Clama a Dios por tu matrimonio
Carmen Espaillat: LeRoy Wagner identifica algo que les molesta a muchos esposos.
LeRoy Wagner: Cuando ven a sus esposas tratando a otros hombres en la iglesia o en un lugar público o a sus amigos, con mucho más respeto y mucha más cortesía y mucha más deferencia de la que ellos mismos reciben.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Esta semana hemos estado escuchando la historia de un matrimonio que iba cuesta abajo. Kim y LeRoy Wagner experimentaron esto temprano en su matrimonio. Ninguno se sentía amado y ambos actuaban en base a sus heridas. Kim se volvió más crítica, y LeRoy se aisló.
Ellos nos han contado acerca de sus luchas, y han estado describiendo el proceso por el cual Dios los llevó para sanarlos, y la cercanía que ahora experimentan.
Escucha o lee los programas anteriores …
Carmen Espaillat: LeRoy Wagner identifica algo que les molesta a muchos esposos.
LeRoy Wagner: Cuando ven a sus esposas tratando a otros hombres en la iglesia o en un lugar público o a sus amigos, con mucho más respeto y mucha más cortesía y mucha más deferencia de la que ellos mismos reciben.
Carmen: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Esta semana hemos estado escuchando la historia de un matrimonio que iba cuesta abajo. Kim y LeRoy Wagner experimentaron esto temprano en su matrimonio. Ninguno se sentía amado y ambos actuaban en base a sus heridas. Kim se volvió más crítica, y LeRoy se aisló.
Ellos nos han contado acerca de sus luchas, y han estado describiendo el proceso por el cual Dios los llevó para sanarlos, y la cercanía que ahora experimentan.
Escucha o lee los programas anteriores en esta historia, en la sección de recursos de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Hoy Kim y LeRoy te ofrecerán consejos prácticos sobre cómo puedes encontrar libertad, y cómo puedes cambiar el rumbo de tu matrimonio.
LeRoy: Es un verdadero gozo poder hablar con parejas acerca de estas cosas y enfocarlas en las Escrituras y dirigirlas a la gracia de Dios que es suficiente, y poder hablarles de mi experiencia, que Dios es capaz; Dios es poderoso; Dios está consciente de lo que sucede en tu vida y en tu matrimonio.
Todo el tiempo les decimos con una gran sonrisa y gozo en nuestro rostro, que estamos disfrutando el mejor momento de nuestro matrimonio, el mayor gozo. Y estamos absolutamente seguros de que Dios tiene más crecimiento y gozo para el camino.
Es un testimonio de la veracidad de la Palabra de Dios, del poder del Dios viviente, del Cristo resucitado, y es un testimonio de la obra del Espíritu Santo trabajando a través de personas como tú, Nancy.
Dios está trabajando en la vida de las personas.
Me estremece pensar en personas que están ahora donde Kim y yo estuvimos. No quiero que nadie se encuentre en ese lugar. Me gustaría que entendieran que yo no conozco todos los lugares oscuros donde están o han estado, pero sí sé que nosotros estuvimos en un lugar muy oscuro, y yo estaba en un lugar sin esperanza.
Sé que Dios no me ama más de lo que ama a los demás. No importa dónde estén, no importa por lo que estén pasando, no importa cuán desesperados, ni cuán oscuro pueda ser ese lugar, nuestro Dios no hace acepción de personas.
Él es poderoso para redimirnos y rescatarnos y transformar matrimonios y transformar vidas. Yo solo deseo que cada matrimonio que no esté en el lugar donde el Señor desea, y puede que no sea igual que nosotros, llegue al lugar donde traigan gloria a Dios, donde las personas sean atraídas a Cristo a través de ese matrimonio, a través de esa relación entre esposo y esposa, porque el aroma de Cristo es tan penetrante que las personas pueden ver a Dios trabajando en su vida; quiero que todos experimenten eso.
