Como el Buen Pastor, día 4
Débora: Robert Wolgemuth dice que en el matrimonio, las palabras que utilizas para comunicarte con tu cónyuge son importantes.
Robert: Las palabras tienen un significado, y la manera en que nos llamamos unos a otros dice algo sobre el amor que tenemos el uno por el otro, lo que es importante para nosotros.
Yo le diría a los esposos y esposas que se sienten alejados: «¡Pueden hacerlo! Den pequeños pasos, pero pueden hacerlo».
No debemos esperar a sentir que él o ella es nuestro amor. Hazlo tú primero. Deja que el Señor cambie tu corazón, y si el Señor quiere, cambiará el de tu cónyuge también.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 27 de junio de 2024.
Robert Wolgemuth estuvo casado con Bobbie durante muchos años y cuidó de ella mientras luchaba contra el cáncer que finalmente tomó …
Débora: Robert Wolgemuth dice que en el matrimonio, las palabras que utilizas para comunicarte con tu cónyuge son importantes.
Robert: Las palabras tienen un significado, y la manera en que nos llamamos unos a otros dice algo sobre el amor que tenemos el uno por el otro, lo que es importante para nosotros.
Yo le diría a los esposos y esposas que se sienten alejados: «¡Pueden hacerlo! Den pequeños pasos, pero pueden hacerlo».
No debemos esperar a sentir que él o ella es nuestro amor. Hazlo tú primero. Deja que el Señor cambie tu corazón, y si el Señor quiere, cambiará el de tu cónyuge también.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 27 de junio de 2024.
Robert Wolgemuth estuvo casado con Bobbie durante muchos años y cuidó de ella mientras luchaba contra el cáncer que finalmente tomó su vida. Él es padre de dos hijas, y durante los últimos años ha estado casado con nuestra anfitriona, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Robert reunió todas sus experiencias para escribir el libro titulado: «Como el buen pastor: Lidera tu matrimonio con amor y gracia». Aquí están Robert y Nancy continuando su conversación.
Nancy: Bueno, estoy muy emocionada por ver cómo Dios usará algunos de los conceptos que mi esposo, Robert Wolgemuth, ha escrito en su libro del que hemos estamos conversando esta semana en Aviva Nuestros Corazones.
Así que cariño, gracias por escribir este libro. Gracias por vivir el mensaje. Y gracias por la alegría que me brindas todos los días de ser la esposa de un hombre que piensa de esta manera.
Robert Wolgemuth: Una de mis cosas favoritas sobre ti, cariño, es como me llamas. Al inicio de nuestro matrimonio, una pareja que conocemos, amamos y respetamos nos inspiró para hacerlo.
Nancy: Sí.
Robert: Y las palabras tienen significado. Tú eres una persona que anima a otros con tus palabras.
Nancy: Sí.
Robert: Yo soy una persona de palabras; tu eres una persona de palabras, las palabras son significativas. Pienso en el Sermón del Monte donde Cristo habla sobre el poder de las palabras. Él las llama juramentos. ¿Cuántas veces en los últimos días me has llamado «Cariño», o, «Amor»? Y pudieras decir: «Oh, no es nada», pero en realidad eso es algo muy importante.
Nancy: Sí.
Robert: Así es como muestro mi amor por ti en una sola palabra. A veces uso tu nombre. Dale Carnegie dice: «No hay nada más hermoso que el sonido de tu propio nombre». Debo aclarar que no estoy diciendo que no nos llamemos por nuestro nombre, pero hay algo tan tierno y atrayente cuando me envías un mensaje de texto diciéndome: «Cariño», o «Amor».
Nancy: Y déjame interrumpirte para decir que esto es algo que estoy aprendiendo de ti, me gustaría leer un mensaje de texto que me enviaste esta mañana.
Robert: ¿Esta mañana?
Nancy: Sí, esta mañana. Algunas de ustedes me han escuchado compartir cómo cada mañana, mientras Robert busca al Señor en la Palabra, lo hace cuando aún está oscuro, mucho antes de que yo despierte. Él siempre me envía algunos versículos de las Escrituras que le llamaron la atención en su lectura. Él está haciendo el plan de la Biblia en un año, por lo que está leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento y los Salmos.
Así que esta mañana me enviaste un mensaje de texto precioso, y escribiste: «Buenos días, preciosa, mi tesoro, mi dama, mi reina, mi corderita, mi amante», ¿a qué mujer no le gusta eso?, «Que el Señor te llene de Su Espíritu hoy. Gracias por darme la alegría de caminar este camino contigo. Te amo. RD».
