Clama con un corazón quebrantado, día 3
Annamarie Sauter: ¿Vives «sin techo y sin paredes»?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Verás, Dios está mirando nuestros corazones. Cuando tu corazón ha visto quién es Dios y quién eres tú y has sido quebrantada, entonces de ese quebrantamiento viene el amor por Jesús, la adoración a Dios y el amor por los demás. Vertical, sin techo; horizontal, sin paredes.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Si estás leyendo la Biblia junto a nosotras este año, la lectura de hoy es Lucas capítulos 23 y 24.
A lo largo de este mes hemos estado transmitiendo series de programas que nos han ayudado a unirnos en un clamor delante de Dios. Y más que una iniciativa de un mes, queremos que este sea solo el inicio—que Dios haya levantado y continúe levantando un ejército de mujeres de oración que clamen a Él …
Annamarie Sauter: ¿Vives «sin techo y sin paredes»?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Verás, Dios está mirando nuestros corazones. Cuando tu corazón ha visto quién es Dios y quién eres tú y has sido quebrantada, entonces de ese quebrantamiento viene el amor por Jesús, la adoración a Dios y el amor por los demás. Vertical, sin techo; horizontal, sin paredes.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Si estás leyendo la Biblia junto a nosotras este año, la lectura de hoy es Lucas capítulos 23 y 24.
A lo largo de este mes hemos estado transmitiendo series de programas que nos han ayudado a unirnos en un clamor delante de Dios. Y más que una iniciativa de un mes, queremos que este sea solo el inicio—que Dios haya levantado y continúe levantando un ejército de mujeres de oración que clamen a Él conforme a Su Palabra.
En los últimos días hemos estado escuchando acerca de cómo luce un corazón orgulloso y cómo luce un corazón quebrantado. Hoy escucharás la conclusión de este mensaje de Nancy titulado, «Clama con un corazón quebrantado». Si te perdiste alguno de los programas anteriores encuéntralo en AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Dios es más ofendido por el corazón crítico, orgulloso, frío y duro, de aquellos que son líderes ministeriales fieles en asistir a la iglesia que por una mujer inmoral, una prostituta, una adúltera, un asesino, un abortista que ha reconocido su pecado y viene a la cruz en humilde arrepentimiento.
De hecho, les diré, Jesús realmente ofendió a los fariseos, estoy segura de eso. Cuando les dijo en Mateo 21, versículo 31: «En verdad os digo (Él está mirando a los fariseos a los ojos) que los recaudadores de impuestos y las rameras entran en el reino de Dios antes que vosotros», ¿crees que lo tomaron bien en la iglesia ese día? No lo creo.
Entonces, ¿qué significa ser una mujer quebrantada? ¿Qué significa ser una mujer humilde? ¿Cuáles son algunas de las características de una mujer orgullosa no quebrantada?
Solo quiero enumerar varios puntos para ti. Si quieres tener la lista puedes ir a la transcripción pero ahora solo quiero que escuches con los oídos de tu corazón. Puede que digas: «¿De dónde sacaste esta lista?» Les diré de dónde se me ocurrieron la mayoría de estos puntos. Esto es bastante autobiográfico. Solo miré mi propia vida. Cuando prediqué este mensaje por primera vez me pregunté a mí misma: «¿cuáles son algunas de las evidencias de orgullo que muestran que no he sido quebrantada en mi vida?» Estas fueron algunas de las cosas que encontré en mi propio corazón:
- La mujer orgullosa se concentra en los fracasos de los demás; mientras que las mujeres quebrantadas están abrumadas debido a su propia necesidad.
- Las mujeres orgullosas tienen un espíritu crítico y que busca los defectos. Observan las fallas de todos los demás con un microscopio, pero las propias con un telescopio. Pero, las mujeres quebrantadas, por otro lado, son compasivas con los que fallan. Pueden perdonar mucho porque saben cuánto les ha sido perdonado.
- Las personas orgullosas son farisaicas. Miran con desprecio a los demás. Pero, las personas quebrantadas estiman a los demás como mejores que ellas mismas.
- Las mujeres orgullosas tienen que demostrar que tienen la razón. Tienen que tener la última palabra. Pero las mujeres quebrantadas están dispuestas a ceder el derecho a tener la razón.
- Las mujeres orgullosas protegen su tiempo, sus derechos y su reputación. Pero las mujeres quebrantadas son abnegadas.
- Las mujeres orgullosas quieren ser atendidas. Quieren que su esposo, sus hijos y todos los demás satisfagan sus necesidades. Pero las mujeres quebrantadas están motivadas a servir a los demás.
