Batallando contra el pecado
Annamarie Sauter: ¿Alguna vez has sentido que quieres salirte de tu propio cuerpo?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: «¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?» (Rom. 7:24) ¿Se sienten ustedes así a veces? Sé que yo sí. ¿Por qué sigo pecando cuando sé que no quiero hacerlo? ¿Cuándo sé que no debería? ¿Cuando no quiero hacerlo? ¿Por qué lo hago?
Annamarie: El pueblo de Dios en ocasiones ha tenido que tomar sus armas y literalmente pelear contra el enemigo. Leemos historias de este tipo en el Antiguo Testamento. Ahora vivimos en tiempos diferentes y no estamos siendo llamadas a tomar una espada en la mano (literalmente hablando), pero, a veces la vida se siente como una batalla, ¿no?
Hoy Nancy te va a ayudar a encontrar el valor para enfrentarla, …
Annamarie Sauter: ¿Alguna vez has sentido que quieres salirte de tu propio cuerpo?
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Nancy DeMoss de Wolgemuth: «¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?» (Rom. 7:24) ¿Se sienten ustedes así a veces? Sé que yo sí. ¿Por qué sigo pecando cuando sé que no quiero hacerlo? ¿Cuándo sé que no debería? ¿Cuando no quiero hacerlo? ¿Por qué lo hago?
Annamarie: El pueblo de Dios en ocasiones ha tenido que tomar sus armas y literalmente pelear contra el enemigo. Leemos historias de este tipo en el Antiguo Testamento. Ahora vivimos en tiempos diferentes y no estamos siendo llamadas a tomar una espada en la mano (literalmente hablando), pero, a veces la vida se siente como una batalla, ¿no?
Hoy Nancy te va a ayudar a encontrar el valor para enfrentarla, al continuar con la serie, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Nancy: Bueno, la situación está a punto de cambiar rápidamente ahora que Dios está llevando a cabo Su plan para el pueblo judío. Pero no hemos llegado al final de la historia aún. Amán ha sido colgado. Este hombre malvado ya está fuera del palacio. El siervo de Dios, Mardoqueo, está ahora dentro del palacio, pero el edicto está todavía vigente. Dentro de nueve meses, los judíos serán exterminados si no hay ningún tipo de intervención.
Así que Ester vuelve donde el rey. Ella ha intercedido ante él por su pueblo y ella le ha pedido que revoque el edicto que el malvado Amán ha emitido y que traería como consecuencia la aniquilación de los judíos. El edicto sigue ahí. Ester le pide entonces que por favor revoque este edicto.
Ahora en el capítulo 8, en el versículo 7, tenemos la respuesta del rey.
Entonces el rey Asuero le dijo a la reina Ester y a Mardoqueo el judío,
«He aquí, he dado a Ester la casa de Amán, y a él le han colgado en la horca porque intentó extender su mano contra los judíos. Vosotros, pues, escribid acerca de los judíos como os parezca bien, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un decreto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey no puede ser revocado.»
¿Qué significa todo esto? El edicto original, la ley original que determinaba la destrucción de los judíos no podía ser revocada porque era una ley de los medos y de los persas, y sus leyes no podían ser revocadas, ni siquiera el rey podía eliminar el decreto original. Así que él se encuentra atrapado. Él no quiere que el pueblo judío sea condenado. ¿Qué van a hacer entonces?
En lugar de revocar la ley, cosa que no se podía hacer, él les da a Mardoqueo y a Ester la libertad de emitir un nuevo edicto, un contra edicto, que serviría para contrarrestar el decreto original para que los judíos se pudieran defender. Él le entrega a Mardoqueo su anillo y su nombre. Ahora Mardoqueo tiene el poder y la autoridad del nombre del rey, que es la única forma de acercarnos a nuestro Rey esto es, en el poder y en la autoridad del nombre de Jesús.
Versículo 9, «Y fueron llamados los escribas del rey en aquel momento en el mes tercero (es decir, el mes de Siván), en el día veintitrés».
