Atajos
Débora: Aquí hay un recordatorio importante de Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Jesús dijo: «cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca…» (Mateo 7:24).
Cuando vinieron las tormentas, y puedes estar segura de que vendrán, cuenta con eso, golpearon aquella casa. Pero nada pudo destruirla porque estaba construida sobre los cimientos de la obediencia a la Palabra de Cristo. El fundamento ya estaba allí.
No puedes construir los cimientos después de que comiencen las tormentas. Debes construirlos ahora. Tenemos que construirlos ahora para el futuro.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su Presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 31 de mayo de 2024.
Durante la última semana y media, hemos adquirido muchos conocimientos prácticos sobre la comprensión y la …
Débora: Aquí hay un recordatorio importante de Nancy DeMoss Wolgemuth.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Jesús dijo: «cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca…» (Mateo 7:24).
Cuando vinieron las tormentas, y puedes estar segura de que vendrán, cuenta con eso, golpearon aquella casa. Pero nada pudo destruirla porque estaba construida sobre los cimientos de la obediencia a la Palabra de Cristo. El fundamento ya estaba allí.
No puedes construir los cimientos después de que comiencen las tormentas. Debes construirlos ahora. Tenemos que construirlos ahora para el futuro.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «En la quietud de Su Presencia», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 31 de mayo de 2024.
Durante la última semana y media, hemos adquirido muchos conocimientos prácticos sobre la comprensión y la aplicación de la Palabra de Dios. En el episodio de hoy, Nancy DeMoss Wolgemuth nos ofrece una advertencia personal sobre lo que sucede cuando no entras en la Palabra ni dejas que la Palabra entre en ti. Escuchemos.
Nancy: Algunas de ustedes me han escuchado contar antes cómo en mi propio caminar con Dios hubo una temporada en la que estuve bajo un programa particularmente agotador. Estaba fuera de mi rutina, y por un período de cerca de dieciocho meses, estuve trabajando intensamente, viajando y preparando una gran producción.
Estaba sirviendo al Señor, haciendo muchas cosas para Él, pero me desperté una mañana y me di cuenta de que me había alejado mucho de esa relación íntima con el Señor que siempre había deseado y que había experimentado en otros momentos de mi vida. Al examinar lo que había sucedido, me di cuenta de que durante ese período de tiempo, había comenzado a tomar atajos en mi tiempo con el Señor.
Crecí con un fuerte énfasis en nuestro hogar en cuanto a la disciplina de una vida devocional diaria. No fue algo que se nos impuso a la fuerza, pero fue un ejemplo tan poderoso, hubo tanto énfasis en ello que yo siempre supe que era importante.
Así que no dejaba totalmente de tener mi tiempo devocional, pero eso era más o menos lo que estaba haciendo. Me encontraba en lo que he descrito como restaurantes de comida rápida, que es más o menos como vivía en mis veintes.
Yo iba y recogía muchas de mis comidas en restaurantes de comida rápida. Almorzaba rápidamente con un taco o lo que fuera mientras iba de camino a la siguiente reunión. Estaba bien cuando tenía veinte años, pero cuando llegué a los treinta, me di cuenta de que físicamente no me sentía muy bien. Necesitaba cambiar mi dieta y comer de otra manera, así que comencé a hacerlo.
Bueno, espiritualmente, descubrí al final de este largo y ajetreado período que había estado viviendo de una comida rápida espiritual, simplemente haciendo mi oración, lectura en el Proverbio del día y esperando que eso fuera suficiente. Creo que estaba tratando de no sentirme culpable por salir corriendo hacia el día sin haberme conectado con el Señor, pero no me estaba conectando con el Señor.
Hablaba con otros acerca de conectarme con el Señor. Estaba haciendo algunas actividades para conectarme con el Señor, pero no estaba en comunión con Él.
Ahora, no me levanté una mañana y dije: «Voy a dejar de tener mi tiempo devocional. Voy a tomar atajos». Realmente no fue algo consciente. Pero ahora miro hacia atrás y me doy cuenta de que eso es lo que había sucedido. Ahora me doy cuenta de que estaba espiritualmente hambrienta, anémica, impotente, frustrada, sintiéndome millas y millas lejos del Señor.
Te metes en ese pozo durante un período de tiempo, y no sales de él en un día.
Pero Dios fue tan bondadoso, como es Él, de abrir mis ojos y mi corazón para ver lo que había sucedido y darme un espíritu de arrepentimiento y quebrantamiento por la forma en que lo había descuidado al hacer Su obra.