- Las mujeres orgullosas tienen un impulso de ser reconocidas y apreciadas. Se lastiman cuando no se les agradece o se les pasa por alto. Pero las mujeres quebrantadas están dispuestas a servir sin esperar nada a cambio.
- Las mujeres orgullosas se sienten heridas cuando otros son reconocidos o promovidos y ellas son ignoradas. Pero, las mujeres quebrantadas están ansiosas por que otros se lleven el mérito y se regocijan cuando otros son exaltados.
Debo decirles, después de que prediqué por primera vez este mensaje, hace mucho más de veintiún años, Dios se movió de una manera extraordinaria y durante los dos días siguientes, Dios envió un avivamiento al pueblo de Dios cuyo corazón había sido preparado. Y fue con aquellas personas que comenzaron a responderle y a decir: «Sí, Señor». Prediqué el mensaje, me senté y salí, pero el Espíritu de Dios siguió trabajando.
Bueno, en los días que siguieron, las personas tomaron esta lista, la imprimieron y la publicaron. En esos días no teníamos redes sociales, pero hicieron copias. Se grabó en casetes y lo distribuyeron por todas partes del mundo. Las personas comenzaron a escribirme y a contarme lo mucho que ese mensaje había significado para ellos, cuánto había cambiado sus vidas.
Y con el tiempo, un día me di cuenta que todas las cosas sobre ese mensaje acerca de la humildad, se habían convertido en una fuente de orgullo en mi propio corazón. Creo que me di cuenta cuando vi esta lista publicada sin darme crédito. Pensé…Yo escribí esto sobre la humildad.
Y la mayor lección de mi vida, sobre lo que estoy hablando aquí ahora, ha sido desde que prediqué ese mensaje por primera vez; todas las demás veces que lo he predicado desde entonces, a medida que Dios habla a mi propio corazón sobre esta inclinación a ser reconocida, a ser apreciada, a que me agradezcan.
- Las personas orgullosas siempre quieren ser reconocidas. Pero las mujeres quebrantadas no se preocupan por ellas mismas.
- Las personas orgullosas mantienen la distancia con las demás personas. Pero la mujer quebrantada está dispuesta a arriesgarse al acercarse a otros y toma el riesgo de amar de manera íntima.
- Las personas orgullosas son rígidas y formales. Ellas son las personas que se aseguran de no llorar para que no se les arruine el maquillaje; porque alguien podría pensar que «soy una pecadora horrible». Pero las mujeres quebrantadas son cálidas, amables y no tienen cuidado de que las lágrimas fluyan porque ellas saben que son pecadoras que necesitan la gracia de Dios cada momento, cada día de sus vidas.
- La mujer orgullosa tiene dificultad de compartir cuáles son sus necesidades espirituales con otras personas. Aun si tiene un grupo pequeño donde se le brinda la oportunidad de pedir oración por cosas específicas, ella pide oraciones generales. «Oren para que sea una mejor madre, una mejor esposa». En realidad ¿quién no necesita eso? Pero las mujeres quebrantadas están dispuestas a ser específicas acerca de su pecado y son abiertas y transparentes en la forma que Dios les indica.
- Las personas orgullosas tienen dificultades para decir estas palabras: «Me equivoqué. ¿Podrías perdonarme?» Pero las mujeres quebrantadas admiten rápidamente el fracaso y buscan el perdón cuando es necesario.
- Las mujeres orgullosas esperan que sea la otra persona quien se acerque y pida perdón si ha habido un malentendido o un conflicto en una relación.
Las mujeres quebrantadas corren hacia la cruz para ver si pueden llegar allí primero. No esperes que tu esposo lo haga primero. Algunas de ustedes han estado esperando por su pareja, un hijo o un padre que les hirió cuando eran pequeñas; han estado esperando a que reconozcan lo equivocados que estaban. No estoy diciendo que no se hayan equivocado. Pero si has estado diciendo: «voy a mantenerlos a distancia hasta que estén dispuestos a reconocer lo mucho que me hirieron, y vengan a pedirme perdón». Eso es o-r-g-u-l-l-o. El yo está en el centro de eso.
- Las personas orgullosas son ciegas a la verdadera condición de su corazón. (Lo curioso es que todos los demás, supongo que no es divertido, pero todas las demás personas que la rodean pueden ver esto. Pero ellas son las últimas en verlo y saberlo). Pero las mujeres quebrantadas se dan cuenta de que tienen que caminar en la luz… Dios les muestra la verdad sobre sus vidas.
