Cómo florecer
Débora: La Biblia a veces nos compara con las plantas. Nancy DeMoss Wolgemuth se pregunta: ¿Dónde estamos arraigadas?
Nancy DeMoss Wolgemuth: El lugar donde estás plantada en este momento determinará cómo te estás alimentando y si prosperarás y florecerás a largo plazo. Si estás plantada en Su presencia y entre Su pueblo, florecerás en esta vida y por toda la eternidad.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «En la quietud de Su presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 30 de julio de 2024.
Nancy: En agosto del año 2023, una serie de incendios forestales arrasaron el estado de Hawái y causaron daños valorados en unos seis mil millones de dólares. Quizás recuerdes haber escuchado hablar de la histórica ciudad de Lahaina, que tiene una población de aproximadamente 12,000 personas. Está ubicada en la costa noroeste de Maui.
Ese lugar fue …
Débora: La Biblia a veces nos compara con las plantas. Nancy DeMoss Wolgemuth se pregunta: ¿Dónde estamos arraigadas?
Nancy DeMoss Wolgemuth: El lugar donde estás plantada en este momento determinará cómo te estás alimentando y si prosperarás y florecerás a largo plazo. Si estás plantada en Su presencia y entre Su pueblo, florecerás en esta vida y por toda la eternidad.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «En la quietud de Su presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 30 de julio de 2024.
Nancy: En agosto del año 2023, una serie de incendios forestales arrasaron el estado de Hawái y causaron daños valorados en unos seis mil millones de dólares. Quizás recuerdes haber escuchado hablar de la histórica ciudad de Lahaina, que tiene una población de aproximadamente 12,000 personas. Está ubicada en la costa noroeste de Maui.
Ese lugar fue particularmente afectado causando la pérdida de al menos noventa y ocho vidas, es decir, noventa y ocho personas que perecieron en ese incendio en ese pueblo; 2,200 edificios fueron destruidos, la mayoría de ellos viviendas, y gran parte del pueblo quedó reducido a cenizas.
Hubo mucha cobertura mediática mientras ocurría, pero aproximadamente un mes después, leí una historia interesante que captó mi atención. Hablaba de un enorme árbol baniano en el centro de este pueblo de Lahaina. Era un árbol de 150 años. El árbol fue llamado «el latido del corazón de la ciudad».
Sufrió graves daños en el incendio. Después de que apagaron el fuego, la comunidad se unió para intentar salvar el árbol. Los voluntarios vertieron miles de galones de agua sobre las raíces del árbol. Y estuvieron emocionados durante las siguientes semanas al ver señales de un nuevo crecimiento en ese árbol: hojas que brotaban a través de las ramas carbonizadas.
El artículo se refirió a ese árbol de esa ciudad devastada, la cual tardará mucho en recuperarse, como «el símbolo de la esperanza», allí donde hubo tanta muerte, mortandad y daño.
Bueno, al leer acerca de ese árbol que prosperaba en medio de la adversidad, me vino a la mente los versículos que queremos ver hoy en el Salmo 92.
Regresemos y leamos los primeros 11 versículos que ya hemos visto, y luego continuaremos hoy con los versículos 12 y 13.
Salmo 92, Canción para el día de reposo:
«Bueno es dar gracias al Señor,
y cantar alabanzas a Tu nombre, oh Altísimo;
Anunciar por la mañana Tu bondad,
Y Tu fidelidad por las noches,
Con laúd de diez cuerdas y con el arpa,
Con la música sonora de la lira.
Porque Tú, oh Señor, me has alegrado
Con tus obras,
Cantaré con gozo ante las obras de Tus manos.
¡Qué grandes son Tus obras,
Oh Señor, ¡Cuán profundos Tus pensamientos!
El hombre torpe no tiene conocimiento,
Y el necio no entiende esto:
Que cuando los impíos brotaron como la hierba,
Y florecieron todos los que hacían iniquidad,
Solo fue para ser destruidos para siempre.
Pero Tú, oh Señor, excelso eres eternamente.
Porque Tus enemigos, Señor,
Porque Tus enemigos perecerán;
Serán esparcidos todos los que hacen iniquidad.
