Sonríele al futuro
Débora: ¿Cómo puedes ver el futuro con gozo?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Nos recordamos mutuamente las promesas de Dios, la fidelidad de Dios, el amor de Dios que cumple Sus pactos. Entonces somos fortalecidas para caminar a través de lo que tengamos por delante.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 31 de marzo de 2023.
¡Queremos recordarte que hoy comienza nuestra conferencia Mujer Verdadera 23! Asegúrate de participar junto a miles de mujeres alrededor del mundo a través de la transmisión en vivo. Encuentra toda la información en mujerverdadera23.com y juntas experimentemos libertad, plenitud y abundancia en Cristo!
No hace mucho tiempo Nancy y su esposo Robert Wolgemuth se unieron con un grupo de mujeres para una sesión de preguntas y respuestas. Una de ellas preguntó acerca del temor y del futuro.
Pero primero, en ese lugar …
Débora: ¿Cómo puedes ver el futuro con gozo?
Nancy DeMoss Wolgemuth: Nos recordamos mutuamente las promesas de Dios, la fidelidad de Dios, el amor de Dios que cumple Sus pactos. Entonces somos fortalecidas para caminar a través de lo que tengamos por delante.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy es 31 de marzo de 2023.
¡Queremos recordarte que hoy comienza nuestra conferencia Mujer Verdadera 23! Asegúrate de participar junto a miles de mujeres alrededor del mundo a través de la transmisión en vivo. Encuentra toda la información en mujerverdadera23.com y juntas experimentemos libertad, plenitud y abundancia en Cristo!
No hace mucho tiempo Nancy y su esposo Robert Wolgemuth se unieron con un grupo de mujeres para una sesión de preguntas y respuestas. Una de ellas preguntó acerca del temor y del futuro.
Pero primero, en ese lugar había una joven mujer llamada Miranda quien estaba haciendo una pasantía en Aviva Nuestros Corazones en ese momento. Ella preguntó cómo puedes tener la certeza de que estás apoyándote única y totalmente en el Señor.
Esa es una pregunta importante, porque si no estamos apoyándonos totalmente en Él, entonces, inevitablemente, estaremos apoyándonos en otra cosa o en otra persona. Escuchemos.
Miranda: Estaba pensando hace apenas unas semanas en una pregunta que el Señor trajo a mi mente: «¿Es Cristo suficiente para mí? ¿Vivo como Él vivió?» Pienso que, ya sea casada o soltera, esa es una pregunta que surgirá repetidas veces…y que las personas se hacen una y otra vez.
Así que me encantaría escuchar lo que ustedes tienen que compartir acerca de lo siguiente. ¿Cómo me recuerdo a mí misma que Cristo es suficiente para mí? ¿Es esa una meta a donde llegaré o es algo que debo recordar diariamente, al caminar con el Señor?
Robert Wolgemuth: Miranda, esto es lo que tienes que hacer. Dile al Señor: «Padre celestial, ¡Tú eres suficiente! En este momento yo no siento que Tú eres suficiente. Este problema que estoy enfrentando parece abrumador, insuperable, pero Tú eres suficiente.
Es interesante ver lo rápido que respondemos a lo que pensamos de nosotros mismos. Las Escrituras nos dicen muy claramente: «Porque así como es su pensamiento en su corazón, tal es él». Así como pensamos, así somos. Así que es bueno que te digas a ti misma muchas veces en voz alta y no tengas temor de hacerlo: «Señor Jesús, Tú eres suficiente». Escúchate a ti misma diciendo esto.
Tu pensamiento a menudo precede a tu corazón, eso es lo que nos enseña Romanos 12. Por eso debes renovar tu mente…allí es donde debes ir primero. Tienes un mayor control sobre esa área, es menos voluble que tu corazón. Entonces eso es lo que debes hacer.
Y luego, das los pasos necesarios que sabes que debes dar para llegar allí. Es crear el hábito. Es decir, «Señor no siento deseo de tener un tiempo a solas contigo hoy, pero tampoco siento deseos de almorzar. Pero sé que si no como, moriré…así que, adelante. Haces lo correcto, una y otra vez, y tu corazón seguirá esa determinación.