- Las mujeres orgullosas creen que no tienen nada de qué arrepentirse. (Y hay cientos, si no miles de mujeres hoy, que si alguien les preguntara: «¿Hay algo de lo que debas arrepentirte, alguna área de tu vida en la que Dios esté tratando contigo?» No pueden pensar en nada. He estado allí. Sé cómo es ese corazón). Pero las mujeres quebrantadas se dan cuenta de que necesitan una actitud de arrepentimiento continuo en el corazón.
- Las personas orgullosas no creen que necesitan un avivamiento, pero están seguras de que todos los demás lo necesitan. Pero las mujeres quebrantadas sienten continuamente su necesidad de un nuevo encuentro con Dios y una nueva llenura de Su Espíritu Santo.
- Las mujeres orgullosas piensan: Hay alguien más que necesita escuchar este mensaje. Y se aseguran de enviarle el enlace cuando lleguen a casa. El quebrantamiento es para otros, no para mí. ¿Quién elegiría voluntariamente pasar por una cirugía o por un parto?
Tengo una amiga muy querida que esta semana fue enviada a una cirugía de emergencia. Ella nunca quiso operarse. ¿Quién quiere pasar por eso? Pero lo aceptó porque le dijeron: «Lo que está pasando en tu cuerpo es tan tóxico, tan venenoso, que si no te sometes a esa cirugía, morirás».
Entonces, ¿por qué te sometes al quebrantamiento? ¿Por qué dejas que el Espíritu Santo produzca ese tipo de cosas a veces dolorosas en tu vida? Bueno, es por el fruto del quebrantamiento. El quebrantamiento trae bendición. Jesús dice: «Bienaventurados los pobres de espíritu». Esa palabra pobre no es solo como alguien que vive por debajo del umbral de la pobreza. Esa palabra pobre en el idioma griego es una palabra que significa «total, absolutamente indigente, mendigo, asolado por la pobreza». No tienes ayuda, ninguna esperanza, ninguna forma de hacerlo si alguien no se inclina y te saca de la cuneta. Y Jesús dijo: «Bienaventurados» –felices, gozosos, afortunados, los que sufren la pobreza.
Esa no es nuestra forma de pensar. Eso es contrario a la intuición. Pero son las matemáticas de Dios. Es la forma de pensar de Dios. Bienaventurados los quebrantados, aquellos que se dan cuenta de que están en bancarrota espiritual sin Jesús y Su gracia.
Entonces, ¿qué tipo de bendiciones trae el quebrantamiento?
Bueno, hemos visto que el quebrantamiento hace que Dios se acerque a nosotros, Dios se acerca a los humildes, a los quebrantados; y a la inversa, a los orgullosos Dios los rechaza.
¿Sientes que no estás cerca de Dios? Quizás Dios te está manteniendo a distancia porque Dios odia el orgullo en todas sus formas y manifestaciones.
Tenemos vida nueva a través de nuestro quebrantamiento. Esa es una de las bendiciones del quebrantamiento.
Piensa en ese grano de trigo del que habló Jesús que se echa a la tierra y muere. Se deshace de su dura capa exterior. Está enterrado en el suelo. Nadie lo ve. Nadie está cantando, tocando música, reconociéndolo. Simplemente muere. Pero Jesús dice que si no muere permanece solo. Nunca le pasará nada. Pero si muere dará mucho fruto. El quebrantamiento trae mayores frutos.
Jesús dijo: «Este es mi cuerpo, que por vosotros es partido». Su muerte trajo la vida eterna para nosotros, por lo que cuando estamos dispuestas a ser quebrantadas, humildes, contritas ante Dios, Su vida abundante puede fluir a través de nosotras a otros.
El quebrantamiento nos da una mayor capacidad para amar y para adorar. Piensa en esa mujer del capítulo 7 de Lucas. Está quebrantada, es humilde, está agradecida. Ella ama a Jesús con todo su corazón y nadie tiene que escribirle un guión sobre cómo adorarlo. Ella no necesita una cantidad de estímulos para hacerlo, no necesita música, no necesita instrucciones. No está escrito, es bonito, es precioso.
Pero algunas de nosotras miramos a los creyentes que actúan de esa manera, y nos volvemos fariseas al respecto. «Mira a esa gente de allá levantando la mano. No quiero ser así». Está bien. Siéntate sobre tus manos si quieres. Está bien. Pero déjame decirte, si levantas las manos y alguien a tu lado no lo hace, y lo miras con recelo, y piensas: ¿por qué es así?», entonces tú tienes un problema.
