Arraigadas y cimentadas en Cristo (parte 1)
Laura: ¡Bienvenidas a Mujer Verdadera 2020!
Fausto: ¡Dios les bendiga mujeres!
Laura: Qué bendición verlas a todas aquí. Dios nos ha traído hasta aquí, estamos felices de Su misericordia al dejarnos congregar aquí a todas hoy.
Fausto: Amadas, el Señor las ha traído, Él las ha traído hasta aquí. ¡De 26 países del planeta!
Del continente africano: Mozambique
Del continente europeo: Francia, Suiza, Alemania, el Reino Unido.
De América del Sur: Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
De Centroamérica: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.
Del Caribe: Cuba, República Dominicana, y Puerto Rico.
Y de América del Norte: Canadá, Estados Unidos y México.
¡Gloria a Dios!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy arraigamos nuestras vidas en lo que Dios nos dice en Eclesiastés, capítulos 9 al 12.
Patricia de …
Laura: ¡Bienvenidas a Mujer Verdadera 2020!
Fausto: ¡Dios les bendiga mujeres!
Laura: Qué bendición verlas a todas aquí. Dios nos ha traído hasta aquí, estamos felices de Su misericordia al dejarnos congregar aquí a todas hoy.
Fausto: Amadas, el Señor las ha traído, Él las ha traído hasta aquí. ¡De 26 países del planeta!
Del continente africano: Mozambique
Del continente europeo: Francia, Suiza, Alemania, el Reino Unido.
De América del Sur: Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
De Centroamérica: Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.
Del Caribe: Cuba, República Dominicana, y Puerto Rico.
Y de América del Norte: Canadá, Estados Unidos y México.
¡Gloria a Dios!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy arraigamos nuestras vidas en lo que Dios nos dice en Eclesiastés, capítulos 9 al 12.
Patricia de Saladín: Muchas cosas han sucedido desde que nos reunimos hace unos meses para Mujer Verdadera ‘20. Y en medio de las circunstancias que cada una ha estado viviendo, ¡no perdamos de vista lo que Dios hizo en este lugar! Vimos a Dios traer arrepentimiento, vimos relaciones restauradas, tristeza tornada en alegría, corazones cambiados y avivados.
Y esto es lo que la Palabra de Dios hace en nuestras vidas, nos da vida en abundancia. Pero no podemos ignorar que vivimos en un mundo donde nos vemos rodeadas de huecas sutilezas, filosofías vanas que pretenden redefinir lo que significa ser mujer y su rol en la sociedad.
Muchas de nosotras hemos pensado en algún momento: «Quiero hacerlo a mi manera». Y a lo largo de las últimas décadas hemos estado bajo la influencia de muchas filosofías. Pero una de ellas, que nos afecta de manera muy particular como mujeres, es el feminismo. Este movimiento, el cual se ha tornado un tanto complejo en la actualidad, se caracteriza por muchas cosas, pero una de ellas es que te hace promesas vacías. Vivir conforme a todo lo que este movimiento enseña te dejará vacía y sin rumbo.
Y en un esfuerzo por recapturar el diseño original de la mujer, tal y como fue ideado por Su Creador, surgieron las conferencias True Woman, en español, Mujer Verdadera. Es con estas conferencias que nace el Movimiento Mujer Verdadera. Este se ha ido extendiendo alrededor del mundo a través de las Conferencias True Woman para Estados Unidos, y las Conferencias Mujer Verdadera para Latinoamérica.
Estamos agradecidas a Dios porque hemos sido testigos de un gran anhelo por parte de miles y miles de mujeres, de formar parte de este movimiento, de volver a las sendas antiguas, de abrazar su hermoso diseño. Estamos viendo a Dios avivar los corazones.
«Sí, Señor», es uno de nuestros lemas, con el cual afirmamos nuestra rendición voluntaria a la Palabra de Dios, y lo que esta nos enseña acerca del rol que Dios nos ha dado en nuestros hogares, en la iglesia y en el mundo.
