Anima al padre que tienes en tu vida
Stephen Kendrick: Un matrimonio debería ser un hermoso baile…
Dannah Gresh: Stephen es productor de cine y esposo.
Stephen: …en el que trabajan juntos.
Dannah: El reto en este baile, como el matrimonio, es no lastimarse el uno al otro por falta de unidad. La belleza viene con la cooperación.
Stephen: Están potenciando las fortalezas de cada uno y reduciendo las debilidades de cada uno; las están equilibrando.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio, en la voz dePatricia de Saladín. Hoy, 29 de agosto de 2023
Nancy DeMoss Wolgemuth: En el momento en que comienzas a pensar en los diferentes padres y abuelos de tu vida puedes experimentar una variedad de emociones. Algunas de nosotras tuvimos la bendición de tener una relación especial con nuestros padres, sin embargo otras tienen recuerdos dolorosos de sus …
Stephen Kendrick: Un matrimonio debería ser un hermoso baile…
Dannah Gresh: Stephen es productor de cine y esposo.
Stephen: …en el que trabajan juntos.
Dannah: El reto en este baile, como el matrimonio, es no lastimarse el uno al otro por falta de unidad. La belleza viene con la cooperación.
Stephen: Están potenciando las fortalezas de cada uno y reduciendo las debilidades de cada uno; las están equilibrando.
Dannah: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de Adornadas: Viviendo juntas la belleza del evangelio, en la voz dePatricia de Saladín. Hoy, 29 de agosto de 2023
Nancy DeMoss Wolgemuth: En el momento en que comienzas a pensar en los diferentes padres y abuelos de tu vida puedes experimentar una variedad de emociones. Algunas de nosotras tuvimos la bendición de tener una relación especial con nuestros padres, sin embargo otras tienen recuerdos dolorosos de sus padres.
Pero te diré esto, ni siquiera el mejor padre terrenal puede comenzar a compararse con nuestro perfecto y amoroso Padre celestial. Ayer en Aviva Nuestros Corazones, escuchamos a Stephen Kendrick y él decía que aun si tu propio padre no fue un buen padre, Dios sí lo es. Si te perdiste esa conversación te animo a que regreses y la busques en avivanuestroscorazones.com o en nuestra aplicación Aviva Nuestros Corazones.
Y si tienes hijos, estás a punto de descubrir cómo puedes animar a su papá. Hoy nos enfocaremos mucho en las esposas que alientan a sus esposos, pero incluso si no estás casada o no tienes hijos, creo que encontrarás muchos consejos que puedes aplicar a tu propia vida y relaciones.
Y Stephen Kendrick es mejor conocido por su trabajo con Kendrick Brothers Productions, que hace películas que cuentan poderosas historias de redención y gracia. La película más reciente es un conmovedor documental que salió en diciembre de 2021. Se titula Muéstrame el Padre. Si no has tenido la oportunidad de verla, realmente te animo a que lo hagas.
Ahora, aquí tenemos a Dannah Gresh hablando con Stephen Kendrick.
Dannah: Stephen, cuéntame sobre tu esposa.
Stephen: Estoy casado con Jill. Ella es asombrosa. ¡Ella es el amor de mi vida y la respuesta a diez mil oraciones! Ella es lo opuesto a mí; soy extrovertido y ella es introvertida. Ella es una madre que educa en el hogar; tenemos seis hijos, y todavía está educando en casa a cuatro de esos seis hijos en este momento.
Ella ora por mí, me apoya, es paciente conmigo mientras salto como tigre en el atrio de nuestra iglesia de persona a persona y de evento a evento. Ella habla la verdad a mi vida cuando la necesito, me da consejos que aprecio. ¡Así que doy gracias a Dios por mi esposa! Todo lo que hago se multiplica en eficacia y utilidad porque ella me anima.
Ella es la otra ala, me equilibra y me ayuda a volar. Doy gracias a Dios por Jill. Podría contar todo tipo de historias asombrosas sobre ella. Si la conoces, ella es muy reservada. Es muy gentil, de voz suave y a menudo solo quiere sentarse y escucharte hablar y animarte a ser quien eres.
