Agradecida aún en la dificultad
Débora: Nancy cree que tus circunstancias difíciles pueden ser realmente buenas. Y la razón es porque…
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿De qué otra manera podrías darte cuenta de lo egoísta e irritable que eres si no hubiera circunstancias que lo pusieran de manifiesto? ¿De qué otra manera podríamos saber que necesitamos cambiar? ¿De qué otra manera pudiéramos ser quebrantadas, humilladas y rendidas a Dios, si Él no creara circunstancias en nuestras vidas para dejarnos saber que tenemos necesidades espirituales?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Escoge agradecer», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 14 de noviembre de 2024.
Aunque en muchos países hay un día en el mes de noviembre dedicado a acción de gracias, muchas de nosotras en realidad no nos sentimos agradecidas. Si los eventos de la vida parecen estar conspirando contra tu alegría, no te querrás perder esta …
Débora: Nancy cree que tus circunstancias difíciles pueden ser realmente buenas. Y la razón es porque…
Nancy DeMoss Wolgemuth: ¿De qué otra manera podrías darte cuenta de lo egoísta e irritable que eres si no hubiera circunstancias que lo pusieran de manifiesto? ¿De qué otra manera podríamos saber que necesitamos cambiar? ¿De qué otra manera pudiéramos ser quebrantadas, humilladas y rendidas a Dios, si Él no creara circunstancias en nuestras vidas para dejarnos saber que tenemos necesidades espirituales?
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora del libro «Escoge agradecer», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 14 de noviembre de 2024.
Aunque en muchos países hay un día en el mes de noviembre dedicado a acción de gracias, muchas de nosotras en realidad no nos sentimos agradecidas. Si los eventos de la vida parecen estar conspirando contra tu alegría, no te querrás perder esta enseñanza. Nancy te ayudará a reconocer la bondad de Dios, aun en los momentos en que no sientes el deseo de ser agradecida.
Y antes de empezar, quiero mencionar que uno de nuestros recursos destacados este mes de noviembre y que queremos recomendarte, es el libro escrito por Nancy titulado «Escoge agradecer».
En este libro ella nos recuerda que la gratitud es una elección. Pero si no la escogemos, por defecto hemos escogido la ingratitud. Y una vez admitida en el corazón, la ingratitud no viene sola, sino que trae consigo un montón de compañeros indeseables que nos quitarán el gozo. Aprende más sobre la importancia de vivir en agradecimiento con el libro «Escoge agradecer» de Nancy DeMoss Wolgemuth.
Y sin más preámbulos, hoy estaremos profundizando en el Salmo 66, iniciando en el versículo 1.
Nancy: «Aclamad con júbilo a Dios, toda la tierra». Las Escrituras nos enseñan que un día toda la tierra aclamará con alegría al Señor. Un día toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es Señor. Entonces, aunque somos la minoría, los que alabamos al Señor somos la minoría ahora mismo, el día vendrá en que todos los reyes, gobernadores, naciones y pueblos, todos se postrarán, cantarán y gritarán, reconociendo que Cristo es Señor.
«Aclamad con júbilo a Dios, toda la tierra; cantad la gloria de su nombre; haced gloriosa su alabanza. Decid a Dios: ¡Cuán portentosas son tus obras!» (vv. 1-3).
Recuerda, la palabra «portentosas» es una palabra que realmente debemos reservar para Dios, porque no hay nada ni nadie aparte de Dios que sea verdaderamente portentoso.
Hoy en día usamos ese tipo de palabras como si nada. Especialmente las escuchas entre los jóvenes, «¡eso es asombroso!» Bueno, el hecho es que Dios es el Único que es verdadera y únicamente asombroso y portentoso. De manera que dile eso a Dios. Canta alabanzas a Él.
«Decid a Dios: ¡Cuán portentosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder, tus enemigos fingirán obedecerte» (v.3).
Mientras leemos este salmo, observa algunas de las razones por las que debemos dar gracias a Dios: por Sus obras. Somos tan olvidadizas. Olvidamos muy bien las cosas. Pero si nos detenemos a pensar acerca de lo que Dios ha hecho—lo que Dios ha hecho en las páginas de las Escrituras y que ha sido revelado a nosotros.
