Caminando con fe y sin temor
Débora: Diana acababa de enviudar, pero el Señor calmó sus temores y ansiedades.
Diana Elliff: El momento en que más experimenté la paz de Dios fue el día en que estuve en el cementerio. Sabía que Dios estaba conmigo, así que le dije: «Señor, gracias. Tu gracia es suficiente para mí».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «Confía en Dios para escribir tu historia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 12 de noviembre de 2024.
Continuemos escuchando como Tom y Diana Elliff han sido testigos de la providencia de Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, hoy estamos de regreso aquí en Aviva Nuestros Corazones con Tom y Diana Elliff. Muchas de ustedes han escuchado el apellido Elliff en este pódcast. Tom ha sido nuestro invitado anteriormente, pero también has escuchado a Holly Elliff. Y para no confundir las cosas, Holly está casada …
Débora: Diana acababa de enviudar, pero el Señor calmó sus temores y ansiedades.
Diana Elliff: El momento en que más experimenté la paz de Dios fue el día en que estuve en el cementerio. Sabía que Dios estaba conmigo, así que le dije: «Señor, gracias. Tu gracia es suficiente para mí».
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «Confía en Dios para escribir tu historia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 12 de noviembre de 2024.
Continuemos escuchando como Tom y Diana Elliff han sido testigos de la providencia de Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, hoy estamos de regreso aquí en Aviva Nuestros Corazones con Tom y Diana Elliff. Muchas de ustedes han escuchado el apellido Elliff en este pódcast. Tom ha sido nuestro invitado anteriormente, pero también has escuchado a Holly Elliff. Y para no confundir las cosas, Holly está casada con Bill, el hermano de Tom. Así que esta familia es como un tesoro nacional. Y entre tú y todos tus hermanos, ¿cuántos nietos tienen, Tom? ¿Puedes contarlos todos?
Tom Elliff: Bueno, tenemos treinta y tres nietos y siete bisnietos en camino.
Nancy: Entre ustedes dos. Pero entre tú y tus hermanos. . .
Tom: ¡Ya perdí la cuenta!
Nancy: Son como miles o algo así, no sé, ¡pero son muchos!
Tom: ¡No tengo idea!
Nancy: Y ha sido hermoso ver la mano de Dios en las generaciones de la familia Elliff. Y sé que hay mucho que contar acerca de tus padres por la manera en que ellos confiaron en Dios para escribir sus historias. También hablaremos un poco sobre tu generación, tus hermanos, tus hijos y sus hijos mientras Dios escribe esas historias. Ha sido algo hermoso.
Tom: Así es, y me encanta ver la providencia de Dios, porque todas esas historias son una bella imagen de la providencia de Dios, al menos en nuestra familia.
Nancy: ¡Estoy de acuerdo! Y para aquellas de nuestras oyentes que no estuvieron con nosotros en el programa de ayer, déjenme decirles que Diana es la segunda esposa de Tom. Conocí a su primera esposa, Jeannie, por muchos años y éramos muy cercanas; ya está con el Señor en casa.
Y Diana, tu primer esposo, Wayne Barber, era un excelente maestro y pastor de la Biblia, y muchas personas reconocen su nombre por Ministerios Precepto; él también se fue a casa para estar con el Señor. Y Wayne tenía una enfermedad que se conoce como ELA (que son las siglas para esclerosis lateral amiotrófica), así que su muerte fue realmente difícil.
Y luego, el Señor, en Su providencia, unió tu vida con la de Tom. Hablaremos sobre eso en un momento. Y aquí estoy yo, ¡casada! Tom, ¿alguna vez pensaste que yo me casaría?
Tom: Bueno, ¿sabes qué?, siempre tuve la esperanza de que así fuera.
Nancy: Esa es una buena respuesta, pero probablemente pensaste que no me casaría.
Tom: No estaba seguro.
Nancy: La providencia de Dios, ¿verdad? Confiar en que Él escribe nuestra historia.
Tom: Exactamente.
Nancy: Estoy muy agradecida por ustedes dos porque no solamente practican la confianza en Dios para escribir sus historias, sino que están aquí para compartir algo de eso con nosotras.
Así que Tom, háblanos sobre la historia de tu padre. Esa historia ha sido una gran parte de tu vida.
