Abraza el llamado de Dios
Kay Arthur: Cuando las presiones vienen, son pruebas que Dios está usando para refinarme. Si puedo entender que esto es así, cuando lo vea cara a cara no estaré avergonzada.
Voy a estar de pie en el tribunal de Cristo para dar respuesta por las obras hechas en mi cuerpo. Ese es un temor reverente. «El temor del Señor es el principio de la sabiduría». Así que temerle, respetarle, confiar en Él, reverenciarle…¿cuando se va a mostrar esto? ¡Se va a mostrar en medio de la prueba!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los últimos episodios hemos estado transmitiendo una conversación entre Nancy y Kay Arthur titulada, Mirando hacia atrás después de 80 años. Kay ha estado compartiendo con nosotras sabiduría y consejos provenientes de décadas de caminar con el Señor y del estudio Su Palabra. …
Kay Arthur: Cuando las presiones vienen, son pruebas que Dios está usando para refinarme. Si puedo entender que esto es así, cuando lo vea cara a cara no estaré avergonzada.
Voy a estar de pie en el tribunal de Cristo para dar respuesta por las obras hechas en mi cuerpo. Ese es un temor reverente. «El temor del Señor es el principio de la sabiduría». Así que temerle, respetarle, confiar en Él, reverenciarle…¿cuando se va a mostrar esto? ¡Se va a mostrar en medio de la prueba!
Annamarie Sauter: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En los últimos episodios hemos estado transmitiendo una conversación entre Nancy y Kay Arthur titulada, Mirando hacia atrás después de 80 años. Kay ha estado compartiendo con nosotras sabiduría y consejos provenientes de décadas de caminar con el Señor y del estudio Su Palabra.
Ella es la cofundadora del ministerio Precept (Precepto, en español), a través del cual ha animado a miles de personas a amar la Palabra de Dios, y a estudiarla usando el método inductivo.
Nancy nos trae la continuación de su conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Ha sido un gozo tener esta conversación con mi querida amiga –mi amiga de toda la vida– Kay Arthur. Ella no es una extraña para muchas de nuestras oyentes.
De hecho, cuando grabamos esta serie, originalmente en inglés, invitamos a la gente a publicar en Facebook lo que les gustaría decirle a Kay o qué les gustaría preguntarle. Una de nuestras oyentes escribió y dijo, «me encanta Kay Arthur; le doy gloria al Señor en primer lugar, y luego a Ministerios Precepto, por ayudarme a aprender a estudiar la Biblia».
Kay, gracias por este ministerio y gracias por no jubilarte a los sesenta y cinco años, o en algún momento hace mucho tiempo. Gracias por estar ahí y mantenerte fresca.
Kay: Bueno, conoces el versículo que dice, en esencia, que no hay jubilación en tiempos de guerra. Y yo realmente creo que es tiempo de guerra. Creo que vamos a enfrentar una guerra en nuestro mundo como nunca hemos visto antes, si caminamos con el Señor, si nos aferramos a Su Palabra en medio de esta generación maligna y perversa.
Así que no hay jubilación. Me retiraré cuando Dios me lleve a casa o me haga incapaz de hacer nada –estoy orando para que no me pase a mí. Estaré en la línea de batalla hasta entonces.
Nancy: Amén. Ha sido una gran inspiración y un ejemplo para muchas de nosotras, las mujeres más jóvenes y siervas del Señor, el ver personas como tú, y decir, «si Dios puede darle la gracia de hacer esto a su edad madura, Él me puede dar la gracia para permanecer en la carrera, en la batalla y mantenerme fiel. Tú has sido una inspiración para mí en esto.
Quiero que hablemos hoy de algo de lo que algunas personas no se sienten cómodas hablando, pero yo sé que tú sí…el tema es todo este asunto de envejecer.
Estoy buscando aquí en el Salmo 92, en este maravilloso pasaje que comienza en el versículo 12. Permítanme leerlo. Dice:
«El justo florecerá como la palma, crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aún en la vejez darán fruto; estarán vigorosos y muy verdes, para anunciar cuán recto es el Señor, mi roca, y que no hay injusticia en Él».
¡Me encanta esa descripción!