Ella creció en un hogar que no era un hogar que asistía a la iglesia. Vino a Cristo cuando era adolescente. En realidad, fue en un evento juvenil. Más tarde supimos que yo era parte del equipo de liderazgo que estaba en la parte de atrás del salón orando por la salvación de los estudiantes perdidos en este servicio. Ella fue una de las que bajó y entregó su vida a Cristo esa noche.
Dannah: ¡Wow! ¿Y no la conocías en ese momento?
Stephen: No, no la conocía. Yo estaba en el último año de la escuela secundaria y ella era una estudiante de primer año. Incluso cuando estaba en décimo grado, comencé a orar por mi futura esposa. Ella estaba en séptimo grado y yo no sabía que ella era atea en ese momento. Fue ese año que ella comenzó a creer en Dios.
Y en realidad fue una película de todas las cosas que Dios usó para despertarla al concepto de que hay un Dios ahí fuera.
Dannah: Bueno, ¡eso es bastante acertado!
Stephen: ¡Eso es muy acertado! ¡Solo el Señor podría haber inventado eso!
Dannah: Eso es genial. Quiero hacerte una pregunta muy específica, y es, ¿puedes llevarnos a un día o momento en que ella te hizo un mejor padre?
Stephen: Lo que les digo a los hombres en el ministerio es que deben darse cuenta de que cuando se casaron, Dios les dio un equilibrio asombroso de lo que son, alguien que llenará muchos vacíos.
Los hombres piensan en las líneas como si estuvieras tocando un instrumento musical, tienes notas en las líneas y entre las líneas. Los hombres piensan en las líneas. Pueden ser literales. Pueden ser contundentes. Pueden decir: «¡Esto es lo que quiero!», o «¡no me has pedido lo que quieres!»
Las mujeres tienden a pensar entre líneas. Reunirán las piezas y darán pistas muchas veces, en lugar de simplemente decir: «Esto es lo que quiero para mi cumpleaños». Y va a requerir que los hombres hagan los cálculos mentalmente y traten de resolver las cosas como el detective de una escena criminal: pon A, más B, más C, y podrás obtener exactamente lo que ella está comunicando. Evalúa su lenguaje corporal, mira el contexto, analiza lo que dijo en el pasado y descubre lo que quiere decir sin que ella te lo explique.
Dannah: ¡Sí! Muchas veces cuando decimos: «¿Te gusta este atuendo?», realmente no nos referimos al atuendo en sí mismo. Esa no es la pregunta ni la respuesta. Queremos ser afirmadas, queremos ser vistas y conocidas.
Stephen: Sí. Entonces, lo que les digo a los hombres es: «Tu esposa es como el tablero en la parte delantera de tu auto. Ella sabe cómo les va a los niños mejor que tú. Ella sabe mejor que tú lo saludable que es tu matrimonio. Ella sabe antes que tú si estás o no al borde del agotamiento. Dios le ha dado esos ojos, ese corazón, esa ternura, ese discernimiento. Así que tienes que sentarte, mirarla a los ojos y decir: «Cariño, ¿qué estás viendo?, ¿qué estás sintiendo?, ¿qué estás pensando?, ¿qué estás observando?, ¿qué consejos tienes para mí?»
La Escritura dice en 1 Pedro 3:7 que el hombre debe vivir con su mujer de manera comprensiva. Es porque él necesita entender de ella mucho de lo que está pasando. Así que regularmente…cuando salgo con mi esposa a una cita o cuando dejamos a los niños y estoy sentado en el sofá, apagamos los dispositivos y nos miramos.
Le digo, «¿cómo estás?», y también le pregunto, «¿cómo están los niños? Háblame sobre eso». Ella es la que me da pistas sobre cuándo mi hijo necesita disciplina, cuándo mi hija necesita algo de tiempo con papá, o si mi otro hijo puede necesitar algo de apoyo con su tarea, o que mi hijo está luchando con esto o ha estado enfermo últimamente.
Básicamente, ella me da pistas sobre cómo les va a todos, incluida ella misma. Escuché hace años que una mujer conoce todo acerca de sus hijos. Conoce las citas con el dentista, los romances, los mejores amigos, las fiestas de cumpleaños, las alergias, las comidas favoritas. ¡Un hombre es vagamente consciente de que personas pequeñitas viven en su casa!
