Ayudando a tu esposo a convertirse en un líder
Annamarie Sauter: Con nosotras Juli Slattery.
Juli Slattery: Cuando una esposa comienza a ver que su esposo ha sido diseñado para liderar, así como Dios especialmente lo diseñó —no como yo creo que él debería liderar— entonces, hay una nueva apreciación y una nueva dinámica que sale de eso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura de hoy de la Biblia es Isaías capítulos 53 al 56.
Hoy continuamos con la serie titulada, «La poderosa influencia de una esposa».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, hoy estoy encantada de dar la bienvenida en Aviva Nuestros Corazones a nuestras invitadas, la Dra. Juli Slattery y Linda Dillow. Linda y Juli son ambas autoras, conferencistas, y parte de un ministerio llamado Intimidad Auténtica. Lo que realmente me gusta es que somos amigas, disfrutamos de nuestra amistad y estoy tan agradecida …
Annamarie Sauter: Con nosotras Juli Slattery.
Juli Slattery: Cuando una esposa comienza a ver que su esposo ha sido diseñado para liderar, así como Dios especialmente lo diseñó —no como yo creo que él debería liderar— entonces, hay una nueva apreciación y una nueva dinámica que sale de eso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura de hoy de la Biblia es Isaías capítulos 53 al 56.
Hoy continuamos con la serie titulada, «La poderosa influencia de una esposa».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Bueno, hoy estoy encantada de dar la bienvenida en Aviva Nuestros Corazones a nuestras invitadas, la Dra. Juli Slattery y Linda Dillow. Linda y Juli son ambas autoras, conferencistas, y parte de un ministerio llamado Intimidad Auténtica. Lo que realmente me gusta es que somos amigas, disfrutamos de nuestra amistad y estoy tan agradecida de tenerlas con nosotras en Aviva Nuestros Corazones hoy. Gracias por acompañarnos.
Juli Slattery: Oh, estamos tan contentas de estar aquí.
Linda Dillow: Es un gozo.
Nancy: Linda, tú escribiste un libro años atrás sobre el matrimonio, titulado Creative Counterpart, que en español sería: «Tu contraparte creativa». Salió en los años setenta.
Linda: Sí, así fue. Hace mucho tiempo.
Nancy: Y todavía está disponible.
Linda: Sí, lo está.
Nancy: Has debido disfrutar mucho el poder ver el fruto de muchos años de discipular mujeres y de alentarlas especialmente en relación a sus matrimonios.
Linda: Sí, Nancy, así ha sido. Y estoy tan maravillada de Dios, de que Él tomara un simple libro, y que por basarse este en la Palabra de Dios, no pasa de moda. Por esta razón treinta y cinco años más tarde, las mujeres siguen leyéndolo y haciendo el estudio bíblico no solo aquí, sino también alrededor del mundo. Así que Él es un Dios asombroso. Su verdad está en cada país, en cada tiempo porque Su Palabra es verdad.
Nancy: Sí. Así es. Cambia vidas y transforma vidas.
Linda: Sí, lo hace.
Nancy: Y ahora, Juli, tú has escrito un libro titulado «Finding the Hero in Your Husband», que en español sería: «Encontrando el héroe en tu marido». Tú escribiste esto cuando eras una joven casada. ¿Por qué lo escribiste?
Juli: Bueno, porque lo tenía ya todo resuelto. (Risas)
Linda: ¡Seguramente, Juli!
Juli: Cuando Linda y yo nos conocimos y nos dimos cuenta de que ambas habíamos escrito libros muy similares cuando éramos más o menos esposas jóvenes, ella me miró y me dijo: «La gente que escribe libros sobre el matrimonio estando en un matrimonio joven, por lo general no lo tiene todo bajo control, o está tratando de averiguarlo».