Pero Tú has exaltado mi poder como el del búfalo;
He sido ungido con aceite fresco.
Mis ojos satisfechos han mirado a los que me acechaban,
Y oyen mis oídos de los malhechores
Que se levantan contra mí».
En el episodio anterior mencioné a un comentarista, Derek Kidner, quien habla de la primera sección como una «alabanza incansable» centrada en la magnificencia, la grandeza y la fidelidad de Dios.
Y luego vimos la sección intermedia que él llamó «arrogancia imprudente». Es la arrogancia irresponsable de los impíos, que comienza en el versículo 6:
«El hombre torpe no tiene conocimiento,
Y el necio no entiendo esto;
Que cuando los impíos brotaron como la hierba,
Y florecieron como los que hacían iniquidad,
Solo fue para ser destruidos para siempre» (vv. 6-7).
Y volviendo a la frase inagotable del majestuoso Dios reinante:
«Pero Tú, oh Señor, excelso eres eternamente
Porque Tus enemigos, Señor,
Porque Tus enemigos perecerán;
Serán esparcidos todos los que hacen iniquidad» (vv. 8-9).
Y luego, comenzando en el versículo 10, empezamos a ver la vitalidad de los justos. Él dice:
«Pero Tú has exaltado mi poder como el del búfalo;
He sido ungido con aceite fresco.
Mis ojos satisfechos han mirado a los que me acechaban,
Y oyen mis oídos de los malhechores que se levantan contra mí» (vv. 10-11).
Así que hemos visto la arrogancia y el resultado de los malhechores. Parece que están brotando. Parece que están floreciendo y parece que lo están haciendo muy bien. El mundo entero se inclina ante ellos y dice: «Creemos en esas mentiras. No creemos en Dios. Creemos en los mentirosos y los malhechores».
Pero aquellos que son justos, quienes se aferran a Cristo y Él los sostiene, se aferran a la verdad. Y con el tiempo verán eliminados a estos malhechores. Los malhechores perecerán. Todos los malhechores serán esparcidos.
Así que hemos visto la arrogancia de los malhechores y el resultado de los malvados. Pero, ¿qué pasa con los justos? ¿Qué pasa con ellos? Bueno, continuamos en el versículo 12, y hoy vamos a ver los versículos 12 y 13 del Salmo 92:
«El justo florecerá como la palma,
Crecerá como el cedro del Líbano.
Plantados en la casa del Señor,
Florecerán en los atrios de nuestro Dios» (vv. 12-13).
Y los últimos 2 versículos los veremos mañana:
«Aun en la vejez darán fruto;
Estarán vigorosos y muy verdes,
Para anunciar cuán recto es el Señor;
Él es mi Roca, y que en Él no hay injusticia» (vv. 14-15).
Así que hoy queremos detenernos solo en esos dos versículos 12 y 13 del Salmo 92. Escucha el versículo 12 nuevamente: «El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano».
Ahora bien, esto plantea primero las preguntas obvias: ¿quiénes son los justos? Hemos mirado a los malhechores, pero ¿quiénes son los justos? ¿Acaso somos justos porque no hemos cometido todos los malvados actos que quizás otras personas hayan cometido?
Bueno, las Escrituras nos dicen que no hay nadie justo, que todos pecaron. Ninguno alcanza la gloria de Dios (ver Romanos 3:23). Pero el evangelio, las buenas nuevas de Jesucristo, dice que por medio de la fe en Él, quien murió en lugar de los pecadores y tomó el castigo que merecemos por nuestras malas acciones. Aquellos que ponen su fe en Cristo son declarados justos. Reciben la justicia de Cristo, quien tomó su pecado, y reciben, por fe, Su justicia como propia.
Así que mientras piensas en los justos, en aquellos que han sido hechos justos por la fe en Jesucristo, hay dos verbos importantes en el versículo 12. ¿Qué hacen los justos?
Bueno, primero nos dicen que prosperan, florecen. Esa palabra significa «brotar como un capullo, florecer, extenderse, desarrollarse». Piensa en las hojas nuevas que brotan de ese árbol en Lahaina, en esa zona destruida por el incendio. Allí está ese árbol con algo de vida nueva, prosperando, brotando como un capullo.
