Adiós a mí, día 2
Dámaris: Patricia, algunas llegan a los sueños, y cuando llegan ahí, ¿sabes lo que pasa?
Patricia: Y ¿qué hice? ¿Qué es esto?
Dámaris: Y ¿qué es esto? ¿Será que no lo hice bien?
Annamaria Sauter: Con nosotras Patricia de Saladín y Dámaris Carbaugh.
Dámaris: ¿Será que no lo hice bien? ¿Será que…? Y siguen con esa sed. Yo digo esa sed de la mujer samaritana porque ella tenía sed de encontrar tal vez en otra relación, este no funcionó, con otro y con otro, y con otro, y con otro, y Dios le dice: Tú tienes sed.
Dámaris: Estoy equivocada y Dios está correcto, y no me gustó nada. No fue que esa noche yo canté: yo me rindo a Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy escucharás la continuación de una conversación a la que …
Dámaris: Patricia, algunas llegan a los sueños, y cuando llegan ahí, ¿sabes lo que pasa?
Patricia: Y ¿qué hice? ¿Qué es esto?
Dámaris: Y ¿qué es esto? ¿Será que no lo hice bien?
Annamaria Sauter: Con nosotras Patricia de Saladín y Dámaris Carbaugh.
Dámaris: ¿Será que no lo hice bien? ¿Será que…? Y siguen con esa sed. Yo digo esa sed de la mujer samaritana porque ella tenía sed de encontrar tal vez en otra relación, este no funcionó, con otro y con otro, y con otro, y con otro, y Dios le dice: Tú tienes sed.
Dámaris: Estoy equivocada y Dios está correcto, y no me gustó nada. No fue que esa noche yo canté: yo me rindo a Él.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss de Wolgemuth en la voz de Patricia de Saladín.
Hoy escucharás la continuación de una conversación a la que dimos inicio en el programa anterior. Escucharás a Patricia de Saladín y a Dámaris Carbaugh hablar acerca del libro escrito por Dámaris, titulado, «Adiós a mí». Si te perdiste el programa anterior, encuéntralo en, AvivaNuestrosCorazones.com.
Dámaris: Yo digo, todos tenemos sed pero ni nos damos cuenta que la sed que tenemos es de Jesucristo.
Patricia: Amén, así mismo es.
Dámaris: Tenemos sed, y algunas veces lo decimos: ¿Tú tienes sed? No, eso no es. Casi no queremos oír eso, pero la persona, yo digo, la persona, muchas personas que están físicamente deshidratadas no sienten nada de sed.
Patricia: Porque ya están en un estado tan malo que no pueden darse cuenta.
Dámaris: Sí, no dicen, «ay, dame agua». No, no, no. Están secos, secos, secos y casi moribundos. Pero no beben, no beben. Y este yo, yo estaba persiguiendo esos sueños que ahora me doy cuenta porque he visto tantas personas que llegan a esos sueños, especialmente en el mundo, en el mundo de Hollywood. Este actor Robin Williams que tomó su vida. Eh, yo me acuerdo de un puertorriqueño que era un comediante, se llamaba Freddie Prinze, y él dejó una nota, (¿cómo se dice, perform?). «Entré delante de reyes, he actuado mi comedia ante personas, miles de personas, presidentes, reyes y siento un vacío enorme, no quiero vivir». Porque la vida es Cristo.
Patricia: Y es que ese vacío es el vacío del que habla la misma Palabra, de que Dios ha puesto eternidad en el corazón de todos los hombres, pero nosotros, en ese sentido de la sed, entonces vamos a buscar cisternas rotas que no retienen agua, y tenemos en Cristo la fuente de agua viva pero estamos todas engañadas, confundidas y muchas veces rebeldes, porque a veces es por engaño pero otras veces es rebeldía en el corazón.
