Aprende a ser soltera de nuevo
Débora: Unos cuantos años después de la muerte de su esposo, Margaret Nyman se sorprendía de los momentos que le traían recuerdos.
Margaret Nyman: Aun en la iglesia, me fijé en el brazo del hombre que estaba frente a mí porque tenía un anillo de matrimonio que se parecía al que mi esposo usaba, cuando colocó su brazo sobre su esposa, yo tuve que contener mis lágrimas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 9 de julio de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estoy muy agradecida de tener con nosotras en el estudio esta semana a Margaret Nyman, quien ha escrito un libro muy práctico para dar ánimo y ministrar a viudas, titulado: Hope for an Aching Heart (Esperanza para un corazón dolido).
Es una serie de devocionales. Son cortos y fáciles de leer. Hay muchas historias, y Margaret, tú …
Débora: Unos cuantos años después de la muerte de su esposo, Margaret Nyman se sorprendía de los momentos que le traían recuerdos.
Margaret Nyman: Aun en la iglesia, me fijé en el brazo del hombre que estaba frente a mí porque tenía un anillo de matrimonio que se parecía al que mi esposo usaba, cuando colocó su brazo sobre su esposa, yo tuve que contener mis lágrimas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 9 de julio de 2024.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Estoy muy agradecida de tener con nosotras en el estudio esta semana a Margaret Nyman, quien ha escrito un libro muy práctico para dar ánimo y ministrar a viudas, titulado: Hope for an Aching Heart (Esperanza para un corazón dolido).
Es una serie de devocionales. Son cortos y fáciles de leer. Hay muchas historias, y Margaret, tú compartiste mucho de tu trayectoria personal. Es algo maravilloso ver cómo en nuestras vidas el Señor permite que atravesemos por situaciones, no solo para nuestra santificación personal, sino para que también podamos ser de bendición para los demás.
Te he visto en esta trayectoria. Leí tu blog durante los cuarenta y dos días que Nate estuvo enfermo con cáncer de páncreas. Tu blog se llama Getting through this (Atravesando esto, disponible solo en inglés). Y en ese tiempo no solo observé como atravesaste eso con la gracia de Dios, sino cómo has continuado haciéndolo con gracia. Y ahora ministras esa gracia a otras personas.
¿Y no es de esto de lo que el apóstol Pablo nos habla en 2 Corintios 1? Dios nos consuela con Su consuelo para que a su vez nosotras podamos consolar con el mismo consuelo que de Él hemos recibido. Así que gracias por caminar por este trayecto, no solo porque tuviste que hacerlo, sino porque lo hiciste de manera que fuera útil para la vida de los demás. Bienvenida a Aviva Nuestros Corazones.
Margaret: Muchas gracias.
Nancy: El título de tu libro es Esperanza para un corazón dolido (Hope for an aching heart, disponible solo en inglés).
Dios tiene un gran corazón para las viudas. Él dice que la verdadera religión es que cuidemos de las viudas y de los huérfanos. Ese es el reflejo del corazón de Dios para las viudas y los huérfanos.
Al inicio de esta serie dijiste algo Margaret, algo a lo que yo quisiera que regresáramos un poco más durante los próximos programas. Tú hablaste de cómo Dios está en los detalles y como Él se encontró contigo en Su providencia, Su gracia y Su ayuda, aun cuando tú misma no sabías exactamente qué era lo que necesitabas. Él sí lo sabía.
Quiero hablar de algunos de los detalles que sucedieron después de que perdiste a tu compañero. El funeral pasó y ahora estás caminando hacia esta nueva etapa de la vida. Hablemos acerca de algunas de las luchas y desafíos, y de cómo Dios se ha encontrado ahí contigo. Yo sé que uno se debe poner en tu lugar. Durante cuarenta años tú fuiste esposa, la esposa de Nate Nyman, y ahora tienes esta nueva etiqueta, eres viuda. Háblanos de ese cambio de identidad y un poco del proceso por el cual atravesaste.
Margaret: Bueno, nadie tiene como meta llegar a ser viuda. Todas vemos eso como algo negativo. Pienso en historias como, «La pobre viuda Smith allá al final de la calle. Mira, llévale estas galletas. Ella no tiene una vida. Ve y ayúdala». Ese tipo de cosas que leemos en los cuentos o en «El Zorro y el Sabueso» y la vieja viuda Tweed. Ella era dulce y amorosa, pero un poco fuera de sintonía con lo que estaba pasando en el mundo.
