Habla palabras de vida
Annamarie Sauter: ¿Has sido bendecida por Dios? ¡Comparte esa bendición!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando bendecimos a otros, lo que realmente estamos haciendo es hablarles la bendición de Dios. Nos convertimos en un canal, en un vehículo para llevar la bendición de Dios a la vida de esa persona.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En ocasiones en la prisa por llevar a cabo los quehaceres del hogar o realizar las tareas que tenemos por delante, descuidamos las necesidades más profundas de las personas que nos rodean. Hoy escucharemos más sobre esto en la continuación de la serie, Bendice a otros a través de tus palabras.
Nancy: En la última sesión hablamos acerca de la resolución de hablar bendición en las vidas de los demás. Hay algo muy, muy poderoso acerca de hablar palabras de bendición en las vidas …
Annamarie Sauter: ¿Has sido bendecida por Dios? ¡Comparte esa bendición!
Nancy DeMoss Wolgemuth: Cuando bendecimos a otros, lo que realmente estamos haciendo es hablarles la bendición de Dios. Nos convertimos en un canal, en un vehículo para llevar la bendición de Dios a la vida de esa persona.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín.
En ocasiones en la prisa por llevar a cabo los quehaceres del hogar o realizar las tareas que tenemos por delante, descuidamos las necesidades más profundas de las personas que nos rodean. Hoy escucharemos más sobre esto en la continuación de la serie, Bendice a otros a través de tus palabras.
Nancy: En la última sesión hablamos acerca de la resolución de hablar bendición en las vidas de los demás. Hay algo muy, muy poderoso acerca de hablar palabras de bendición en las vidas de tus hijos, de tu pareja, de tus amigos, de los miembros de la iglesia, tu pastor, tus compañeros de trabajo. Cuando hablamos, hay poder en esas palabras.
Hemos hablado mucho esta semana sobre el poder de la maldición y de cuántas de nuestras vidas han sido heridas y desanimadas, cómo algunas de nosotras hemos pasado años tratando de superar el poder negativo de cosas que se nos han dicho, de palabras de maldición en nuestras vidas.
Hemos estado hablando acerca de cómo romper con ese poder de la maldición en nuestras vidas, y una forma de hacerlo es mediante la ruptura de ese ciclo y dar la vuelta y entonces hablar bendición en las vidas de los demás.
Escucha lo que dice Hebreos capítulo 11 en el versículo 20: «Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a su futuro». Esa fue su hazaña. Eso es por lo que se le conoce en el Salón de la Fe de Hebreos, capítulo 11.
No es poca cosa cuando tú bendices a tus hijos con respecto a su futuro. Él terminó obteniendo todo un versículo en la Escritura por hacer eso. No te puedes imaginar el poder transformador que esto tiene. Jacob era un hombre que necesitaba esa bendición e incluso Esaú, que era un hombre impío, un hombre sin Dios, fue beneficiario de una bendición.
Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú, y puede que necesites fe para que les des bendición a algunos de tus hijos que no se merecen tan obviamente una bendición.
Una de las traducciones de este versículo dice: «Bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a su futuro». Otra traducción dice que «Isaac invocó bendiciones futuras sobre Jacob y Esaú». Con las palabras que él oró y pidió a Dios que trajera hizo una invocación. Él invocó bendiciones futuras sobre sus hijos por las palabras pronunciadas antes de su muerte.
Y entonces al hablar esas palabras de bendición a Jacob, su hijo, le dio a Jacob algo que transmitir a sus hijos para el futuro.
Esa es la forma en que se supone que sea porque el siguiente versículo dice: «Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyándose sobre el extremo de su bastón».
Se necesita fe. Es un acto de adoración el bendecir a tus hijos. Decide hacerlo. Tus hijos lo necesitan. Tú lo necesitas, y vas a superar el poder de la maldición que ha tenido lugar en tu vida en la medida en que decidas hablar palabras de bendición a otros.
Hay un poder transformador en la bendición, tanto como hay un poder transformador en la maldición. Miro las relaciones familiares, muchas de las que hoy conozco, y veo la ruptura de la unidad familiar y los hombres de la familia que no están siendo hombres, que no están proveyendo para sus familias y que están siendo vulgares y vanos.