Eso era exactamente cierto. Yo estaba tratando de averiguar cómo podía honrar a Dios en mi matrimonio. En cierto modo, eso es al revés. Lo que quiero decir con esto es que yo era una persona con determinación; estaba consiguiendo mí doctorado en psicología. Estaba casada con un hombre muy relajado, maravilloso y sociable. Yo sabía que la Palabra de Dios decía que se suponía que Él tenía que ser el líder en nuestra familia. Pero yo era una líder natural, era la que tenía metas y empuje. Él era quien decía: «Oye, vamos a echarnos una siesta y vamos a disfrutar de la vida».
Yo quería saber cómo honrar a Dios y no comprometer la manera en la que el Señor me hizo —y de repente convertirme en alguien que no tiene una opinión. Así que ese libro surgió de mi lucha con el Señor de cómo lograr esto y también de trabajar con muchas otras esposas que estaban luchando con problemas similares.
Nancy: Yo creo que esto es un gran problema hoy en día. Es por eso que estamos hablando de todo este concepto de tu poder como esposa. Has hablado acerca de que una de las necesidades del marido es el respeto. Pero culturalmente hoy tenemos todo este tema de muchas mujeres tan fuertes, mujeres bien educadas. Escuchamos de ellas, y nos dicen: «Es muy difícil para mí respetar a mi esposo. Él es más relajado. Él no es tan vehemente. No es realmente un líder». Esto es justo lo que tú has expresado. ¿Has visto y escuchado esto en otras mujeres?
Juli: Sí, por todas partes, y las investigaciones lo demuestran. Si nos fijamos en la última investigación que va a salir, mostrará que más mujeres están obteniendo educación universitaria. Cada vez más mujeres están recibiendo títulos universitarios incluyendo derecho y medicina. Así que se les está animando a las mujeres a ser todo lo que puedan ser, y a las mujeres cristianas también, y eso es algo bueno. Pero no se está animando a los hombres a desarrollar sus dones y su liderazgo.
Nancy, si nos fijamos en la cultura y solamente en lo que se está ilustrando en la televisión, en comerciales y en películas –trata de mirar con una mirada objetiva por una semana y observa las dinámicas que son ilustradas por nuestra cultura. Es el hombre quien es un especie de tonto y que no puede mantener las cosas bien, y la mujer siempre está enfocada y tratando de mantenerlo al ritmo de ella. Es constante este mensaje, de que las mujeres son las que tienen todo bajo control y que los hombres siempre están unos pasos atrás.
Dios ha equipado a la mujer con habilidades e intuición, y si ella entiende esto, podrá ayudar a su marido a convertirse en un líder fuerte, lo ayudará a convertirse en un hombre confiado, seguro. Lo ayudará con su profunda necesidad de afirmación y respeto.
La mayoría de las mujeres no entienden esto, así que en lugar ayudar a desarrollar este hombre con el que están casadas, lo único que pueden hacer es lamentarse de que él no es el tipo de persona con el que quieren estar casadas. Así que terminan usando ese poder, que podría edificarlo, y lo utilizan en su lugar para derribarlo.
Nancy: Y sin embargo, cuando se habla de ayuda —una esposa que ayuda a su marido –Linda, siéntete libre en opinar aquí– para muchas mujeres eso significa convertirlo en algo que él no es. Y eso tampoco va a ser efectivo.
Linda: Creo que a la mayoría de las mujeres no les gusta la palabra ayuda que vemos en el Antiguo Testamento —que Dios iba a hacerla una ayuda idónea para su esposo. Ayuda idónea suena como un ama de casa que simplemente no es inteligente, no va a hacer nada más que servir.
Nancy: O puede sonar como alguien que va a arreglar algo.
Linda: Alguien que va a arreglarlo todo. Pero esa palabra ayuda es la palabra hebrea ezer, y se usa más a menudo para referirse a Dios –Dios es nuestra ayuda, Dios es nuestro ayudador. Es una palabra muy fuerte. Dios realmente compartió uno de sus nombres con nosotras como esposas cuando nos llamó ayudantes. Nosotras podemos usar esa fuerza cuando respetamos y no destruimos.