Los justos prosperan, ¿y qué más hacen? Ellos crecen. Los justos prosperan, florecen como una palma y crecen como el cedro en el Líbano.
En el versículo 7 leemos que los malhechores prosperan. Y ahora estamos viendo que los justos prosperan o florecen, dependiendo de tu traducción. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los malvados y los justos? Bueno, aquí está la diferencia:
Los malvados prosperan ahora, por una temporada, por un tiempo. Pero no florecerán para siempre. Serán destruidos para siempre, como leímos antes.
Los malvados prosperan ahora, por un tiempo, pero no florecerán para siempre.
Por el contrario, los justos soportan dificultades ahora, por un tiempo, por una temporada. A veces parecen estar abrumados por todos los malhechores que están llegando. Pero los problemas que experimentan los justos en realidad los hacen más fuertes. Los están madurando espiritualmente. Los justos florecerán a largo plazo, como ese enorme y antiguo árbol baniano. El fuego de la aflicción puede quemar a los justos, pero no dejará de brotar un nuevo crecimiento de sus ramas. Los justos prosperan, florecen y crecen.
Vemos este concepto de cómo los justos pasan por el fuego de la aflicción en 2 Corintios 4, donde el apóstol Pablo dice, comenzando en el versículo 16, habiendo hablado de muchas de las aflicciones por las que están pasando:
«Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo [o desgastando, dice otra traducción, nuestra persona exterior está siendo destruida], sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día» (v. 16).
«Pues esta aflicción leve y pasajera. . .», no siempre parece leve. No siempre parece pasajera; puede quizás durar años. Puede parecer increíblemente pesada. Pero es una leve aflicción pasajera la que está haciendo algo bueno en nosotras, para nosotras y a través de nosotras. ¿Y qué es?
«Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación» (v. 17).
La aflicción parece muy pesada, pero en realidad lo que está haciendo es producir un gran peso de gloria eterna. La aflicción no será para siempre. La gloria será para siempre.
Mark y Michelle Leach son amigos y parientes de mi esposo Robert. En los últimos años he llegado a conocerlos y a su preciosa niña, una de las cuatro hijas que el Señor les ha dado. Hemos contado la historia de Michelle y su hija Blair en Aviva Nuestros Corazones. Ellos tienen cuatro hijos que son muy pequeños.
Su segunda hija, Blair (de la que ya me han escuchado hablar antes), nació con una rara mutación genética que ha provocado graves discapacidades físicas y cognitivas. Afecta gravemente casi todas las funciones corporales de esta preciosa niña.
Michelle y Mark llevan años entrando y saliendo del hospital con Blair. Ella fue sometida a una cirugía a corazón abierto cuando tenía dos meses de edad, y tuvo otra cirugía no hace mucho. Es una batalla diaria y aparentemente interminable.
Hace poco tiempo atrás, Blair cumplió cuatro años y su madre Michelle publicó una foto de la pequeña Blair en ese día. Nunca hubieras imaginado que esta pequeña iba a cumplir sus cuatro años. No parece tener esa edad. Michelle publicó una foto de esta hermosa niña con la siguiente descripción:
«Cuatro años de altibajos, pero a pesar de todo, Dios permanece constante, siempre bueno, soberano y paciente. Feliz cumpleaños a esta preciosa niña que Él ha confiado a nuestro cuidado. Al reflexionar sobre estos años, estas son las verdades que anclan mi alma:
Número uno: Dios es quien dice ser.
Número dos: Su voluntad soberana es buena y perfecta.
Número tres: Cada momento dedicado al cuidado de esta hija es una oportunidad para darle gloria a Él.
Número cuatro: Este mundo quebrantado no es mi hogar eterno.
Te amamos Blair».
Leí esa publicación y pensé: Esta es una mujer que está prosperando, floreciendo espiritualmente en medio de una intensa y feroz adversidad. Cada día es duro. Cada día es un desafío. Cada día puede ser una oportunidad para la depresión, la ira, la amargura y el resentimiento. Pero aquí hay una mujer que prospera, que florece, en medio del fuego.
Los justos prosperan incluso cuando atraviesan adversidades. No solo prosperan, sino que florecen y crecen. Pero si no estás creciendo, no puedes prosperar. Y si no estás prosperando, no puedes crecer. Los justos no permanecen estancados espiritualmente. No se conforman.