Ahora, esto es como 70 días luego de haber sido promulgado el edicto original de Amán. Han transcurrido un poco más de dos meses para que las ruedas de la justicia tomen su curso las ruedas de la justicia de Dios y para quitar a Amán del camino. Todavía quedan nueve meses para el día de la matanza para el día en que el edicto entre en efecto.
«...y conforme a todo lo que ordenó Mardoqueo se escribió a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los príncipes de las provincias que se extendían desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, y a los judíos conforme a su escritura y a su lengua» (v. 9).
«Y se escribió en el nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del rey, y se enviaron las cartas por medio de correos a caballo, que montaban en corceles engendrados por caballos reales. En ellas el rey concedía a los judíos que estaban en cada ciudad el derecho de reunirse y defender su vida, de destruir, de matar y de exterminar al ejército de cualquier pueblo o provincia que los atacara, incluso a niños y mujeres, y de saquear sus bienes, en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, el día trece del mes doce (es decir, el mes de Adar)» (vv. 10-12).
El mismo día, el mismo mes en el cual el edicto original entraría en efecto, (ahora hay un segundo edicto en el cual a los judíos se les ha dado el derecho ese mismo día para agruparse y defenderse de saquear a sus atacantes), aunque como veremos, ellos sí se defendieron pero no saquearon a sus atacantes. Ahora habría una nueva ley que les permitiría unirse y defender sus vidas, sus familias, y sus posesiones.
Una copia del edicto que había de promulgarse como ley en cada provincia fue publicado a todos los pueblos, para que los judíos estuvieran listos para ese día a fin de vengarse de sus enemigos.
Ahora, noten que la victoria de los judíos sobre sus enemigos no sería obtenida por decreto. No había decreto que pudiera revocar el edicto original. Más bien, ellos tendrían que tomar las armas. Ellos tendrían que defenderse a sí mismos. Ellos tendrían que declararle la guerra a sus oponentes.
Dios pudo haber intervenido sobrenaturalmente y haberles hecho triunfar sin una batalla, así como Dios lo había hecho antes en la historia de Israel. Pero recuerden la razón principal por la que los judíos estaban en Persia. Ellos estaban siendo disciplinados por Dios por su idolatría y por su alejamiento de Él. Creo que es posible que este conflicto fuera requerido como parte del castigo de Dios en las vidas de Su pueblo. Una forma de volver sus corazones a Dios y de hacerlos conscientes de su necesidad de Él.
Ahora, en esta historia del Antiguo Testamento creo que vemos un tipo de un principio poderoso del Nuevo Testamento y que necesitamos entender como creyentes que somos. Quiero tomar tiempo hoy para explicar esto lo mejor posible. Amán está muerto. Él ha sido colgado en la horca. Ya no está en el medio. Pero todavía hay una batalla que se avecina. Los judíos van a tener que pelear por su libertad. Ellos tendrán que librar una guerra contra sus atacantes.
¿No suena esto como la batalla entre la carne y el espíritu que nosotras como cristianas libramos? El viejo hombre esa vieja naturaleza que solo podía pecar, ese Amán en nosotras ha sido crucificado. Ese viejo hombre ha sido crucificado con Cristo, pero todavía tenemos que luchar contra el pecado que mora en nosotras.
Tú dirás, ¿por qué tengo que librar batallas como estas dentro de mí? Si soy hija de Dios, por qué tengo esta lucha con mi falta de dominio propio, con la autoindulgencia, con mi lengua, con mi temperamento? Porque todavía estás en esta carne y todavía queda pecado remanente que quiere controlar tu vida. Desde ahora hasta el momento en que veas a Cristo, tendrás que batallar. Yo tendré que batallar contra mi carne.