Espero que no sea demasiado personal compartir esto, pero quizá sea valioso para algunos esposos que nos escuchan, y esposas también, porque no puedes hacer que tu pareja hable de esa manera, pero tú puedes hablarle así a tu pareja.
Robert: Exactamente.
Nancy: Yo no estaba programada para expresarme de esa manera. Recuerda que pasé los primeros cincuenta y siete años de mi vida tratando de ser cuidadosa con los hombres para no decir cosas inapropiadas.
Robert: Así es.
Nancy: Y, de pronto, ya estoy casada, pero nunca había expresado este tipo de cosas, cosas que no había sentido durante todas esas décadas, por lo que no fue tan natural para mí como para ti, que tenías un tiempo de vida matrimonial previo. Y sospecho que al comienzo de tu primer matrimonio no fue tan natural, pero desarrollaste esa área.
Robert: Claro.
Nancy: Entonces, alguna esposa que nos está escuchando pudiera pensar: Mi esposo nunca me envía mensajes de esa manera, nunca me habla de esa manera. No pienses así, mejor piensa en cómo tú te comunicas con él.
Robert: Hazlo tú primero.
Nancy: ¡Sí!, hazlo tú primero.
Robert: Exacto.
Nancy: Y eso es lo que dices en este libro Como el Buen Pastor. Con P mayúscula, El Pastor. Tú escribes acerca de cómo Dios nos pastorea, cómo Cristo pastorea a Su Iglesia. Luego el subtítulo dice: Lidera tu matrimonio con amor y gracia.
Robert: Claro. Y ahí está. La imagen de un pastor es: él va primero y las ovejas lo siguen. Así que, de maneras muy pequeñas y prácticas, ya sea una palabra gentil, o llamarte «Cariño». . . Y por cierto, RD, por si algunas oyentes en este momento están pensando. . .
Nancy: ¿Quién es ese hombre, qué significan esas letras?
Robert: ¿RD?
Nancy: Gracias. Ese es Robert David.
Robert: Eso es lo que significa.
Nancy tenía un hermano a quien el Señor llamó a Su presencia muy joven, su nombre era David. Y cuando ella descubrió que mi segundo nombre es David, fue un momento especial.
Nancy: Me encantó eso.
Robert: Así que algunas veces firmo RD, Robert David.
Nancy: Hablemos un poco más sobre esas tiernas palabras, esas palabras amables, esas palabras dulces. Mencionaste algo sobre una pareja que influyó mucho en nosotros: un pastor y su esposa que ambos conocemos desde hace algunos años. Ellos nos aconsejaron en nuestra relación de noviazgo varias veces.
Robert: Así es.
Nancy: Recibíamos mensajes de texto de parte de ellos y nosotros veíamos cómo se comportaban cuando estaban juntos o cuando enviaban mensajes de texto en grupos… Y ellos llevan, no sé, probablemente más de cuarenta y cinco años casados.
Robert: ¡Más que nosotros!
Nancy: ¡Definitivamente más que nosotros! Y todavía se hablan de esa manera el uno al otro.
Robert: Así es
Nancy: Al principio de nuestro matrimonio, la gente nos veía hablándonos así y decían:«Oh, han estado casados solo un año y medio. Ya se les pasará». Bueno, ¡no ha sido así!
Robert: Y no dejaremos de hacerlo.
Nancy: Y al ver a esa pareja dijimos: «Así es como queremos hablarnos y tratarnos cuando hayamos estado casados por todo el tiempo que el Señor nos conceda».
Robert: Sí. Y cariño, puedo imaginar a aquellas mujeres que nos están escuchando sin sus esposos; ellas pueden tomar esta oportunidad para tomar la iniciativa. . . Quiero que esto sea divertido. Sin molestar o apuntar a nadie. Pero ¿No sería divertido que lo sorprendas llamándole «Cariño» o «Amor», «Querido», cuando él llegue a casa o la próxima ocasión que lo veas, o si ambos trabajan y se cruzan al llegar al mismo tiempo a casa?
Nancy: Y si ya pasó algún tiempo, él pudiera decir: «¿Quién es esta mujer y qué has hecho con mi esposa?».
Robert: Las palabras tienen un significado, y la manera en que nos llamamos unos a otros dice algo sobre el amor que tenemos el uno por el otro, lo que es importante para nosotros.