Cuando era niña solía tener esta visión de lo que significaba ser una mujer mayor y piadosa, y pensaba: bueno, llegas a ser una anciana piadosa y simplemente te conformas, y estás bien, todo va bien. Llegaste.
Bueno, estoy mucho más cerca de esa anciana de lo que jamás imaginé en aquellos días cuando era niña, pero una de las cosas de las que me he dado cuenta es que nunca puedes dejar de crecer. No puedes dejar de madurar espiritualmente.
Los justos prosperan, pero prosperan porque siguen creciendo, y siguen creciendo porque están prosperando.
El Nuevo Testamento tiene mucho que decirnos sobre el crecimiento, comenzando con el propio Señor Jesucristo en Lucas 2, versículo 52. Dice de Cristo, cuando era niño, que: «crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres».
Él vino a esta tierra encarnado, Dios encarnado. Él creció: creció físicamente, creció, en sabiduría y en su relación con Dios y con las demás personas. Eso marcó un patrón para que nosotras, ya sea que seamos jóvenes o ancianas, sigamos creciendo. Los justos prosperan, florecen y los justos crecen.
Efesios 4 tiene mucho que decirnos acerca del crecimiento de los justos. Habla de que todos «lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (v. 13).
¿Qué significa eso? Nos estamos pareciendo cada vez más a Cristo. Estamos creciendo para ser como Él, creciendo hasta Su plenitud, hasta Su estatura. Esa es la medida. Quién es Cristo es la medida de crecimiento a la que aspiramos.
«Entonces ya no seremos, niños sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error. Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo» (Efesios 4:14-15).
Así que cada parte individual debe prosperar, florecer y crecer. Y luego, a medida que yo crezco y tú creces, y creces, y creces, nosotras crecemos juntas. Estamos prosperando, floreciendo juntas como un cuerpo, creciendo hacia la plenitud, a la medida de Cristo.
Pablo lo dijo de otra manera en Colosenses capítulo 1. Él oró para que los creyentes «anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios» (v. 10). Crecer, prosperar, dar frutos y crecer en el conocimiento de Dios.
Y luego, en Hebreos 5, el autor dice en el versículo 12: «. . .ya debieran ser maestros». Deberías haber aprendido lo suficiente sobre el evangelio y las verdades de la Palabra de Dios y quién es Dios y Su obra redentora para poder compartirlo con otros. Pero en cambio dijo: «Necesitan que alguien les enseñe nuevamente los principios básicos de la revelación de Dios. Necesitas leche, no comida sólida» (parafraseado).
Lo que Pablo les estaba diciendo a aquellos hermanos es que no estaban creciendo espiritualmente. Todavía eran bebés espirituales. Escucha, los bebés son realmente lindos, a menos que tengan catorce años y todavía sean bebés. Eso no es lindo. Hay algo mal en esa imagen. Pablo continúa diciendo que: «han estado con nosotros el tiempo suficiente como para haber crecido y ser maduro, poder comer comidas sólidas y poder enseñar a otros»
Y luego sigue diciendo:
«Porque todo el que toma solo leche, no está acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño… Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe en Dios, [no la dejemos como si nos alejáramos de ella, sino que sigamos adelante, sigamos]». (Hebreos 5:13 y 6:1)
Ese es el objetivo. Los justos prosperan, florecen, y los justos crecen. El cuerpo de Cristo prospera y crece incluso a través del fuego y la adversidad.
Y luego en 1 Pedro 2, usando la analogía de una manera un poco diferente, Pedro dice:
«Deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación. . .» (v. 2).
Escucha, para el crecimiento espiritual, no hay sustituto para la Palabra de Dios. Ahí es donde conocemos a Cristo. Ahí es donde llegamos a conocer el corazón de Dios. Es la Palabra la que nos limpia, nos madura y nos santifica. Pedro está diciendo que desees esa leche de la Palabra para que puedas crecer en tu salvación.
Y luego en 2 Pedro, capítulo 1, dice:
«Por esta razón, también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe [para construir sobre su fe. Y luego habla de siete cualidades que deben agregarse a nuestra fe], virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor» (vv. 5–7).