Viuda es una palabra negativa. Ninguna de nosotras quiere esa etiqueta, pero eso es lo que hemos llegado a ser. Como dijiste, Dios habla a las necesidades de las viudas con un corazón tierno. Y esa es la parte buena que debemos recordar.
Pienso que nos toma tiempo poder asimilar esa etiqueta de ser viuda. No es tampoco que necesariamente tenga que ser una etiqueta permanente. Recientemente escribí en mi blog sobre cómo nos convertimos en viudas; pero no abrazamos lo que eso significa, a menos que tomemos tiempo para entender cómo esto va a cambiar nuestras vidas.
Así que personalmente, había estado casada hasta unos días antes de cumplir nuestros cuarenta años de matrimonio… Nos conocimos cuando teníamos veinte años. Éramos muy jóvenes cuando nos casamos y crecimos juntos y tuvimos nuestros siete hijos. Hay mucha historia. No sabía cómo actuar como una mujer soltera.
Es muy diferente a la soltería de una persona que no ha tenido un cónyuge. Por lo menos en mi caso fue tan rápido el final de una situación matrimonial que llegó a ser tan cómoda. Los matrimonios mayores son fáciles de llevar. Ya se han trabajado las asperezas, y has dejado de tratar de cambiar al otro. Y luego, cuando te lo arrebatan tú piensas, ¿de verdad? ¿Ahora estoy sola? ¿Cómo podré hacer todo lo que él hacía en nuestro matrimonio, en nuestra relación?
Nancy: ¿Por ejemplo?
Margaret: Por ejemplo, si estás casada con un hombre que es habilidoso arreglando las cosas de la casa, si algo sucede en la casa, ¿qué haces? Estás paralizada. Recuerdo estar parada en medio de una habitación sin saber si debía subir o bajar, si ir a la derecha o a la izquierda, en mi propia casa. Las viudas se confunden. Nos confundimos acerca de esas cosas. No sabemos cuál es el próximo paso a dar en esos momentos. Sí, ve, cambia la cama y lava la ropa, cambia las sábanas, cualquiera de estas cosas estaría perfecto; pero te quedas paralizada porque estás turbada y no sabes qué es lo próximo que debes hacer.
Ese tipo de dislocación es la que sientes cuando has estado casada todos esos años y ahora estás sola. El matrimonio tiene la intención de que dos personas se unan de tal manera, como si fueran uno. Y pienso que por eso los polos opuestos se atraen. Pienso que Dios lo hizo así con un propósito. El matrimonio se hace difícil algunas veces con dos personas diferentes viviendo juntas, pero son dos mitades de una unidad. Están mejor si están unidos que si están separados.
Nancy: Y ahora la otra mitad ya no está.
Margaret: Sí. Estás tan acostumbrada a eso. Es como si fueras mitad esposa, y te quedas coja sin la otra parte. Así que en el caso de Nate, él no era muy práctico dentro de la casa, pero se ocupaba del seguro, de pagar todas las facturas, toda la planificación, la compra del carro, y todas esas cosas que eran difíciles para mí, porque yo no soy una persona de números.
Yo cuidaba del hogar, que las cosas fueran como debían ser en la cocina y con las cosas de los niños, le decía, «hay un juego de baseball esta noche. Haz tiempo en tu calendario. Luego tenemos la ceremonia de premiación». Yo era la que administraba todo lo que pasaba debajo de nuestro techo. Él administraba todo lo que sucedía fuera. Así lo hacíamos y nos sentíamos bien con ese estilo. Cada uno estaba claro sobre lo que cada uno debía de hacer.
Y él desaparece, y entonces qué hago con todas sus cosas. Yo sabía que no era buena con los números. Yo sabía que no podía llenar un formulario de impuestos. Ay, era una montaña que yo no podía escalar. Y había varias de esas cosas. Así que ¿qué haces? Bueno, las instrucciones de Dios son, «busca a alguien que te pueda ayudar. Tengo otras personas que pueden ayudarte. Dile “sí” a alguna de ellas».