¿Qué hacemos entonces en esa batalla? ¿Estamos sin esperanza? ¿Estamos indefensas? No. El libro de Romanos nos habla sobre dos leyes que existen en nuestra vida espiritual. La primera es lo que el apóstol Pablo llama la ley del pecado y de la muerte. Esto es como el primer edicto de Amán. Es un edicto que condena a muerte a cada hombre, mujer y niño que ha nacido. La paga del pecado es la muerte. El alma que peca debe morir. La ley del pecado y de la muerte. Esta es la ley que te mantiene derrotada moralmente en relación al uso de tu lengua.
Pablo describe esta batalla en contra de la ley de pecado y de la muerte en Romanos capítulo 7. Permíteme leerte algunos versículos seleccionados de este pasaje. El apóstol Pablo dice:
«Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí. Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico.»
¿Te identificas con eso? Porque ¡Yo sí!
«Y si lo que no quiero hacer, eso hago, (dice Pablo) ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que hallo esta ley cuando quiero hacer lo bueno, el mal está muy cerca» (vv. 19-21).
¿Reconoces esa ley? Es la ley del pecado y de la muerte.
Pero él continúa diciendo,
«Porque en el hombre interior me deleito con la ley de Dios, (esa es una señal de que eres una hija de Dios, que quieres obedecer la ley de Dios. No quieres obedecer la ley del pecado y de la muerte. Hay una batalla. Esa es una señal de que eres una creyente). Pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo (dentro de mí) que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros. (Ese viejo edicto sigue vigente) ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? (Rom. 7:22-24)
¿Alguna vez te has sentido así? Sé que yo sí. Porque… ¿Por qué continúo pecando cuando sé que no quiero hacerlo? ¿Cuando sé que no debería? ¿Cuando no quiero hacerlo? ¿Por qué lo hago? ¿Quién me salvará de esto?
Esa vieja ley la ley del pecado nos ata y no puede ser revocada. Pero alabemos a Dios; gloria, aleluya, gracias a Dios por Jesucristo, gracias a Dios por Su evangelio, ese viejo edicto ha sido sobrepasado por una ley más grande y más poderosa. A través de la muerte y la resurrección de Cristo, Dios puso otra ley en efecto. ¿Cuál es el nuevo edicto? Se llama la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús.
Eso es lo que Pablo dice comenzando en Romanos 7:25. «¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.»
Mardoqueo está ahora en el palacio. Cristo está ahora en el palacio. Él ha sido exaltado, Él es mi esperanza. Él ha promulgado un nuevo edicto que me da la habilidad de superar la ley del pecado.
Él continúa diciendo en el capítulo 8, versículo 1,
«Por consiguiente, no hay ahora condenación ahora para los que están en Cristo Jesús.»
Sí, ese viejo edicto sigue en efecto, pero no, no tiene que controlar tu vida. Porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
Piensa en cómo la ley de la aerodinámica supera la ley de la gravedad. No elimina la ley de la gravedad. La ley de la gravedad sigue en efecto. Pero la ley de la aerodinámica supera la ley de la gravedad y le permite a un gran súper jumbo despegar y volar por el aire. Así es como la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús trabaja en nuestras vidas, superando la caída, la gravedad, superando la ley del pecado y de la muerte.
De forma que esta nueva ley puesta en efecto en Cristo, la ley del espíritu de vida, anula la ley del pecado y de la muerte. Nos da esperanza el saber que no tenemos que permanecer derrotadas. Nos da poder para superar las ataduras del pecado en nuestras vidas. Nos provee la manera de conseguir victoria sobre el pecado y eso es algo que merece ser celebrado. El viejo edicto sigue en efecto, pero hay un nuevo edicto que nos da el poder para superar el viejo.
Ahora, en la próxima sesión veremos por qué los judíos respondieron como lo hicieron cuando oyeron la noticia del nuevo decreto. Significaba que ellos ya no estarían desamparados. Significaba que ellos tendrían una forma para resistir a sus enemigos. Significaba que su ayuda y liberación estaban aseguradas, aún antes de que ellos la experimentaran.
Eso es lo que la ley del espíritu hará en ti y para ti, como hija de Dios. Significa que tienes la forma de lograr la victoria, que tu liberación es segura. Significa que tienes una manera para resistir al diablo. Significa que ya no estás indefensa. En Jesucristo eres libre para superar el pecado.