Verás, Dios está mirando nuestros corazones. Cuando tu corazón ha visto quién es Dios y quién eres tú, y has sido quebrantada y humillada ante Dios, entonces el amor por Jesús, la adoración por Jesús y el amor por los demás, fluirán de ti vertical y horizontalmente. Fluirán del quebrantamiento.
El quebrantamiento trae mayores frutos porque Dios usa las cosas en las personas que están quebrantadas. El cuerpo de Jesús quebrantado en el Calvario trajo vida eterna para la salvación del mundo.
Solo quiero abordar esta pregunta por un momento, y luego quiero invitarles a elegir el paso del quebrantamiento que Dios te esté indicando. Y quizás te preguntes: «¿Por dónde empiezo?»
Bueno, en primer lugar, ve a Dios como Él es porque cuanto más te acerques a Dios y a Su santidad, más te verás a ti misma como realmente eres.
Y luego cae sobre la Roca, Cristo Jesús, que fue quebrantado por ti. Clama al Señor y dile: «Dios, ten misericordia de mí, pecadora. Ten piedad de mí».
Y luego reconoce y verbaliza tu necesidad. «Dios te necesito. Te necesito. No es mi hermano. No es mi hermana. No es mi pastor. No son los ancianos. No son los diáconos. No es la juventud. Señor, soy yo, necesito la oración».
No culpes a nadie más. Escucha, no hay quebrantamiento cuando el dedo culpable todavía apunta a otra persona: tu esposo, tus hijos, tus padres, el líder de tu grupo pequeño, tu pastor, tu jefe, quien sea. Eso no es quebrantamiento.
Señor, no traigo nada en mi mano; simplemente a Tu cruz me aferro.
Desnudo vengo a Ti en busca de vestido. Impotente, te miro en busca de gracia.
Sucio a la fuente volaré; lávame, Salvador, o moriré.
Reconoce y verbaliza tu necesidad de Dios. Sin techo. Y luego de derribar las paredes, reconoce y verbaliza tu necesidad ante otros. No hay quebrantamiento donde no hay apertura.
Tal vez es en relación a tu esposo, que necesitas ir a casa o llamarlo antes de que termine este día y decirle: «He sido una mujer muy orgullosa, moralista, crítica y siempre evaluándote, siempre midiéndote de acuerdo a mi estándar de desempeño. ¿Podrías perdonarme por favor?»
Ahora, no sé cuál es tu historia, o cuáles son tus detalles. No sé cuál es tu necesidad. Pero sé que esta es una invitación en la que Dios se acerca y atrae a los que eligen el camino de la humildad. Y al elegir eso, permíteme animarte a hacer exactamente lo que sabes que Dios quiere que hagas, pero tu carne te dice que no hagas.
«Señor, iré a cualquier persona, haré cualquier cosa, corregiré cualquier mal que haya que corregir, excepto esa única cosa. Iré a cualquier persona excepto a esa persona».
Y quién sabe cómo comenzó ese problema entre tú y esa persona o por qué o cuánto tiempo ha estado sucediendo, pero tal vez Dios está trayendo esa persona a tu mente porque quiere reconciliar sus corazones. No esperes a que la otra persona se acerque a ti, ve tú dónde está esa persona. Sin techo. Sin paredes.
Puede ser que necesites encontrar a esa persona. Pero tal vez sea entre madre e hija que viven juntas, o una suegra y una nuera, y ha habido una barrera entre ustedes y estás culpando a la otra parte. Deja de culpar. No lo hagas. Dios no te está pidiendo que trates con el pecado de la otra parte. Dios te pide que te ocupes de tu orgullo. Puede que tengas que tomar a esa persona de la mano y puede que tengas que orar con ella y arrodillarse ambas y decirle: «He sido tan orgullosa. Me he equivocado tanto. ¿Podrías perdonarme?»
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te arrodillaste humildemente ante el Señor y dijiste: «Señor, necesito Tu gracia»? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que compartiste una necesidad espiritual real, una carga con otra persona? Algunas de ustedes tienen hijos e hijas que están lejos de Dios, pero les da mucha vergüenza decírselo a alguien. Algunas de ustedes tienen hijos en la cárcel o un esposo en la cárcel, y están tan avergonzadas. Pero has escuchado de mujeres que hoy son libres, plenas y fructíferas, y que han sido honestas. Tal vez solo necesitas encontrar a alguien en tu iglesia o en tu grupo pequeño, alguien que te conozca, y simplemente le digas: «Hay algo que he estado ocultando, algo que he estado fingiendo. No soy quien crees que soy».