Dámaris: Exactamente, exactamente. Y ahí, y ahí estaba yo, yo muy, muy en la iglesia sentada con mis hijos pero si alguien me decía: «Ay Dios tiene cosas para ti», casi me molestaba, no lo decía pero me molestaba porque yo no encontraba el ministerio, no lo encontraba…
Patricia: Apetecible, ni estimulante, ni…
Dámaris: No me impresionaba. Y ahora me doy cuenta cuando yo pienso en personas que llenan estadios enormes como Maracaná en Brasil, con noventa mil casi cien mil personas y la gente gritando tu nombre y yo siempre digo: ¿Tú crees que Dios mira con sus ángeles y dice, «wow»? A Él no le impresiona eso, lo que le impresiona fue un Hijo que vino y obedeció en un país tan chiquito porque yo he ido a Israel y yo me quedo boba y yo digo: «Señor y ¿por qué aquí? ¿Por qué no Austria?» Porque digo es tan...aún como se ve hoy día es algo que no, nuestro Dios, sus pensamientos no son los nuestros y no, no, no, no quería.
Patricia: Y entonces en Argentina, ¿después qué pasó en Argentina? ¿Qué sucedió?
Dámaris: ¡Ah! Y fíjate que esa noche cuando me di cuenta, algo sí me pasó. «Estoy equivocada y Dios está correcto». Y no me gustó nada. No fue que esa noche yo canté, «yo me rindo a Él». Esa noche casi quería cantar, «caramba, esto no me gusta nada». Pero entendí, fíjate, sí entendí. Y me dio vergüenza, una vergüenza buena, yo dije, «no quiero, no sé cómo cambiar este corazón». Eso sí se lo confesé a Dios.
«Tú sabes la verdad, Tú eres verdad, no te puedo engañar, ahora me doy cuenta que lo que yo quiero no es lo que Tú quieres y eso me molesta mucho, mucho, pero si Tú puedes yo te entrego este corazón egoísta, te lo entrego, te lo doy, si puedes cambiármelo, cámbiamelo. Te lo doy así como soy». Y Él en su tiempo me dijo, ahora lo sé porque creo que en ese momento no lo pensé, ¿sabes cómo empezó a cambiar este corazón?, con la Palabra. La Palabra te enseña, La Palabra te enseña y este «Adiós a mi», este libro, yo digo, Sandra, la que me ayudó a escribirlo porque ella es la que lo escribió, yo lo hablé pero ella lo escribió, ella dice: Vamos a llamar el libro «Adiós a mí», porque hay una canción que yo canto en inglés, «Good bye to me».
Patricia: Del álbum que se llama «Walk with me».
Dámaris:Sí.
Patricia: Que por eso yo decía, «el libro está en español pero el álbum está en inglés y la canción está en inglés».
Dámaris: Sí.
Patricia: Pero ahora tiene que salir en español.
Dámaris: La traduje y la voy a cantar en el concierto. Me encanta, «Adiós a mi», pero ella como es poeta y sabe escribir, ella lo llamó «Adiós a mí». El título mío sería: «Muérete».
Patricia: No más Dámaris.
Dámaris: Muérete, pero hay un versículo que tú conoces muy bien, que yo sé que el apóstol Pablo está hablando de su despedida, de su muerte física, sin embargo yo creo que la aplicación también se puede hacer en este sentido, él dice: «Para mí el vivir es Cristo y el morir ganancia». Pero yo digo que aunque él estaba diciendo, porque no sé qué decidir, o irme con el Señor o quedarme para ayudarlos a ustedes en su fe, pero yo también digo que el que decide vivir su vida muriendo, negándose a sí mismo es ganancia.
Patricia: Amén. Y eso es lo paradójico por lo que es muy bueno el título del libro, es porque es cierto, Cristo nos llama a que el grano de trigo si no cae a tierra y muere no lleva fruto, a tomar nuestra cruz, a morir al yo. Pero sin embargo a la misma vez promete vida y vida en abundancia. El punto es que gracias a Él y gloria a Él tú encontraste en Él, el punto de morir a mí y de hallar la vida abundante y Sus planes gloriosos para tu vida que no eran exactamente los que tú tenías en mente.