Tom: Bueno, al comienzo de nuestra familia, nuestra primera familia llegó a las orillas de este continente a mitad de los años 1700. No tenemos ningún registro de que alguien de esa época conociera a Cristo.
Dos años después de la Guerra Civil, mi bisabuelo le dijo a su esposa, Mary Jane, que irían al territorio Indígena. Así que fueron lo más lejos que el tren pudo llegar; llegaron a Fort Smith, en Arkansas. Bajaron del tren con una carreta que tenían con ellos y fueron a Oklahoma, a un lugar cerca de Horse Thieves Springs y ahí establecieron una granja. ¡Una hermosa granja! Mary Jane se enfermó de cólera y dijo que no quería morir en territorio indígena.
Así que mi bisabuelo vendió la granja, subieron al tren y regresaron. Ellos tenían un bebé, y ella estaba muy enferma. Todo indicaba que Mary Jane estaba a punto de morir, así que le pidió a unos vaqueros, que se encontraban en la parte delantera del tren, que por favor se movieran para que ella pudiera recostarse allí. Le dieron el bebé a una señora mayor que se encontraba en el tren, luego Mary Jane miró a mi bisabuelo y le dijo: «Jim (él se llamaba James Thomas) Jim, prométeme dos cosas».
Él le contestó: «Mary Jane, te lo prometo si puedo cumplirlo».
Ella le dijo: «Prométeme que le entregarás tu vida a Dios y prométeme que le dedicarás a Dios la vida de nuestro bebé».
Él le contestó, y lo tengo escrito de puño y letra: «Me arrodillé y cuando me puse de pie, le dije: “Mary Jane, te lo prometo”».
Ella lo miró y le dijo: «Adiós, Jim. Despídeme de mi bebé», y entonces murió.
Ese miércoles ella fue enterrada en Giles, Tennessee. El siguiente domingo, en medio del servicio de adoración en una pequeña iglesia rural, las puertas se abrieron y la silueta de un hombre alto se asomó por las puertas sosteniendo a un bebé sobre su cabeza y dijo en voz alta: «Hermanos, he venido a entregarle mi vida a Dios y a dedicarle a Dios este bebé».
Él dijo que hubo gritos y mucha alegría. Esa misma tarde fue bautizado.
Bueno, dos años más tarde, él volvió a casarse, regresó al territorio indígena y estableció una nueva granja. Él y mi bisabuela tuvieron once hijos, pero seis de ellos murieron, lo cual no era raro en esa época de nuestra historia. Cinco quedaron vivos y uno de ellos fue mi abuelo. Él fue un gran cristiano, un cristiano firme, porque él realmente respondió al llamado de Dios para el ministerio del evangelio.
Y desde mi abuelo hasta mi nieto, que también está en el ministerio, hay veintidós predicadores. Ahora, no es que los predicadores sean los únicos valiosos, también tenemos hombres de negocios maravillosos y piadosos, pero todo esto se trata de la providencia de Dios. Esa señora que lo animó a entregar su corazón a Dios ni siquiera es mi pariente. Mary Jane murió. Ella ni siquiera estaba en mi vida. Pero, aun así, esa declaración en ese momento…
Nancy: Es parte de tu legado.
Tom: Correcto. Esa declaración en ese momento cambió todo sobre la historia de nuestra familia. Y de todos esos predicadores, tres han fallecido, y uno de ellos murió en el 2019.
Nancy: Y cuando pensamos en las generaciones que han venido antes que nosotros y lo que nos han transmitido, eso es realmente un privilegio, porque muchas personas no tienen esa herencia de un predicador piadoso.
Tom: Y ese es el llamado a estar al frente en la línea de batalla.
Nancy: Exactamente, y es también un llamado a darnos cuenta de que Dios está escribiendo una historia en nuestras vidas que puede pasar a la próxima generación. Y confiar en Dios con tu linaje puede sonar un poco extraño decirlo, pero me encantan las genealogías en las Escrituras. Son un poco difíciles de leer, pueden ser algo aburridas, y los nombres son difíciles de pronunciar, pero me encanta ver cómo Dios toma a personas desconocidas, personas deshechas, confundidas, personas piadosas, y los une. Escribe una historia que nos impacta, y luego usa nuestras vidas para impactar la de otra persona.