Annamarie: Dios podría intervenir sobrenaturalmente en las batallas de nuestras vidas. Pero como Nancy nos lo recordó, mientras estemos en esta carne tendremos algunas batallas que librar, y no nos podemos salir de nuestros propios cuerpos. Estas batallas son instrumentos de la gracia de Dios para acercarnos a Él, gracias a la obra redentora de Cristo.
Bien y antes de continuar con la enseñanza de hoy, escucha de algunas mujeres que nos han estado siguiendo a lo largo de esta serie, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios». Ellas reflexionan sobre algunos de los temas que hemos estado tratando. Escuchemos,
Mujer 1: Ester es un libro que trata muchos temas, podemos ver en él la soberanía de Dios, la provisión de Dios, la providencia de Dios, la liberación de Dios.
Dios obrando en individuos o en una nación, el orgullo humano, el valor de lo que uno cree, el planeamiento cuidadoso del plan que Dios ha puesto en nuestras manos, la hermosa obediencia de una mujer temerosa de Dios, y celebración y fiesta.
En cuanto a la celebración por sus obras y su provisión puedo decir lo siguiente: Desde que nuestros hijos eran pequeños instituimos como familia la costumbre, durante el tiempo de Navidad, de hacer una lista de las peticiones de cada uno de nosotros, el veinticuatro antes de la cena dábamos gracias por las bendiciones del año que estaba a punto de terminar y el treinta y uno, víspera de año nuevo hacíamos las peticiones para ese nuevo año.
Las peticiones iban desde la transformación de algún área de nuestro carácter, alguna lucha espiritual, algo necesario para la casa, el obtener buenas calificaciones, que Dios diera trabajo a papá o algún deseo que alguno tuviera y esto simplemente era maravilloso. Aún conservo algunas de las listas tanto de las peticiones como de las acciones de gracias, y eso llevó a nuestra familia a reconocer nuestra total dependencia en la provisión y providencia de Dios, a la costumbre de celebrar y recordar sus beneficios y bendiciones, y a la vez traspasar a nuestros pequeños ya hoy adultos y de los cuatro tres ya casados con sus familias, la actitud cristiana de convertir cualquier preocupación o ansiedad en oración.
Las provisiones y bendiciones pasadas siempre nos dieron el ánimo para enfrentar los retos que se presentaban y aún hoy en día se nos presentan, con la total seguridad de que nuestro Dios siempre ayudará, liberará y capacitará.
Mujer 2 : Una de las cosas que más me ha llamado la atención al leer esta historia, esta vez, ha sido ver cómo el pueblo de Dios, hombres y mujeres fieles como Mardoqueo y como Ester también experimentaron tristeza y temor, en el capítulo 4 dice que Mardoqueo rasgó sus vestidos y clamó con un grande y amargo clamor y es que con esa noticia no era para menos, la misma Ester dice que se llenó de dolor y otra versión dice temor cuando le reportaron sobre Mardoqueo.
Pero en ese mismo capítulo vemos como ellos recordaron quién era que estaba sentado en el trono y reinando sobre sus vidas y no permitieron que esas emociones les dominaran. En medio de su aflicción ellos demostraron con sus palabras y sus hechos que ellos estaban plenamente seguros de que el Señor estaba con ellos de que Él estaba atento a su clamor y que Él permanecería fiel a la promesa de preservar ese remanente de donde saldría el Salvador.
Yo creo que en estos casos parte de lo que el Señor puede estar enseñándome es que yo puedo experimentar tristeza sin que llegue a ser pecado, siempre y cuando esa tristeza no me paralice y no me olvide de quién está orquestando esas circunstancias en mi vida con el propósito de acercarme más a Él.
Nancy: Gracias por compartirlo.
