Bondad y misericordia: como dos perros ovejeros
Débora: Según el Pastor Colin Smith, nosotras como hijas de Dios no tenemos por qué temer Su ira; y esta es la razón…
Pastor Colin Smith: Jesús bebió la copa de la ira de Dios para que nosotros pudiéramos beber la copa de la bendición de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de octubre de 2024.
No hace mucho, Colin Smith habló en una reunión para todo el personal de Aviva Nuestros Corazones. Él Nos llevó a través del Salmo 23, versículo por versículo. ¡Fue tan alentador!
Y como fue de grande bendición para nosotros, Nancy quiso asegurarse de que también lo compartiéramos con nuestra audiencia, así que lo que estás por escuchar es un vistazo de lo que pudimos escuchar en dicha reunión. El Pastor Collin tiene un ministerio radial llamado Abre la Biblia …
Débora: Según el Pastor Colin Smith, nosotras como hijas de Dios no tenemos por qué temer Su ira; y esta es la razón…
Pastor Colin Smith: Jesús bebió la copa de la ira de Dios para que nosotros pudiéramos beber la copa de la bendición de Dios.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de octubre de 2024.
No hace mucho, Colin Smith habló en una reunión para todo el personal de Aviva Nuestros Corazones. Él Nos llevó a través del Salmo 23, versículo por versículo. ¡Fue tan alentador!
Y como fue de grande bendición para nosotros, Nancy quiso asegurarse de que también lo compartiéramos con nuestra audiencia, así que lo que estás por escuchar es un vistazo de lo que pudimos escuchar en dicha reunión. El Pastor Collin tiene un ministerio radial llamado Abre la Biblia con el Pastor Colin Smith. Puedes escucharlo en su sitio web, en plataformas digitales como YouTube, Spotify y Apple Podcasts, así como en estaciones radiales en los Estados Unidos.
Para que puedas conocerlo un poco más aquí está Nancy, en una conversación con el pastor y autor Colin Smith.
Nancy: Al escuchar al Pastor Colin esta semana, posiblemente querrás escuchar más sobre su pódcast Abre la Biblia e ir a la Palabra de Dios.
Hace veinte años, cuando iniciamos Aviva Nuestros Corazones, durante los primeros años grabamos el programa en Little Rock, Arkansas. Colin vino a predicar a la iglesia a la que yo asistía durante esos años.
Era nueva en lo que hacía, temblaba de miedo, estaba abrumada, necesitaba desesperadamente que el Señor me refrescara y me ayudara a seguir adelante. Todo era tan nuevo. Y al final del servicio, mucha gente hizo una larga fila para ver al pastor Colin Smith y hablar con él.
Esperé hasta el final, subí y me presenté allí en el vestíbulo de la iglesia. Dije: «Me llamo Nancy Leigh DeMoss», ese era mi nombre entonces, «y probablemente no me conozca».
Me dijo: «Te conozco. Tengo entendido que comenzaste este nuevo programa Aviva Nuestros Corazones, y quiero saber ¿cómo le va a tu alma? ¿Cómo te va?».
Él no me habló de sí mismo, ni de su ministerio. Recuerdo su predicación sobre Judas 24 y 25, «El Señor es poderoso para guardarte sin caída».
El mensaje me ministró tanto, pero lo que realmente me ministró fue un hombre fuera de la plataforma, al final de una larga mañana de trabajo ministrando, que me preguntó: «¿Cómo está tu alma?». ¡Y ese es el corazón de un pastor! Él estaba ahí para ministrar los corazones y nosotras hoy debemos ministrar los corazones las unas de las otras.
Débora: Ahora, sin más preámbulos, escuchemos a Colin Smith abrir su Biblia en el Salmo 23.
Pastor Colin: Leamos juntos el Salmo 23 una vez más en esta sesión.
«El Señor es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar.
Junto a aguas de reposo me conduce.
Él restaura mi alma.
Me guía por senderos de justicia
por amor de Su nombre.
Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno,
porque Tú estás conmigo;
Tu vara y Tu cayado
me infunden aliento.
Tú preparas mesa delante de mí
en presencia de mis enemigos;
Has ungido mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán
todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré
por largos días».