Hayas o no asistido anteriormente a una de nuestras conferencias, es imprescindible que tu mente se empape de la Palabra de Dios para que puedas descubrir Su voluntad para tu vida, y así experimentar un verdadero avivamiento. Durante esta serie de programas a la que damos inicio hoy, queremos que experimentes un poco de lo que fue nuestra pasada Conferencia Mujer Verdadera 2020, titulada «Arraigadas».
Annamarie: Por años, Nancy DeMoss Wolgemuth, ha orado por un avivamiento y anhela ver un poderoso mover del Espíritu de Dios en la iglesia de Cristo. Iniciemos entonces escuchando lo que ella enseña que es «avivamiento».
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esa palabra viene de dos palabras latinas: re que viene de otra vez, vive que quiere decir vida. Es volver a la vida, revivir.
Muchas veces en nuestra vida cristiana nos cansamos, perdemos nuestro primer amor por Jesús, es como las plantas que tenemos en el exterior, si no reciben agua, se secan y mueren. Necesitan ser avivadas, revividas. Y la Palabra de Dios es esa agua que viene a nuestros corazones y nos trae de nuevo a la vida.
Annamarie: Ahora escucharemos acerca de cuál debe ser nuestra visión mientras nos encontramos en este mundo y nos vemos rodeadas por diversas filosofías.
Nancy: El peligro para nosotras es cuando comenzamos a mirar cualquier cosa fuera de Jesús. Tenemos almas sedientas, corazones hambrientos y tenemos heridas y dolores, sufrimientos porque vivimos en un mundo roto. Muchas mujeres aquí y alrededor del mundo están sufriendo profundamente. Pero si miramos las soluciones que el mundo nos brinda para solucionar nuestros problemas, vamos a estar desilusionadas.
Es por eso que el apóstol Pablo les dijo a los colosenses: «Estén alertas, estén atentos porque el mundo va a querer atraparlos con sus filosofías». En lugar de eso, dijo, «miren a Cristo, porque en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento de Dios».
Necesitamos que las mujeres entiendan que Cristo es todo lo que necesitamos. Y como un movimiento de mujeres verdaderas queremos apuntarlas hacia Cristo. Así que la respuesta para las heridas y el sufrimiento no es la ira o la amargura, es el camino del perdón. Así es que viene la sanación. Así que nosotras tenemos el mensaje que el mundo necesita.
Pero debemos creerlo, vivirlo y compartirlo.
Annamarie: Amén. A la luz de esto que nos ha dicho Nancy, escuchemos acerca de lo que significa vivir «Arraigadas y cimentadas en Cristo». Sugel Michelén, pastor en la Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, nos trae el primer mensaje que escuchamos en la Conferencia Mujer Verdadera 2020 titulada, «Arraigadas».
Sugel Michelén: Yo he estado en unas cuantas conferencias a lo largo de mi vida, nunca había visto tantas mujeres juntas, y sobre todo nunca había visto tantas cristianas juntas. Mis hermanas, es un enorme gozo, es un enorme privilegio poder estar entre ustedes. Hemos orado por este tiempo, hemos pedido al Señor que Su Palabra caiga como rocío de la mañana a lo largo de estos dos días, y que todas aquí sean traspasadas por Su Palabra, y que Cristo sea exaltado.
Yo les pido por favor que abran sus biblias en Colosenses capítulo 2. Carta del apóstol Pablo a los Colosenses capítulo 2, y vamos a leer los versículos 6 al 10, y luego vamos a tener un muy breve momento de oración.
Dice así la bendita, inerrante, inspirada y todo suficiente Palabra de Dios. Versículo 6: «Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, (toda la plenitud de la Deidad) y vosotros (todos nosotros que somos creyentes) estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad».
