Cantar de los cantares, día 18
Annamarie Sauter: Recuerda que si conoces a Cristo, eres hija del Rey.
Nancy DeMoss de Wolgemuth:Cuando te das cuenta de que eres hija de Dios, que eres la novia de Cristo, esto cambia e impacta tu perspectiva y todo sobre tu vida.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en una serie maravillosa, un estudio detallado del Cantar de los cantares. Esta serie de programas se titula, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».
Recuerda que cada uno de los programas en esta serie, viene acompañado de la sección, «Hazlo personal». Son preguntas que Nancy ha preparado para ayudarte a aplicar el contenido de esta serie a tu vida. Encuéntralas al final de la transcripción de cada programa en esta serie, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Hoy continuamos con esta última sección del Cantar de los cantares. …
Annamarie Sauter: Recuerda que si conoces a Cristo, eres hija del Rey.
Nancy DeMoss de Wolgemuth:Cuando te das cuenta de que eres hija de Dios, que eres la novia de Cristo, esto cambia e impacta tu perspectiva y todo sobre tu vida.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nos encontramos en una serie maravillosa, un estudio detallado del Cantar de los cantares. Esta serie de programas se titula, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».
Recuerda que cada uno de los programas en esta serie, viene acompañado de la sección, «Hazlo personal». Son preguntas que Nancy ha preparado para ayudarte a aplicar el contenido de esta serie a tu vida. Encuéntralas al final de la transcripción de cada programa en esta serie, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Nancy: Hoy continuamos con esta última sección del Cantar de los cantares. Hemos estado yendo a través de este libro desde hace varias semanas y simplemente hemos dejado que Dios ministre nuestros corazones sobre lo mucho que Él ama a Su pueblo, lo mucho que Cristo ama a Su novia.
Hemos llegado a esta última parte del amor maduro. Conoceremos algunas características del amor maduro: cómo se ve, cómo lo obtienes y cómo permaneces en él. En la última sesión —si estás siguiendo con nosotras la Escritura, estábamos en el capítulo 6— el novio expresó su ferviente amor, apasionado e intenso por su novia. Él está enamorado de su belleza y de la gracia que ve en ella.
Él dijo que no había nadie como ella, ni siquiera cerca. Dijimos que esta es una imagen de lo que Cristo siente por su novia, la iglesia y de lo que siente acerca de aquellas de nosotras que somos parte de esa novia. Si eres una hija de Dios y parte de la novia de Cristo, Él te ama de la manera en que estamos viendo aquí descrita en el Cantar de los cantares.
Y cuando llegamos al versículo 11 del capítulo 6, es difícil saber quién está hablando. Podríamos suponer que es la novia, como algunas traducciones lo hacen, o el novio, como sugiere la Nueva Versión Internacional, por ejemplo. Y en cierto sentido, no importa de quién se trate, ya que, en este punto de su relación, ellos han llegado a ser uno, tienen una gran unidad.
Ellos son uno. Tienen el mismo corazón, los mismos intereses, por lo que ambos podrían decir muchas de las mismas cosas. Tiendo a inclinarme a pensar que es la novia la que está hablando aquí —así que, si ese es el caso— ella revela todo un conjunto nuevo de prioridades distintas a cuando se conocieron.
En ese momento, si recuerdas, ella estaba bronceada por su trabajo en la viña de la familia. Ella solo quería estar con su amado, a solas. Ella quería encontrar descanso en él. Quería experimentar y disfrutar todos los placeres de una relación de amor íntima.
Y vimos que cuando él quiso que ella fuera con él al mundo, a los montes y las colinas de las cuales hablamos (a saltar sobre las montañas y las colinas), ella no estuvo interesada en hacerlo. Él quería que ella se dedicara a sus intereses, pero ella tenía miedo. Ella dudó y tuvo reservas en salir con él de la alcoba, del palacio, de ese lugar de amor íntimo. Ella realmente no quería ir a ninguna parte.
En cierto modo recuerdo a Pedro en el monte de la transfiguración cuando dijo: «Señor, esto es bueno, quedémonos aquí y disfrutemos la gloria. Hagamos algunas tiendas, algunas enramadas y acampemos aquí por un tiempo». Así es como la novia pensaba anteriormente.