Yo le diría a los esposos y esposas que se sienten alejados: «¡Pueden hacerlo! Den pequeños pasos, pero pueden hacerlo».
Walter Trobisch, hace muchos años, escribió un libro. El título de su libro es realmente todo lo que necesitas: Love is a feeling to be learned (El amor, un sentimiento que hay que aprender, en español).
No debemos esperar a sentir que él o ella es nuestro amor. Hazlo tú primero. Deja que el Señor cambie tu corazón, y si el Señor quiere, cambiará el de tu cónyuge también.
Nancy: Y pudiera ser que se sienta algo incómodo si llevas más de treinta años casada y nunca se han hablado de esa manera. Bueno, te daré una idea: enviar mensajes de texto es una manera maravillosa y sencilla de comunicar cosas que pueden ser difíciles de decir en voz alta.
Robert: Eso es cierto.
Nancy: No tiene que ser un lenguaje muy romántico o meloso desde el principio. Pero puedes comenzar de alguna manera; puedes usar términos cariñosos. ¿Qué puedes decir que sea afirmante y alentador? Los esposos pueden hacerlo para sus esposas. Las esposas pueden hacerlo para sus esposos. Hemos encontrado en nuestro matrimonio que estimular la atención, la devoción y el romance hacia el otro alimenta la ternura.
Robert: Sí. Es correcto.
Nancy: Por lo general, tú eres el que inicia. Y en algunos matrimonios, muchos matrimonios, la esposa es por naturaleza la más romántica.
Robert: Y eso está bien.
Nancy: Está bien.
Robert: O puede ser simultáneo, por ejemplo cuando a media noche nos despertamos, nos tomamos de la mano y volvemos a dormir.
Nancy: Así es.
Robert: Demostramos amor al tocarnos.
Esta es una imagen que tengo de Cristo, nuestro Buen Pastor: Él tocaba a las personas. A veces Él sanaba con palabras y tenía el poder para hacerlo. Él creó a esa persona con Su voz, así que Él podía sanarla. Pero el panorama es que a veces, y leemos esto en los evangelios, Él realmente tocó a las personas. Y hay poder en eso.
Nancy: Así es, cariño. Y muchas veces, tocó a personas que eran intocables.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Personas que nadie se atrevía a tocar. Personas que eran consideradas como dañadas según la sociedad.
Así que, es posible que estés casada con un esposo o esposa que no sea fácil de tocar, que esté a la defensiva o que haya sido dañado por la forma en que lo han, tratado antes.
Tal vez es una esposa que ha sido abusada o maltratada por su padre, y a ella no le gusta que la toquen, o a él no le gusta que lo toquen. Pero las palabras suaves, un toque tierno, pueden brindar sanidad a una persona que nunca pensaste que estaría dispuesta a ir allí.
Robert: Puede suceder. Sí. Pero dar el primer paso debe hacerse de una manera suave y sin expectativas.
La mayoría de las veces las discusiones comienzan cuando tenemos expectativas insatisfechas. Y entonces, creo que se hace magia (muy teológico mi concepto) cuando hablamos sobre nuestras expectativas. Algo así como tomarse el día libre. «¿Qué haremos hoy?». «Bueno, ¿qué te gustaría hacer hoy?». Y hablas de las expectativas que tienes, para que no llegues al final del día y digas: «Qué desperdicio fue este día». Bueno, debiste comunicarlo.
Creo que nuestra relación es así. ¿Qué te agrada? ¿Qué me agrada? Y en el libro hay historias sobre eso: momentos en los que he fallado y donde he aprendido sobre expectativas cumplidas o no cumplidas.
Nancy: Escribes de cómo un pastor conoce a sus ovejas.
Robert: Sí.
Nancy: En nuestro primer año de matrimonio, cariño, y de hecho, aún no hemos tenido la oportunidad de hablar sobre esto, pero realmente me conmueve mucho: anticipaste algo, lo cual se te da muy bien, que yo voy a querer o necesitar o pensar. Te encanta anticipar mis necesidades.
Robert: Lo hago.
Nancy: Eres muy atento. Estás en sintonía conmigo. Pero me dijiste, y creo que es bueno que las parejas lo escuchen porque no se trata solo de caminar hacia el altar y por arte de magia conoces a tu pareja de la forma en la que necesitas conocerla.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Citaste el pasaje de Deuteronomio que te encanta y que a mí también me encanta, acerca de que el esposo, cuando recién se casa, no trabaja durante un año.
