Cantar de los cantares, día 24
Annamarie Sauter: Hay respuestas que a ninguna de nosotras nos gusta escuchar.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Todavía al día de hoy estoy muy agradecida porque mis padres tuvieron el coraje de decirme «no», a veces. Tener un padre que me dijera (cuando bajé para mi recital de piano durante mi último año de secundaria), «no, no vas con ese vestido». Él me dijo: «Yo quiero que mi hija sea una pared. Un lugar apto para construir una torre de plata».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de varias semanas hemos estado estudiando el Cantar de los cantares de Salomón. Ha sido un maravilloso viaje titulado, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús». Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Bueno, hemos llegado hoy a un pasaje en el Cantar de los cantares, que creo que …
Annamarie Sauter: Hay respuestas que a ninguna de nosotras nos gusta escuchar.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Todavía al día de hoy estoy muy agradecida porque mis padres tuvieron el coraje de decirme «no», a veces. Tener un padre que me dijera (cuando bajé para mi recital de piano durante mi último año de secundaria), «no, no vas con ese vestido». Él me dijo: «Yo quiero que mi hija sea una pared. Un lugar apto para construir una torre de plata».
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
A lo largo de varias semanas hemos estado estudiando el Cantar de los cantares de Salomón. Ha sido un maravilloso viaje titulado, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús». Aquí está Nancy con nosotras.
Nancy: Bueno, hemos llegado hoy a un pasaje en el Cantar de los cantares, que creo que es tal vez la versión del Antiguo Testamento de ese gran capítulo del amor del nuevo testamento, 1 Corintios 13. Hay muchas similitudes. Me estoy refiriendo a un pasaje en el capítulo 8, versículos 6 y 7, donde la novia le dice a su amado: (Vimos la primera parte de esto en el último programa)
Ella le dice,
«Ponme como sello sobre tu corazón, ponme como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR. Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto lo menospreciarían».
Ahora, es muy probable que hayas escuchado esos versículos en algún momento en una boda. Realmente es un lugar apropiado para usarlos. Pero quiero sugerirles que esta descripción del amor, en realidad habla en términos más amplios de la naturaleza del amor genuino, y en particular del amor de Cristo por Su pueblo, porque es Su amor la fuente de nuestro amor por Él y de nuestro amor por los demás. No puedes tener esta clase de amor en el matrimonio si no tienes el amor de Dios que fluye en tu corazón llenándote y fluyendo a través de ti hacia tu compañero.
Ahora, la pregunta que surge en este párrafo: «El amor es tan fuerte como la muerte, tan cruel como la tumba los celos», ¿está hablando del amor de la novia a su amado? ¿O está hablando del amor por su novia? ¿Está hablando de nuestro amor por Cristo? ¿O el de Cristo por nosotros? Creo que la respuesta es probablemente, «sí», está hablando de ambos. El hecho es que 1Juan 4 dice que «nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero». No podríamos amarlo si Él no nos amara, pero Él nos ama, y eso permite que nosotras le amemos.
Primero leemos la frase: «El amor es tan fuerte como la muerte». Piensa en cuán fuerte es la muerte. No hay ningún poder terrenal más fuerte que la muerte. Nadie en esta tierra es lo suficientemente poderoso como para resistir la muerte o para vencerla. Así que recordamos que el amor de Cristo es tan fuerte como la muerte. Su amor es tan fuerte que puede romper el corazón más duro, más terco...
No solo es Su amor tan fuerte como la muerte, sino que Su amor es más fuerte que la muerte. Sabemos que la muerte encontró su mayor contrincante en el amor de Cristo. La muerte no pudo vencerlo a Él. Debido a Su gran amor por la humanidad, Él vino a esta tierra. Él eligió morir, al entregar Su vida para rescatar a Su novia. Se quedó mirando la muerte cara a cara. Corrió hacia las fauces de la muerte, y Él la superó. El amor de Cristo es aún más fuerte que la muerte. Y entonces, «los celos son tan duros como el seol» o «duros como el seol los celos», duros como el sepulcro y la NTV, dice: «y sus celos tan duraderos como la tumba». El amor de Dios es un amor celoso. Él es un Dios celoso. Cuando pensamos en los celos, pensamos en términos muy humanos que generalmente no son puros. Pero el amor celoso de Dios es un amor puro, increíblemente, intensamente perfecto. Él nos ama con un amor feroz, intensamente apasionado, que es tan apasionado que no tolera rivales. Así de celoso es Su amor por nosotras.