Padre, nosotros queremos darte muchas gracias otra vez por darnos el privilegio, la oportunidad, el gozo de poder estar aquí en esta mañana. Oh, Señor, nosotros no podemos ministrar Tu Palabra en una forma eficaz; por favor, Señor, danos el poder de Tu Espíritu Santo para que Cristo, Cristo y solo Cristo sea exaltado en esta hora porque te lo pedimos en Su nombre, amén y amén.
Hace poco leí una historia o escuché una historia que llamó mi atención poderosamente. Una mujer de 33 años sale por la mañana para dirigirse a su trabajo en la ciudad de Dallas; pero a las 3:30 de la madrugada esta mujer se encuentra en la ciudad de Santa Fe, en Nuevo México, sin tener la menor idea de cómo llegó allí. A la mañana siguiente, luego de dormir en un hotel de la ciudad, no podía reconocer su propia ropa que había colgado en una silla, no reconocía su cartera –y esto es grande en una mujer– de hecho, ni siquiera pudo reconocer su propio rostro cuando se miró en el espejo.
Esta mujer estaba sufriendo de un sorprendente caso de amnesia, un severo caso de amnesia. Le tomó mucho tiempo de terapia recuperar su memoria, sus vivencias, sus relaciones, sus recuerdos. Al final de ese año de terapia y analizando lo que le había sucedido, esta mujer hizo la observación de que la memoria no es meramente un asunto de, dónde dejaste las llaves. La memoria tiene que ver –en esencia– con quién eres tú. Es es un asunto de identidad.
Mis hermanas, mis queridas hermanas, esta es una declaración extremadamente importante para nosotros como cristianos, porque uno de los grandes problemas que tenemos en nuestra vida cristiana práctica, es que muchas veces padecemos de una especie de amnesia funcional. Olvidamos quiénes somos en Cristo, olvidamos lo que tenemos en Él, y consecuentemente comenzamos a buscar fuera de Cristo lo que ya tenemos en Él.
Ese era el problema que estaban enfrentando los hermanos de la iglesia en Colosas, a quienes Pablo envío esta carta originalmente. Estos hermanos estaban en peligro de ser extraviados por las enseñanzas de falsos maestros que querían llevarlos a creer que ellos necesitaban algo más, aparte de Cristo, para alcanzar una vida espiritual plena.
Está muy bien que tengan a Cristo, pero ustedes necesitan un algo más, algún tipo de experiencia mística, nuevas revelaciones, un mayor nivel de santidad, pero siguiendo un conjunto de reglas humanas que no están en las escrituras; y Pablo va a hablar de eso más adelante el versículo 20 del capítulo 2. «Si ustedes han muerto con Cristo, por qué se someten a preceptos humanos como no gustes, no manejes, ni aun toques». Ustedes necesitan llegar a adquirir un conocimiento secreto y oculto, al que solo tiene acceso una élite espiritual. Ustedes necesitan la llave que desvela los misterios ocultos, y que solo nosotros tenemos.
Es por eso que el tema de esta carta es la supremacía de Jesucristo y la plenitud que los creyentes tenemos en Él. «Cristo es el todo y en todos», va a decir Pablo en colosenses capítulo 3 versículo 11. Alguien resumió de una forma memorable el tema de esta carta con estas palabras: Todo Dios está en Cristo y todo Cristo está en ti, si eres creyente. Mira si tú vas a olvidar algo en la mañana de hoy, no te olvides de esa frase: Todo Dios está en Cristo y todo Cristo está en ti, si tú eres verdaderamente cristiana.
De manera que la única manera, la única forma de continuar avanzando en nuestra vida cristiana es manteniéndonos aferrados a Él por la fe. Arraigadas, no arriesgadas, arraigadas en Cristo. Miren mis hermanas, todo verdadero cristiano está consciente de que no hay salvación fuera de Cristo, ¿no es así? Todos estamos conscientes de que debemos venir a Cristo en arrepentimiento y fe, si queremos ser perdonados, si queremos ser aceptados en la presencia de Dios.