Pero ahora, en respuesta a la sorprendente declaración de amor de su amado, vemos cómo han cambiado los valores, cómo ella tiene un corazón diferente. Permíteme leerte los versículos 11 y 12 del capítulo 6 del Cantar de los cantares. Ella dice:
«Descendí al huerto de los nogales para ver el verdor del valle, para ver si la vid había retoñado, si los granados habían florecido. Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble pueblo».
Aquí tenemos mucho para masticar. Vamos a dividirlo en partes y a desempacarlo. Permíteme comenzar con la última frase, «los carros de mi noble pueblo». Esa frase, dependiendo de la versión que estés usando, puede lucir muy diferente. En realidad es una traducción de dos palabras hebreas: Ammi’ nadib’. Esas palabras significan «pueblo» y «dispuestos».
Esta frase bien podría ser traducida como «los carros de mi pueblo dispuesto o mi noble pueblo», como lo tenemos aquí en la Biblia de las Américas. Pero podría ser, como la versión Reina Valera sugiere, que no necesite ser traducido. Son «los carros de Aminadab» que podría ser una persona que era conocida por la velocidad de sus carros.
Así que ella podría estar refiriéndose aquí a «los carros de mi pueblo dispuesto o noble», o a alguien que tenía carros muy rápidos. De cualquier manera, dice, «sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble pueblo» o «esos carros rápidos». Como quiera que lo traduzcas, obtienes la imagen de una mujer que está en una misión.
Es la imagen de una creyente entusiasta, cuyo corazón está siendo movido por el espíritu dentro de ella a preocuparse por los propósitos del reino de su amado y hacer algo al respecto. Es como si ella estuviera obligada, impulsada. El amor de él es tan grande que ella tiene que compartirlo con los demás. Tiene que ocuparse de que los demás experimenten el amor que ella está experimentando.
«Antes siquiera de que estuviera consciente, mi alma me había hecho rápida como estos carros. Tuve que salir al jardín, al valle, para ver si la vid había brotado y si los granados habían florecido». Hemos hablado a todo lo largo de este libro sobre los temas de la fragancia y la fertilidad. Aquí de nuevo estos temas reaparecen.
Ella ahora está tomando interés en su jardín y su preocupación por los viñedos. Y una vez más, recuerda que él la encontró en un viñedo, pero en ese momento ella estaba bronceada pero no había cultivado o atendido su propio viñedo (volviendo al capítulo 1). Pero ahora que es su propio jardín, su propio viñedo que ha sido cultivado, ella está lista para salir en unión y comunión con su amado, a ocuparse y a servir con él en sus intereses.
Ella sabe que él está interesado en los frutos. Está interesado en las vides florecientes, está interesado en las granadas en ciernes. Así que ella quiere salir con él para ver cómo va la cosecha, cómo va la vid, cómo están los campos. Está interesada en sus esfuerzos y esa es una señal de madurez en el amor.
Ella no solo disfruta de su alabanza, esas palabras que él le dijo a ella en la sesión anterior (si no estabas con nosotras, ve a AvivaNuestrosCorazones.com, busca la transcripción y léela), esa sorprendente declaración de amor. «¡Mi querida, mi todo, mi hermosa, mi paloma, mi tesoro, mi perfecta...!» ¿Qué mujer no quiere oír eso o simplemente escucharlo todo el tiempo?
Pero ella no va a sentarse y a decir, «háblame con ese maravilloso lenguaje de amor todo el tiempo». Ella ha aprendido de manera difícil, que si lo que quieres es estar en el dormitorio, quedarte donde estás en esos preciosos y privados momentos con Jesús, vas a perder algunas cosas.
Así que ahora ella está interesada en salir a los jardines, los campos y los otros ministerios de su amado. Esa es la señal de una amante de Jesús. No solo deseas sentarte, empaparte y disfrutar de Su amor para ti misma. Quieres que otros lo amen, que le conozcan. Quieres ver el fruto espiritual.