¡Él realmente necesita que su esposa le dé pistas! Así que mi esposa lo hace regularmente por mí y me doy cuenta de que es mi responsabilidad después de escucharla y comunicarle que la entiendo, que durante los próximos días y semanas necesito responder con amor, responsabilidad y entrar en aquellas situaciones en las que me necesitan.
Dannah: ¿Alguna vez llega a ser difícil o incómodo? Me encanta la imagen del barómetro, cuando ella dice que la aguja no está donde debe estar, ¿es en algún momento difícil?
Stephen: Como estoy preguntando por eso, generalmente me preparo para el impacto. Hay muchas ocasiones en las que ella comunica que uno de mis hijos está dolido. Recuerdo una ocasión en la que me mencionó algo acerca de uno de mis hijos. Ella me dijo: «Stephen, has estado muy ocupado trabajando. Él necesita pasar tiempo contigo y lo anhela. Tienes que dedicarle tiempo y ponerlo en tu agenda y pasar más tiempo con él, porque él no vendrá a pedírtelo. Necesita que tomes la iniciativa y entres en su mundo».
Y eso me pesó porque me di cuenta: «Estoy fallando en esta área de dar tiempo extra de calidad a este hijo en específico, y tengo que esforzarme». No podemos tomarlo como algo personal, tenemos que recibirlo como un despertar amoroso que necesitamos para que podamos ser fieles a lo que Dios nos da.
Dannah: Sí, claro. Mi marido me llama «amiga cabeza de chorlito». Dice que tiene cinco hombres en su vida que son amigos cabeza de chorlito, y su esposa es la única mujer miembro del consejo. Tenemos permiso para hablar en su vida cuando está siendo un cabeza de chorlito.
Esas son sus palabras, no las mías. ¡Nunca llamaría cabeza de chorlito a mi esposo! Si lo conocieras, sabrías que es un comediante. Pero creo que es algo realmente saludable para un matrimonio el tener una conversación que marque un precedente, que haya espacio para eso.
Stephen: ¡Absolutamente! Las Escrituras dicen que debemos exhortarnos unos a otros diariamente mientras vivamos (ver Hebreos 3:13). La exhortación es aliento, es consuelo, es en realidad una imagen de alguien que viene junto a otra persona y camina con ella.
También comunica información y a veces pasos de acción como: «Estas son las siguientes cosas que deberías hacer o quiero alentarte a que consideres hacer esto en esta situación». Así que los creyentes, ya sea que sean parte de tu familia o no, tenemos el desafío de animarnos unos a otros constantemente, ser la sección de animadores, el club de admiradores de los demás, por así decirlo.
Y especialmente eso tiene que estar sucediendo en el hogar. Los esposos deberían ser los admiradores número uno de sus esposas, las esposas deberían ser las admiradoras número uno de sus esposos. No puedes esperar que tu cónyuge se anime. Siempre tienes que tomar la iniciativa, quienquiera que seas, para dar un paso adelante y hacerlo.
Y pienso en Jill, ella ora por mí, me anima. Debido a que ella me trata con respeto y me dice cosas –incluso palabras duras a veces– de manera respetuosa, me hace bajar la guardia y recibirlo de ella, e incluso pedirle más.
Dannah: Bien, tenemos que detenernos aquí. Estamos teniendo un buen viaje por carretera, pero tenemos que detenernos para disfrutar de la vista panorámica. Respeto. Creo que tenemos que hablar de esa palabra. Espero que la mujer que está escuchando en este momento sepa lo importante que es que respetemos a nuestros esposos para que puedan ser mejores padres. ¿Qué tan importante crees que es eso?
Stephen: La forma en que Dios ha programado a los hombres…déjame darte una pista: el respeto es como el oxígeno para un hombre. Él va a los lugares donde es más respetado, y evita situaciones donde es menos respetado.
Los hombres quieren respetarse unos a otros –la forma en que se paran, la forma en que compiten, la forma en que hablan de quiénes son. Existe este valor que quieren recibir. Y las mujeres anhelan el amor. Si le preguntas a una mujer: «¿qué prefieres, ser amada o respetada?», ella responderá: «Ser amada».
Si le preguntas a un hombre: «¿Prefieres ser amado o respetado?», él te dirá: «Respetado». Respeto, es esa palabra de honor que en cierto sentido significa darles un peso especial. Lo que le digo a la gente es, ¿y si el presidente de una empresa te pidiera que hicieras algo, a diferencia del conserje? ¿Cómo lo tratarías de manera diferente?
