Aprende a amar a tu esposo de nuevo
Débora: Aquí está un resumen de lo que hemos estado hablando con Bill y Vicki Rose en la serie actual en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Luego de que se casaron, ¿cuándo vieron el primer indicio, para cualquiera de ustedes, de que esto no era lo que esperaban o imaginaban? ¿Quién se dio cuenta primero?
Bill Rose: Estaba en el avión justo después de casarnos. Esa noche, después de la ceremonia, volamos a Los Ángeles para pasar la noche allí y luego conducir hasta Palm Springs. Y mientras estábamos en el avión, miro a Vicki que estaba dormida, y pienso: no puedo creer que me haya casado.
Nancy: Probablemente no eres la primera persona que ha pensado eso.
Bill: No, pero también pensé: bueno, si esto no funciona, me divorciaré; no es gran cosa.
Vicki Rose: Llegué al matrimonio pensando que Bill arreglaría toda mi vida. Llegamos los …
Débora: Aquí está un resumen de lo que hemos estado hablando con Bill y Vicki Rose en la serie actual en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Luego de que se casaron, ¿cuándo vieron el primer indicio, para cualquiera de ustedes, de que esto no era lo que esperaban o imaginaban? ¿Quién se dio cuenta primero?
Bill Rose: Estaba en el avión justo después de casarnos. Esa noche, después de la ceremonia, volamos a Los Ángeles para pasar la noche allí y luego conducir hasta Palm Springs. Y mientras estábamos en el avión, miro a Vicki que estaba dormida, y pienso: no puedo creer que me haya casado.
Nancy: Probablemente no eres la primera persona que ha pensado eso.
Bill: No, pero también pensé: bueno, si esto no funciona, me divorciaré; no es gran cosa.
Vicki Rose: Llegué al matrimonio pensando que Bill arreglaría toda mi vida. Llegamos los dos pensando, básicamente, que el otro se haría cargo de nuestras necesidades.
Un mes antes de separarnos, Bill me dijo; «Vámonos de vacaciones. Intentaré dejar la cocaína». Así que fuimos al Hotel Hilton Head, pero Bill se pasaba todo el día en la habitación. Recuerdo que me senté en la playa, y dije: «Señor», pero ni siquiera conocía al Señor. Oré: «Dios, tiene que haber algo más en la vida que esto. Esto no puede ser lo único. . .»
Bill: Recuerdo haberle dicho al camarero: «Bueno, mi esposa quiere el divorcio, así que supongo que soy libre». Y de hecho hubo una enorme sensación de alivio en el momento, porque ahora podía hacer lo que quisiera sin tener que esconder nada, y que probablemente era lo mejor.
Vicki: Así que esa noche, en esa cena, sentada en el salón de baile del Hotel Waldorf Astoria, incliné la cabeza y le pedí a Jesucristo que se hiciera cargo de mi vida. Pareció tan natural. No hubo relámpagos ni nada, pero cuando salí de la cena esa noche y fui a buscar mi abrigo, recuerdo haber pensado: Hay algo diferente.
Bill: En diciembre de 1990, Vicki me invitó a una cena. Solo había unas cuantas mesas. Ni siquiera recuerdo quién fue el orador esa noche, pero sí sé que esa noche oré para recibir a Cristo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth, autora de «Adornadas», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 9 de mayo de 2024.
La semana pasada, Nancy estuvo conversando con Bill y Vicki Rose. Si te has perdido algo de la historia, puedes escucharla en nuestra página AvivaNuestrosCorazones.com o en la aplicación.
Vicki Rose y su esposo Bill estuvieron separados durante cinco años. Cuando conocieron a Cristo, su situación no cambió inmediatamente. Esta pareja tuvo que comenzar un largo proceso de aprender a amarse y vivir juntos de nuevo.
Retomaremos la historia cuando esta larga separación estaba por llegar a su fin. Aquí está Nancy para concluir la conversación.