Y ves eso en tu familia, Tom. Y creo que para muchas personas la familia es algo doloroso. No es algo fácil. Hay muchas reuniones familiares de los Elliff que son buenas, pero sé, Tom, que en tu familia también han pasado situaciones muy difíciles, providencias difíciles.
Tom: Sí, así es.
Nancy: ¿Puedes hablarnos un poco sobre tu papá? Esa fue una providencia dura en tu vida.
Tom: Bueno, mi papá fue un ministro y el héroe de toda nuestra familia. Sin embargo, hubo un momento en que él me dijo que llegó a un punto en su ministerio en el que vivía en automático, y que falló en darse cuenta de que ese es el pan de cada día (y ojalá pudiera enfatizar más, que definitivamente ese es el pan de cada día). Y también me dijo: «Tom, yo estudiaba y predicaba la Palabra de manera mecánica mientras iba de un lugar a otro».
Y en medio de eso, mi papá le fue infiel a mi madre y finalmente la dejó y se casó con otra mujer.
Nancy: Y eso fue durante de años de ministerio fiel.
Tom: Ambos tenían sesenta y cinco años cuando eso sucedió, y llevaban casados cuarenta y tres años. No sé si puedes imaginar algo así.
Nancy: Lo recuerdo. Fue tan difícil de creer.
Tom: Sin embargo, el Señor, en Su providencia, trajo a mi papá y a su esposa de vuelta al redil. Y no tenemos tiempo para contar toda la historia, pero quiero mencionar que tuve el privilegio de pastorear a mi papá y a su esposa, después de la muerte de mi madre, durante casi veinte años. Él vivió hasta los noventa y siete años.
Nancy: Dios sacó belleza de las cenizas.
Tom: ¡Absolutamente! Y fue como José le dijo a sus hermanos: «Ustedes pensaron mal contra mí, pero Dios lo usó para bien». Dios quitó el aguijón de ese evento tan terrible y devastador para nosotros con el propósito de enseñarles a miles de personas cómo perdonar, y estoy muy agradecido por eso. Alabo al Señor porque lo que el enemigo pensó para mal, Dios lo usó para bien en Su divina providencia.
Nancy: Recuerdo como tú y tu familia, tus hermanos y hermanas, pasaron por esa temporada cuando no podían ver al hombre restaurado en el que se convertiría tu papá.
Tom: Así es.
Nancy: Y él fue restaurado en arrepentimiento por la gracia de Dios, pero fue un proceso largo.
Tom: Fue un proceso largo, pero fue un proceso por el que estamos sumamente agradecidos, porque es una imagen de la gracia de Dios, y sigue siendo así hasta el día de hoy.
Nancy: Sí. Es una imagen hermosa.
Tom: Y también vimos a Dios sostenernos en medio de tragedias físicas y cosas que simplemente pensarías: aquí termina todo. Pero Dios es más grande que cualquier circunstancia difícil. Detrás de esas nubes oscuras, se encuentra el rostro sonriente de nuestro Señor.
Nancy: Una providencia gozosa.
Y Diana, creo que nosotras como mujeres a veces escuchamos historias como esa y surge una especie de miedo que nos hace pensar: ¿realmente puedo confiarle a Dios mi familia, mi futuro? En Proverbios 31 se habla de esa mujer que sonríe al futuro, pero la historia de ustedes trata sobre personas que pensaban que eran piadosas y se alejaron del camino. Ayer nos hablaste sobre cómo perdiste un bebé semanas antes de su nacimiento, y esa es una tragedia que puede robarnos la paz y hacernos pensar: no quiero que Dios se meta en mi vida.
Así que Diana cuéntanos sobre lo que viene a tu mente cuando piensas en tu caminar con el Señor durante todos estos años, y cómo has animado a otros y has caminado en fe y no en temor cuando se trata de pensar en todas las cosas malas que han pasado, o todas las cosas malas que podrían pasar. Y sé que, como mujeres, nuestra mente está imaginando ahora mismo muchas cosas mientras tenemos esta conversación que pueden llevarnos a cuestionar nuestra confianza en Dios y decir: «Si realmente confío en Dios, ¿qué me sucederá?».