Nancy: ¿Tuviste que tomar la iniciativa y pedir ayuda en algún momento?
Margaret: Las personas me preguntaban, ¿cómo puedo ayudarte? Muchas personas me decían, «si necesitas algo, llámame». Una viuda debe estar dispuesta a decir, «yo necesito ayuda para llenar mi planilla de impuestos».
Nancy: ¿Te fue difícil esto?
Margaret: Muchísimo. No me gusta admitirlo, «yo no puedo, soy inadecuada para esto. Esto no está funcionando». Mi hermano me dijo, «mira, aquí están las cosas a las que les debes poner atención inmediata. Tu seguro de salud, el seguro de salud de tus dos hijas dependientes, y el seguro del automóvil. Haz esos pagos».
Él me dió una lista pequeña. Para mi ventaja, yo sabía cómo llenar cheques y algunas otras cosas que mi propia madre nunca hizo y que eran difíciles de hacer. Pero, yo no sabía nada de pagar facturas en línea. Uno de mis hijos me enseñó cómo hacerlo. Poco a poco y como todas han oído, hay montañas de formularios que llenar cuando tu esposo muere, especialmente si él era el que mantenía la familia.
Recuerdo aún que en la funeraria me preguntaron: «¿Cuántas copias del Acta de Defunción quiere?»
Y dije: «Bueno no sé. Pienso que solamente una para mí».
Y mi hermano que estaba sentado a mi lado, dijo, «queremos doce». Y doce no fueron suficientes.
Yo pensé, bueno y ¿qué van a hacer con esas cosas? Pero, hay que presentarlas a los bancos para quitar su nombre de las cuentas de bancos y de algunas otras cosas, hay que probar legalmente que realmente esa persona murió. Es muy complicado.
Pienso que hay personas que quieren ayudar. Los esposos de tus amigas que son expertos en la aérea que tú necesitas. Mi vecina me invitó a un estudio bíblico, su esposo es muy diestro por excelencia en las cosas de la casa. Él se me acercaba y me decía: «¿Tienes algo que necesites que haga? ¿Tienes una lista?
Cuando yo compré una lavadora de platos nueva, él dijo: «oh, me encanta instalar lavadoras de platos». Él es un hombre mayor que yo, y estaba acostado ahí en el piso con sus costillas en el borde del gabinete. Era un placer para él. Yo no lo entiendo. Pero hay personas que quieren ayudar en algo, y solo están esperando que se lo pidas.
Nancy: Me imagino que hay alguien que nos escucha, que no tiene ese tipo de apoyo a su alrededor. Por eso es muy importante que antes de que llegues a este punto, estés involucrada en un cuerpo de creyentes local. Y si no hay ninguno que se haya ofrecido, lo cual puede ser muy probable, te puedes acercar a los líderes de la iglesia, los diáconos, los ancianos, el pastor, un maestro de escuela dominical, a quien sea, y por más difícil que sea, decir: «¿Hay alguien que me pueda ayudar?»
Aquí hay una verdadera necesidad. Puede haber jóvenes, depende de lo que sea, o un hombre de negocios en la iglesia u otros que puedan ayudar. Pero yo pienso que se necesita ser humilde en algunos momentos. Como mujer, y especialmente como mujer soltera, a veces debes decir: «No sé cómo hacer esto, o no puedo hacer todo esto yo sola. ¿Habrá alguien en el cuerpo de Cristo que tenga un don en esta área?». Dejar que la gente utilice esos dones se convierte en un medio de bendición para ellos.
Margaret: Absolutamente, es muy cierto. Luego está esta parte emocional de ser soltera de nuevo. Luego de un largo matrimonio donde sientes la falta de tu compañero, especialmente en bodas, reuniones o banquetes; o lugares donde has sido invitada con un grupo de parejas, y después de algunos meses empiezas a aceptar invitaciones. Pones esas fechas en tu calendario, y cuando el momento llega te vistes y tienes que arriesgarte a salir. También debes estar preparada para contar tu historia cuando alguien dice: «¿Y cómo falleció? ¿Cómo puedes tú con esto? O ¿Cómo te sientes?». Cuando finalmente llegas a este punto y estás sentada en una reunión con cuatro o más parejas y tú estás sola, esa es otra montaña que tienes que superar.
Nancy: Te sientes como la quinta rueda.