Vicki: Cuando Bill llegó a casa, nuestro hijo escribió un artículo para la escuela.
Nancy: ¿Qué edad tenía él?
Vicki: Tenía nueve años, y el artículo que escribió tenía como título: «El mejor día de todos». Allí escribió acerca de que cuando regresó a casa después de la escuela una tarde, encontró la entrada llena de maletas porque su papá había vuelto a casa. Poco después de eso, una noche, cuando yo dormía a nuestra hija en su cama y oraba con ella, ella me dijo: «Mami, sabes, Dios puede hacer cualquier cosa».
Y le dije: «Bueno cariño, eso es absolutamente cierto, pero ¿a qué te refieres?»
Ella dijo: «Si Dios pudiera traer a papá a casa [lo que se supone que nunca iba a suceder] Él puede hacer cualquier cosa». En ese momento ella tenía siete años.
Nancy: Así que la teología de sus hijos estaba siendo moldeada por lo que veían a Dios hacer en su matrimonio.
Vicki: Sí, tremendamente. Y mientras nuestros hijos crecían y se convertían en adolescentes, compartían nuestro testimonio: lo que Dios había hecho en nuestra familia.
Nancy: Bill, permíteme preguntarte, ¿sentiste que había alguna necesidad de arreglar las cosas con tus hijos por lo que había sucedido durante esos años que no estuviste? ¿Cómo manejaste eso?
Bill: Bueno, me tomó muchos años. Pero tuve conversaciones con mis dos hijos sobre el tema cuando ya entraban en sus veinte.
Nancy: ¿Había muchas heridas allí?
Bill: Sí.
Nancy: ¿Sentiste que necesitabas pedirles perdón? ¿Cómo manejaste eso?
Bill: Sí, les pedí perdón.
Nancy: Así que Dios restauró tu relación con ellos.
Bill: Increíblemente. Desde ese momento somos mejores amigos. ¡Ellos son mi vida!
Nancy: Entonces, finalmente regresaste a vivir con Vicki y tus hijos. Sin embargo, sé que las cosas no mejoraron automáticamente porque por muchos años seguiste tu propio camino. Pero la diferencia fue que ambos comenzaron su proceso de santificación y tenían una imagen más clara de lo que debía (y debe) ser el matrimonio. Pero enfrentaste retos más difíciles durante ese tiempo.
Bill: Sí, totalmente. Todavía tenía el restaurante, pero eso comenzó a convertirse en un dolor de cabeza. No quería ir a trabajar; no quería estar allí. Y no era solo que no quería estar allí hasta las 4 de la mañana, ¡sino que realmente ya no quería estar allí en absoluto!
Nancy: ¿Fue porque tus valores estaban cambiando?
Bill: Sí. Solo quería estar en casa y pasar más tiempo con Vicki y los niños. Pero el restaurante no me permitía hacerlo. Así que lo puse a la venta y finalmente lo vendí en 1997.
Vicki: Y en una ocasión que nos fuimos de vacaciones a Maine, el papá de Bill se enfermó. Tuvo un derrame cerebral leve.
Bill: Y estando allá me lastimé la rodilla. He tenido en total unas ocho cirugías de rodilla por jugar béisbol.
Vicki: Luego de ir a Maine, duramos un tiempo sin irnos de vacaciones. Pero luego pudimos hacerlo de nuevo por primera vez en mucho tiempo. Inscribimos a nuestros dos hijos en un campamento durante dos semanas. Yo tenía toda mi esperanza puesta en esas vacaciones, porque Bill trabajaba mucho en el restaurante. Finalmente, llegamos a Maine, pero un día después Bill me dijo: «Tenemos que irnos a casa con mi papá».
Le dije: «Bueno, fue solo un derrame cerebral menor. ¿Realmente tenemos que irnos? Tiene alguien que lo está cuidando allá». Pero yo estaba totalmente equivocada. Así que volvimos a casa. Yo estaba muy, muy molesta, porque sentía otra vez que Bill le estaba dando prioridad a otra persona en lugar de a mí. Sin embargo, yo estaba equivocada al sentirme así.