Veo mujeres que están siendo inmorales, y están en la iglesia. ¿De dónde viene todo esto? Bueno, no podemos excusar nuestro comportamiento por lo que se nos ha dicho, pero me pregunto cuánto de la manera como la gente vive es porque están viviendo las cosas que se les han dicho. La maldición de las palabras.
Me pregunto cuán diferente podrían haber sido sus vidas de haber estado bajo la bendición de las palabras, bajo palabras de bendición.
Tengo una amiga que creció en un hogar cristiano y en una iglesia; pero ella tomó decisiones equivocadas cuando era adolescente, algunas opciones muy inmorales. Ella se practicó un aborto cuando era estudiante de secundaria, y continuó tomando decisiones equivocadas a través de sus años de la universidad y terminó con un desorden alimenticio y muchos problemas en su vida.
Bueno, Dios comenzó a trabajar en su vida cuando ella tenía veinte años y comenzó a llevarla a la fe en Cristo. Ella realmente ha venido a conocer a Cristo de una manera personal, y Dios comenzó el proceso de santificarla y de rehacer su vida.
Ella escribió y compartió conmigo recientemente que una de las mayores bendiciones en su vida se produjo cuando el que es hoy su marido, le propuso matrimonio. En su noviazgo ella finalmente le había hablado de su pasado, que ella entendía que era importante hacerlo, para que él supiera, porque él no había tenido ese tipo de pasado.
Él tuvo un pasado muy puro y protegido, y ella sintió que era importante que él supiera la verdad sobre su pasado. Ella no conoció al Señor mucho antes de ese tiempo y había estado caminando con el Señor por alrededor de un año, y había un montón de problemas con los que tenía que lidiar en su vida, todavía tenía mucho equipaje que tratar. Y luego dijo:
La bendición más poderosa que he recibido en mi vida vino de mi marido y continúa viniendo de mi marido. Cuando nos comprometimos, yo me había convertido al Señor hacía poco más de un año y estaba sintiendo profundamente la magnitud de mis fracasos morales del pasado, y viendo la impureza que todavía había en mi corazón y en mi mente, a pesar de que mi comportamiento había cambiado. Cuando mi esposo me pidió que me casara con él, citó Proverbios 31 versículo 10: «Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su valor supera en mucho al de las joyas».
Estaba impresionada por esto. Le sorprendía que su marido se centrara en lo que Dios estaba haciendo en su vida, la gracia de Dios que la estaba transformando y haciendo de ella una mujer virtuosa, porque ella no pensaba acerca de sí misma como una mujer virtuosa todavía. Ella estaba bastante abrumada por todas esas decisiones no virtuosas que había tomado. Pero ella dijo:
Este hombre se centró en lo que la gracia de Dios estaba haciendo en mi vida y no en lo que había hecho separada de Cristo. Me sorprendió que cuando vi mi vergüenza y fracaso, él vio virtud. Él vio cómo Dios estaba reconstruyendo y volviendo cenizas en belleza. Ahora que esa vida parece estar a un millón de millas de distancia la mayor parte del tiempo, sé que di ese primer paso para alejarme de esa vida cuando él (ella lo nombra a él) habló esa bendición de las Escrituras en mi vida.
Por la fe, bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a su futuro. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José. Le dio una bendición por la fe, diciendo: «Sí, no eres todo lo que Dios quiere que seas ahora, pero por la fe, así es como te veo en Cristo».
Me encanta ese versículo en 2 Corintios capítulo 5 que habla de cómo todos somos nuevas criaturas en Cristo. Y entonces Pablo continúa diciendo: «Por tanto, a partir de ahora no conocemos a los hombres como son en la carne, sino que los conocemos como son en Cristo» (v.16 parafraseado).
Hay un principio poderoso ahí. Si solo observas a tus hijos, tu pareja, tus amigos, la gente que está en el proceso de santificación, y los vemos como están sin Cristo, no te sentirás motivada a hablarles palabras de bendición.