¿Qué pasaría si alguien dijera: «¿Harías esto por mí?» Y estás como, «bueno, no sé si tengo tiempo». Y luego, ¿qué pasaría si dijeran: «Te daré un millón de dólares si haces esto por mí». De repente, le das mayor peso a su pedido, tiene más valor para ti.
Pienso en mis hijos. Si se supone que deben estar en su cama, y ya se han levantado e ido al baño tres veces, y luego dicen: «Papá, ¿me traes un vaso de agua?» Y respondo, «¡ya te he dicho tres veces que te vayas a la cama!» ¿Cuánto peso tiene eso?
Compara eso con los hombres del rey David cuando dijo que quería un trago de agua. Cruzaron las líneas enemigas, arriesgaron sus vidas porque valoraron, dieron todo el peso a su pedido en esa situación.
Así que si te das cuenta, las mujeres anhelan que sus esposos no solo las amen, sino que les hablen con amor, las toquen con amor, las sirvan con amor. Bueno, piensa en los hombres. Cuando los hombres interactúan con los demás, ellos quieren que en todas las interacciones haya esta atmósfera de respeto. Ellos lo anhelan.
Esto es lo que sucede cuando los hombres no son tratados con respeto, ellos harán una de dos cosas malas: se enojan y atacan, o se toman distancia y se retiran. ¡Y estas son cosas que las esposas no quieren de sus esposos!
Así que las Escrituras comunican a los esposos: «Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia» (Efesios 5:25). Debido al amor de Dios por ti, tú la amas. Lo recibes de tu Padre, lo derramas sobre tu esposa.
Incluso comunica, en cierto sentido, «hazla florecer con tu amor», porque las Escrituras dicen que Jesús cuidó y alimentó a la iglesia para presentársela a Sí mismo, una novia sin mancha. (ver Efesios 5:27) Básicamente, Jesús nos está santificando, nos está haciendo crecer, nos está haciendo «florecer» con Su amor, con Su verdad derramada en nuestras vidas.
Entonces, los esposos deberían estar haciendo eso por sus esposas, haciéndolas florecer con su amor. Sin embargo, si le das la vuelta a eso, el mandato de las Escrituras para las esposas es: «Trata a tu esposo con respeto» (ver Efesios 5:33). Básicamente, los hombres dejarán que las personas que más los aman y los respetan influyan en ellos y en sus decisiones. Resistirán aquellos que les hablan de manera irrespetuosa.
Así que cuando Dios le dice a una esposa: «Háblale a tu esposo con respeto, trátalo con respeto, honra sus palabras con respeto», Él te está dando la llave de su corazón, donde él te acerca y luego quiere amarte y cuidarte. Él quiere estar cerca de ti. Cuando se siente respetado en esa situación, quiere dar mayor peso a tus peticiones.
Permítanme darles una ilustración de esto. Un día llegué tarde a casa del trabajo, entré, mi esposa trató de sonreír, me trató con frialdad y de acuerdo a lo que yo merecía en esa situación.
Me causó frustración. «¿Cuál es su actitud? ¿Cuál es su problema?» Luego, después de hablarme con sarcasmo y falta de respeto, inmediatamente comenzó a surgir una ira en mí. Ahora, podría ser orgullo en mí, parcialmente. Podría ser porque estamos hechos a la imagen de Dios, y Dios quiere que seamos tratados con amor y respeto, y sentimos que ha ocurrido una injusticia en esa situación. Así que esto no ha funcionado bien.
No le grité a mi esposa. Intenté tratarla con amor y respeto, pero podía sentir dentro de mí esa ira que surge cuando me trata con falta de respeto. Pero ha sucedido tantas veces –la mayoría de las veces– que ahora ella ha aprendido que si llego a casa en la misma situación, si llego a casa y he faltado a una cita o llego tarde y la cena está fría o lo que sea… Se acerca a mí, me abraza, me mira y me dice en voz muy baja: «Cariño, cuando me dices que vas a estar en casa a las seis y llegas a las siete, se nos hace difícil a mí y a los niños disfrutar la cena contigo. Me resulta difícil confiar en tu palabra». Hay mucho respeto allí. Y escucha, ¡funciona totalmente!, porque el respeto está ahí y ella está diciendo una verdad amorosa a mi vida.