(Y hemos hecho una serie completa de enseñanza sobre este pasaje. Puedes encontrarla en AvivaNuestrosCorazones.com.)
Mirando el panorama general, dice: «Si posees estas cualidades en medida creciente (estás prosperando y estás creciendo), esas cualidades evitarán que seas inútil o infructuoso en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo».
Nunca puedes dejar de crecer. Nunca querrás dejar de aumentar en el conocimiento de Cristo y en tu madurez espiritual. Y a medida que lo hagas, serás cada vez más fructífera. Si dejas de crecer, no darás fruto. Te volverás inútil en el conocimiento de Cristo.
Y luego en 2 Pedro capítulo 3, versículo 18: «Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo».
Siempre madurando. Siempre creciendo. Siempre cambiando. Es con el paso del tiempo que crecemos, tal como lo hacen los niños. Ahora, tal vez tengas un hijo que está en una edad en la que lo miras y dices: «¿Cómo creció tan rápido?». Bueno, normalmente el crecimiento es constante y lento (no repentino, ni dramático), sino a largo plazo.
Bueno, un recordatorio aquí es que, los justos que prosperan y crecen, no se quedan estancados en su crecimiento. No se conforman con su experiencia cristiana actual, presente. Nunca querrás llegar a un punto en el que estás conforme espiritualmente. En el que no estás poniendo diligencia, en el que no estás edificando sobre tu fe. Porque si no estás edificando sobre tu fe, probablemente estás yendo a la deriva. Es como el río que está afuera de mi casa: puede lucir que está tranquilo, pero si metes una canoa o un bote de remos o un flotador y apagas el motor, te das cuenta que va a la deriva, porque va a seguir el camino de la corriente.
No queremos seguir el camino de la corriente. Queremos nadar contra la corriente y crecer en la gracia y el conocimiento de Jesucristo desde aquí hasta el cielo.
Entonces, ¿estás prosperando hoy?
¿Estás floreciendo?
¿Tu ser interior se renueva día a día, incluso a través de la adversidad?
¿La obra de Cristo te está haciendo prosperar?
¿O apenas sobrevives y simplemente te mantienes a flote?
Mi amiga Michelle, con una preciosa niña de cuatro años, Blair, que requiere cuidados y atención constantes, citas médicas constantes. . . Es difícil. Hay mucha adversidad en su vida debido a eso, sin mencionar que tiene otros tres hijos pequeños también. Pero ella está prosperando porque Dios mantiene su cabeza en alto. Ella está aprendiendo. Ella está creciendo. Es difícil, pero ella está prosperando.
¿Estás prosperando?
¿Estás creciendo?
¿Estás creciendo en gracia?
¿Estás creciendo en tu conocimiento de Cristo?
¿O estás flotando en el agua, quieta, simplemente existiendo?
¿Estás tan atrapada en las cosas de este mundo que no te tomas el tiempo para concentrarte en la Palabra de Dios y los caminos de Dios?
«El justo florecerá como la palma», Salmo 92, versículo 12, «Crecerá como cedro en el Líbano».
Ahora bien, vimos en el versículo 7 que «los impíos brotan como la hierba», pero aquí vemos que «los justos florecen como la palma». Hay una gran diferencia entre la hierba y las palmas o los cedros. ¿Puedes ver cómo el florecimiento de los impíos es como la hierba? Está aquí hoy y mañana desaparecerá. Pero el florecimiento de los justos es como una palma: verde todo el año, hermosa, alta, erguida y majestuosa.
La palma representa fuerza y permanencia, estabilidad, durabilidad. Y también el cedro en el Líbano: «los justos crecen como cedro en el Líbano». La madera de cedro es aromática. Es resistente a la descomposición y a los insectos. Por eso es posible que tengas un armario de cedro en tu casa o un cofre de cedro. Es bueno para proteger cosas que podrían dañarse, descomponerse.
El Líbano es conocido por estos magníficos árboles. De hecho, la bandera nacional del Líbano tiene la imagen de un cedro. Es el símbolo nacional del país hasta el día de hoy. Representa abundancia, prosperidad.