Margaret: Te sientes rara. Recuerdo la primera vez que algo así me sucedió y fue algo casi inmediato después de la muerte de mi esposo. No se me había ocurrido que yo iba a ser soltera de nuevo. Parece ridículo decir esto, pero nunca había considerado la posibilidad. Sucedió dos semanas después de su muerte que un grupo de familiares aun estaban en la casa. Yo vivo cerca de una playa local del lago Michigan, y estábamos en ese momento caminando hacia la playa.
Había dos de mis nietos y dos de mis hijos con sus respectivas parejas y yo. Así es que éramos tres parejitas y yo. Ahora, esta es mi propia familia a la que amo profundamente y ellos me aman profundamente. No se les ocurrió que yo estaría extrañando a Nate, su papá, al caminar hacia la playa.
Pero, lo que sucedió fue que alguien que tenía una cámara dijo: «Vamos a tomar algunas fotos de los nietos. Está bien, Hans y Katy, ustedes colóquense ahí, Linnea y Adam, ustedes allá». Entonces, oh, entonces estaba yo. Y dije: «Oh, no se preocupen, no tienen que tomar mi foto».
«No, no. Sí, vamos a tomar tu foto». Este fue un momento incómodo.
Gracias a Dios, aun ahí, Dios proveyó. Tenía a mi perro Jack conmigo, quien es mi fiel compañero; y dije: «Oh, sí, tómenme una foto con Jack». Me agaché, miré a Jack y él me miró a mí. Aun tengo esa foto. Pienso que debe estar en uno de mis blogs de hace tiempo. La puesta del sol estaba en el fondo y me sentí bien entonces.
Pero fue un momento en que me concienticé de: «Bueno, eres soltera ahora. Vas a tener que hacer un esfuerzo para relacionarte con las demás personas en una forma nueva. Vas a tener que esforzarte en eso». Me tomó muchos meses, pero ya me siento bien con esa situación. Pero aun sentada en las bodas, viendo lo que está sucediendo alrededor, es difícil si una pareja está sentada frente a mí...es lo está pasando por mi mente. No es que ellos estén haciendo algo mal.
Aun en la iglesia, me fijé en el brazo del hombre que estaba frente a mí porque tenía un anillo de matrimonio que se parecía al que mi esposo usaba, cuando colocó su brazo sobre su esposa, apenas pude contener mis lágrimas. Y tres años después, aquí es donde estamos.
Hay momentos así, escenas del pasado o cosas que te toman por sorpresa y vienen a tu mente de repente. Toda viuda dirá eso. Pero está bien. Yo creo que llorar o sentir tristeza por esas cosas es progreso. Creo que te estás moviendo un poquito hacia adelante cada vez que estas cosas suceden.
Nancy: ¿Cómo podemos ser sensibles a este hecho? Porque todas nuestras iglesias tienen viudas. Vamos a estas reuniones donde la mayoría son parejas. ¿Las personas que no están en esa situación, cómo pueden ser de ayuda y ser sensibles? ¿Es bueno decir algo? ¿No dices nada?
Margaret: Claro que dices algo. Lo más fácil es no decir nada. Todos nos hemos visto en esa situación. Yo también me incluyo. Haz un comentario sobre su esposo si puedes. Si no sabes quién era, puedes recurrir a algo genérico como, ¿cuándo sucedió? ¿Cómo fue?
Puedes pensar, oh, no, ella no quiere recordar eso. Si conociste a la persona y tienes algo que decir sobre esa persona, hazlo. Cuando alguien a quien amas muere, las historias que vivieron juntos, las memorias quedan allí. No puedes decir nada actual sobre esa persona. Pero si alguien viene y te dice, «oh, sabías que…»
Unos clientes de un bufete del que Nate era abogado, me escribieron diciendo: «Nunca conocimos un abogado que estuviera dispuesto a arrullar a un niño de ocho meses para mantenerlo callado mientras firmábamos los testamentos que él nos preparó. ¡Qué hombre!» ¡Wow! Para mí eso fue como si me hubiesen hecho un regalo. No sabía que él había hecho eso. Quizás fue algo que a él le resultó probablemente pasajero, probablemente solo tomó un minuto, y nunca lo mencionó.
