A los pies de Jesús
Annamarie Sauter: Kay Arthur nos anima a atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones.
Kay Arthur: Yo diría que la mayoría de las personas hoy, creo yo, están fallando en su caminar cristiano o están débiles o enfermizos o incapacitados, porque no conocen a Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En el episodio anterior dimos inicio a la serie titulada, Mirando hacia atrás después de 80 años, con Kay Arthur. Si te lo perdiste, asegúrate de escucharlo en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Allí también, en la transcripción de estos episodios, encontrarás recursos relacionados a lo que estarás escuchando.
Bien, aquí está Nancy con la continuación de la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esta semana estoy tan agradecida de tener esta oportunidad de conversar con mi querida amiga Kay Arthur. Cuando este programa salga al aire, ella …
Annamarie Sauter: Kay Arthur nos anima a atesorar la Palabra de Dios en nuestros corazones.
Kay Arthur: Yo diría que la mayoría de las personas hoy, creo yo, están fallando en su caminar cristiano o están débiles o enfermizos o incapacitados, porque no conocen a Dios.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En el episodio anterior dimos inicio a la serie titulada, Mirando hacia atrás después de 80 años, con Kay Arthur. Si te lo perdiste, asegúrate de escucharlo en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Allí también, en la transcripción de estos episodios, encontrarás recursos relacionados a lo que estarás escuchando.
Bien, aquí está Nancy con la continuación de la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Esta semana estoy tan agradecida de tener esta oportunidad de conversar con mi querida amiga Kay Arthur. Cuando este programa salga al aire, ella habrá pasado de sus ochenta años. En realidad tuvimos está conversación hace un tiempo mientras Kay anticipaba su cumpleaños
Ella ha sido de mucha bendición para muchas de nuestras oyentes y para mí personalmente. Estoy verdaderamente agradecida por la oportunidad de dar honor a esta mujer de Dios y por nuestras oyentes que tienen la oportunidad de aprender de su vida.
Kay, bienvenida una vez más a AvivaNuestrosCorazones.
Kay: Muchas gracias, Nancy.
¿Puedo contarte una historia por el anhelo que tienes con respecto a tus oyentes?
Nancy: Sí, por favor.
Kay: Cuando me convertí a la edad de veintinueve años, le dije a Dios que regresaría con mi esposo del cual yo estaba divorciada. Aunque él no era creyente, yo le dije a Dios que regresaría con él porque sabía que Dios odiaba el divorcio. Pero él se suicidó.
Después me casé con Jack. Nos casamos y fuimos a México. Tenía dos hijos. David nació allí en México donde fuimos misioneros por tres años y medio. Luego tuvimos que dejar el campo misionero porque me enfermé del corazón.
Pero bueno, estaba sentada allí, y estaba trabajando con adolescentes. Estaban llegando a conocer del Señor, y les estaba enseñando la Palabra de Dios. Estaba sentada allí esa mañana en la mecedora, amamantando a David, y me molesté con el Señor. Dije, «Señor, ¿dónde estabas cuando yo era adolescente? ¿Por qué no dejaste que alguien como yo viniera a mí cuando era adolescente? ¿Porqué no mandaste a alguien que me hablara de la Palabra como yo les estoy dando la Palabra a estos adolescentes?»
Dios solo habló a mi corazón –nunca he oído voces audibles o algo así– pero Él habló a mi corazón y dijo: «Yo te salvé cuando quise salvarte, y si paras de quejarte y compartes tu historia, la usaré para ayudar a otros».
Así que, aquí estamos.
Nancy: Y ciertamente Él lo ha hecho.
Kay: ¿No es maravilloso?
Nancy: Sí lo es. Es una gracia maravillosa. De eso se trata –no solo para nuestros años de juventud sino también al envejecer.
Al recordar, estoy segura que estás reflexionando ahora en tus ochenta y tantos años –porque este es un cumpleaños que marca un tiempo especial. Me encantan estos tiempos que marcan un momento específico, y me gusta reflexionar en lo que el Señor ha hecho y dónde me ha traído.
Pero me pregunto Kay, mientras recuerdas…¿habrá quizás dos o tres personas –amistades o mentores o personas que te alentaron– que han sido de influencia clave en tu vida, personas que te han ayudado a amar al Señor, a amar Su Palabra, o que han sido usados de una manera especial en tu vida?