Lo que algunos parecen no entender, es que la vida cristiana se desarrolla y se fortalece en la misma medida en que permanecemos haciendo lo mismo que hicimos al principio cuando nos convertimos al Señor. La vida cristiana sigue como comienza. Versículo 6: «Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él». No es diferente. Andad en él.
Tú y yo llegamos a ser cristianos cuando recibimos por la fe al Señor Jesucristo, o como dice el texto literalmente, «a Cristo Jesús el Señor». Recibimos por la fe a Cristo Jesús el Señor. Y Pablo está siendo muy intencional en el uso de cada uno de esos títulos y nombres. Recibimos a Cristo, es decir al Mesías, al ungido del Señor. A ese Mesías que fue ampliamente profetizado en el Antiguo Testamento. Aquel que reúne en Su persona los oficios de rey, profeta y sacerdote. Fue a ese Cristo que nosotros recibimos por la fe. Pero también Él es Jesús, es Cristo Jesús, es el equivalente del nombre hebreo Josué, que significa Jehová salva.
Nosotros recibimos por la fe a ese Jesús que se encarnó en el vientre de una virgen, para venir a ser nuestro Salvador muriendo por nosotros en una cruz. Pero ese que es Cristo Jesús también es el Señor. Él es el Señor. Él es nuestro dueño, es nuestro amo. Él nos gobierna. Nosotros nos rendimos a Él. Ustedes han levantado su pañuelito blanco. Bueno eso fue lo que hicimos cuando vinimos a Cristo Jesús, el Señor. Estamos diciendo yo no soy el Señor, Tú eres el Señor, yo no soy Dios, Tú eres Dios. No es mi voluntad, es la tuya. No es mi gloria, es Tu gloria la que vamos a perseguir a lo largo de toda nuestra vida.
Y Pablo está diciendo: «eso fue lo que ustedes hicieron cuando se convirtieron a Cristo Jesús el Señor, ahora continúen haciendo exactamente lo mismo, manteniéndose aferrados a Cristo Jesús el Señor por medio de la fe». Vivan en consecuencia con esa verdad que ustedes dicen creer acerca de Jesús. Miren mis hermanas, si Jesús es el Salvador, y lo es, el único Salvador, andar en Él significa mantenernos en la atmósfera de Su gracia, respira la atmósfera de Su gracia.
Ahora, yo quiero ser lo más práctico posible en esta mañana. Eso suena muy bonito, suena muy abstracto, pero ¿qué significa eso? Bueno lo que eso significa mi amada hermana, es que no trates de ganarte el favor de Dios a través de tu obediencia, porque ya Cristo ganó por ti el favor de Dios, viviendo una vida de perfecta obediencia a la voluntad del Padre, y luego muriendo por ti en la cruz del Calvario. No trates de impresionar a Jesús. Como dice alguien, «no trates de impresionar a Dios con tu obediencia, ya Jesús lo impresionó por ti». Andad en Él. Y eso es importante mis hermanas porque todos nosotros somos fariseos en recuperación. Somos fariseos en recuperación. Es como cuando te conviertes al Señor, se instala en nuestro software el sistema operativo de la gracia, pero el pecado que mora en nosotros es como un virus cibernético que trata de tumbar el sistema operativo de la gracia para poder instalar de nuevo el sistema operativo de las obras.
Por eso es que tú te levantas por la mañana y dices: «Wow me levanté a las 5, check; leí mi Biblia, check; oré, check; y hasta le prediqué el evangelio a un hermano o amigo del trabajo, ya Dios me va a bendecir. O sea, tú estás ganándote el favor de Dios por las obras. Vive en la atmósfera de Su gracia porque Jesús es el Salvador no tú. Pero Él también es el Señor, por tanto andar en Él significa vivir en la esfera de Su sabiduría revelada en Su Palabra, en una gozosa y deleitosa sumisión a la autoridad de Jesús, plasmada en este libro.