Tú quizás estás pensando, «eso suena como tonto o no muy espiritual». Puedes pensar que necesitas encontrarte con un ángel que te lo diga al oído, o lo que sea. No, simplemente háblate a ti misma y di, «es aquí donde estoy ahora mismo».
Si vas a los salmos ves que están llenos de honestidad, de transparencia. El salmista dice: «¡Mata a mis enemigos!» Esa es una oración real que salió de su corazón. Dile al Señor, recuérdale a Él que Él es suficiente. No parece ser así, no se siente así, pero es así.
Muchas personas me dirán que Dios no es suficiente, pero «entre nosotros dos, Padre, te digo: Tú eres suficiente. ¡Punto final!»
Nancy: Y eso es algo de lo que hablo a menudo. Cuando digo «aconseja tu corazón con la verdad», tú le dices a tu corazón que lo que sabes es cierto, aun cuando tus emociones estén gritando lo contrario.
Nuestro impulso innato es querer ser autosuficientes…empezando desde…¿qué edad? ¿Tres días o algo así? Desde el momento en que los niños pueden hablar los oímos decir: «no, déjame hacer esto», «¡Yo puedo sola con esto!» «¡Yo lo hago!» ¡No queremos que nadie nos ayude!
Queremos tener la capacidad de controlar, de resolver las cosas, y de ser suficientes por nosotras mismas, ya sea agradando a Dios, o caminando con Dios o siendo una buena esposa, tenemos la tendencia de querer tener la capacidad de cumplir la ley y recibir los beneficios por cumplirla por nosotras mismas.
Pero sabemos que no podemos. Dios crea circunstancias en nuestras vidas que nos hacen comprender cuánto lo necesitamos y nos muestran que no podemos hacerlo sin Él. A menudo, con el paso de los años, la semana anterior a una conferencia, oro: «Señor, quisieras Tú crear circunstancias en la vida de las mujeres que estarán con nosotros durante esta semana que las hagan estar desesperadas por Ti; que las hagan darse cuenta cuánto te necesitan, para que cuando vengan a la conferencia, no tengan que tomarse el tiempo de darse cuenta de que te necesitan».
«¿Quisieras Tú crear esas circunstancias?» Pueden ser cosas grandes o cosas pequeñas. No le digo a Dios cómo hacerlo, solo le pido que lo haga. Ahora, les digo eso a las mujeres cuando llegan a la conferencia. Y les digo, «¡no me culpen a mí por lo que sucedió en su semana! No le pedí a Dios que les pinchara un neumático o algo parecido». Pero esas circunstancias nos presionan, nos hacen sentir desesperadas y nos dan un sentido de nuestra necesidad. Es por eso que muchas veces digo, «cualquier cosa que nos hace necesitar a Dios es…» ¿qué? «una bendición». Cualquier cosa que nos haga comprender que no podemos hacerlo por nosotras mismas.
¡Dios me mantiene «fuera de mi zona de comodidad» todo el tiempo! Lo que quiero decir con esto es que…yo tenía buenas notas en el colegio. Hay muchas cosas que sé hacer bien. Me encanta leer. Me encanta estudiar. Si mantienes el tema correcto, hay muchas cosas que puedo hacer.
Pero Dios me lleva y me mantiene en un lugar donde estoy más allá de mis habilidades. Las fechas límite, los proyectos, las demandas son mucho más de lo que puedo manejar. Bueno, no me gusta llegar a ese punto, pero es una dulce experiencia.
Y con relación a la pregunta de Miranda acerca de si Cristo es suficiente, este reto (de hacer a Cristo suficiente en nuestras vidas) no se hace menor en la medida en que vamos envejeciendo. Dios continúa creando circunstancias, porque continúo queriendo hacer las cosas por mí misma. Él continúa creando circunstancias que me hacen dar cuenta de que no puedo.
No puedo ser una buena cristiana, no puedo ser una buena esposa, no puedo liderar este ministerio, no puedo ser una maestra de Biblia, no puedo ministrar las necesidades mías o las de los demás, no puedo manejar mis disciplinas personales, no puedo obtener victoria sobre esto o aquello…no puedo, no puedo por mí misma.