David en el Antiguo Testamento adquirió cedros del Líbano para construir un templo para el Señor. Salomón usó cedros del Líbano para construir su magnífico palacio en Jerusalén.
Esos cedros, esos troncos, esa madera, fueron adquiridos de Hiram, rey de Tiro. ¿Lo recuerdas? Tiro es una ciudad del Líbano.
Entonces, ¿qué dicen las Escrituras? Los justos prosperan como esa palma erguida, fuerte, permanente y hermosa, y crecen como ese valioso y hermoso cedro del Líbano.
Y luego el versículo 13: «Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios de nuestro Dios».
¿Dónde están plantados los justos? ¿Dónde crecen? En la presencia de Dios, con el pueblo de Dios.
¿Y dónde terminan? En la presencia de Dios y con el pueblo de Dios.
Quiero decirte algo muy importante, y espero que realmente entiendas esto: el lugar donde estás plantada ahora determina cómo te irá y si prosperarás y florecerás a largo plazo.
- ¿Estás plantada en las redes sociales?
¿Pasas horas desplazándote sin pensar en Instagram, enojándote con las publicaciones de Facebook, buscando «likes» y comentarios? Si estás plantada en las redes sociales, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
- ¿Estás plantada en un sinfín de noticias y debates sobre temas políticos y sociales?
Si es así, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
- ¿Estás plantada en entretenimientos, recreaciones y pasatiempos superficiales?
Si es así, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
- ¿Estás plantada en relaciones superficiales y poco provechosas?
Si es así, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
- ¿Estás obsesionada con la salud, la belleza y un físico perfecto?
Si es así, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
- ¿Estás plantada en material de lectura que estimula tu mente pero no alimenta tu alma?
Si es así, tu alma no prosperará ni florecerá a largo plazo.
- ¿Estás plantada en este mundo con poco o ningún pensamiento en el próximo, en la eternidad?
Si es así, no prosperarás ni florecerás a largo plazo.
Pero, si estás plantada en Su presencia, entre Su pueblo, florecerás en esta vida y hasta el fin, por toda la eternidad. Y es porque la vida de Cristo está en ti, Su Palabra está en ti, Su Espíritu está en ti. La vida que fluye por tus venas es Su vida, y Su vida es infinita. Siempre, siempre florecerá.
Mañana ampliaremos este concepto a medida que lleguemos a los dos últimos versículos del Salmo 92:
«[Los justos] Aun en la vejez darán fruto;
Estarán vigorosos y muy verdes,
Para anunciar cuán recto es el Señor;
Él es mi Roca, y que en Él no hay injusticia».
Oh Señor, que seamos plantadas como pueblo Tuyo en la presencia del Señor, en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios. Esta canción es una canción para el Sabbath, el día de reposo. Pensamos en cómo nos reunimos con el pueblo de Dios en el día del Señor y también en otros días de la semana. Queremos ser plantadas en Tu presencia y con Tu pueblo. Y mientras lo estemos, Tu vida correrá por nuestras venas, y seremos dadoras de vida para los demás.
Y oramos, oh Señor, para que podamos prosperar y florecer. Nos detendremos y reflexionaremos: ¿dónde estamos plantadas? ¿Dónde estamos plantando nuestras vidas? ¿Nuestras relaciones? ¿Nuestros pensamientos? ¿Nuestros afectos? ¿Nuestro tiempo? ¿Todos nuestros esfuerzos?
Que estemos tan plantadas en Ti y con Tu pueblo que Te ama, que prosperemos y florezcamos todo el tiempo y luego por toda la eternidad, por los siglos de los siglos. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Débora: ¿Últimamente has estado floreciendo? Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado mostrando cómo el lugar donde estamos plantadas afecta nuestro florecimiento.
Este mensaje es parte de una serie sobre el Salmo 92 que hemos estado escuchando esta semana. Puedes ir y escuchar cualquiera de los episodios en nuestra página web AvivaNuestrosCorazones.com o en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones.
¿Te has preguntado cómo se ve ser fructífero a medida que envejecemos? Mañana Nancy DeMoss Wolgemuth compartirá sabiduría para vivir el propósito de Dios para tu vida, sin importar la edad que tengas. Únete a nosotros nuevamente en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a la libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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