Arraigadas en Cristo (Nancy DeMoss Wolgemuth, parte 2)
Nancy DeMoss Wolgemuth: Quizás tú dirías de esta manera: En la mañana al despertar, dame café…dame mi teléfono, dame un trabajo que me guste, dame mejor salud, dame más dinero en mi cuenta corriente, dame mi terapista o dame un descanso de estos niños. Y cuando estoy sola, dame un buen amigo, dame un esposo, dame un hijo, dame alguien con quien hablar, dame nietos que me llamen para saber cómo estoy.
Mira, no hay nada malo con estas cosas, pero si te pasas tu vida buscando estas cosas, entonces al momento de morir eso es todo lo que tendrás.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Creyentes de todas las épocas han lidiado con situaciones difíciles en un mundo que se tambalea, y han tenido que aprender a permanecer arraigados. En la carta a los Colosenses, Pablo les …
Nancy DeMoss Wolgemuth: Quizás tú dirías de esta manera: En la mañana al despertar, dame café…dame mi teléfono, dame un trabajo que me guste, dame mejor salud, dame más dinero en mi cuenta corriente, dame mi terapista o dame un descanso de estos niños. Y cuando estoy sola, dame un buen amigo, dame un esposo, dame un hijo, dame alguien con quien hablar, dame nietos que me llamen para saber cómo estoy.
Mira, no hay nada malo con estas cosas, pero si te pasas tu vida buscando estas cosas, entonces al momento de morir eso es todo lo que tendrás.
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
Creyentes de todas las épocas han lidiado con situaciones difíciles en un mundo que se tambalea, y han tenido que aprender a permanecer arraigados. En la carta a los Colosenses, Pablo les advierte a los creyentes de su época –y a nosotras también– sobre el peligro de las falsas enseñanzas que se infiltran sigilosamente en la iglesia. También les anima a permanecer firmes al apuntarles hacia Cristo.
Esto es lo que Nancy nos ha estado recordando a través de su enseñanza titulada, Arraigadas en Cristo. Si te perdiste la primera parte –la cual transmitimos en el episodio anterior– asegúrate de escucharla a través de nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones, o de nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com.
Esta enseñanza fue impartida en la conferencia Revive '21, la cual llevó a cabo el ministerio en inglés (Revive Our Hearts) en el año 2021. Escucharás la traducción simultánea al español como si hubieras estado allí.
Aquí está Nancy en la conferencia, «Arraigadas: Firmes en un mundo que se tambalea».
Nancy: Pablo escribió esta carta a personas que conocían la verdad, personas que tenían una fe fuerte; y a ellos les dice, «yo les digo esto para que ustedes se cuiden de que nadie los engañe, que nadie los haga cautivos con razonamientos».
Mira el versículo 8. Les dice, «tengan cuidado. Cuídense, estén alerta que nadie los lleve cautivos». Esto te puede pasar a ti. Tú puedes ser engañada. Así que vela, ten cuidado, está en guardia, cuídate. ¿Cómo puedo ser llevada cautiva? Mira lo que dice el versículo 8: «Miren que nadie los haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo».
Esta manera de pensar es superficial, es vacía, engañosa, basada en lo natural. Cuántas veces en los últimos años hemos escuchado cosas como, «confía en la ciencia», «sigue la ciencia». La ciencia involucra la investigación humana, hacer preguntas, tratar de resolver cosas que nos desconciertan, que no entendemos. Así que los científicos humildes reconocen que tienen más preguntas que respuestas y que hay un límite para su conocimiento.
Y Pablo dice que aquellos que hacen de la ciencia su Dios van a ser engañados, porque su pensamiento está basado en el pensamiento de este mundo y no en Cristo. Si tu vida y tu pensamiento están basados en cualquier otra cosa que no sea Cristo, tú no vas a poder estar arraigada, firme en un mundo que se tambalea. El antídoto para ser engañada, para ser arrastrada por las filosofías de este mundo es estar arraigada firme en Cristo.
Capítulo 2 versículo 3: «en quien (en Cristo) están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento». Versículo 6: «Por tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús el Señor, así anden en Él; firmemente arraigados y edificados en Él y confirmados en su fe, tal como fueron instruidos…» Entre más profunda es la raíz, más firme y más estable será la planta; mayor habilidad tendrá para resistir las tormentas y los engaños. En lo que estés arraigada se va a evidenciar cuando el mundo se tambalee. Pero no esperes estar en una crisis para estar arraigada en Cristo.