La mayor bendición que puedes conocer es ser totalmente propiedad del Hijo de Dios. Espero que lleves contigo esa maravillosa verdad de esta semana que hemos compartido juntos, porque todo el Salmo 23, como hemos estado viendo, es realmente un despliegue de por qué somos tan bendecidos en nuestro Buen Pastor, Jesucristo.
Cuando el Señor es nuestro Pastor, cuando hemos sido comprados y hemos nacido en el rebaño de Dios, entonces el Salvador te guiará, te restaurará y te guardará. Y hoy llegamos a una cuarta bendición que es tuya en Jesucristo, y creo que es maravillosa para que la meditemos juntos en esta última sesión, ¡mientras nos seguimos preparando para servirnos unos a otros!
La cuarta bendición que tenemos en Cristo en este salmo es que el Buen Pastor te alimentará, te sustentará.
Ahora, mi hijo mayor, Andrew, es corredor y ha competido varias veces en una competencia llamada Iron Man. Es una maravilla de contemplar.
El Iron Man es una prueba en la que se comienza nadando tres kilómetros, luego se continúa en bicicleta, unos 180 kilómetros, y por último se corre un maratón completo de 42 kilómetros terminando así la jornada. Es un acontecimiento extraordinario.
Karen y yo hemos estado allí para animarlo. . . Estamos allí entre la multitud mirando esta maravilla y nos preguntamos: «¡¿Cómo hacen estas personas para seguir adelante?!». Y esa es la pregunta que nos planteamos hoy: ¿Cómo seguir adelante? ¿Cómo mantendremos el ritmo en este año de ministerio?
Para algunos de ustedes, es su primer año de ministerio, en este maravilloso ministerio del que han venido a formar parte. Para algunos de ustedes, es su vigésimo primer año, o su cuadragésimo primer año, y siempre nos hacemos esta misma pregunta:
¿Cómo sostendremos el trabajo que Dios nos ha encomendado?
Quiero que nos centremos especialmente en el versículo 5 del Salmo 23, donde David cuenta cómo Dios lo sostuvo. Veremos cómo Dios te sostendrá en el año que tienes por delante.
«Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando» (v. 5)
Ahora bien, Dios a menudo utiliza cosas materiales para hablarnos de manera que podamos entender las cosas espirituales. Y aquí, Dios usa tres cosas que podemos tocar, que podemos ver, que podemos manejar: una mesa, aceite y una copa. Dios las usa para comunicarnos cómo nos alimentará, cómo nos sostendrá.
Así que lo que quiero hacer hoy es muy sencillo, quiero enviarte a un nuevo año de ministerio con el mensaje de la mesa, el aceite y la copa.
Primero, la mesa. «Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos».
Estamos hablando de una comida sofisticada. Así que olvídate de comer comida rápida en el auto, después de pasar por el autoservicio. Nada de eso. Piensa en una cena de Acción de Gracias. Estamos hablando de una mesa elegante; una mesa montada con vajilla y cubiertos.
Decorada con flores, velas y todo lo demás. Alguien ha hecho un gran esfuerzo para preparar la mesa. Y David le dice al Señor: «Tú preparas mesa delante de mí».
Intenta asimilar esta imagen: llegas a casa después de un día duro de trabajo. Estás cansado, fastidiado, te sientes bastante agotado. Y hay alguien en la cocina preparando los alimentos a toda prisa. Y tú dices: «¡Déjame ayudarte!».
Y esta persona dice: «No, no, no, tú siéntate. Deja que yo me encargue».
Entonces, te sientas y esta persona prepara una comida para ti. Cuando está lista, te sientas a la mesa y mientras comes, tus fuerzas se renuevan maravillosamente. Esa es la imagen.
Y David dice: «¡La persona que hace esto por mí es el Señor Dios Todopoderoso en Persona! Tú [Dios] preparas una mesa para mí».
Y nota que usa el tiempo presente. Esto no es algo que Dios hizo hace mucho tiempo; ni siquiera es algo que Dios hace de vez en cuando. Es lo que Dios siempre hace por Su pueblo. «Tú preparas mesa delante de mí».
Ahora, Dios usa esta imagen en las Escrituras para decirnos que así como tu fuerza es renovada cuando comes, así Dios mismo te sostendrá, te alimentará y te nutrirá para que seas capaz de continuar el trabajo que Él te está llamando a hacer. ¡Él te alimentará!
