Amando a Cristo y Su Iglesia
Débora: Es común escuchar a la gente decir, «yo amo a Jesús, pero la iglesia no es para mí». Pero Nancy DeMoss Wolgemuth dice:
Nancy DeMoss Wolgemuth: Amigas, Cristo ama a la iglesia. Según Efesios capítulo 5, Él se entregó por ella. No puedes amar a Cristo y no amar a Su iglesia. Es así de simple. No puedes ser una parte de Cristo y no ser parte de Su iglesia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 8 de mayo de 2023.
«Yo amo a Jesús, pero simplemente no estoy interesada en la religión organizada». Esta idea se escucha mucho en estos días. En nuestro estudio de las cartas a las iglesias de Apocalipsis, vamos a echarle un vistazo a este concepto. Nancy está iniciando hoy una serie más basada en el libro de Apocalipsis. Esta se …
Débora: Es común escuchar a la gente decir, «yo amo a Jesús, pero la iglesia no es para mí». Pero Nancy DeMoss Wolgemuth dice:
Nancy DeMoss Wolgemuth: Amigas, Cristo ama a la iglesia. Según Efesios capítulo 5, Él se entregó por ella. No puedes amar a Cristo y no amar a Su iglesia. Es así de simple. No puedes ser una parte de Cristo y no ser parte de Su iglesia.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 8 de mayo de 2023.
«Yo amo a Jesús, pero simplemente no estoy interesada en la religión organizada». Esta idea se escucha mucho en estos días. En nuestro estudio de las cartas a las iglesias de Apocalipsis, vamos a echarle un vistazo a este concepto. Nancy está iniciando hoy una serie más basada en el libro de Apocalipsis. Esta se titula El mensaje de Dios para Su iglesia.
Nancy: Recibo a diario en mi correo electrónico un informe religioso, que habla de los grandes acontecimientos de noticias o tendencias en el mundo religioso, tanto nacional como internacional. Es algo que me ayuda a mantenerme al tanto de lo que está sucediendo en algunas áreas que son importantes para nosotros.
Cada vez veo más titulares en esos informes que dicen cosas como esta: «Cada vez más estadounidenses dejan de ir a la iglesia». Y esto es algo que ese artículo decía:
«El último estudio realizado por el Grupo Barna identifica que una tendencia creciente para los estadounidenses espirituales, es la de ejercer su fe en lugares distintos a la iglesia. George Barna dijo que no extrañaría que una gran parte de la población de los que han nacido de nuevo, cambie de los que van a la iglesia a los que no van a la iglesia en los próximos diez años».
Si miras a tu alrededor, parece que mucha gente está harta de la iglesia en estos días, incluyendo una gran cantidad de gente que ha estado en la iglesia la mayor parte, si no es que toda su vida. Recibí un correo electrónico recientemente de una oyente de Aviva Nuestros Corazones que decía:
«Yo no asisto a ninguna iglesia local consistentemente, quizás solo una vez cada dos meses. Me mudé hace varios años a otro estado y no pude encontrar una iglesia como la que yo estaba acostumbrada. Me he estado sintiendo como el llanero solitario. Pero ahora tú me has hecho reevaluar mi posición y mi decisión de no asistir a la iglesia regularmente. Simplemente me he sentido muy descontenta con las iglesias en mi área».
Estoy segura de que tú conoces personas que se sienten de esta manera. Puede que tú seas una de las personas que se siente así. Es posible hasta que tú hayas sido la que me enviaste este correo electrónico porque no conozco el nombre de la persona que lo envió. Pero he estado oyendo mucho ese tipo de cosas en el día de hoy.
Ahora, mientras volvemos a Apocalipsis capítulo 1 y continuamos en el primer capítulo, quiero tomar lo que para algunas puede parecer un pequeño desvío. Pero como he estado meditando en este capítulo durante los últimos meses, creo que es una de las cosas importantes que tiene este capítulo de Apocalipsis. Hemos visto la visión de Cristo. Lo hemos visto en Su santidad, en Su esplendor y en Su gloria. Pero también vamos a ver en este libro una visión de la iglesia y de las iglesias como Cristo las ve.
