Paz ante el futuro
Débora: Si lo piensas, muchas veces nuestro amor por el Señor y nuestra paz dependen de lo que Él nos da.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tendemos a ser amantes por paga de Dios. Amamos a Dios mientras Él esté dándonos cosas en nuestras pequeñas manos sucias, mientras podamos arrebatarle las cosas que nos gustan: tesoros, bisutería, adornos, felicidad, experiencias buenas y familias felices... Siempre y cuando todo esté funcionando y Dios nos dé lo que queremos y nada sea difícil y nada nos esté estresando o estirando, oh, nosotras amamos a Dios.
Pero entonces Dios empieza a abrir nuestros dedos apretados y nuestras manos, y empieza a tomar algunas de esas cosas de nosotros y empezamos a gritar y a llorar y nuestro corazón está de repente inquieto, demostramos que estamos amando a Dios por Sus regalos y no por Él mismo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss …
Débora: Si lo piensas, muchas veces nuestro amor por el Señor y nuestra paz dependen de lo que Él nos da.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Tendemos a ser amantes por paga de Dios. Amamos a Dios mientras Él esté dándonos cosas en nuestras pequeñas manos sucias, mientras podamos arrebatarle las cosas que nos gustan: tesoros, bisutería, adornos, felicidad, experiencias buenas y familias felices... Siempre y cuando todo esté funcionando y Dios nos dé lo que queremos y nada sea difícil y nada nos esté estresando o estirando, oh, nosotras amamos a Dios.
Pero entonces Dios empieza a abrir nuestros dedos apretados y nuestras manos, y empieza a tomar algunas de esas cosas de nosotros y empezamos a gritar y a llorar y nuestro corazón está de repente inquieto, demostramos que estamos amando a Dios por Sus regalos y no por Él mismo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 4 de septiembre de 2024.
Hoy continuamos con la serie titulada, «Un corazón en quietud».
Nancy: Hemos estado hablando durante los últimos días, sobre el Salmo 131, y si tú estás en un lugar donde puedes obtener una Biblia y seguirnos, permíteme animarte a hacerlo. Ya les he compartido que este salmo se ha convertido en mi nuevo salvavidas en la vida.
Dios ha estado usando este pasaje en mi vida en los últimos días en algunos de los vaivenes y de las tormentas que están sucediendo a mi alrededor. Porque la vida es así. Hay tormentas, y Dios ha usado este texto como un salvavidas para mí. Lo estamos lanzando en esta serie esperando que sea también un salvavidas para ti.
Tal vez no estás en una tormenta en este momento, pero llegará el tiempo en que lo estés. Este es un gran texto con el que debemos familiarizarnos.
He estado animando a la gente con la que he estado hablando en los últimos días, a leer este salmo en cada traducción que puedan encontrar, quizás escoger una que les guste de forma especial para memorizarlo, y luego citarlo todo el tiempo.
La primera traducción que usé para memorizar este salmo años atrás, fue la Reina Valera, así que he estado citando de esta traducción, así como de otras durante esta serie.
Permítanme citar de nuevo el salmo, y entonces estaremos viendo hoy una determinada frase en el versículo 2. El salmista dice:
«Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas. Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma; como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma. Espera, oh Israel, en Jehová. Desde ahora y para siempre» (RV60).
Ahora, hay una gran cantidad de dinamita en esos tres cortos versículos. Empezamos en la última sesión analizando el versículo dos, que habla de un corazón tranquilo, la elección consciente de calmar nuestras almas, independientemente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.
«Ciertamente me he comportado y me he aquietado…». «He compuesto mi alma, me he calmado, estoy más tranquila». Las diversas traducciones usan diferentes palabras allí. «Como un niño destetado de su madre». Y hablamos en la última sesión acerca de lo que significa ser un niño destetado, sobre lo que implica tener un corazón que es como el de un niño destetado.
No suelo hacer lo que voy a hacer ahora en Aviva Nuestros Corazones, pero hoy tengo que hacerlo. Una querida amiga que sabía que yo estaba estudiando este pasaje me envió algo por correo electrónico recientemente, que es tan bueno, que lo tengo que leer. Es largo, pero es una bella descripción de esta imagen de un niño destetado.
Está escrito por Nancy Wilson. Su esposo es pastor. Ella y su marido son ambos autores y tienen unos tremendos recursos disponibles sobre el matrimonio y la familia. Pero ella tiene una pieza que se llama «Un niño destetado». Déjame que te lo lea, y creo que va a pintar esta imagen aún más bella para ti.