Separada de Él, no puedo hacer nada. Así que voy al lugar donde le doy gracias (o debería) por las cosas que me hacen recordar que lo necesito. Cualquier cosa que me hace exclamar y decir, «¡Señor, ayúdame!», es un regalo. Es algo bueno.
Los hijos de Israel aprendieron esto una y otra vez en el desierto; no había pan, ni comida, ni agua. ¿Cuál era el punto de todo esto? ¿Estaba Dios tratando de hacer morir de hambre a Su pueblo en el desierto? Bueno, eso era lo que ellos pensaban. Y por esa razón acusaron a Dios. «¡Dios, estás tratando de matarnos! ¡Envíanos de vuelta a Egipto! ¡Nos trajiste a este desierto para matarnos!»
Y Dios les dijo, «no, Yo los he traído hasta aquí». Deuteronomio 8:3: «Y te humilló, y te dejó tener hambre, para hacerte entender que el hombre no solo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor».
Dios quería que estas personas supieran. Si hubiesen tenido todo el pan, la carne, el agua y la variedad en el menú, y todas las cosas que querían y anhelaban, ¿hubiesen clamado a Dios en algún momento?
Y, ¿clamaríamos nosotras a Dios si no tuviéramos cosas que fueran desagradables o que no nos gustan? Esas cosas negativas, esas cosas difíciles, esas cosas que me hacen necesitar a Dios, son una bendición.
Me hacen clamar como el himno: «Te necesito Cristo, sí, te necesito…te necesito en cada hora, en cada momento. Oh, bendíceme ahora, mi Salvador. ¡Acudo a Ti!» Quiero cantar esto hasta que vaya al cielo, porque verdaderamente lo necesito, lo necesito a Él en cada hora y a cada momento.
No quisiera nunca encontrarme en un lugar en que sea tan madura espiritualmente o tan desarrollada o experimentada que piense: «¡Puedo hacerlo!», porque estaría en un lugar realmente peligroso. Así es que creo que es una travesía de cada día…y una buena.
¿Alguien tiene otra pregunta? Son buenas. ¡Gracias! Esto es divertido. Me estoy predicando a mí misma con estos temas y en estos días.
Mujer: Sí, yo tengo una pregunta. Hay un versículo que dice: «Fuerza y dignidad son su vestidura, y sonríe al futuro». Está en Proverbios 31:25. Ese versículo continúa hablando a mi corazón, y me pregunto si tienes algunas palabras que decir sobre esto…
Nancy: Sí claro y me encanta el tema. En realidad, tenemos toda una serie que no es muy larga, que hice sobre ese versículo. No sé cuánto tiempo fue, pero al menos unos días.
Te diré cuándo la hice. Había vivido en Little Rock, Arkansas desde hacía algunos años y grababa en la radio desde allí. Había desarrollado relaciones muy profundas. Luego vino el momento en que era más conveniente para el ministerio que grabáramos aquí, en Michigan.
Así que mi equipo me motivó a que me mudara aquí nuevamente. Había estado ocho años en Little Rock y fue muy difícil. Amo a mi equipo aquí, pero allá tenía unas relaciones muy profundas, y fue una época de transición y de aflicción para mí.
El Señor me llevó a ese versículo por un periodo de semanas o meses previos a esa transición. En mi última grabación en Little Rock, de hecho, usé ese texto, porque Dios me había estado hablando a mí personalmente con él.
A menudo, lo que enseño son cosas que Dios ha estado hablándome a mí primero. En ese contexto, Proverbios 31:21 dice que ella no tiene temor. Aquí encontramos una mujer que tiene muchas habilidades y muchas disciplinas.
Ella está organizando, administrando, siendo creativa, es talentosa, tiene muchas habilidades domésticas que ayudan a mantener su hogar funcionando. Muchas de esas destrezas son muy prácticas. Ella se asegura de que su familia esté bien alimentada, bien vestida y de que su hogar se desenvuelva adecuadamente.
Así es que tú miras todo eso y parecería ser un tablero de Pinterest o algo parecido. Pero luego miras el corazón de esta mujer, que es lo que hace que ella haga todas estas cosas. El versículo 20 dice: «Extiende su mano al pobre; y alarga su mano al necesitado».