En el capítulo 1, versículo 4 leemos: «Juan, a las siete iglesias que están en Asia».
Y luego en el versículo 10, dice:
«Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como sonido de trompeta, que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo (¿a quiénes?) a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
Ahora, esos nombres pueden no significar mucho para ti. No significan mucho para mí tampoco, porque yo no vivo en esa parte del mundo y no estoy familiarizada con esa región. Esas no son iglesias que están aún en existencia al día de hoy, así que no estamos familiarizadas con ellas.
Pero él está listando las iglesias como podría listar las iglesias que se encuentran ahora en tu comunidad o en la mía. El libro de Apocalipsis es en realidad una carta, un mensaje que se escribe a estas iglesias locales. Estas eran asambleaslocales específicas de creyentes bautizados en la provincia romana de Asia, que es la región centro-oeste de la actual Turquía.
Si tu Biblia tiene mapas en la parte de atrás, es posible que quieras revisarlos en algún momento y ver estas ciudades. Están listadas en el orden en que un mensajero habría viajado si hubiera salido de la isla de Patmos, donde Juan estaba en el exilio y se hubiera ido cerca de 40 millas a través del mar hasta la costa de la ciudad de Éfeso.
También había una ruta postal. Hubieras llegado a Éfeso y luego habrías ido en una especie de círculo en dirección hacia el norte a Esmirna, y luego continuar por el sureste hacia Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea, todas estas iglesias se encontraban a unos 81 kilómetros la una de la otra.
Esta carta fue escrita directamente a aquellas iglesias que por cierto, no eran las únicas iglesias en esa región. Ni siquiera eran necesariamente en todos los casos las iglesias más conocidas. Pero creo que eran representativas de todas las iglesias. Siete es el número de la plenitud y estas iglesias que eran iglesias individuales específicas eran representativas de todas las iglesias en esa región, en ese tiempo.
Y dice el versículo 12: «Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo. Y al volverme, vi siete candelabros de oro y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre». Y entonces vamos hasta el versículo 16: «y en su mano derecha tenía siete estrellas».
Ahora, quizás tú te preguntes: «¿Cuáles son esos candelabros? ¿Cuáles son esas estrellas?» Bueno, en el versículo 20, Jesús le explica a Juan:
«En cuanto al misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias».
Ahora déjame tomar un momento en esa frase, «los ángeles de las siete iglesias». La interpretación de esta frase es difícil. De hecho, creo que es imposible, porque nadie parece saber a ciencia cierta. Algunos comentaristas han sugerido que estos son seres angelicales reales y que cada iglesia tiene su ángel guardián.
Pero hay una serie de problemas con esta interpretación. La palabra ángel al ser traducida, en realidad significa «mensajero». Muchos estudiosos de la Biblia creen que esta es una referencia a los líderes humanos o a los pastores de estas iglesias. Honestamente, hay problemas de interpretación con esa posición también. La conclusión es que no sabemos quiénes son estos ángeles.
Lo que sí sabemos es que son, de alguna manera, representantes de las iglesias individuales y obviamente algún tipo de entidad, humana o angelical, con la responsabilidad de comunicar un mensaje a estas iglesias. Ahora lo que está claro es que las iglesias son representadas como candelabros.
La versión antigua Reina Valera dice «candeleros». Pero de hecho, candelabros es una mejor traducción allí porque los candeleros hacían su propia luz. Pero los candelabros no tienen luz propia, tienen que encenderse con ayuda. En aquellos días habrían sido lámparas de aceite, una imagen del aceite del Espíritu Santo la cual era la luz y el aceite de estas iglesias.