Entonces ¿qué significa estar arraigada en Cristo? Primero tienes que asegurarte de que estás en Cristo, de que has sido plantada en Él. Capítulo 1 versículo 13: «Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado». No puedes estar arraigada en Cristo si no has sido trasladada hacia Cristo.
¿Has sido plantada en Cristo? Asegúrate de que estás en Cristo. Y en segundo lugar, de una manera persistente, constante, atrae de Cristo esa nutrición, ese alimento que necesitas. ¿Dónde estás buscando el alimento para tu alma, para tu mente? Pablo dice varias veces en el capítulo 2 versículo 6: «…anden en Él». Continúen andando en Él, continúen viviendo en Él. Tú has sido colocada en Cristo, estás en Cristo.
Ahora necesitas poner esas raíces bien profundas en el terreno de Su amor, de Su gracia, de Su Palabra, y Él va a proveer todos los nutrientes, todo el alimento que nuestras almas necesitan.
Versículo 2 capítulo 19: «…asiéndose a la Cabeza, de la cual todo el cuerpo, nutrido y unido por las coyunturas y ligamentos, crece con un crecimiento que es de Dios». No puedes crecer si no estás obteniendo el crecimiento que viene de Cristo; no lo dejes ir, aférrate a Él, no puedes crecer sin Él. Nunca vas a llegar a un punto donde no necesites más de Cristo. Nunca va a llegar un momento en que puedas vivir la vida cristiana con el piloto automático. Mira el capítulo 3 versículo 1: «…busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.Pongan la miraen las cosas de arriba, no en las de la tierra» (vv.1-2).
¿Qué estás buscando? ¿Dónde estás poniendo tu mira, tu mente? ¿En Cristo o en las cosas terrenales? Nos convertimos en lo que contemplamos y mientras contemplamos firmemente a Cristo vamos a ser transformadas en Su imagen. ¿Qué estás contemplando? ¿Qué contemplas? ¿Tienes tiempo para Facebook pero no tienes tiempo para este Libro? ¿Qué contemplas? Te vas a convertir en lo que contemplas. Capítulo 3 versículo 16: «Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias».
¿De qué hablamos cuando estamos juntos? Si las personas cogieran nuestras redes sociales y miraran a través de varios días, ¿qué verán que nos importa más? La política, la moda, la comida o Cristo? Buscar nuestro alimento en Cristo quiere decir que de una manera intencional y constante buscamos a Cristo, buscamos vivir en Cristo, elegimos conforme a Cristo, lo buscamos y dejamos que esa Palabra more abundantemente en nosotras.
Y en tercer lugar, solo voy a mencionar, que de una manera implacable tienes que tratar con las hierbas que tratan de ahogar tu fe en Cristo. O sea, que tú buscas tu alimento en Cristo y entonces tienes que tratar con las hierbas malas que nunca se terminan. Solo cuando estemos en el cielo dejaremos de tener hierbas malas.
En el capítulo 3 versículo 5 dice: «Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría». Desechen todo esto, todo lo que no sea Cristo –ira, enojo, malicia, insultos, lenguaje ofensivo– de su boca, todo esto son hierbas malas. No te contentes con vivir llena de hierbas, de maleza. Busca tu alimento en Cristo y dale muerte a todo lo que no sea Cristo, todo lo que no venga de Cristo.
Me encanta ver los atardeceres, tengo miles fotos de atardeceres en mi teléfono. Les voy a mostrar una reciente. Eso fue fuera de nuestro hogar, una tarde hace unas semanas. ¿No es sorprendente? ¿No es hermosa? Con la cámara de un teléfono y el sol, se hacen fotos hermosas; pero también el sol es esencial para la vida y es central para nuestro sistema solar. Sin el sol en el centro, la tierra pudiera salir de su órbita al universo sin rumbo. Y mientras la temperatura baja, lo más que pudiéramos sobrevivir serían quizás algunos días, algunas semanas, pero nos congelaríamos hasta morir. El sol tiene que estar en el centro para sostener la vida.
Ahora, por muchos años la humanidad y aún los científicos pensaron que la tierra era el centro del universo. Esa filosofía se llamaba geocentricidad, la tierra en el centro. Pero en el 1543, un astrónomo polaco llamado Nicolás Copérnico, publicó una obra, un trabajo en el que proponía un concepto radicalmente nuevo. Los científicos se referían a esto como heliocentricidad (helios «Sol» y kentron «centro») que quiere decir que la tierra y los otros planetas giran alrededor del sol. La tierra no era el centro, el sol era el centro. Ahora, este punto de vista que él publicó no se conoció mucho por más de un siglo.
