Buscando huellas de bendiciones
Nancy DeMoss Wolgemuth: Con nosotras el pastor Sam Crabtree.
Pastor Sam Crabtree: Cuando creces en agradecimiento, automáticamente reduce tu envidia o tu ansiedad o un montón de otras cosas porque es prácticamente imposible ser agradecido y envidioso al mismo tiempo. Es casi imposible ser agradecido y estar ansioso al mismo tiempo. O piensa esto: Es casi imposible ser agradecido y tener pensamientos suicidas al mismo tiempo.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, ya estamos en noviembre y aquí en Estados Unidos acabamos de celebrar el Día de Acción de Gracias. Nuestros amigos en Canadá lo festejan antes que nosotros: lo hicieron el mes pasado. Pero como creyentes, cada día debe ser un día de acción de gracias, ¿no es así?
De hecho, recientemente he estado profundizando en el libro de Colosenses, y es asombroso …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Con nosotras el pastor Sam Crabtree.
Pastor Sam Crabtree: Cuando creces en agradecimiento, automáticamente reduce tu envidia o tu ansiedad o un montón de otras cosas porque es prácticamente imposible ser agradecido y envidioso al mismo tiempo. Es casi imposible ser agradecido y estar ansioso al mismo tiempo. O piensa esto: Es casi imposible ser agradecido y tener pensamientos suicidas al mismo tiempo.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, ya estamos en noviembre y aquí en Estados Unidos acabamos de celebrar el Día de Acción de Gracias. Nuestros amigos en Canadá lo festejan antes que nosotros: lo hicieron el mes pasado. Pero como creyentes, cada día debe ser un día de acción de gracias, ¿no es así?
De hecho, recientemente he estado profundizando en el libro de Colosenses, y es asombroso cuántas veces Pablo les habla a estos creyentes del agradecimiento, de la gratitud. Él dice en el capítulo 1, versículo 3: «Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes».
Luego habla de tener gran resistencia y paciencia «dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz» (1:12).
Y después en el capítulo 2 dice que debemos estar «rebosando (o abundando) de gratitud» (v.7).
En el capítulo 3 continúa diciendo, «…cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. Y todo lo que hagan…háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre» (vv.16-17).
Y finalmente en el capítulo 4 dice: «Perseveren en la oración, velando en ella con acción de gracias» (v.2).
Este tema de la gratitud es algo muy importante para Dios, y debe ser muy importante para nosotros. Pero practicar la gratitud no nos viene de forma natural. Creo que es más natural enfocarnos en lo que no tenemos que dar gracias a Dios por lo que sí tenemos. Pero creo que una evidencia de que Dios está trabajando en nosotras, de que nos ha hecho nuevas criaturas, es un corazón agradecido, aún en tiempos difíciles.
Y con el propósito de ayudarnos a desarrollar esta actitud de gratitud tenemos con nosotros al pastor y autor Sam Crabtree.
La primera conexión que tuve con Sam fue en los comienzos de Revive Our Hearts, cuando él escribió una carta que nunca he olvidado. La escribió para agradecerme por una carta que envié a nuestros colaboradores del ministerio. Él identificaba cosas específicas en mi carta por las cuales estaba agradecido. Bueno, ese fue el comienzo de una amistad, y el corazón agradecido de Sam ha sido de gran aliento para mí a través de los años.
Por eso me encantó saber que el pastor Crabtree estaba escribiendo un libro acerca de este tema. Se llama, Practicando la gratitud, cultivando un corazón agradecido en toda circunstancia (disponible en inglés).
Recientemente, Dannah Gresh conversó con Sam acerca de algunos de los principios que se encuentran en ese libro y de por qué es tan importante esta cualidad de la gratitud. Si te perdiste la primera parte de esta conversación, encuéntrala en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones, o en avivanuestroscorazones.com
Ahora escuchemos la segunda parte de esa conversación.
Dannah: Hoy en Aviva Nuestros Corazones estamos hablando de la gratitud, y en caso de que estés a punto de hacer otra cosa, mejor no lo hagas porque esto se pondrá bueno. Los estudios revelan algunos beneficios verdaderamente importantes como resultado de ser agradecido.
Ayer hablamos un poco acerca de esto, del por qué, y del qué de la gratitud. Pero hoy queremos hablar acerca del cómo. ¿Cómo practicamos la gratitud?