Dámaris: Y el egoísmo te dice: Tú eres importante. Y yo digo que es como un cáncer que te come, porque el vivir es cuando te empiezan a importar otros. No tú, el que vive para sí mismo, eso te seca. Ahí no hay vida, y cuando pienso en Dios, ¿por qué vino? Porque de tal manera amó Dios a nosotros, vino a darnos, Él da, Él sigue dando y el que verdaderamente ama a Dios quiere que otros vean lo lindo que es Él. Que me importen a mí las vidas de otras.
Patricia: Y eso es tan contracultural Dámaris, porque el mundo te dice todo lo contrario «ocúpate de ti, destaca, llévate todo por delante» y sin embargo…
Dámaris: «Tú mereces, tú eres número uno, (Live your life), vive tu vida, tú eres lo que...»
Patricia: Y sin embargo Dios te dice todo lo contrario, «estima a los demás como superiores a ti mismo», «pon los intereses de los demás por encima de los tuyos», «ama al prójimo», ama al prójimo y nosotros, nuestra tendencia es amarnos a nosotros mismos.
Dámaris: Sí, y si tratas de hacer eso sin el amor de Cristo, no en balde que dices, esto no… yo me canso porque la gente también te puede cansar, pero ahí es donde le pedimos al Señor, «dame tu Espíritu, dame tu corazón, dame tu…» Y si te los da es increíble. Te das cuenta de que Él abre tu corazón, derrama Su amor, para poder amarlo primeramente a Él como debes de amarlo, y después de dar un amor... hay una historia, está en el evangelio, cuando Cristo recibe las noticias que acaban de matar a Juan el Bautista, dice: «se retiró». Como para estar solo porque eso tenía que ser fuerte.
Patricia: Sí, la tristeza.
Dámaris: Pero el próximo capítulo es que se arrima el pueblo, y la Biblia dice que los miró y le dio una compasión. Yo en ese momento que se me muere el primo que solamente quiso hacer la voluntad de Dios y se arrima un montón yo hubiera dicho, «ay por favor, por lo menos denme un día para yo...» Pero no, «los vio como ovejas sin pastor».
Patricia: Y aun en Su momento de mayor tristeza y de agonía, a mí siempre me llama mucho la atención que cuando el Señor luego de Getsemaní cuando vienen a apresarlos, Pedro violentamente le corta la oreja a un soldado y Él –se lo están llevando con palos y cosas– y él toma el tiempo de coger la oreja y ponérsela, y estando en la misma cruz en el momento de su muerte se ocupa de su madre entregándosela a Juan, o sea como que, «yo estoy aquí». Él era el centro del dolor, el centro de todo lo que estaba sucediendo, y sin embargo Su compasión por los demás hasta en ese momento estuvo presente. Y eso es así, qué glorioso.
O sea que ese libro tiene que ser muy bueno, muy bueno. Y en ese sentido también, hay algo que me cautiva mucho de todo lo que tú siempre compartes, tú decías en una de tus entrevistas que tú cantabas jingles y que los jingles tienen un mensaje porque logran su cometido o mercadológicamente logran un punto, y que ahora tú tienes un nuevo mensaje y es: «Lee la Biblia».
Dámaris: Lee la Biblia, léela. ¡Ay caramba! Es que no, es más, alguien empieza a hablarme en la iglesia, vamos a decir, una hermana... ni cinco minutos me toma en pensar, «tú no estás en Su Palabra porque ya han salido cosas de tu boca, maneras de pensar que no se alinean con Su Palabra»; y yo leyendo la Palabra cuando empecé, yo le dije al Señor, ¿qué hago ahora? Cuando los sueños míos no eran lo que Él quería yo casi me quedé como sin trabajo con Él. ¿Qué hago ahora? ¿Qué hago ahora? Y Dios me dijo: Lee la Biblia, no me conoces. Tú ahora sí me amas y sí te has arrepentido, pero estás empezando y no sabes verdaderamente quién soy Yo, y Yo te he dado mi Palabra para que me puedas conocer. Y empecé a leer la Biblia y ahí cuando yo leo ese versículo que dice: No hagas nada con ambiciones... este, egoístas.