Hemos visto como Dios libró a Su pueblo a través del mar Rojo, y veremos estas referencias aquí. Pero eso no sucedió solo para que los israelitas den gracias. Esto es algo también para nosotros recordar; relatar lo que Dios hizo.
Recuerdo cuando vi por primera vez esa escena en la película de Los Diez Mandamientos, en la versión de Charlton Heston, y vi la escena cuando cruzaron el mar Rojo. Fue tan impresionante. Estoy segura de que no fue tan impresionante en la película como lo fue en la vida real, pero sí me dio una mejor imagen que la que tenía antes de ver en la película lo que Dios hizo en ese momento.
Los hechos de Dios son majestuosos y poderosos. De eso habla el salmista aquí. Él habla de la grandeza de Su poder. De manera que le damos gracias a Dios al recordar Sus obras, pero no solo las obras que Él ha hecho por nosotros, sino las obras que ha hecho a nuestro favor. Las obras que Él ha hecho por aquellos que amamos.
Hemos estado escuchando en ocasiones algunas de las obras de Dios. ¿No te da ánimo cuando escuchas lo que otras personas comparten? «Mira cómo Dios restauró los años que la langosta devoró en medio de mi familia». O quizás escuchar a alguien decir, «yo no era una buena madre cuando mis hijos eran pequeños, pero ahora Dios me ha dado una oportunidad para redimir esa situación».
Quizás tú no has estado en esa misma situación, pero has escuchado sobre las obras de Dios, y le estás diciendo al Señor: «¡Cuán portentosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder, tus enemigos fingirán obedecerte».
A veces parece ser que los enemigos de Dios son más fuertes que Dios. Ahora bien, no lo diríamos de esa forma, pero parecería que la maldad es tan poderosa en nuestro mundo. Pero ten en mente la perspectiva del cielo: El poder de Dios es tan grande que un día todos sus enemigos vendrán y le obedecerán. Se inclinarán ante Él. Se someterán.
«Toda la tierra te adorará, y cantará alabanzas a ti, cantará alabanzas a tu nombre» (v.4).
¿Cómo aprenderá la tierra a cantar alabanzas a Su nombre si sus hijos no lo hacen? ¿No te das cuenta? Nosotros le demostramos al mundo con nuestras alabanzas la grandeza del nombre de Dios, y Su nombre, por supuesto, es un reflejo de Su carácter, de Sus caminos y de Su corazón.
Versículo 5: «Venid y ved las obras de Dios, admirable en sus hechos a favor de los hijos de los hombres. Convirtió el mar en tierra seca» (vv. 5-6).
Él está recordando lo que había escuchado de su padre, quien a su vez había escuchado de su padre, quien también había escuchado de su padre, lo que Dios había hecho.
¿Están tus hijos y tus nietos aprendiendo los caminos de Dios a través de lo que les estás contando a ellos?
¿Qué tan bien conocen tus hijos las historias de la Biblia?
¿Qué tan bien conocen tus nietos las historias de la Biblia?
¿Les estás diciendo: «vengan y escuchen», «vengan y déjenme decirles. Vengan a ver lo que Dios ha hecho»? ¿Les estás contando todo lo que ocurrió?
Estoy tan agradecida de haber crecido en un hogar cristiano y haber asistido a una escuela cristiana donde estábamos continuamente escuchando los hechos de Dios, aprendiendo estas historias. En la medida en que crecía, me di cuenta de que no son solamente historias. Se trata de quién Dios es. Me revelaban a Dios.
Luego tenemos la historia del Éxodo:
«Convirtió el mar en tierra seca; cruzaron el río a pie; regocijémonos allí en Él. Él domina con su poder para siempre; sus ojos velan sobre las naciones; no se enaltezcan los rebeldes. Selah» (v.6).
Y vemos esa palabra (Selah) que significa «detente y piensa en esto». Significa «medita en esto». Sus ojos velan sobre las naciones.