Bueno, volvimos a Nueva York para cuidar al papá de Bill. Luego volamos de regreso a Maine para recoger a nuestros hijos en el campamento. Mientras conducíamos, tuvimos una gran pelea porque le dije claramente que no creía que tuviéramos que volver a casa para cuidar a su papá enfermo. Él se enfureció; se enojó conmigo, y con mucha razón, porque yo estaba actuando como una niña.
Llegamos, nos bajamos del avión y subimos a nuestro auto. Yo estaba conduciendo (porque Bill tenía mucho dolor en la rodilla), y él dijo: «Sabes, no creo que esto vaya a funcionar».
Nancy: ¿Se refería al matrimonio?
Vicki: Sí. Llevábamos juntos dos años. Yo tenía las manos en el volante, me desvié del camino, pisé el freno y le dije: «Desde el día que volviste a casa, me comprometí contigo hasta que la muerte nos separe. Estoy en este matrimonio sin importar lo que enfrentemos. Pero no creo que hayas hecho el mismo compromiso conmigo. Ahora es el momento para que lo hagas, porque no podemos amarnos un día y odiarnos al otro. Tenemos que entender que podemos resolver las cosas y no tener miedo de que uno de los dos se vaya. Así que hoy, aquí, en este momento, tienes la opción de tomar esa decisión. Por favor, necesito saberlo ahora».
Nancy: Bueno, Bill, ¿estabas un poco desconcertado?
Bill: Bueno, sí, y también tenía miedo, si no decía que «sí», ella me dejaría allí. Sin embargo, fue en ese momento que comencé a darme cuenta de que el matrimonio es un compromiso y no un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Y durante los últimos años, puedo decirte que estoy locamente enamorado de mi esposa, pero hubo muchos días antes de eso en los que simplemente no lo sentía.
Pero eso no significaba que me iría porque ya había entendido que el matrimonio es un compromiso y no un sentimiento. Así que ese día me comprometí con nuestro matrimonio y fue entonces cuando realmente comenzamos a restaurarlo.
Vicki: Era muy importante para mí saber si Bill estaría comprometido, porque antes de eso yo sentía que caminaba sobre cáscaras de huevo. Siempre me preguntaba: si hago algo mal, ¿se irá? Y si digo algo que no le gusta, ¿se irá? Entonces eso me permitió ser un poco más honesta acerca de mis sentimientos y mis deseos, aunque no al 100%.
Nancy: ¿Pero sacaron la palabra «Divorcio» de su vocabulario?
Bill: Sí, absolutamente.
Vicki: Totalmente.
Bill: Me di cuenta de que para Vicki, y creo que para la mayoría de las mujeres, la seguridad y la confianza son temas muy importantes. Yo tuve que comprometerme conmigo mismo para poder mostrarle todo eso para que ella se sintiera segura en nuestro matrimonio y comenzará a confiar en mí nuevamente.
Y, por supuesto, no he sido perfecto en los últimos diez años, pero hemos superado muchos problemas. Puedo decirte que nuestro matrimonio ahora es más fuerte y más sólido que nunca. Y debo decir que más de treinta y cinco años después, me casaría con ella de nuevo.
Nancy: Bill, le estás hablando a muchas mujeres que hoy en día están en matrimonios difíciles. Y quiero decirle a nuestras oyentes, porque no pueden ver lo que yo puedo ver ahora, Bill y Vicki están junto a mí y se tomaron de las manos. Y Vicki, yo he visto el crecimiento y los cambios en tu vida y en tu matrimonio a lo largo de todos estos años.