Patricia: «Nada hagáis por contienda o vanagloria».
Dámaris: ¡Oh my goodness! Yo decía, así era mi vida. Si yo hubiera leído eso tal vez muchos años antes, tal vez me hubiera dado cuenta, pero espérate, esto no puede ser. Pero no leía la Biblia y yo digo hoy día, lee la Biblia, lee la Biblia y ¡léela caramba! Y yo digo, «no abras Filipenses capítulo 3», y ¿quién abre una carta y empieza con la página 3? Son 4 capítulos, por favor mi amor, una carta de Filipenses te toma como 20 minutos tal vez leerla, empieza como él empieza y mira todo lo que dice. Ahí tiene una dirección y tiene un hilo. Así que sí, de vez en cuando, un versículo, no estoy diciendo que hay veces que dos versículos te pueden llegar y ¡ay gracias Señor! en un devocional. Sí, está bien pero yo digo, ese es el problema muchas veces, es como, en vez de comer estás tratando de vivir un día entero con una menta.
Patricia: Y tú sabes Dámaris que es muy, yo creo que sería de ayuda y es revelador, porque tú creciste en un hogar cristiano, en tu familia había pastores, tu papá, tu mamá y sin embargo como tú dices, «yo iba a la iglesia, yo me casé, tuve mis hijos y no leía la Biblia»; y ¿sabes qué? Que hoy en día nosotros vivimos en una era de mucha información, hoy está la Biblia en todas las formas y formatos posibles, en los teléfonos que llevamos, en el internet, vivimos en países donde gracias al Señor tenemos copias y versiones de la Biblia.
Pero sin embargo vivimos en una época también de, pudiéramos decir, de analfabetismo bíblico, donde la gente se levanta y el que cree que lee algo, coge algo que alguien escribió con un versículo arriba, lee un minuto y medio lo que esa persona escribió y aunque no es malo, no es para desecharlo, nos conformamos creyendo que ya comimos, ese fue ya mi devocional del día, mi tiempo con el Señor y no en vano hoy vemos tanta desnutrición y cosas que no son coherentes con la vida de piedad, con la vida cristiana. Entonces fíjate, como tú dices, «yo llegué a los 30 y pico de años y estaba en una iglesia pero no leía la Biblia».
Dámaris: No, yo no, yo digo, yo hasta digo de vez en cuando, ¿cómo fue eso? Porque sí la abría de vez en cuando. Y decía, «me encanta como ese predica y me gusta como este predica y me gustaba, de veras que me gustaba y algunas veces sentía gran convicción, pero ¿yo meterme? No, no lo hacía, fíjate. Y no estoy sola, hay tantas que viven así y yo digo, cuando tú lees el Salmo 119, «tus mandamientos», y yo digo, y Él está hablando (creo yo) de Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, ¿verdad? Génesis me encanta, Éxodo también. Pero Levítico y Números, ya en esos libros uno se queda algunas veces, «ay, ay, ay».
Sin embargo el escritor de ese salmo dice, «eso me nutre, eso me da vida, eso es lámpara a mis pies». Y yo digo, «nosotras hoy día tenemos en un sentido, lo que se cumplió, porque para mí todo eso era casi anunciando lo que viene, lo que viene, lo que viene, lo que viene, y vino y ahora tenemos la Biblia entera y no leemos. Y yo digo: «Señor dame el hambre que tenía ese salmista para toda Tu Palabra. El que guarda Su Palabra no peca.
Patricia: Como dice: «En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti». Y tú dices que así fue porque si hay algo que tú traspasas, que se nota, es tu amor por Cristo, la Palabra, y tú comentas que así fue como te enamoraste de Cristo.
Dámaris: Sí, sí.
Patricia: Con Su Palabra, porque Él es la Palabra y tú, yo quisiera que tú compartas un poco porque yo sé que ha habido años en que tú has leído la Biblia tres veces en un año, o sea que querías más y más y más, entonces sería bueno que tú compartas un poco de eso porque creo que eso puede darle estímulo y hambre a nuestras oyentes de que es en la Palabra donde encontramos a Cristo y donde podemos enamorarnos de Cristo.