Hola de nuevo, pastor Sam.
Pastor Sam: Hola, y gracias otra vez por la oportunidad.
Dannah: Bueno, me he estado preguntando: ¿Por qué escogiste el título, Practicando la gratitud? ¿Qué es eso de «practicar»?
Pastor Sam: Hay una diferencia entresolamente tener ese sentimiento de, «tengo una deuda de gratitud con alguien», y haceralgo al respecto. Creo que tiene un efecto en el mundo cuando practicamos la gratitud. Afecta las relaciones, horizontalmente. Las personas crecen más cuando son más agradecidas, cuando practican la gratitud –no solo la sienten, sino que hacen algo con lo que sienten.
Y esto intensifica una de las habilidades más preciosas de la vida, la de maravillarse ante lo que es maravilloso. Maravillarnos es uno de los placeres más sublimes. Cuando intencionalmente empiezo a pensar, «¿por qué cosas debería estar agradecido?», empiezo a identificarlas. Y disfruto esas cosas. Ayer, mencionamos el amanecer. Disfrutamos más las cosas cuando expresamos nuestro agradecimiento por ellas.
La gratitud me libera para tener contentamiento y no estar insatisfecho porque hay una gran variedad de cosas en mi vida por las que me podría quejar, ¡eso es increíble! Vivimos en un mundo caído, así que muchas cosas se deterioran y están arruinadas por el pecado. Eso puede impedir que yo tenga contentamiento. Pero «la piedad, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento» (1 Tim. 6:6). ¿Por qué despreciaría la ganancia? Así que una de las formas de crecer en contentamiento es practicándolo. Me preguntaste por qué llamamos al libro, Practicando la gratitud.
Bueno, el agradecimiento a Dios significa desarrollar la capacidad de ver más de Sus propósitos. Si puedo ver lo que Él está haciendo, puedo ver a dónde está apuntando. Y si puedo ver mejor hacia dónde está apuntando –mi santificación y el que me parezca más a Cristo– puedo ser más agradecido por los medios que está usando para llevarme allí. Por eso tenemos que practicar, para poder trabajar en ello. Es como un músculo que podemos fortalecer.
Dannah: Hoy vamos a ejercitar ese músculo. Eso es lo que vamos a hacer.
Y quiero comenzar con la siguiente pregunta –y supongo que es posible que haya una razón por la cual no practicamos la gratitud, que haya algunas cosas que nos impiden ser agradecidos, pero, ¿qué necesitamos quitar del camino para poder practicar la gratitud?
Pastor Sam: Esa es una buena pregunta y además práctica. Para empezar, estamos ocupados. Andamos por la vida a un ritmo apresurado y no pausamos para escribirle una nota de agradecimiento a alguien o para darle las gracias al cajero o agradecerle a Dios en una breve oración. Simplemente estamos ocupados.
Además de estar ocupados, estamos ciegos. Sencillamente no le vemos el valor. No vemos las bendiciones en nuestras vidas ni el beneficio de llamar bendición a las bendiciones. No nos sale naturalmente un, «¡wow, eso es algo bueno! Eso fue un regalo de Dios».
Otro ejemplo y acerca del cual probablemente no podemos hacer mucho es que tenemos escasos ejemplos. Si hemos vivido alrededor de personas irritables, malagradecidas, que dan las cosas por sentado y son egoístas, y hacen berrinche por todo, no podemos hacer mucho. Pero sí podemos buscar estar cerca de gente que sea agradecida o quizás leer biografías de gente que lo fue.
Otra razón por la cual fallamos es por nuestras expectativas. Vemos tantas cosas que no son tan buenas como podrían serlo. Nos concentramos en cómo el sermón del pastor pudo haber sido mejor, y en el libro que pudo haber sido mejor, y en nuestro hijo que pudo haber tenido su cuarto más ordenado, y la lista continúa. Podemos ver lo que falta, en vez de ver lo que está ahí, lo que estuvo bien, lo que fue de beneficio.
Y otra razón –y esta es una que asusta– es la muerte espiritual. Sencillamente no estamos vivos a lo que Dios está haciendo alrededor de nosotros todo el tiempo. La gente ciega puede estar viva, pero la gente muerta no ve, no quiere ver, porque está muerta.