Nancy: Amén. Entonces, el primer paso para avanzar en esa dirección –porque quizás hay alguien escuchando ahora mismo que está donde ustedes estuvieron. Y ustedes le han dado esperanza. ¿Cuál es el primer paso que puede tomar?
LeRoy: Si tú estás escuchando en estos momentos, te animaría a levantar tus ojos al Señor de donde viene tu socorro. Él es fiel. Todo lo que Él ha prometido, todo lo que Él ha dicho, Él hará, Él lo hará. Pero necesitas clamar a Él. Creo que ese es el primer paso porque muestra nuestra humildad, nuestra necesidad. Muestra que estamos buscando la ayuda que necesitamos, conscientes de que solamente Él la puede dar y Él escuchará el clamor de tu corazón. Él no despreciará al de corazón contrito y humillado.
De manera que si Dios en Su bondad y Su gracia ha permitido que seas quebrantada, no es para que permanezcas así, sino para que clames a Él y Él contestará.
Podría transcurrir un largo período, como pasó en nuestra vida, pero no será sin consuelo durante el camino, con ánimo, viendo a Dios obrar, al Espíritu Santo viniendo a nuestro lado y ayudándonos como Jesús dijo que Él lo haría.
Requerirá arrepentimiento, requerirá humildad y transparencia delante de tu esposa o tu esposo, y delante de tus hijos, y tal vez delante de otros que te conocen. Dios siempre bendice ese tipo de humildad delante de Él, humildad delante de otros, y el deseo de arrepentimiento.
Es tan bueno el poder orar juntos, ser capaces de compartir nuestro caminar juntos con el Señor. Cuando uno de nosotros no está caminando como debe ser, tener la libertad de venir y orar juntos y animarse y levantarse mutuamente, no criticarse ni hacer sentir al otro, «seré atacado o criticado».
La verdadera prueba de un matrimonio cristiano no es lo que las personas ven en la iglesia cada domingo a las once de la mañana, tampoco si estás tratando de criar bien a tus hijos. Esa no es la prueba de lo que es un matrimonio piadoso. La verdadera prueba es, cómo es tu vida espiritual como pareja cuando nadie te está mirando, solamente el Señor.
Será muy reconfortante el ver a Dios traer gozo y libertad y gran victoria a sus vidas.
Kim Wagner: Uno de los ingredientes que realmente ayudó a traer transformación a nuestro matrimonio es una comunicación frecuente y honesta hecha en humildad y perdón, y no dejando que el sol se ponga sobre nuestro enojo. De alguna forma, a veces las mujeres usan esto como una excusa para discutir toda la noche y mantener a sus esposos despiertos. Pero lo que digo es, como esposa, he aprendido a soltar muchas cosas y a dejarlas pasar.
Recientemente dije en un grupo de damas, «no le digo nada a mi esposo con respecto a que él hace ruido al sorber su café en las mañanas, solo disfruto que él quiera sentarse y beber café conmigo».
Una de las damas dijo, «bueno, yo le hago saber a mi esposo sobre eso. No puedo soportar el ruido que hace al tomar el café».
Pienso que es solo un ejemplo gracioso de las muchas cosas que podemos dejar pasar. No debemos darle importancia a esas cosas, ni llevarlas al nivel de lo que sí debemos tratar, solo dejarlas pasar.
LeRoy: Creo que una de las cosas que molesta a los esposos cristianos es cuando ven a sus esposas tratando a otros hombres en la iglesia o en un lugar público o con amigos, con mucho más respeto y más cortesía y deferencia de lo que ellos mismo reciben de parte de ellas. Debemos tratar a los demás, como tú dices, Nancy, con respeto –a todo el mundo, como un hermano o una hermana en Cristo.
Pero es realmente difícil cuando el esposo ve a su esposa respondiendo a otros de una forma como debe hacerlo un creyente y en cambio él se pregunta: ¿Por qué ella no me responde a mí al menos al mismo nivel básico que un cristiano debe tratar al otro hermano en Cristo o hermana en Cristo?