Pero el candelabro habría sido uno portátil que tendría sobre él una lámpara de aceite. La iglesia en sí no era la luz, la luz es Cristo. La iglesia tiene la intención de ser un pedestal en el cual se muestra a Cristo, quien es la luz del mundo, y el evangelio de Cristo. La iglesia tiene la intención de apartar a Cristo para mostrarle como la luz en las tinieblas de este mundo para evitar que la gente tropiece, y para ayudarles a encontrar su camino.
Jesús dijo: «Vosotros sois la luz del mundo» (Mat. 5:14).
Filipenses capítulo 2 dice que debemos ser «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (v.15).
De nuevo, nosotras no tenemos luz propia. Cristo es la luz en nosotras. Cristo, la luz del mundo, es el que nos llena y brilla a través de nosotras. Solo somos candelabros, solo somos un vehículo, por así decirlo, instrumentos, soportes para la luz de Cristo que está en nosotras.
Entonces llegamos a Apocalipsis, capítulo 2, versículo 1:
«Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: “El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre los siete candelabros de oro”».
¿Cuáles son los siete candelabros de oro? Las iglesias. Aquí puedes ver la relación de Cristo con las iglesias. Él no está ausente. Él no está distante. Él no se ha ido de las iglesias. Él no es un observador pasivo. Él está presente. Él está allí. Él dijo antes de irse al cielo: «Yo estaré contigo por todos los siglos» (Mat. 28:20, parafraseado) y Él ha cumplido su promesa.
Juan ve a Cristo caminando entre las iglesias. Él está activo. Él se ve dedicado, está involucrado, está conectado con la vida de las iglesias locales.
Ahí dice que Él tiene las estrellas en su mano derecha. Y de nuevo, no estamos exactamente seguras de lo que son esos ángeles, pero de alguna manera sabemos que ellos son representantes de las iglesias. La construcción gramatical del verbo en esta frase es importante, porque dice que «Él tiene las estrellas en su mano derecha».
«Tener» se puede utilizar de dos maneras diferentes. Yo podría decir en este momento, «yo tengo esta mesa». Pero yo realmente tengo solo una parte de ella. Porque la mesa es demasiado grande para que yo la tenga completamente en mis manos, así que solo puedo tener una parte de ella.
Ahora digamos que en cambio yo tuviera una pulsera en mi mano. Yo puedo tenerla completamente en mis manos. Tengo esta pulsera en mi mano. Esta construcción de la palabra tener era la menos utilizada en griego, pero es la que se utiliza aquí.
Cristo tiene las estrellas en Su mano derecha. Él no las tiene solo de una orilla o solo una parte de ellas. Él tiene todas las iglesias en Su totalidad, en Su mano. Él tiene todo el mundo en Su mano. Él tiene a las iglesias en Su mano. Él tiene a los pastores en Su mano. Él tiene a los miembros de la iglesia en Su mano. Él te tiene a ti y a mí. Él nos sostiene en Su mano derecha.
Esto debería animarnos cuando nos desanimamos sobre la condición de las iglesias, cuando nos desanimamos sobre las necesidades de las iglesias. Jesús va a señalarlos muy claramente en los capítulos 2 y 3.
Pero recuerda la posición de Cristo. Él no está presente solo en algunas de las iglesias, sino que está presente en todas ellas. Puedes ver claramente en esta visión que Cristo es la figura central y unificadora en las iglesias. Él es el pegamento que las une, que las mantiene unidas. Él no puede separarse de Su iglesia.
La Escritura nos dice en la carta a los Efesios que Él es la cabeza y la iglesia es Su cuerpo (5:23). No se puede separar la cabeza del cuerpo y el cuerpo no puede funcionar sin la cabeza. Cristo está pegado a Su iglesia. No puede separarse de ella. Quiero decirte que esto nos sugiere que tú y yo no podemos rechazar, descartar o alejarnos de la iglesia.