Y Dannah, un motivo por el que no somos agradecidos es porque la Palabra de Dios no mora en nosotros. No somos tan bíblicos como sería útil. Déjame darte un texto para esto.
Se encuentra en Colosenses 3: «Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias (con agradecimiento, con gratitud) en sus corazones. Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre» (vv.16-17).
Así que la falta de la Palabra es una razón por la cual no soy tan agradecido como debería. Sencillamente no estoy tan inmerso en la Escritura como debería. Una verdad es que nuestros corazones giran en torno a la Palabra de Dios. Cuando la Palabra de Dios llega a mí, mi alma puede tomar una dirección muy diferente a la que tenía.
Así que esas son algunas razones por las cuales no somos tan agradecidos como deberíamos serlo.
Dannah: Me parece que empezaste diciendo que la primera razón es el exceso de ocupaciones. Pensé, uy, yo me siento así. Siento que el Señor siempre me está dando convicción de encontrar cómo crear espacio en mi vida para tener paz, para tener tiempo de decirle «gracias» a la gente, para escribir esas notas de agradecimiento.
Y luego terminaste con estar en la Palabra. Creo que los días que estoy en la Palabra, toda mi vida se desacelera. Cuando empiezo mi día en la Palabra de Dios, (hay días en los que lo hago con prisa, no tomo tiempo para meditar, no estudio), soy una persona diferente esos días.
Cuando me salto ese tiempo con el Señor, ando apurada. Ando de prisa. Estoy estresada. Estoy ansiosa. Supongo que esa es quien soy realmente sin la Palabra de Dios limpiando mi corazón.
Pero los días que estoy en la Palabra, el exceso de ocupación es uno de los primeros síntomas que se calman porque en lugar de decir, «tengo que hacer esto, tengo que hacer esta otra cosa», pienso, «Señor, ¿qué quieres que haga hoy?» Su yugo siempre es mucho más fácil que el mío. Quisiera ya saber cómo funciona eso, pero después de tantos años, todavía estoy aprendiendo.
Pastor Sam: Tienes razón. Y esos momentos diarios en la Palabra no solo me dan la información, la guía que necesito y ese tipo de cosas, sino que uno de los aspectos de estar en la Palabra que me ha motivado a través de los años es que la Escritura es alimento. Nutre mi alma.
Y puede que no haya obtenido nueva información en mi devocional esta mañana. Puede que no haya ocurrido un gran descubrimiento transformador. Pero es alimento para mi alma. Es energía para mi espíritu durante el día. Necesito comer. Necesito alimentarme.
Dannah: Sí. Eso me hace pensar enel momento en que mi esposo y yo nos sentamos a la mesa cada noche –estamos en la etapa del nido vacío– y cenamos juntos. Bárbara Rainey de hecho me dijo, «cena con tu esposo. Se volverá más difícil hacerlo ahora que ya no tienen niños a quienes necesiten sentar a la mesa». Y esto no es solo porque mi cuerpo necesite la comida que ingiero, sino porque nuestra relación necesita el cuidado de esos quince, veinte o treinta minutos en los que conversamos y nos vemos. Nuestra relación con Jesús necesita de ese cuidado –ese tiempo con Él es muy importante.
Pastor Sam: Es verdad. Hay una comunicación real, una dinámica de comunicación que agrega valor a nuestra relación y que falta si no me siento y como con Él –me alimento de las Escrituras.
Dannah: Así que, esas son algunas cosas que pueden estar impidiéndonos ser agradecidas. Pero, ¿qué necesitamos para empezar verdaderamente a poner en marcha la gratitud, para ser intencionales con respecto a esta en nuestras vidas?
Pastor Sam: Bueno, si reconozco que quiero crecer, que necesito crecer en esta área, creo que una de las primeras cosas que puedo hacer es simplemente pedirle ayuda a Dios. Solo decir, «Señor, quiero ser más agradecido. Ayúdame a ser más agradecido. Ayúdame a estar atento a las cosas que estás haciendo a mi alrededor».
Hace algunos años teníamos una mujer joven en nuestra congregación. Era la capitana del equipo de baloncesto de mujeres de la Universidad de Minnesota. Su nombre era Brittney McCoy. Durante un año ella tomó una foto cada día de algo por lo que estuviera agradecida y por lo que no hubiera dado gracias antes. Y pensé, ¡qué gran idea! ¡Qué forma tan práctica en respuesta a la petición a Dios de «hazme ser más agradecida», que ella sacara su cámara y buscara algo por lo cual estar agradecida cada día.