Pero muchas mujeres que nos escuchan están en donde ustedes estaban hace años, en una situación en la que el esposo no se ha comprometido realmente; incluso puede que sea la esposa que no esté comprometida. No queremos atribuir todo lo malo a los esposos. Así que, Bill, como esposo y como hombre, ¿qué le dirías a la esposa que puede ayudarla a mantener el enfoque correcto?, ¿qué alienta a un esposo a mantener el rumbo correcto en un matrimonio difícil? ¿Qué cambios has visto en Vicki, o las cosas que ella hace, que contribuyen a que el matrimonio funcione positivamente?
Bill: Bueno, he llegado a creer que el matrimonio es una calle de doble vía. Vicki hace cosas por mí para animarme y apoyarme, me alienta en lo que estoy haciendo y se asegura de que cada palabra que dice me edifique; ella procura que me sienta bien con lo que estoy haciendo y que me sienta bien conmigo mismo.
Pero, por otro lado, también me di cuenta de que al hacer cosas que a ella le encantan, que están fuera de mi zona de confort o algo que nunca haría normalmente, como ir a Niles, Michigan. . . ¡lo digo en serio! Quiero decir, Vicki nunca había estado aquí en Michigan. Ella siempre quiso conocer el ministerio y quería pasar un tiempo contigo, Nancy. Yo sabía lo importante que era para ella, así que yo sé que venir con ella hasta aquí le hace saber que la amo. Y por eso existe entre nosotros una reciprocidad: ella quiere hacer cosas por mí o acompañarme a República Dominicana, como lo hizo hace un tiempo, para conocer a algunos de los jugadores de béisbol que represento.
Nancy: ¡Wow!, realmente están aprendiendo a ponerse el uno al otro en primer lugar, y a estimar al otro como mejor que a sí mismo. Y, Vicki, sé que has crecido en muchas áreas de tu vida, y que Dios ha producido cambios en algunas áreas que no eran tan obvias; y sé que también es el caso de Bill.
Pero algunas de las áreas que mencionaste, Vicki, fueron: la justicia propia y un espíritu crítico. Siempre has sido una mujer ordenada y directa en palabras; para ti las cosas son o blanco o negro. Sin embargo, Dios te ha transformado.
Vicki: Correcto, y fue una transformación necesaria. Cuando Bill volvió a casa, luego de que estuviéramos separados, yo era muy sabia en mi propia opinión. Y me refiero a que si no lo estábamos haciendo exactamente de la manera en que yo creía que debíamos hacerlo, basado en lo que yo pensaba que decía la Palabra de Dios, entonces lo estábamos haciendo mal.
Nancy: Tenías un espíritu crítico.
Vicki: Muy crítico. Hace unos años, yo estuve a punto de cometer el mismo error que al principio de nuestro matrimonio. Bill volvió a enfermarse y yo no manejé muy bien la situación. Entré en modo miedo.
Durante tantos años dije: «Es culpa de Bill que yo no sea feliz. ¡Es su culpa! ¡Mira lo que está haciendo! ¡Él no. . .!». Y probablemente la gente diría que tenía razones legítimas para culparlo, pero realmente nunca hubo una razón para hacerlo ni la habrá, porque ninguna persona puede hacerte feliz. El gozo viene del Señor, pero es un gozo que solo Él puede producir internamente en nosotros.
Así que tuve que mirarme a mí misma y decir: «¿Qué es lo que me toca? ¿Qué estoy haciendo que no está bien?». Me di cuenta de que todavía tenía un espíritu crítico y que no estaba satisfecha en el Señor. No estaba completamente satisfecha en Él, así que tuve que preguntarme: «¿Realmente me someto a mi esposo en todas las áreas?» Y dije: «No, en mi corazón no lo estoy haciendo». Y tal vez externamente lo hago, pero internamente me estoy quejando de lo que tengo que hacer, o de lo que Bill puede o no estar haciendo.
Tuve que observar detenidamente lo que había en mi corazón y luego ir delante del Señor para pedirle perdón; para pedirle que realmente me cambiara y me llenara de Su Espíritu y de Su gozo.