Nancy: Así que si una mujer quiere ayudar a su esposo, hay una línea muy fina aquí en mucho de esto, que podría convertirse en manipulación. Tú hablaste en nuestro último programa Linda, acerca de hacerle preguntas a tu esposo: «¿Cuándo vas a hacer esto? ¿Vas a hacer aquello?» Y eso era irritante para tu esposo. Él sintió que lo estabas tratando como si fuera un niño, sofocándolo, o cualquier otra cosa, no sé. Pero tú probablemente pensaste que estabas tratando de ayudarlo.
Linda: Sentía que estaba haciendo exactamente lo que debía hacer, y sin embargo, creó mucha ira en Joey. Y esa ira salió hacia mí. Mi marido es «sigue la corriente», pero él no es despreocupado. Él es un hombre muy intenso. Así que cuando se sentía amenazado, cuando sentía como si lo estuviera atacando, él me devolvía con enojo y yo terminaba en lágrimas y pensaba: «Me he casado con alguien como mi papá, enojón. ¿Qué he hecho?» Y en realidad, él estaba respondiendo a mi crítica y a mis maneras sutiles de tratar de cambiarlo. Simplemente no estaba funcionando. Había como resultado, ira y lágrimas, y eso no es lo que Dios quiere.
Nancy: Y entonces, ¿qué fue lo que cambió todo esto?
Linda: Tengo que decir que fue la Palabra de Dios. Medité mucho en Filipenses 4:8. Dice que debemos pensar y poner nuestra mente en las cosas que son buenas, amables, toda una lista de cosas. Pero luego dice, «si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad».
Así que el Señor y yo tuvimos una pequeña charla. Le dije: «Muy bien, Dios. Hoy realmente no puedo ver mucho de lo que me gusta de él. Yo lo amo, pero simplemente no me gusta. No me gusta su temperamento iracundo. Pero Tú muéstrame algo que sea digno de elogio en él, algo que sea virtuoso. Voy a detenerme aquí, y voy a compartir con él lo que veo». Y con esa actitud y tomando la Palabra de Dios y aplicándola, todo dio un giro en nuestro matrimonio.
Nancy: Al compartir esto Linda, estoy pensando en un reto que hemos dado muchas veces en Aviva Nuestros Corazones a lo largo de los años. Lo llamamos «El reto de 30 días para esposas», 30 días de desafío para afirmar a tu esposo. Y me has hecho querer compartirlo de nuevo.
Linda: Qué bien. Lo he leído y me gusta.
Nancy: Tenemos que compartirlo. Tengo cientos y cientos —quizás miles de respuestas que hemos recibido de mujeres compartiendo el cambio que este desafío ha hecho en sus matrimonios.
Aquí está el desafío si tú no lo has escuchado antes. Cada día durante los próximos treinta días habrá un lado negativo y un lado positivo. El lado negativo es que no puedes decir nada crítico acerca de tu esposo a él ni a nadie acerca de él. Ahora, sé que para algunas de ustedes eso va a requerir un trasplante de personalidad o algo así, porque te has metido en un patrón negativo —en un patrón crítico.
Pero durante treinta días, por la gracia de Dios, no lo puedes criticar, decir nada negativo sobre él, ni a él ni a tus amigas o a tu madre o a cualquier otra persona. Y les digo a las mujeres, si tú tienes que decírselo a alguien, díselo al Señor. Pídele al Señor que te dé gracia para tratar con eso.
Pero aquí está el otro lado, el lado positivo. Esto es lo que realmente hace una gran diferencia, que es a lo que te estabas refiriendo ahorita, Linda. Todos los días durante los próximos treinta días, reto a las mujeres a buscar algo digno de admiración, algo que tú aprecias, algo que tú valoras en tu esposo. Díselo a él, y díselo a alguien más acerca de él. Así tú estás hablando con él, y estás hablando de él con palabras de honor y respeto.
Algunas esposas van a pensar, «no hay manera de que pueda pensar en treinta cosas que apreciar y afirmar en mi marido». Y yo les digo, «okey, piensa en una cosa y dila cada día durante treinta días». Esto puede sonar un poco tonto, pero ha habido mujeres que vienen a mí una y otra vez diciendo: «Esto cambió por completo mi matrimonio».