Ahora, hay cosas por las que estamos agradecidos que no podemos capturar en una foto –el amor, la justificación, la propiciación. Hay una gran cantidad de cosas que no puedes capturar con la cámara de tu celular, pero hay una enorme cantidad de las que sí. Así que, yo empezaría con esa petición.
Hay otro lado de esa moneda, y pienso que es útil advertirme a mí mismo de las consecuencias de fallar en darle a Dios la gloria que merece, por ejemplo:
- Me convertiré en un viejo gruñón
- Descubriré que estoy dando por sentado a Dios
- Estoy muerto en lo que respecta a Dios
- Estoy permaneciendo inmaduro
- Me estoy volviendo desagradable, mi corazón se está endureciendo y quizás estoy siendo presumido, altivo y amargado
Hay una serie de consecuencias causadas por la falta de gratitud. Definitivamente necesito advertirme a mí mismo. Y eso puede motivarme a ser más agradecido.
Aquí hay una más: Necesito pensar en Sus promesas y en Sus «maravillosas obras a mi favor». Alguien dijo (me gustaría dar el debido crédito, pero no puedo recordar quién lo dijo), «aquellos que piensan, son agradecidos». Si pensamos, agradeceremos.
Sé que fue Tripper Longman quien dijo: «La verdadera diferencia entre un cristiano y alguien que no lo es, es que el primero es agradecido con Dios».
Hace poco estaba entrevistando a una mujer de China que quería hacerse miembro de nuestra iglesia. Ella dijo que antes de convertirse en creyente (esto es una generalización suya, su observación), podía saber quiénes eran cristianos porque eran agradecidos. ¿No les parece una generalización significativa? ¿Personas agradecidas? Esos son los cristianos.
Dannah: Eso es hermoso.
Pastor Sam: Sí. Me conmueve.
Otra forma de crecer en gratitud es asimilando las Escrituras. Otra más es diciendo «amén» a la gratitud de otros. Cuando alguien aprecia algo, puedes decir, «ah, sí. Eso es bueno. Estoy de acuerdo. Sí, bien dicho».
Dannah: ¡Y estoy totalmente de acuerdo!
Pastor Sam: Puedes decir, «sí, puedo notarlo también».
Otra forma de crecer en agradecimiento es –y aquí regresamos al título del libro– la práctica consciente del agradecimiento. Solo practícala. Solo decide que puedes levantarte en la mañana y hacerlo.
Esto me ayuda tanto. Digamos que estás luchando con…vaya, podríamos escoger cualquier cosa…digamos, la envidia. No quieres ser envidiosa. O la ansiedad. No quieres tener ansiedad. No puedes simplemente darte una orden, «bueno, no seas envidiosa», o «no seas ansiosa». Eso no funciona.
Más bien háblate a ti misma, «sé agradecida. Busca algo por lo cual estar agradecida». Cuando creces en agradecimiento, automáticamente reduce tu envidia o tu ansiedad o un montón de otras cosas porque es prácticamente imposible ser agradecido y envidioso al mismo tiempo. Es casi imposible ser agradecido y estar ansioso al mismo tiempo. O piensa esto: Es casi imposible ser agradecido y tener pensamientos suicidas al mismo tiempo.
Dannah: Bueno, Dios nos pide que lo adoremos y dirijamos nuestra gratitud hacia Él. Sus mandamientos son para nuestro bienestar. Son para nuestro bien. Cuando somos agradecidas, realmente se redireccionan las cosas, ¿no es así?
Pastor Sam: Bueno, me ayuda a centrar mi atención. Yo animo a la gente, me animo a mí mismo, a agradecer de manera específica. Así que en lugar de agradecer a Dios de manera general, «gracias por esta comida», sé específica. «Gracias, Señor, por el brócoli y por la forma en que has posicionado ese sol allá a 93 millones de millas de distancia, para que resplandezca sobre el campo cultivado de brócoli de alguien. Tú enviaste la lluvia y pusiste esa tierra ahí. Te agradezco por todo. Y ahora mi cuerpo se puede nutrir de este brócoli».