Ella dice: ¿Cómo es un niño destetado? Un niño destetado puede comer otro alimento diferente a la leche. Él ha pasado de la etapa de quejarse y llorar por la leche. Él ya no llora o se queja, y es capaz de estar con su madre sin preocuparse por el pecho o por la botella.
¿Cómo puede nuestra alma compararse con un niño destetado de su madre?
Un alma destetada es un alma que está cómoda, llena de gracia, está callada y está llena de paz. Puede descansar en los brazos de Dios sin inquietarse, sin luchar, o desear. Es un alma que ha sido entrenada y disciplinada para estar en quietud.
(Ella continúa diciendo:) Cuando tu alma está turbada y perturbada, debes aprender a calmarla y tranquilizarla. ¿Se inclina tu alma al pánico y a la lucha a la primera oportunidad, o has disciplinado tu alma a inclinarse al descanso y a la paz?
El destetar es un proceso gradual. (Dice Nancy Wilson, y ella es una mamá, así que ella sabe.) La madre comienza a disminuir la leche hasta que el niño ya no la necesita. El niño mira más allá de la leche y está seguro con la madre misma. Poco a poco el niño se vuelve capaz de estar sin leche, y finalmente, un día es completamente destetado.
Esta es la forma en que debemos enfocar nuestras almas. Tenemos que aprender a decir «no» a las pasiones impías que brotan en nosotros. Tenemos que aprender a identificar las cosas que nos inquietan. Tenemos que aprender a hablarle a nuestra alma palabras para consolarla y calmarla, y dirigir nuestra vista hacia Cristo.
(Ella sigue diciendo:) Tenemos que empezar por disciplinar nuestra alma cuando está descontenta, frustrada, cuando exige atención, o cuando está atribulada de alguna manera. Debemos asumir la responsabilidad por el estado de nuestra alma y tener el objetivo en mente de destetar nuestra alma.
Considera estos ejemplos. Podrías despertarte en la noche y comenzar a preocuparte por algo. Medita en este versículo. ¿Está quejándose tu alma como un bebé infeliz? Tal vez tu marido está de viaje y te preocupa estar sola. ¿Puedes calmar tu alma recordándote a ti misma de las verdades de la Escritura y de la fidelidad de Dios?
Eso es lo que he descrito a menudo como el aconsejar a tu propio corazón, según la Palabra de Dios. A veces tengo que decir a mi alma: «Alma, ¡Dios es bueno!» Solo tengo que hablar la verdad a mi alma, acordarme de que Dios sabe lo que está haciendo. No estás a cargo del mundo. Suelta y deja que Dios se encargue.
David tuvo muchas pruebas y dificultades, sin embargo, fue capaz de calmar su alma. Deja que tu alma encuentre consuelo en Dios y no en todos Sus beneficios externos.
¿Y acaso no es cierto? Y permítanme decir algo aquí. Tendemos a ser amantes por paga de Dios; amamos a Dios mientras Él esté dándonos cosas en nuestras pequeñas manos sucias, mientras podamos arrebatarle las cosas que nos gustan: tesoros, bisutería, adornos, felicidad, experiencias buenas y familias felices. . . Siempre y cuando todo esté funcionando y Dios nos dé lo que queremos y nada sea difícil y nada nos esté estresando o estirando, oh, nosotras amamos a Dios.
Pero entonces Dios empieza a abrir nuestros dedos apretados y nuestras manos, y empieza a tomar algunas de esas cosas de nosotros, y empezamos a gritar y a llorar, y nuestro corazón está de repente inquieto, demostramos que estamos amando a Dios por Sus regalos y no por Él mismo.
Tú dices: «¿Por qué Dios nos quita cosas?» Porque Dios sabe que Él es más grande y más rico que cualquier otra cosa que nos pudiera dar. Él quiere que lo amemos a Él mismo, que lo amemos por quien Él es, y que encontremos consuelo en Él mismo y no en todos Sus beneficios externos.
Nancy Wilson continúa:
Considera los tiempos de prueba como oportunidades para que tú destetes tu alma. Y sé agradecida. Aliméntate de las promesas de Dios, y no te quejes por lo que Él no te ha dado.