Oré para que mi fuerza viniera del gozo del Señor, para que pudiera ser honesta, para que hablara la verdad en amor y tuviera el valor de decir lo que realmente siento. Y, en cierto sentido, estaba siendo deshonesta en mi matrimonio. Realmente no estaba compartiendo la verdad. Así que le oré a Dios y le pedí que me ayudara a poner a Bill primero, antes que a mí misma, y que me ayudara a rendir cada área de mi vida.
Llegué a un lugar en el que realmente tuve que decir: «Dios, Tú eres Señor, el Creador de todas las cosas, el Creador del universo. Tu Palabra tiene promesas para mí y para mi vida. Has prometido cuidarme y proveerme todo lo que necesito. No importa lo que haga, o lo que diga, o lo que pase, Tú vas a estar allí. Así que suelto el control que quiero ejercer para que Bill sea de cierta manera porque creo que así satisfará mis necesidades. Señor, quiero dejar todo eso en Tus manos y vivir un día a la vez en Ti, recibiendo lo que tienes para mí y estando contenta con lo que me des o no me des».
Nancy: Ahora, Vicki, como mujeres, creo que nuestro mayor pecado desde la caída es la lucha por el control. ¿Qué pasa en un esposo cuando su esposa lo entrega al Señor y se contenta en el Señor? ¿Cómo impacta eso al hombre en su vida?
Bill: Permíteme responder a eso Nancy: eso hace que yo quiera hacer más por Vicki. Puedo poner sus necesidades y sus sentimientos antes que los míos. Me hace querer ser menos egoísta.
Naturalmente soy una persona muy egoísta, pero estoy mejorando en eso; puedo ver a diario que estoy progresando para ser menos egoísta. Pero la verdad es que hay días y momentos en los que vuelvo atrás. Básicamente, los dos tenemos personalidades tipo A, es decir, luchamos con lo mismo. Diariamente tenemos que ser capaces de pasar la página; y eso no es algo que haces un día y ya, sino que debe ser algo de todos los días.
Nancy: Bueno, hay algo que he querido preguntarle a ambos. Llevan casados más de treinta y cinco años. Son un matrimonio que, sin la gracia y la intervención de Dios, no habría llegado a los treinta y cinco años. No puedo imaginar qué habría pasado si decidían divorciarse, pero Dios intervino y están juntos. Su matrimonio está en un buen lugar; ambos buscan continuamente al Señor.
Y ha sido duro, pero se han esforzado en ello. Pero todavía se trata de una rendición diaria al Señor y, como han dicho, de lidiar con problemas de egoísmo y de control. ¿Qué hace que valga la pena todo el trabajo duro, el esfuerzo, el sacrificio y la rendición para permanecer en el matrimonio?
Bill: Bueno, hace un tiempo pasamos un fin de semana con nuestro hijo, nuestra nuera y nuestra pequeña nieta; queríamos pasar un tiempo en familia. El amor que existe entre nosotros, nuestros hijos y nietos, es una bendición. Es increíblemente fuerte, y no cambiaría eso por nada del mundo. Le agradezco mucho a Dios por darnos la fuerza para luchar y seguir luchando, porque vale la pena.
Ni siquiera puedo expresar con palabras cuánto ha valido el sacrificio que hemos puesto en este matrimonio y dónde estamos ahora. ¡Todo ha valido la pena!
Nancy: Y el resultado final es que Dios será glorificado porque el matrimonio no se trata de nosotros.
Vicki: Correcto.
Nancy: No se trata de la felicidad de Bill, la felicidad de Vicki, su felicidad como pareja, o incluso sobre sus hijos. Y por maravillosa que sea esa recompensa, se trata, en última instancia, de que se vea esa imagen terrenal del amor redentor de Dios y de que Dios sea honrado.
Y, Bill, cuando hablaste de que llegaste al punto de decir: «Sí, estoy comprometido con este matrimonio», cuando dijiste eso yo pensé: ¿No es esa una forma increíble en la que un esposo demuestra el pacto de amor de Dios y Cristo, quien se ha comprometido con nosotros, con la Iglesia, como Su novia, y dice: «Nunca te dejaré. Nunca te abandonaré»?