Mujer 3: No pienso mucho de manera regular sobre la ira que experimento en mi vida, pero como mamá, como esposa y como mujer creo que trato con la ira mucho más de lo que creo. Fue realmente tan convincente darme cuenta cómo mi respuesta de ira no es más que un reflejo de lo que está sucediendo en mi corazón por poner mis ojos hacia mí, dentro de mí, cuando estoy sintiendo esa ira contra alguien, en lugar de evaluar lo que Dios haciendo, en lugar de ver la maldad que hay en mi corazón y que está causando que yo actúe de esta manera y no ser receptiva a lo que Dios tiene para mí.
Por otra parte, la actitud con la que el Señor ha estado trabajando últimamente en mi vida es el orgullo y Amán muestra un profundo orgullo. También encuentro que a veces sentimos cosas creciendo dentro de nosotros ¿de dónde sale todo esto? El Señor ha continuado mostrándome hoy que debo llegar a la raíz de todo el asunto, el orgullo es el problema, quizás otros no lo vean en mí, quizás nadie más lo vea, pero el Señor está trayendo convicción a mi propio corazón de que es orgullo y eso no es un juego; pero es bueno el tener esta convicción para así poder confesarlo y seguir adelante, y superarlo por medio de la sangre de Cristo que vence toda la maldad de nuestro corazón y así solamente podemos vivir la vida cristiana.
Nancy: ¿Alguna de ustedes se identifica con esto? Probablemente todas nosotras de una forma u otra.
Mujer 4: Es de mucha convicción para mí el saber que estamos en una batalla entre el reino de los cielos y el reino del hombre y entonces ver las armas que yo utilizo. Me encuentro usando la de avergonzar a otros, la manipulación, la ira, todo eso para hacer que mis hijos hagan lo que yo quiero que hagan. Igual hago con mi esposo, en lugar de utilizar las armas de la oración y el quebrantamiento, de la humildad y la sumisión. Fue de mucha convicción.
Mujer 5: En el estudio del libro de Ester Dios una vez más me muestra Su soberanía y Su providencia. Cómo el mueve los corazones de los hombres aun de reyes y continúa orquestando que Su plan soberano se lleve a cabo hasta el último detalle. Cuántas sorpresas nos llevamos.
Proverbios 21:1-2 dice: «Como los repartimientos de las aguas así está el corazón del rey en las manos de Jehová a todo lo que quiere lo inclina».
El Señor en Su soberanía nos concedió el regalo de tres hermosas niñas. Al nacer la tercera yo quería tener otro bebé, pues solamente tenía un solo sexo, e intentar buscar el varón, pero para mi sorpresa mi esposo Samir me dijo que él no quería tener más hijos. Eso no fue fácil para mí, busqué consejos y opiniones de mujeres piadosas y todas me decían que debía seguir el deseo de mi marido como dice la Palabra. Oré por mucho tiempo y pataleé queriendo que el Señor cambiara el corazón de Samir y se cumplieran mis deseos, pero el Señor después de nueve años nos mandó un regalo hermoso, para nuestra sorpresa estaba embarazada, no lo podíamos creer, Él tenía otros planes para nuestra familia.
Así que a las diez semanas de embarazo un sábado me dio un dolor muy fuerte y creía que tenía que ver con el embarazo. Samir me llevó de inmediato a la emergencia nos encontramos con el doctor que rápidamente pudo darse cuenta que el dolor venía de la vesícula. Después de sonografias se determinó que me tenían que operar. ¡Qué noticia! los médicos me hablaban de la posibilidad de perder el embarazo; que la anestesia tenía sus riesgos… En fin unos días de angustia y ansiedad, pero confiada en que el Señor sabría cómo sacarnos de todo eso. Solo nos quedaba orar mucho y esperar en Él como dice el Salmo 32:10: «Mas al que espera a Jehová le rodea la misericordia».
Al fin vimos la mano de Dios en todo, Su providencia y soberanía, la operación fue un éxito. Mi embarazo progresó normalmente y a los nueve meses nació nuestro hijo, un varón, Samir Julián de casi nueve libras. Él ha sido una gran bendición para toda nuestra familia.