«Bendecid, oh pueblos, a nuestro Dios, y haced oír la voz de su alabanza. Él es quien nos guarda con vida, y no permite que nuestros pies resbalen. Porque tú nos has probado, oh Dios; nos has refinado como se refina la plata» (vv. 8-10).
Ahora bien, ten presente que este párrafo está en el contexto de un salmo de alabanza. Entonces, en la medida que le cantamos al Señor, no solo lo alabamos por Sus portentosas obras de liberación a otros en el pasado, sino que ahora el salmista dice: «Señor, voy a dejar que el sonido de tu alabanza sea escuchado. Te voy a bendecir y esto es lo que Tú has hecho en mi vida: Has preservado mi alma entre los vivientes. Me has dado vida espiritual, eterna. No has dejado que mis pies resbalen».
En ocasiones parecía como si fueran a resbalar, pero tan solo piensa cuántas veces el Señor no ha dejado que nosotros mismos resbalemos en el pecado; cuántas veces nos ha librado del desastre y nos ha guardado de caer para siempre. Proverbios dice que el hombre justo cae siete veces, pero se levanta de nuevo cada vez. Dios nos ha protegido, Él es nuestro protector. Le doy gracias al Señor que Él es el que me guarda del pecado. Él es quien guarda mis pies para que yo no caiga.
Pero el versículo 10 dice que hay veces, y de nuevo, esto es en el contexto de la alabanza, dice que hay veces en las que Dios nos ha probado. Nos ha probado como a la plata. Él está en el proceso de refinar nuestras vidas, y eso significa que hay fuego envuelto; hay presiones, hay pruebas.
Hablamos en Aviva Nuestros Corazones sobre cómo Dios a veces nos da exámenes sorpresa o exámenes de medio término o exámenes finales para ver si aprendimos el material que nos ha enseñado. Así es como el maestro se da cuenta si hemos aprendido la lección, él pasa una prueba. Dios nos da las pruebas, y eso es razón para darle gracias.
Bendice a Dios cuando permite esas pruebas. No las resistas. No las resientas. No trates de escapar de ellas. No trates de manipular la forma de salirte de ellas. Agradécele al Señor que te está probando, te está sondeando, te está refinando. ¿Quieres quedar como la plata, pura y valiosa? Dios está haciendo esto a través de esas pruebas.
Versículo 11: «Nos metiste en la red; carga pesada pusiste sobre nuestros lomos. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas» (vv.11-12).
¿Quién está detrás de todas estas acciones? ¿Quién nos metió en esa red? ¿Quién colocó esa carga pesada sobre nosotros? ¿Quién hizo cabalgar hombres sobre nuestras cabezas? Dios, Tú lo hiciste.
¿Acaso no te das cuenta de que no se trata de tu esposo, no se trata de tu hijo, no se trata de tu padre, no se trata de tu jefe, no se trata de ese excónyuge que te está haciendo la vida miserable? Es Dios quien está trabajando en tu vida, y está usando esa persona, está usando esa circunstancia; Él está usando esa situación de salud o esa presión financiera o esa persona opresiva en tu vida.
Dios está usando esa persona para detenerte, para llamar tu atención, para refinar tus motivaciones y para exponer tu corazón.
¿De qué otra manera podrías darte cuenta de cuán egoísta e irritable eres si no hubiera circunstancias que lo pusieran de manifiesto?
¿De qué otra manera podríamos saber que necesitamos cambiar? ¿De qué otra manera pudiéramos ser quebrantadas, humilladas y rendidas a Dios, si Él no creara circunstancias en nuestras vidas para dejarnos saber que tenemos necesidades espirituales?
Seguramente pasarías gran parte de tu vida como una persona amargada y llena de ira, si no llegaras a reconocer la mano de Dios detrás de las pruebas; reconociendo que Él es un Dios bueno, sabio y amoroso, y que Él tiene Su mano sobre tu vida.
«Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por el fuego y por el agua» (v.12).