Kay: ¡Me encanta también! ¿Estás tratando de decirme que soy emotiva?
Nancy: Estoy tratando de decirte que estoy muy feliz de que todavía estés floreciendo, creciendo, sirviendo y siendo fructífera. Eso me da ánimo, porque veo algunas personas que tienen como una fecha de vencimiento, o algo así. Llegan a cierta edad y salen fuera de servicio y ya no son intencionales en buscar al Señor y servir al Señor.
Pero tú has modelado para nosotras lo que pienso es un enfoque mucho más bíblico, y eso es: fiel a la lucha, fiel a la fe, y fiel hasta el final. Por eso quiero hablar acerca de cómo enfrentar la vejez. Tú dijiste hace un par de días en nuestra conversación, que es difícil para ti imaginar que has sobrepasado los ochenta.
Mientras piensas años atrás, ¿alguna vez tuviste algún miedo o aprehensión acerca de la idea de envejecer, o es algo que estabas esperando con gran alegría?
Kay: No, no he tenido ningún miedo o aprehensión acerca de envejecer. Mi preocupación siempre ha sido terminar bien, ser capaz de decir, como dijo Pablo en 2 Timoteo 4, «he peleado la buena batalla, he guardado la fe, he terminado la carrera». Esa ha sido mi preocupación. La vejez no me molesta.
Chicas, quiero que sepan que yo solía estar muy cansada, de hecho, me escucharías en las grabaciones más antiguas decir que me sentía como si el colchón tuviera un imán que me atraía hacia él. Hubo un período –no lo sabía en ese entonces– estaba pasando por la menopausia, supongo. No dejaba de pensar que tenía gripe. Jan Silbius me decía, «estoy cansado de escucharte decir que tienes gripe».
Bueno, yo dije: «entonces vamos, deletréalo al revés; tengo epirg».
Miro hacia atrás y pienso, yo estaba tan cansada en esa época. No estoy tan cansada como lo estaba durante ese período de tiempo. Quiero decirles a las mujeres, «mantente en la carrera, ¡no te desanimes, hermana!»
Nancy: Eso me recuerda lo que dice Isaías 40, que «los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas». Y eso es exactamente lo que tú has estado experimentando, incluso de una manera física.
Kay: ¡Así es! ¡Exactamente! Sin embargo, yo estoy haciendo otras cosas. He perdido peso. He estado usando mi caminadora. Conseguir estar en la caminadora durante treinta minutos, cuando estoy tan ocupada estudiando y escribiendo y sirviendo en el ministerio, es muy difícil. Puedo racionalizar diez minutos tres veces al día. Así que me estoy cuidando. Tomo jugo de frutas y verduras todos los días –he estado haciendo esto desde hace once años.
Muy pocas veces tengo esto con lo que estoy lidiando mientras te hablo ahora –toda esta congestión. Trato de comer de manera inteligente. Estoy cocinando más verduras y comiendo más frutas, y cosas por el estilo. Así que me estoy cuidando a mí misma. Creo que algunas mujeres mayores comienzan a ponerse tantas joyas, o empiezan a hacer una serie de cosas con su maquillaje, que no aciertan; no terminan viéndose bien. Así que estoy tratando de presentar a una persona que está cuidando completamente de su templo, para ser un ejemplo entre las creyentes, y caminar en la forma en que Dios quiere que yo camine.
Lo que me emociona es ver a esas jóvenes adolescentes y las que están en edad universitaria, decir en sus veinte y treinta años, «quiero ser como tú cuando llegue a tener ochenta o cuando llegue a ser lo que sea».
Nancy: ¿Qué les dirías a aquellas mujeres jóvenes que quieren estar renovadas, llenas de vida y fructíferas a la edad de ochenta años? ¿Qué consejo les das ahora que están en sus veinte o treinta o cuarenta años, que pueda ayudarlas?
Kay: Les diría que en primer lugar, «la Palabra», y tú sabes eso es siempre, siempre clave. Es la salud de nuestros huesos. Así que yo diría que «la Palabra», luego les diría que vivir de acuerdo a la Palabra, porque ¡el estrés realmente te agota, y el pecado realmente te agota! Te agota, y tendrá sus consecuencias, por lo que deseas vivir con rectitud. ¿Quieres reír? ¿Quieres tener un sentido del humor para que puedas reírte de ti misma?