Lo que ella hace con sus manos, (sus manos juegan un papel prominente en todo este pasaje, ella está trabajando mucho con sus manos, está haciendo cosas con sus manos) para poder ministrar las necesidades de los demás: su familia primero, su esposo y sus hijos, y luego el pobre a su alrededor.
Pero luego, el versículo 21 nos dice que ella no tiene temor. Ella no tiene temor de la nieve por los de su casa, porque todos los de su casa llevan ropa escarlata. De nuevo, esta porción es parte de una serie donde pude desarrollar más el pasaje.
Ella ha hecho provisión por medio de la diligencia, la organización y un sentido común práctico. Así que no tiene que preocuparse cuando venga el invierno frío con vientos fuertes de que su hogar no esté debidamente preparado para ello.
Porque ella se ha anticipado, ha hecho provisión para ello, no tiene que tener temor. Entonces, eso es hablar de cómo ella enfrenta el futuro. Luego llegamos al versículo 25 al que hiciste referencia en la pregunta: «Fuerza y dignidad son su vestidura».
Ahora, el pasaje ha estado hablando de la ropa que ella hace para los demás y de la que ella usa para sí misma. Mucho de esto es solo práctico. Ella se asegura de que sus hijos estén bien vestidos, ¿no es así?
Pero luego habla de la vestimenta más importante de todas que es la vestimenta de su corazón: «Fuerza y dignidad son su vestidura». Y la razón de esto la encontramos al final del capítulo, y es que ella teme al Señor. Es una mujer cuya vida está tan centrada en Dios…
Sí, ella está haciendo provisión para su familia para proveer las cosas prácticas, para las necesidades domésticas, para el cuidado del hogar, pero su corazón está ceñido con fuerza y con dignidad. Ella no es una mujer que por cada circunstancia que llega a su vida, se derrumba o se desploma emocionalmente.
Todas tenemos crisis, ¿no es así? Bueno, no puedo hablar por ti. Sé que hay momentos en que yo tengo una crisis. Cuando estoy muy cansada, con mucha presión o estrés, o están sucediendo muchas cosas, como que llego a un punto crítico. Las lágrimas me corren por las mejillas, simplemente me siento agobiada. Todas tenemos esos días, y estoy segura de que esta mujer de Proverbios 31 también los tenía. (De hecho, algunas personas piensan que no es una mujer, probablemente es una imagen compuesta de las fortalezas de una mujer bíblica y santa que teme al Señor).
Pero lo que me encanta es que porque ella teme al Señor, tiene fortaleza. Ella tiene fortaleza emocional, fortaleza relacional y tiene dignidad. La imagen que viene a mi mente cuando hablo de esta mujer es María de Nazaret frente a la cruz.
Los discípulos huyeron. ¡Estaban aterrorizados! Pero María se mantuvo parada frente a la cruz. Ahora, nadie podía haber sentido un dolor más profundo que ella, pero no se desplomó al suelo, llorando descontroladamente (estoy añadiendo un poco al texto; realmente no sabemos, pero probablemente estaba llorando). Pero tienes la impresión de que era una mujer de fortaleza y dignidad; no porque ella fuera fuerte en sí misma, no porque sus circunstancias fueran fáciles. ¿Qué podría ser más difícil que lo que ella estaba atravesando, viendo lo que le estaba sucediendo a su Hijo?
Pero hay una confianza en el Señor y una plena confianza en Su soberanía, en Su amor, en Su sabiduría, en Su plan. El hecho de que Él está escribiendo mi historia me puede dar, en medio de la incertidumbre, en un mundo de incertidumbres, confianza.
Creo que las mujeres que no conocen a su Dios y cuyas vidas no están cimentadas y con sus raíces en la Palabra de Dios y en los caminos de Dios, se sienten abatidas todo el tiempo.
Pero la mujer que confía en el Señor –no en un sentido de temor cobarde, pero en el sentido de reverencia, admiración y confianza y de temor reverencial al Señor– no es que ella no siente nada de esto o que no la afecta. No es que ella sea fuerte, superficial y nada la conmueve.
