Adiós a mí, día 3
Annamarie Sauter: Aquí está Dámaris Carbaugh.
Dámaris Carbaugh: A veces hablo con alguien y me dice, «ay, yo siento que yo necesito al Señor y yo siento que yo lo quiero querer más», y yo les digo muchas veces, «mi amor, eso, es el Señor ya».
Patricia de Saladín: Haciendo la obra en ti.
Dámaris: Él te está halando, en un sentido te está diciendo: Ven a mí, ven a mí. Te está buscando.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos programas hemos estado escuchando una conversación entre Patricia de Saladín y Dámaris Carbaugh. Ellas han estado hablando acerca de la importancia de leer la Biblia, y acerca del libro escrito por Dámaris titulado, «Adiós a mí». Ella es una gran amiga y colaboradora en el evangelio para Aviva Nuestros Corazones, y también …
Annamarie Sauter: Aquí está Dámaris Carbaugh.
Dámaris Carbaugh: A veces hablo con alguien y me dice, «ay, yo siento que yo necesito al Señor y yo siento que yo lo quiero querer más», y yo les digo muchas veces, «mi amor, eso, es el Señor ya».
Patricia de Saladín: Haciendo la obra en ti.
Dámaris: Él te está halando, en un sentido te está diciendo: Ven a mí, ven a mí. Te está buscando.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Durante los últimos programas hemos estado escuchando una conversación entre Patricia de Saladín y Dámaris Carbaugh. Ellas han estado hablando acerca de la importancia de leer la Biblia, y acerca del libro escrito por Dámaris titulado, «Adiós a mí». Ella es una gran amiga y colaboradora en el evangelio para Aviva Nuestros Corazones, y también es intérprete de música cristiana en inglés y en español.
Si quieres conocer más a fondo la historia de quebrantamiento y abundancia que Dios ha escrito en su vida, te animo a adquirir el libro, «Adiós a mí». Bueno, continuemos con la conversación, aquí un breve resumen de lo que ya hemos escuchado.
Patricia: ¡Bienvenida Dámaris! Estamos felices de tenerte hoy con nosotros aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Dámaris: Gracias Patricia, para mí es un gozo, cuánto las quiero a ustedes y me gocé tanto en Mujer Verdadera y que Dios ha abierto estas puertas para mí, y lo considero un honor y un privilegio estar con ustedes, poder hacer las cosas que el Señor me ha dado.
Dámaris: Y como Dios verdaderamente todavía está cambiando y obrando en este, lo digo siempre, en este desastre que Él ama, porque verdaderamente nadie nos ama como el Señor nos ama y una paciencia.
Pero nunca salí de la iglesia Patricia, así que yo me convencía que yo estaba muy bien. No vivía en la Palabra pero sí estaba en la iglesia, sí oía la predica, me gustaba, era fiel, diezmaba, si alguien me preguntaba si yo estaba bien con el Señor, «¡pues claro que sí! Y por eso que siempre quiero decir lo que me pasó, porque yo estaba muy lejos de Dios. Y puedes estar lejos de Dios sin estar en esos pecados que tenemos en nuestra mente, no estaba en la droga, ni el alcohol, amaba a mi esposo, amaba a mis hijos, iba a la iglesia, y ¿cómo puedes estar lejos? Porque los sueños que tenía yo, no eran para glorificar a Dios. Y una noche, como que se apagó todo en mi mente, y el Espíritu Santo me habló claramente y me hizo una pregunta: «¿Qué estás haciendo?»
Patricia, algunas llegan…
Patricia: A los sueños.
Dámaris: A los sueños, y cuando llegan ahí ¿sabes lo que pasa?
Patricia: ¿Y qué hice? Y ¿Qué es esto?
Dámaris: ¿Y qué es esto? ¿Será que no lo hice bien? ¿Será que…? Y siguen con esa sed yo digo esa sed de la mujer samaritana, porque ella tenía sed de encontrar, tal vez en otra relación, con este no funcionó, con otro, y con otro, y con otro, y con otro, y Dios le dice, «tú tienes sed».