Eso me recordó mucho el pasaje de Lucas 10:40-42, en el que Marta estaba tan distraída y ocupada con muchas cosas que hacía para el Señor, pero en medio de todo eso había perdido al Señor: hacía la obra del Señor, pero no veía al Señor.
Bueno, cuando me di cuenta de eso, se lo confesé al Señor, estuve de acuerdo con Él y le pedí que hiciera una nueva obra de gracia en mi corazón. Y en aquel momento, para «poner en marcha» mi relación con el Señor. . . Yo ciertamente no diría que esta es la única manera de hacer esto, pero sentí que las cosas estaban en tal estado que necesitaba tomar algunas medidas más drásticas.
Así que hice algo que solo he hecho en muy, muy pocas ocasiones en mi vida, y es hacer un voto al Señor. Un voto es algo muy serio según las Escrituras. Es mejor no hacer uno que hacer uno y no cumplirlo (ver Eclesiastés 5:4-5).
Esta vez hice un voto ante el Señor de que durante un determinado período de tiempo dedicaría, durante un cierto número de días, una cierta cantidad de tiempo cada día al Señor.
Y puede que oigas eso y digas: «Eso suena legalista; suena demasiado planificado». Pues te diré que eso era lo que necesitaba en ese momento. Sabía que al hacer este voto al Señor sobre ese período de tiempo, lo tomaría muy en serio; y así lo hice.
Por la gracia de Dios, Él comenzó un proceso de restaurar mi corazón para Él, renovar mi afecto por Él, renovar mi amor por Su Palabra. Dios es tan tierno, bueno y misericordioso. Ha habido otras temporadas . . .
En el transcurso de un año, para mí, a menudo hay momentos en los que vuelvo al mismo modo de «restaurante de comida rápida espiritual». Creo que ahora soy más rápida en reconocer cuando me está sucediendo y en no dejar pasar mucho tiempo, porque sé dónde me va a llevar.
No puedo permitirme llegar al punto de funcionar con mis propias reservas y mis propios recursos. No tengo lo suficiente. No tengo lo necesario para pasar un día sin el Señor, mucho menos días enteros. Hay momentos en los que estoy seca. La prisa es la muerte de la comunión con Dios en mi vida. Es algo contra lo que lucho todos los días de mi vida, casi sin excepción, esto de la prisa.
Escuché a Henry Blackaby hablar de su vida devocional personal. Eso me impactó hace varios años. Él compartió cómo en un momento de su vida se dio cuenta de que se levantaba y tenía tiempo con el Señor por la mañana, y lo programaba tan cerca del comienzo de su día que se encontraba con que tenía que apresurarse para salir de su tiempo devocional y comenzar su día.
Dijo que en algún momento se dio cuenta de lo atrevido que era decirle a Dios: «Date prisa, porque tengo que darme prisa. Date prisa y dame lo que necesito». Dijo que retraso su tiempo devocional treinta minutos más para no tener que apresurarse. Luego dijo que no era suficiente, así que lo retrasó treinta minutos más.
En cierto modo, tengo dudas cuando comparto este tipo de ilustraciones porque somos prontas a pensar: tengo que hacerlo como Henry Blackaby, o tengo que hacerlo como Nancy DeMoss. Estos son solo medios y herramientas que Dios nos da en un momento determinado. Pregúntale a Señor qué quiere que hagas. Puede que Dios no quiera que te levantes a las 4: 45 a.m. como lo hace otra mujer espiritual. Puede que estés en una temporada diferente de la vida. Dios puede trabajar de manera diferente contigo.
No te pongas la carga de cómo y cuándo tienes que desarrollar tu vida devocional. Yo te diría, si no estás en un momento en tu vida en el que puedes consistentemente tener tiempo sin prisas. . .y Dios me da convicción mientras digo esto, pero esta es la necesidad en mi propia vida ahora mismo, de tener tiempo sin prisas a solas con el Señor de forma constante, en la Palabra, en oración.
Dios está tratando conmigo con relación a este tema últimamente, de tomar tiempo para dedicarme a la oración. Estoy en ese proceso. Tú también lo estás. Así que no te desanimes si no estás exactamente donde quieres estar. Ninguno de nosotros está donde quisiera estar, o donde debería estar, o donde estará por la gracia de Dios. Es un proceso, Solo asegúrate de que estás avanzando. Asegúrate de que vas en la dirección de hacer de tu tiempo con el Señor una disciplina en tu vida.