Nancy: Déjame preguntarte sobre eso, porque eres muy productiva, estás muy ocupada, a veces alguien puede escuchar parte de esta conversación y pensar: Esta mujer nunca se relaja, ella nunca baja la guardia. ¿Hay un lugar para la diversión, para el descanso, para el ocio, para los pasatiempos en la vida cristiana? ¿Cuál es tu punto de vista sobre esto?
Kay: Creo que hay, siempre y cuando no te apartes del llamado que Dios te ha hecho. Me encanta la gente. A veces voy y almuerzo con chicas.
Mi esposo tiene Alzheimer, mi hijo ha tenido un derrame cerebral serio, por lo que he estado cuidando de ambos, tratando de suplir cualquier necesidad que tengan. Además he tenido que cumplir con tres fechas de entrega de nuevas publicaciones.
He escrito un nuevo estudio de cuarenta minutos sobre la búsqueda de esperanza después del divorcio y otro estudio sobre el cielo, el infierno y la vida después de la muerte, y luego he estado trabajando en el libro de Hechos. He sido una mujer muy ocupada. Una de las cosas que hice recientemente fue decir, me voy de retiro. Durante cinco días, dos de mis amigas y yo nos reunimos en el Lago Burton, donde vive una de ellas. Luego fuimos a las montañas y nos quedamos en la casa de unos amigos que ya se habían ido.
Estuvimos yendo de aquí para allá. La casa de una se había quemado y otra estaba construyendo otra casa. Ellas estaban equipándola porque era más pequeña. Así que salimos y vimos tiendas de antigüedades, y nos fuimos a tiendas de segunda mano para ropa y cosas como esas. La pasamos bien juntas.
Hablamos del Señor, nos reímos, la pasamos muy bien.
Nancy: ¿Encontraste que eso fue una recarga para ti?
Kay: Sí, eso fue de mucha recarga para mí.
Nancy: ¿Hay algo más que haces para mantenerte espiritual y emocionalmente repuesta? ¿Qué te mantiene recargada y animada?
Kay: Una de las cosas que me gustaría decirles a las mujeres es lo siguiente: duerman lo suficiente. Si estás casada, el sueño es vital para esa unión física que tienes con tu esposo, porque te cansas tanto. Es muy importante que duermas lo suficiente. Y pensar que mucha gente solo tiene 6 horas de sueño…
Lo que el Señor me mostró –ojalá lo hubiera aprendido más temprano– me mostró que si Él hizo nuestro cuerpo, y lo hizo para necesitar de siete a nueve horas de sueño, más o menos (depende de la persona, pero siete mínimo), para mí pensar que porque estoy sirviendo al Señor, puedo abusar de eso, es pecado de presunción. El Señor me mostró eso, que yo no estaba para ser presuntuosa.
Ahora, hay circunstancias atenuantes, si alguien está en una crisis, etc...
Nancy: ...o alguien tiene un montón de pequeñitos.
Kay: Sí, si tienes muchos niños y ellos te han mantenido despierta…pero sigue siendo importante dormir lo suficiente. La otra cosa que creo es que las mujeres necesitan relaciones femeninas buenas y sanas. Pienso que necesitan buenas amigas en las que puedan confiar, que puedan derramarles sus corazones, que estén arraigadas y fundadas en la Palabra de Dios. Ellas no te van a justificar ningún pecado. Todo esto se remonta a la primera relación, que es con el Señor.
La otra cosa es, no te rindas o pienses que Dios no te puede usar porque no tuviste tu tiempo de quietud esa mañana. Hay veces que no tengo mi momento a solas con el Señor en la mañana, y sin embargo, en Él vivo, existo y soy. Tengo un almacén de Escritura en mi corazón de estudiarla, y marcarla y discutirla con otras y habiéndola estudiado de la forma en que lo hago, el Señor puede traer eso de vuelta a mi memoria.
Pienso que nuestra relación con el Señor nunca debería ser legalista. Debería ser porque quieres estar con Él, porque necesitas estar con Él.