Kim: Hablando de cómo tratas a otro hermano o hermana, aparte de dejar pasar las cosas, tener un buen matrimonio no significa que la esposa nunca dirá algo que no esté de acuerdo a lo que su esposo piensa, o si tiene alguna preocupación.
Cuando mencionamos que yo era muy testaruda al principio de nuestro matrimonio, y cuánto daño eso trajo, no significa que ya no le expreso a LeRoy ninguna preocupación o diferencia, pero lo hago de una forma humilde y de afirmación hacia él, para hacerle saber, «sé que vas a tomar la decisión correcta en esto. ¿Has considerado esto?»
Frecuentemente digo, «así es que veo esto, y puede que esté equivocada, solamente te lo dejo saber, y tú vas a Dios, y confío que Él te guiará. De cualquier forma que Él te dirija, estará bien conmigo porque confío en tu relación con el Señor».
Nancy: Ustedes no pueden verle la cara a LeRoy, pero él está aquí sonriendo. ¿Esto es diferente a como ella solía comunicarse en el pasado?
LeRoy: Oh, definitivamente. (Risas). Dios la creó una mujer fuerte. Así fue como Él la creó. Había siempre una fuerte presión que yo sentía detrás de lo que ella me expresaba. Reconozco que mucho de esto era mi percepción. Aun cuando ella comenzó a cambiar, tomó un tiempo, un tiempo para que mi percepción de lo que ella estaba diciendo o lo que ella deseaba cambiara.
Nancy: ¿Entonces, de qué forma es diferente su comunicación ahora? Sé que todavía ella habla.
LeRoy: Bueno, ella todavía es muy, muy fuerte, y estoy agradecido por esto. La admiro y agradezco a Dios por su fortaleza y como ella habla verdad; pero lo hace de una forma muy piadosa, de forma muy bíblica, de decir: «Con respecto a esta situación, y mientras he estado orando, esto es lo que pienso, pero tú eres el responsable de la decisión –sea que fuere una decisión ministerial o una decisión familiar– y lo voy a dejar entre tú y el Señor. Tengo confianza en el Señor, y tengo confianza en ti de que escucharas al Señor».
Eso me libera para ser el hombre de Dios que Él me ha llamado a ser. Ahora sé que aunque me equivoque, y muchas veces los hombres nos equivocamos –no de forma intencional, no que exista una intención maléfica, pero cometeremos errores.
Nancy: Las mujeres también.
LeRoy: Las mujeres también. Pero si lo cometo, no temo una represalia. No temo repercusiones en nuestro matrimonio, donde en algún punto estuve paralizado por ese miedo, no tomaba ninguna decisión porque sabía que habría repercusiones, que habría consecuencias por eso.
Ahora, tengo la libertad de ir a Dios, orar, liderar, y aunque termine no siendo la decisión acertada, si tropiezo o lo arruino de alguna manera, sé que ella dirá, «bueno tú sigues siendo mi hombre, y seguiremos confiando en el Señor». Sé que habrá apoyo.
No es que todo lo que hago esté correcto y ella tiene que pasar la mano a todo, pero pienso que esa es la forma en que Dios lo diseñó. Hay una libertad para ella como esposa, la libertad de una mujer piadosa que deja eso a su esposo, porque hay cosas que Dios pedirá cuenta a los hombres, de las que ustedes, preciosas esposas piadosas, quedan liberadas. Una vez que hayas expresado de forma piadosa, de forma bíblica, y hayas dado tu punto de vista y opinión y hayas orado, puedes soltar a tu esposo y esa decisión al Señor.
Kim: Así es. Esto debes hacerlo aun si tu esposo está en pecado. Si tu esposo está en pecado, tienes la responsabilidad, de acuerdo a Gálatas 6:1-2 y Mateo 18, pues el es tu hermano en Cristo, tienes la responsabilidad de ir, de confrontarlo, y la forma en que debes confrontarlo es con mucha oración, buscando al Señor, debe hacerse en humildad, con la meta de que él se reconcilie con Dios –no partiendo de un corazón airado, ni de nuestra propia justicia. Tu interés es su unión con Dios, que él se reconcilie con Dios.