He compartido antes que tengo una amiga que recientemente ha pasado por un gran trauma en su matrimonio con un esposo que le ha sido infiel. A través de toda esa situación salió a la superficie que había años de patrones de hábitos, patrones profundamente arraigados de inmoralidad en su vida.
Ella no sabía la mayor parte de esto, y en realidad fue su pastor quien me llamó inicialmente para decirme que eso estaba a punto de salir a la luz. Él quería que yo estuviera disponible para ministrar a mi amiga.
Le dije al pastor, que la conocía desde hacía mucho tiempo. Sabía que desde que era una adolescente, cuando se convirtió al Señor, comenzó a tener su tiempo devocional diario y constante con él, y que había sido tan consistente y significativo en su vida como en los que he conocido por más de treinta años.
Le dije a su pastor: «Si ella supera este tiempo, que por la gracia de Dios creo que lo hará» (y por la gracia de Dios lo va a hacer, eso ha quedado demostrado), «será porque ha caminado con Dios y en Su Palabra de una manera tan consistente durante tantos años que ahora, cuando las cosas se pongan feas, va a tener lo que necesita para hacer frente a esta situación».
Ahora, yo no me refería a que eso haría que fuera fácil, y no ha sido fácil. Ha sido insoportablemente doloroso. Pero. . .
Pienso en mi casa. La he visto con las luces encendidas muchas veces. Sé dónde están las cosas. Sé dónde están las paredes y dónde están los muebles porque he estado mucho en ella cuando hay luz. He caminado por ella. He vivido en ella.
Por eso, si se va la luz en mi casa, no es probable que me tropiece en la oscuridad de la misma manera que lo haría alguien que nunca hubiera estado en mi casa y no supiera dónde están las cosas, que no hubiera visto la casa con las luces encendidas.
En cierto modo, las luces se apagaron en la vida de mi amiga, pero ella había caminado en la luz con el Señor durante tanto tiempo que cuando sus circunstancias se volvieron oscuras, ha sido capaz de caminar a través de ellas. Sí, con llanto; sí, con dolor; sí, con confusión y dificultad, pero con la ternura, la paz y la presencia de Cristo que la ha sostenido, porque el fundamento está allí.
No tuvo que tomar de repente un curso intensivo para conocer a Dios en la oscuridad, porque ya lo había conocido en la luz, y ahora está familiarizada con el territorio. Ella está conociéndolo de una manera totalmente nueva en la oscuridad, pero no tenía que empezar ahora.
Cristo dijo en Mateo capítulo 7 que el hombre sabio construye su vida sobre la base sólida y firme, no solo de las palabras de Cristo, sino de la obediencia a las palabras de Cristo. Jesús dijo: «cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca…» (v. 24).
Cuando vinieron las tormentas, y puedes estar segura de que vendrán, golpearon contra aquella casa. Pero nada pudo destruirla porque estaba construida sobre los cimientos de la obediencia a la Palabra de Cristo. El fundamento ya estaba allí.
No puedes construir los cimientos después de que comiencen las tormentas. Debes construirlos ahora. Tenemos que construirlos ahora para el futuro.
Cristo dijo que cuando el hombre necio cuando vive su vida, puede escuchar la Palabra de Dios, pero no la obedece. Él no vive las palabras de Cristo, y cuando las tormentas vengan, como lo harán, él se dará cuenta de que su casa ha sido construida en un fundamento débil y no se mantendrá en pie. Grande será la ruina de esa casa.
He visto a mujeres una y otra vez lidiar con catástrofes, desastres y crisis en sus vidas, situaciones que hacen que se desmoronen, lo cual, humanamente hablando, es de esperarse que suceda cuando sientes que ya no puedes más… Comprendo sus duras circunstancias.
Pero si se desmoronan (y no me refiero solo a ese día, sino a lo largo de un período de tiempo), lo más probable es que sea porque no tenían los cimientos que necesitaban para poder atravesar esa tormenta. ¿Y cuáles son esos cimientos?
Es consistentemente llegar a conocer a Cristo a través de Su Palabra, conociendo a Dios, y como Él se ha revelado. No tenemos otra manera de conocer a Dios. No hay una manera mística, mágica o secreta de conocer a Dios. Él nos ha dado Su Palabra.
Está ahí mismo. Es un regalo. Es un tesoro. Tenemos que buscarla, dedicarle tiempo. Tomar tiempo para la Palabra de Dios significa que hay otras cosas para las que no vamos a tener tiempo.