Nancy: Sí. Una de las cosas que he visto en las mujeres, Kay, a medida que envejecen es que algunas se ponen muy dulces y más amables, pero otras se ponen de mal humor, irritables y negativas. He visto ambas clases y he pensado, bien, yo sé cuál es mi inclinación, personalmente, sería probablemente inclinarme más hacia lo negativo, especialmente mientras ves las cosas que van cambiando. Pero quiero llegar a ser más amable, más dulce, más tierna.
¿Cómo evitar convertirte en una anciana negativa, criticona, que se resiste al cambio? ¿Cómo convertirte en otro tipo de mujer?
Kay: Me he sentido igual. Quiero llegar a ser más dulce, quiero ser más como Cristo. Pienso que tú determinas, como dijiste, he determinado que esta es la forma en que quiero ser. 2 Corintios 5:9 dice: «Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables».
Creo que cuando las mujeres se enfrascan en sus formas, se aíslan de la sociedad. Cuando mi hijo estaba en reposo después del derrame, yo iba y mi corazón se quebrantaba. Desearía que hubiera más de mí, que pudiera hacer más. Pensé: Estas personas están sentadas aquí en el pasillo alrededor de la estación de enfermeras –sin hablar con nadie– cabezas inclinadas, hombros hacia abajo, y nadie está hablando con ellos ni estimulándolos, ni nada.
Si quedas incapacitada, siempre puedes orar. Pero yo creo que es importante, a medida que envejeces, determinar que no vas a envejecer. Determina que no vas a pensar en ti misma como vieja. Piensa en ti como «experimentada», piensa en ti misma como «aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos».
¿Sabes cuál es mi pasión?
Nancy: ¡Dime!
Kay: Mi pasión se encuentra en 1 Crónicas capítulo 12. Saúl está muerto y David toma el trono y toma a Jerusalén, entonces Dios se detiene y habla de este ejército de hombres valientes que ayudaron a David en la guerra (que se escribe después del cautiverio, de manera que puedan aprender las lecciones).
La Escritura dice que «vinieron a David en Hebrón para transferirle el reino de Saúl a él (y esto es lo que me gusta) conforme a la palabra del Señor (v. 23).
Estamos viviendo entre la primera venida de Cristo y Su segunda venida. En la primera venida, Él vino como el Cordero, y en la segunda venida como un León. Él vino en la primera venida como un sacrificio y en la segunda vendrá como Rey soberano. Su venida está cada vez más y más cerca. En 1 Crónicas 12:32 es donde se encuentran los hijos de Isacar. Ellos les están diciendo a los diferentes hombres de las diferentes tribus…eran hombres que entendían los tiempos con el conocimiento de lo que Israel debía hacer.
En Lucas 12 Jesús comienza a preparar a Sus discípulos para el sufrimiento, y les decía: «Ahora, no teman. Les daré lo que necesitan». Entonces Él concluye todo mientras se dirige a esta gran multitud y dice: «¡Hipócritas. Sabéis examinar el aspecto de la tierra y del cielo; entonces por qué no examináis este tiempo presente?»
Necesitamos discernir los tiempos. Tenemos que estar en los negocios de Dios. Si algo va a mantenerte joven, a mantenerte a la vanguardia, es ver lo que está pasando en la cultura y al verlo determinar tomar tu cruz y seguirlo. No importa lo que te cueste, incluso si la gente se aleja de ti… He tenido gente que se va cuando enseño, porque estoy sosteniendo fuerte la Palabra de vida, porque estoy diciendo, «esto es lo que Dios dice».
Nancy: Kay, como mujer adulta tuve esta idea en mi cabeza de que a medida que fuera envejeciendo –fuera lo que fuera– iba a tener menos dificultades con la tentación, con los pecados que me acosan. A medida que me he ido haciendo mayor, me he dado cuenta que a veces la batalla es más intensa, no menos. Creo que me ha sorprendido un poco. Me pregunto lo que has encontrado. ¿Batallas con más o menos tentación, con pecados que nos asedian, como mujer mayor? ¿Cómo ha cambiado eso para ti?