Una vez que entendamos este concepto, vamos a identificar nuestro propio comportamiento no destetado, sentiremos vergüenza de reconocer nuestra condición de niños no destetados. Pero entonces podremos empezar, de manera humilde, a calmar y a aquietar nuestras almas, y destetarlas de los cuidados y preocupaciones que tan fácilmente nos distraen. Entonces podremos unirnos al salmista cuando dice: «En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma».
¿No es eso bueno? Eso realmente me ministró, y pensé que te ministraría a ti también. Así que tenemos que preguntarnos, en nuestras respuestas, nuestras respuestas naturales e intuitivas a las presiones de la vida y a los problemas y a los desafíos, ¿somos más bien como un niño no destetado, un niño que está siendo destetado, o un niño ya destetado?
Si nuestros corazones no están todavía destetados, vamos a querer esto y aquello, y vamos a luchar con Dios cuando no nos lo da. Y como resultado, no vamos a tener una buena relación con Dios.
Pero una vez que nuestros corazones han sido destetados, decimos: «Señor, yo te lo dejo a ti. Si eso es lo que te agrada, entonces eso es lo que me agrada». Y entonces la lucha ha terminado. Nuestra alma se aquieta, y nos comportamos como niños destetados.
Cuando nuestros corazones son destetados, podemos confiar en que Dios envió a esa persona a mi vida y le permitió hacerme eso, eso que ha preocupado mi corazón. Cuando mi corazón es destetado, puedo aceptar las palabras duras y las cosas desagradables que vienen a mi vida, y confiar en que son filtradas a través de los dedos y de las manos amorosas de Dios. Entonces yo ya no estoy enojada.
Si Dios decide traer mejores circunstancias a mi vida, le digo: «Gracias, Señor. ¡Qué bendición! Estoy muy agradecida». Pero si Dios no cambia mi situación, le digo: «Gracias, Señor. Estoy bendecida. Estoy agradecida. Tú sigues siendo bueno». De cualquier manera yo no culpo a Dios. No culpo Su providencia.
- No estamos hablando aquí solo de ser apático o indiferente
- No estamos hablando de una vida fácil que está libre de problemas
- No estamos hablando acerca de huir de nuestros problemas, enterrando la cabeza en la arena, o haciendo como que no tenemos problemas.
- No estamos hablando tampoco de solo medicar o anestesiar el dolor, como para no sentir nada, que es lo que muchas mujeres están haciendo hoy
Permítanme citar una vez más el libro de François Fenelon que cité en la última sesión, «The Seeking Heart», uno de mis libros devocionales favoritos. Él dice:
«La paz interior viene con una absoluta rendición a la voluntad de Dios. Es necesario llegar a una simple quietud de espíritu que viene de entregarle todo a Dios. La razón por la que te sientes tan agitada es que no aceptas todo lo que te sucede con la plena confianza en Dios. En el momento en que dejes de querer que las cosas sean a tu manera, estarás libre de tanta preocupación y pesar».
Déjame leer esta última frase una vez más: «En el momento en que dejes de querer que las cosas sean a tu manera, estarás libre de tanta preocupación y pesar».
¿Podrías levantar tus manos al Señor y decirle: «Señor, hazlo a Tu manera. Me rindo. Rindo control. Te doy estas cargas y preocupaciones. Renuncio. Tranquilizo mi corazón. Acepto lo que Tú traigas a mi vida este día como algo que viene de Ti. Me comporto y me calmo como un niño destetado de su madre»?
Quiero hablar sobre algunas de las cosas que intranquilizan nuestros corazones. Vivimos en un mundo en crisis, y solo aquellos que son hijos de Dios, quienes tienen a Cristo viviendo en ellos, pueden realmente tener un corazón pacífico y tranquilo continuamente, en un mundo que está convulsionado. Hay dificultades y problemas en la vida de cada persona. ¿Cómo puedes tener un corazón en quietud?
Bueno, una de las cosas que ayuda es identificar las cosas que intranquilizan nuestros corazones. Nuestro corazón se inquieta fácilmente sobre el pasado, y a veces eso es lo que nos mantiene en agitación.
A lo mejor son ofensas que se han cometido contra nosotras. Puede ser algo que sucedió hace 30 años, pero todavía mantiene tu corazón en ese estado de agitación: la forma en que un padre te habló o te trató, la forma en que una madre te habló o te trató.