Hay muchos libros que me encantaría leer y no tengo tiempo para ellos. Hay muchos programas de televisión con los que probablemente disfrutaría entreteniéndome, pero no tengo tiempo para verlos; y no porque haya algo malo en algunos de ellos, sino que si quiero una base para mi vida de una relación con Dios, que es lo que quiero más que cualquier otra cosa, entonces significa que tengo que tomar algunas decisiones.
Hace un tiempo hablaba con una pareja sobre el desafío de levantarse por la mañana para encontrarse con el Señor, y decíamos: «Lo que hacen más difíciles las mañanas es lo que hicimos la noche anterior». A menudo desperdiciamos esas horas de la noche en cosas que no son esenciales, cosas que no son importantes, y las horas simplemente. . . ¡¿dónde se fueron?! ¡Es medianoche, la una de la madrugada!
Y no sé si algunas de ustedes nunca ven esas horas de la noche, pero yo sí, y muy a menudo; luego la mañana parece imposible. Cuánto mejor sería si pudiera ser cuidadosa sobre lo que hago con mi tiempo en las noches, no gastando tiempo innecesariamente en cosas que no tienen ningún significado para la eternidad.
Creo que la televisión ha sido uno de los grandes asesinos de la intimidad con Dios. Pensamos: no hay nada tan dañino en eso.
Bueno, lo dañino es la mañana siguiente cuando no puedes levantarte de la cama porque estás exhausta, así que tienes que salir de la cama y apurarte para ir al trabajo, o apurarte para llevar a tus hijos a la escuela o lo que sea; apurarte porque no pensaste con anticipación: «Señor, quiero planear mi encuentro contigo».
No es fácil. Yo arruino muchos de mis días y me encuentro a la mitad del día pensando: hoy todavía no me he conectado realmente con el Señor.
Así que hazlo ahora. Hazlo cuando Dios lo traiga a tu corazón. Levántate y sigue adelante.
Proverbios 24:16 dice que el justo cae siete veces y vuelve a levantarse. A veces pienso que son siete veces en un día o en una semana, pero Dios te ha dado ahora un nuevo reto: levántate, dondequiera que estés en tu caminar con el Señor, y da el siguiente paso. Hazlo, y estarás sembrando semillas que recogerán una cosecha en el camino que quizás no puedes imaginar ahora mismo.
Débora: Tu Biblia es un rico recurso. Si te alejas de ella, te encuentras con muchos problemas. Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado animando a que actúes: abre la Palabra de Dios y aplícala a tu vida. En cierto sentido, es fácil, sólo da el paso de leer.
Pero hay muchos enfoques diferentes para entenderla. Hay muchas estrategias para ser consistente.
Y si te preguntas por dónde empezar, te ofrecemos uno de nuestros más recientes recursos: el «Reto Mujer Verdadera 365 Cronológico ». Sin duda creo que esta es una gran manera de hacer crecer el hábito de estar en la Palabra de Dios todos los días y entenderla más. Encontrarás un enlace en la transcripción del episodio de hoy.
Esta semana hemos estado escuchando a algunas sobre cómo les ha influenciado para bien Su tiempo en la Palabra.
Mujer 1: He tenido tiempos devocionales durante bastante tiempo en mi vida, y muchas veces eran secos y aburridos, y a veces encuentro que todavía sucede. Voy a la Palabra de Dios y la leo sólo porque sé que es una buena disciplina espiritual y que el Señor la usará más adelante en mi vida.
Debo decir que memorizar la Palabra de Dios ha transformado mi vida de oración, y se ha desbordado en mis tiempos devocionales cuando escribo en mi diario. La forma en que empezó fue cuando estuvimos viviendo en el extranjero durante varios años y extrañaba mucho a mi mamá.
Para ese tiempo, ella estaba memorizando cierto salmo (creo que era el Salmo 92 o 91), y yo pensé: voy a memorizarlo también. Como sé que ella lo está haciendo, lo haré yo también. Ese era como vínculo con mi mamá a pesar de la distancia.
Así que memoricé ese salmo, y luego con los años, lo olvidé. Volvimos a Estados Unidos y empecé a ejercitarme haciendo caminatas sólo por la disciplina de hacerlo. Me di cuenta de que mientras lo hacía, ese era un buen momento para hablar a solas con el Señor.