Pero si los ves como Dios los ve a través de Cristo, como podrían ser y serán en Cristo, entonces puedes hablarles palabras de bendición.
Déjame animarte a buscar oportunidades todos los días para hablar palabras de bendición en las vidas de los que te rodean, tener la intención de hacerlo. No dejes de escuchar esta sesión y olvides lo que acabas de oír.
Santiago dice: «Porque si alguno es oidor de la Palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo, y luego se va y olvida lo que ha visto, se está engañando a sí mismo, esa religión es vana» (ver 1:22-26).
Dios ha estado hablándonos acerca de hablar palabras de bendición. Ahora pídele a Dios que te muestre todos los días las oportunidades que se te presentan, y tú tendrás algunas oportunidades hoy para hablar palabras de bendición, para hablar bien a los demás frente a frente y sobre otros cuando tú hablas de otros con ellos.
Tengo un amigo que es un constructor, un contratista, en realidad fue el hombre que construyó mi casa. Llegó a conocer a Cristo, mientras estaba construyendo la casa, y él y su esposa se han convertido en amigos muy queridos.
Un día estaba en mi casa, trajo su almuerzo y sacó una nota. Ahora mismo la tengo en mi mano. Le pregunté: «¿Qué es eso?»
Y él me contestó: «es de mi esposa», y ella también se ha convertido en una querida amiga. Entonces me la leyó.
Le pregunté si podía tener una copia. Ni siquiera puedo recordar ahora por qué se lo pedí, pero encontré la copia en un archivo recientemente. Y dice: «Terry», que es su nombre, «eres la luz de mi vida; eres también el amor de mi vida. Que seas paciente y amable hoy. Con amor, Susan».
Hablé con esta pareja anoche por teléfono, y les dije que me había topado con esta nota que me había recordado la importancia de comunicar bendición solo como una forma de vida cotidiana.
Y sabes lo que él me dijo: «Sabes, Susan ha hecho esto casi todos los días para mí, desde hace años». Me dijo que la semana pasada su esposa tuvo una cirugía, y ella no pudo enviar las notas durante esa semana, y me dijo: «Extrañé tanto esas notas».
Y le pregunté: «Dime lo que esas notas significan para ti como esposo, el hecho de que tu esposa ponga esas notas en tu lonchera casi todos los días durante años».
Él dijo: «Oh, Nancy, esas notas significan más de lo que puedes imaginar. Son mejores que el almuerzo. De hecho, yo prefiero quedarme sin comer que irme sin esas notas».
Tú le puedes dar a tu marido, a tus hijos, cosas básicas como comida y ropa, y bendices a tu familia en esos casos específicos. Pero, ¿estás descuidando algo que podría ser un regalo de un valor incalculable, precioso? Y es estar buscando formas y oportunidades para invertir palabras de bendición todos los días.
¿Ves? Terry es más un hombre de Dios hoy en día de lo que era hace diez años, cuando llegó por primera vez a conocer a Cristo. Una gran parte de la razón de esto es por una mujer llamada Susan, que está poniendo esas notas en su lonchera, en la lonchera de su marido todos los días, palabras de bendición.
Él no siempre ha sido así, él te dirá, no siempre ha sido el marido más fácil del mundo, el papá más fácil del mundo. Él tenía un montón de problemas en su trasfondo a través de los cuales ha tenido que luchar y trabajar. Pero él tiene una esposa que le está hablando bendición. He podido ser testigo de ver a esta pareja, cómo se bendicen el uno al otro y cómo se convierten en lo que Dios quiere que sean.
Mientras hablas palabras de bendición a los miembros de tu familia, a tus amigos, y a tus compañeros de trabajo, observa cómo Dios transforma sus vidas por el poder de la bendición.
Quisiera añadir un pensamiento más a esto, y es que no solo tenemos que buscar las oportunidades de todos los días, si se trata de poner una nota en el almuerzo de tus hijos antes de que vayan a la escuela o simplemente día tras día las palabras que hablan bendición. Pero, además, pídele a Dios que te muestre cómo sacar provecho de las ocasiones especiales para traer una bendición especial a los que están en tu vida: tu pareja, tus hijos.