No creo que sea nada de esto. Creo que las mujeres piadosas están profundamente conmovidas con lo que está sucediendo en este mundo, con lo que está sucediendo en sus familias. Cuando tienen un hijo pródigo sienten esto profundamente, pero esto no controla sus vidas. No las hace huir y encogerse de miedo por las circunstancias, porque tienen una confianza firme en el Señor.
Solo estoy dando algunas pinceladas de lo que podemos ver en esta mujer. Fortaleza y dignidad son su vestidura. En este caso, esta mujer parece ser de cierto nivel (tiene vestiduras púrpura que son más costosas que otras), pero ella podría también estar vestida con ropa sencilla. Podría ser una mujer que solo tiene una muda de ropa, con una familia que tiene solamente lo imprescindible, pero aun así está vestida de fuerza y dignidad. He conocido algunas mujeres pobres que son así. Con carencias de bienes de este mundo pero vestidas de fuerza y dignidad debido a una fortaleza interior que tienen de conocer al Señor.
Y como resultado, la segunda parte de este versículo dice que ella: «Sonríe al futuro…» Hay diferentes traducciones que lo ponen de manera distinta, pero el concepto es que a medida que ella enfrenta el futuro, esto no es algo que la oprime.
Ahora, puede que sea sobrecogedor. Hay muchas cosas difíciles que sucederán en este mundo antes de que todo termine, pero necesitamos estar preparadas para ser mujeres que temen al Señor, que están vestidas de fuerza y dignidad, y que pueden «sonreír al futuro» (así lo dice una traducción). Sabemos que «Él tiene el mundo completo en la palma de Sus manos». No me corresponde a mí intentar arreglarlo, no me corresponde a mí cambiarlo, no me corresponde resolver cada problema o arreglar las vidas de mis hijos, o los problemas de mi esposo…ni aun los míos propios.
Hay una confianza en el Señor porque estoy esculpida en la palma de Sus manos. Estoy en Cristo, Él está en mí, y puedo poner toda mi confianza en Él. Le temo. Lo honro. Lo adoro. Así es que puedo sonreír cuando pienso en lo desconocido del futuro, o en lo conocido, que puede ser aterrador para algunas muchas veces.
De esto habla Pedro en 1 de Pedro 3:5, «las santas mujeres que esperaban en Dios…» Eso era lo que las hacía fuertes. Eso era lo que les daba dignidad. Eso es lo que las hace sonreír al futuro. De esa manera era que ellas se adornaban, al someterse a sus propios maridos. Eso asusta.
Aun si tienes un esposo piadoso, someterte a él puede ser intimidante a veces. Muchas veces él se equivocará, y muchas otras no verá las cosas correctamente. Muchas veces nosotras tampoco hacemos bien las cosas. Pero, ellas esperaban en Dios, y por esa razón podían tener la capacidad de someterse a sus propios maridos. Dice: «…así obedeció Sara a Abraham, llamándolo Señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor» (1 Ped. 3:6). ¡Me encanta eso! Hay muchas cosas allí afuera que son atemorizantes…tan solo lo desconocido…¡atemoriza!
¿Qué les sucederá a mis hijos o a tus nietos cuando crezcan en este mundo? ¿Cómo podrán salir adelante? ¿Cómo sobrevivirán a los ataques en contra de nuestra fe cristiana?
Si te detienes y dejas que esas cosas sean tu foco de atención, tu punto fijo de referencia, no serás una mujer de fuerza y dignidad que sonríe al futuro. Serás una mujer que le teme al futuro, una mujer perpetuamente turbada emocionalmente.
Pero si conoces a tu Dios, entonces no tendrás que tener temor de nada que sea atemorizante. Pienso que este es el tipo de mujer descrito ahí en Proverbios 31.
Me fortalezco, y tú también lo harás, al hablar de las cosas que sabes que son verdaderas, aun cuando sientas que no lo son, cuando aconsejas tu corazón de acuerdo con la verdad.
Estamos llegando al final de la grabación aquí. Me siento bastante cansada. Mi noche fue un poco corta. Tengo muchos proyectos por delante, pero Dios energiza mi cuerpo, alma y espíritu, y Él hará lo mismo contigo. No tienes que ser una maestra de la Biblia para hacer esto. Sucederá a medida que coloques tus demandas, tomes tu lugar, estés firme en lo que tú sabes que es verdadero…verbalizando estas cosas para ti misma y para los demás en el curso de tus conversaciones en el día a día.