Kay: Creo que las tentaciones de una mujer mayor tienen más que ver con lo que eres, tal vez con orgullo, o «es a mi manera o mi forma». Pienso que la tentación sexual disminuye, pero creo que la tentación aumenta con cualquier cosa que pueda venir del área del orgullo o autosuficiencia o «puedo hacerlo», o «no voy a aguantar esto», o «tengo derecho a esto...»
Nancy: ¿Qué hay de las presiones? Tú has mencionado anteriormente en esta conversación que has atravesado grandes presiones en este punto de tu vida. Creo que a veces, como mujeres jóvenes, creemos que la vida será más fácil, y sin embargo, has pasado por algunos capítulos muy difíciles en tu vida durante todos tusaños. ¿Eso te vino como una sorpresa? ¿Estabas preparada para eso?
Kay: No, no ha sido una sorpresa. Una de las cosas de las que estoy consciente, por la forma en que estudio y debido a lo que estudio, es que el sufrimiento, las pruebas y las tentaciones siempre están ahí, porque vivimos en un cuerpo de carne. Siempre están ahí porque esa es la manera que Dios utiliza para refinarnos.
Por lo tanto, cuando estoy sentada en la oficina del doctor y el doctor le dice a mi esposo que tiene Alzheimer, te rompe el corazón. Te rompe el corazón, especialmente si tú entiendes la enfermedad. Cuando esas presiones vienen, son pruebas que Dios está usando para refinarme. Si puedo entender que esto es así, cuando lo vea cara a cara no estaré avergonzada.
Voy a estar de pie en el tribunal de Cristo para dar respuesta por las obras hechas en mi cuerpo. Ese es un temor reverente. «El temor del Señor es el principio de la sabiduría». Así que temerle, respetarle, confiar en Él, reverenciarle…¿cuando se va a mostrar esto? ¡Se va a mostrar en medio de la prueba!
Uno de los libros favoritos que he escrito, es Señor, dame un corazón para Ti, está disponible en inglés. Es uno de mis libros favoritos, porque es de 2 Corintios y es un estudio devocional que puedes tomar y utilizar a través de tu tiempo de quietud, y estarás realmente estudiando 2 Corintios.
Leyendo donde Pablo desnuda su alma como no lo hace en ningún otro libro, y él las llama «leves aflicciones momentáneas».
Nancy: No siempre se sienten de esa manera, ¿verdad?
Kay: Yo sé que no se sienten de esa manera. La cosa es mantener nuestra perspectiva. Es la Palabra que me ayuda a mantener mi punto de vista, y permanecer en la Palabra. Así que cuando leí eso, y luego leyendo en Hechos cuando ellos apedrearon a Pablo y creyeron que estaba muerto, y luego se levantó y volvió a entrar en la ciudad– a veces eso es lo que yo misma hago.
Me siento en mi habitación, en este hermoso y tranquilo entorno, y tengo mi Biblia. Yo no voy a ir a la cárcel (todavía), yo no voy a ser perseguida (todavía). Hablarán de mí, pero mi libertad no está amenazada todavía. Creo que va a venir, yo creo que viene para los Estados Unidos. Así que estoy sentada aquí, y tengo gente en Uzbekistán, 21 enfrentando juicios, yendo al bosque con el fin de adorar a Dios, pagando multas. Algunos hombres sirios están desaparecidos.
Estamos sacando un estudio inductivo de la Biblia en Árabe, para que cuando lleguen a tener una Biblia, sepan cómo estudiarla, no qué creer –porque si estudian de la manera correcta, sabrán qué creer. Y pienso, ¡Dios! Aquí estoy orando por estas personas. ¡Mira donde estoy sentada! Mira el armario de ropa que tengo. Mira la comida que tengo, mira el coche que tengo, mira la casa que tengo». Me dan ganas de llorar.
Tengo refugio y alimento. Tengo ropa. Y allí están mis hermanos y hermanas en Cristo…
Nancy: Mientras estás compartiendo, Kay, estoy pensando en ese pasaje de Hechos capítulo 20 donde el apóstol Pablo estaba hablando a los ancianos de la iglesia de Éfeso. Él dijo: «Voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me sucederá, salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones» (Ver vv. 22-23)
Piensas: «¿Cómo soportar eso? ¿Cómo consideras que eso es una leve tribulación momentánea? ¿Cómo mantienes el curso? ¿Cómo no te rindes? ¿Cómo no tiras la toalla? Y creo que el próximo verso, que era el versículo de vida de mi padre, Hechos 20:24, nos da la razón. Él dice: «Pero yo no considero mi vida digna de valor, como valiosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (parafraseado).