En ese tiempo vivíamos en el campo, así que simplemente hablaba. Un día dije: «Estoy muy enojada. Olvidé ese salmo que memoricé tan maravillosamente». Lo que hice después fue escribir cada versículo en una pequeña tarjeta y comencé a memorizarlo mientras caminaba.
Luego pensé: «¡Es maravilloso! Es como un poema. Voy a memorizar otro que me encanta».
Ahora, gracias a tantos años de memorización, tengo una buena selección de salmos. Los escribo en tarjetas pequeñas y también otras partes de las Escrituras. Eso me hace salir a caminar y para no olvidar lo que he memorizado, me llevo esas tarjetas conmigo.
Lo que sucedió fue una gran sorpresa: a medida que los voy repitiendo y memorizando, empiezo a orarlos. En medio de ello, no se trata solo de memorizar, sino que comienzo a desbordarme en oración por mis hijos, por mi esposo, por mí, muchas veces por mí, y eso ha sido toda una sorpresa; ¡ha sido una delicia!
Así que, no solo me motiva a salir y hacer ejercicios y caminar, sino que también me motiva a seguir memorizando las Escrituras por el maravilloso efecto que tiene. Hay algo maravilloso en la oración, en hablarle al Señor de Su Palabra en oración.
Hay tantas promesas, tantas que es una completa delicia. Mi tiempo devocional se va desarrollando de una manera asombrosa a medida que escribo en mi diario.
Y como dijo Nancy el día anterior (creo que lo dijiste tú o estaba en uno de tus libros): si memorizas las Escrituras y luego las lees, todas las demás Escrituras vuelven a ese punto que estás leyendo. Otros diez versículos coinciden con ese mismo pensamiento, y eso enriquece mi tiempo devocional.
Así que eso realmente ha enriquecido mi tiempo devocional y lo ha hecho nuevo cada día gracias a la memorización de la Palabra de Dios.
Mujer 2: En mi vida, yo solía tener un tiempo disciplinado y bueno; escribí mucho en mi diario y pasé mucho tiempo leyendo la palabra. Realmente fue un gran tiempo. . . luego formé una familia.
Esta mañana, mientras paseaba al perro, me sentía culpable de no escuchar la Palabra por tener que sacar al perro. Así que pensé: ¿Qué pasa con mis prioridades? Pensé que siempre quise una familia, y amo mucho a mi familia. Pero nunca me di cuenta del sacrificio que involucra tener una familia. Pensaba que todo parecía interminable: limpiar, limpiar y limpiar. No sabía que mi vida iba a consistir en limpiarlo todo.
Me asombran las Escrituras y definitivamente pondré en práctica todo lo que has dicho, Nancy. Tendré a mano las Escrituras porque tengo pequeñas tarjetas con versículos. Y como dijiste Nancy, puedes saber todas estas cosas, pero de nada te sirven si no las haces.
Muchas veces sabemos que no las hacemos, ¡y no hacemos nada para cambiar eso! Es como cuando un perro persigue su cola, da vueltas en círculos. Así es como yo me siento.
Así que hoy me he sentido animada. Voy a hacer algunas de esas cosas prácticas que conozco, dando pequeños pasos para salir del pozo del que hablaste; solo el Señor puede sacarme de allí. Agradezco este testimonio.
Nancy: ¿Piensas en alguien que sería una buena compañera para rendirle cuentas? El enemigo es tan bueno en tomar la semilla que ha sido sembrada y luego arrebatarla. Y para cuando hayas escuchado este episodio, estarás de vuelta en el ajetreo, el desorden, las demandas y las distracciones.
Ahora que has escuchado y Dios te ha hablado, es aún más importante que respondas como Dios está impactando tu corazón. Así que ve y compártelo con alguien que te ayudará a rendir cuentas y orar por ti y animarte a medida que das pasos. Y no tienen que ser grandes pasos, sino un paso a la vez en la dirección correcta.
Y sabes que una vida disciplinada de tiempo devocional para ti como esposa y madre en esta temporada de la vida puede ser diferente de lo que era cuando eras soltera, o dentro de algunos años cuando experimentes el nido vacío.
Hay diferentes temporadas en la vida, y eso está bien; pero quieres asegurarte de que en cada temporada de la vida estés recibiendo en tu sistema el alimento de la Palabra sobre una base consistente.
La limpieza de la casa puede esperar, todavía estará ahí para ser hecha, pero cuánto mejor es ser capaz de abordar las cosas con la sabiduría y el gozo y la perspectiva y la capacidad que Dios da cuando reconocemos nuestra dependencia en Él, diciendo: «Señor, no puedo pasar este día sin Ti».