El escritor de ese salmo dice, «eso me nutre, eso me da vida, eso es lámpara a mis pies», y yo digo, «nosotras hoy día tenemos –en un sentido– lo que se cumplió», porque para mí todo eso era casi anunciando lo que viene, lo que viene, lo que viene, lo que viene y vino y ahora tenemos la Biblia entera y no leemos. Y yo digo, «Señor dame el hambre que tenía ese salmista».
Patricia: Fíjate cómo en un sentido nosotros creemos muchas veces que buscamos a Dios, pero es Dios quien nos busca. Fíjate como te llevo a Argentina, ahí te encontró, ahí te ministró y cómo tu vida hizo un giro, y un giro que continúa hasta el día de hoy porque era lo que tú decías, morimos cada día, cada día. Y lo que queremos es cada día reflejar esa imagen, contemplando esa imagen como dice la Escritura, «somos transformados».
Dámaris: Sí, es verdad lo que tú dices, porque a veces hablo con alguien y me dice, «Ay, yo siento que yo necesito al Señor y yo siento que yo lo quiero querer más», y yo les digo muchas veces, «mi amor, eso, es el Señor ya».
Patricia: Haciendo la obra en ti.
Dámaris: Él te está halando, en un sentido te está diciendo: Ven a mí, ven a mí. Te está buscando. Qué lindo poder ir por unos días, ¿verdad? Y totalmente darnos a buscar a Dios; porque si puedes ir yo digo, «vente». Porque tener unos días así totalmente dedicados a decir, «enséñame Señor, enséñame. ¿Cómo te busco Señor?» Hay un versículo, creo que en el capítulo 4 de Juan, que Jesucristo les dice a los fariseos, (lo voy a decir, lo voy a traducir en mi mente porque lo sé de memoria en inglés), dice, «ustedes buscan las Escrituras porque en Ellas creen que hay vida eterna, pero sin embargo hablan de mí y ustedes no vienen a mí». Yo digo, eso es, aunque yo verdaderamente sí creo en el estudio bíblico, yo digo, «Él no es un estudio, es una persona».
Y sí creo que algunas veces debemos de ir a ese versículo y nos damos cuenta, «ay ese versículo también está aquí, y mira, mira como los dos dicen la misma cosa». Eso está bien, pero yo digo también, no te olvides que cuando lees y estudias, haz lo que Cristo dice, después que lees «ven a mí». «Hablan de mí, sin embargo ustedes no quieren venir a mí». Que digo, las Escrituras, cuando las leas, ven a Él y en ese (momento) nuestro corazón diga, «te busco Señor», «te busco Señor, te necesito, háblame, enséñame porque no quiero ser culpable». Porque muchas veces leemos de los fariseos, «ay ellos», yo digo, «no, tú eres como ellos».
Yo soy como ellos. Ya que nos salvó, ya somos, ya lo sabemos, y no, no, no. Y hay que tener todavía esa humildad para decir, «Señor me equivoqué» o «Señor perdóname», «Señor la actitud mía está…» Mira los discípulos cuando querían otra vez pasar por Samaria, y los samaritanos dijeron que no y uno dijo, «oremos que baje fuego, mátalos». Y Jesús dice: «Ustedes no saben el espíritu que tienen ustedes, por favor». Y así somos de vez en cuando, «mátalos Señor». No, no, no, no, no, no, no, así que estudien sí, pero búsquenlo con su corazón.
Patricia: Y volviendo, hablando así, de buscar al Señor y uniendo esto con lo del tema de la Palabra, yo creo que hay que tener intencionalidad –si pudiéramos usar esa palabra– en determinar buscar al Señor. Porque como decimos, ya del hecho de tener el anhelo, es el mismo Señor que nos está buscando, pero nosotros podemos desobedecer la motivación que el Espíritu está poniendo en nosotros.
Entonces, en ese sentido, ¿cómo tú vas a la Palabra? ¿Por la mañana temprano? El salmista dice, «de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré». Pero sabemos que no hay ni una hora específica ni una cantidad de versículos específicos, es un llamado a encontrarnos con Él, cada día. Porque la gracia de hoy no sirve para mañana, igual que el maná de un día no servía para el otro, igual que la comida de hoy no me alimenta mañana, entonces, qué pudieras recomendarles de cosas prácticas que tú haces, a estas mujeres que nos escuchan que dicen, «sí, lo que pasa es que yo hoy no tengo tiempo o leo un poco y ya», o lo que tú decías, «no entiendo». Pero vamos a suponer que una mujer que nos está escuchando dice, «yo quiero estar en la Palabra». Tú mencionaste los planes de lectura pero vamos a ayudarlas un poquito más con cosas prácticas, o sea, cómo tú haces, por ejemplo, ¿cantas? Yo me preguntaba, ¿y Dámaris cantará en sus devocionales con el Señor?