Kay: Mi primer mentor en mis primeros años fue un muchacho con el que comencé a salir después de que me convertí. Él me trajo la traducción del Nuevo Testamento Phillips, y me trajo biografías de grandes cristianos. Así que leí sobre: Hudson Taylor, Robert Murray M’Cheyne, Andrew Murray, Madame Guyon, y muchos, muchos más. Ellos fueron mis mentores –Isabelle Kuhn. Y esas biografías fueron las que me guiaron en esos primeros días, aparte de la Palabra de Dios.
Yo diría que son las personas con las que he trabajado en este ministerio desde que Dios comenzó Ministerios Precepto, las amistades que Él ha traído a mi vida que todavía son mis amistades, las personas que me han amado con todos mis defectos y han sido amistades fieles: Jan Silvious, Billy Campbell, Tommy Hammil. Estas son personas a las que puedo ir, y a las que les puedo agradecer su paciencia conmigo y su relación de amistad.
He visto crecer a las personas jóvenes a las cuales he tenido la oportunidad de enseñar la Palabra de Dios y los he visto crecer y convertirse en esposas y esposos piadosos y maravillosos padres. Eso es lo que diría yo que me ha mentoreado. No ha habido ningún individuo que se haya sentado y dicho, «está bien, ahora yo soy el mentor y tú vas a ser el discípulo».
Nancy: Mucho de eso pasa de manera natural en el curso de la vida y en el vivir con otros creyentes. Y tú te has convertido en mentora y amiga de un sinnúmero de personas cuyos nombres no sabrás de este lado de la eternidad. Yo sé que muchas de esas mujeres quisieran agradecerte.
Kay: Quiero contarte de una pareja: Mía y Costel Obgleski. Son de Rumania. Hace años fui a hablar a la escuela teológica internacional de Cruzada Estudiantil. Dios me dirigió a dar una apasionante ilustración del sufrimiento de un hombre de Rumania.
Cuando terminé de enseñar (y hubo un almuerzo después de esto), una mujer vino a mí y dijo, «lo que tú dices de Rumania es verdad, pero estas personas no te creen. Realmente no te entienden».
Yo dije, «¿cómo sabes?»
Ella dijo, «yo soy de Rumania».
Cuando ella me dijo eso, que ella era de Rumania, yo le dije, «¡¿Rumania?! Yo quiero ir a Rumania pero el comité que vela por mí no me deja ir porque tienen miedo a que me vayan a meter a la cárcel, pero tú puedes ir por mí. Tú y tu esposo pueden aprender estos estudios bíblicos aquí». Tomé un libro, todos los libros en esa mesa, lo que tenía, y se los di. Dije, «puedes traducirlos en rumano, y puedes enseñarles, y la pasión de mi corazón puede ser cumplida».
Esto fue antes de que la Cortina de Hierro cayera. Ellos habían crecido en Rumania, y habían orado y orado y orado, «Señor, toma estas iglesias que ahora son salones civiles y regrésalas a iglesias. Señor, pon el evangelio en la radio y la televisión». Esta fue su oración.
Y entonces en este incidente –cuando oré acerca de, «Dios, ¿de qué voy a hablar? ¿Qué voy a decir?» Y Él me da esta ilustración, y me conecta con esta mujer, Él responde sus oraciones.
¿Sabías que ellos están encargados de nuestro ministerio Euroasiático entero? ¿Sabías que todas las personas en mi vida, son el mayor ejemplo para mí de lo que significa ser un discípulo de Jesucristo y hacer discípulos de otros?
Estamos en 185 países. Muchos de ellos, por esa pareja. Estamos en setenta lenguajes o quizás más. Muchos de ellos, por esa pareja. Y aquí están, esta pequeña pareja de Rumania, y al venir cargados por su gente, y esto es lo que Dios hizo.
Así que cuando me preguntas acerca de mentores, fui guiada por el Señor –y mi esposo– a integrarlos en nuestro personal, pero yo integré como parte del personal a personas mucho más capacitadas que yo. Mucho más consagradas que yo. Y ellos son ejemplo para mí, un ejemplo muy precioso para mí.
Así que nunca te enorgullezcas y trates de hacer todo tú sola. Simplemente tienes que ver cómo Dios está tejiendo tu vida junto con otros para cumplir los propósitos de Su reino.