Y repito, no para que Él te acepte por tu obediencia, sino porque ya fuiste aceptada por la obediencia de Él. En otras palabras, la vida cristiana es una relación con Cristo de principio a fin. Y esa relación Pablo la detalla más ampliamente en el versículo 7. ¿Qué significa andar en Él? Dice Pablo: «arraigados y sobreedificados en Él». Ahí está nuestro texto, el texto de esta conferencia. (Arraigadas), «arraigados y sobreedificados en Él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados abundando en acciones de gracias».
La palabra arraigados o enraizados, mira hacia el momento de nuestra conversión. Se trata de algo que sucedió en el pasado, pero que tiene resultados en el presente. En un momento de nuestras vidas fuimos desarraigados del terreno pedregoso, venenoso y mortífero del pecado, para ser plantados en Cristo. Y es interesante que Pablo está usando aquí una voz pasiva.
Yo sé que muchos de ustedes ya pasaron por la escuela hace unos años. ¿Qué significa la voz pasiva? Que el sujeto recibe la acción del verbo. No fue que nosotros nos desarraigamos para arraigarnos en Cristo, es que Dios nos desarraigó del terreno pedregoso y perverso del pecado, para plantarnos en Jesús. Eso lo hizo el Dios omnipotente que nos eligió desde antes de la fundación del mundo para ser suyos.
Yo creo que Pablo probablemente estaba pensando en el Salmo 1, cuando escribió este texto donde se describe al justo como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, ¿recuerdan? Ese árbol no nació ahí. Ese árbol no nació en ese terreno. Ese árbol fue plantado allí por la mano omnipotente de Dios.
Hace un tiempo, mi esposa y yo estábamos en un país de Suramérica en una conferencia, y había unas jóvenes muy amables sirviendo a los predicadores invitados. Mi esposa comenzó hablar con una de estas jóvenes, y en un momento le preguntó, ¿cómo te convertiste? Su respuesta fue, «yo siempre he sido cristiana». ¿Han visto ustedes esos esos programas cuando una persona responde mal una pregunta? Que hace, ¡clang! Yo siempre he sido cristiana, ¡clang! No, no, no, no, no.
Yo no sé cuál era el transfondo eclesiástico de esa joven, pero déjenme decir algo, no hay un solo hombre en todo el planeta planeta que haya nacido siendo cristiano. Todos nacimos en pecado. Nadie nace en el terreno de la gracia de Dios en Cristo. Fue el Dios soberano que nos amó desde antes de la fundación del mundo, el que nos desenraizó del terreno seco y árido de nuestra propia necedad, de nuestra propia pecaminosidad, y nos plantó junto a corrientes de aguas, en el terreno de la gracia inagotable de Cristo.
Recuerden ustedes Juan 7:37: «Venid a mí los que estáis sedientos. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva y esto dijo del Espíritu que habrían de recibir los que creyesen en él». Alguien dijo una vez, que hay más agua en ese terreno de la que las raíces del árbol puedan llegar a beber jamás.
Miren mis hermanas, podemos pasarnos la vida absorbiendo a borbotones las inescrutables riquezas que se encuentran en Cristo, y nunca podremos agotarlas. Es por eso que el creyente, dice el salmista, «da su fruto a su tiempo, su hoja no cae y todo lo que hace prosperará». ¡Ay qué bendición! Así que yo voy a tener un buen carro, una buena casa, un buen marido, y salud obviamente para disfrutarlo. No necesariamente. No necesariamente, esta promesa no tiene nada que ver con la teología de la prosperidad. Lo que Dios promete a los suyos es que en medio de la sequía y la aridez de este mundo, podremos permanecer vigorosos y fuertes produciendo el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, y ese fruto no es otra cosa que el carácter perfecto de Cristo reproducido progresivamente en nosotros.