Dámaris: No.
Patricia: No cantas…
Dámaris: No, para mí el canto casi es mucho trabajo. No, no canto y mucha gente se queda como que, ¡¿qué?! No, me encanta cantar pero no canto, leo. Este, yo ahora mismo estoy en…después del año pasado lo hice dos veces, ya ahora la leo, he decidido que hasta que el Señor me llame voy a leer mi Biblia dos veces al año así que la termino en junio y empiezo otra vez en julio y tengo un plan. Mi esposo que es bueno con la computadora, es un plan de un año pero me, me lo…
Patricia: ... lo reduce a la mitad.
Dámaris: Exacto, y para poder hacerlo dos veces. Si eres, si no conoces, si nunca te has metido en la Palabra, para mí como un creyente nuevo, yo digo, empieza con el Evangelio según San Juan. Y les he dicho a personas, «y léelo como diez veces». No una vez, porque para mí el hilo del apóstol Juan es: Jesucristo es el Hijo de Dios. Es el Hijo de Dios. Y para mí como empieza ese libro: «En el principio era el Verbo», y a mí me encanta que en español dice, «Verbo». No Palabra, Verbo. Eso significa acción. «Y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios».
Yo digo, ese versículo cuando dice eso, ¿está diciendo que en el principio era la Biblia? No, aunque la Biblia es la Palabra de Dios. Yo digo no, el principio era que Cristo estaba en el principio, así que para mí, empieza. Y George Müller, le preguntaron una vez, y yo creo mucho así: Léela. Lee la Biblia. Empieza con Juan vamos a decir. Y lee con un corazón abierto y cuando algo te… y eso…esto va a pasar…leas algo y te hace como ¡Pum!, te choca, pero en una manera linda, como que «ay Señor, como que nunca había visto este versículo». Cuando le dice a la mujer samaritana, «el que te habla».
Patricia: «Si tú supieras quién es el que te habla, tú me pedirías».
Dámaris: Sí. Yo digo algunas veces si algo te… como que en ese momento te toca, para, para. Y en ese momento dile al Señor: «Ay Señor, te quiero ahora mismo adorar y te quiero también decir que aquí me quiero quedar un ratito contigo». Y ya, y sigue, pero no, no cierres esa Biblia hasta que pienses que algo te tocó. Todo, todo es Su Palabra pero hay algo que pasa de vez en cuando que lees algo y te da convicción.
Patricia: Amén, como, «no sigas de largo, detente».
Dámaris: Sí, para.
Patricia: Sí, muy buen consejo.
Dámaris: Sí, sí, sí. Y después haz ese plan de leerla completamente, es tiempo, (yo digo, para mujeres que son de mi edad) ...es tiempo de crecer. En inglés diríamos «Let’s grow up». Vamos a madurar. A madurar. Vamos a… dice en Colosenses que la Palabra de Cristo more en ti (In english: dwell in you richly) ¿Qué es richly? Que te metas en la Palabra; y fíjate que cuando yo digo –cuando el apóstol Pablo escribió eso, él no estaba hablando de la Biblia que nosotros ahora aguantamos, él estaba, yo creo que habla de las palabras que ya sabían que Cristo había dicho, que se habían sentido y dicho, y el Antiguo Testamento también– pero que eso more en ti, ¡ay Dios mío ayúdanos Señor!
Así que toma un libro, ejemplo, el libro de Romanos, años atrás, un día leyéndolo yo le dije al Señor: «Sabes que hay mucho aquí que yo lo leo pero como que es tan profundo que casi digo, casi puedo decirte que no entiendo». Y creo, no, no voy a decir porque no oí una voz pero como que sentí, «léetelo como diez veces, no salgas de Romanos, empieza otra vez y léelo». Y si eso te pasa con con algunos libros o algunas cartas, Filipenses, que tú dices, «mmm...», yo digo, «repítelo, repítelo, repítelo, repítelo». Yo creo que en una de esas veces vas a agarrar algo que no has agarrado antes.