Robert: Sí, Deuteronomio 24.
Nancy: Y no trabaja para que él pueda disfrutar de su esposa, para que aprenda a complacerla. Y el otro día me dijiste: «Lo sabía porque te estaba estudiando. Te he estado conociendo. Y he pasado este primer año haciéndolo. . .» Y lo precioso es que no te has detenido durante todos estos años.
Robert: No, y no lo haré.
Nancy: Y yo he estado haciendo lo mismo contigo. Nos hemos estado estudiando, descubriendo: «¿Qué le gusta? ¿Qué disfruta él? ¿Qué le bendice? ¿Qué le anima?» Pero eso lleva tiempo. Requiere esfuerzo. Una vez más, esposa o esposo que estás escuchando esta conversación, no deberías decir «Si tan solo mi cónyuge ______» completa el espacio en blanco. Porque, como nos recordabas, no puedes cambiar a la otra persona.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Pero por la gracia de Dios tú puedes cambiar.
Robert: Cierto.
Nancy: Y muy a menudo, cuando cualquiera de los dos está dispuesto a hacer esos ajustes, a comenzar a hablar con más ternura, a ser más atento, a darse cuenta de lo que le importa a su pareja, y a estar dispuesto, eso puede cambiar toda la relación.
Robert: Sí. Tú dijiste que la clave es anticiparse. Siento que esto realmente no me había resultado tan evidente como lo fue en ese año.
En el libro escribo un ejemplo sobre el mariscal de campo que lanza el balón al receptor. Él lanza el balón donde no hay nadie, porque él se anticipa a que cuando el receptor cruce el campo y llegué a donde está la bola, el receptor la atrape.
Una de mis cosas favoritas es hacer cosas por ti antes de que las pidas. Ahora, sé que no siempre lo logro, pero es una de mis cosas favoritas: darte un pañuelo cuando te escucho estornudar una vez, antes de que digas: «¿Me puedes dar un pañuelo?».
Y aunque esto suena trivial, no lo es. Soy yo aprendiendo sobre ti. Es el pasaje de Deuteronomio 24 que mencionaste. No tengo que entender a todas las mujeres, solo a ti. No necesito ser un experto en mujeres, solo en ti. Así que quiero estudiarte; mi tarea es conocerte a ti: quiero saber lo que te gusta y lo que no te gusta, lo que te agrada, lo que te hace feliz, lo que te pone triste. Quiero conocerte. Quiero ser capaz de describir quién eres a alguien que no te conoce y hacerlo con bastante precisión.
Cuando éramos novios, dijiste: «Quiero contarte algo sobre mí. Soy una persona muy compleja». Eso es lo que me dijiste.
Nancy: ¿Crees que yo tenía razón?
Robert: Creo que tenías razón. Sí.
Nancy: Probablemente, no tenías idea en ese momento de cuán compleja.
Robert: No tenía idea. No lo sabía, y no podría haber sabido lo que significaba todo eso en ese momento. Pero permítanme decir que cada esposo y cada esposa, cada novia y cada novio, son complejos a su manera. Por lo tanto, no puedes darte el lujo de generalizar acerca de los deseos y necesidades de tu esposo, y los deseos y necesidades de tu esposa. Vas a la escuela y aprendes; haces todo lo que puedas para averiguarlo.
De hecho, una de las cosas que aprendí, después de cuarenta y cuatro años de haber estado casado con Bobbie, fue a ser bueno haciéndole regalos.
Mi papá no era bueno dando regalos. Él daba, y no lo estoy inventando, el mismo regalo a mi madre cada Navidad, ¡el mismo! Ella tenía una amiga que era dueña de una tienda de ropa en Wheaton, Illinois, donde vivíamos. Y cada Navidad, mi papá iba y compraba una blusa para mi madre. Eso era todo. Bueno, mi madre era una mujer muy conforme, llena de gracia, como he dicho antes, y creo que ella vivía contenta con eso.
Pero una de mis cosas favoritas para hacer contigo, Nancy, es anticipar lo que podrías desear para tu próximo cumpleaños y sorprenderte con eso, o para Navidad o para el Día de San Valentín. Y has sido una gran inspiración. Por ejemplo, cuando me voy de viaje de negocios, abro los bolsillos de mi maletín o meto el pie en el zapato y encuentro un pedazo de papel en la punta de mi zapato, y es una nota tuya porque tú fuiste a mi maleta antes de cerrarla y pusiste una nota allí.