Algunas de ustedes tal vez han tenido una relación inmoral, un pasado inmoral o un aborto o varios, y lo han ocultado. Escucha, no hay pecado que Dios no pueda perdonar. Dios no está tan preocupado por el pecado que has cometido. Él está más interesado en cómo respondes a ese pecado. ¿Estás cubriendo ese pecado? ¿Te estás escondiendo? ¿Estás fingiendo? ¿O estás dispuesta a caminar hacia la luz?
Ahora, eso no significa que tengas que contarle a todo el mundo todo sobre la historia de tu vida. Pero te diré algo, no debería haber nada en tu vida, o en la mía, que no estemos dispuestas y abiertas a compartir si eso trae gloria a Dios y si ayudaría a alguien más que esté caminando en esa misma dirección.
Por eso quiero preguntarte y me pregunto: ¿Qué te ha estado diciendo Dios? ¿Qué ha estado hablando Dios a tu corazón mientras has estado escuchando este mensaje?
Inclinemos nuestros corazones ante el Señor por un momento, estemos quietas ante Él. Quiero preguntarte en estos próximos momentos: ¿Darías un paso de humildad y quebrantamiento a lo que Dios te está hablando? Sea lo que sea a lo que Dios te esté llamando, no sirve de nada si tu corazón no es humilde. Pero si tu corazón es humilde, entonces puede ser una expresión de humildad.
Tal vez necesitas a alguien que ore contigo, o tomar el teléfono y llamar a tu marido y decirle: «Tenemos que hablar».
Ahora, hemos conocido mujeres en nuestras conferencias que necesitaban confesarle a su esposo que había una relación inmoral que habían mantenido oculta. No te aconsejaría que le dijeras eso a tu marido por teléfono en los próximos dos minutos. Pero tal vez puedes buscar consejo de alguien maduro y sabio, y decirle: «Tengo que arreglar esto». Y luego pídele a Dios sabiduría. Quizás esta persona pueda caminar contigo durante este proceso y orar contigo sobre la mejor manera de sacar esto a la luz.
Eso es vivir sin techo, vivir sin paredes.
No sé de qué te está hablando Dios, pero estemos quietas, en silencio. Y ahí en tu corazón responde a lo que Él te ha estado hablando.
No podremos orar por los demás si nuestros corazones no están arrepentidos, quebrantados y humildes ante Dios. ¿De qué necesitas arrepentirte? ¿Qué necesitas confesar? ¿Qué necesitas hacer bien? ¿Dónde necesitas derrumbar el techo? ¿Dónde necesitas derribar las paredes?
Obedece al Espíritu Santo mientras nos habla en estos momentos. Y, «oh, Señor Jesús, Tú que habitas en medio de Tu pueblo, te necesitamos, queremos entregarte nuestra voluntad y decirte: «Sí, Señor». Queremos ese corazón contrito y humillado al que Tú te acercas y no desprecias.
Señor, no sé qué es. No sé de qué les estás hablando a las mujeres hoy, pero eres el Dios trino, el Dios del universo y llevas a cabo Tu obra en los corazones de las personas. Obra ahora mismo. Señor, haz Tu voluntad en medio nuestro. En el nombre de Jesús. Amén.
Annamarie: Creo que muchas de nosotras podemos identificarnos con el corazón orgulloso del que Nancy DeMoss Wolgemuth nos habló hoy. Te animo a no simplemente continuar con tu día y pasar a la siguiente tarea por hacer, sino a que reflexiones en lo que has estado escuchando y clames a Dios con un corazón quebrantado por la verdad de Su Palabra.
Y sabes, en la medida en que crecemos en nuestra relación con la Palabra de Dios, crecerá y se fortalecerá nuestra relación con Dios porque le conoceremos mejor. Somos quebrantadas pero para ser vivificadas, así que únete a nosotras para una próxima serie en la que hablaremos acerca de la importancia de atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones.
Llamándote a clamar con un corazón quebrantado, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
Tu Gloria, Jonathan & Sarah Jerez, Periscopio ℗ 2017 Jonathan & Sarah Jerez.
Tenemos el privilegio de proporcionar transcripciones de estos mensajes vivificantes. Si el Señor los ha usado para bendecir tu vida, ¿considerarías donar hoy para ayudar a cubrir los costos?
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