Hay comentarios muy buenos pero también hay otros que yo digo, «ay, ay ,ay», y no voy a mencionar nombres, pero por eso es que yo digo, «lee la Biblia», porque el Espíritu Santo fue el que escribió –en un sentido usó a hombres– pero el Espíritu Santo se encargará de revelarte lo que esa Palabra quiere decir, la responsabilidad tuya es meterte en la Palabra.
Patricia: Amén.
Dámaris: En la Palabra…
Patricia: Y tú sabes que yo tengo el deseo de preguntarte, yo sé que tú y Rod tienen un matrimonio precioso, y tú siempre dices, «ese hombre tan bello que está ahí sentado, ese es mi esposo Rod», y Dios te regaló esos dos hijos y ahora tú me decías que tienes dos nietas.
Dámaris: Sí
Patricia: Yo tengo curiosidad, si pudiéramos decir, por saber, porque veo cómo Dios con 33 años te detiene cuando esos niños estaban pequeños, cuando tu marido, tu casa tenían la prioridad, vamos a decir, y cómo ahora en esta etapa de la vida Dios te está dando otro tipo de ministerio, como tú me dices, como «quizás yo no hubiera pensado ni soñado». Entonces me gustaría que tú nos hables un poco de esa parte familiar, de cómo tu prioridad a pesar de tener este llamado ministerial, porque muchas veces, muchas mujeres cristianas anhelan un ministerio pero el ministerio va en detrimento de lo que es más importante…
Dámaris: Exactamente
Patricia: Entonces me encanta a mí ver la mano providencial de Dios, cómo en una época de la vida a una mujer la enfoca en lo que tiene que enfocarse, y más adelante le da libertad para hacer otras cosas cuando es el tiempo, entonces me gustaría que nos contaras un poco de tu familia, de tu matrimonio.
Dámaris: Sí, cuando yo regresé de Tucumán, que tenía 33 años, mi hija Ashley tenia 5 años y el nene tenía como 2 o 3, y yo esto lo tengo en el libro porque me di cuenta que aunque yo los quería muchísimo, no tenía ese deseo de dedicarme a nutrirlos a ellos, no solamente como madre en el sentido de darles comida y… pero de hacerlo mi responsabilidad, que ellos supieran lo lindo que es Jesucristo. También como esposa, quería a mi esposo porque es buenísimo, pero como que Dios me abrió los ojos y me dijo, «mira lo que tú tienes, mira lo que tú tienes ahí». Y me di cuenta que no, no…
Patricia: No lo estimabas
Dámaris: No lo estimaba
Patricia: Por su valor
Dámaris: No, no, ahí yo me acuerdo ese momento que casi quería llorar, casi quería pedirle perdón a estos nenes que ni se daban cuenta en un sentido, porque no era que era mala madre pero ese, ay Dios mío, y yo digo ahora después de tantos años, yo digo, «gracias Señor que me agarraste cuando tenían solamente 5 y 2 años» porque me diste un amor, y mi esposo, también yo decía Señor ayúdame. Y nuestro primer año de matrimonio fue horrible, horrible, así que les puedo decir a ustedes que yo le dije a mi esposo un montón de veces en ese primer año, «esto se acabó». Y él me decía «esto no se acabó, Dios nos unió y Dios nos va a ayudar».
Patricia: Amén.
Dámaris: Y con esa calma y esa paz hasta que me molestaba.
Patricia: Y esa fe.
Dámaris: Ah, exacto, sin embargo él nunca... yo era…y él es bien…bien calmado, bien…exactamente lo que yo necesitaba. Pero me di cuenta que no apreciaba lo que yo tenía, y Dios nos dio algo muy lindo; mi esposo y yo…ahora, cuando éramos novios, te tengo que decir algo, que nosotros veíamos otros matrimonios, que de vez en cuando (se decían), «ay tú eres tan bobo», y nunca, que aunque yo estaba tantos años mal, eso nunca me gustaba. y yo le decía a Rod cuando éramos novios, «yo a ti nunca te quiero llamar un bobo», y yo no quiero que tú me digas, «tú tan ridícula». Eso de, «ah no pero es en broma», no, ni en…mi mamá me decía cuando era chiquita si hacia algo que no le gustaba, ella decía, «ni jugando».