Ahora, voy a ser honesta y decirles que ha habido momentos en que he querido hacerlo, y probablemente tú has tenido momentos en los que has querido hacerlo también. Pero no podemos hacerlo. Cristo camina en medio de Sus iglesias. Él podría tener mucho más razón que nosotras de estar harto de las iglesias, y vamos a ver en Apocalipsis 2 y 3 que Él tiene mucho de qué preocuparse. Pero Él sigue comprometido. Él las mantiene en Su mano derecha. Él se aferra a ellas.
Pero, trágicamente, muchos creyentes están saliendo hoy de la iglesia. Pero Cristo camina entre las iglesias. El alejarse de la iglesia, y escúchame atentamente aquí, es alejarse de Cristo y de lo que Él está haciendo en el mundo hoy en día.
No estoy diciendo que la iglesia es perfecta. ¡Está muy lejos de eso! Vamos a ver más sobre esto en los días restantes de esta serie. Pero no podemos salir, huir de ella.
Leí otro informe que decía:
Un alarmante número de «santos» que se quedan en casa afectan la iglesia de hoy. (Este informe está basado en otro estudio realizado por el Grupo Barna, dice:) Un número alarmante de cristianos prefieren quedarse en casa en las mañanas de domingo… Un estudio reciente realizado por el grupo Barna encontró que cerca de 13 millones de estadounidenses a quienes los investigadores identificaron como «cristianos nacidos de nuevo» estaban «sin iglesia».
Y la definición de los que no tienen iglesia es que no han asistido a un servicio religioso cristiano a menos que sea un servicio especial o un servicio de día festivo en esos últimos seis meses. Trece millones de estadounidenses que se identificaron como «nacidos de nuevo» están sin iglesia a la luz de esa definición.
David Barrett, el autor de la Enciclopedia Mundial Cristiana, calcula que hay unos 112 millones de «cristianos sin iglesia» en todo el mundo. Y se proyecta que el número se duplicará para el año 2025.
Ahora, permítanme decirles que bíblicamente no hay tal cosa como un cristiano sin iglesia. El patrón bíblico es que todo cristiano es parte de todo el cuerpo de Cristo. Y algunos llamarían a esto la Iglesia universal y sé que voy a pisar aquí un terreno polémico, controversial, con algunas de nuestras oyentes. Así que si quieres escribirnos para plantearnos tu inquietud, nos gustaría saber lo que piensas.
Pero el patrón bíblico es que cada cristiano es también parte de una asamblea local de creyentes y bajo el cuidado y la enseñanza de los líderes de esa asamblea. El Nuevo Testamento no reconoce cristianos que no sean parte de una iglesia local.
Hoy la gente está diciendo, «sí, soy una parte de toda la iglesia». O sea de la Iglesia Universal; bueno, si tú eres una hija de Dios, eso es cierto. Pero el Nuevo Testamento no dice nada de que los cristianos no sean también una parte de la expresión local de esa iglesia, de un cuerpo local de creyentes.
Ahora, tal vez se vean diferentes en algunos lugares. Tal vez sean muy pequeñas. Tal vez no se puedan reunir en un edificio de los que llamaríamos una iglesia. Yo no estoy hablando aquí de estas diferencias. Pero lo que sí estoy diciendo es que hay una expresión local de aquellos creyentes bautizados que se unen para adorar, para el ministerio de la Palabra y que viven bajo el liderazgo, la enseñanza, la autoridad, la alimentación de los líderes bíblicamente cualificados.
Déjame ir un poco más lejos y decir que los ministerios de medios de comunicación como Aviva Nuestros Corazones, no son un sustituto para tu participación y tu compromiso con una congregación local de creyentes. Ser una parte de una iglesia local no significa que tu solamente te vas a quedar plantada en tu asiento en la mañana del domingo y que te sentarás allí simplemente como una espectadora mientras el líder de adoración y el pastor te ministran. Significa más que eso. Significa ser una parte comprometida, activa, que contribuye a ese cuerpo de creyentes, utilizando los dones que Dios te ha dado para servir a los demás en ese cuerpo.
