Bebe del pozo
Débora: Hoy le haremos esta pregunta a la gente: «Cuando tomas decisiones, ¿tomas en cuenta lo que dice la Biblia?»
Entrevistado número 1 en la calle: Esa es un área que no toco demasiado; he estudiado mucha literatura y encuentro que la mayoría de los libros de la Biblia en realidad fueron plagiados a partir de escritores griegos anteriores.
Entrevistado número 2 en la calle: Si estuviera haciendo una cosa y la Biblia dijera que hiciera otra cosa, probablemente seguiría mis propias creencias porque, quiero decir, la Biblia es una obra importante, pero no es la respuesta para todo.
Débora: ¿Qué piensas acerca de la Biblia? ¿Es solo una colección de cuentos de hadas? ¿O es la poderosa Palabra de Dios?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 27 de enero de 2023.
Cuando no tomas la Biblia del …
Débora: Hoy le haremos esta pregunta a la gente: «Cuando tomas decisiones, ¿tomas en cuenta lo que dice la Biblia?»
Entrevistado número 1 en la calle: Esa es un área que no toco demasiado; he estudiado mucha literatura y encuentro que la mayoría de los libros de la Biblia en realidad fueron plagiados a partir de escritores griegos anteriores.
Entrevistado número 2 en la calle: Si estuviera haciendo una cosa y la Biblia dijera que hiciera otra cosa, probablemente seguiría mis propias creencias porque, quiero decir, la Biblia es una obra importante, pero no es la respuesta para todo.
Débora: ¿Qué piensas acerca de la Biblia? ¿Es solo una colección de cuentos de hadas? ¿O es la poderosa Palabra de Dios?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 27 de enero de 2023.
Cuando no tomas la Biblia del estante, estás actuando como si no creyeras lo que dice. Nancy explicará esto continuando en esta serie, La maravilla de la Palabra.
Nancy DeMoss Wolgemuth: La profecía del Antiguo Testamento en Amós 8:11 dice: «”Vienen días”», declara el Señor Dios, “en que enviaré hambre sobre la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor”».
Pienso que este pasaje del Antiguo Testamento es una poderosa descripción de lo que nosotros estamos enfrentando en algunas partes de nuestro mundo hoy: una hambruna de escuchar la Palabra de Dios. Ahora, déjame explicarte a qué me refiero, no es hambre de tener la Palabra del Señor; no es que nosotros no tengamos las Escrituras. Por ejemplo, un hogar americano promedio tiene tres biblias en casa.
El problema es que no leemos la Biblia. La tenemos, pero no hay hambre de escuchar la Palabra del Señor. Cincuenta y dos por ciento de los estadounidenses afirman que nunca leen la Biblia. Ahora, eso puede no sorprendernos, pero lo que realmente encuentro inquietante es que aproximadamente el veintidós por ciento de los cristianos dicen que nunca leen la Biblia fuera de la iglesia. ¡El veintidós por ciento de las personas que afirman ser cristianas dicen que nunca leen la Biblia fuera de la iglesia! Solo uno de cada cuatro lee la Biblia diariamente.
Como resultado, la iglesia se ha vuelto bíblicamente analfabeta. Los llamados cristianos, el cuerpo de Cristo, están en lo que George Barna llama, «una crisis de analfabetismo bíblico». Algunas de ustedes conocerán el nombre de George Barna como encuestador y sociólogo cristiano. Él hace encuestas y luego evalúa cuál es la condición de la iglesia.
Al hablar sobre el analfabetismo bíblico, dice: «¿De qué otra manera se puede describir cuando la mayoría de los adultos que asisten a la iglesia rechazan la veracidad de la Biblia, rechazan la existencia de Satanás, afirman que Jesucristo pecó, no ven la necesidad de evangelizar, creen que las buenas obras son claves para persuadir a Dios de que perdone sus pecados y describen su compromiso con el cristianismo como moderado o quizás menos firme? Esa es la mayoría de los adultos que asisten a la iglesia».