Estoy segura de que algunas mujeres que nos escuchan saben que sus esposos están en pecado, y tienen temor a abordarlos. Pienso que por el bien de sus esposos, si realmente los conocen, si realmente los aman, lo que pudieran hacer –y yo lo he hecho anteriormente– es escribir sus preocupaciones.
Si es un problema que pienso ha escalado al nivel de que necesita ser abordado, quizás no es un hábito pecaminoso de toda la vida; quizás solo tienes una opinión diferente con respecto a una decisión relacionada a un hijo adolescente.
Voy al Señor, oro por esto, lo escribo, y oro nuevamente por esto y por el momento en que debo conversarlo con él. Muchas veces, cuando lo escribes, la discusión ya no será tan emocional.
LeRoy: Esta es la parte de aprender a vivir con tu pareja con conocimiento. Como mejor lo reciban. Eso es parte de orar durante el proceso. El Espíritu Santo honrará tu deseo de conocer a tu esposo o a tu esposa, y por tu deseo de querer hacerlo piadosamente.
Sé que tenemos que ir terminando, y te dejaré cerrar, pues eres la anfitriona. Pero mientras hombres y mujeres luchan por el control en sus matrimonios, y luchan por ganar territorio –a pesar de que conscientemente no lo hacen, pero esto es lo que hacen– es tan divertido, y hay tanto gozo cuando la libertad de Cristo llega al matrimonio, cuando la verdad de la Escritura levanta el matrimonio del lugar donde el enemigo ha tratado de mantenerlo. Mi mayor gozo y mi mayor emoción como esposo es para que ella, mi preciosa esposa, sea todo lo que Dios la ha creado y diseñado ser.
Mi mayor gozo es ver cómo Dios está trabajando en su vida y de igual manera su mayor gozo y emoción es ver cómo Dios está trabajando en mi vida. Esto crea gran pasión por el matrimonio. Y no que la mujer esté encasillada en esta parte del matrimonio, a los hijos; y el hombre esté encasillado a la carrera o al ministerio o lo que sea.
Dios no quiere que nuestra vida esté dividida de esta manera. Nos ha hecho uno, para que le glorifiquemos a Él. Solo podemos darle la mayor gloria que Él se merece, cuando existe esta libertad, cuando existe esta victoria en nuestro matrimonio. Cuando honestamente encuentras mayor gozo en cómo Dios está trabajando aún más en tu pareja, y estás más interesado en eso que en tu territorio, no enfocado en que él llene tus necesidades o que ella llene tus necesidades; al final de la lucha –si estás en medio de una– hay gozo si respondes al Señor.
Nancy: Quiero agradecer al Señor por lo que ha hecho. He he sido testigo de este proceso y he tenido el privilegio de ver mucha de esa transformación. Esta es la primera vez en la que he escuchado a ambos contar la historia juntos. Es una gran alegría para mí. El pensar cómo el Señor los está usando a ambos en las vidas de otras parejas, y Kim ministrando a mujeres, y LeRoy a los hombres; y ver cómo este mensaje de vida, cuando piensas en esos días oscuros, cuando decían, «no me siento amada. No te amo. Creo que no te amo», esos pensamientos de, «Señor, solo llévame», y ver que Dios es un Dios redentor que está haciendo todas las cosas nuevas, no solo para la felicidad de tu matrimonio, aunque uno se alegra de verlo, sino para la gloria de Dios y la santificación de otros también.
Quiero agradecer al Señor, y también quiero que oremos por parejas que en estos momentos se encuentran en un lugar oscuro, como sé que lo ha hecho con ustedes al escuchar su historia. Así que por favor, acompáñenme a orar.