Nancy: Y, Cariño, esto es muy dulce para nosotros, pero hay dos cosas que quiero enfatizar aquí: tenemos amigos que han estado casados por mucho tiempo, buenos matrimonios, que nos dicen: «Todavía estamos aprendiendo esto. Todavía estamos trabajando en esto».
Robert: Sí, eso es bueno.
Nancy: Esto es un aprendizaje de por vida.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Y, también, estamos hablando sobre las cosas tiernas aquí.
Robert: Así es.
Nancy: Y las cosas que se suman para hacer un matrimonio dulce. Pero eso no significa que no tengamos momentos en que realmente nos fallamos el uno al otro, donde no anticipamos bien, o tú no sabías que algo iba a ser realmente importante para mí, o no sabía que la forma en que manejaba esa situación era incómoda para ti o te ponía en una posición difícil. Una de las cosas que hacemos es comunicarnos.
Nos sentamos para hablar y yo soy la que se guarda las cosas, pero tú no eres así. Si hay algo que te preocupa, que te inquieta o que sientes que me está preocupando, de seguro hablaremos de ello.
Robert: Sí.
Nancy: Y muchas veces, esa conversación la tenemos a la hora de almorzar, y así no nos apresuramos durante la cena. En ocasiones tenemos que hacerlo, pero la mayoría de las veces, tú te acercas y conversamos. Repasamos nuestro día, pero si hay algo que te preocupa, definitivamente tendremos esa conversación.
Robert: Eso es correcto.
Nancy: Y no quiero que aquellos que nos escuchan piensen: Oh, viven en la-la-landia. Sé que es una película, la cual no he visto, pero el Señor nos ha concedido disfrutar una hermosa temporada.
Robert: Así es.
Nancy: Pero también tuviste un matrimonio largo antes que el nuestro. Nunca me había casado antes. Así que hemos tenido que hacer algunos ajustes enormes y una de las cosas que hemos aprendido es que hay que hablar las cosas y trabajar en ellas. Hemos tenido muchos momentos llenos de lágrimas.
Robert: Muchos. Es correcto.
Nancy: Pero son esos detalles y palabras tiernas, sensibles y amables los que crean un entorno en el que puedes lidiar con esas cosas mucho más fácilmente. Y creo que eso es lo que hará este libro, Como el buen pastor: animará a los esposos y esposas, y les traerá esperanza a su matrimonio.
Robert: Bueno, perdóname por meterme en metáforas deportivas, pero qué le diría a una esposa que está escuchando esto, o que tal vez animó a su esposo a escucharnos hoy: aún queda tiempo en el reloj.
En febrero de 2017, en un Super Bowl, la primera mitad fue toda para Falcons. La gente en Atlanta comenzaba a celebrar porque el gran Tom Brady y Bill Belichick estaban cayendo. Y algo sucedió en los vestidores al medio tiempo.
Vamos a imaginar que Belichick se sentó frente a sus jugadores y dijo: «Hombres, todavía hay tiempo en el reloj».
Lo diría de manera alentadora y, espero, inspiradora, a las parejas que han estado casadas por mucho tiempo y que han caído en rutinas dolorosas o rutinas hirientes: todavía hay tiempo en el reloj. Hay cosas que puedes hacer, incluso ahora, para obtener la alegría que no te imaginabas que era posible amando a tu pareja. Y, en este caso, puedes mejorar. Toma la iniciativa. Comienza tú. Hay algunas cosas que puedes hacer para ver en los ojos de tu esposa lo que viste cuando la viste por primera vez hace muchos años.
Esa sería mi esperanza. Y lo repito, lo que hemos hablado no es filosófico, pero son algunas cosas que puedes hacer. Como si fuera blanco y negro, son instrucciones, son ideas y son las cosas que ayudarán a tu esposa a comprender lo maravilloso que puede ser tener un pastor como tú por esposo.
Débora: Robert Wolgemuth y su esposa Nancy DeMoss Wolgemuth, volverán para orar por los esposos y esposas con el propósito de que vivan los importantes conceptos sobre los que han estado conversando.
Antes, queremos animarte a que obtengas una copia del libro de Robert Wolgemuth titulado: «Como el buen Pastor». Puedes adquirirlo visitando nuestra página web AvivaNuestrosCorazones.com o en el enlace de esta transcripción.
