.
Dannah: Por favor regresa mañana a Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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