O puedes tomar una hamburguesa que estés comiendo y decir: «Tú nutres el pasto a través del sol. Tu creación de la fotosíntesis combina el sol con el agua y el dióxido de carbono que se encuentra en el aire. Tú hiciste el pasto que fue consumido por una vaca que tiene cuatro estómagos, en los cuales se digirió todo y se convirtió en una hamburguesa para mí. Gracias».
Así que veo el rastro de las bendiciones de Dios a través de los detalles relacionados a esa carne en la hamburguesa. En lugar de solo decir, «gracias por la comida», y ese tipo de cosas. Esas oraciones están bien también, tienen su lugar, pero buscar lo específico me ayuda a ser más agradecido.
Dannah: Así es.
Pastor Sam: ¿Alguna vez le has agradecido a Dios por tus párpados y por lo que hacen por ti?
Dannah: No, en realidad no. Probablemente terminaré haciéndolo hoy o mañana. Pero no, nunca lo he hecho.
Pastor Sam: Realmente, sin tus párpados, en cuestión de minutos, podrías experimentar muchísimo dolor. Habría lagrimeo copioso. Tu visión se volvería extremadamente borrosa. Y en cuestión de días, estarías ciega y con una infección. Te podrías volver loca por no tener párpados. Y sin embargo, ¿quién de nosotros dice, «gracias, Señor, por mis párpados»? Nos dio un par de ellos…no solo uno. ¡Nos dio dos!
Dannah: Buen punto.
Estás hablando en términos muy prácticos, muy específicos. Eso me hace… Bueno, volviendo a la mujer asiática que decías que daba testimonio de que lo que notaba en los cristianos era su agradecimiento…esperemos que eso haya sido parte de lo que la atrajo a Cristo.
¿Qué pasaría si obtuviéramos nuestro agradecimiento en términos de traer a la gente a los pies de Jesús? Es decir, ¿cómo verían a Jesús en nosotros si hiciéramos eso?
En tu libro, tienes 100 formas de ser agradecido, y son fascinantes. Quiero solo hacer un repaso de algunas de estas de manera aleatoria, porque quiero traerles un reto a las que nos están escuchando.
Escojan solo una de estas cosas y luego háganla. Estamos hablando de cientos de miles de mujeres que escuchan este programa. Si tan solo practicamos un poco de agradecimiento, ¡qué ejército seríamos testificando de la bondad de Dios conforme le damos el crédito a Él!
Así que repasemos algunas de estas.
Empecemos con la fila que hacemos en una tienda para pagar. Por ejemplo, escribes en tu libro, «al recibir mi tarjeta de crédito del lector de tarjetas, pretendo que la pequeña pantalla dice: “Asegúrate de darle las gracias al cajero por su ayuda e inteligencia"».
¿En verdad haces esto? ¿En verdad te imaginas eso cuando estás en la fila para pagar?
Pastor Sam: Casi siempre lo hago –probablemente el 95% de las veces. Cuando me dan el recibo, pongo mi dedo en la pequeña pantalla donde está el lector de tarjetas de crédito, y digo exactamente ese enunciado que escribí en el libro. «Bueno, aquí dice, “asegúrate de darle las gracias a Roberto por su ayuda e inteligencia”», o cualquiera que sea el nombre del cajero, pues generalmente usan una placa con su nombre.
Obtengo todo tipo de reacciones con eso, todas positivas. Hay risas. Algunas veces los clientes que están detrás de mí se ríen al escuchar. Algunas veces el cajero se inclina y dice, «¿en verdad eso dice ahí?»
Dannah: Me encanta.
Pastor Sam: Eleva la moral en ese ambiente al instante.
Dannah: Sí. Bueno, así que el reto es: Agradécele a tu cajero. Solo agradécele.
Y aquí hay una que me encanta: En tiempos donde celebramos alguna festividad, como la navidad, agradécele a la gente por decorar.
Pastor Sam: ¿No te parece que eso endulza el ambiente? ¿No te parece que eleva la moral? Hay decoraciones extravagantes, seguro que son como, «¿qué? ¿En verdad? ¿Es en serio? ¿Decoras tu jardín con eso?»
Mi esposa decora de forma grandiosa. Justo cambió todas las decoraciones en la casa porque acabamos de cambiar de estación. Le agradecí. Le dije, «tienes un toque especial para esto». Estoy muy agradecido porque yo no podría pensarlo. Lo haría solo para salir del paso, pero ella lo hace. Pienso, «¡eso en realidad ilumina el ambiente aquí!».