Dice que somos analfabetas bíblicas. Nosotras tenemos la Biblia. Podemos leerla, pero no la leemos. Analfabetismo bíblico: hambre de oír la Palabra del Señor.
El Salmo 85 es una de las grandes oraciones del Antiguo Testamento pidiendo un avivamiento. He amado este pasaje por muchos años, y refleja mucho el corazón detrás de Aviva Nuestros Corazones. En el versículo 8 de este salmo, encontramos una de las claves para el avivamiento. El salmista dice: «Escucharé lo que dirá Dios el SEÑOR». Nunca podremos ver un avivamiento en nuestros corazones, en nuestros hogares, en nuestras iglesias, en esta nación o en este mundo, si no comenzamos a escuchar la Palabra de Dios, si no empezamos a leerla.
A lo largo de las Escrituras hay una promesa de bendición para aquellos que leen la Palabra. Escucha estas palabras de Deuteronomio capítulo 11:18-21:
«Graben, pues, estas mis palabras en su corazón y en su alma; átenlas como una señal en su mano, y serán por insignias entre sus ojos. Enséñenlas a sus hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y escríbelas en los postes de tu casa y en tus puertas, para que tus días y los días de tus hijos sean multiplicados en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, por todo el tiempo que los cielos permanezcan sobre la tierra».
Lo que Dios está diciendo es: «¡Guarda esta Palabra dentro de ti! Medita en esta Palabra y habrá una bendición, no solo para ti sino para tus hijos» Apocalipsis 1:3
«Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca».
Dios dice que si lees este Libro –puede que no lo entiendas todo– y te soy honesta, hay muchas cosas que yo no entiendo. Pero continúo profundizando; continúo estudiándola, continúo perseverando para conocer. Dios dice que si lees este libro, habrá una bendición.
En muchas de nuestras iglesias, ni siquiera leemos la Biblia en nuestros servicios. Puedes ir a muchas iglesias cristianas hoy y verás que no leen las Escrituras. Estamos hablando de la Biblia, pero no la estamos leyendo.
Eso es muy serio para ignorarlo, y antes de que nosotras seamos demasiado duras con nuestras iglesias, déjame preguntarte, ¿cuánto de la Biblia estás leyendo en tu casa? ¿La estás leyendo? ¿Se la lees a tus hijos?
Hemos estado retando a las mujeres a hacer el compromiso de que cada día tomen un tiempo para leer la Palabra de Dios, para permitirle a Dios que les hable. Dios promete una bendición si lees Su Palabra. He leído este Libro una y otra vez, una y otra vez, desde que aprendí a leer. Y nunca es suficiente para mí.
Ahora, ¿quiere decir que cada día te levantas, sales de la cama y tienes un fuerte deseo por leer la Biblia? No. Yo nunca salto de la cama; ¡esa no soy yo! Hay días, muchos días, en que estoy muy distraída, estoy muy cansada, tengo la mente en otras cosas, y me cuesta concentrarme en lo que estoy leyendo.
¿Pero sabes qué? Me mantengo leyendo. Al igual que las comidas, no todas son un gran banquete, y no siempre que estés en la Palabra de Dios será memorable, pero es el resultado de comer bien lo que te convierte en una persona físicamente saludable. Es el resultado de la ingesta de la Palabra de Dios en tu interior, lo que te hará una mujer de Dios saludable.
¡Lee tu Biblia!, y dices, «¡pero no la entiendo!”» Hoy existen tantas ayudas para entender la Palabra de Dios. Pero te animo, aunque no la entiendas, abre tu Biblia y léela. Tenemos algunos planes de lectura disponibles en Aviva Nuestros Corazones y que compartiremos en la transcripción de este episodio para que puedas sacarle provecho. Puedes leerla rápidamente o lentamente.
Puedes hacer lo que yo hago. Marco seis porciones a lo largo de la Biblia, comenzando en el libro de Génesis y luego en otros lugares de manera que termino teniendo la Biblia dividida en seis secciones. Luego leo consecutivamente a través de esas secciones. También añado pequeños marcadores en cada sección, y como lo hice esta mañana con el libro de Deuteronomio, leo lo que más pueda, y luego muevo los pequeños marcadores hacia adelante conforme avanzo.