Tengo un amigo que vive en un país de Asia central, en un lugar muy, muy oscuro. Hay mucha maldad, una gran lucha contra Dios y contra la religión. Él estuvo recientemente de visita y habló en una iglesia en nuestra zona. Al inicio de su mensaje, él dijo, «Cuando regreso a casa en mi país, mi esposa y yo oramos por la noche por personas que necesitan a Cristo y que conocemos en ese país».
Él dijo: «¿Podría ahora, antes de empezar mi mensaje, orar como lo hacemos en casa por esas personas?» Y él cerró los ojos y comenzó a orar. Y comenzó a nombrar principalmente un tipo de nombres que no son comunes aquí, algunos de ellos serían muy difíciles de pronunciar para nosotros.
Pero acabó de mencionarlos, uno tras otro, creo que nombró como unos veinte. Oró por ellos. Dijo: «Estas son personas por las que mi familia ha estado orando, personas que necesitan al Señor». Y antes de llegar al final de la lista de los nombres, él se desplomó. Estaba agobiado por su salvación.
Esa es la imagen de alguien a quien le importa que otros vengan a conocer al Señor, cuyo amor han recibido. La novia dice: «Me preocupo por los esfuerzos de mi amado».
En el versículo 13, la amada y sus amigos dicen: «Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; Vuélvete, vuélvete, y te miraremos». Este es el único lugar en el Cantar de los cantares, donde se hace referencia a la novia como la Sulamita. Como decíamos al comienzo de este estudio, esto puede ser un reflejo del lugar de donde ella viene, tal vez un pueblo llamado Sunem. Pero también es cierto que Sulamita era una forma femenina del nombre Salomón. Tal vez es una sugerencia de que ella comparte su nombre.
Sabemos por Apocalipsis 3:12, que Cristo escribió Su nombre en Su pueblo. Al igual que las mujeres cuando se casan y toman el nombre de su marido como suyo, eso es un reflejo de lo que Cristo hace por nosotras. Él nos da Su nombre.
Aquí tenemos al amado y a sus amigos regocijándose por el regreso de la novia. La comunión se rompió, pero ahora ha sido restaurada. Ella se aseguró de su bienvenida y su aceptación. Y luego, al final de ese versículo dice: «¿Qué veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos».
Ahora, este es uno de los versículos más controversiales de este pasaje, en todo el libro. No voy a profundizar en ello. Las personas no están seguras de quién está hablando, si se trata de la novia o del novio. Si se trata de la novia, creo que ella está diciendo: «¿Quién soy yo para que te deleites así en mí?»
Si es el novio quien habla, creo que está diciendo: «Déjame contarte lo que veo en esta mujer». Él se deleita en ella y en su renovada relación.
Al llegar al capítulo 7, en los primeros nueve versículos, de nuevo, tenemos al amado alabando la belleza de su novia y declarando el efecto que tiene sobre él. Permíteme leer estos versículos. Él dice:
«¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra de manos de artífice. Tu ombligo, como una taza redonda que nunca le falta vino mezclado; tu vientre como montón de trigo cercado de lirios.
Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela. Tu cuello, como torre de marfil, tus ojos, como los estanques en Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano que mira hacia Damasco. Tu cabeza te corona como el Carmelo, y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura; el rey está preso en tus trenzas».
No voy a tener tiempo para ampliar los detalles que vemos en este párrafo, solo voy a comentar algunos de ellos. Mira el versículo 1, «¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe!» Él la llama hija de príncipe.
Bien, ella era una pobre campesina a quien nadie conocía o le importaba cuando comenzó esta historia, cuando él la encontró allí trabajando en la viña de su familia. Pero ahora ella se ha convertido en realeza, se ha convertido en parte de la familia real. Quiero decir que cuando te das cuenta de que eres hija de Dios, que eres la hija de un príncipe, que eres la novia de Cristo, esto va a cambiar e impactar la perspectiva de todo lo relacionado con tu vida.
Verás toda la vida con otros ojos cuando te des cuenta de que eres la hija del príncipe. Lee el Salmo 45, un gran pasaje paralelo que va con el Cantar de los cantares, donde se habla de la belleza de la hija de este príncipe.