Nada interfiere con los planes de nuestro gran Dios. Jeremías 29:11 dice:
«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros dice Jehová pensamientos de paz y no de mal para daros el fin que esperáis».
Nancy: Amén. Déjenme decirles, algunas de ustedes no han estado con nosotras antes pero, si han estado, ustedes saben de qué estoy hablando.
Cuando uno se detiene uno o dos días y se sumerge en la Palabra de Dios, como lo hemos hecho nosotras, esperen ser probadas. Quizás antes de la mañana y en las formas en que menos esperes.
Como sucede con una profesora. Cuando tú quieres saber si tus estudiantes aprendieron lo que se les enseñó, ¿cómo lo averiguamos? Les pasamos un examen. Dios ha sido nuestro profesor. El Espíritu Santo ha estado hablándonos sobre asuntos como el miedo, la fe, el coraje, la obediencia y la providencia de Dios. ¿Cómo vamos a aprender acerca de la providencia de Dios si nunca tenemos la oportunidad de tener que confiar en Su providencia?
Así que cuando estés cansada y tengas un día como el de hoy, en el que sientes que has estado disfrutando de la bondad de Dios y en el que al llegar a la casa, encuentras que tu esposo tiene algo en la televisión que no puedes creer que él esté permitiendo que tus hijos vean, o si vuelves al trabajo o a la escuela mañana para sentir que tu mundo se está cayendo a pedazos... Es en momentos como esos que aprendes a confiar en la providencia de Dios.
El hecho de que estés de acuerdo con todo lo que fue dicho hoy en este programa, no significa que hayas pasado la prueba. Esto se aprende cuando lo ponemos en práctica en el laboratorio de la vida. Así que prepárate para esto. Cuando falles, así como yo lo he hecho durante el estudio de Ester, cuando me encuentro viviendo las características de Amán y de Asuero, cuando falles, vuelve al Señor, vuelve a la verdad, y aconseja tu propio corazón, y arrepiéntete si necesitas hacerlo.
Agradécele a Dios por Su paciencia por Su misericordia, y levántate de nuevo y sigue caminando, y toma el próximo paso de fe. Porque esto es un peregrinaje. Es un proceso. Pero quiero advertirte para que no pienses que has llegado al cielo hoy, porque no ha sido así, ni tú ni tu familia han llegado allí aún.
Algunas de ustedes han sido probadas y se han visto en situaciones difíciles con sus hermanas, mamás o hijas y es increíble cómo estas cosas son examinadas y probadas en el seno de nuestras familias y es ahí donde vemos si hemos pasado la prueba, este es el laboratorio de la vida, así que no te sorprendas por esto, debes estar preparada para ello pero debes saber que Dios es capaz de guardarnos de pecar y de levantarnos cuando caemos.
Gracias Señor por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús que nos libra de la ley del pecado y de la muerte. Que podamos vivir y celebrar esa victoria que es nuestra a través de nuestro Señor Jesucristo. En Su nombre oramos, amén.
Annamarie: Amén. Esta es Nancy DeMoss de Wolgemuth invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo.
En Dios encontramos toda la fortaleza que necesitamos para luchar contra la tentación. Nancy y algunas amigas han estado reflexionando sobre verdades como esta que hemos aprendido a lo largo de esta serie titulada, «Ester: Mujer de Dios en el tiempo de Dios».
Si te perdiste cualquiera de los programas anteriores puedes escucharlo a través de nuestra página web, AvivaNuestrosCorazones.com. Allí también podrás informarte de nuestro próximo evento. Se trata de la conferencia True Woman o Mujer Verdadera '18, titulada, «La Verdad que te hace libre». Se llevará a cabo en Indianápolis, los días 27, 28 y 29 de septiembre de este año.
Bien, Ester y su pueblo atravesaron momentos de gran sufrimiento, pero también hubo momentos de alegría. Mañana veremos algunos de esos buenos momentos, tiempos de gozo auténtico, dado por Dios. ¡Te esperamos!
Escudriñando la Escritura juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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