Diana: Sí.
Nancy: Y dudar de la providencia de Dios puede llenarte de temor.
Diana: Así es. Bueno, lo que viene a mi mente es esto: es muy importante para nosotros, como creyentes, caminar con Cristo hoy y caminar con Él mañana antes de que llegue la tormenta, porque las tormentas vendrán. La pérdida de mi hija y mi difunto esposo muy probablemente no será la última tormenta que tenga o la última persona o personas que pierda en esta vida.
Nancy: Y para aquellas de nuestras oyentes que no escucharon esa parte de la historia, tu primer esposo tenía la enfermedad de ELA.
Diana: Sí.
Nancy: Que es una enfermedad terrible, como la de Jeannie, como el cáncer.
Diana: Sí.
Nancy: Y algunas de nosotras hemos visto a personas atravesar la enfermedad de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Y esa es una tormenta difícil en la que es fácil dejarse llevar por el temor.
Diana: Totalmente. Recuerdo el día que fuimos al médico, un nuevo médico, para tratar de averiguar qué estaba pasando con Wayne. Él comenzó a perder peso, así que el doctor dijo: «Aliméntalo con esto. Dale esto. Prepara batidos». Estaba haciendo todo eso, pero él seguía perdiendo peso.
Entonces fuimos con un médico internista y él nos dijo: «Creo que tienes una enfermedad neurológica».
Pero no sabíamos cuál era esa enfermedad, y el médico internista tampoco lo sabía. Luego dijo: «Haremos análisis de sangre».
Así que hicimos eso. Y ese día, cuando llegamos a casa después del hospital, me arrodillé junto a mi esposo. Él se sentó en una silla y su brazo izquierdo estaba más cerca del mío. Envolví mis brazos y alrededor del suyo, lo miré a la cara y comencé a llorar, algo que es muy inusual en mí. Mis hijos casi nunca me han visto llorar porque simplemente no hago eso. Y mi esposo probablemente estaba sorprendido porque no me había visto llorar mucho. Me eché a llorar y le dije: «No puedo vivir mi vida sin ti». Y luego lloramos juntos.
Pero la gracia de Dios fue suficiente en ese momento y continuamos. Hice la cena esa noche, me levanté al día siguiente y pasé el día con él. Al segundo día de escuchar esa noticia, la voz apacible de Dios llegó a mi corazón con estas palabras: «Wayne Barber no es tu señor. Jesucristo es tu Señor. Él nunca te dejará ni te abandonará». Y eso realmente me llamó la atención porque Dios en ese momento, a través de Su Palabra, me reveló que Su voluntad es perfecta.
Así que hablé con mi esposo esa tarde. Le dije: «Sabes, cuando la Biblia dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, no importa en qué dirección vayan las cosas, tenemos que volver a esa verdad». Pude decirle eso porque él me lo enseñó de una manera tan hermosa durante esos años a través de sus predicaciones como pastor. Le dije: «Tenemos que volver a lo que Dios dice. Y cada vez que me desvíe por miedo, debo volver a la Palabra de Dios y prestar atención a lo que Él tiene que decirme».
Eso se convirtió en nuestro tema de conversación. Yo diría: «Este es el momento en que debemos recordar que la Palabra de Dios es verdad, y si Él te sana, diremos: “Te alabamos, Señor. Tu voluntad es buena, agradable y perfecta”. Pero si Él no lo hace, aun así debemos decir: “Dios, Tu voluntad es buena, agradable y perfecta”».
Esas fueron las cosas que me ayudaron a salir adelante. Y una vez que eso se afirmó en mi corazón y en el corazón de Wayne, pude concentrarme en cuidar de él y caminar bien frente a nuestros hijos en esa dura tormenta. Yo quería que ellos vieran cómo Dios nos fortalecía; y definitivamente, Dios proveyó fortaleza para los dos.
Nancy: Entonces Dios estaba escribiendo una historia en la vida de tu esposo.
Diana: Así es.
Nancy: El Señor estaba escribiendo una historia en tu vida y una historia en la vida de tus hijos; y no sabemos en quién más. Yo creo que la paz llega en medio de la tormenta. Y como dijiste, Diana, ustedes se habían estado preparando, estaban confiando en Dios y caminando con Él. Pero la paz llega cuando vivimos con las manos abiertas. ¿No es así?