Él sigue diciendo en el versículo 6: «¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!» Ella es hermosa, tiene esa belleza física exterior, y es agradable. Creo que se refiere al espíritu interior, a la belleza interior. El punto es que ella es hermosa por dentro y por fuera, hermosa y agradable.
Como escribí ayer en Twitter mientras estaba meditando en este texto, no es bueno tener la primera si no se tiene la segunda, hermosa por fuera, pero desagradable interiormente. Hay algo malo con esa imagen. Como dice Proverbios: «Como anillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción». Ella tiene la belleza exterior, pero no la belleza interior.
Hoy en día, el mundo se enfoca mucho en la belleza exterior, en detrimento de la mujer interior, del interior del corazón. He estado pensando en este pasaje. Esa palabra, agradable o encantadora, ha puesto una carga sobre mí esta semana, sobre no solamente ser bella exteriormente, sino también encantadora... «eres agradable, encantadora».
He estado pensando, qué diferencia haría en el mundo si las mujeres fueran encantadoras. Qué diferencia haría en tu lugar de trabajo, ¿estoy en lo cierto? En tu iglesia... ¿Qué diferencia haría en tu familia si fueras una mujer encantadora? ¿Qué diferencia haría si fueras una mujer encantadora por la gracia de Cristo en ti?
Verás, ese tipo de belleza es una belleza que puede durar y aumentar con la edad, a diferencia de la primera clase de belleza que lo único que hace es disminuir. Hay tantas cirugías, hay tantas capas de maquillaje y otras cosas que puedes ponerte encima.
A medida que envejecemos, esa persona exterior se va desgastando, se deteriora, pero la persona interior puede ser cada vez más hermosa. He estado pensando en esa palabra agradable, encantadora mientras hablo con los demás.
Ayer, cuando estaba escribiendo un correo electrónico, me preocupaba sobre algo. Me pregunté: «Bien, ¿cuál será la manera agradable o encantadora de decir esto? ¿Cómo puedo decir esto de una manera que no le arruine el día a alguien más? ¿Cómo puedo decirlo de manera que a pesar de que tengan una preocupación en este sentido, haga que se sientan alentados y motivados para responder de una manera positiva?» Agradable, encantadora. «¡Qué hermosa y agradable eres!»
Él dice en el versículo 7,
«Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, asiré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, y tu paladar como el mejor vino!» (vv. 7-9).
Permíteme detenerme por un momento.
Este tema de las palmeras... Yo vivo en Michigan, y no tenemos muchas palmeras aquí en Michigan —bueno ninguna que yo sepa— así que no soy una gran conocedora de las palmeras. No sé mucho acerca de ellas. Me encantan los grandes y hermosos árboles de hoja perenne de aquí. Pero tengo una hermana que debió de haber nacido y vivido en el trópico. Ella ama todas las cosas tropicales.
A ella le encantan las palmeras. Ella supo que yo estaba trabajando en este estudio y estuvimos enviándonos unos correos electrónicos acerca de las palmeras. Ella me dijo, «Las palmeras son una de las cosas más espectaculares que Dios ha creado». Leí esa declaración y pensé: «¡No me digas!» Así que le dije: «Dime más», porque yo nunca pensé todas estas maravillas de las palmeras.
Ella lo hizo. Me escribió un correo electrónico con una larga lista de cosas maravillosas acerca de las palmeras. No tengo ese correo a la mano aquí, pero lo subí al blog ayer por la noche donde alguien más, obviamente, tuvo la misma perspectiva. Escribió diciendo:
¡Son árboles sorprendentes! Para empezar, lo puedes cortar, pero no puedes acabar con él. Los nutrientes que la mayoría de los árboles necesitan para sobrevivir se encuentran justo debajo de la corteza, por lo que al cortarlos, se mueren, pero no la palmera. Su vida viene de su corazón, por lo que se desarrolla incluso bajo ataque.
¿Sabías eso? Yo no lo sabía. Y esto otro...
Las palmeras se curvan, pero no se rompen. Los monzones y los huracanes pueden arrancar la mayoría de los árboles, pero no las palmeras. Se pueden doblar casi totalmente hasta el suelo, y cuando la tormenta ha pasado, se enderezan de nuevo y realmente con más fuerza.