Oh Señor, qué increíble es ver este día con nuestros propios ojos, y escuchar con nuestros propios oídos el testimonio de Tu maravillosa gracia. Gracias, Señor, que donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Gracias porque en ti no hay casos sin remedio ni sin esperanza.
Cuando Kim y LeRoy estaban cada uno en su mundo, compitiendo y luchando y controlando y retirándose, mientras seguían en el ministerio y queriendo servirte, pero no podían resolver las cosas en su matrimonio, Tú no te diste por vencido con ellos. Tú no los dejaste solos. Tú no los dejaste descubrir por ellos mismos lo que debían hacer. Tú perseguiste sus corazones y los pusiste en contacto y les mostraste la verdad. Tú mandaste Tu Palabra y los sanaste.
Señor, gracias por darles el regalo de Tu Espíritu Santo quien tomó esa verdad y la aplicó a ellos y los trajo a convicción y luego les dió un corazón que respondió y dijo: «Sí, Señor».
Gracias por el regalo, por el don del arrepentimiento. Gracias por tomar lo que el diablo ha querido para mal y convertirlo en bien, en bueno.
Gracias por la fortaleza que Tú le has dado a cada uno de ellos individualmente y cómo eso que por un periodo de tiempo los alejó, ahora son algunas de las fortalezas de su matrimonio y las que precisamente estás usando para darles alegría y hacerlos efectivos en el ministerio.
Así que gracias, Señor, por redimir sus vidas, por traer esperanza, por renovarlos, por avivar estos corazones y este matrimonio. Gracias por ser como eres, por los resultados de Tu obrar en las vidas de tus hijos y por los demás que han sido impactados, incluso algunos que nos escuchan que están creciendo en sus matrimonios como resultado del ministerio de Kim y LeRoy.
Señor, oro por Tu protección y bendición sobre esta pareja. Oro por protección del maligno y oro para que el fruto de Tu obra en su matrimonio sea multiplicado muchas veces.
Señor, unimos nuestros corazones para levantar a aquellos que nos escuchan –esposo o esposa– que están en ese lugar tan difícil. Los detalles puede que luzcan diferentes, pero solo la sensación de: «Nunca será lo que anhelamos, lo que hubiera podido ser».
Oro que esos ingredientes de los que hablamos –el arrepentimiento, el caminar hacia la luz, la comunicación honesta, el perdón, el alentarse el uno al otro, y el creerte, el soltar el control, el salir de la cueva, el lidiar con el miedo –que todas estas cosas que Tú has hecho en las vidas de Kim y LeRoy, las hagas de igual forma en las vidas de nuestras oyentes.
Gracias Señor por el recordatorio de que esto no ocurre de la noche a la mañana. No fue de manera repentina que ellos llegaron donde están, y no fue de manera repentina que salieron de dónde se encontraban. Ha sido un proceso, y todavía es un viaje –es una buena travesía.
Oro por las que han perdido la esperanza, que pongas en ellas el sentir de que Tú puedes hacerlo, que no tienen que esperar que su pareja cambie. No tienen que esperar a que su pareja vea la luz. Que ellas puedan postrarse ante Ti, doblar sus rodillas, el esposo o la esposa a solas si es necesario hacerlo así en un principio, y consagrarse ellos mismos y sus corazones ante Ti y tomar el camino de la humildad y la sumisión.
Dales gracia para hacerlo, Señor; y oro que como resultado traigas en Tu tiempo y a Tu manera, profunda, radical, total sanación y transformación, en muchos, muchos matrimonios. No sabremos hasta que lleguemos al cielo, cuántos matrimonios son y cuáles fueron todas las historias, pero anhelamos escucharlas.
Oro para que Tú redimas vidas y matrimonios de la destrucción y que el enemigo sea frustrado en sus incesantes intentos para destruir esos matrimonios. Oh Dios, trae gracia, trae humildad, y glorifícate a Ti mismo aún en mujeres que nos escuchan hoy. Solo Tú conoces sus historias, solo Tú sabes dónde están en realidad. Las cosas pueden parecer excelentes desde afuera, pero solo Tú sabes lo que realmente está ocurriendo en las cuatro paredes de ese hogar.