Eso ha permitido que su matrimonio se haya fortalecido, pero ¿con qué fin? Bueno, con el fin de que la gente vea un destello del carácter de Dios.
Bill: Dios se toma muy en serio Su relación con nosotros.
Nancy: Así es.
Bill: Cuando compartimos nuestro testimonio suelo hablar de la inconstancia de los fanáticos de los deportes, especialmente de los fanáticos en Nueva York: un día, alguien puede ser un famoso reconocido, y al día siguiente es como cualquier persona. Quiero decir, los famosos dejan de ser famosos en un instante, y luego vuelven a serlo. Pero es maravilloso que Dios no cambia como nosotros, porque de lo contrario estaríamos en un gran problema.
Y tenemos que tomar la misma posición en nuestros matrimonios. No podemos ser volubles en nuestros matrimonios. Dios hizo un pacto con nosotros, así que tenemos que hacer el mismo pacto con nuestros cónyuges.
Vicki: Totalmente de acuerdo.
Nancy: Y ustedes lo han hecho, y lo siguen haciendo. Y como resultado de eso, la gracia de Cristo y la naturaleza de Dios que guarda el pacto son exaltadas. No sé si hay un mejor testimonio hacia el mundo de cómo es Dios que un matrimonio atravesando por lo que ustedes han pasado, pero también por el que han luchado, encontrando la gracia de Dios para restaurar, redimir y permanecer en Él por más difícil que sea a veces. ¡Pero qué maravillosa imagen de la fidelidad de Dios hacia nosotros!
Vicki: A veces la fidelidad de Dios es tan abrumadora para mí. Él es tan fiel. Hemos llegado a ser parte de lo que Él está haciendo aquí, y estoy tan asombrada que nos haya escogido para esto, no porque seamos nosotros, sino para que Él reciba la gloria. Esa es nuestra esperanza, y por eso estamos sentados aquí contigo Nancy: no para dar una imagen de quiénes somos, sino para dar una imagen de quién es Dios.
La petición de mi corazón es que las mujeres que están en matrimonios difíciles clamen a Dios porque, como dice en el Salmo 40, Él se vuelve hacia nosotras. Él escucha nuestro lamento, nos saca del pozo de la desesperación, nos saca del lodo cenagoso, y luego pone pies sobre una roca, sobre un lugar firme donde pararnos, y pone una nueva canción en nuestra boca, un himno de alabanza a nuestro Dios.
Y luego, en ese mismo salmo dice: «Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová» (v. 3). Ese es mi deseo y el de Bill: no solo que nos vean a nosotros, sino que puedan poner su esperanza en el Señor para su matrimonio, porque Dios es grande.
En nuestro pecado creemos que todo depende de nosotros, pero no podemos hacer nada sin Dios. Juan 15:5: «Separados de Ti [de Dios], nada podemos hacer».
Cuando dejo que Dios lo resuelva, cuando cierro la boca y no digo lo que quiero decir, que puede ser desagradable, cuando se lo entrego a Dios y le digo: «Haz Tu obra, Señor. Haz lo que Tú quieras», cuando dejo ir mis deseos y digo: «Señor, prefiero que Tú voluntad sea hecha», eso es mucho mejor. Eso glorifica al Señor.
Débora: ¡Amén! Muchas gracias Bill y Vicki por acompañarnos durante estos días. Gracias por compartir su historia y recordarnos cómo la gracia de Dios sobreabunda en medio de las circunstancias más difíciles y dolorosas. Y a nuestras oyentes, gracias por su colaboración, sus oraciones y su apoyo financiero, mientras ayudamos a las mujeres de todo el mundo a experimentar la libertad, la plenitud y abundancia en Cristo.
Recordándote que Jesús es suficiente, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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