Pueden ser cosas del pasado que son tu propia culpa, los pecados que has cometido, cosas que lamentas, las cosas que hiciste hace años que te siguen atormentando y te siguen afligiendo, y tu corazón como resultado se inquieta. Nuestros corazones pueden ser intranquilizados sobre el pasado.
Pero nuestro corazón también se inquieta por las circunstancias presentes: circunstancias, tareas desafiantes que están más allá de nuestra capacidad humana. Eso es lo que siento acerca de Aviva Nuestros Corazones la mayor parte del tiempo. «Señor, yo no soy capaz de hacer esto». Y Dios me dice: «Sí, lo sé. Es por eso que me necesitas. Eres débil, pero Yo soy fuerte».
El presente me inquieta. Nos inquietamos sobre las personas con las que tenemos que vivir, con las personas que tenemos que trabajar, con las decisiones que tenemos que tomar, por lo que está sucediendo en nuestro país, lo que está sucediendo en nuestro mundo.
Entonces también nos inquietamos, por el futuro, el «¿qué pasaría si…?», lo desconocido. «¿Qué va a pasar si la empresa de mi marido hace recortes y él pierde su trabajo? ¿Y si a mi madre le da Alzheimer? ¿Qué pasaría si mi hijo termina en drogas? ¿Qué va a pasar en el mundo?»
Algunas de estas cosas son temores muy reales. Quiero decir, algunas de estas cosas pueden suceder. Algunas de estas cosas van a suceder. No han pasado aún, pero vivimos con corazones inquietos acerca de «¿qué sucederá si ocurren?»
He estado citando en esta serie del libro de Fenelon, «El corazón que busca». Me encanta este libro devocional, y Dios lo ha utilizado muchas veces para calmar mi corazón. En este libro, y por cierto, este libro fue escrito allá por la década de los 1600, pero estas palabras son tan poderosas y tan prácticas hoy también. Fenelon dice: «No estés tan preocupado por el futuro». Él escribió estas palabras, a propósito, a personas reales que estaba ministrando. Eran cartas, y a veces siento que él estaba pensando en mí y que conocía mis circunstancias de la vida cuando estaba escribiendo estas cosas. Él dice:
«No estés tan preocupado por el futuro. El futuro le pertenece a Dios. Él está a cargo de todas las cosas y se hará cargo de ti por completo. Si tratas de adivinar lo que va a suceder, solo te preocuparás y anticiparás problemas. Vive cada día como viene. Cada día trae su propio bien y mal, pero lo que parece malo se convierte en bueno si lo dejas en manos de Dios».
Y él sigue diciendo: «Descansa en las manos de Dios. El futuro es de Dios. Vive con Dios en el momento presente. Vive tu vida cada día en la presencia de Dios. Él te dará todo lo que necesitas».
Esas palabras suenan muy parecidas a unas que leemos en la Escritura.
El texto es Filipenses capítulo 4 versículos 6 y 7, dice:
«No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará tu corazón y tu mente mientras vivas en Cristo Jesús» (Parafraseado, NTV).
Luego pienso en las palabras del apóstol Pablo al final del capítulo 8 de Romanos, que dicen: «Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles, ni demonios, ni nuestros temores de hoy, ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor» (NTV, ver versículos 37-39).
Esas son las promesas de la Palabra de Dios. Tómalas, aférrate a ellas, agárralas. Deja que tranquilicen tu corazón.
Deja que tranquilicen tu corazón cuando la gente te ofenda, cuando otros hablen contra ti, cuando otros mientan contra ti, cuando hay más en tu lista por hacer que lo que puedes manejar. Cuando no sabes qué hacer, pídele a Dios. Deja que tu corazón esté tranquilo para que puedas oírlo hablar.
Aprende a tranquilizar tu corazón en cada circunstancia y etapa de la vida. Cuando tu computadora se descompone, como la mía lo hizo la semana pasada, y te voy a decir algo, yo no tuve un corazón en calma cuando esto ocurrió, pero ese es un tiempo para tranquilizar tu corazón de acuerdo a la verdad de la Palabra de Dios.
Tranquiliza tu corazón en la estación de la vida que es la soltería, mientras estás esperando «el Príncipe Azul». Tranquiliza tu corazón en la temporada de los niños, o tal vez cuando estás anhelando los niños, o cuando tienes niños.