Oro para que como resultado de lo que se ha compartido hasta el día de hoy en esta serie, exista un nuevo quebrantamiento, una nueva honestidad, una nueva humildad, nuevos niveles de arrepentimiento, convicción y contrición, y también en los días por venir, nueva libertad, llenura y mucho fruto en Cristo.
Gracias, Señor Jesús. Te alabamos. Te amamos, y Te pedimos que Tú seas glorificado como resultado de lo que hemos escuchado. En el nombre de Jesús, amén.
Carmen: Nancy DeMoss de Wolgemuth ha estado orando por los matrimonios, de modo que muestren una imagen fiel de Cristo y su iglesia.
Oyentes que han sido bendecidas con programas como este nos escriben constantemente. Dios está obrando en medio nuestro de maneras que no podemos imaginar. En una ocasión escuchamos de Lidia, una mujer con la que pudimos compartir en una de nuestras conferencias Mujer Verdadera. Ella ha visto a Dios obrar en su vida y su matrimonio. Escucha su historia. Ella inicia contándonos que en teoría ella no debía existir porque su madre no podía tener hijos, pero…
Lidia: Se pusieron a orar y ahí nací yo y fui la primera de siete. Ahí empezó el Señor a trabajar conmigo porque me hizo nacer cuando se suponía que yo no iba a nacer. Yo siempre supe que Dios tenía un propósito para mi vida. Mis padres me criaron haciéndome sentir que de alguna manera era especial para Dios.
Carmen: Lidia nos cuenta cómo el evangelio llegó a su familia y a su vida…
Lidia: Yo amo el ministerio de la radio cristiana porque mi padre conoció el evangelio así. Así llegó el evangelio a mi pueblo. Fueron durante muchísimos años los únicos cristianos y aunque las barreras de los hombres son fuertes y duras y la persecución es fuerte, el evangelio llega a través de las ondas donde Dios quiere que llegue, y en este caso llegó a mis padres.
Yo crecí así, sabiendo que era especial para Dios, crecí amando la Palabra de Dios y amando al pueblo de Dios. Yo pensaba que era buena, porque era buena, yo no hacía nada malo. Crecí así, yo decía, «amo a Dios, leo la Biblia, hablo de Dios a mis amigos, busco valores solidarios...en fin, si todo el mundo fuera como yo, el mundo sería mejor.
Pero un día cuando yo tenía trece años llevé a mis amigos a una escuela bíblica de vacaciones, y allí mismo se hizo una presentación del evangelio con libros sin palabras y el profesor de la clase me dijo: «Lidia, tú puedes compartir con tus amigos tu testimonio de conversión, ¿cómo fue para ti?»
Yo me quería morir, dije yo: «¿Conversión, eso qué es? Yo soy cristiana desde que nací. Yo no tenía que nacer, el Señor me regaló a mis padres». Me quedé en blanco, no pude compartir, terminó la clase y me fui a mi casa, y cuando iba camino a mi casa yo me iba diciendo a mí misma, «¿hasta cuándo vas a creerte que eres lo que no eres?»
Llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto, hablé conmigo misma primero, después hablé con el Señor, oré, lloré y me acordé del versículo que todos los niños en cualquier familia cristiana aprenden: «Dios amó de tal manera al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo el que cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna».
En ese momento vi mi nombre escrito en ese versículo. Desde ese momento le dije: «Señor, úsame, lo que Tú quieras». Y me dejaba usar. Las ocasiones que me venían para servir al Señor las usé.
Carmen: Lidia conoció al hombre que ahora es su esposo y juntos sirven al Señor. Pero no todo ha sido color de rosas...