Dámaris: Sí. Yo creo que fue en el 1990, como dos años después de regresar de Argentina que (me siento tan boba) pero que oí de planes de leer la Biblia en un año, y yo dije, «ay voy a tratar eso». Y ahí empecé, porque mi esposo y yo estábamos tratando de pensar cuando empezamos la rutina de leer la Biblia entera todos los años. En el 2012 la leí tres veces porque algo el Señor me puso en mi corazón, que una vez no era suficiente, yo dije, «¿de veras?» Yo creí que era la gran cosa leerla entera en un año, pero no, no es nada, es quince minutos todos los días para empezar en Génesis y terminar en Apocalipsis, quince minutos por favor.
Patricia: Eso es lo que toma leer…
Dámaris: Toma quince minutos diariamente leer tu Biblia, me da vergüenza. El año que leí la Biblia tres veces fueron como cuarenta y cinco minutos, y muchas veces, «ay, leer cuarenta y cinco minutos», ¡por favor! Los programas de televisión, hay dos programas que vienen a las 7 y las 7:30, uno se llama, «Jeopardy» que es un programa de inteligencia y el otro es «Wheel of Fortune», que es una idiotez. Sin embargo entretienen cuando uno hace los trastes, uno pone algunas veces la tele y yo digo hoy día que puedes poner un CD con la Palabra o…pero siéntate. Cuando tenías novio, una hora era como diez minutos, por favor, lee la Biblia.
Y empezamos a leerla muchas veces, este, pero también digo, «es que cuando yo la leo...», me dicen, «...no la entiendo». Yo digo, «pero la puedes leer», en el sentido que estás diciendo que algunas veces como en Ezequiel; hay partes de Ezequiel que ¡uf! El león, el cómo se dice, el buey, el águila, el hombre, las ruedas. Yo digo, «lo he leído mil veces».
¿Tú crees que yo verdaderamente te puedo decir a ti que yo entiendo exactamente esas cosas? No. Pero es la Palabra, y ¿sabes lo que yo pienso? Que en el futuro, digo yo, cuando muchas cosas, de esas que lo que está pasando en esos (capítulos), cuando eso empiece a pasar vas a estar, «¡ah!», te vas a dar cuenta. Yo digo no importa, para mí si el Espíritu Santo fue el que dio la inspiración para escribir esas palabras, el trabajo tuyo es leerlo. Y Él en su tiempo te dará lo que quiere decir, te enseñará, pero hay tanto, Patricia, que se puede entender.
Patricia: Así es.
Dámaris: ¡Por favor! Lo que no entiendes sigue, pero sigue, pero métete todo eso, es Su Palabra, y para mí lo más lindo es obedecer en lo práctico. A mí me duele mucho cuando oigo a alguien enseñar, o predicar, de una forma preciosa y bajan del púlpito y tal vez estás con ellos en una cena o en un restaurante, y no veo el cariño, el amor tal vez a un mozo o a una persona que uno sabe que no es un creyente... ahí yo digo, no, yo quiero no solamente decirle a las personas que tienen que amar al Señor, leer su Biblia, pero tenemos que ser un ejemplo de cristianos verdaderamente cristianos a este mundo perdido, esa hipocresía de... y lo había en los días de Pablo, en Filipenses lo dice, «hay algunos que predican...
Patricia: ... por contienda... »
Dámaris: ¡Increíble! Yo digo 2000 años atrás ya estaban predicando con motivación no buena, yo digo, pero el apóstol Pablo dice, «pero qué importa», en un sentido él casi dice, «qué importa, si el evangelio se predica y alguien cree ¡aleluya!» Pero yo quiero que Dios se agrade de mí, no solamente cuando cante una canción y digo algo de Rut, pero que cuando también estoy caminando en la calle o con la muchacha que me corta el pelo que le digo, «mi amor, Dios te ama» o «tú tienes que conocer al Cristo que yo conozco», porque eso a mí me molesta mucho, yo quiero ser cristiana cuando estoy en una plataforma y cuando estoy con mis hijos y cuando me chocan las cosas, porque te van a chocar, hay cosas que pasan y como que el Señor me dice, «adiós a mí, no digas lo que quieres decir ahora mismo, aguántate» y di –hay que decir, hay que regañar algunas veces, hay que llamar la atención. Yo tengo muchachas jóvenes que les tengo que decir, «mi amor, estás mal», pero lo tengo que decir con amor, la verdad con amor.
