Cómo evitar la fatiga
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth sabe que ninguna de nosotras está completamente santificada. Eso significa que el arrepentimiento debe ser una actividad continua.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que el arrepentimiento, como lo hemos visto, no es solamente una experiencia de una sola vez en el momento de la conversión. Debe ser toda una forma de vida dentro de la iglesia, dentro de nuestras vidas como creyentes. El arrepentimiento no es solo lamentarnos por la condición de nuestra vida o por la condición de las iglesias.
- Es estar en duelo por nuestro pecado
- Es cambiar de dirección
- Significa reorientar nuestras vidas hacia el llamado y las implicaciones del evangelio
- Significa vivir como el pueblo redimido de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 19 de julio de 2023.
Jesús envió siete mensajes a través de Juan en el libro …
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth sabe que ninguna de nosotras está completamente santificada. Eso significa que el arrepentimiento debe ser una actividad continua.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Recuerda que el arrepentimiento, como lo hemos visto, no es solamente una experiencia de una sola vez en el momento de la conversión. Debe ser toda una forma de vida dentro de la iglesia, dentro de nuestras vidas como creyentes. El arrepentimiento no es solo lamentarnos por la condición de nuestra vida o por la condición de las iglesias.
- Es estar en duelo por nuestro pecado
- Es cambiar de dirección
- Significa reorientar nuestras vidas hacia el llamado y las implicaciones del evangelio
- Significa vivir como el pueblo redimido de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 19 de julio de 2023.
Jesús envió siete mensajes a través de Juan en el libro de Apocalipsis. Estos mensajes han sido una rica fuente de estudio para nosotras aquí en Aviva Nuestros Corazones. Hemos dedicado varias series durante estos meses para entender mejor estas cartas. Hoy Nancy va a concluir estas series revisando lo que las palabras de Jesús le dicen a la iglesia de hoy.
Nancy: Recibí un correo electrónico recientemente de alguien de nuestro personal aquí en Aviva Nuestros Corazones, que había estado escuchando a esta serie mientras la hemos estado grabando y ella me dijo:
Esta serie puede llegar a ser una de las más importantes que jamás hayas grabado a la luz de todo lo que está pasando hoy en día.
Mientras estoy grabando este material, no sé dónde vamos a estar a nivel mundial y como nación en el momento en que esta serie se transmita, pero es interesante el momento en que la revelación de Jesús fue dada a Juan y el foco de la revelación que hemos estado mirando. Recuerda que dijimos al comienzo de esta serie que las iglesias en el primer siglo en Asia Menor estaban atravesando una horrible persecución. Los emperadores de Roma, Nerón, Domiciano, ellos estaban utilizando medidas crueles para tratar de acabar con la iglesia.
Se podría pensar que si Jesús fuera a hablarle a una iglesia en esa época en la que estaban sufriendo tanto, Él les habría dado algún tipo de manual de supervivencia. Pero el manual de supervivencia de Dios que tenemos en nuestras manos, el libro de Apocalipsis, no es lo que podríamos haber esperado para una iglesia sufriente. Su instrucción para ellos en este momento de crisis es increíblemente específica.
Básicamente Él dice, «encaminen sus corazones y vivan a la luz de la eternidad». Ese es el manual de supervivencia de Dios para los cristianos del siglo primero y para los cristianos que vivimos en el siglo 21. Hay muchos en el mundo de hoy, y yo recibo esos informes casi todos los días, de la persecución que se está llevando a cabo en otras partes del mundo. Y hay muchos que están viviendo en días similares a los de Nerón y Domiciano en el primer siglo del Imperio Romano».
Mi esperanza es que nunca lleguemos a estar en esa clase de realidad aquí en Estados Unidos y en toda América. Pero esa parece ser una posibilidad mayor cada vez. Creo que cada vez va a ser más y más difícil ser cristiano en nuestros países. Y no solo decir que eres cristiana sino realmente ser una verdadera cristiana. Y creo que en la providencia de Dios, la hora en la que se escogió esta serie para compartirla puede estar divinamente orquestada con el propósito de equipar a los creyentes en América y en América Latina, y aun los latinoamericanos en todo el mundo a volver sus corazones y sus vidas a lo que es recto y vivir a la luz de la eternidad y del pronto regreso de Cristo por Su novia.
Ahora, en la medida en que estamos terminando esta serie, que se ha prolongado durante un tiempo muy largo, pero espero que te sientas como yo, que ha sido muy enriquecedora y que Dios realmente me ha abierto los ojos a algunas cosas que antes no había visto. Estoy tan agradecida de poder haber visto Su corazón por la iglesia, no solo en el primer siglo, sino también en el siglo XXI.