Lidia: Lo más importante es que el Señor me dio un esposo enamorado de Dios y de Su evangelio. Desde que nos casamos empezamos a servir al Señor en el pastorado de una pequeña iglesia. Primero como ayudantes y después como pastores. Ese camino no fue fácil, el camino cristiano no es fácil; es un camino hermoso pero no fácil.
Hace unos años hubo una gran crisis para nosotros. Pasamos un tiempo muy difícil, muy duro como siervos del Señor. En ese tiempo yo buscaba, tenía que buscar, porque sentía que mi lugar era apoyar a mi marido, entonces yo tenía que estar fuerte para ayudarle a él.
Empecé a buscar, a buscar, en internet...y de ahí, veo un día un video, una conferencia: Quebrantamiento, el corazón que Dios aviva, y dije yo, «esto es para mí»; pero cómo Dios me va a usar si yo estoy destrozada, si estoy rota. Y bueno, esa conferencia la escuché varias veces y a partir de ahí ya me enganché. Ya fui buscando, recibiendo más, buscando, recibiendo. Primero fueron las conferencias a través de YouTube, después encontré la página Web y después el programa de radio ya en el móvil y en cualquier sitio la aplicación. Lo que estaba conociendo y cómo Dios me estaba bendiciendo tenía que compartirlo con otras.
El Señor nos restauró, el Señor le dio también a mi esposo –me usó, creo que me usó– para ser sostén de él en ese momento difícil, y luego el Señor también a través de otros medios tuvo un nuevo encuentro con él y le dio un nuevo amor, una nueva presencia del Espíritu. Nos restauró gracias a Su misericordia y nos colocó en una iglesia pequeña donde hemos tenido que aprender otra vez a aplicar el evangelio y aplicar las enseñanzas que hemos recibido en estos años.
Carmen: A través de Su verdad, Dios ha impactado la vida de Lidia.
Lidia: Para mí, lo que más me ha transformado ha sido descubrir el enfoque correcto del diseño divino para la mujer. Yo entendía muchas cosas desde la religión pero no entendía el origen. Entender el origen, el de antes de la creación, ese ha sido para mí lo más revelador y me ha dado una ilusión por compartir con otras hermanas porque ha sido una liberación muy grande.
Carmen: Lidia ha sido liberada al entender que el cristianismo no se trata de legalismo, de obras para ganarnos el favor de Dios. Ella nos da una clave para vivir una vida de gozo.
Lidia: Creo que mirando cada día a la cruz, es la única manera de poder crecer. Cuanto más grande veo mi pecado, más grande y más miro hacia el cielo el amor de Dios, la cruz de Cristo es más grande. El centro de mi vida no soy yo sino que es Él. Creo que el fundamento de la vida cristiana gozosa está en ver eso, cuán grandes son mis pecados, cuán grande es el amor de Dios y Su santidad y Cristo está en medio cada vez más grande para hacerme cada vez más dichosa y darme cada vez más gozo.
Problemas hay, dificultades hay, luchas contigo misma, con la carne, con la propia realidad con otros, pero siempre llevamos todo pensamiento cautivo a la cruz de Cristo, y el que empezó en nosotros la buena obra, la perfeccionará.
Carmen: ¡Nos da mucho gozo escuchar historias como esta! Por medio de tus oraciones, donaciones, trabajo voluntario y apoyo; tú haces posible que escuchemos de mujeres como Lidia.
Este programa es parte de la serie titulada, «Una pareja herida encuentra verdadera esperanza». Esta semana hemos estado escuchando la historia de Kim y LeRoy Wagner.
Muchas mujeres le escribieron a Kim en respuesta a la historia que hemos escuchado, así que mañana, ella responderá algunas de las preguntas que le hicieron. Kim te dará pasos prácticos para amar a tu esposo al atravesar situaciones difíciles. Te esperamos el lunes, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Ayudándote a descubrir y abrazar el diseño de Dios para tu vida, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Escucha la Serie: Esperanza para un matrimonio sin esperanza, Dean & Julie Petersen
Vídeo de testimonio de Leroy y Kim Wagner
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