Nancy: Amén así es, bueno Kay, si por algo eres conocida, es por hacer que la gente se sumerja en la Palabra y enseñarles cómo estudiar la Palabra de Dios. Tienes un mensaje de vida maravilloso. Esto no es teórico para ti. Esto es algo que tú vives, y yo he visto esto vez tras vez a través de los años mientras hemos conversado. Es como que tienes la Palabra en tu sangre. Te tocamos y sale la Palabra de ti. Y a mí me encanta eso.
Mientras piensas en tu pasado, luego de más de cincuenta años de estudiar la Palabra de Dios, profundizando en ella, ¿qué ves tú como beneficio y bendición del estudio acumulado de la Palabra de Dios por años –algunos de estos textos una y otra y otra vez? ¿Qué diferencia ha hecho eso en tu vida?
Kay: Bueno, ha hecho una enorme diferencia. De hecho, pienso que es la diferencia entre ser un doctor y un paciente, en lo que se refiere a tu cristianismo. Si conoces la Palabra –Sus Palabras son espíritu y son vida. ¿Te acuerdas al final de Deuteronomio cuando Moisés vino y les dio todas estas palabras y cantos y el pueblo escuchaba?
Luego dijo: «Fijad en vuestros corazones todas las palabras con las que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, (eso es lo que estás haciendo en tu ministerio) todas las palabras de esta ley. Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais» (Deut. 32:45-46).
En otras palabras, si vives de la manera en que te digo que vivas, vas a vivir por más tiempo en la tierra prometida. Cuando desobedeces es cuando te vas a meter en problemas y serás echado fuera.
Así que yo diría que la mayoría de las personas hoy, creo yo, están fallando en su caminar cristiano o están débiles o enfermizos o incapacitados porque no conocen a Dios. En Daniel 11:32 dice, «mas el pueblo (y es en el tiempo de Antíoco Epífanes –el cual fue un tiempo horrible para el pueblo judío– pero él dice, «mas el pueblo, que conoce a su Dios, podrá pararse firme y tomar acción, para hacer proezas para Dios» (parafraseado).
Nancy: Mientras estás compartiendo, Kay, yo sé que hay algo que se van a llevar nuestras oyentes de seguro, y es que la Palabra de Dios está viva. Es poderosa. No está seca. No es aburrida. Y pienso que mucha gente tiene esa impresión de la Escritura, que es seca y aburrida. Una de las cosas que recuerdo mientras te escucho es que la gente que piensa de esa manera de la Escritura, probablemente no la está leyendo y probablemente no la está viviendo como tú lo has hecho.
Parece que una de las razones por las que la Escritura se ha vuelto tan viva para ti, es que tú te adentras en ella, pasas tiempo en ella. La estás leyendo, y estudiando una y otra vez. Así es como la Palabra de Dios toma mayor significado en tu vida. ¿No es así?
Kay: Exactamente. El problema es que vivimos en un mundo muy ocupado y mi agenda es igual a la de cualquier persona. Vivimos en un mundo ocupado, pero tenemos que sacar tiempo. Tenemos que sentarnos a Sus pies. Y cuando nos sentamos a Sus pies, lo escuchamos a Él, en un sentido, en realidad se alarga nuestro tiempo. Solo tenemos veinticuatro horas, pero se alarga, hace que nuestro tiempo sea más eficiente.
Me da confianza. Me ayuda a seguir adelante porque yo sé, «Dios tiene el control», o «está bien, esta amiga fue desagradable, pero Dios lo sabe o yo sé que no fue su intención», o lo que sea. En otras palabras, yo sé cómo lidiar con la vida.
Por eso es que estoy tan interesada en que la gente estudie la Palabra de Dios inductivamente. Y por inducción, me refiero que van a la Palabra de Dios por ellos mismos. Una de las cosas que me angustia es cuando escucho a líderes de ministerio de mujeres decir, «oh, no hagas Precepto si tienes niños pequeños». Bueno, todas tuvimos niños pequeños. Todas crecimos bajo Precepto. Yo tuve a mi hijo a edad avanzada, y tuve niños, pero decir, «no estudies de esta manera, es muy difícil». No es muy difícil. Solo toma tiempo.
Pero estás pasando tiempo a los pies de Dios. Él nos dio sesenta y seis libros, Nancy. Y continúo diciéndole a la gente, «si Él nos dio sesenta y seis libros, querida, ¿cuántos crees que Él quiere que conozcamos?»
Luego ellas dicen, «sesenta y seis».
Y yo dije, «¡sí!, y necesitas conocerlos».