Leo en cada una de esas seis secciones. No leo en cada una de ellas todos los días, pero en cualquier momento que tenga me muevo en esas diferentes secciones de la Biblia de manera que siempre estoy leyendo algo del Antiguo Testamento y algo del Nuevo Testamento, logrando una dieta espiritual balanceada.
Hay tantas maneras diferentes de hacer esto. Dios promete una bendición si lees Su Palabra.
Hermanas, si hay una súplica que tengo para nosotras como mujeres es que necesitamos convertirnos en mujeres de la Palabra. Hoy las mujeres están tan confundidas, y no solo las mujeres fuera de la iglesia, sino las mujeres dentro de la iglesia. Escucho cosas muy extrañas, me refiero a cosas como orar a padres ya fallecidos, errores doctrinales, y personas diciendo que Dios les guió a hacer esto o aquello, cosas que están tan lejos de las Escrituras; porque las mujeres en las iglesias de hoy no están solamente tomando malas decisiones para ellas mismas, sino que también están aconsejando a otras mujeres en formas que son contrarias a la Palabra de Dios. Ellas no conocen la Palabra. Hay hambre de escuchar la Palabra de Dios
Las mujeres están confundidas. Están cayendo presas de todo tipo de engaño porque no conocen la Palabra. Toman decisiones equivocadas que son muy, muy costosas, porque no conocen la Biblia.
Quiero que sepas que en la medida en que creces en el Señor, necesitas ir más allá de los salmos. Algunas personas nunca leen más allá de los salmos y una pequeña porción de las epístolas.
Quiero leer los evangelios para ver cómo es Jesús. Si quiero ser como Él, tengo que leer acerca de Él. Necesito leer los libros de historia del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio. Dices, «¿Levítico? ¿y cómo puedes terminar de leer completamente Levítico?» Ahí es donde muchas personas tropiezan leyendo la Biblia.
Bueno, ¿sabías que todo el plan de salvación está prefigurado en el libro de Levítico? Está previsto, puedes verlo allí. Todo el tema del sacrificio está en el derramamiento de sangre para el perdón de los pecados. El Calvario nunca será precioso hasta que puedas escuchar el balido de esas ovejas, esos bueyes, esas cabras cuando esos inocentes animales eran tomados para sacrificarlos por el pecado.
Sí, hay días en los que es difícil leer, pero Dios bendecirá tu vida. Él te instruirá y te mostrará Sus caminos en la medida en que conozcas la Palabra de Dios.
George Müller es un nombre que muchas de ustedes conocen como un hombre de fe, un hombre de oración del siglo XIX en Inglaterra. Dirigió orfanatos para niños, y durante muchos años de su vida, se decía que tenía un millón de respuestas a la oración. Supe no hace mucho que George Müller, un hombre muy ocupado, leía la Biblia completa cuatro o cinco veces al año, y muchas veces lo hacía de rodillas.
Cuando leí eso –él no tenía todas las comodidades modernas y todas las cosas que nos ayudan a acelerar nuestras vidas– pensé: necesito estar más en la Palabra.
Juan (John) Bunyan, quien escribió El Progreso del Peregrino, dijo, «lee tu Biblia, y léela de nuevo».
Hace un tiempo una mujer me escribió y me dijo: «He leído mi Biblia de tapa a tapa por nueve años sin parar. Cada vez es más dulce y más dulce con cada año que pasa. Siempre me asombro de cuán fresca y a la vez familiar es todos los días. El tiempo que paso con el Señor es el tiempo más importante del día. Creo que no podría sobrevivir a esta vida sin pasar este tiempo con Él. Espero que muchas oyentes acepten el reto».
Espero que lo aceptes. Creo que podría cambiar tu vida.
Ahora déjame decirte, no es suficiente leer la Palabra de Dios. Quiero cerrar esta serie señalando algunos aspectos –algunas cosas que necesitamos hacer con la Palabra de Dios. Primero, leerla por supuesto, pero luego meditar en la Palabra de Dios.