Hemos dicho al estar concluyendo esta serie, que Jesús tenía tres preocupaciones principales por la iglesia:
- Habían perdido su pasión
- Tenían problemas de pureza, de pureza doctrinal y pureza personal
- Necesitaban perseverancia
Puedes entender la razón por la que esa era una necesidad, ya que estaban sufriendo. Ellos estaban siendo amenazados. Tenían ataques de dentro y de fuera.
Jesús les dice a estos creyentes que están bajo la bota del gobierno romano, que necesitan resistencia. Necesitan perseverar. Tienen que ser fieles. Vemos este tema salir una y otra vez a través de estos primeros capítulos de Apocalipsis. Apocalipsis 1 versículo 9, dice: «Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús».
¿Cómo llegas de la tribulación al reino? A través de la perseverancia. Eso es lo que te va a llevar de una a otra. Eso es lo que te ayuda a correr la carrera, todo el camino hasta la meta final, perseverancia.
Ahora, en el lenguaje griego en el que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente, el término perseverancia es una sola palabra que significa «no resignación pasiva». Es una palabra activa que viene de un verbo que significa «mantenerse firme en tu terreno», «no ceder». Habla de la constancia, mantenerse firme contra la cultura, contra la corriente.
Un comentarista la describió como una fortaleza triunfante. Por la gracia de Dios, no vas a ser arrollada. Vas a conquistar. Vas a superar todos los obstáculos, toda la oposición, todas las cosas que están en contra tuya…perseverancia. A la vista de las presiones culturales y la oposición religiosa, sé perseverante, incluso hasta el punto de morir si es necesario…perseverancia.
Lo ves en la carta a la iglesia en Éfeso. Jesús dice: «Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia. Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado» (2:2-3). Él los elogia por su paciencia.
Y a la iglesia en Tiatira: «Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio y tu perseverancia» (2:19). A la iglesia en Filadelfia: «Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo» (3:10).
A la iglesia en Esmirna: «No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida» (2:10). Sé fiel. Persevera.
A la iglesia en Pérgamo: «Yo sé dónde moras: donde está el trono de Satanás. Guardas fielmente mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo fiel, mi siervo fiel, que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás» (2:13). Él dijo que a pesar de la persecución y de que algunos de sus amigos y miembros de la familia fueron asesinados, y tuvieron que pagar el precio con su sangre, estos hermanos se mantuvieron firmes, plantados firmemente…perseverancia.
Ahora bien, ya sea que hayas vivido en el primer siglo o vivas en el siglo 21, es fácil cansarse en la batalla y ceder ante nuestro pecado, ante nuestra carne, las tentaciones del mundo que nos bombardean con sus anuncios al por mayor mañana, tarde y noche. Es fácil cansarse contra la oposición.
Hoy en día en algunos de nuestros países hay una oleada creciente en contra de Cristo. Está bien ser religiosa, siempre y cuando no jures lealtad a la cruz de Cristo. Puedes cansarte de eso. Cansada de estar en la minoría. Puedes estar cansada de ir contra la corriente. Cansada de nadar contra la corriente de la oposición, ya sea que se trate de la carne, del diablo, o del mundo.
Pero no se supone que simplemente nos sentemos a esperar que Jesús vuelva, tratando de sostener nuestras vidas, tratando de mantener la cabeza a flote por encima del agua. Tenemos que estar preparándonos activamente para Su regreso y reclamar Su señorío sobre cada partícula de la creación. Estamos aquí para servirle a Él, servir a los demás, hasta que Él vuelva. Eso es lo que significa cuando él dice en cada carta, «al que conquistare, al que venciere». Es el estar firmes reclamando el señorío de Cristo.
Esas iglesias del siglo primero existieron en un ambiente hostil. Hemos leído acerca de las sinagogas judías. Algunos de ellos eran creyentes judíos, pero los echaron de las sinagogas porque afirmaban que Cristo era el Mesías. Y las religiones paganas no los querían porque ellos decían que Jesús era el único camino al Padre.
Así que eran como un hombre sin patria, sin país. No tenían un hogar aquí en esta tierra. Eran peregrinos. Eran extranjeros aquí en la tierra. Ellos tuvieron que lidiar con el culto de adoración al emperador y en algunos casos si no se inclinaban delante de César, les cortaban la cabeza. Esa es la cultura en la que vivían.
Ellos eran marginados en su cultura y en sus propias comunidades. El ser fieles a Cristo, ser testigos fieles, significó tomar ciertas decisiones que dieron lugar a cierta oposición. Significó negarse a participar en los estilos de vida paganos, y había serias y graves consecuencias por hacer eso. En muchos casos se vieron amenazadas sus relaciones. Sus trabajos, sus medios de vida, sus familias y sus vidas.