Pasamos por fuego y por agua. Mientras piensas en etapas de tu vida en las que atravesaste por pruebas, por inundaciones y por fuego… ¿Le das gracias a Dios? Ahora, no es tan difícil darle gracias luego de que has pasado por ese tiempo y has visto Su liberación, ¿verdad? Pero la pregunta es, ¿le agradeces mientras estás en medio de ellos, cuando estás caminando a través del mar Rojo? Cuando estés justo frente al mar Rojo y no puedes ver cómo lo has de atravesar… ¿Le agradecerás entonces?
«…pasamos por el fuego y por el agua», y me encanta lo que viene después: «pero Tú nos sacaste»… Si el versículo hubiese terminado ahí sería suficiente, pero dice: «nos sacaste, Tú nos metiste allí, pero también nos sacaste».
Dios te librará. Creo que el Salmo 34 nos dice: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo libra el Señor. Él guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado» (vv. 19-20).
Tú me dirás: «He estado en este matrimonio difícil por 34 años, ese es un tiempo largo». Es un largo tiempo, pero comparado con la eternidad, no es para nada largo.
Tú dirás: «No parece que hay un final para mi aflicción». Pienso en un querido amigo pastor cuya esposa ha pasado por problemas físicos muy severos. Su estado se ha estado deteriorando desde hace algunos años. Está con dolores constantes, y cada día es peor. Te das cuenta de que esto va a durar por un buen tiempo. Pero ha sido tan hermoso ver el espíritu de este hombre y el de su esposa en medio de la aflicción.
¿Sabes por qué? Porque tienen esperanza de que esto no durará para siempre. Ahora, quizás dure para el resto de sus vidas mientras estén en la tierra, pero no será para siempre. Ellos saben que Dios les ha prometido que Él los librará. Algún día, de alguna forma, Él lo hará. Y Dios te sacará a ti también. Cuando ni siquiera estés segura de que algún día podrás ser librada, mira hacia atrás hacia algunas situaciones pasadas. Si no puedes pensar en ninguna situación en tu propia vida, piensa en algunas situaciones en las vidas de otros.
Mira algunas en las Escrituras donde la gente fue rodeada de problemas y de oposición por parte del enemigo en circunstancias aparentemente insuperables, y lee como Dios los rescató. Ve atrás y lee acerca de cómo atravesaron el mar Rojo, saliendo de Egipto después de 400 años de esclavitud. «Nos sacaste; nos libraste». Dios te sacará, entonces dale gracias a Él aun cuando no puedas ver la salida todavía.
Pero no es ahí donde termina ese versículo. Se pone mejor. «Y nos sacaste a un lugar de abundancia» (v.12). ¿No es esto maravilloso?
¿Has visto a Dios hacer eso en tu propia vida en el pasado? Yo pienso en el primer año de Aviva Nuestros Corazones, aun antes de estar en el aire. Estuvimos grabando durante aproximadamente nueve meses antes de salir al aire. La gente me había dicho que salir en la radio diariamente sería un reto. Una persona que tiene un ministerio en la radio nacional me dijo cuando recién comenzaba a pensar en hacerlo, «te sentirás como si un pequeño monstruo siempre anda persiguiéndote, tratando de vencerte. No descansa de perseguirte».
Las personas habían tratado de decirme eso, pero no tenía idea, hasta que comenzamos, realmente, lo que sería el producir 260 programas de contenido cada año, y cinco días a la semana. Escuché eso, pero una vez entramos en esto, el primer año se sintió como fuego y agua cubriéndome y arrollándome todo el tiempo. Sinceramente, todo el tiempo sentí como si estuviese muy cerca de ahogarme.
Dios mandó mucha gente a orar, a animarnos y ayudarnos, y la gracia de Dios fue tan grande durante ese tiempo. Su presencia era tan real aun cuando yo no podía sentirlo. Aun cuando parecía que Dios no estaba ahí, Él realmente, verdaderamente, estaba allí. Y por fe yo lo sabía. A lo único que me aferraba en aquellos días era a que Dios me había llamado a este ministerio. Eso era lo único que yo sabía.
Hubo días en los que pensé: «No creo que pueda sobrevivir a esto». Solamente me preguntaba: «¿Saldré viva de esto? ¿Saldré bien de todo esto?».