George Müller dijo, «no es solamente leer la Palabra de Dios de tal manera que esta solo pase por nuestras mentes como agua que corre a través de una cañería. Es también considerar lo que leemos, meditarlo, y aplicarlo a nuestros corazones».
Hice eso esta mañana con un breve pasaje de las Escrituras en Apocalipsis capítulo 2. Estaba leyendo acerca de Éfeso y de cómo ellos eran doctrinalmente sanos y trabajaban arduamente para el Señor. Servían al Señor con fidelidad. Pero Él les dijo, «yo tengo algo contra ti: has dejado tu primer amor. Tú necesitas arrepentirte» (vv. 4-5 parafraseado).
En la medida en que leía esa descripción de la Iglesia de Éfeso, volví atrás y empecé a pensar y a meditar sobre esto. El Espíritu de Dios estaba obrando en mi corazón con este pasaje y empecé a orar acerca de esto al Señor y le dije: «Señor, ¿he dejado yo mi primer amor? ¿Estoy haciendo las cosas correctas –sirviéndote a ti, conociendo la doctrina correcta, agendando las cosas que tengo que hacer, haciéndolas, enseñando la Palabra a otros– pero, necesito yo arrepentirme de haber dejado mi primer amor, de no tener un corazón apasionado por Ti y el amor íntimo de una relación que una vez tuve contigo?»
Tomé unos momentos en mi estudio esta mañana para pensar, para meditar acerca de esto; para absorberlo y considerarlo. Josué 1, Salmo 1, Salmo 119, esos pasajes nos dicen que si nosotras meditamos en la Palabra de Dios, seremos bienaventuradas, exitosas y prosperaremos en todas las cosas que hagamos.
¿Quieres tener éxito como madre, como abuela, como esposa, como empleada en tu oficina, como amiga, como hija, como miembro de una iglesia, como maestra de escuela dominical? No importa cuáles sean tus roles en la vida, ¿quieres prosperar, tener éxito desde el punto de vista de Dios? Las Escrituras prometen que lo lograrás si meditas en la Palabra de día y de noche.
«Medita en ella», Josué 1 dice: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito» (v. 8).
Ahora, no solo es importante leer la Palabra de Dios, meditar en ella, sino también creerla, confiar en ella. Hebreos 4:2 nos dice que la Palabra de Dios no tuvo efecto en la vida de los hijos de Israel en el Antiguo Testamento porque no estaba acompañada de fe.
Si vienes a Dios, tienes que creer que Él es, que Él existe y que lo que Él dice es verdad. No es suficiente leer este Libro como lees cualquier otro libro de texto. Tenemos que leerla y luego tomarla en serio. ¡Créela! ¡Es la verdad! La Palabra de Dios dice que si no te arrepientes de haber dejado tu primer amor, esto es lo que pasará: habrá consecuencias. Debo tener fe, cuando leo este Libro, en que es verdad.
Y cuando las Escrituras dicen, «echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes» (1 Pedro 5:7), no puedo leer esto y solo decir, «oh, qué bien, necesito echar mis cargas sobre el Señor». Necesito creer que lo que dice es verdad. Él tendrá cuidado de mí cuando eche mis cargas sobre Él.
Entonces necesito temblar ante la Palabra de Dios. Pienso que esto habla de tener reverencia por la Palabra, tomarla en serio. En Isaías 66:2, Dios dice: «Pero a este (hombre o mujer) miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante Mi palabra».
Cuando escuchas la Palabra de Dios, cuando la escuchas en la iglesia, cuando la lees en tu tiempo de quietud, cuando enciendes la radio cristiana y escuchas la Palabra de Dios que está siendo enseñada, ¿te mantienes conduciendo en la calle, sigues con tus negocios, sigues andando en tu propio camino, felizmente corriendo en el camino de la vida? ¿O te detienes y piensas acerca de lo que estás escuchando? ¿Tiemblas ante ella? Dices, «¡Dios dijo eso, así que tengo que hacer algo acerca de esto!» Eso nos lleva al siguiente punto…
Necesitamos obedecerla. Obedecerla. Dwight L.Moody dijo, «Dios no nos ha dado las Escrituras para aumentar nuestro conocimiento sino para cambiar nuestras vidas». Para cambiar nuestras vidas.