El novio le dice a ella: «Tu estatura es semejante a la palmera». Esto habla de madurez, de belleza y de frutos.
Me trae a la memoria el Salmo 92, versículo 12 que dice: «El justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro en el Líbano». El novio afirma la creciente madurez de la novia, su creciente abundancia de frutos. Nos recuerda pasajes como Efesios 4, donde nos dice que el objetivo es que todos lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Ese es el objetivo, el objetivo final, la evidencia de madurez es cuando lucimos como Jesús, cuando Sus frutos se producen en nosotras y a través de nosotras en abundancia.
Las palmeras no solo proliferan en el trópico, también pueden desarrollarse en el desierto, donde muy pocas cosas se desarrollan. Cuando pienso en eso, sé que algunas de ustedes en esta sala están viviendo en un desierto, tal vez en tu familia, tal vez en una iglesia donde la gente no parece tener hambre por las cosas de Dios.
Cuando piensas en eso, todo este mundo apartado de Cristo es un desierto. Pero Dios puede dar a sus hijas la gracia, la capacidad, de florecer, de crecer, de ser fuertes, de ser fructíferas, de ser bellas, incluso en un lugar desierto. La razón por la que la palmera es fructífera es debido a que sus raíces están conectadas en lo profundo a una fuente de agua. Ellas profundizan lo suficiente hasta encontrar agua.
Así debemos mantener nuestras raíces conectadas a Él, en la medida en que permanecemos en Él, y lo dejemos permanecer en nosotras, vamos a producir mucho fruto para Su gloria.
Luego vemos en los versículos 7 y 8 que acabo de leer, que a medida que esta mujer, esta novia, ha madurado, ha desarrollado la capacidad de alimentar y nutrir a otros, ella no está solo interesada en obtener placer, sino también en proveer placer, en beneficiar a los demás. Esa es una señal de madurez espiritual.
Ella ahora es capaz de suplir y satisfacer el hambre de los demás. No es un «dame, dame, dame». Un bebé hace eso, ¿verdad? «¡Waaa, aliméntame!» Ese es un signo de inmadurez. Está bien ser inmaduro si eres un bebé, pero el problema es que muchas de nuestras iglesias son como grandes guarderías de adultos.
«¡Waaa, aliméntame! Atiéndeme, cámbiame, arréglame, tócame, ayúdame... yo, yo, yo». La señal de que estamos viendo un amor maduro es que aquí hay una novia que es capaz de dar bendición, apoyo y ánimo a otros. Así como Cristo nos llena y nos satisface en Él, entonces Él quiere fluir a través de nosotras para ministrar gracia, suplir y satisfacer a otros.
Él quiere que seamos fuentes, encargadas de nutrir y sustentar a otras, de dar gracia de la que Él ha puesto en nosotras.
Él dice en el versículo 8: «Subiré a la palmera, asiré sus frutos». Él siempre la amó, pero ahora ella está produciendo fruto que lo hace querer abrazarse de ella. ¿Recuerdas un capítulo anterior, donde ella dice que se va a aferrar a él y no lo va a dejar ir? Bueno, ahora ella ve que es él quien se está apoderando de ella.
Y en este párrafo, además de palmera, también la ve como si fuera una vid fecunda. Eso nos recuerda a Juan capítulo 15, cuando la rama permanece en la vid, da mucho fruto. En todo esto, y una manera superficial de terminar esta sección, él ve en ella un reflejo de sí mismo. Ella está siendo transformada.
Esta no es la misma novia de la cual leímos, quiero decir, ella es la misma, solo que no se ve igual a la novia de la que leímos en el capítulo 1 del Cantar de los cantares. A través de la unión y de la comunión con Cristo, también nosotras somos transformadas a Su imagen. Ese es el punto de 2 Corintios capítulo 3 versículo 18que dice: «Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen (la imagen que estamos mirando, es a la que estamos llegando a ser semejantes) de gloria en gloria».