De hecho, estoy viendo una respuesta que obtuvimos recientemente aquí de una mujer que acababa de terminar este desafío. Ella dijo:
«Yo había estado frustrada por no sentirme apreciada, por no ver a mi esposo leer su Biblia, como lo hacía antes, y por muchas otras cosas. (De manera que ella se había metido en ese marco negativo de referencia acerca de su marido). Por alrededor de dos semanas en este reto, mi marido empezó a decir cosas como: «No merezco tener una esposa como tú. Haces tanto por mí que yo no merezco. La mayoría de los días merezco que tú me golpees, y sin embargo me amas». También me di cuenta de un aumento enorme en su lectura de la Escritura, comenzó a ayudar en la casa sin preguntar. Ahora creo que como esposa, quejarse no te lleva a ninguna parte, el amor es la mejor arma. Espero que siempre me acuerde de esto».
Qué expresión tan dulce de lo que Dios puede hacer cuando una esposa empieza a vivir Filipenses 4:8, piensa en esas cosas positivas, mora en ellas, y habla de ellas.
Linda: He tenido que volver a aprender mucho de estas cosas. Como ya hemos dicho, soy una mujer de edad avanzada. He estado casada cuarenta y ocho años. Hace cinco años me caí resbalando por toda la escalera golpeándome en mi cabeza y tuve una lesión cerebral grave. Uno de los resultados de ese accidente, que me causó mucho conflicto, fue que sentí como si alguien hubiese metido su mano y hubiese sacado todo el agradecimiento y la gratitud que había acumulado en mi vida, poniendo en su lugar quejas y crítica.
Todos los días después de mi accidente, vivir la vida fue muy difícil. Concentrarme era tan difícil. Yo me quejaba con mi marido, yo lo estaba criticando. No me gustaba lo que yo era. Y dije: «Dios, ya hemos pasado por todo esto antes».
Y Dios me dijo: «Creo que tenemos que pasar por esto otra vez».
Así que me compré una pulsera que dijera: «Quejas fuera de aquí». Y cada vez que me quejaba, tenía que cambiarla de una muñeca a otra, para que me percatara de lo que estaba saliendo de mi boca.
En realidad, las mujeres no se dan cuenta de lo que está saliendo de sus bocas. No se dan cuenta de la falta de respeto. Esto les ayuda a percatarse cuando tienen que cambiársela de una muñeca a otra diez veces al día. Una mujer a la que le di un brazalete, dijo: «Bueno, he aprendido una cosa. Yo no soy muy creativa, pues me quejo sobre lo mismo con mi marido una y otra y otra vez. ¡Se podría pensar que podría haber sido más creativa que eso!»
Yo hice eso Nancy, para aprender de nuevo. Y luego otra vez saqué Filipenses 4:8, con el que yo había trabajado por años y años. Y Dios solo dijo: «Está bien, Linda. Estamos haciendo esto de nuevo». Tomé cada una de esas palabras que describen a Dios: «Él es verdadero, precioso, lleno de gracia. Bueno, pero ¿qué puedo decir sobre mi esposo acerca de esto?» Empecé un diario de gratitud por mi esposo. Dios puso de nuevo en mí, agradecimiento y gratitud, que se reflejó en el respeto hacia mi esposo.
Nancy: Juli, tú contaste una historia en el último programa acerca de cuando eras una joven, casada, sobre la limpieza de tu casa de dos pisos. Tú y tu esposo habían acordado hacerlo juntos. Pero mientras tú hacías tu parte de arriba, él se entretuvo todo el día y nunca llegó a hacer su parte, y tú terminaste haciendo también el trabajo de él y con una mala actitud.
Estaba escuchando eso, y pensé: «Muchas mujeres se pueden identificar. . . si no es con ese detalle, es con algún otro». Pero estabas, desde tu perspectiva, actuando de manera responsable y desde tu punto de vista, él estaba siendo irresponsable y no tomando su lugar en el matrimonio. Así que tuviste que lidiar con tu actitud. Pero, ayúdanos aquí. Si un esposo está actuando de una manera que es inmadura e irresponsable —muchas mujeres que están escuchando ahora estarán pensando en su situación y en las cosas que sus maridos hacen que realmente les molestan o no son sabias o maduras. ¿Cómo una esposa en esa situación puede mostrar respeto a un marido que no está actuando de manera digna de respeto?