Para mí, ese tipo de cosas, son las que le puedes decir a una viuda, aún si no tienes contacto personal, puedes decir, «tu esposo siempre se veía tan bien los domingos, ¿tenía algunas corbatas que le gustaban más que otras?». Puedes esforzarte a hablar de esa persona. Ellas quieren hablar de esa persona y aprecian cualquier cosa buena que puedas decir de su esposo. Esto es algo que podemos hacer por las viudas.
Nancy: ¿Y en la iglesia, las bodas y la ilustración del banquete? ¿Te acercas y te sientas con ellas?
Margaret: Eso está bien. A todo el mundo le gusta tener a alguien con quien sentarse.
Nancy: Esto es algo muy importante que debemos recordar, algo a lo que debemos estar pendientes, de aquellas que están solas y que no tienen la valentía de iniciar una conversación con alguien que no conocen. O simplemente estar alertas y sensibles a aquellas que están solas a nuestro alrededor y no por decisión propia.
Margaret: Si una viuda ha tenido la valentía, la fuerza de poner un despertador, levantarse, cambiarse e ir a la iglesia, y si ella está sentada sola, hay que saber que ella está al borde de sus límites durante esos primeros años de viudez. Si las personas dicen, «bueno, ella se sienta sola, pienso que quiere que la dejen sola». En esa situación pienso que es mejor sentarse a su lado y hacerle compañía diciéndole,«¿te importa si me siento aquí?» Eso será muy importante para ella, muy significativo.
Nancy: Y no solo para una viuda, también para una madre que llega sola.
Margaret: ¡Sí! Para cualquier persona en situaciones similares que viene a la iglesia a adorar en comunidad, el estar sola no es su primera elección.
Nancy: ¿Tuvo algún significado para ti cuando que las parejas mostraban interés en incluirte en sus planes o en invitarte a salir, o era eso algo que te resultaba incómodo?
Margaret: Sí, siendo yo la primera de mi grupo de amigas que enviudara, fue difícil cuando nos reuníamos con los hombres. Estos habían sido nuestros amigos por décadas. Creo que con el tiempo te llegas a acostumbrar a esa situación. Pero si puedes invitar a otra mujer soltera, igual que tú, es una buena idea.
Si estás en una mesa en un restaurante, si es una pareja y dos mujeres, eso funciona. Así todos tienen alguien a su lado. Alguien con quien hacerse compañía. Nadie se sienta solo al final de la mesa. Ese tipo de cosas especialmente al principio, durante el primer año de viudez, significa mucho para ella. Esto es algo para tener en cuenta.
También todas hemos oído esas historias descabelladas de esas mujeres que persiguen a los maridos de las otras…así que no debes invitar a ninguna soltera. Ella te puede sonsacar a tu marido. Eso es una tontería. Eso es ridículo. Lo más lejos de nuestras mentes es ir detrás del marido de otra después de haber estado casada por cuarenta años.
Así es que yo creo que es un proceso de aprendizaje nuevo el volver a ser soltera. Nos abre una nueva e interesante área de si quieres o no quieres volver a casarte. Todo el mundo tiene una historia diferente. Y de cualquier manera, Dios está de acuerdo. Si te vuelves a casar o si decides: «No, no creo que eso sea para mí». Cualquiera de esas dos decisiones es buena y ambas de acuerdo a las Escrituras.
Nancy: Y en 1 Corintios 7, Pablo ciertamente indica esto para las viudas que son mayores, y en eso hay algo de ventaja. De hecho, él dice: «En mi opinión, ella es más feliz». No porque el matrimonio sea algo malo porque él anima a las viudas más jóvenes a que sean prontas en procurar el matrimonio.
Margaret: Las historias de las viudas mayores es un tanto más complicada, porque estás mezclando familias lo cual sabemos es un poco difícil. Requiere un esfuerzo grande de todos para que funcione. Cuando ya tienes hijos y nietos, y yernos y nueras se hace un poco complicado para ambas partes. Así es que le concedo toda la razón a Pablo.
Nancy: Bueno, de esto hace ya tres años y no te voy a pedir que entres en detalles, pero me imagino que ha habido oportunidades de considerar nuevamente el matrimonio.