Algunas de ustedes me han escuchado decir eso antes. Siento que a veces cuando me apresuro en mi día, como casi siempre estoy tentada a hacer, siempre hay correo electrónico, siempre hay mucho trabajo, siempre hay fechas límites que cumplir, y a menudo estoy tentada a simplemente trabajar intensamente sin haberme detenido a encontrarme con el Señor. Y siento a veces como si Dios estuviera diciendo: «¿Quieres manejar este día por tu cuenta? Adelante. Inténtalo».
Y, por supuesto, puedo hacer muchas cosas. Pero como dijo Cristo: «separados de Mí nada pueden hacer» que sea de importancia eterna o espiritual (Juan 15:5).
Así que, cuando nos detenemos y tomamos ese tiempo, e ignoramos cualquier otra cosa que esté sucediendo a nuestro alrededor y nos tomamos ese tiempo para reunirnos con el Señor, nos estamos humillando y diciendo: «Señor, no puedo vivir esta vida sin Ti. Te necesito». ¿Y qué hace Dios cuando nos humillamos? Derrama gracia en los humildes (ver Santiago 4:6).
¿Qué es la gracia de Dios? Son todos los recursos sobrenaturales e infinitos de Dios a tu disposición: el deseo de obedecer a Dios, el poder para obedecer a Dios. Es Dios quien obra en ti, tanto el querer como el hacer lo que a Él le agrada (ver Fil. 2:13). Esa es la gracia de Dios.
Tú necesitas la gracia de Dios, yo necesito la gracia de Dios, para vivir este día. Cualquiera que sea la temporada de tu vida, cualesquiera que sean las exigencias, cualesquiera que sean las dificultades, las luchas, las presiones, las cargas, necesitamos la gracia de Dios.
Y Su gracia es suficiente. El problema es que no estamos recurriendo a ella. Tenemos este enorme recurso disponible, pero con nuestros insignificantes y míseros recursos, estamos tratando de vivir esta vida por nuestra cuenta, de arreglárnoslas solas.
Somos como esos mendigos pobres, sobreviviendo a duras penas, cuando Dios tiene disponible para nosotras este increíble tesoro. Todas Sus riquezas en Cristo Jesús están disponibles para nosotras, y estamos viviendo como indigentes, luchando, esforzándonos, golpeándonos a nosotras mismas para vivir esta vida.
Pero Dios dice: «Yo quiero derramar todos Mis recursos en ti, pero entra al lugar donde está la fuente. Bebe de ella. Bebe profundamente, y encuentra Mi gracia para encontrarte en tu lugar de necesidad».
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos ha estado animando a experimentar las riquezas que Dios tiene para ofrecer en Su Palabra. Y ¿sabes?, enfrentarás muchos desafíos a lo largo de toda tu vida. Y tendrás también muchas oportunidades. Durante estos últimos días, Nancy te ha estado señalando la única Fuente que te ayudará a aprovechar al máximo tu tiempo con el Señor. Así que Nancy, ¿por qué es esto tan importante para ti?
Nancy: Realmente creo que si nuestras oyentes pueden entrar en la Palabra de Dios por sí mismas, van a tener los recursos que necesitan para cualquier situación que puedan estar enfrentando, no importa lo difícil que sea. Aquí en Aviva Nuestros Corazones recibimos muchos correos de mujeres que se encuentran en situaciones desesperadas y realmente difíciles.
Hacemos lo que podemos para ofrecerles palabras de aliento bíblico y dirigirlas a líderes de su iglesia que puedan darles un consejo piadoso. Pero soy muy consciente de que muchas de sus preguntas y temas no tienen respuestas sencillas. Son asuntos complejas, y a veces todo lo que podemos decir es: «Tienes que entrar en la Palabra de rodillas y dejar que Dios te muestre qué hacer».
Débora: ¡Amén! Y queremos animarte nuevamente a que puedas explorar la posibilidad de iniciar un hábito de lectura de la Palabra con nuestro más reciente recurso, nuestro nuevo plan de lectura bíblica: «Mujer Verdadera 365 Cronológico». Cada día de lectura está acompañado de un pequeño devocional que te ayudará a profundizar y meditar en los pasajes asignados para cada día.
¡Realmente esperamos que Dios use este recurso para que puedas desarrollar un fundamento sólido con el propósito de profundizar más en tu relación con Él!
Ayudándote a descubrir y abrazar las verdades de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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