De hecho, muchos líderes religiosos estaban vehementemente opuestos a esa idea y la concebían como una herejía. Pero Copérnico estaba en lo correcto con relación al sol. Y la escritura afirma que Cristo es el centro de todo el universo. No podemos vivir sin Él. Sin Él nuestro mundo, nuestras vidas saldrían fuera de órbita y fuera de control, y seríamos muy necias si vivimos pensando que somos el centro del universo.
A principios del siglo V, un hombre joven que en ese tiempo tenía 16 años de edad más o menos, fue llevado cautivo por unos piratas irlandeses que lo llevaron de su hogar en Gran Bretaña a Irlanda, donde lo vendieron como esclavo y lo asignaron al cuidado de ovejas. Durante ese tiempo él estaba solo, desalentado, y se volvió hacia Cristo y puso su fe en Cristo. Luego de 6 años como esclavo escapó y se fue a su hogar donde su familia, pero Dios puso un peso en su corazón de ver a Irlanda rescatada del paganismo.
El paganismo estaba arropando todo el país y eventualmente regresó a Irlanda como misionero. Su nombre era Patricio. Hoy en día mucha gente lo conoce como San Patricio de Irlanda. Ahora, de sus escritos aprendemos que muchas veces era atormentado por la tentación. También era atormentado por la culpa, por la vergüenza y aparentemente por algún fracaso moral que había tenido en su juventud. Era asediado por el pensamiento de ser eternamente condenado por Dios por su pecado pasado.
Y mientras digo esto, sé que hay muchas mujeres que me escuchan hoy, que están asediadas y atormentadas por pensamientos parecidos. El esfuerzo de Patrick de llevar a Cristo a las partes más remotas de Irlanda que nunca habían recibido el evangelio, no fue bien recibido. Muchas veces se opusieron a él y muchas veces también fue puesto en la cárcel por meses. Así que él tenía esta agitación interna, miedo, duda, vergüenza, culpa, y tenía entonces oposición externa y animosidad.
O sea que a través de todo esto, ya sea tratando con su propio pecado, con su propia debilidad o tratando con adversidad de afuera, él aprendió a poner sus ojos en Cristo. Hay una oración que se le atribuye a Patricio, y aquí hay una porción de esta oración:
Cristo conmigo, Cristo antes de mí, Cristo detrás de mí
Cristo en mí, Cristo debajo de mí, Cristo sobre mí
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda
Cristo al descansar, Cristo cuando me siento, Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de cada hombre que piensa en mí
Cristo en la boca de cada hombre que habla de mí
Cristo en cada ojo que me ve, Cristo en cada oído que me escucha.
Esa oración se ha llamado la lorica de Patrick. Y esa palabra en latín quiere decir algo como coraza, en medio de la oposición, de la tentación, del fracaso. Esta era la defensa de Patricio. No la oración en sí sino Cristo. Cristo su coraza, Cristo su defensa. Cristo es nuestra defensa también. Cristo, Cristo, Cristo, solo Cristo y siempre Cristo.
Así que Pablo les dice a los colosenses: recuerden lo que ustedes eran, recuerden el evangelio y recuerden lo que Cristo ha hecho. Lo que Cristo ha hecho por ti, quién es Él en ti y para ti hoy. Recuerda que una vez estábamos alejados de Dios pero Cristo nos ha reconciliado con Dios por Su muerte. Recuerda que eras enemiga de Dios pero Cristo te ha hecho Su amiga, amiga de Dios. Recuerda que estabas bajo la ira y el juicio de Dios, pero Cristo tomó esa ira sobre Sí mismo para que nosotros pudiéramos vivir bajo la bendición y la gracia de Dios.
Si estás llena de vergüenza, de culpa, recuerda que Cristo llevó sobre Sí esa vergüenza y esa culpa en tu lugar, en la cruz. Quizás tú has crecido en la iglesia, eres religiosa o has crecido en una familia cristiana y quieres descansar en tus propias buenas obras, en tu justicia…recuerda que tu única justicia se encuentra en Cristo. Y cuando sientas el peso de actuar, de agradar a Cristo, recuerda que solo puedes vivir por la fe en Cristo que es el único que pudo agradar a Dios.
No tienes que llenar una medida para complacer a Dios. Si has sido derrotada por patrones pecaminosos, recuerda que Cristo vive en ti. El poder de la resurrección en ti es capaz de vencer cualquier pecado que te azote. Si tu corazón está seco y sediento, recuerda que Cristo es el agua viva que satisface. Si te sientes ansiosa o desanimada recuerda que Cristo es tu paz y tu esperanza. Si te sientes azotada en medio de este mundo agitado, recuerda lo que Pablo dice en Colosenses 1: «…en Él fueron creadas todas las cosas…todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen» (vv.16-17).