Juli: Bueno Nancy, creo que hay dos respuestas a eso. Una de ellas, que es la respuesta más superficial es que solo te obligues a ti misma a hacerlo. Creo que podemos hacer eso. Podemos decir las cosas correctas por un corto período de tiempo. Podemos fingirlo. Y sí, hay veces que tienes que ser obediente y simplemente decir: «Está bien Señor. Yo solo voy a tomar este paso de obediencia». Pero Dios quiere hacer algo más que eso. Él quiere cambiar nuestros corazones. Y eso fue lo que Él comenzó a hacer en mí.
Te puedo decir que esa noche yo estaba en el sofá enojada con mi esposo porque él no había hecho su parte y no había limpiado la casa. Yo, las más santa. Quiero decir, mis pensamientos y mis oraciones incluso eran, «Señor, ¿por qué me has puesto con este tipo que no está haciendo su parte? Es tan irresponsable. Soy una gran esposa porque limpié el apartamento». Y sabes, había todo ese orgullo y justicia propia, que el Señor tuvo la gentileza de no mostrarme todo de una vez, o probablemente me hubiera abrumado. Pero ese es el primer paso. La Escritura nos enseña esto, cuando tú tienes un problema con alguien, lo primero que tienes que hacer es sacar la viga de tu propio ojo.
Nancy: Tienes que llegar al punto donde puedas ver que tu actitud de ser justa en tus propios ojos, es un pecado más grande o mayor que cualquier cosa en la que él esté fallando hacer.
Juli: Absolutamente. Y no solo estoy hablando de irresponsabilidad. Ha habido otras cosas en nuestro matrimonio en las que hemos luchado de las que yo pudiera decir legítimamente, «está equivocado en esto. Dios necesita cambiarlo en esto».
Pero Dios primero quiso mostrarme cómo Él quería cambiarme a mí —cómo mi orgullo, mi arrogancia, mi justicia propia, mis quejas, mi amargura, eran tan grave delante del Señor, como lo era lo que a mí me preocupaba acerca de mi marido.
Cuando Dios empieza a hacer eso —cuando Él primero dice: «Permíteme humillar tu corazón. Déjame mostrarte lo mucho que necesitas mi gracia todos los días». Eso cambia las cosas, porque ahora voy al Señor por fortaleza. Voy al Señor en arrepentimiento y diciendo: «Dios, ayúdame a tener la actitud correcta hacia mi esposo. Ayúdame a tener una actitud de humildad».
Luego empezó a mostrarme todas estas cosas por las que yo no estaba agradecida por Mike. Déjame darte un ejemplo. Creo que una necesidad realmente profunda de una esposa es sentirse protegida por su marido —sentir como si estuviera parándose en la plataforma, él es el líder. Incluso si tú tiendes a ser una persona controladora, hay una parte de ti que quiere como mujer tener esta cobertura.
Al principio de mi matrimonio, yo realmente no veía eso en Mike y yo era más impulsiva. Pero el Señor empezó a mostrarme que Mike me guiaba naturalmente y me protegía en áreas que yo ni siquiera sabía que necesitaba liderazgo. Mike me enseñó cosas como la fe y el descanso, y él me confrontaba porque era muy impulsiva.
Hubo un tiempo en el que yo tenía un problema con la tiroides y tuvieron que darme radiación para resolverlo. Mientras estaban regulando mi tiroides (la glándula de la tiroides controla tu metabolismo), estaba ganando peso con rapidez, a pesar de que estaba corriendo ocho kilómetros diarios y comiendo toronjas porque siempre he sido paranoica con eso de aumentar de peso. Los problemas con mi físico han sido algo con lo que siempre luché.