Él está diciendo, «eso es todo lo que importa».
Kay: Eso es todo lo que importa, es todo lo que importa. Si podemos mantenerlo como que eso es todo lo que importa, entonces, la vejez no es tan mala, porque él está diciendo: «Quiero terminar mi carrera. Quiero terminar el ministerio» –y esto es lo que necesitamos ver– «lo que recibí del Señor Jesús».
Algunas veces me preocupo porque todo el mundo está buscando un ministerio. Para ellas, un «ministerio» es escribir un libro y estar en una plataforma o ser bien reconocida y ¡pero eso no es todo! Creo que tienes razón. En 2 Corintios capítulo 4, donde dice: «Mientras espero, no en las cosas que se ven…» Me miro al espejo y veo una arruga (¡se supone que debo tener arrugas!) Parte de esto viene con la vejez, ¡y eso está bien! Es parte de la vida.
Pero todo lo que queremos hacer –y me encanta en Filipenses, cuando Pablo está en prisión, y no está realmente seguro, en ese primer capítulo, si se le va a permitir quedarse o si Dios se lo llevará a casa. Por lo tanto, Pablo dice en Filipenses capítulo 1, hablando de que él quiere que ellos oren por él, porque las personas están tratando de causarle sufrimiento en su prisión. Él dice: «¿Entonces qué? Que de todas maneras, ya sea fingidamente o en verdad, Cristo es proclamado; en esto me regocijo, sí, y me regocijaré». Él dice: «Yo sé que esto resultará en mi liberación mediante vuestras oraciones, y (me encanta esto) la suministración del Espíritu de Jesucristo» (vv. 18-19).
¡Si solo nos diéramos cuenta de todo lo que tenemos a través del Espíritu! Y entonces él dice esto, y me encanta esto: «Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, sino que con toda confianza, aún ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. Pues para mí, el vivir es…» –la vejez y las arrugas…no, él dice– «para mí el vivir Cristo, y el morir es ganancia» (vv. 20-21).
Y luego dice: «Pero si el vivir en la carne, esto significa para mi una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger» (v. 22). Así que, la muerte no es una enemiga. La muerte es, «bienvenida a casa». El Salmo 116:15 dice: «Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos». El miedo ha sido sacado de la muerte, así que cuando me acerco a la muerte, como el versículo de tu papá: quiero terminar mi carrera; quiero oír de Él, «bien hecho, mi sierva buena y fiel».
No quiero estar avergonzada, no quiero retroceder avergonzada en Su venida. Pienso en Lucas 19 (acabo de enseñarlo), y cómo un hombre se lleva la mina que el Señor le ha dado y la envuelve en un pañuelo, y le da lo mismo cuando Él regresa. Y Jesús le recrimina acerca de eso.
Muchas personas están sentadas en la iglesia y no están haciendo nada. Tenemos tiempo para todo tipo de cosas, pero no «tenemos tiempo» para estudiar la Palabra de Dios, para profundizar y dejar que ella profundice en nosotras, y eso me apena. Pienso que la cosa más fundamental que cualquier cristiano puede hacer es sentarse a los pies de Dios, sumergirse en la Palabra de Dios, con Dios como su maestro enseñándole «precepto por precepto» lo que Él quiere que haga, crea y viva.
Annamarie: ¿Has vivido como si tu fe tuviera fecha de vencimiento? Kay Arthur y Nancy DeMoss Wolgemuth te han animado a ser fiel hasta el final, abrazando el llamado de Dios en la etapa de la vida en que te encuentras.
Kay también nos ha traído consejos sabios a las mujeres jóvenes, de modo que podamos tener vidas plenas y abundantes hasta que nuestro Padre nos llame a nuestro hogar celestial o venga en gloria.
Mañana retomaremos esta conversación. Kay Arthur nos animará a hacer que cada día de nuestras vidas cuente. ¡Te esperamos!
Invitándote, no solo a sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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