Y observamos que David dice algo más aquí. Él dice: «Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos». Piensa en la vida de David: fue una larga e implacable batalla, ¡realmente lo fue!
En sus primeros años fue despreciado por sus hermanos. ¿Alguien aquí se ha sentido despreciado por sus hermanos alguna vez? De joven fue un fugitivo perseguido por el rey Saúl. Cuando se convirtió en rey, heredó un reino dividido y la mayoría de las tribus no aceptaban su liderazgo. Años después sufrió el dolor de ser odiado por su propio hijo que se rebeló con saña contra él.
Al ver la vida de David y todo lo que soportó nos preguntamos: «¿Cómo hizo este hombre para seguir adelante?». He aquí su respuesta: «¡Dios me prepara mesa para mí, y lo hace incluso en presencia de mis enemigos! Con todo lo que pasa en mi vida, Dios me sostiene, Dios me alimenta, Dios me nutre, Él renueva mis fuerzas, ¡incluso en presencia de mis enemigos!».
Eso es lo que Dios hizo por David, y eso es lo que Dios hará por ustedes cuando se lancen a otro año de ministerio, a otro año de servicio.
Por eso el apóstol Pablo dijo (y por eso es que tú puedes decir) que «todo lo puedo en Cristo, que me fortalece». Estamos hablando de una infusión de fuerza divina que nos es dada para una necesidad en particular, un reto o una situación específica.
Jeremiah Burroughs, escribió un libro maravilloso sobre el contentamiento y tiene esta pequeña frase que dice: «Cuando Dios duplica tu carga, puede triplicar tu fuerza». ¿Sabes lo que significa que Dios duplique tu carga?
Estoy seguro de que sabes que hay momentos en tu vida en los que las presiones que están sobre ti llegan a ser muy, muy grandes. El testimonio de David puede ser tu testimonio mientras sigues al Buen Pastor, cuando las presiones aumentan, cuando las cargas que llevas parecen ser pesadas, habrá una infusión de fuerza que viene del Buen Pastor. Él te alimentará, Él te nutrirá. «Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece» (Fil. 4:13). Él te sostendrá en todo aquello para lo que te ha llamado.
En segundo lugar, el aceite. «Has ungido mi cabeza con aceite» (v. 5). Ahora, se han dicho muchas cosas sobre el significado del aceite, pero quiero que noten que lo que David dice aquí: el aceite es usado para ungir. «Has ungido mi cabeza con aceite».
Al parecer esto es una referencia a lo que sucedía en el Antiguo Testamento, cuando ciertas personas que eran comisionadas por el Señor para hacer tareas particulares se les ungía con aceite. Ya sea que fueran profetas, sacerdotes o reyes.
Encontramos una hermosa descripción en el Salmo 133 de cómo Aarón, el primer sumo sacerdote, fue ungido con aceite como señal de que había sido apartado para este trabajo particular de ser sumo sacerdote. Déjenme leerles el Salmo 133:
«Miren cuán bueno y cuán agradable es
que los hermanos habiten en armonía.
Es como el óleo precioso sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
que desciende hasta el borde de sus vestiduras» (vv. 1-2).
Verán, cuando se hacía esta unción con aceite, no era un poco de aceite que se dejaba caer sobre la frente de una persona. Era un frasco entero de aceite el que era derramado sobre la cabeza de aquel que estaba siendo ungido, corría por la barba de Aarón, goteando sobre el cuello, empapando sus vestiduras. El aceite era derramado, ungiéndolo para el trabajo particular que Dios lo había llamado a hacer. Ahora, David había experimentado exactamente lo mismo; el aceite había sido derramado sobre él cuando fue escogido, elegido, como rey.
David nos habla de esto en 1 Samuel 16 versículo 13, y seguramente en esto estaba pensando, por experiencia propia, cuando le dice al Señor: «Has ungido mi cabeza con aceite». Fue Samuel quien «tomó el cuerno de aceite y lo ungió [es decir, a David] en medio de sus hermanos. Y el Espíritu del Señor vino poderosamente sobre David desde aquel día».
Ahora vemos, que este es seguramente el significado en la mente de David cuando escribe estas palabras bajo la inspiración del Espíritu Santo: «Sí, no estoy solo en esta obra. Fui ungido con aceite y ese día Tu Espíritu vino poderosamente sobre mí y nunca me ha abandonado». El Espíritu del Señor vino poderosamente sobre David a partir de aquel día.