Por lo general, me vuelvo hacia ella y le digo: «¡Cariño, lo siento mucho!» Empiezo a asumir toda la responsabilidad y me hace querer dar un paso al frente. Me hace querer amarla aún más porque me doy cuenta de que ella lleva el peso por mí.
Así que, funciona absolutamente cuando las esposas se dan cuenta: «Necesito hacer esto porque el Señor me lo pide, no porque mi esposo lo merezca».
Dannah: Así es. Funciona. De hecho, quiero leer el pasaje donde el Señor nos pide como esposas que respetemos a nuestros esposos. Es una palabra diferente pero el concepto está aquí. Está en Efesios 5:22-25. Dice:
«Las mujeres estén sometidas (mujeres, a veces, es una palabra difícil para nosotras) a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo. Pero, así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio Él mismo por ella».
Bob y yo estábamos en una sesión de consejería con nuestro pastor (nuestro pastor Paul Graybill que ahora está con el Señor). Él dijo: «La razón principal de que sea así es para que podamos reflejar el reino de Dios. El reino de Dios es un reino, no es una democracia».
«Hay una jerarquía de autoridad, y estamos modelando eso en la relación esposo/esposa. Esa es la razón más importante por la que el matrimonio está estructurado de esta manera». Y el pastor Graybill también dijo: «Bob, una de las razones es que tienes problemas para amar, y Dannah, tienes problemas para someterte, y una de las razones por las que Pablo escribió sobre esto es porque la sumisión y el respeto no vienen naturalmente a las mujeres. Los hombres no tienen tantos problemas cuando hay un grupo de hombres que se respetan, como las mujeres cuando es un grupo de mujeres».
Y miró a mi esposo y dijo: «Bob, a nosotros nos cuesta más amar». Y así, ese orden importante que representa el reino de Dios no solo es inherente a la relación matrimonial, sino que Dios también nos está llamando a ser santificados en aquellas áreas donde necesitamos santificación. Al menos yo necesito.
Stephen: Sí, bueno, y Dios también nos está empujando hacia el cielo aquí en la tierra. Si lo piensas bien, todos los mandamientos en las Escrituras fluyen de Dios Mismo. Dentro de la Trinidad, antes de que Él hiciera el universo, tienes una relación perfecta, unificada, amorosa y respetuosa entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Y Jesús, en Juan 17 está comunicando que, «así como Tú y Yo somos uno, Padre, estoy orando para que ellos aprendan a ser uno». Todos anhelamos relaciones íntimas felices ysaludables, amistades cercanas. Si tuvieras que describir el matrimonio que anhelas, ¿qué incluirías? Amor, respeto,paciencia, bondad, perdón, alegría, deleite mutuo, confianza, sacrificio mutuo y servicio. Se estánconsolando el uno al otro, se están regocijando juntos. Están describiendo la Trinidad cuando hacen eso. Pero, no experimentamos esos frutos a menos que nos alineemos con la forma en que opera la Trinidad.
Entonces Dios nos está diciendo y comunica que Jesús se somete al Padre. Un hombre debe someterse a Cristo en todas las cosas. Una esposa se somete y apoya a su esposo, y los hijos se someten y apoyan a la esposa, la madre. Hay orden en el universo de Dios. Él no nos está pidiendo que hagamos nada que Cristo no esté haciendo o que no nos haya modelado en nuestras vidas.
Pero eso no solo lleva a darle gloria a Dios, también conduce a ayudar a las relaciones, porque cuando una esposa trata a su esposo con respeto, él quiere amarla más. Cuando un esposo ama a su esposa, ella quiere tratarlo con mayor respeto. Se crea esta siembra y cosecha mutuas.
Pero lo que tendemos a hacer es que tenemos un amor basado en la ley y en el desempeño. Requiere que alguien se gane nuestro amor, nuestro respeto o nuestro buen comportamiento. Es casi como una transacción financiera en una tienda: «Te doy esto y luego me das esto».
Muchas veces, en las relaciones tratamos a las personas de esa manera: «Si eres amable conmigo, yo seré amable contigo. Si eres malo conmigo, yo seré malo contigo». Bueno, Jesús no opera por la ley. La ley vino a través de Moisés, pero el capítulo 1 de Juan dice que la gracia vino a través de Jesucristo.