Dios habla libro por libro y cada libro tiene un propósito. Cada libro tiene una estructura. Cada libro tiene un mensaje, y no es que quieras obtener un mensaje general. Tú quieres que esas palabras que son espíritu y vida cobren vida en ti, que te guíen.
Me encanta el Salmo 119. El versículo 102 dice esto: «No me he desviado de tus ordenanzas, porque Tú me has enseñado». El desviarse de Sus ordenanzas es cuando yo cargo culpabilidad o cuando pienso que Dios no me ha perdonado. Tú has escrito un libro excelente acerca del perdón, Nancy. Pero cuando pienso que Dios no me ha perdonado, yo digo, «bueno, no puedo perdonarme a mí misma».
Necesitamos conocer y creerle a Dios. Cuanto más lo conocemos, seremos más capaces de creerle a Él, y podremos caminar como más que vencedores. Él habla acerca de los vencedores. En Apocalipsis, en las cartas a las iglesias, cada una termina con un mensaje al vencedor. Un vencedor no es un súper cristiano. Un vencedor es un cristiano. Si eres cristiano, eres un vencedor. La primera carta de Juan dice: «Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe».
Es tomar a Dios por Su Palabra. Pero no puedes hacer eso si no la conoces.
Nancy: Kay, al comenzar tu día y entrar en la Palabra –no solo cuando estás escribiendo estudios para otras personas– danos un vistazo de cómo se ve tu tiempo con el Señor en Su Palabra al sentarte a Sus pies. ¿Tienes un lugar especial a dónde vas para hacer eso? ¿Hay un tiempo en particular? ¿Podrías darnos un vistazo de cómo se ve eso para ti?
Kay: Claro que sí. Cuando me levanto, me hago una taza de café, y me voy y tengo mi Biblia allí. Tengo mis marcadores y tengo dos sillas. Me siento en una o la otra dependiendo del sol y qué tan brillante esté. Te puedo decir esto: es en mi dormitorio. Mi dormitorio está bonito. Lo hice bonito y calmado. (Y si a ti te gusta lo bonito, yo pienso que deberías tener un lugar bonito en tu casa para encontrarte con el Señor. Lo que tengas que hacer para hacerlo bonito para ti, hazlo bonito para ti).
Entro, me siento en esa silla, y digo, «oh, Señor» –porque ahí es donde me voy a encontrar con Él. Ahora, hoy, aunque no quería, salí de ahí para ir a la sala porque no quise prender la luz a las 4 de la mañana y despertar a mi esposo. Pero eso es lo que hago. Luego abro la Palabra de Dios, y comienzo a leer.
He tenido personas que me han dicho en el pasado, «cuando estás teniendo tu tiempo devocional, no puedes estudiar la Palabra porque eso no es espiritual. Tienes que leer un devocional». Y yo pienso, ¿cómoquenopuedoestudiarlaPalabra? EslaPalabradeDios. Dios está hablando. Estas son palabras que Él está hablando, que Él ha respirado, que Él ha escrito que son tu vida. ¡Claro que debes estudiar la Palabra!
Así que yo lo paso en la Palabra. Oro mientras Dios me guía. También tengo un librito llamado, On This Day (En este día). Escrito por Robert Morgan, y son historias de la historia cristiana de lo que pasó en esos días. Me encantan las biografías. Me encanta oír las historias de mis hermanos y hermanas, y de ahí aprendo. No siempre leo de ahí todos los días porque muchas veces no tengo tiempo.
Mantengo una libreta y un lápiz allí y escribo cualquier cosa que me venga a la mente porque donde quiera que voy a hablar, no tengo el mismo mensaje. Yo digo, «Señor, ¿qué quieres que diga? Así que mantengo una libreta y papel, doblo los pedazos de papel, y los mantengo en mi Biblia. Escribo cualquier cosa que me venga a la mente para que no se me olvide –recuerda que soy octogenaria. Cuando escuches esto, ya tendré más de ochenta años, así que ora por mí.
Así que eso es lo que estoy haciendo. Le estoy pidiendo a Dios uno de los versículos del Salmo 90, y habla acerca de los días de nuestra vida, que de mayor vigor quizás ochenta años.
Nancy: Y el Señor te ha bendecido en tus ochenta.