Diana: Sí.
Nancy: Renunciar, diciendo: «Dios, tu voluntad es buena y perfecta, incluso si no la entiendo o no tiene ningún sentido para mí».
Diana: Cierto. Y así como diría Tom sobre su encantadora esposa, Jeannie, yo puedo decir esto de Wayne: no quería que se fuera. No quería que Dios lo llamara a casa en ese momento de mi vida. Tom y Jeannie eran mejores amigos, y Wayne era mi mejor amigo. Disfrutábamos de la compañía uno del otro. Él me solía decir: «Es tan bueno estacionarse, guardar el automóvil en el garaje, cerrar la puerta y entrar a nuestro lugar de refugio».
Pero el Señor me sostuvo a través de esa dura tormenta, y el momento en el que más he experimentado la paz de Dios fue el día que estuve de pie en el cementerio. Mis hijos estaban ahí. Mis hermanos, hermanas y mi mamá estaban allí; mi papá ya estaba con el Señor para ese tiempo.
Me quedé allí ese día, y sabía que Dios estaba conmigo. Yo nunca había estado tan tranquila en toda mi vida como en ese momento. Agradecí al Señor ese día y le dije: «Señor, gracias, porque Tu gracia es realmente suficiente para mí».
Nancy: Y no tienes esa experiencia hasta que estás en el lugar donde realmente necesitas la gracia de Dios.
Diana: Tienes toda la razón.
Tom: Entonces, surge la pregunta: ¿Cómo vamos a aprender las profundidades de la gracia de Dios sin dificultades? Muchos de nosotros tenemos la creencia de que «si Dios es soberano y providente, de alguna manera está obligado a ayudarme a salir de esta vida ileso», cuando la realidad es que esas cicatrices son las que me llevan a Él y producen en mí el fruto del Espíritu.
Amy Carmichael dijo:
«¿No tienes ninguna cicatriz?
¿Ninguna oculta en pies, costado o manos?
Te escucho cantar como grande en la tierra
Escucho como alaban tus triunfos
¿No tienes ninguna cicatriz?
¿No tienes ninguna herida?
Yo si fui herido por los arqueros, cansado
me recostaron contra un árbol para morir;
Rodeado de bestias rapaces, sucumbí
¿No tienes ninguna herida?
¿Ninguna herida? ¿Ninguna cicatriz?
Pues como su Amo el siervo habrá de ser,
y heridos son los Pies del que me sigue;
pero los tuyos están enteros.
¿Podemos llegar lejos en pos del Salvador,
los que no tenemos heridas ni cicatrices?».
Seguir a Cristo implica ver Su mano de gracia amorosa y providencial en los tiempos difíciles, así como en los buenos.
Nancy: Y el hecho es que todo el mundo pasa por momentos difíciles. Sé que muchos de nosotros conocemos la historia de Joni Eareckson Tada. Ella tiene un poco más de sesenta años con un sufrimiento físico. Y, por supuesto, no todas las personas experimentan un sufrimiento físico, pero todos pasamos por situaciones difíciles. Y hay circunstancias difíciles que para algunos no son gran cosa, pero cuando las experimentamos, lo son realmente.
Pero la pregunta no es si tendremos tiempos difíciles. Vivimos en un mundo roto y caído que está dañado por el pecado y la rebelión contra Dios, así que todos experimentamos las consecuencias de eso.
La pregunta es: ¿Cuál será mi perspectiva y cómo voy a responderle a Dios cuando la historia que está escribiendo para mi vida involucra cosas difíciles?
Tom: Exactamente.
Nancy: Y es realmente algo duro y doloroso perder un hijo, perder una pareja; son pérdidas enormes y difíciles. Pero Tom, vi a tu familia pasar por la pérdida de dos hogares.
Tom: Hace unos años llevamos a nuestros hijos de regreso a Camboya, y nos sentamos con algunos amigos nuestros mientras estábamos de vacaciones en Hawái (fuimos invitados por esos amigos). Y yo dije: «Jeannie y yo le estamos pidiendo al Señor que nos muestre cómo simplificar nuestro estilo de vida».