Patricia: Sí porque ese anhelo, mucha gente pensaría, «bueno pero es que si yo no siento algo yo no debo hacerlo». No, mucha de la Escritura enseña que nosotros debemos hacer lo que tenemos que hacer, independientemente de si lo sientes o no, porque siempre ponemos el ejemplo de que cuando tu bebé llora a las 2 de la mañana tú dices, «ay qué feliz estoy, me voy a levantar porque lloró». No, tú te levantas por amor, porque sabes que es lo que tienes que hacer.
Y todos tenemos esas brechas entre que conocemos mucha más información de lo que vivimos. Pero que podamos así decir como tú dices, «el anhelo de mi corazón es el mismo del apóstol», ausente o presente serle agradable, que Él se agrade de nuestras vidas y que sigamos avanzando en ese proceso de santificación. Y otra cosa que he oído que comentas es que esa Palabra atesorada, es la Palabra que nos permite en los tiempos de tribulación y de aflicción también pasar por esos valles y a través de esos valles glorificar el nombre de Dios y tú has experimentado eso.
Dámaris: Eso mismo, sí hay, «aunque ande en valle de sombra de muerte», así que, hay esos valles en nuestra vida, yo digo no es muerte pero parece. Dicen, «me voy a morir, aquí me muero, con esto no puedo». Pero Dios te da la gracia. Sí, te da para también algunas veces con tus hijos, «¿qué hago? ¿Grito?» No, no grites, métete en el clóset y grítale al Señor, Él entiende, Él entiende, Él puede, Él es tan bueno. Él es tan bueno, y tú lo explicas tan, tan lindo Patricia, tú tienes una manera de hablar tan linda, Dios mío que el Señor me ayude, porque yo, yo batallo pero quiero ser honesta con lo que ya sé, con lo que ya sé decirles a mis queridas hermanas, que este morir al yo cuando Dios, cuando Jesucristo da la invitación en Lucas 9:23, «el que me quiere seguir niéguese a sí mismo diariamente» –no como la salvación que eso fue un día– no fue «yo morí ese día». No, hay que morir todos los días a algo. Algunas veces es, «¿hago esto o esto? Y lo que quieres hacer no es lo que el Señor quiere, «no, no, no, haz esto».
Patricia: Así es.
Dámaris: Y cositas chiquitas, algunas veces es algo chiquito pero esas decisiones diarias donde te niegas a ti mismo a decir, a decirle a alguien como mi mamá decía, «del mal que vas a morir». No, quédate callada. Así, ese «Adiós a mi» es diario.
Annamarie: ¿Vives para Dios o para ti misma? ¿Te has conformado con pequeñas lecturas acerca de la Biblia, o lees la Biblia? Dámaris Carbaugh y Patricia de Saladín nos han estado ayudando a reflexionar acerca de esto.
A través de la Biblia conocerás a Jesús, y al conocerle serás satisfecha y podrás dar a otros de lo que has recibido. Así que ya sabes, ¡lee la Biblia!
Y en el próximo programa, escucha consejos prácticos relacionados a la lectura de la Biblia. Asegúrate de acompañarnos aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss de Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras fueron tomadas de la Biblia de las Américas a menos que se indique otra fuente.
Hay un precioso manantial, Dámaris Carbaugh, Alabanzas: tus himnos favoritos ℗ 2002 Damaris Music.
Amigo de corazón, Dámaris Carbaugh, Yo cantaré ℗ 1994 Damaris Music
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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Recursos del Episodio
Libro «Adiós a mí» por Dámaris Carbaugh
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