Kay: Sí, y luego dice: «Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría». En la Nueva Versión Internacional dice, «para que nuestro corazón adquiera sabiduría», y en la Palabra de Dios para Todos dice: «Haznos entender que la vida es corta, para así vivirla con sabiduría» (v.12)
La sabiduría es manejar la vida a la manera de Dios. Está basada en el conocimiento. Así que obtenemos conocimiento a través de la Palabra de Dios, y luego, si lees en Proverbios, si vas marcando a través de todo lo que Él dice acerca de la sabiduría, es increíble. Entonces puedo saber, «¿cómo hago esto? ¿Cómo manejo esto?» Le pido a Él que me perdone.
Una de las cosas que he estado haciendo es escudriñar mi corazón. Pienso, Señor, conrazónnomehasllevadoacasatodavía. ¡Tienes mucho que refinar en mi vida! Veo, Nancy, todas las cosas tontas que he hecho. Y luego tengo que ir a través de este ejercicio: «está bien, eso fue tonto. Tú lo sabes. Tú me amas. Aprenderé de eso. Seguiré adelante».
Hay un versículo en 2 Corintios capítulo 5, versículo 9, y dice: «Por eso, ya sea presentes o ausentes, ambicionamos serle agradables». Así que si me pongo tensa con mi esposo, entonces voy a regresar inmediatamente a pedirle que me perdone.
Nancy: Kay, una de las cosas que yo tanto aprecio de ti desde que te conozco, es que tú nunca estás ociosa. Tú eres intencional en buscar al Señor y no estás vagando y sin rumbo en tu vida espiritual.
Voy a cortar aquí porque estoy viendo el reloj y se nos acabó el tiempo hoy. Pero quiero seguir con la conversación mañana. Quiero hablar acerca de todo esto de envejecer, como ves eso, cómo te mantienes intencional, fresca, y en la batalla. Tengo unas preguntas acerca de eso, y yo sé que nuestras oyentes también. Así que continuaremos esta conversación mañana y hablaremos de lo que hay en tu corazón en este momento de tu vida, y cómo llegar ahí y seguir llena de vida y fructífera como tú, por lo que yo le agradezco al Señor.
Annamarie: Nancy DeMoss Wolgemuth y Kay Arthur nos han estado animando a ser mujeres que arraigan sus vidas en la Palabra de Dios, porque esto afectará la forma en que vivimos. ¿Estás tú atesorando la Escritura en tu corazón?
En nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com, encontrarás muchos recursos a través de los cuales te ayudamos a hacer precisamente esto. Una mujer que ha sido bendecida a través uno de estos –el podcast Mujer Verdadera 365– nos escribió diciendo:
«Mi encuentro con Dios fue en el 2012 cuando estaba devastada por situaciones familiares muy complicadas. En los momentos de mayor dificultad Dios me abrazó y me habló cuando yo solía caminar por las mañanas y veía los árboles del parque. Él tranquilizó mi corazón y me ayudó a entender por qué y para qué estaba pasando por esa tormenta.
Encontré Aviva Nuestros Corazones en junio del año 2020, cuando mi corazón se sentía abatido y abrumado por tantos problemas en mi país y en la ciudad donde vivo. Escuchar las lecturas devocionales de la Palabra a través del podcast Mujer Verdadera 365 fue reencontrarme con mi Señor y saber que Él siempre está con nosotros y que se manifiesta de tantas formas tan hermosas.
Ahora estoy sedienta de aprender y leer Su Palabra, cada día busco el momento para escuchar los audios. He clamado a Dios y ha sido tan hermoso ver cómo responde. Quiero seguir aprendiendo cada día más, y ponerlo en práctica para llevar la Palabra a otras mujeres que necesitan tanto encontrar a Dios en sus vidas. ¡Gracias a todas!»
Nos encanta leer testimonios como este, de la gracia de Dios en las vidas de mujeres como tú y yo. Encuentra nuestros podcasts, blogs, videos y más en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com. Y cuando nos visites, asegúrate de echarle un vistazo a nuestra tienda en línea. Nuestra oración es que con cada uno de estos recursos seas animada a seguir y conocer más a nuestro Señor Jesús.
Mañana continuaremos escuchando de Kay Arthur. Ella compartirá con nosotras por qué no se avergüenza de la vejez.
Kay: Mi preocupación siempre ha sido terminar bien. Ser capaz de decir: «He peleado la buena batalla, he guardado la fe. He terminado la carrera». Esa ha sido mi preocupación. La vejez no me molesta…
Annamarie: ¡Te esperamos para este próximo episodio!
Invitándote, no solo a sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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