Ahora bien, en el Antiguo Testamento, había pocas personas ungidas con aceite: profetas, sacerdotes y reyes. Pero en el Nuevo Testamento, hay muy buenas noticias, ¡todo el pueblo de Dios es ungido con Su Espíritu Santo para el trabajo que Él nos llama a hacer!
Cada uno de ustedes saldrán como personas enviadas y al ir en el nombre del Señor Jesucristo, el Espíritu de Dios reposará sobre ustedes. Esa es la promesa del Salmo 23, esa es la experiencia de David y eso es lo que debemos recibir de la Palabra de Dios hoy.
Ahora, pensemos en esto por un momento. Creo que nunca me atrevería a subir al púlpito y hablar si no creyera de todo corazón en el Espíritu Santo. Porque, ¿qué tenemos nosotros que ofrecer a las necesidades del mundo? No tenemos nada que ofrecerles que verdaderamente les ayude.
Si vas a Londres, todavía pudieras visitar El Tabernáculo Metropolitano que es la iglesia donde Charles Spurgeon ejerció un ministerio tan extraordinario que fue grandemente bendecido. La arquitectura de ese edificio se ha repetido en muchas iglesias desde ese período en el Reino Unido, de hecho, la iglesia donde crecí es una de ellas.
El púlpito tiene probablemente unos dos metros y medio de alto, quizá un poco más, por encima del nivel en el que está sentada la gente. Tienes espectadores a tu alrededor. Son lugares aterradores para hablar porque la gente en la tribuna casi puede leer tus notas desde donde están. Es muy, muy cerca de ti.
Así que Spurgeon, cuando predicaba tenía que subir unos escalones para llegar al púlpito. Spurgeon dijo: «En cada escalón digo: “¡Creo en el Espíritu Santo! ¡Creo en el Espíritu Santo! ¡Creo en el Espíritu Santo!”».
Lo que quiero decir es que esa maravillosa verdad, de que el Espíritu de Dios estará contigo y está sobre ti, te sostendrá en tu ministerio. Porque habrá momentos en los que verás las necesidades delante de ti, ¡y habrá momentos en que te sentirás completamente abrumado! Ahí recuerda que no estás solo. No se trata solo de formar parte de un equipo. Eso es algo maravilloso, pero ni siquiera todo el equipo junto puede satisfacer las necesidades del mundo.
Y una maravillosa verdad que puede ser liberadora para ti es que: el Espíritu Santo está sobre ti y que Dios obra por Su Espíritu Santo a través de Su Palabra. Por lo tanto, con confianza y humildad puedes entregarte a ese ministerio. No estás solo. Vamos en el nombre de Jesús, ¡el Espíritu de Dios está sobre ti!
Esa es la mesa, ese es el aceite y entonces en tercer lugar: la copa. David dice, versículo 5: «Mi copa está rebosando». Ahora, algunos de ustedes probablemente han experimentado o probado una versión deprimente del cristianismo, que por supuesto no es el verdadero cristianismo en absoluto.
Suena como esto: En este mundo estaremos rodeados de terribles enemigos. De alguna manera tienes que sobrellevarlo y superarlo. Tienes que resistir y soportar. Pero si lo logras, al final serás bendecido cuando tu vida en este mundo termine y vayas al cielo. Entonces, por fin, ¡serás verdaderamente feliz!
Pero eso no es lo que David está diciendo aquí. Este hombre realmente conoce la presión abrumadora en su vida y, sin embargo, dice: «¡Mi copa está rebosando! Incluso ahora, mientras mis enemigos siguen presentes, incluso en el valle oscuro, mi copa está rebosando».
Hace unos años tuve la oportunidad de ayudar a mi tía en Escocia (que ahora está con el Señor) a mudarse de la casa en la que vivía a una residencia donde pasó sus últimos años. Eso significaba poner en orden las cosas que ella había reunido a lo largo de toda su vida.
Hice algunos descubrimientos fascinantes al recolectar sus cosas para poder vender la casa. Una de las cosas que encontré fue un librito que utilizaban durante la Segunda Guerra Mundial, este libro se distribuyó por toda Gran Bretaña porque durante aquella época los alimentos estaban racionados.