Y lo que esas pequeñas iglesias experimentaron en el primer siglo, lo estamos experimentando cada vez más en nuestro mundo, un ambiente hostil donde hay presión ejercida por aquellos que no conocen a Cristo, cuya agenda es contraria a la de Él, y son enemigos de la cruz de Cristo. Estas personas por el solo hecho de pensar en Su reinado y Su gobierno se sienten amenazadas, así que se levantan en oposición contra los que declaran el nombre de Cristo.
Y puedes ver el concepto de la tribulación en el libro de Apocalipsis, y algunos hoy lo han reducido a un período de siete años, dependiendo de su escatología. «Oh, bueno esa es la tribulación. Eso es algo que está por venir, es algo que está más adelante. Oh, y espero que nuestra teología esté en lo correcto y que seamos arrebatadas antes de la tribulación». Así que no nos preocupamos demasiado por la tribulación, si es que tú creciste en los círculos teológicos iguales a los que yo crecí.
Pero en el libro de Apocalipsis, el concepto de la tribulación no es solo un evento que sucederá en un período futuro. Es algo que ya había empezado en el primer siglo cuando se escribieron estas cartas y es algo que ha continuado y que continuará intensificándose desde el primer siglo hasta que Cristo regrese. Satanás atacará a la iglesia con una persecución terrible. A veces lo hace abiertamente, como lo vemos en algunos países cerrados del mundo de hoy donde es contra la ley convertirse al cristianismo.
En nuestros países lo hace de forma un poco más sutil. Lo hace mediante la infiltración en las iglesias; él quiere llevarnos a acomodarnos al mundo o a ser espiritualmente flojos y tibios. Todas esas son formas en que Satanás consigue lo que desea en el mundo.
Una vez más, al reflexionar sobre estas cartas a las iglesias, en esos cristianos del primer siglo en Asia Menor, simplemente me recuerda que ellos eran una minoría pequeña sin poder, en un ambiente de pluralismo religioso, donde todas las religiones eran aceptadas y respetadas, excepto el cristianismo, porque el cristianismo se centra en Cristo, quien dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14: 6).
El cristianismo, la fe que decimos creer, es mutuamente excluyente de todas las religiones, incluyendo el moralismo. El cristianismo en el primer siglo no tenía el favor, ni un estatus protegido o respetado. Las iglesias eran el desecho del mundo, fueron rechazadas, marginadas y no eran la tendencia de moda principal.
Eso es un poco difícil de entender para nosotras porque nos hemos acostumbrado a la iglesia en el evangelicalismo de hoy, aquellos que dicen creer en el evangelio de Cristo y en los fundamentos de Su Palabra. Nuestra generación se ha acostumbrado a un «estado favorecido» hasta cierto grado. Hemos tenido un número considerable de personas que afirman ser evangélicos, cristianos creyentes en la Biblia. Los evangélicos han sido hasta hace unos pocos años el porcentaje de votantes más elevado en algunos países.
Hemos tenido beneficios fiscales. Hemos tenido una pizca de respeto en nuestra cultura, pero ahora esto está siendo amenazado. La pregunta es, ¿cómo vamos a manejar eso? Solo déjame decírtelo: acostúmbrate a eso, no va a mejorar. Satanás está vivo y está trabajando, y él siempre, siempre está tratando de socavar los verdaderos creyentes en Cristo y la iglesia de Jesucristo.
Hace unos años, la revista Newsweek tuvo un artículo de portada, que cuando vi de lo que se trataba el asunto, casi me dejó sin aliento. El titular, el título del asunto estaba en letras rojas brillantes y la tipografía tenía la forma de una cruz. Puede ser que lo hayas visto. La redacción decía: «La decadencia y la caída de la América cristiana», todo esto escrito en la forma de la cruz.
Jon Meacham escribió el artículo de Newsweek, y su artículo se llamaba «El fin de la América cristiana». Él habló acerca de un estudio de investigación religiosa Americana del año 2009, donde les preguntaron a los estadounidenses: «¿Con cuál religión te identificas?» Explicó que el porcentaje de los que dijeron ser cristianos, aquellos que se llamaron a sí mismos cristianos, cayó diez puntos porcentuales desde 1990 de un 86 a un 76 por ciento.
El número de estadounidenses que afirman no tener afiliación religiosa se ha duplicado en las últimas dos décadas a 16 por ciento. Las tendencias no van en la dirección correcta. Si lo que te impresiona es estar entre la mayoría, déjame decirte que las tendencias no van en la dirección correcta. En este artículo de Newsweek, el autor cita al Dr. Al Mohler, quien es el presidente del Seminario Teológico Bautista de Louisville, Kentucky, y ha sido un elocuente ejemplo y un fuerte defensor de la fe en ese país.