La gracia es un sistema operativo completamente diferente. La gracia dice: «Te estoy dando lo que no mereces por Mi misericordia hacia ti». Así es como Dios trata a Sus hijos; Él nos da la salvación, no porque nos la ganamos, sino por gracia. Él nos trata diariamente a través de Su Espíritu Santo, no porque lo merezcamos, sino por Su gracia.
Y Jesús dice a Sus discípulos: «Hasta los paganos saludan a quienes los saludan. Si quieren ser hijos de su Padre celestial, amen a sus enemigos».
«¿¡Qué!? ¿Quieres que ame a mis enemigos? ¿Cómo puedo amar a mis enemigos? ¡No se lo merecen!»
Porque estás operando con un nuevo sistema, estás recibiendo el amor de tu Padre celestial y lo estás derramando sobre otras personas. Así que ahora, no actúo con mi esposa en función de cómo me trata, sino que baso mi comportamiento en cómo me trata mi Padre celestial. Eso fluye en mi relación con Jill.
Si procuramos modelar a Cristo y estar conectados con el Padre, comenzaremos a saborear más el cielo en la tierra en nuestras relaciones diarias.
Dannah: Sí, y de hecho, creo que ustedes lo tienen más difícil que nosotras las mujeres. Bob es el que desempata. Si me someto a él, él desempata, ¿verdad? Él tiene la última palabra cuando tomamos una decisión.
Pero él está dando su vida por mí –eso es cada minuto de cada día. Creo que eso es mucho más difícil. Creo que nosotras como mujeres realmente luchamos con la sumisión. Quiero decir que cuando uso la palabra «sumisión», me refiero a someterme a un hombre como Bob Gresh que es amoroso y sacrificado, o a un hombre como Stephen Kendrick.
Puedes escuchar en su voz cuánto respeto tiene por su esposa, cómo está dando su vida por ella, cómo escucha sus consejos. Estamos hablando de ese tipo de relación. Si estás en una relación donde hay abuso o crueldad, ya sea física o verbal, ahí es cuando acudes a tu pastor u otra persona piadosa para obtener ayuda.
Ese no es el tipo de sumisión del que estamos hablando. Estamos hablando de una sumisión santa que se parece a lo que leemos en Efesios 5. Pero para mí, no había paz real en mi relación con Bob hasta que realmente comencé a practicar lo modelado en este pasaje de Efesios 5.
Yo era la mujer que creía en la sumisión, así que si Bob decía: «Cariño, nos mudaremos a quince horas al otro lado del país», ya sabes, yo era la esposa mártir que decía: «¡Por supuesto que dejaré a mis amigos y a mi familia porque soy una esposa sumisa!»
¿Pero tratando de decidir dónde estacionar el domingo por la mañana al llegar a la iglesia? ¡Oh, eso es otro asunto! Las que regañan, las que controlan y las que piensan rápido.
En una ocasión estábamos de vacaciones en Australia, y el Espíritu Santo había estado trabajando en mí, y mostrándome el quebrantamiento en el corazón de mi esposo sobre eso.
Se suponía que íbamos a encontrarnos con mis padres, y quería conducir porque me hacía sentir segura y en control. Bob quería tomar el taxi acuático porque es un aventurero.
«¡Tomemos el taxi acuático!»
Y yo estaba como, «¡puede que no lleguemos a tiempo!»
Bueno, ¿quién crees que ganó? Debido a que esta fue una decisión pequeña, ganó Dannah Gresh.
Y por primera vez el Espíritu Santo me hizo ver cómo estaba aplastando el corazón de mi esposo. Literalmente, esa noche, eran las dos de la mañana y no podía dormir, en parte por el desfase de horario, pero en parte porque el Espíritu Santo estaba trabajando en mí. Desperté a mi esposo y le dije: «Cariño, llevamos casados casi diez años y no he sido sumisa, no te he respetado, no te he honrado».
Él tenía lágrimas corriendo por su rostro cuando me arrepentí y realmente fui honesta. No puedo decir que a la mañana siguiente Dannah no estaba controlando, pero a la mañana siguiente Dannah estaba en las manos del Espíritu Santo para ser santificada, para convertirse en el tipo de esposa que edifica a su esposo, lo respeta y se somete a él cuando necesita tomar una decisión de desempate. Fue un cambio radical, nuestro matrimonio no ha sido el mismo desde aquella noche.