Y en este librito había que arrancar una página cada semana. Tenías que presentar esa hojita que te autorizaba comprar una pequeña cantidad de carne, cierta cantidad de huevos (y así sucesivamente) cada semana.
Permítanme decir esto: Dios no raciona sus bendiciones. «De la plenitud de su gracia», dice Juan, «todos hemos recibido una bendición tras otra». Su gracia sigue llegando. Y David dice: «Cuando pienso en Sus bendiciones para conmigo, mi copa rebosa».
Cuando Isaías describe el perdón de Dios, no le basta con decir que Dios perdona. En Isaías 55:7 dice que Dios «perdonará abundantemente». Cuando el salmista habla de cómo Dios trae nueva esperanza allí donde las cosas han ido desastrosamente mal, no le basta con decir que con Dios hay redención.
Lo que dice en el Salmo 130:7 es que con Dios hay «abundante redención». Cuando Pablo habla de las riquezas del Señor Jesucristo, no le basta con describir al Señor Jesús como maravillosamente rico. Habla de las «inescrutables riquezas de Cristo» (Ef. 3:8).
Y, como podemos ver, esto es lo que David ha experimentado: ¡abundante perdón, abundante redención, riquezas inescrutables! Él dice: «Mi copa está rebosando». La mesa, el aceite y la copa, todas estas bendiciones son nuestras en y por medio de Jesucristo. Somos bendecidos, se nos dice, «con toda bendición espiritual» en Cristo (Ef. 1:3).
Entonces, permítanme preguntarles: ¿qué significó la mesa, el aceite y la copa para nuestro Señor Jesucristo?
Como dijimos la vez pasada, el Señor Jesús conocía y usaba los salmos. ¡Los citó muchas veces! Quiero que te imagines a Jesús temprano en la mañana, en una colina, meditando el salmo 23. Y le dice al Padre: «Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite, [y] mi copa está rebosando». ¿Qué significaba para Jesús la mesa, el aceite y la copa? «Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos».
Él se reunió con Sus discípulos para celebrar la Pascua. Y Mateo nos dice: «Al atardecer, estaba Jesús sentado a la mesa con los doce discípulos», y Judas Iscariote estaba a la mesa con Jesús» (ver Mateo 26:20).
Jesús se sentó a la mesa en presencia de Sus enemigos, tomó el pan y lo partió, como había partido el pan cuando alimentó a las cinco mil personas en el desierto. Pero esta vez dijo algo muy distinto. Dijo a sus discípulos: «Tomen, [y] coman; esto es mi cuerpo» (Mateo 26:26). ¿Ves ahora el significado?
Jesús hace más que preparar alimento, Jesús es el alimento. Jesús te dará fuerza. Jesús te sostendrá porque se dio a sí mismo. «Yo soy el Pan de Vida, el que viene a Mí no tendrá hambre, y el que cree en Mí nunca tendrá sed» (ver Juan 6:35, 56). Al alimentarte de Cristo creyendo en Él, mirándole a Él, confiando en Él, obtendrás fuerzas de Él. Él mismo alimentará tu alma y te sostendrá.
Y luego, piensa en el aceite. ¿Qué significaba el aceite para Jesús? «Has ungido mi cabeza con aceite». ¿Para qué tarea, para qué vocación fue ungido Jesús? ¿Qué trabajo le había preparado el Padre a Él?
Bien, recordarás la imagen de Aarón y el frasco de aceite sobre la cabeza, goteando por el cuello y empapando su túnica. Bueno, recordarás que algo notablemente parecido le sucedió a Jesús.
Jesús fue a cenar con un grupo de amigos y entre ellos estaba María, la hermana de Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Estaba tan conmovida de gratitud que quiso hacer algo para expresar su amor desbordante por el Señor Jesucristo.
Ella tenía un frasco de perfume muy caro, y Marcos nos dice que rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús (ver Marcos 14:3). ¡Todo! Le corrió por la barba, por sobre el cuello, le empapó la túnica. Y como recordarán, los discípulos y Judas en particular, pensaron que era un desperdicio.
Pero Jesús dijo: «Buena obra ha hecho para Mí… se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura» (Marcos 14:6, 8). David fue ungido para ser Rey, Jesús fue ungido para la sepultura.