Pero ahora hemos estado haciendo esto por mucho tiempo, y miro hacia atrás a ese año, y es tan cierto. Dios nos estaba probando, nos estaba refinando, Él estaba exponiendo necesidades en mi propia vida y mis propias respuestas. Él me estaba mostrando lo mucho que yo lo necesito. Él estaba aumentando mi sentido de dependencia de Él. Y me llevó tantas veces a un lugar donde yo me sentía sin esperanzas de poder hacer lo que tenía que hacer.
Como mamá, ¿cuántas veces te has sentido así? Si por ti fuera, estos hijos nunca serían criados y ciertamente no los criarías bien. O quizás has sentido que ya no puedes vivir un día más con ese hombre que no conoce al Señor, y es rudo y es duro.
Todas tenemos circunstancias en la vida en medio de las cuales nos sentimos sin ayuda, pero es un buen lugar para estar, porque no es hasta ese momento que nos damos cuenta qué tan necesitados somos; es cuando comenzamos a descansar en Dios, quien es nuestro ayudador. No solamente supe que Él era mi ayudador durante ese año, como seguro les ha ocurrido a ustedes cuando han pasado por las aguas y por el fuego en sus propias vidas, pero es tan cierto que cuando miro hacia atrás veo que Él nos ha traído a un lugar de abundancia.
Actualmente estoy disfrutando hacer el programa de Aviva Nuestros Corazones. En esos inicios, sé que algunas de ustedes se preguntaban si esto sucedería alguna vez. Recuerdo a varias personas durante esos tiempos, muchas personas, que me preguntaban: «¿estás disfrutando estar en la radio?». Los miraba como diciendo: «¿Cómo puede uno disfrutar esto? ¡Esto es tan difícil!». Por supuesto, no dije eso, pero lo estaba pensando. Bueno, sí dije algo parecido, pero realmente pensaba: «¿Disfrutar esto? Sí, Dios me llamó a hacer esto, pero no puedo decir que lo disfruto».
Pero en este momento, ahora me encanta. Lo disfruto mucho. Eso no significa que cada día es un encanto. Cuando estoy estudiando y preparándome para grabar las sesiones, es retador y estresante, y todavía me doy cuenta cuánto lo necesito a Él, pero Dios nos ha sacado a un lugar de abundancia. He visto a Dios llevarme una y otra y otra vez en mi vida a través de las circunstancias por las que he pasado, «no puedo ver cómo Dios va a cruzar este mar. No puedo ver cómo Él va a derrotar el ejército egipcio aquí». Pero lo hizo y nos ha sacado a un lugar de abundancia.
Ahora, quizás tú no estés aún en ese lugar, pero lo vas a estar. Hay esperanza, y muy a menudo en la vida cristiana esa esperanza es lo que nos mantiene caminando, la esperanza de que Dios existe, que Él está ahí, que Él no se ha dormido en el volante, que Él no se ha caído del trono. Él está ahí. Él ve. Él sabe. A Él le importa, y Él es quien nos ha traído a estas circunstancias.
En algunos casos quizás nos encontramos en esas circunstancias producto de nuestras propias elecciones, pero aun así, la disciplina está en manos de Dios, y Él es misericordioso. Se trata de lo que un autor llama, «Su misericordia severa». Es la mano de la disciplina de Dios, y es buena. Es una bendición. Agradécele por esto.
Ahora, eso no significa que querrás caminar hacia el pecado para obtener la bendición de Dios a través de Su disciplina, pero sí significa que cuando Dios envía Su disciplina, puedes agradecerle por esto. ¿Preferirías que Dios te dejara en tu pecado? ¡Claro que no!
De manera que aun cuando estamos metidas en un problema debido a nuestras malas decisiones o a nuestras elecciones pecaminosas… Y he leído cartas de mujeres que nos han escrito a Aviva Nuestros Corazones y muchas de ellas describen estas horribles, dolorosas circunstancias, muchas de ellas con relación a sus matrimonios y a sus familias.