Él nos ama tanto. Él es tan celoso por Su gloria y por nuestro amor que si hay otros amores que están compitiendo en nuestras vidas, Él hará lo que sea necesario para proteger Su gloria y tenernos para Sí. Él quiere que nosotras estemos ligadas a Su corazón, a Sus brazos como hemos visto. «Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo». Dios quiere que estemos atadas a Él de esa manera, por lo que Él tiene que arrancar de nosotras las cosas que compiten por nuestra atención y nuestro amor, esos ídolos de nuestros corazones. Él es un Dios celoso, y ese amor es intensamente apasionado.
Dice, «sus llamas son llamas de fuego, una llama impetuosa». Ahora, algunas traducciones dicen en vez de «una llama impetuosa», dicen: «la llama del Señor». Realmente no queda claro cuál traducción es mejor. Pero si es la segunda, es la única referencia al nombre de Dios en todo el libro del Cantar de los cantares, la única referencia explícita aunque puedes ver Sus huellas por todos lados.
Pero estas llamas de amor son llamas de fuego, una llama muy impetuosa, la misma llama del Señor. El amor de Dios es un amor que quema, consume, es un amor ardiente. Una vez más, se consumirá cualquier cosa en nuestras vidas que pueda ocupar Su lugar.
David Livingstone fue un misionero en África en el siglo XIX. Él escribió una oración que he orado muchas veces, muchas veces a través los años. Él dijo: «Desata toda atadura a excepción de la atadura que me une a Tu servicio, y a Tu corazón».
Por lo tanto, «Dios, rompe, quema, quita, tira, todo a lo que me aferro, todo lo que me ata. Todo lo que amo más de lo que yo te amo a ti, todo lo que compite con Tu lugar en mi vida, desátalo, cada atadura a excepción de la atadura que me une a Tu servicio y a Tu corazón».
¿Es esa tu oración? Da un poco de miedo, ¿no? Pero es muy importante decir: «Señor, quémalo todo, todo lo que es paja, todo lo que es temporal, cada amor que es un rival de mi amor por ti. Sé un Dios celoso en mi vida, para que yo pueda vivir atada a ti».
Versículo 7: «Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán». Hemos visto que el amor de Dios es poderoso, es apasionado, y ahora vemos que el amor de Dios persevera. Las muchas aguas no podrán apagarlo. Las inundaciones no pueden ahogarlo.
El fuego del amor de Dios no puede ser extinguido o ahogado.
Puedes leer este concepto en Romanos capítulo 8, el pasaje del gran amor de Dios. «¿Quién nos separará del amor de Cristo?» Y entonces se enumeran todas estas cosas. ¿Puede esto o puede aquello? La respuesta es, no.
«Por que estoy convencido que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (vv. 38-39).
Así es como Dios nos ama a ti y a mí, con un amor permanente, inextinguible, inapagable. Eso significa que no hay nada que puedas hacer que pueda causar que Él te ame menos. No hay nada que puedas hacer que pueda causar que Él te ame más. Y así es como Él quiere que lo amemos. Así es como Él quiere amar a los demás a través de ti, con pasión permanente, con un amor perseverante.
Así es como Él quiere amar a tu pareja. Así es como Él quiere amar a tus hijos a través de ti. Así es como Él quiere amar a las personas en tu trabajo, en tu iglesia y aquellos con quienes sirves, la vida que te rodea. Él quiere amarlos a través de ti con ese amor perseverante que no se puede extinguir.
Entonces vemos que el amor de Dios es precioso y no tiene precio. «Si un hombre diera por amor toda la riqueza de su casa, sería completamente despreciado». El amor genuino no puede ser comprado. No existe una cantidad de dinero que lo pueda comprar. ¿No tratamos a veces tontamente de comprar el amor de Dios o el amor de los demás?
Pensamos: «Si tan solo tuviera mi tiempo de quietud más a menudo… Si tan solo tuviera un tiempo de quietud más largo… Si tan solo pudiera memorizar más las Escrituras… Si tan solo le gritara menos a mis hijos… Si perdiera peso… Si ayunara más… O si hiciera esto… Si hago aquello… «No, no puedes comprar el amor. Tiene que ser dado libremente».
Es por eso que el amor de Jesús es tan increíble. Él nos ha amado gratuitamente, generosamente, constantemente, permanentemente, de una forma preciosa e inestimable. Ese es el amor de Dios.
Un escritor lo dijo de esta manera:
Junta todo el amor más tierno que conoces, el más profundo que jamás hayas sentido, y el más fuerte que se haya derramado sobre ti, y sobre este todo el amor de todos los corazones humanos amorosos en el mundo, y luego multiplícalo por infinito, y comenzarás, tal vez, a tener una vaga idea del amor que Dios tiene por ti.
Tengo un amiga muy querida que cuando era adolescente o más joven, su padre abandonó a la familia y dejó a su mamá. Esto creó serios problemas de confianza en su vida, cierta dificultad para creer realmente que Dios la amaba, dificultad para recibir el amor de Dios. Cuando mi amiga se casó, con el paso de los años fueron apareciendo puntos en los que le resultaba muy difícil recibir amor de su marido. Una de las cosas que tenía en mi corazón era llevarla al carácter de Dios. Durante varios años observé cómo ella se metía realmente en la Palabra, memorizaba las Escrituras, meditaba en Ella, dejando que la Palabra la limpiara y renovara su mente.
Recuerdo claramente estar sentada en mi sala un día, teniendo una conversación con ella. Ella se volvió hacia mí y de manera casual me dijo: «Sabes, quiero decirte que en los últimos meses, he llegado a creer verdaderamente que Dios realmente me ama». Solo sé que para ella fue un proceso de sumergirse en las Escrituras, sumergirse en el carácter de Dios dejando que Él cambiara su manera de pensar, despojándola de las mentiras, reemplazándolas con la verdad.
Si luchas por saber que Dios realmente te ama, sabes que has puesto tu fe en Cristo, que estás confiando en Él para salvación, pero no se conecta de tu cabeza a tu corazón, luchas por recibir Su amor o tal vez después por recibir el amor de tu pareja, no importa cuántas veces, cuando él decía: «Te amo», ella podría pensar, «bueno, sí, pero tú estás supuesto a decir eso».
Simplemente ella no lo llega a comprender. No creo que llegue a ser comprensible para ninguna de nosotras en la manera en que debería y la forma en que podría ser, si no dejamos que Dios continúe lavando nuestros corazones con su amor.
Espero que como resultado de estas semanas hayas llegado o estés llegando a experimentar el increíble amor de Dios, ya sea que estés casada o soltera, que seas joven o mayor, espero que llegues a experimentar el amor de Dios de una manera nueva.
Yo sé que ha habido algunos aspectos repetitivos en esta serie, porque hay algunas cosas repetitivas en el Cantar de los cantares, y yo solo he tratado de caminar a través de él. Pero creo que el valor de esa repetición es que si lo escuchamos y si lo asimilamos una y otra y otra vez, estamos aconsejando nuestros corazones con la verdad del increíble amor de Dios.
Bueno, déjame seguir adelante con el capítulo 8, versículo 8. La novia le dice a su amado después de esta gran descripción de cuán poderoso y perseverante y apasionado y puro es el amor, ella le dice a su amado, «tenemos una hermana pequeña, y todavía no tiene pechos. ¿Qué haremos por nuestra hermana el día en que sea pedida?»
En este punto la novia está expresando su preocupación por los demás que aún no han experimentado el tipo de amor que acaba de ser descrito, de ese amor maduro. Ella expresa esta preocupación al hablar de una hermana pequeña que todavía no se ha desarrollado físicamente en una mujer madura. Ella físicamente no ha alcanzado su pleno desarrollo. Ella es aún joven e inmadura.
Es interesante que ella dice, «tenemos una hermana pequeña», ella no dice, «tengo una hermana pequeña», o «usted tiene una hermana pequeña», sino, «tenemos una hermana pequeña». Cuando estamos enamoradas de Cristo y estamos caminando en unión y comunión con Él, lo que le importa a Él nos importa a nosotras. Y lo que te importa a ti, le importa a Él. Lo que toca Su corazón toca tu corazón. Así que ella tiene esta preocupación por «nuestra hermana pequeña que no está desarrollada. ¿Qué podemos hacer por ella?»
Y a modo de aplicación aquí, creo que pudiéramos hablar de estas hermanitas, estas inmaduras, pudiéramos hablar de los que aún no están en la fe, o creyentes inmaduros no desarrollados. Ella hace la pregunta, «¿qué haremos por nuestra hermana el día en que sea pedida?» En otras palabras, «¿cómo podemos prepararla para su futuro, para el matrimonio, para su llamado en la vida?» Ves, ella quiere que otros experimenten el tipo de amor y de matrimonio que ella está disfrutando.
Esta preocupación por los demás de llegar a un lugar de madurez es una preocupación que debe estar en el corazón de cada creyente. Pienso en el apóstol Pablo en Colosenses 1:28-29, donde dice, «el fin de nuestro ministerio por el cual nos esforzamos, trabajamos con todo nuestro corazón con la gracia de Dios, el objetivo es poder presentar a toda persona madura o completa en Cristo. Es por eso que estamos trabajando» (parafraseado). Es por eso que Pablo soportó todas esas cosas y las dificultades de su ministerio porque él quería presentar esta novia madura a Cristo.
En 2 Corintios en el capítulo 11, Pablo dice, «Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo» (v.2). Quiero prepararte para la cena de las bodas del Cordero, para la cena de las bodas en el cielo. Tenemos esta hermana pequeña, ¿cómo podemos prepararla para el matrimonio, para la madurez?
La evidencia de la madurez del amor en tu relación con el Señor es que empiezas a llevar una carga por aquellos que son espiritualmente recién nacidos, bebés en Cristo. Te preocupas por ellos.
Tú no solo quieres dejarte llevar por la vida. Veo tantos cristianos simplemente dejándose llevar en su vida espiritual, y no muy preocupados por los demás que están atrapados en hábitos pecaminosos o por aquellos que no están creciendo espiritualmente o por su prójimo que no conoce a Cristo. Si tienen un corazón por Cristo y han experimentado la riqueza de Su amor apasionado, entonces van a preocuparse por que los demás disfruten del mismo tipo de relación que tienen con Cristo.
Entonces, ¿qué vamos a hacer por esta hermana pequeña que necesita desarrollarse? Pues bien, el amado responde en el versículo 9. Él dice: «Si ella es una muralla, edificaremos sobre ella un baluarte de plata (o una torre de plata). Pero si es una puerta, la reforzaremos con tablas de cedro».
Creo que aquí se nos anima a imaginar lo que todo creyente puede llegar a ser si es maduro en Cristo, transformados de algo muy normal, ordinario, una pared o una puerta, en un hermoso edificio. «Si ella es muro, edificaremos sobre ella una muralla de plata. Si ella es una puerta, vamos a encerrarla con tablas de cedro, muy caro, madera preciosa. Esto haremos».
Ahora, quiero detenerme en este versículo solo por un momento, porque creo que hay otra aplicación que se podría hacer mientras discipulamos a nuestras hijas o mujeres jóvenes en los caminos de Dios. «Si ella es una pared, nos encargamos de ella de una forma. Si ella es una puerta nos ocuparemos de ella de una manera diferente».
Creo que esta es una imagen, lo he visto muchas veces a lo largo de los años, el hecho de que haya básicamente dos tipos de mujeres. Algunas mujeres son más naturalmente una pared, y otras son más naturalmente una puerta. Esto lo puedes ver en las mujeres jóvenes. Lo ves en las adolescentes. Incluso se puede ver en las niñas. Algunas son más naturalmente una pared, algunas son más naturalmente una puerta.
¿Qué quiero decir con eso? Bueno, una pared, piensa en eso, es firme e inquebrantable. No se mueve fácilmente. Tú puedes empujar contra ella, pero la pared no va a ninguna parte. En cambio una puerta, se balancea sobre sus bisagras. Se puede abrir o cerrar. La puedes empujar. Las mujeres tienden a ser uno de estos dos tipos, una pared o una puerta.
Ahora, el objetivo de ambos tipos es la madurez, es la utilidad. «Si ella es muro, edificaremos sobre ella un palacio», la Reina Valera dice, aquí tenemos «almenas o torres de plata». Esta mujer, su vida se va a convertir en un edificio de gran belleza y distinción. Quiero animarlas a orar y pedirle a Dios que traiga una nueva generación de mujeres jóvenes, a un lugar donde lleguen a ser una pared cuando se trata de la forma en que responden a los avances de los hombres, que sean firmes e inflexibles fuera del ámbito del matrimonio, y cuando sea necesario pongan barreras apropiadas, que sean discretas.
Si ella es una pared, entonces hay una base para construir una hermosa torre sobre ella. Pero si ella es una puerta, si ella cede con facilidad a los avances de los hombres, ¿qué vamos a hacer? Vamos a encerrarla con tablas de cedro. Vamos a poner restricciones a su alrededor, vamos a encerrarla con tablas hasta que se convierta en una pared. Si una muchacha o una joven es una puerta, ella necesita protección. Como padres, tienen que estar dispuestos a proveer eso donde sea necesario.
Estoy muy agradecida por mis padres. En mi vida ellos tuvieron el coraje de decirme «no», a veces. Estoy agradecida por haber tenido un papá que me dijo (cuando bajé para mi recital del último año de secundaria): «No vas con ese vestido». Ahora, yo sabía que él me amaba. Sabía que le importaba. Pero yo no entendía todas esas cosas con la edad que tenía, que fue a mediados de mi adolescencia. Pero él lo hizo. Él dijo: «Yo quiero que mi hija sea una una pared, un lugar para construir una torre de plata».
Queremos pedirle a Dios por una generación de mujeres jóvenes que entienden lo que es ser una pared en lugar de una puerta. Pienso en una puerta como esa clase de mujer coqueta que cede fácilmente a la presión, la presión sexual. Pero no es solo en el ámbito de los niños y las niñas y de los asuntos sexuales. Parte de nuestro llamado, de nuestra vocación es edificar a las jóvenes, las creyentes inmaduras, y ayudarlas a convertirse en lugares firmes donde Dios pueda construir algo hermoso en sus vidas, algo bello en sus vidas.
Así que la novia dice en el versículo 10: «Yo soy una muralla, y mis pechos como torres, entonces fui a sus ojos como quien halla la paz». Esta novia se está dando cuenta de que ella era también era inmadura. Ella fue una vez una niña espiritual, y ahora ella está muy agradecida por la gracia de su amado en su vida que la ha llevado madurar. Él la ha convertido en una pared, la ha mantenido firme. Como resultado de su relación con su novio, ella ha experimentado paz, favor y bendición. Todo es obra de la gracia. «Por la gracia de Dios, yo soy lo que soy».
Si tú eres una pared, si has encontrado el favor, si has encontrado la paz con tu amado, no ha sido por tu esfuerzo o por tu obrar. No puedes tomar ningún crédito por eso. Es la gracia de tu Amado. Y ahora, después de haber recibido la gracia, ella quiere responder al ayudar a otros a experimentar la misma misericordia y la gracia que ella ha encontrado.
Annamarie: Has estado escuchando de Nancy DeMoss de Wolgemuth. Ella te ha animado a ser un muro, y a ayudar a mujeres más jóvenes a ser muros también. Esta enseñanza es parte de la serie, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».
Nancy, esta ha sido una serie muy enriquecedora.
Nancy: Este libro, el Cantar de los cantares, ha significado tanto para mí durante mucho tiempo. Cuando estudié y aprendí en esta serie, me hizo desear una relación de amor aún más profunda y más apasionada con Jesús.
En Aviva Nuestros Corazones, estamos comprometidas a hacerte llegar este tipo de enseñanzas bíblicas. Estoy muy agradecida por todos los que apoyan este ministerio para hacerlo posible. Series como esta sobre el Cantar de los cantares, ayudan a las personas a profundizar en su caminar con Dios.
Annamarie: Así es Nancy. Y escuchamos de una mujer que ha sido bendecida a través de recursos como estos programas. Ella nos escribió,
«Por la gracia del Señor crecí en una iglesia que abraza el diseño de Dios para la mujer. Siempre esa verdad bíblica fue parte de mi vida. Pero a pesar de ello, dentro de mí, para ser sincera, la encontraba un tanto «machista» e injusta; porque el mundo nos ha vendido eso. Luchaba dentro mí, deseaba oír a más mujeres que me hablaran de ello y me encontré con este grupo de mujeres, «Aviva Nuestros Corazones», que guau, para mi sorpresa hablan de algo que siempre vi tan menospreciado por tanto pueblo del Señor, y por mí misma. La corriente del mundo está afectando y afecta a la iglesia del Señor de diferentes lugares y denominaciones. Por ello le doy tantas gracias al Señor que se haya levantado este ministerio donde se proclame esta verdad. ¡Poco a poco el Señor me ha hecho anhelar ser una mujer verdadera!».
Otra mujer que escucha y comparte los programas (ella vive en Italia) nos escribió,
«Gracias a este ministerio estoy aprendiendo más sobre lo que mi rol como madre, mujer y esposa significa. Gracias a sus estudios y audios he aprendido a valorar aún más a mi familia, y lo que significa entregarse a ellos y servirles con ese amor con el cual también Cristo nos ama».
Nos encanta leer testimonios como estos, de mujeres cuyas vidas han sido impactadas y transformadas por la verdad de la Palabra de Dios. Si tú has sido bendecida a través de estos programas, te animo a compartirlos con otras mujeres. ¡Bendice a otras con la verdad de la Palabra de Dios!
Compártelos a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com. Allí también encontrarás tanto el audio como las transcripciones de los programas anteriores de esta serie.
Bien, ¿cuándo fue la última vez que reflexionaste sobre el regreso de Jesucristo? ¿Anhelas su regreso? Mañana, Nancy te ayudará a reflexionar sobre estas preguntas, en la conclusión de nuestro viaje a lo largo del Cantar de los cantares.
Contemplando la belleza del evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Hazlo personal
Día 24- Amor maduro 5: Un muro y una puerta
(Cantar de los cantares 8:6-10)
Escuchar programa #24:
- ¿Qué características del amor de Dios pueden verse en este texto?
- «Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán» (8:7), (Mira Rom. 8:35-39) ¿Crees que realmente no hay nada que te pueda separar del amor de Dios? ¿Hay algo que te detiene de recibir Su amor que es tan fuerte como la muerte?
- ¿Ocupa el Señor Jesús verdaderamente el primer lugar en tu corazón y en tu vida? Si no es así, ¿quién o qué está compitiendo por esa posición?
- El explorador y misionero del siglo XIX David Livingstone oró: «Rompe cualquier vínculo, pero ata las cuerdas que me amarran a tu servicio y a tu corazón». ¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón? ¿Hay algunos «lazos» que Dios desea cortar en tu vida, para que puedas unirte más estrechamente en amor a Cristo?
- «Si ella es una muralla, edificaremos sobre ella un baluarte de plata; pero si es una puerta, la reforzaremos con tablas de cedro». (8:9) Con relación a tu fe, ¿eres más como un «muro» (firme e inflexible en tus convicciones) o como una «puerta» (alguien que es fácilmente influenciable, y por lo tanto, necesita mayores restricciones)? ¿En tu relación con los hombres, eres más como un «muro» o como una «puerta»?
- En el Cantar de los cantares, vemos que la novia y su amado persiguen el amor más profundo y más maduro posible. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de las metas de Dios para los creyentes: Colosenses 1:28-29; Efesios 4:13-16; Gálatas 4:19; 2 Corintios 11:02? ¿Qué tan importante e intencional es para ti el tratar de perseguir el crecimiento y la madurez espiritual?
- «¿Qué haremos por nuestra hermana?» (8:8) Los amantes de Cristo maduros tienen el deseo de compartir con los demás la gracia que han recibido de Cristo. Están cargados por aquellos que son más jóvenes o menos maduros en su fe, y tienen el deseo de ayudarlos a crecer, a madurar, y a convertirse en creyentes fructíferos. ¿A quién ha puesto Dios en tu vida que puedas ayudar a formarse y alentar en su caminar con Dios? ¿Y a quién puedes alentar en su matrimonio?
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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