Y eso yo le dije a mi esposo, «ni jugando te quiero hablar así». Y yo creo, no creo, yo sé que eso es de Dios, porque de hablarse así irrespetuosamente nunca me gustó y eso sí, lo puso en los dos, ambos pensamos igual. Rod nunca me ha hablado de una manera grosera, y yo aunque fui horrible esos seis meses, los primeros seis meses, fíjate que cuando yo me puse tan celosa que yo fui, yo me asusté y me lleve yo misma a una…a una consejera cristiana, y ella me dio un consejo y lo obedecí por un tiempito pero ella me dijo a mí, «estás equivocada porque eres una mujer que no vive en las Escrituras», me lo dijo, y me dijo, «tú y tu esposo tienen que empezar a leer la Biblia juntos». Y lo hicimos Patricia, por como…yo diría como por un año, algo así. Y que nos salvó y nos sanó de uf, y sin embargo al tiempo ya diría yo, nos sanamos en un sentido nuestro matrimonio, este…
Patricia: Arrancó
Dámaris: Arrancó, y…ya me curé de esas…era celosa pero ridículamente celosa y ese celo viene de inseguridad porque cuando no conoces al Señor como lo debes conocer no entiendes quién eres y que Él te hizo, y que tiene propósito, y esa inseguridad te la quita y puedes mirar a otra muchacha y decirle que linda tú eres y Dios tiene un plan para tu vida y no… no estar ahogándote con tus seguridades.
Patricia: Y que Dios es soberano y todo lo controla.
Dámaris: Exacto, exacto, así que Dios me dio deseo de hacer cosas en mi casa, en el sentido de cuidar a mi esposo, invitar personas a estar con nosotros, a ser…a amar mi hogar y amar a mis hijos y amar a otros. Eso lo hizo el Señor y me di cuenta que esas cosas ni me interesaban porque estaba tan ocupada en mis sueños, que darme –porque eso es lo que hace el Señor, te da ganas de darte, darte, dar tu tiempo a otros, a tus hijos a tu esposo– y lo que Dios me ha dado en nuestro matrimonio es algo muy lindo que yo espero y oro que seamos siempre ejemplo para matrimonios, no solamente recién casados, pero ya cumplimos ahora en septiembre 36 años
Patricia: ¡Ah, igual que nosotros!
Dámaris: ¡Qué bueno! ¡Y el 80! ¡Qué año bueno! Este, y yo digo, así si nuestra vida debe de ir de gloria en gloria, también nuestro matrimonio. Y es posible, es posible.
Patricia: Amén, sí, qué bien, qué bueno. Y entonces nada anticipamos todas las cosas que Dios tiene y está teniendo y va a seguir teniendo ya sea hasta el día que estemos en su presencia o que Él vuelva pronto.
Dámaris: Amén.
Patricia: Gracias Dámaris, gracias por este tiempo. Ha sido de verdad un gozo estar aquí contigo en los estudios aquí y para Aviva Nuestros Corazones, Dios te bendiga!
Dámaris: Gracias Patricia, un gusto estar con ustedes y contigo.
Annamarie: Has estado escuchando la última parte de una conversación entre Patricia de Saladín y Dámaris Carbaugh. Si te perdiste las partes anteriores, encuéntra tanto el audio como las transcripciones, en AvivaNuestrosCorazones.com.
Qué bueno ha sido recordar que Cristo no es un estudio o un hábito. Cristo es una Persona—y leemos la Biblia para buscarle con todo nuestro corazón, ser llenas de Él y luego dar a otros de lo que Él nos ha dado.
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Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
Es la Respuesta, Dámaris Carbaugh, Yo cantaré ℗ 1994 Damaris Music
Tuyo Soy, Jesús, Dámaris Carbaugh, Alabanzas: tus himnos favoritos ℗ 2002 Damaris Music.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Libro «Adiós a mí» por Dámaris Carbaugh
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