Stephen: ¡Wow! Yo lo creo, y estoy seguro de que su corazón se volvió hacia ti cuando tuviste esa conversación con él.
Dannah: ¡Oh, sí!
Stephen: Lo hace querer apoyarte más, querer cuidarte. Un matrimonio debería ser un hermoso baile en el que trabajen juntos, maximicen las fortalezas del otro y minimicen las debilidades del otro. Que se mantengan en equilibrio.
Dannah: ¡Sí, exactamente! Y tú, si estás escuchando y sintiendo cierta convicción porque tal vez no has estado respetando a tu esposo, o tal vez eres como yo y te estabas sometiendo en las cosas grandes, pero regañándolo en las cosas pequeñas, esta es tu oportunidad de presionar el botón de reinicio. Solo quiero retarte a que lo hagas.
Creo que cuando se trata de eso, generalmente nos sentimos muy inspiradas cuando vemos esta imagen vivida en el mundo. Pienso en los hombres de Ucrania que se quedaron atrás en esa horrible guerra. Puedo ver las imágenes y los videos de ellos abrazando a sus esposas e hijos mientras los envían a un lugar seguro.
Estamos inspiradas por eso, porque es una imagen de algo santo, es una imagen de algo sagrado. ¡Tu matrimonio puede ser así para un mundo perdido! Eso es lo que la Biblia nos dice en Efesios 5:31-32, que su matrimonio debe ser una imagen del amor de Cristo por Su novia, la iglesia.
Si tu falta de respeto por tu esposo se interpone en el camino de pintar esa imagen con precisión, hoy es tu invitación para volver a empezar. Podrías hacer lo que hice yo, detente, lleva a tu esposo a un lado y dile: «Necesito pedirte perdón».
Tal vez necesites ayuda; yo la necesitaba. Necesitaba el consejo de mentores piadosos y mujeres que pudieran ayudarme a reiniciar mis comportamientos y mis respuestas. Ciertamente, necesitaba que el Espíritu Santo me ayudara. Pero encontrarás tanta paz y también, muchas veces, las cosas que anhelas de tu esposo. Cuando comiences a darle lo que él necesita, él comenzará a darte naturalmente lo que anhelas.
Me pregunto, Stephen, ¿podrías orar por los matrimonios que tal vez en este momento están luchando con este asunto? La imagen está un poco apagada. Tal vez él no la está amando bien; tal vez ella no lo está respetando ni sometiéndose a él. ¿Orarías al Señor por estos matrimonios ahora mismo?
Stephen: Claro.
Padre, te agradezco que a través de Tu Espíritu Santo puedas fortalecernos a cada uno de nosotros. Ayúdanos a hacer cosas que no podemos hacer por nuestra cuenta. Y Señor, nos has llamado a ser como Jesús; nos has llamado a ser como nuestro perfecto Padre celestial; nos has creado a Tu imagen y luego nos has salvado por medio de Cristo para que seamos luz en este mundo.
Oro por cada hombre y mujer que está escuchando este programa. Oro, Padre, por cada esposo y esposa, que les des una visión celestial para su matrimonio. Oro para que les des esperanza, para aquellos que están listos para renunciar, porque están sufriendo tanto que sienten que están viviendo con un enemigo o un extraño, como dos barcos solos que pasan la noche. Señor, oro para que traigas crecimiento, arrepentimiento, confesión, perdón, humildad.
Y Señor, oramos para que construyas nuestros matrimonios, para que sean una imagen del evangelio, que cuando el mundo lo vea, sean atraídos como una fragancia, como un imán, para querer saber: «¿Cómo puedo tener lo que tú tienes? ¿Cómo puedo disfrutar del amor que tienes?» Que luego podamos señalarles a Jesús. Dios, te pedimos estas cosas en el nombre de Jesús, amén.
Nancy: ¡Amén! Stephen Kendrick ha llevado una carga por los matrimonios heridos. Él y su hermano Alex produjeron un documental sobre el poder de la paternidad. Se llama Show me the Father (Muéstrame al Padre), disponible solo en inglés.
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Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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