He enseñado sobre esto en unas series en Aviva Nuestros Corazones acerca de la iglesia, de por qué necesitamos a la iglesia y por qué tú, específicamente, necesitas a la iglesia. Pero siento como que en esta serie sobre las iglesias en Apocalipsis, es importante insertar algunos comentarios con respecto a esto.
La iglesia local se reúne y tú tienes que ser parte de eso con el fin de adorar, de celebrar la cena del Señor, la responsabilidad mutua, la instrucción, la disciplina, el crecimiento mutuo, la edificación, las misiones, la evangelización y el cuidado de los necesitados.
Esto no significa que tengas que participar en todos los programas de tu iglesia local, probablemente tú no deberías estar involucrada en todo eso. Pero significa que tienes un lugar y una función. Todas las partes de mi cuerpo tienen una responsabilidad, tienen una función y si no cumplen con su función, son inútiles. A eso le llamamos enfermedad o enfermo o algo que necesita atención médica. Y muchas de nosotras necesitamos atención médica, hablando espiritualmente, porque decimos que somos parte de un cuerpo, pero en realidad no estamos funcionando y cumpliendo nuestra responsabilidad en esa iglesia local.
Amigas, Cristo ama a la iglesia. Según Efesios 5, Él se entregó por ella. No puedes amar a Cristo y no amar a Su iglesia. Es así de simple. No puedes ser una parte de Cristo y no ser parte de Su iglesia.
Estas siete iglesias nombradas aquí en Apocalipsis capítulo 1, eran iglesias locales específicas y cualquier cristiano que vivió en Éfeso fue parte de la iglesia de Éfeso. Los líderes de esa iglesia eran responsables de la nutrición espiritual, del crecimiento y la salud de los creyentes bajo su cuidado. Ellos debían estar presentes y sus líderes iban a dar cuenta por ellos.
Cuando ellos desobedecían a Dios y eran impenitentes, había una disciplina que se llevaba a cabo. También hubo milagros que tuvieron lugar allí. Hubo ofrendas que se dieron en ese lugar de manera que las necesidades fueran satisfechas. Ellos estaban ligados de una manera indisoluble entre sí, los creyentes en esa ciudad.
Yo no creo que todos los creyentes en Éfeso se reunieran en un lugar geográfico, debido a que no tenían edificios de iglesias. Probablemente se reunían en pequeños grupos en casas. Pero ellos eran parte un todo, de ese cuerpo de creyentes en la ciudad de Éfeso y todos estaban allí representados. Y de todos ellos iban a dar cuentas. A los líderes espirituales se les dijo, «ustedes van a dar cuenta de la condición espiritual de aquellos que están bajo su cuidado».
Tú no puedes dejar de participar en la iglesia local. Esa no es una opción que Cristo nos ha dado. Y quizá tú podrías estar diciendo, «¡pero mi iglesia tiene tantos problemas!» Escucho esto y mi corazón se rompe cuando oigo a la gente hablar sobre sus preocupaciones, y muchas de esas preocupaciones son válidas acerca de la condición de la iglesia local.
Sí, la iglesia de hoy está enferma. La iglesia tiene una necesidad urgente de avivamiento. Así que, sí, yo sé que tu iglesia tiene problemas. La mía también.
Pero lee las epístolas del Nuevo Testamento para ver cómo eran esas iglesias. Lee la carta a los Corintios y mira los problemas en esa iglesia si piensas que tu iglesia tiene problemas. Lee Apocalipsis 2 y 3 y mira las cuestiones en esas iglesias, iglesias al final del primer siglo. Ellos tenían todo tipo de problemas, incluyendo contención, divisiones, frialdad, «tibieza», inmoralidad flagrante, graves errores doctrinales. Jesús dijo que una iglesia estaba cerca de la muerte.