En muchos casos, leo la historia, y estoy pensando, «¿por qué te metiste en ese matrimonio que sabías que no era la voluntad de Dios para tu vida? Algunas, no todas, pero algunas de esas mujeres están cosechando algunas de las consecuencias dolorosas de haber dicho, «quiero hacerlo a mi manera».
Y aun así Dios es misericordioso, aun en ese momento y en esa situación. Aún nuestra reacción natural es: «¿Por qué te metiste en esa situación? El corazón de Dios es «tú tomaste las decisiones, pero Yo soy misericordioso. Te voy a disciplinar. Vas a recibir consecuencias por tus decisiones, pero aún puedes salir a un lugar de abundancia».
Quizás no sea en este momento, y quizás tus circunstancias no cambien de este lado del cielo, pero puedes caminar en libertad, en plenitud, y en abundancia. Puedes ser llena del Espíritu sin importar si tu esposo camina con el Señor o no, sin importar lo que tus hijos estén haciendo; sin importar lo que tu jefe esté haciendo. Puedes caminar en la plenitud y en la libertad del Espíritu de Dios.
Puedes vivir en un lugar de abundancia ahora, y tendrás la seguridad de que el día llegará cuando estés del otro lado del mar Rojo, y estés mirando hacia atrás y viendo las aguas cubrir a los egipcios, y el juicio de Dios siendo ejecutado. Y entonces tú dirás, «Señor, Tus juicios son verdad y justos son todos ellos». Porque Dios es glorificado aun en Sus juicios.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth te ha traído esperanza, aún si estás sufriendo las consecuencias de malas decisiones o estás en medio de una situación dolorosa. Ella regresará en un momento para orar con nosotras. Realmente es de gran consuelo recordar que nuestro Señor Jesús sabe lo que es sufrir, tanto dolor físico como dolor emocional. Él entiende lo que estás atravesando.
Y si has sido bendecida con este mensaje, te animo a compartir con otras mujeres el consuelo que has escuchado. Hazlo fácilmente a través de nuestro sitio web, AvivaNuestrosCorazones.com.
Bien, ahora Nancy regresa con nosotras para concluir el episodio de hoy.
Nancy: Me gustaría orar por ti antes de terminar este programa, basada en las palabras del Salmo 66.
Señor, te decimos independientemente de nuestras circunstancias, independientemente de lo que pueda estar sucediendo en nuestras vidas hoy, independientemente de los momentos felices o tristes, o de las cosas que nos han traído gozo; te decimos, oh Señor, que Tus obras son portentosas. Tu poder es grande y toda la tierra te adora y canta alabanzas a Tu nombre, y un día será así de manera completa y total.
Señor, todas unidas queremos venir y ver lo que Tú has hecho y cuán asombroso eres en todos tus hechos a favor de los hijos de los hombres. Queremos reflexionar en las cosas que has hecho en el pasado y en tu historia redentora, tanto lo que leemos en la Escritura como lo que has hecho en nuestras propias vidas. Cómo nos has liberado de nuestra cautividad al pecado. Nos has hecho libres.
Señor, por eso y por todo queremos bendecir Tu nombre. Queremos que la voz de Tu alabanza sea escuchada porque has guardado nuestras almas y no permites que nuestros pies resbalen.
Sí, Señor, Tú nos has probado. Nos has refinado como se refina la plata. Nos has metido en la red y en ocasiones has puesto una carga pesada sobre nuestros hombros. Sin embargo, Tú nos has sacado, en tiempo pasado, y nos estás sacando, hoy en el presente, a un lugar de abundancia.
Señor, clamamos a Ti con nuestros labios, con nuestras bocas, con alabanza y renunciando a la iniquidad en nuestros corazones, para decirte: gracias, Señor, por escucharnos, por cuidarnos, por atender a nuestro clamor. Gracias por escribir una historia que cuando miremos hacia atrás, recordaremos lo bueno que Tú eres, lo glorioso y poderoso que eres.
Así que ayúdanos a hacer eso hoy, por fe, porque Tú eres el único y verdadero Dios, digno de toda nuestra gratitud y alabanza. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Mañana Nancy regresará para continuar ayudándonos a desarrollar un corazón agradecido. Te esperamos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Adornando el evangelio juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
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