Dannah: Me encanta eso. Y sabes, en la medida en que entramos en la época de las festividades en diciembre, la Navidad es una especie de trabajo de medio tiempo para una mujer, con todo lo de la decoración, la envoltura de regalos, la planificación de las comidas, y todo ese tipo de cosas. Así que, qué cosa tan linda bendecir a tus amigos, cristianos o no cristianos, agradeciéndoles por eso.
Y, ¿qué hay de nuestros gobernantes Sam? ¿Cómo podemos agradecerles a ellos? ¿Cuáles son algunas cosas prácticas que podemos hacer para expresar nuestra gratitud?
Pastor Sam: Una de las cosas que me viene a la mente es que antes de agradecerles, tengo que tener claro en mi mente que no necesitan ser perfectos para agradecerles. Incluso pueden ser de un partido político con el cual tengo profundos desacuerdos filosóficos.
Pero repavimentaron esa calle que tenía agujeros, y aprecio eso. Y le dieron mantenimiento al sistema hidráulico de la ciudad para que se mantenga funcionando. Quiero decir, ¿dónde estaríamos sin agua corriente? Y tantas cosas más. Así que no tengo que esperar a que estén de acuerdo conmigo en todo antes de decir, «gracias por su servicio».
Sé que los políticos en todos los niveles reciben críticas, porque esa es una de las pocas cosas en las que los ciudadanos se comunican, cuando hay algo que nos les gusta. Así que, pienso que ayuda afirmar cosas que apreciamos, y no tenemos que comentar sobre todo lo otro que no nos gusta.
Al agradecerles por las cosas que apreciamos podemos ganar una audiencia para ese momento posterior cuando necesitemos decir algo sobre alguna cosa que no está bien. Nos escucharán porque saben que no somos gente que solo se queja, que todo lo que hacemos es quejarnos y reclamar, hacer ruido y protestar.
Dannah: Exacto. Me encantaría que los cristianos fuéramos conocidos por lo que profesamos: la bondad de Dios, la grandeza de Dios, la gracia de Dios, la misericordia de Dios. Y ser agradecidos con nuestros gobernantes respecto a lo que podemos agradecer es algo grandioso.
Pastor Sam: Espero que esto no parezca presumido, Dannah, pero escribí un libro llamado, Practicando la afirmación, que es el otro lado de esa moneda de la crítica. Es el lado de cómo elogiar lo que es digno de elogio donde sea que lo encuentres.
Dannah: Sí. Necesitamos recordar eso siempre, ¿no es así?
Bueno, también quiero que hablemos de los meseros y meseras. ¿Cómo podemos impregnar de gratitud este proceso que a veces es tan automático?
Pastor Sam: Bueno, una de las formas es…en muchos restaurantes, los meseros y meseras llevan una etiqueta con su nombre. Les puedes hablar por su nombre. Y cuando te sirvan la bebida, o lo que sea que te traigan, simplemente les puedes decir, «gracias». Así de sencillo. «Gracias. Lo aprecio».
Al terminar la comida, «gracias por el buen servicio», si te han dado un buen servicio. Puedes dejar una notita con la propina, aunque yo rara vez hago eso.
Dannah, déjame contarte esto: Había dos políticos y uno de ellos dijo, «cada vez que voy a un restaurante, dejo 5 dólares de propina y les digo que voten por mí». Y el otro político dijo, «cada vez que voy a un restaurante, dejo una propina de 5 centavos y les digo que voten por ti».
Dannah: Me hace feliz solo pensar en estas ideas, y en cómo pueden hacer que la gente que no conoce al Señor se sienta feliz cuando percibe nuestra alegría a través de nuestra expresión de agradecimiento. Y ese es el reto que queremos traerles hoy.
Sam, gracias por estar con nosotras durante estos dos días, enseñándonos cómo practicar la gratitud. Estoy agradecida contigo por eso.
Pastor Sam: Eres muy amable y Dios es bueno.
Dannah: Sí lo es, todo el tiempo.
Antes de terminar, me dijiste algo que me gustaría mucho que escucharan nuestras oyentes. Me dijiste que tuviste una cirugía de hombro en octubre del 2020, ¿correcto?