Ese es el proceso de santificación. Al contemplar Su rostro, mirándolo fijamente, puestos los ojos en Él, llegamos a ser como Él. Llegas a ser como las personas con las que pasas el tiempo. Ves esto en las parejas de edad avanzada que han estado casadas por sesenta y ocho años y empiezan a parecerse. (Algunas de ustedes se notan un poco preocupadas ¿verdad?) Llegas a ser como las personas con las que pasas el tiempo, llegas a ser como las cosas con las que pasas el tiempo.
Si ingieres una dieta de revistas del mundo, programas de radio, programas de televisión, películas, noticias y fotografías... si pones esas cosas en tu sistema, eso es en lo que vas a ser. Esa es la visión del mundo que vas a adoptar.
Es por eso que tenemos que pasar tiempo con Jesús, tiempo en Su Palabra, contemplándolo, mirándolo, volviéndote hacia Él. No se trata solo de un precipitado alejamiento de tres minutos de tranquilidad en camino a cualquier otra cosa que vayamos a hacer el resto del día. Es contemplarlo firmemente todo el tiempo... mirándolo a Él en medio de las circunstancias de la vida.
Sí, las cosas nos arrastran. Sí, las cosas tratan de desviar nuestra mirada. Pero siempre debemos volver a poner nuestra mirada en Cristo. «¿Dónde está Cristo en esto? ¿Qué me está diciendo? ¿Qué está haciendo? ¿Cómo se está revelando a sí mismo?» ¿Qué ves? ¿A ti misma? ¿Estás obsesionada con tu familia? ¿Estás obsesionada con los amigos?
Todas estas son cosas buenas, pero ¿son el enfoque principal y supremo en tu vida? ¿Estás siendo transformada a Su bella imagen, de gloria en gloria? Pudieras serlo, y a eso hemos sido llamadas.
Annamarie: Nancy DeMoss de Wolgemuth nos ha estado describiendo el retrato de una mujer creciendo en madurez. Esta enseñanza es parte de la serie titulada, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús». Creo que después de escuchar esta enseñanza todas vamos a querer crecer en madurez en Cristo.
Espero que tomes tiempo cada día para buscarle en Su Palabra y crecer en el conocimiento de Él. Puedes ayudarte con recursos que hemos preparado para ti en AvivaNuestrosCorazones.com. Usa el buscador, o la pestaña «Recursos», para buscar programas o artículos según tema o Escritura.
Y si has sido bendecida con este programa, ¡compártelo con otras mujeres! Hazlo fácilmente allí en nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
¿Quieres ser efectiva en participar de la edificación del reino de Dios? Nancy dice que permanecer en Jesús es lo primordial antes de hacer cosas por Él. Ella nos hablará más acerca de esto, mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Contemplando la belleza del evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
Hazlo personal
Día 18- Amor maduro 2: Preciosa por dentro y por fuera
(Cantar de los cantares 6:11-7:9)
Escuchar programa #18:
- ¿Cómo ha cambiado tu vida como resultado de conocer a Jesús y ser el objeto de Su amor?
- ¿Cuáles son algunas de las características de la madurez espiritual en nuestra relación con Cristo? ¿Cuáles de estas características son cada vez más evidentes en tu vida? ¿Cuáles deben ser más evidentes?
- «Descendí. . . . Para ver si la vid había retoñado, si los granados habían florecido» (6:11). Una de las evidencias de un amor maduro por Cristo es que no nos contentamos con solo centrarnos en nuestra propia relación con Él, sino que también tenemos el deseo de que otros se conviertan en seguidores fructíferos y amantes de Jesús. Espiritualmente hablando, eres tú un recibidor o un dador? ¿Cómo te has involucrado con Cristo y con lo que Él está haciendo en las vidas de los demás? ¿Estás mostrando interés en Sus intereses, y preocupándote por la iglesia y el mundo?
- «Tu estatura es semejante a la palmera» (7:7). ¿Cuáles son algunas de las características de las palmeras que deberían ser una realidad en nuestras vidas como creyentes? En medio de las tormentas de la vida, ¿cómo puedes doblarte como una palmera y crecer más fuerte, en lugar de romperte?
- Lee 2 Corintios 3:18. ¿Qué estás «contemplando»? ¿Qué ocupa tu mente y tu corazón de forma consistente? ¿Cómo están esas influencias afectando el tipo de persona en la que te estás convirtiendo?
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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