«Todas las cosas permanecen»; ¿cuántas cosas permanecen? Todas las cosas. Más allá de lo que podemos ver e imaginar –los planetas, el sistema solar, las galaxias, el universo entero se mantiene cohesionado por Cristo y Su Palabra subsiste. Y por el otro lado, las cosas más pequeñas que jamás pudiéramos imaginar –cada molécula, cada átomo, cada protón, cada neutrón, cada electrón, y cosas que nosotras no podemos ni imaginar.
¿Quién las mantiene unidas, las mantiene permaneciendo? Cristo. Todas las cosas –la economía, el medio ambiente, el gobierno… Él te mantiene a ti unida, permaneciendo. Cuando tú sientes que tu mundo se va fuera de control, tu matrimonio, tus hijos, tu trabajo, tu salud, Él te mantiene permaneciendo, subsistiendo. No hay un átomo, ni una célula de cáncer, ni una tragedia, ni ninguna preocupación de tu corazón que esté fuera del control de Cristo. Él tiene todo el mundo en Sus manos.
Hay una canción sencilla que tiene un mensaje bien profundo, que nos recuerda nuestra constante necesidad de Cristo.
De mañana, al despertar, dame a Cristo
Y cuando estoy sola, dame a Cristo
Y al momento de morir, dame a Cristo, dame a Cristo, dame a Cristo
Nada más deseo yo, (puedes quedarte con todo el mundo pero) dame a Cristo.
¿Es ese el clamor de tu corazón?¿Es esa la forma en que vives? O quizás tú dirías de esta manera: De mañana, al despertar, dame café, dame mi teléfono, dame un trabajo que me guste, dame mejor salud, dame más dinero en mi cuenta corriente, dame mi terapista, dame un descanso de estos niños. Y cuando estoy sola, dame un buen amigo, dame un esposo, dame un hijo, dame alguien con quien hablar, dame nietos que me llamen para saber cómo estoy.
No hay nada malo con estas cosas, pero si te pasas tu vida buscando esas cosas entonces al momento de morir eso es todo lo que tendrás. Si quieres estar segura de la garantía de la presencia y de la paz de Cristo, ahora y en la mañana, al despertar y cuando estés sola, y cuando llegue el momento de morir, entonces, en la mañana al despertar –y déjenme decirles a ustedes mujeres jóvenes– en la mañana de tu vida y cuando estés sola, con tu familia, con tus amigos y con extraños también, todo el día, todos los días, como dice Pablo, «anda en Él. Sigue andando en Él. Firmemente arraigadas y edificadas en Él y confirmadas en Su fe…»
Orarías conmigo: oh Señor, nuestro mundo se tambalea y muchos de nuestros mundos personales se tambalean. Algunas de nosotros pensamos que nuestro mundo no se tambalea, pero quizás cuando lleguemos a casa o la próxima semana o el próximo mes, nos encontraremos en un mundo que está patas arriba y que cosas que nunca soñamos serían las cosas sucediendo. En el mejor de los casos, Señor, te decimos que somos débiles, vulnerables, no podemos permanecer firmes por nosotras mismas.
Así que Señor, que nosotras estemos arraigadas, firmes en Cristo. Y en la medida en que ponemos esas raíces profundamente en Tu Palabra, en Tu amor, en Tu evangelio, que encontremos en Cristo, solamente en Cristo, todo lo que nuestros corazones necesitan y anhelan. Oh Padre, que nuestras vidas como mujeres den testimonio a este mundo de la belleza de Cristo, de la supremacía de Cristo, la suficiencia de Cristo y la gloria de Cristo. Amén.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth te ha estado mostrando lo que significa estar arraigada en Cristo en un mundo que se tambalea. Esta enseñanza fue impartida en la conferencia Revive '21.
¿Hay maleza en tu corazón que esté ahogando tu fe? ¿Cómo luciría arrancarla de raíz?
Oremos de modo que permanezcamos firmes en Jesús, arraigadas y edificadas en Él y confirmadas en nuestra fe, tal como fuimos instruidas, rebosando de gratitud.
Mañana, asegúrate de acompañarnos para más de lo que fue la conferencia Revive '21 titulada, «Arraigadas: Firmes en un mundo que se tambalea».
Arraigadas en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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