Pero ¿dónde estaba Jesús? Él estaba caminando entre los candelabros, sosteniendo el ángel de la iglesia en Su mano derecha. Jesús no lo hizo, no lo haría, y no podría renunciar a Su propio cuerpo. Es Su Esposa. Él la ama y nosotras tampoco podemos renunciar a ella.
Hay un himno que me encanta desde hace muchos años. Lo he cantado muchas veces en los últimos años, a veces probablemente con lágrimas en mis ojos porque la iglesia hoy en día está muy necesitada. Yo soy parte de ella. Yo necesito el avivamiento. Mi iglesia necesita un avivamiento. Tú necesitas avivamiento. Tu iglesia necesita un avivamiento.
Pero Timothy Dwight, quien era –si no me equivoco– el nieto de Jonathan Edwards, a principios de 1800 escribió un himno llamado Tu reino amo, oh Dios. Así es como dicen algunas de estas estrofas:
Tu reino amo, oh Dios, Tu casa de oración y el pueblo que en Jesús halló completa redención, Tu iglesia, mi Señor, Su templo, Su ritual, la iglesia que guiando estás con mano paternal.
Por ella mi oración, mis lágrimas, mi amor, solicitud, cuidado, afán, por ellas son Señor. Un gozo sin igual me causa en ella estar y andando aquí su comunión anhelo disfrutar.
Hermanas, lloren por la iglesia si es necesario. Tenemos que llorar por la condición de la iglesia hoy. Esfuérzate por ella, cuídala, intercede por ella, por ella tus lágrimas, tu oración, suplica a Dios por ella. Pero no la rechaces. No te alejes de ella. Ustedes son parte de la iglesia. Jesús ama a la iglesia. Él dio Su vida por ella.
Cuando escucho a la gente hablar…me duele la condición de la iglesia. Pero cuando escucho a la gente hablar con desdén o falta de respeto por la iglesia, o acerca de su iglesia, mi corazón se aflige porque Jesús ama a la iglesia. Está esculpida en Su mano. Tiene a Sus ángeles en la palma de Su mano derecha.
Hay mucho que está en juego. Dios ha ordenado y establecido la iglesia como Su plan para llevar a cabo y hacer brillar la luz de Cristo en la oscuridad de este mundo. Su objetivo es que la iglesia cumpla el propósito de Dios en este mundo y la iglesia ha de ser parte de ese plan dirigiéndose hacia la consumación del propósito de redención eterno de Dios.
Así que no es de extrañar que Satanás quiera a los creyentes desilusionados y que renuncien a la iglesia y se alejen de ella. En Apocalipsis, a lo largo de todo el libro se ve este conflicto cósmico. Satanás está siempre tratando de destruir a la iglesia, de contaminarla, de neutralizar su testimonio y su eficacia en el mundo. Él pone presión desde dentro y desde fuera.
Pero Cristo ama a la iglesia. Satanás está tratando de destruirla. Note pongas del lado de Satanás en contra de la iglesia. Jesús ama a la iglesia. Y se ha comprometido con ella para protegerla, para preservarla. Él camina entre las iglesias. Él las sostiene en Su mano derecha y es por eso que envió estos mensajes a las iglesias.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth nos estará llevando a través de las cartas a las iglesias de Apocalipsis en varias series durante las próximas semanas. El episodio de hoy es parte de una serie titulada El mensaje de Dios para Su iglesia.
Muchas personas creen que el libro de Apocalipsis es controversial, aterrador, o simplemente confuso, y aunque sí desafiaba a sus lectores originales, también les ofrecía mucha esperanza. Ellos estaban viviendo en tiempos muy difíciles y este libro era una fuente de consuelo.
Sé que muchas de nuestras oyentes están siendo desafiadas pero también consoladas por estas palabras de esperanza.
Hoy hemos escuchado por qué salir de la iglesia no es realmente una opción para un creyente en Jesús. Pero eso no quiere decir que la iglesia sea perfecta. Obtén esperanza para una iglesia imperfecta mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Amando a Cristo y Su iglesia juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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