Así que mi hermana, no trates de mover algunas de tus raíces hacia otro terreno. Cuando yo era niño, yo era más tonto de lo que soy ahora, y yo creía en los reyes magos. Yo espero no estar aquí matándole la sorpresa nadie, de que los reyes son los padres; pero yo creía en los reyes magos, y mi mamá siempre ponía debajo del árbol de navidad, regalos bien envueltos, papeles muy vistosos, pero con nada adentro.
Eran cajas vacías para simular los regalos que íbamos a recibir el día de Reyes. Y yo me acuerdo que yo me levantaba siempre en en esos días de Navidad, y le oraba a Dios. Y le decía, «son reyes magos, ellos pueden hacer que aparezcan los regalos ahora». Y yo iba todas las mañanas, movía cada caja…nada.
Miren mis hermanas, lo que el mundo ofrece es exactamente lo mismo. Son cajas vistosas con nada adentro, nada adentro. Mi hermana, fuiste arraigada en Cristo si eres cristiana. Permanece allí. ¿Y no es que nadie puede desarraigar a un cristiano de Cristo? Dice el Señor: «mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre».
Madres, ustedes saben muy bien que si vas a cruzar la calle con un niño pequeño no debes dejar que el niño te agarre la mano a ti. Tú tienes que agarrar de la mano al niño. No somos nosotros los que estamos agarrados de Jesús, es Jesús que nos tiene agarrados a nosotros. Nadie nos puede sacar de allí. «Estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni la muerte, ni ángeles ni potestades ni principados –y Pablo parece que pensó, se me quedó algo– ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro». Nada ni nadie nos puede desarraigar de allí. Sin embargo, sí podemos olvidar momentáneamente nuestra nueva identidad en Cristo y comenzamos a buscar lo que ya tenemos en Él. Comenzamos a buscar fuera de Él lo que ya tenemos en Él.
Decía el misionero Hudson Taylor, «nuestra unión con Cristo nunca se puede interrumpir, pero nuestro disfrute de ella sí». Nuestra unión con Cristo nunca se puede interrumpir, pero nuestro disfrute de ella sí. Así que el punto, mi amada, mi querida hermana, no es esforzarte por seguir arraigada, es seguir creyendo que ya fuiste plantada en Cristo y continuar nutriéndote de Su bendita Palabra. No para ganar puntos con Dios, sino para seguir profundizando en nuestro entendimiento de lo que somos y de lo que tenemos en Él.
La clave está en la fe. La clave está en la fe. Fue por medio de la fe que iniciaste tu vida cristiana, ahora sigue viviendo por fe. Por fe en el hecho de haber sido perdonada, por fe en el hecho de haber sido aceptada por Dios por causa de Cristo que ahora vive en ti por Su Espíritu, proveyéndote todos los recursos de Su gracia para que puedas obedecer a Dios; no perfectamente pero sí sinceramente.
«Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo mas vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí». Por fe. Tú no puedes vivir tu vida cristiana, pero Él sí puede ayudarte a vivirla. Cristo vive en ti. ¿Tú crees eso? Cristo vive en ti.
Patricia: ¿Hay algo que ha interrumpido el disfrute de tu unión con Cristo? Espero que hoy puedas reflexionar en esto.
Has estado escuchando la primera parte del mensaje titulado «Arraigadas y cimentadas en Cristo». Este fue enseñado por el pastor Sugel Michelén en la Conferencia Mujer Verdadera 2020, titulada, «Arraigadas». Mañana escucharás la continuación de este mensaje.
No sé si alguna vez has sentido que es imposible entender por qué estás en este mundo…
Sugel Michelén: Mi amada hermana, si tú has sido injertada en Cristo, ¿qué te puede faltar? Todo lo que tú y yo necesitamos para nuestra salvación y para nuestra santificación está en Cristo. ¡Todo lo que necesitamos para nuestra comprensión del mundo y del lugar que nosotros tenemos en Él está en Cristo!
Patricia: Mañana escucharás más acerca de esto aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Annamarie: Arraigadas en la Palabra de Dios juntas, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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