Escucha estas estadísticas. El ochenta por ciento de los norteamericanos dicen que ellos creen que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada. ¡El ochenta! Pero el cuarenta y ocho por ciento cree que no hay un conjunto de valores que sea correcto. Ahora, eso no tiene ningún sentido. Si tú crees que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, entonces debes creer que es un conjunto de valores, como está descrito en la Palabra de Dios y que son absolutamente correctos.
Solo uno de cada cinco americanos cree que la verdad moral absoluta existe. Y esto no es solamente un problema de los no creyentes. «Solo cuatro de cada 10 adultos quienes se consideran ellos mismos cristianos nacidos de nuevo, confían en la Biblia o en las enseñanzas de la iglesia como su principal fuente de enseñanza moral», dice el encuestador George Barna.
¡Hay algo mal con esa imagen! Por lo menos tres de cada diez adultos que se consideran creyentes, nacidos de nuevo –no digo que hayan nacido de nuevo, pero dicen que lo son– dicen que creen que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. Pero al menos tres de cada diez de esos «adultos nacidos de nuevo», también dicen que la convivencia, las relaciones sexuales con personas del mismo sexo, las fantasías sexuales o ver películas sexualmente explícitas son comportamientos moralmente aceptables.
¿Cuál es el problema? Nosotras decimos que creemos en la Biblia; decimos que es la Palabra inspirada de Dios pero no la obedecemos. Nosotras no la dejamos ser la autoridad y la regla que gobierne sobre nuestras vidas. No es suficiente saber que es la Palabra de Dios, necesitas obedecerla. Santiago dice que si decimos que creemos en la palabra de Dios pero no hacemos lo que ella dice, somos oidores que se engañan a sí mismos. Somos necios. «Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores» (Stg. 1:22).
¿Hay algo en la palabra de Dios que sabes que es verdad y no estás obedeciendo? Si es así, entonces tú eres necia. Dices que crees que la Biblia es la Palabra de Dios pero no la obedeces. Eso me confronta, cuando leo la Palabra de Dios y pienso en cuántas cosas hay en las Escrituras que yo no permito que dirijan mi vida diaria. Eso tiene que cambiar. Nosotras necesitamos tener un compromiso como el de David y lo vemos en los salmos cuando él dice: «Me apresuré y no me tardé en guardar Tus mandamientos» (Salmo 119:60).
Entonces, ¿puedo desafiarte a compartir la Palabra de Dios con otros? No solo leerla para ti misma, meditarla, creerla, temblar ante ella, reverenciarla y obedecerla, sino también, a medida que se convierte en parte de tu vida, te desafío a que la compartas con otros.
Esdras 7:10 nos dice que Esdras el escriba había dedicado su corazón a estudiar la ley de Dios, a practicarla, y a enseñarla a otros. Estúdiala, obedécela, enséñala.
Ahora, el problema de hoy es que muchos que están enseñando la Palabra de Dios no la practican. Primero estúdiala; sé hacedora, y luego enséñala a otros. Enséñala a tus hijos. Algunos de sus hijos saben más acerca de los programas de televisión, anuncios y comerciales de lo que ellos conocen acerca de la Palabra de Dios.
Tristemente veo tantos adolescentes creciendo en hogares cristianos –algunos son hogares de siervos cristianos y de líderes cristianos– que están más familiarizados (los adolescentes, los niños), con estrellas de cine, con personas de la farándula, de lo que están con los personajes y héroes bíblicos, con la Palabra de Dios. Enséñala a tus hijos, léela a tus niños. En el transcurso y en el contexto de cada día de la vida, aplícala a la vida de tus hijos.