El Dr. Mohler dijo en una columna lo siguiente:
Un cambio notable en la cultura ha tenido lugar alrededor de nosotros… Los contornos más básicos de la cultura estadounidense se han alterado radicalmente. El supuesto consenso judeocristiano del último milenio ha dado paso a una crisis cultural postoccidental, postmoderna, postcristiana, que amenaza el corazón de nuestra cultura.
Entonces yo te pregunto, ¿cómo podemos ser vencedoras? ¿Cómo podemos vencer?
- Mantén los ojos en Jesús y mantén los ojos en la meta
- Aférrate a la esperanza futura y a las promesas que tenemos en Cristo
- Sujétate a ellas, sostente firmemente anclada a la esperanza de la recompensa, de la recompensa que le seguirá a los que vencen
- Vive a la luz del inminente, del pronto regreso de Cristo
Jesús le dijo a la iglesia en Tiatira: «La única cosa que tengo que decirte es: retén lo que tienes, (¿hasta cuándo?) Hasta que yo venga» (2:25). ¿Cuánto tiempo tenemos que soportar? Hasta que Él venga. Jesús le dice a la iglesia en Filadelfia: «Yo vengo pronto. Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona» (3:11).
Recuerda, no se trata de nosotras. Somos como actores, pequeños actores en un drama mucho más grande, un conflicto cósmico. No somos simplemente espectadoras en ese conflicto. Estamos comprometidas en el conflicto. Es un conflicto entre la iglesia verdadera de Jesucristo y el Estado. Entre la nueva Jerusalén y Babilonia, la ciudad de Dios y la ciudad del hombre, Dios mismo y Satanás, Su archienemigo.
Es una batalla entre el verdadero cristianismo y otras religiones mundiales establecidas. No estoy diciendo que debemos tomar espadas en contra de otras religiones. Espero que no te parezca que estoy diciendo eso. Porque nuestra espada es la verdad. Eso es lo que gana la batalla en el nombre de Jesucristo.
Verás, Satanás es el enemigo, el diablo. Lo vemos a través de todo el libro de Apocalipsis. Las sinagogas judías en esos días fueron llamadas sinagogas de Satanás, porque habían rechazado a Cristo como el Mesías y en realidad estaban siendo instrumentos, herramientas de Satanás para llevar a cabo sus propósitos.
El templo al emperador en Pérgamo era identificado como el trono de Satanás. Pero Jesús vive en y a través de Su iglesia. Somos nosotras Sus representantes en la tierra. No solo estamos de pie a la merced de la cultura viendo todo lo que está sucediendo. Estamos involucradas en esa batalla, y somos participantes en el plan de Dios. El poder de Dios y el Espíritu de Dios que están trabajando en nuestro mundo a través de nosotros, la iglesia de Jesucristo. Soldados cristianos que seguimos adelante. Soportando pacientemente. Venciendo en el nombre de Jesucristo.
Así que la pasión, la pureza doctrinal y personal y la perseverancia, son las preocupaciones que Jesús tuvo por la iglesia en el primer siglo. Y son los mismos asuntos que Él tiene en Su corazón hacia las iglesias de hoy. En cada una de esas siete iglesias a excepción de dos, Esmirna y Filadelfia, Jesús les reprendió por uno o más de estos problemas. ¿Cuál fue la solución para cada una de esas iglesias donde había necesidad de pasión o de pureza o perseverancia? La respuesta en todos los casos era una palabra: arrepiéntanse. Arrepiéntanse.
Esa es la solución para todos los problemas que conciernen a Cristo acerca de nuestras iglesias. Recuerda que el arrepentimiento, como lo hemos visto, no es solamente una experiencia de una sola vez en el momento de la conversión. Debe ser toda una forma de vida dentro de la iglesia, dentro de nuestras vidas como creyentes. El arrepentimiento no es solo lamentarnos por la condición de nuestra vida o por la condición de las iglesias.
- Es estar en duelo por nuestro pecado
- Es cambiar de dirección
- Significa reorientar nuestras vidas hacia el llamado y las implicaciones del evangelio
- Significa vivir como pueblo redimido de Dios
El mandato a arrepentirse es, en cierto sentido, una reprensión; pero en otro sentido es una palabra preciosa. Es Jesús quien está extendiéndonos un llamado misericordioso, una oportunidad para ser restauradas a un lugar de intimidad, a llevar fruto y a ser útiles en Su reino. Así que Jesús apela a la iglesia como un todo, pero también a los individuos dentro de la iglesia. Arrepiéntanse.