Mi esposo es muy bueno en esto. Muchas veces cuando estoy estresada o irritada por todo lo que debo hacer… No es que no le importe, o que no me escuche o que lo minimice. Pero muy dulcemente me dice, «sé que es difícil». Y también es muy bueno en recordarme (sin ser sermoneador) lo que sabemos que es verdad: «Sabemos que Dios es fiel. Sabemos que tú eres una sierva de Dios, eres Su hija, llamada a servirle. Sabemos que te ha guiado en innumerables ocasiones anteriormente. Sabemos que Él no te va a fallar».
Muchas veces realmente no quiero escuchar eso, ¡pero eso es exactamente lo que necesito oír! Es exactamente lo que debo decirle a él cuando se siente desalentado. Nos recordamos mutuamente las promesas de Dios, la fidelidad de Dios, el amor de Dios que cumple Sus pactos. Entonces somos fortalecidos para caminar a través de lo que tengamos por delante.
Gracias Señor por estas mujeres que están hambrientas de conocerte a Ti, de oír Tu voz, de caminar contigo. Estamos todas en lo mismo, Señor. Todas tenemos cosas en nuestras vidas que nos llevan desesperadamente a Ti, que nos hacen comprender cuánto te necesitamos. Te decimos, «gracias» por esas situaciones.
Sé que entre las mujeres que nos escuchan, debe haber algunas con un profundo dolor por alguna situación, por muchísimas razones diferentes. Te pido Señor, que extiendas la mano de ayuda y de sanidad de Jesús a sus corazones, a sus hogares y a sus circunstancias.
Te pido que Tú les afirmes Tus promesas, Tu amor. Te pido, Señor, que podamos ser mujeres de fuerza y dignidad, mujeres que podamos sonreírle al futuro. Te pido que seamos mujeres que no tengamos temor sino que estemos firmes y confiadas en Ti, no en nosotras mismas, no en nuestro orgullo, sino que seamos humildes; que no estemos solas, sino que estemos «apoyadas en los brazos eternos». Me viene a la mente el pasaje del Cantar de los Cantares de Salomón cuando dice: «¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado?» Bueno, esas somos nosotras. Somos fuertes siempre y cuando estemos apoyándonos en Ti.
Señor, te damos las gracias. Te honramos. Te amamos. Te bendecimos. Tú eres nuestro gran Dios y Rey, Gobernante del universo, y aún así tienes cuidado de nosotras y te damos las gracias. En el nombre de Jesús, amén.
Débora: Hemos estado escuchando las respuestas de Nancy DeMoss Wolgemuth y Robert Wolgemuth a algunas preguntas relacionadas al temor del futuro.
En ocasiones, cuando grabamos episodios como este de preguntas y respuestas con un grupo de mujeres, nos damos cuenta de que estamos viviendo en tiempos extremadamente inciertos, y nuestro mundo se ha vuelto un lugar caótico e incierto.
Y esta es la razón por la cual, cuando las cosas parecen tambalearse bajo nuestros pies, estoy muy agradecida por un ministerio como Aviva Nuestros Corazones donde juntas, podemos fijar nuestros ojos en Cristo y enfocarnos en esas verdades eternas de la Palabra de Dios que no cambian, que afianzan nuestros corazones en la verdad y nos permiten sonreírle al futuro.
Este ministerio con sus diversos alcances para hacer que las mujeres permanezcan en la Palabra de Dios, no podría existir sin el apoyo en oración y el apoyo financiero de oyentes como tú, quienes cuando se benefician de enseñanzas como estas y quieren ser parte de poder transmitir este mensaje a otras mujeres alrededor del mundo.
Te invitamos a considerar realizar una donación por cualquier cantidad, de modo que juntas llamemos a las mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo. Puedes hacer tu donación a través de nuestra página web, avivanuestroscorazones.com.
Y el lunes, acompáñanos para una nueva serie en la que nos estaremos enfocando en la obra redentora de Jesucristo y Sus últimas palabras en la cruz. Aquí, en Aviva Nuestros Corazones. ¡Te esperamos!
Sonriéndole al futuro juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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