Luego de decir eso, mi teléfono celular comenzó a sonar y respondí. Era el pastor ejecutivo de la iglesia que pastoreaba en la ciudad de Oklahoma. Él dijo: «Tu casa se quemó». Yo simplemente me reí.
Le dije: «¿Es una broma?»
Y él dijo: «No. Lo digo en serio»
Le dije: «Bueno, conozco al jefe de bomberos».
Y él dijo: «Espera, lo pondré al teléfono».
Y efectivamente, nuestra casa se había quemado completamente. Pero nunca derramamos una lágrima por eso; literalmente nunca lo hicimos. De todos modos, todo se quemará algún día.
Nancy: Espera un momento, ¿Jeannie reaccionó igual que tú?
Tom: Sí. Y lo repito: todo se va a quemar de todas maneras. Todo se quemará un día.
Nancy: Bueno Tom, tú eres un hombre muy centrado. Pero dime algo, ¿Jeannie sintió alguna tristeza o temor al escuchar esa noticia? Es decir, los hombres también tienen sentimientos. Pero, ¿en ese momento no pensaron quizás en las cosas preciadas que tenían allí? ¿O quizás pensaron en si estaba bien derramar unas cuantas lágrimas? Solo pregunto.
Tom: Bueno, estoy seguro de que sí. Sin embargo, Jeannie no lloró.
En el avión de regreso a casa, ella me dijo: «Sabes, supongo que lo único que más extrañaré serán nuestras fotos». Pero cuando llegamos a casa descubrimos que nuestra hija había ido allí mientras el incendio era más intenso, y encontró a un miembro de nuestra iglesia que pertenecía al departamento de bomberos. Luego ella le dijo: «Sé dónde están todas las fotografías de mi familia». Así que, él entró a la casa y las sacó por la ventana. Todas las fotografías se salvaron, pero eso fue todo.
Y te diré una cosa Nancy: pensé en todos esos trofeos de grandes juegos que, como hombre, había coleccionado y puesto en la entrada de nuestra casa. Algunos de ellos eran de África y lugares donde habíamos vivido.
Luego que apagaran el fuego, entré a la galería y no había nada más que cenizas y un lente de vidrio. Y Jeannie bromeó: «Eso es lo que Dios piensa de tus trofeos». Yo no tuve el mismo sentimiento. Sin embargo, todo se quemará de todas maneras.
Nos mudamos a una casa el 21 de febrero de 1999 que nuestra compañía de seguros nos proporcionó casi de inmediato. Y luego, el 3 de mayo de ese mismo año, esa misma casa fue destruida por un tornado.
Nancy: Recuerdo ese tornado.
Tom: Sí. La providencia de Dios. No perdimos mucho porque no teníamos nada que perder en esa casa. Acabábamos de alquilar algunos muebles y teníamos ropa nueva.
Y, sin embargo, eso me dio entrada al corazón y sentirme identificado con ochenta y cinco miembros de nuestra iglesia que habían perdido sus hogares. Y sin tener que preocuparme por mi hogar, aún podía decir: «Sí, lo sé. Eso también me sucedió a mí».
Y ellos podían decir: «Sabemos que nos comprendes, hermano Tom».
Pero todo fue por la providencia de Dios; Dios siempre estuvo a cargo.
Nancy: Recuerdo escucharte hablar en el funeral de Jeannie sobre cómo, habiendo perdido a tu esposa, pensabas en las personas que habías ministrado que habían perdido a alguien, y que ahora tenías una visión totalmente diferente.
Tom: Oh sí, totalmente diferente. De hecho, creo que en el servicio dije que me gustaría reunir a todos los que había tratado de ministrar a lo largo de los años diciéndoles: «Dios te bendiga. Oraré por ti». Yo intenté consolarlos. Realmente me encantaría reunirlos a todos, ponerlos en una habitación grande, abrazarlos con fuerza y decirles: «No tenía idea de lo que estabas atravesando, pero ahora lo sé».
Nancy: Y como pastor, ahora cuidas de manera diferente a las personas.