Pastor Sam: Sí. Durante la cirugía me perforaron un pulmón y colapsó. Así que al día siguiente tuve que someterme a una cirugía para ese pulmón. Y estuve en terapia intensiva durante cuatro días, tratando de respirar. Así que, aquí la razón por la que estoy contando esta historia.
Después de salir de la cirugía y de que mi pulmón se restableciera, querían que me realizara una resonancia magnética, o una tomografía, o algo así, donde te deslizan dentro de un tubo. He estado en esa máquina antes, y no tuve problema de claustrofobia ni nada así. Te dicen, «solo colócate los audífonos y escucha música, y estarás bien».
Pero esta vez tenía puesto un cubrebocas por el COVID, y sentía la garganta seca ese día, y tenía una flema horrible en mi garganta, que no podía expulsar. Así que me deslizaron dentro de la máquina, y me dijeron que estaría ahí aproximadamente media hora. Y escuché una voz a través de los audífonos que me dijo: «Respire profundo y aguante la respiración durante cinco segundos u ocho segundos y luego, exhale».
Y estoy empezando a sentir mi garganta más y más seca. Cuando estás ahí dentro, tus manos están abajo a tus costados. Me habían dado un control, lo tenía en mi mano izquierda y lo podía apretar en caso de que me tuvieran que sacar del tubo en caso de que no pudiera soportar más. Nunca había tenido problemas con eso antes.
Pero me empezaron a pedir que aguantara la respiración por períodos más largos –20 segundos. Y cuando aguantas la respiración por 20 segundos, entonces respiras un poco más fuerte– jadeas un poco porque estás recuperando el oxígeno que no estabas procesando y demás… Estoy empezando a sudar. Estoy orando y estoy intentando escuchar la música en los audífonos y no puedo. Estoy desesperado por salir de ahí, y con mi mano izquierda, estoy empezando a acariciar ese control, como, ¿qué bien hace esto?
Se me ocurrió ya al final de esa media hora mientras estuve ahí dentro, que Jesús tuvo un control. En Mateo 26 dice: «¿O piensas que no puedo rogar a Mi Padre, y Él pondría a Mi disposición ahora mismo más de doce legiones de ángeles?»
Creo que eso era lo que estaba orando en el jardín en la noche. Dijo: «¿Habrá alguna forma de no hacer esto? ¿Habrá alguna manera de que esta copa pase de Mí?»
Así que, a la luz del tema de la gratitud, estoy tan agradecido por mi claustrofobia en aquel tubo. Quiero decir, yo estaba ahí acostado con los audífonos puestos. No tenía ningún tipo de clavos atravesando mis manos y pies. No había sido latigado. No me habían golpeado casi hasta la muerte. Y me quería salir. Y pensé cómo Jesús quiso salir y decidió no hacerlo. Y no solo eso, los clavos no lo sujetaron a la cruz, Él sujetó esos clavos a la cruz.
Atesoré aún más la amabilidad de su servicio al final de esa media hora dentro de ese tubo, de tal forma que pude agradecerle a Dios aún por aquella flema en mi garganta y el hecho de que yo no tuviera ningún control, excepto aquel pequeño control remoto que deseaba apretar, pero no lo hice. Tuve una gran gratitud por la obediencia de Jesús y la hermosura de Su fidelidad ante a las dificultades.
Dannah: ¡Wow Sam, que gran testimonio! Muchas gracias por habernos acompañado estos dos días y habernos compartido lo que has escrito y vivido en relación al tema de la gratitud. ¡Ha sido de gran bendición!
Nancy: Has estado escuchando una conversación entre Dannah Gresh y el pastor Sam Crabtree, basada en el libro del pastor Sam (disponible en inglés) titulado, «Practicando la gratitud». Y, definitivamente esto de la gratitud tiene mucho que ver con la práctica. Es algo en lo que tenemos que trabajar, algo sobre lo cual debemos continuar aprendiendo y debemos seguir practicando.
No sé si eres de las personas que acostumbra llevar un presupuesto. Es algo muy útil y hay muchas cosas para las que se puede presupuestar, pero, hay una en particular para la que no se puede. ¿Sabes cuál es? Descúbrelo el lunes en nuestra próxima serie.
Annamarie: Trayéndote enseñanza práctica de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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