Yo me subía a la báscula todos los días y encontraba que había ganado otra libra a pesar de que no había comido casi nada. Mike me vio luchando con esto. Un día se acercó y me dijo: «Escondí la báscula y no voy a regresártela hasta que se regule tu tiroides. Tú no necesitas estarte pesando. Tú solo necesitas confiar en que estás haciendo lo correcto para cuidar de tu cuerpo».
Ahora, yo podría haber tenido dos respuestas a eso como esposa. Podría haber dicho: «¿Cómo te atreves a hacer eso? Estás quitándome mi control». Pero el Señor me mostró de inmediato cómo mi esposo me estaba protegiendo.
Mike ha hecho eso en otros momentos en los que solo me dice: «Voy a esconder tu computadora. No quiero que la tengas este fin de semana porque necesitas descansar». Nancy, ese es un marido mostrando liderazgo. Cuando una esposa puede comenzar a ver que su marido está diseñado para liderar, como Dios singularmente lo diseñó —no como yo creo que él debería liderar— hay entonces una nueva apreciación y una nueva dinámica que sale de eso.
Nancy: Así es. Y conociéndote como yo te conozco, y luego al conocerlo a él, pude ver el equilibrio que él aporta a tu vida. Tú lo necesitas tanto como él te necesita a ti. Si pudiera decirlo de esta manera, basada en cómo ustedes están conectados, probablemente tú serías una mujer tensa y estresada si no tuvieras el equilibrio que Mike te trae. He visto cómo has llegado a respetar y a valorar las fortalezas en él, que son diferentes a tus propios puntos fuertes, y dejar que esos los unan en lugar de convertirse en un brecha entre los dos.
Juli: Sí, lo acabas de decir perfectamente. Yo sería una mujer muy diferente sin mi esposo. Sería una mujer muy diferente si no le hubiera permitido a Dios que me mostrara lo mucho que Él tenía que cambiarme. Si yo me hubiera mantenido obstinada en mi posición, nuestros hijos serían diferentes. Estaría paranoica por las calificaciones que están obteniendo y por cada cosa pequeña que tiene que ser perfecta. Mike aporta un gran equilibrio. Dios nos unió para enseñarnos el uno al otro, desafiarnos el uno al otro y pulirnos el uno al otro.
Cuando recién te casas, realmente crees que tu esposo te necesita más de lo que tú lo necesitas a él, porque piensas que lo tienes todo controlado. Pero cuando empiezas a darte cuenta de todo el trabajo que Dios quiere hacer en tu corazón, se convierte en una cosa hermosa. Su yugo es fácil y ligero cuando realmente solo lo arrojas en el Señor y le permites que te enseñe las lecciones profundas del corazón, en lugar de querer controlarlo todo.
Nancy: Estoy escuchando dos buenos puntos aquí. Vamos a continuar esta conversación, pero. . . a medida que llevamos este programa a su fin, un buen punto de discusión es la importancia de la humildad —de tener un corazón humilde. Yo necesito reconocer que mis respuestas orgullosas, negativas, críticas o llenas de mi propia justicia, son un problema más grande o mayor que cualquier falla o defecto que pudiera tener la otra persona.
Tenemos esta escala cuando miramos a otras personas —y particularmente en el contexto del matrimonio— cuando dices: «Tengo algunos defectos, pero los de él son mucho mayores que los míos». Es el orgullo que me hace poner un mayor énfasis en las fallas y en los defectos de la otra persona que en los problemas de mi propio corazón. Así que yo creo que Dios quiere hacer un trabajo profundo de humildad y quebrantamiento y lidiar con el orgullo y la justicia propia en los corazones de muchas mujeres que están escuchando esta conversación.
Annamarie: Has estado escuchando la continuación de una conversación entre Nancy DeMoss Wolgemuth, Linda Dillow y la Dra. Juli Slattery. Esta serie de programas se titula «La poderosa influencia de una esposa». Si te perdiste el programa de ayer escúchalo o leelo en AvivaNuestrosCorazones.com.
Y mañana, asegúrate de acompañarnos para ver cómo una esposa puede animar a su esposo a ser quien Dios quiere que él sea. Acompáñanos para la continuación de la conversación aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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