Tom: Por supuesto. Lo veo todo con ojos diferentes, y estoy agradecido por ello. Diana dijo hace unos momentos: «Mis hijos no me vieron llorar. Mi familia no me vio llorar». Pero debo decir que ese evento de tener un esposo que, después de un largo recorrido de esa enfermedad tan difícil, se va a casa con el Señor, ella no puede simplemente decir: «Ya no lloro y tampoco siento nada». No. Al contrario, cuando queremos llorar, lo hacemos. Así que la abrazo y la sostengo en mis brazos mientras ella quiere llorar.
Diana: Y ahora que Tom menciona eso, hace un tiempo estábamos viendo una película. Ni siquiera recuerdo de qué trataba, pero había una parte triste donde alguien murió. Empecé a llorar porque me recordó la muerte de mi primer esposo Wayne. Puse mi mano sobre un costado de mi cara, porque no quería que Tom me viera llorando. Pero lo miré y pensé: «Creo que él también está llorando».
Y los dos nos miramos, y él dijo: «Es difícil, ¿no?».
Y yo dije: «Sí. Es muy difícil».
Nos pusimos de pie y nos abrazamos. Él lloraba por la pérdida de Jeannie. Yo lloraba por la pérdida de Wayne.
Tom: Y tengo que decir que Diana y yo nos amamos genuinamente, pero aun así podemos llorar por eso.
Nancy: Es como cuando Jesús lloró ante la tumba de su amigo, de Lázaro.
Diana: Así es.
Nancy: Aquellos de nosotros que hemos tenido una crianza sólida y piadosa y hemos tenido un fundamento en el evangelio, a veces necesitamos experimentar el dolor para poder ser tiernos de corazón.
Los tres somos maestros de la Biblia, y siempre estamos instruyendo a las personas en la Palabra y los caminos de Dios. Pero son los funerales por los que ha pasado mi familia, probablemente más que cualquier otra cosa, los que me han dado la capacidad de llorar con los que lloran de una manera distinta.
Cuando leo la Biblia veo la ternura de Cristo. Y veo en las Escrituras que como creyentes estamos llamados a ser tiernos y compasivos, pero ¿qué es lo que puede producir en nosotros esa ternura y compasión?
Tom: Bueno, mencionaste hace un momento ese pasaje en 2.ª Corintios 1 que dice: «el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios» (v. 4).
Hay beneficio y provecho en el dolor porque me permite consolar a otros también. Sin embargo, queremos vivir vidas libres de dolor; simplemente no lo queremos. Pero una vez que esa ola pasa, descubres que eres una persona diferente, y por la gracia de Dios puedes ser diferente para bien.
Débora: Tom y Diana Elliff han estado conversando con Nancy sobre algunas de las temporadas de dolor en sus vidas y mostrándonos por qué podemos confiar en Dios en medio del sufrimiento.
Si estás atravesando una temporada de dolor en este momento, Tom Elliff te ha estado dando una perspectiva valiosa: Dios puede tomar el dolor por el que estás pasando y usarlo para ayudar y ser de ánimo a otras personas.
El 2024 está por terminarse, el Señor nos ha permitido probar Su fidelidad y cuidado. Antes de que termine el año, queremos animarte a considerar qué plan de lectura bíblica anual harás este próximo 2025. Creemos que la Palabra de Dios es luz que ilumina nuestro camino y nos guía hacia Cristo. Ser intencionales en conocer a nuestro Señor a través de Su Palabra este próximo año es una de las mejores cosas en las que nos podemos invertir.
Aviva Nuestros Corazones cuenta con 2 planes de lectura de la Biblia en un año, «Mujer Verdadera 365 canónico» el cual consiste en leer toda la Biblia en el orden en que está escrito el canon y «Mujer Verdadera 365 cronológico» el cual consiste en leer toda la Biblia según el orden en el que se dieron los hechos históricamente. Y queremos compartir contigo que el plan de lectura Mujer Verdadera 365 cronológico tendrá una serie de nuevos recursos gratuitos que no te puedes perder.
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Mañana escucharemos cómo Dios orquestó los eventos para que dos personas que estaban convencidas de que nunca se volverían a casar después de que sus parejas murieran, se volvieran a casar. Te esperamos para continuar esta historia, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Ayudándote a ver a Dios trabajando en tu historia, Aviva Nuestros Corazones ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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