Este es el trabajo que el Padre le había encomendado. Su tarea, Su misión, fue dar la vida. Ser crucificado, ser muerto y ser sepultado. Fue dar Su vida por las ovejas. Jesús fue ungido para la muerte y para la sepultura, afin de que nosotros pudiéramos ser ungidos para la vida eterna. Él murió para que nosotros pudiéramos vivir. Y Él unge a los Suyos con la presencia y el poder de Su propio Espíritu Santo para que seamos capacitados para todo el trabajo que Él nos llama a hacer.
Entonces, ¿qué pasa con la copa? ¿Qué significó la copa para nuestro Señor Jesucristo?
Bueno, ya reflexionamos mucho sobre este tema. Pero como dentro de poco tendremos la comunión, volvamos a pensar hoy un momento en ello. Jesús, en el huerto de Getsemaní, dijo: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras» (ver Mt. 26:39).
Ya vimos lo que la copa significaba para Jesús. En el capítulo 14 de Apocalipsis, en el versículo 10, hay una descripción impresionante o quizás horrible de ella. Escuchen esto: «él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en la copa de Su ira». ¿No es una afirmación extraordinaria? El vino de la ira de Dios vertido con toda Su fuerza en la copa de Su enojo.
Esa es la copa que le fue dada a Jesús. El perfecto y santo Hijo de Dios bebió la copa del vino de la ira de Dios. Lo hizo porque, como vemos en Isaías 53:6: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; nos apartamos cada cual por su camino, pero el Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros».
Intenta asimilar esto y no lo sueltes nunca: que Jesús bebió la copa de la ira de Dios para que nosotros podamos beber la copa de la bendición de Dios.
Un pastor escocés llamado Douglas MacMillan, él ya está con el Señor, pintó un hermoso cuadro. Quiero que trates de imaginarlo en tu mente.
Quiero que te imagines a Dios sosteniendo una copa en Su mano. La copa está llena y tiene tu nombre escrito en ella. Dios te entrega esta copa y cuando ves esta copa con tu nombre, te encoges de horror porque sabes lo que hay en la copa. Y lo que hay en la copa es el vino de la ira de Dios vertido con toda Su fuerza en la copa de Su ira.
Pero antes de que llegue a ti, el Buen Pastor interviene, toma la copa y la toma en Su propia mano. Él sabe lo que hay en la copa. Y así, mientras Él la sostiene, dice: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa». Pero continúa diciendo: «Pero no se haga como Yo quiero, sino como Tú quieras».
Entonces el Buen Pastor bebe esa copa, la copa de la ira de Dios derramada con toda Su fuerza en la copa de Su ira. La bebe toda; la bebe hasta que queda absolutamente vacía. Y entonces Él toma la copa vacía con tu nombre en ella y la llena hasta rebosar. ¿Qué hay ahora en la copa? Amor, gracia, misericordia, paz, vida eterna. Y ahora, Él extiende Su mano para darte esta copa a ti.
Sigue al Buen Pastor y cuando lo hagas, el Hijo de Dios te alimentará, el Espíritu de Dios te dará poder y la bendición de Dios te seguirá. Por eso, David termina este salmo diciendo: «Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida» (v. 6).
Una de las alegrías de la vida en la granja de donde vengo son los perros que cuidan a las ovejas. Imagínense a un pastor caminando delante de las ovejas y detrás del rebaño hay perros, perros pastores que juntan a las rezagadas. Los perros mantienen a las ovejas en la dirección que marca el pastor.
Los perros de un pastor. . . (Si no lo has visto, deberías verlo en YouTube; es absolutamente hermoso ver a esos perros pastores haciendo su trabajo). . . ¡Son criaturas brillantes, inteligentes y preciosas! Un pastor nunca va sin sus perros.
Cuando junta a las ovejas de las colinas, estas se esparcen por todas partes y los perros recorren amplios espacios. Corren kilómetros en un día. Poco a poco van moviendo a las ovejas en la dirección que el pastor les va indicando. ¡Es algo maravilloso de contemplar!
Hace tiempo un pastor escocés predicaba sobre el Salmo 23 y cuando llegó a este versículo: «Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…», dijo lo siguiente: «El Buen Pastor tiene dos perros pastores que van detrás de nosotros y estos perros pastores tienen nombres. Uno de ellos se llama “Bondad” y el otro se llama “Misericordia”». ¡Me encanta esa imagen!
La bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. El Buen Pastor me mantendrá cerca de Él a través de Su propia bondad y a través de Su propia misericordia que siempre me persiguen.
Y recuerda que David ya nos dijo que el Buen Pastor guía a las ovejas: «Junto a aguas de reposo me conduce… Me guía por senderos de justicia…» (v. 3). Así que, el pastor va delante de las ovejas, pero ahora nos dice que la bondad y la misericordia del Pastor van detrás de las ovejas, de modo que cuando perteneces al Buen Pastor estás rodeado de Su amor.
Por si fuera poco, David dice: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días» (v. 6). ¿Cómo será eso? Bueno, permíteme decir esto: ¡tu experiencia en el cielo será muy diferente a tu experiencia de vida en este mundo!
Obviamente, la fe se convertirá en vista porque verás todo en lo que habías creído; todas las batallas habrán terminado, todas las heridas habrán sanado. Dios enjugará todas las lágrimas de tus ojos. Tu experiencia en el cielo será muy diferente de tu experiencia de vida en este mundo, pero tu relación con Jesús será exactamente la misma.
Lo digo por esta razón. En Apocalipsis 7:17, leemos estas palabras:
«Pues el Cordero en medio del trono los pastoreará
y los guiará a manantiales de aguas de vida».
El Señor Jesucristo es nuestro Pastor ahora y Él será nuestro Pastor en la eternidad. La relación que ustedes tienen con el Señor Jesús hoy, continuará para siempre en la eternidad. La bendición más grande que puedes conocer es ser totalmente propiedad del Hijo de Dios. Porque cuando el Señor sea tu Pastor, podrás decir: «¡Él me guía, me restaura, me guarda y me alimenta!».
Cuando el Señor es tu Pastor, realmente puedes decir, sea lo que sea a lo que te enfrentes: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por siempre».
Oremos juntos. Padre, que Tus siervos y siervas aquí presentes descubran con gran deleite durante este año que tienen por delante, lo que David probó y lo que todos Tus siervos fieles a lo largo de los siglos han conocido: ¡que Tu Hijo los alimentará, que Tu Espíritu les dará poder y que Tu bendición los seguirá! Te lo pedimos en el maravilloso nombre de Jesús, amén.
Nancy: ¡Amén! ¿No te encanta esa imagen de los dos perros pastores, bondad y misericordia? Ellos nos guían como las ovejas justo a donde necesitamos ir. Acabas de escuchar al Pastor Colin Smith con un mensaje alentador del Salmo 23.
Una excelente forma de alentar nuestros corazones, es leyendo el libro del pastor Colin Smith que se titula El Cielo, Cómo llegué aquí: La historia del ladrón en la cruz. Para más detalles, visita abrelabiblia.org/cielo. Allí podrás encontrar el audiolibro gratuito, y un devocional basado en el libro. También puedes adquirir el libro en el enlace que encontrarás en la transcripción de este programa en la página de Aviva Nuestros Corazones.
El pastor Colin utiliza la imaginación santificada para dar cuerpo a los detalles de la vida y los pensamientos del hombre que pasó las últimas horas de su vida a pocos metros de Jesús. Es una historia fascinante contada desde la perspectiva del ladrón en la cruz.
Débora: Bueno, como escuchamos hoy de Colin Smith, nosotras las creyentes tenemos una esperanza más allá que solo esta vida. ¡Gloria a Dios!
Si quieres obtener el audiolibro gratuito del pastor Colin Smith El Cielo, Cómo llegué aquí puedes encontrar el enlace en la transcripción de este episodio.
Y antes de terminar el programa de hoy quiero hacerte una pregunta: ¿Saben los líderes espirituales en tu iglesia que tú los aprecias, los respetas y los estimas en amor? Quizá pienses, «yo solo soy una persona más en la congregación. A ellos no les importa lo que yo pienso». ¿Sabes qué? Tu actitud y tu respuesta hacia tus líderes espirituales es importante.
El día de mañana damos inicio a una serie titulada «Alienta a tu pastor» mientras celebramos lo que en muchos países se ha designado como el mes de la apreciación pastoral, ¡te esperamos!
Mostrándote la completa libertad, plenitud y abundancia que tienes en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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