Aquí están Robert y Nancy para orar y cerrar el episodio de hoy.
Nancy: Continuaremos esta conversación mañana y trataremos algunas de las preguntas que sé que están pasando por la mente de las personas mientras escuchan esta serie. Y creo que las mujeres están pensando: desearía que mi esposo me guiara, pero no parece estar motivado a hacerlo, y probablemente tengan algunas otras preguntas y retos.
Y me siento motivada, cariño, justo antes de cerrar esta conversación, sabiendo que hay mujeres y hombres heridos y hambrientos en sus corazones que escuchan esta conversación, me pregunto si podríamos tomarnos un par de minutos para orar por las esposas y me encantaría que oraras por los esposos.
Robert: Por supuesto.
Nancy: Y quiero animar a aquellos que nos escuchan a que crean de todo corazón que el Espíritu Santo tiene el poder de infundir una nueva medida de fe, gracia y humildad en su situación, y que nos demos cuenta de que no podemos cambiar a la otra persona, pero sí podemos dejar que Dios nos cambie.
Robert: Así es.
Nancy: Así que permíteme empezar.
Señor, te presento a las esposas que están escuchando y tal vez a mujeres que no están casadas, mujeres más jóvenes que algún día se casarán, pero que ahora están escuchando y conociendo cuál será su rol como esposa algún día.
Pienso especialmente en las mujeres que están en un matrimonio. Pueden pensar: Eso parece tan exagerado, daría todo por tener un esposo que sea tierno y que anticipe mis necesidades, a quien le importen mis necesidades, o que incluso me note.
Señor, te pido que extiendas al corazón de esas mujeres la ayuda, la sanación y la mano tierna de Cristo, para que finalmente no busquen que su esposo sea todo en sus vidas, o tal vez nada en este momento, sino que te miren Ti y encuentren que Tú eres un Pastor, líder, tierno, cariñoso, reconfortante, alentador y protector.
Y a cada una de esas mujeres, ayúdales a decir: «Sí, Señor. Quiero seguirte a Ti. Gracias por ser un Buen Pastor».
Oh Dios, muéstranos, como mujeres, mientras Te seguimos, Tu guía en nuestras vidas. Muéstranos que Tú puedes trabajar en nuestras vidas de tal manera que podamos animar a nuestros propios esposos a ser todo lo que Tú quieres que sean, no predicándoles, no insistiendo con un libro que quizás todavía no estén listos para leer, sino por nuestro espíritu que adorna el evangelio: por nuestra amabilidad, nuestra ternura, nuestra gratitud, nuestra humildad.
Muéstranos, Señor, muéstrale a cada esposa, porque cada mujer es diferente, muéstranos cómo ser en nuestro matrimonio «una mujer que hace a su esposo bien y no mal todos los días de su vida». Anima a esas mujeres, fortalécelas, sostenlas, apóyalas.
Te pido que les des fe y paciencia a aquella mujer que ha esperado por un largo tiempo, que Tú hagas lo que solo Tú puedes hacer en su matrimonio.
Oro en el nombre de Jesús, amén.
Robert: Padre, estoy de acuerdo con todo lo que mi preciosa esposa acaba de orar. Y oro por los hombres que escucharán esto directamente o por medio de sus esposas.
Oro, oh Señor, para que me des el tipo de sabiduría y humildad para saber qué hacer y qué no hacer, cómo anticiparme, cómo amar con suavidad, compasión y ternura, cómo ser un hombre en esta relación y cómo aprender cuidadosamente del Buen Pastor, quien también era un hombre que guió con humildad, con amor y gracia, y que me dio la alegría de seguirlo voluntariamente y con entusiasmo.
Padre, oro para que mis amigos que están escuchando esta oración sean animados. Oro contra el desánimo que algún hombre que nos escucha hoy pueda sentir y se encoja de hombros diciendo: «No tengo oportunidad». Oh Señor, aún queda tiempo en el reloj.
Gracias por Tu gracia. Gracias por esperarnos. Oro para que me ayudes a mí y a aquellos hombres que están escuchando a comprender que esto es algo que podemos hacer, paso a paso, para amar a nuestras esposas mejor de lo que lo hacemos ahora.
Gracias. Gracias por la esperanza que encontramos en el evangelio y el gozo de conocerte, de estar ante Ti con nuestros pecados perdonados por el poder de la cruz. Te damos gracias en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Llamándote a imitar a Cristo, el Buen Pastor, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique otra fuente.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación