Cantar de los cantares, día 20
Annamarie Sauter: En una relación, ¿te enfocas en lo que puedes obtener, o en aquello que puedes dar?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando nos enfocamos en dar satisfacción a otros, es cuando encontramos el mayor gozo y deleite, pues nos damos cuenta de que no se trata de nosotras.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: A lo largo de los últimos años de ministerio he tenido el gozo de enseñar en varias ocasiones, el Cantar de los cantares, versículo a versículo. Ha sido un estudio muy enriquecedor. En mi tiempo como mujer soltera, Dios usó este libro para llamarme a una relación más íntima con Jesús.
Y luego de que me casé con Robert Wolgemuth, he apreciado aún más el tiempo que dediqué a estudiar el Cantar de los cantares. Ahora, en parte, gracias a la influencia …
Annamarie Sauter: En una relación, ¿te enfocas en lo que puedes obtener, o en aquello que puedes dar?
Nancy DeMoss de Wolgemuth: Cuando nos enfocamos en dar satisfacción a otros, es cuando encontramos el mayor gozo y deleite, pues nos damos cuenta de que no se trata de nosotras.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy: A lo largo de los últimos años de ministerio he tenido el gozo de enseñar en varias ocasiones, el Cantar de los cantares, versículo a versículo. Ha sido un estudio muy enriquecedor. En mi tiempo como mujer soltera, Dios usó este libro para llamarme a una relación más íntima con Jesús.
Y luego de que me casé con Robert Wolgemuth, he apreciado aún más el tiempo que dediqué a estudiar el Cantar de los cantares. Ahora, en parte, gracias a la influencia de mis padres, yo no tenía mi mente llena de las ideas que el mundo tiene del romance, el amor, el sexo y el matrimonio. Las películas, los libros y la música llenan nuestras mentes de lo que se supone que es el amor. Pero estoy tan agradecida por los años que me sumergí en este libro que trata de un rey humano y su esposa, cuya relación nos apunta a Cristo y su iglesia.
Sin importar la etapa de la vida en que te encuentres, estés soltera o casada, sé que este libro tiene mucho que enseñarte sobre cuánto te ama tu Rey. Continuemos en la serie, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».
Nancy: A medida en que hemos estado estudiando el Cantar de los cantares, nos hemos concentrado en ver cómo Salomón revela el extraordinario amor que Cristo tiene por Su novia, la iglesia, y por tanto por los creyentes individuales que son parte de Su novia. Nota que este es, primordialmente, el mensaje de las Escrituras. Es algo que ha estado en el corazón de Dios desde antes de la fundación del mundo, ese amor redentor de Dios por los pecadores, persiguiéndolos, convirtiéndolos en la novia de Su Hijo. Ese es el corazón del evangelio, la forma en que Dios lo hizo posible.
El propósito del matrimonio es apuntar a la relación entre Cristo y Su novia. Dios no creó el matrimonio y después dijo, «¿qué puedo ilustrar con el matrimonio? Bueno pues puedo ilustrar el evangelio». ¡No! Dios pensó en el evangelio y luego diseñó el matrimonio para que fuera un retrato del evangelio.
Es por eso que quiero detener nuestro estudio durante dos días, y considerar cuidadosamente lo que el Cantar de los cantares de Salomón tiene que decirnos acerca del matrimonio.
Ahora, uno puede preguntarse: ¿Por qué una mujer soltera estaría interesada en los consejos acerca del matrimonio del Cantar de los cantares? De hecho, alguien me comentaba que tenía una amiga que no quería venir a la sesión de hoy, porque entiende que es soltera y este libro no es para ella.
Si tienes varios días escuchando esta serie, espero que hayas entendido que este libro es para todas nosotras, casadas o solteras.
De hecho, acabo tener el privilegio de conversar con una viuda de unos dos años y medio, cuyo nombre también es Nancy, quien me explicaba que este libro se ha convertido en uno de los más preciosos para ella, pues le ha permitido ver a Cristo como su esposo.
De modo que, sin importar la etapa de la vida que estemos experimentando, este libro tiene un mensaje para nosotras. Pero también pienso que tiene un mensaje para las que se encuentran unidas en matrimonio, y de nuevo, la pregunta es: ¿Por qué me preocuparía como mujer soltera? ¿O por qué me atrevo a apartar dos sesiones para explicar lo que el Cantar de los cantares tiene que decirnos acerca del matrimonio?
Déjame darte tan solo un par de razones por las que estoy haciendo esto: primero que todo, como tú, yo también soy parte del cuerpo de Cristo. Todas tenemos una responsabilidad para hacer todo lo que podamos para alentar, fortalecer y proteger los matrimonios de otros creyentes. Independientemente de si estamos casadas o no, todas tenemos parte en este aspecto, pues es parte de nuestra responsabilidad.
Y como tenemos un enemigo que ya tú conoces, que es mentiroso y que está empeñado en destruirnos, él apunta a los matrimonios cristianos –recuerda que esto viene desde el huerto del Edén, en el Génesis, donde el enemigo se propuso separar a la esposa de su esposo a través del engaño.
Dios tiene un plan para el matrimonio, y hemos visto ese plan exaltado en el Cantar de los cantares, así como en otras partes de las Escrituras. El enemigo hace todo lo que puede para detener el plan, para destruirlo y desvirtuarlo. Cuando destruye matrimonios, él está realmente atacando a Dios y Su historia redentora de manera directa. Por esta razón todas tenemos que procurar que los matrimonios reflejen lo que deben reflejar, que es la imagen que justifica su creación, la historia del evangelio.
Lamentablemente, he escuchado a personas más jóvenes que yo decir de vez en cuando, «no conozco ningún matrimonio que yo quiera imitar». Tal vez tú también lo has escuchado. Cada vez que un matrimonio cristiano fracasa y que los no creyentes ven a los «cristianos» casados en forcejeo, en conflictos, escapando de esos matrimonios fríos, sin vida y sin gozo que muchos experimentan; cada vez que eso sucede, se distorsiona la imagen que Dios creó para reflejar el increíble amor que Cristo tiene por Su iglesia.
Entonces, necesitamos que los matrimonios hoy en nuestras iglesias cuenten la historia redentora del evangelio de una forma convincente. Ahora bien, ningún matrimonio puede contarla perfectamente, pero cada matrimonio cristiano necesita querer contar la historia correctamente. Y ese, es un objetivo dinámico, no es algo que simplemente sucedede la noche a la mañana, pero es algo que es sumamente importante. Precisamente por eso es que quiero enfocar este programa y el siguiente en lo que el Cantar de los cantares nos dice acerca del matrimonio.
Hasta ahora hemos visto la supremacía del amor genuino. Esta es la canción de las canciones, el gran tema de las Escrituras. Hemos visto el poder transformador del amor genuino. Hemos visto que Dios nos ama con un amor increíble, inmerecido y lleno de gracia, y que ese amor nos transforma y fluye a través de nosotras para que las vidas de los otros que nos rodean, también puedan ser transformadas por el amor de Dios.
El perfecto amor de Cristo por Su novia, la iglesia, y la respuesta amorosa, sumisa y reverente de la novia hacia su Novio, Cristo, proporciona un patrón divino del tipo de relación que debe existir entre un esposo y una esposa.
Ahora, sé que una parte bastante significativa del matrimonio es cotidiana, que no todo es glamour, a menos que tengas solo cuatro días de casada.
Pero quiero ayudarte a quitar los ojos de lo cotidiano, que no es menos importante, pero quiero que eleves tu mirada al panorama completo, la ilustración cósmica y el propósito del matrimonio. Y claro, esto también aplica a las que han enviudado. Yo sé que hay varias viudas escuchando en este momento. Quiero que se regocijen en el retrato de lo que Dios les regaló durante todos esos años de matrimonio.
Quiero que veamos algunas ideas al azar, varias cosas que he visto en el Cantar de los cantares que tienen aplicación para el matrimonio.
En primer lugar, existe todo un espacio que explica las motivaciones para el amor. ¿Por qué amamos? Nuestro amor a Cristo puede basarse en diferentes motivaciones, y lo mismo es cierto para el amor en el matrimonio, el amor de una mujer por su marido, o el amor de un esposo por su esposa. Veo tres motivaciones básicas, y algunas, son mejores que otras.
La primera motivación es el sentido del deber. «Lo amo porque sé que es lo correcto». Es un amor motivado por el «como debe ser».
Se nos ordena amar a Dios con todo nuestro corazón, ¿verdad? Es decir, que si no tuviéramos otra razón para amarlo, esa debería ser una motivación suficiente del porqué debemos hacerlo, porque Él lo dice. Lo mismo es verdad para el matrimonio. Hay veces que tu única motivación para amar a tu pareja es el saber que es tu deber. Y si esa es la única motivación que tienes, entonces amas a tu esposo por un sentido de responsabilidad.
Algunas personas dicen que no deberíamos amar por responsabilidad, que es una motivación incorrecta. Pero yo te digo que si esa es la única motivación que tienes, entonces es suficiente, porque tenemos un mandato para amar. Pero, no te quedes con esa motivación en tu relación con Dios o con tu esposo. Pídele a Dios que te dé un amor basado en una motivación más alta y sublime, un amor por Dios y por tu esposo que no esté simplemente basado en el deber.
Veamos otra motivación, el amor por deleite. Este es el caso en que decimos, «lo amo porque cuando lo hago soy bendecida». En la primera parte del Cantar de los cantares de Salomón, la relación amorosa, la historia de amor que hemos estado estudiando aquí, la novia ama a su novio, porque cuando lo hace, ella se deleita en él. Él la hace feliz. Él la rescata de trabajar en la viña de la familia, ella estaba tan agotada. Luego, se la llevó a vivir con él en el palacio. ¿Entiendes el tipo de deleite que ella experimenta en su presencia?
Dios se deleita en complacernos. Esta semana he estado meditando y memorizando el capítulo 16 del libro de los Salmos. «Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre». Dios quiere deleitar a sus hijas. Y es un hecho que cuando le obedecemos, cuando hacemos las cosas a Su manera, Él nos trae bendición y nos trae gozo. Y ese gozo no tiene nada de malo.
Pero quiero sugerirte una motivación más alta y sublime en tu relación con el Señor y dentro del matrimonio, una motivación que es la evidencia de una relación más madura. Se trata de la motivación que no es por responsabilidad, por deber o simplemente por deleite, se trata de una motivación por devoción. «Lo amo no solamente por los beneficios que puedo obtener de esa relación, sino simplemente porque deseo agradarle».
Y esa es la motivación más sublime, entregarte totalmente para llenar las necesidades de tu pareja, sin esperar nada a cambio. Estoy convencida de que si ambas personas tienen ese tipo de amor, no hay forma de que ese matrimonio se separe. Ahora bien, sé que no puedes hacer que tu pareja tenga ese tipo de amor por ti, pero sí sé, que puedes cultivar y establecer ese tipo de amor por Cristo y hacia tu esposo.
El Cantar de los cantares de Salomón ilustra varios de los ingredientes que contribuyen a una mayor intimidad y una mayor unidad dentro del matrimonio. Varios de los cuales quiero resaltar entre hoy y el lunes, sin enfatizar ningún orden en particular, pues no quiero que recibas tanta información y que no retengas nada. A fin de que puedas volver sobre esto, tanto el audio como la transcripción estarán disponibles en nuestra página web www.avivanuestroscorazones.com. Por favor, regresa a revisarlos y a ponerlos en un orden que te facilite ponerlos en práctica, es decir, hacerlos una realidad en tu vida.
El ingrediente número uno se basa en el principio de que la intimidad no es espontánea. Requiere un proceso. ¿Cuál es el objetivo de este proceso? El propósito de tu matrimonio y tu relación con el Señor es alcanzar unidad plena, es decir, llegar a ser una sola carne, un solo cuerpo, sola alma y espíritu.
Ahora bien, legalmente e indudablemente, logras esa unidad cuando dices, «sí, acepto» en el altar. Porque legalmente y efectivamente se convierten en uno, pero ambos saben que hay aspectos que deben desarrollar, y que tienen que crecer a través de la experiencia y de convivir para alcanzar esa unidad. Tienen que hacerlo funcionar, realizar un trabajo mancomunado, pues vienen de diferentes trasfondos, con formas diferentes de hacer las cosas, por ejemplo, la comida de su madre, la comida de tu madre, si lo pensamos con detenimiento, son tantas las cosas diferentes que cada uno trae al matrimonio. De hecho fueron esas diferencias las que los atrajeron el uno al otro, de manera que una vez se alejen del altar no se van a convertir en uno de repente.
Físicamente ya estás unida, pero en realidad, en la experiencia, tú sabes que tendrás que trabajar para lograr esa unidad. Y eso es un proceso. Siempre vas descubriendo cosas nuevas sobre ti misma y sobre tu pareja. Aun después de mucho tiempo de casados, siguen conociéndose. El proceso de desarrollar intimidad no es estático. Tienes que hacer esfuerzos para mantener el matrimonio fresco, siempre creciendo, siempre desarrollándose.
Y este proceso requerirá que ambos se preocupen menos por sí mismos y se comprometan más por el bienestar de su pareja; menos centrados en sí mismos, más consumidos por el deseo de bendecir y de beneficiar al otro. En la medida en que te comprometes en ese proceso, se desarrollará mayor intimidad, mayor comunión y mayor será el gozo y el deleite para ambos integrantes de la pareja. El gozo fluye de la intimidad.
De manera que al hablar del matrimonio, lo que perseguimos es la unidad, la intimidad y el darnos cuenta de que lograrlo requiere un proceso.
En segundo lugar: La intimidad no es algo que simplemente sucede, puede pasar un largo período de tiempo. Puedes tener 50 años de casada y no haber alcanzado intimidad. La intimidad requiere de una búsqueda intencional. Construir un matrimonio saludable requiere constante atención y esfuerzo. Nunca alcanzas intimidad completa, nunca puedes darte el lujo de dejar de trabajar para cultivar intimidad. No puedes darte el lujo de desviar tu atención de la intimidad.
Si no estás creciendo en unidad, en intimidad, tu relación se estará deteriorando. ¿Tengo razón? Si no te mantienes protegiéndola de manera intencional perderá su lugar, esta es una realidad tanto para nuestra relación matrimonial como para nuestra relación con el Señor.
Mis amigas que tienen los mejores matrimonios siempre están trabajando para nutrirlos y fortalecerlos. A veces fallan pero siempre vuelven atrás, se humillan y comienzan de nuevo, buscando la intimidad y en constante vigilancia. Ellas van batallando con las pequeñeces que venimos comentando, tomando acción con esas pequeñas zorras, sin ocultarlas bajo la alfombra, arrancándolas de raíz, pues la suma de ellas se convierte en una verdadera amenaza contra la unidad.
Otro ingrediente importante es la humildad. Y lo puedes ver a lo largo del Cantar de los cantares de Salomón. Esta novia se ve a sí misma indigna, no merecedora del amor del novio. Así que cuando Él expresa su amor por ella, ella no dice, «ya era hora de que hablaras de ese modo». Ella ve su amor como un privilegio no merecido por el que ella está profundamente agradecida.
La generación actual ha enfatizado de una manera desmedida y enfermiza sus derechos y su autovaloración, lo que los lleva al matrimonio con grandes expectativas sobre cómo deben ser tratados. Y en el momento en que esas expectativas no son satisfechas, situación que de nuevo, le sucede a todo el que tiene más de tres o cuatro horas de casado, ¿qué hacen? ¿Cómo lidian con esa insatisfacción? Se combinan todos los factores que los llevan a experimentar dolor, desilusión y conflicto.
Es por eso que la libertad viene de despojarnos humildemente de esas expectativas, y de entender que en última instancia, «no estoy en esta relación por los beneficios que puedo obtener de ella». La libertad también viene de entender que ambos integrantes, tanto nosotras como ellos, son pecadores en necesidad de gracia.
Cuando te das cuenta de que puedes recibir regalos de amor, compañía, amistad de tu pareja con un espíritu agradecido en lugar de un espíritu demandante… Cuando tienes un corazón humilde, el no recibir todo lo que esperabas del matrimonio o el día del veinticinco aniversario del matrimonio… Tengo muchas amigas que entienden que la cena de celebración de sus veinticinco años de casados de unión matrimonial fue un fracaso. Y ellas no entienden qué sucedió. Todas tenían expectativas muy altas. Por lo general son las mujeres las que consideran que fue un fracaso.
Todas esperaron que fuera de una forma o de otra y cuando no se concretó de la manera en que ellas se la imaginaron en sus cabezas, cuando no se llenaron sus expectativas… Tengo varias amigas que celebraron su veinticinco aniversario el mismo año y recuerdo escuchar las historias de cuán terrible resultó, solamente por las expectativas que albergaron en sus corazones. En lugar de tener corazones humildes, se lastimaron. De nuevo, la humildad te preserva… no significa que no te lastimarás, pero te permite manejar el dolor de una forma apropiada.
Número cuatro: Sensible a responder. A lo largo del Cantar de los cantares de Salomón vemos a la novia muy receptiva y sensible a la iniciativa de su esposo. Vemos en la primera parte del libro: «¡Que me bese con los besos de su boca!» Es una novia receptiva que desea llenar los deseos y necesidades de su novio. Y en el capítulo 5, cuando la novia tarda en responder a la iniciativa del novio, ¿cuál es el resultado? Hay un rompimiento de la intimidad. ¿Correcto?
Ahora, fisiológicamente, es obvio que Dios diseñó a los hombres para ser los que invitan y a las mujeres para ser las que responden. Ella cultiva intimidad en una relación al estar dispuesta a responder a los deseos y a las necesidades del novio, al ser sensible y estar dispuesta a responder a su iniciativa. Y claro, a veces su necesidad es que tú tomes la iniciativa. Por eso, a veces, ser sensible aun en el plano físico es evidencia de tu sensibilidad y de tu respuesta. Pero hablaremos con más detalle de esto en la siguiente sesión.
He aquí otro ingrediente de intimidad que vemos en el Cantar de los cantares, reverencia.
Esta novia reverencia a su esposo. Ella lo reconoce como su rey. Él es rey, y ella lo sabe y lo respeta.
Ahora bien, Cristo es el Rey del universo. ¿Correcto? Obviamente, la iglesia debe reverenciarlo y someterse a Su reinado y a Su dirección. Esa realidad cósmica es la imagen reflejada en la reverencia y la sumisión de una esposa a su esposo. ¿Lo ves? No se trata solamente de ti y de tu esposo, eso es algo mucho mayor que tú y tu esposo.Con tu actitud sumisa estás tratando de mostrarle al mundo la reverencia y el respeto que la iglesia le debe a Cristo.
Eso no significa, y me has escuchado decir esto antes, que tu esposo es superior. No significa que él es más espiritual. Esto no quiere decir que pueda enseñorearse de su esposa. No significa que la esposa no tiene opiniones o que ella nunca comparte esas opiniones. La Palabra enseña que el esposo y la esposa son coherederos de la gracia de vida.
Lo que esto hace es que reconoce el orden divino establecido en el matrimonio, donde existe igualdad de valor para ambos, pero diversidad de funciones y roles. Y como esposa tú puedes revelarle al mundo lo que significa reverenciar y someterse a la dirección de Jesucristo, vivir bajo Su autoridad y directriz para mostrar la bendición, la libertad y el gozo de vivir bajo esos términos.
Otro principio importante es la pertenencia mutua. La novia dice en el versículo 3 del capítulo 6, «yo soy de mi amado y él es mío». Y 1 Corintios 7, puntualiza algo similar en el versículo 4, al decir: «La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer».
¿A qué se refiere la pertenencia mutua? ¿Qué quiere decir la novia cuando expresa: «yo soy de mi amado y él es mío»? Nuestras vidas no nos pertenecen, nos pertenecemos el uno al otro. Esto se traduce en que no podemos operar de manera independiente.
Pensemos en los versículos 3 y 4 del capítulo 2 de la Carta a los Filipenses, donde la Palabra dice: «Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás».
Ese sería un versículo maravilloso para colocar en el centro del matrimonio, ¿no les parece? Y hacerte la siguiente pregunta: ¿Considero a mi pareja más importante que a mí misma?
Y consciente de que todas tenemos el temor, por la forma de pensar del mundo hoy, de que si lo hacemos, seremos ignoradas, o que nos convertiremos en menos que nada. Al pensar, ¿quién se va a ocupar de mí? ¿Quién se interesará entonces por mí? ¿Si yo misma no me cuido, quién lo hará?
Pero la matemática divina es al revés, funciona exactamente lo opuesto. En la medida en que nos enfocamos en complacer a Dios en todos los ámbitos de nuestras vidas, sirviendo a los demás y colocándonos en último lugar, Jesús, los demás y luego yo, experimentaremos verdadero gozo. De la misma manera, funciona en el matrimonio. En la medida en que haces a los demás, más importantes que tú, en la medida en que cuidas sus intereses por encima de los tuyos, Dios se ocupa de satisfacer tus necesidades.
Esto no quiere decir que siempre será fácil. Mi intención al hacer esta afirmación no es hacerlo sonar o parecer más sencillo. Pero entiendo que estos principios son los ingredientes que le darán permanencia a tu matrimonio, y las pautas para determinar, «ok, si no tenemos intimidad, si nuestro matrimonio es un campo de batalla, ¿será posible que algunos de estos ingredientes que construyen la intimidad no estén presentes o que necesiten ser restaurados?»
Pero no te abrumes. Nos tomaremos uno o dos días más para revisarlos con detalle. Simplemente estoy enumerándolos para que te vayas familiarizando. Pero igual, por qué no aprovechas para preguntarle al Señor ¿cuáles son los aspectos que Él quiere que tú cambies de tu matrimonio? ¿En tu relación con tu pareja?
Oh Señor, te ruego que producto de esta serie, Tú puedas derramar gracia sobre muchos, muchos matrimonios. Y gracias Señor, por ser un Dios redentor que hace todas las cosas nuevas y porque puedes hacer nuevo cualquier matrimonio.
Señor, te ruego que sanes y restaures los matrimonios de las mujeres que nos escuchan, que les des un nuevo espíritu, lleno de humildad, de unidad, que no desfallezcan, que no se den por vencidas en el proceso, sino que permanezcan comprometidas, intencionales en rogarte a Ti, porque solamente Tú, puedes hacer que estos matrimonios reflejen el increíble amor que Cristo tiene por Su iglesia.
Y todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.
Annamarie: Amén. En todos los aspectos de tu vida, la plenitud no viene de preguntarte, «¿qué obtendré de esto, o de esta persona?», sino, «¿qué puedo dar?» Nancy DeMoss de Wolgemuth te ha estado mostrando cómo esto se aplica al matrimonio. Esta enseñanza se basa en el Cantar de los cantares. Lo hemos estado estudiando en esta serie titulada, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».
Nancy: Y Anna, estoy tan agradecida de haber podido explorar este concepto tan importante en el Cantar de los cantares, antes de casarme con Robert. Luego de haber enseñado sobre ese libro, ahora he tenido la oportunidad de vivir estos principios día a día. El tiempo que pasamos en la Palabra de Dios tiene un gran efecto en cómo vivimos la vida.
Si aprecias las enseñanzas que escuchas en Aviva Nuestros Corazones, puedes ayudar a que este ministerio continúe. Podemos traerte estos programas día a día, semana tras semana, mientras haya oyentes como tú apoyando este ministerio financieramente. Tu donación hace posible que miles de mujeres alrededor del mundo conozcan a Jesucristo, y la vida plena, abundante y de libertad que Él vino a darnos.
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Annamarie: Gracias Nancy.
Ya has escuchado que un matrimonio piadoso presenta una imagen del evangelio. En tu próximo programa escucharás cómo puedes hacer esa imagen lo más hermosa y clara posible. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Contemplando la belleza del evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Hazlo personal
Día 20- Cultivando la intimidad en el matrimonio 1: No se trata de mí
Escuchar programa #20:
- Si estás casada o soltera, ¿como parte del cuerpo de Cristo, cómo se pueden fomentar, fortalecer y proteger los matrimonios de los que te rodean?
- ¿Piensa en un matrimonio que refleje maravillosamente el modelo divino de la relación esposo/esposa, ¿qué había en esa pareja que te hizo pensar en ellos?
- En el Cantar de los cantares, vemos al menos tres motivaciones diferentes para el amor: deber (lo que hay que hacer), placer (recibir bendición), y la devoción (yo deseo dar placer a la persona que amo). ¿Cuál de estas motivaciones se refleja en tu amor por Cristo (y por tu pareja, si aplica)? Explica.
- En esta sesión, Nancy identificó siete ingredientes que contribuyen a una mayor intimidad en el matrimonio. ¿Cuál(es) en particular te tocaron en cuanto a tu propio matrimonio? ¿Hay alguno que encuentras especialmente difícil de aceptar?
Sea que estés casada o soltera, ¿puedes identificar uno o más ingredientes que te ayudarían a cultivar una mayor intimidad en tu relación con Jesús?
- ¿Estás luchando con las expectativas en tu matrimonio (o en otra relación)? Por ejemplo, «¿cómo me beneficia esto a mí?» ¿De qué manera nos libera la humildad de las heridas, de la decepción o desilusión en las relaciones?
- ¿Tienes un deseo fuerte de agradar a Jesús en tu relación con Él? Si estás casada, ¿tienes un fuerte deseo de complacer a tu pareja? ¿Cómo puedes llegar a estar más sintonizada con lo que causa deleite en tu Amado? ¿A tu pareja?
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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