Hablé con una mujer, no hace mucho, que había deseado hijos durante años y no había podido tenerlos. Ella acaba de tener uno. Ella ahora tiene un bebé de 8 semanas de nacido, y ella dice: «Es un gran ajuste». Ella tiene que calmar su corazón ahora con un bebe de 8 semanas de edad, al igual que ella tuvo que calmar su corazón cuando ella anhelaba tener niños y Dios no le daba ninguno.
Tranquiliza tu corazón en la temporada de la vida del nido vacío, cuando te puedes sentir inútil o innecesaria o insegura. En tiempos de pérdida de empleos, de presión financiera, en el dolor físico crónico, en el proceso de envejecimiento cuando ves esas canas y arrugas, y la audición y la vista empiezan a no ser exactamente lo que eran... tranquiliza tu corazón.
Tengo una amiga que fue invitada a ir a bucear a las costas de Florida con un amigo de ella. Lo llamaré Pablo a él. En un momento en que estaban en el agua disfrutando de las muchas variedades de peces hermosos, mi amiga dijo (y yo voy a leer lo que ella me escribió acerca de esta experiencia):
«Vi un movimiento a varios pies debajo de mí, y volteando la cabeza, vi a un tiburón toro a mi derecha. Mientras toqué el hombro de Pablo y señalé hacia nuestro nuevo compañero, me di cuenta de otros dos en el otro lado de nosotros. Luego me enteré de que había cuatro.
Sin decir una palabra, Pablo tranquilamente tomó mi mano y me dirigió hacia la orilla. Los tiburones nos siguieron casi hasta la orilla. Cuando llegamos a la arena, de repente me di cuenta de que no había sentido miedo. Yo tenía confianza en Pablo, que había estado buceando y nadando desde la infancia. Con él a mi lado, me sentía protegida.
La verdad es que por muy buen nadador y buceador que Pablo pudiera ser, él no hubiera podido salvarme si los tiburones hubieran atacado. A pesar de ello, tenía plena confianza en él. La verdad es también que Dios es todopoderoso, y Él controla todas las cosas. Al pasar por esta vida no hay razón para temer, aunque esté rodeada de “grandes tiburones” porque sé que Dios siempre está a mi lado».
Ella termina diciendo: «Quiero navegar por este mundo cerca de Él, con mi mano débil y pequeña, pero tomada de Su gran mano».
El salmista dice: «En verdad que me he comportado y he acallado mi alma, como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma». No sé qué «tiburones» están alrededor de ti en este momento, y si no hay ahora, habrá épocas en que sí los habrá.
Pon tu mano en la mano de tu Padre. Él sabe lo que está haciendo. Los tiburones no son gran cosa para Él. Él puede manejar los tiburones. Él puede manejar los maridos. Él puede manejar los niños. Él puede manejar los trabajos. Él puede manejar huracanes y tornados. Él puede manejar terroristas. Él puede manejar lo que está en Tu lista de cosas que hacer hoy que inquietan tu corazón. Él puede manejarlo.
Pon Tu mano en la suya, no lo sueltes. Confía en el Señor. Pon tu esperanza en Él, y llegarás segura a la orilla.
Débora: Qué palabras tan preciosas, qué seguridad de que Dios es digno de confianza. Incluso al oírlas, ni siquiera era consciente de lo mucho que necesitaba esas palabras. Siento como si Nancy me estuviera hablando específicamente a mí, y tal vez tú también necesitabas oírlas.
Recordemos que Dios puede manejar cualquier circunstancia, incluyendo las guerras, y toda la confusión que hay en nuestro mundo en este momento. Es un recordatorio de nuestra necesidad de poner completa dependencia en Dios, vaciar nuestras manos y pedirle que aquiete nuestros corazones.
Para escuchar nuevamente, descargar o compartir este episodio, puedes visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com. Una mujer que ha sido bendecida con estos programas diarios nos escribió:
«Escucho diariamente los programas de Aviva y han sido de gran bendición a mi vida. Dios ha ido transformando mi ser cada día. Doy gracias a Dios por ustedes porque en momentos difíciles han sido de gran bendición».
Hermana, una vez que te rindes al Señor, puede que ciertos pensamientos sigan regresando a tu mente. Y es que es muy difícil dejar de pensar en algo a menos que otro pensamiento mayor capture nuestra atención. Este concepto es importante a la hora de hablar de las preocupaciones. Descubre por qué, el día de mañana, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Invitándote a no solo sobrevivir en la vida cristiana, sino a tener una vida fructífera en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
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