Margaret: Sí. Unas cuantas y es algo halagador. Debo decirte que algunos han venido a través de mi blog. Y tú sabes lo que oímos de las relaciones de internet y demás. Pero ha habido algunos intereses. Es agradable. Es el mismo sentimiento que tuviste en secundaria cuando alguien te invitaba a salir. Pero es algo tan complicado y de tanto alcance que he decidido permanecer con mi anillo de matrimonio puesto. Estoy muy contenta donde estoy.
El proyecto de la viuda es acostumbrarse a vivir sola, a ser soltera de nuevo. He trabajado con mucho ahínco en esto con el Señor como mi tutor, mostrándome, ayudándome, mostrándome que hay algunas libertades en ser soltera que no tienes cuando eres casada, tratando de contar esas como bendiciones, aunque al mismo tiempo estás extrañando a tu compañero. Es posible hacer eso. Te voy a dar un ejemplo.
A Nate no le gustaba tener música de fondo cuando estaba conversando con alguien. Si él y yo estábamos hablando sobre algún tema era algo muy irritante para él tener música puesta. A mi manera de pensar, a mí me encanta oír música las veinticuatro horas del día. Yo ponía música constantemente. Cuando oía su carro acercarse a la casa en la noche, yo miraba por la cocina y apagaba la música como una manera de mostrarle amor. Y era algo que me decepcionaba un poco cuando lo hacía, pero es que valoraba la armonía por encima de todo. Haces cosas pequeñas así el uno por el otro.
En mi situación ahora, puedo oír música las veinticuatro horas al día si quiero, y lo hago, oigo mucha música. Y esta es una de mis bendiciones. Puede parecer algo irrespetuoso hacia Nate decir que es una bendición poder oír música cuando quiero. Pero si él me estuviese viendo u oyendo, él diría: «Anda, hazlo, total, yo no tengo que oírla». Claro, donde él está ahora hay música, no sé cómo estará lidiando con eso. Pero de todas maneras, hay sus bendiciones.
Nancy: Eso me recuerda a mi madre, quien felizmente difería al gusto de mi papá en cuanto a comidas se refiere. Mi papá no comía ningún tipo de condimento, especias, salsas, nada de eso. Su dieta era muy insípida en sabor, nada más que sal. No me percaté de que a ella le encantaba la salsa tabasco, sino hasta después que mi papá murió; algo que ella ha disfrutado desde que el Señor se lo llevó. Claro está, ella hubiese preferido mil veces tenerlo a él.
Pero a medida que he observado tu trayectoria y he leído lo que has escrito, pienso que una de las cosas que te ha ayudado es el haber encontrado causas que son motivo de gratitud y ver aun los pequeños detalles como asuntos de gracia, que pueden ser recibidos como bendición del Señor en esta nueva etapa de la vida.
Margaret: Sí las hay. Hay bendiciones diariamente. Tienes que practicar el buscarlas aun en medio de las lágrimas. Pero Dios se asegura de que haya bendiciones diariamente. Algunas veces son bendiciones dramáticas, lo cual constituyen un fantástico refuerzo moral y que alimentan tu relación con Cristo, que te acercan y te unen más a Él.
Débora: Creo que todas nosotras podemos tomar el consejo de Margaret Nyman, sin importar la etapa de la vida que estemos viviendo. Hay alegrías que acompañan aquello que nos causa dolor.
A través de la viudez, Dios ha estado guiando y enseñándole a Margaret las cosas que ella ha plasmado en su libro, «Esperanza para un corazón dolido» (disponible solo en inglés). Esta serie se basa en ese libro. Y déjame decir que estas enseñanzas te ayudarán a mantener tus ojos fijos en el Señor en medio de la viudez o de cualquier tipo de pérdida.
Si conoces a otra mujer que podría beneficiarse de esta enseñanza, puedes compartirle fácilmente el episodio a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com, o a través de nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones.
Mañana, Margaret Nyman te explicará por qué ella entiende que ha sido llamada a la viudez.
Margaret: Él nos llama a algo y a mí me ha llamado a la viudez. Eso puede parecerles extraño, pero yo lo siento como un llamado. Es un llamado para esta etapa de mi vida. Él no lo hubiera permitido si no tuviera un propósito con todo esto.
Débora: Te esperamos para la continuación de esta conversación.
Enfrentando cada etapa de la vida sin temor, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
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