Las iglesias tibias están formadas por miembros tibios y los miembros tibios de la iglesia producen iglesias tibias. Así que Él les dice a las iglesias y a los individuos: «Arrepiéntanse». Él dice: «Estoy a la puerta de la iglesia y llamo». Él llama a la iglesia a arrepentirse de su tibieza como un cuerpo y también como individuos, para renovar esa pasión por Cristo y llegar a ser un testigo eficaz en medio de un mundo pagano.
Él está a la puerta de los corazones, de los individuos, no solo del corazón de la iglesia colectivamente, sino de los individuos dentro de la iglesia. Él está tocando a la puerta, apelando a todos los miembros de la iglesia tibia para que sean honestos acerca de su verdadera condición espiritual, que se arrepientan y lleguen a ser creyentes fervientes con un corazón ardiente.
Como hemos visto, nuestra respuesta, ya sea que nos arrepintamos o no, demuestra si verdaderamente pertenecemos a Cristo, o si solo somos miembros de la iglesia organizada e institucional, o si realmente, verdaderamente somos miembros del cuerpo de Cristo. Así que su apelación no es solo para los creyentes apóstatas, sino también para los miembros obstinados, o inconversos de la iglesia. Sin importar cuán grande sea tu iglesia, el ser un miembro de la iglesia no te hace un miembro del cuerpo de Cristo.
Recientemente leí una estadística que decía que un tercio de las personas que escuchan la radio cristiana no son cristianos en realidad. Tal vez tú eres una de las que ha estado escuchando esta serie. Eres miembro de una iglesia. Tal vez eres una buena persona, pero no tienes una relación con Jesucristo. La invitación para ti es que abras la puerta de tu corazón, que te arrepientas y creas en el evangelio.
Permíteme decirte que esta serie puede haber sido solo para ti. Dios ha estado hablando a tu corazón. Él ha estado atrayéndote. Él ha estado apelando, y Él es quien te dice: «Quiero entrar a tu vida. Quiero tomar el control de tu vida. Quiero ser tu Señor. Quiero que te conviertas en un miembro de mi iglesia verdadera. Si Dios está hablando a tu corazón el día de hoy, hoy es día de salvación. Arrepiéntete y cree en el evangelio.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth estará de regreso. Ella va a orar y nos ayudará a cada una de nosotras a reflexionar sobre nuestra relación con el cuerpo de Cristo.
Si estos mensajes han sido de bendición en tu vida, ¿considerarías hacer una ofrenda? Este ministerio es posible gracias a oyentes que ven el valor de las enseñanzas de Aviva Nuestros Corazones y quieren compartirlas con las demás. Si has sido bendecida con estas series de enseñanzas sobre el libro de Apocalipsis, ¿nos ayudarías a compartirlas con otras mujeres? Si Dios pone en tu corazón el ofrendar, para hacer esto posible, estaríamos profundamente agradecidas. Puedes hacerlo visitando nuestra página web avivanuestroscorazones.com y buscando el botón «Dona».
Ahora Nancy está de vuelta con una reflexión final sobre las cartas a las iglesias en Apocalipsis.
Nancy: Y al terminar esta serie quiero simplemente tomar un momento para orar por nuestras iglesias. Así que, ¿podrían unirse, unir sus corazones junto con el mío mientras clamamos al Señor en respuesta a lo que hemos visto en estas cartas?
Oh Señor, cómo agradezco que Tú, el Cristo resucitado y reinante, sentado a la diestra del Padre, estés caminando hoy entre los siete candelabros de oro. Estás caminando en y entre tu iglesia, y conoces nuestras obras. Sabes lo que está pasando. Tienes esos ojos como llama de fuego que penetran, que atraviesan y que lo saben todo.
Gracias, Señor, por darnos esta revelación de Ti mismo y de nuestra necesidad como Tus iglesias. Oh Señor, te pido que nos des corazones para oír, oídos para oír, y corazones para responder, para decir: «Sí, Señor». Que seamos una iglesia arrepentida en una generación oscura. Señor, te damos gracias porque el último capítulo ya se ha escrito, ¡y el Cordero vive!
Estamos muy agradecidas y nos consideramos privilegiadas de ser las que proclaman ese nombre del Cordero, que hemos sido redimidas por la sangre del Cordero, que somos miembros de Su cuerpo, de Su iglesia aquí en la tierra, pero un día estaremos contigo en el cielo. Oramos con corazones de adoradoras y agradecidos, en el santo nombre de Jesús. Amén.
Débora: Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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