Déjame decirte esto. Tus hijos te conocen, y si ellos saben que lo que dices no se corresponde con lo que vives, eso los desanimará rápidamente. Eso no los va a atraer a la Palabra. Pero cuando te vean viviendo la Palabra de Dios, entonces podrás enseñársela, y esta tendrá efecto en ellos, un efecto poderoso.
La Palabra de Dios te traerá gozo, te dará sabiduría, te dará dirección, traerá paz en medio de tus problemas, a tu vida llena de problemas. Esto no quiere decir que solucionará todas tus circunstancias, pero la Palabra de Dios en el Salmo 119, versículo 165 dice: «Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar».
¿Quieres esa paz? ¿Quieres caminar en libertad? Toma el Libro. Acepta el reto. Sumérgete en la Palabra de Dios. Permite que la Palabra de Dios entre en tu vida y te transforme.
Débora: No sé si les pasa a ustedes, pero a pesar de que tengo un hábito regular y bastante consistente de pasar tiempo en la Biblia y la oración, me siento realmente motivada después de escuchar esto. Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha desafiado a valorar y apreciar la Palabra de Dios, aquella que cambia vidas. Ella regresará en breve para orar.
Primero ella mencionó un par de recursos que quiero destacar. Si necesitas algunas pautas, considera usar un plan de lectura bíblica. Como dijo Nancy, puedes encontrar varios planes de lectura en nuestro sitio web. Los enlaces están en la transcripción de este episodio. También, en la página web de Aviva Nuestros Corazones encontrarás la sección «Dona», arriba a la derecha. En agradecimiento por tu donación de cualquier cantidad para apoyar a Aviva Nuestros Corazones, queremos ofrecerte uno de dos recursos: uno en físico (disponible solo en Estados Unidos y Canadá) o uno en formato digital. Visita avivanuestroscorazones.com, y da click en la sección «Dona», en la parte superior derecha.
También puede que estés pensando: «Necesito ayuda. ¿Cómo puedo encontrar la transcripción del programa de hoy? Bueno, ¡me alegro de que lo preguntes! Cuando vayas a avivanuestroscorazones.com, y entres en la sección de este podcast diario, desplázate hacia abajo hasta que puedas ver el botón «Lee la transcripción». Este desplegará la transcripción. Si tienes la aplicación Aviva Nuestros Corazones, disponible en dispositivos Android y Apple, ve a la sección «podcasts en español» y luego ve al podcast diario Aviva Nuestros Corazones. Toca el episodio que estás buscando, y en la parte inferior verás un botón que dice «Lee la transcripción aquí». Cuando lo pulses, te llevará a la página de la transcripción en avivanuestroscorazones.com. Bastante fácil, ¿no? ¡Uf! Esto parece más complicado de lo que realmente es.
Este año puedes esperar escuchar mucho de la Palabra de Dios. Es enero y Nancy ha retado a las oyentes a leer la Biblia cada día durante este año. Nosotras queremos continuar recordándote este reto y motivarte a que lo puedas comenzar si no lo has hecho todavía. Ahora ella está de vuelta para orar con nosotras.
Nancy: Gracias, Señor, por la maravilla de este Libro. Ruego que hagas una obra nueva en cada uno de nuestros corazones, que en los días venideros podamos llegar a amar este Libro como nunca antes. Danos una nueva hambre y sed de Tu Palabra.
Sé que eso sucederá cuando comencemos a leerla, a meditar en ella, a creerla, a obedecerla y a compartirla con los demás. Mientras lo hacemos, nuestra hambre aumentará. Mi hambre ha aumentado hoy por Tu Palabra al compartir estas verdades.
Padre, que Cristo sea formado en nosotras en la medida que Tu Palabra toma lugar en nuestras vidas, en nuestros corazones, de manera que puedas ser glorificado en nuestras vidas. En el nombre de Jesús oramos, amén.
Débora: Escudriñando las Escrituras juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
1George Barna. "Religious Beliefs Vary Widely by Denomination." June 25, 2001.
2 Ibid.
Tu Palabra, Para Su Gloria, El Fin Desde El Principio ℗ 2018 PSG.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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