Escucha, es posible que seas soltera al escuchar esto, y estás pensando: «¡Wao! Estás hablando mucho acerca de la bendición al marido y de bendecir a los hijos. ¿A quién bendigo?» ¿Tienes padres? ¿Tienes compañeros de trabajo? Quizás la gente de tu grupo pequeño, tu grupo de rendición de cuentas, las personas en tu iglesia, tu pastor?
Las mujeres tenemos que bendecir a nuestros pastores. Tenemos que bendecir a los que nos proporcionan, a los que están en el liderazgo espiritual de la grey. Y no solo bendices a tu pastor, si no que debes bendecir a su esposa también. Porque ella lo necesita.
Pero además de esas relaciones cotidianas, mira las ocasiones especiales, oportunidades especiales para hablar palabras de bendición en las vidas de las personas.
¿Crees tú que esos niños pequeños que trajeron a Jesús ese día en particular, cuando los discípulos no tenían lugar en su agenda para estos niños, pero Jesús tomó a los niños en sus brazos, ellos se sentaron en su regazo, los tocó, y los bendijo. ¿Crees que esos niños olvidaron aquella ocasión? Tuvo que marcarlos de por vida.
Quiero decir que hay momentos en que Dios trae a las personas a tu vida. Tal vez gente que tú no conoces o personas que te conocen. Pero hay momentos preciosos, de valor incalculable cuando se puede dar una bendición en una forma que sea transformadora para una vida.
Y hablando de Jesús tocando a los niños, déjenme decirles… Hemos hablado mucho acerca de palabras de bendición al hablar, pero un toque significativo, adecuado puede también ser parte de una bendición.
Es importante para mí que ese detalle esté allí en Marcos capítulo 10, Jesús tocó a esos niños. Oímos mucho sobre el tocar de manera inapropiada. Pero no te pierdas la bendición de un contacto apropiado.
A mí me gusta acercarme a las mujeres embarazadas, tocar su vientre y bendecir al niño en su vientre. Creo que esa madre podría estar pensando que luce realmente fea ahora mismo que está embarazada pero la miro y me digo, «no hay nada más hermoso que una mujer embarazada». Creo que son realmente hermosas.
Pero pienso acerca de los propósitos de Dios para ese niño y el plan de Dios para ese niño. A menudo solo pongo mis manos sobre el vientre de esa mujer y mi brazo alrededor de ella y digo: «Señor bendice a este niño. Bendice esta madre». En realidad estoy buscando una oportunidad de hablar una bendición en la vida de esa mujer en ese momento.
Los cumpleaños pueden convertirse en oportunidades especiales, ocasiones especiales para hablar, para darbendición. He participado en la celebración con mis amigos de muchos cumpleaños de sus hijos, de ocasiones de cumpleaños especiales donde la gente, los compañeros, los adultos, los amigos de la familia, fueron invitados para hablar palabras de bendición en ocasiones especiales.
Los judíos por ejemplo lo hacen con el Bar Mitzvah. Es una ocasión especial para reconocer a un joven que entra en la edad adulta y le dan una bendición que está destinada a ir con él a través de esos próximos años en su vida.
Los cumpleaños. Mi trigésimo cumpleaños y mi cuadragésimo cumpleaños fueron las dos ocasiones en que la gente venía a mí alrededor, la gente con la que he servido, y hablaron palabras de bendición en mi vida que me han fortalecido. Han sido palabras de aliento para seguir sirviendo en el ministerio, me han bendecido con palabras de bendición. Los cumpleaños pueden ser una ocasión especial para hacer esto.
También los nacimientos. He estado con padres de recién nacidos en el hospital. Hace poco fui al hospital una noche a ver un amigo que acaba de tener un bebé. Yo fui la primera visitante allí. Sostuve al recién nacido, la pequeña Emma Grace Ward en mis brazos, como lo había hecho ya con su hermano Benjamín, dos años antes.
La sostuve en mis brazos y les dije: «¿Puedo hacer una oración de bendición sobre esta niña?» Puse mi mano sobre ella, y aquellos padres se unieron, y bendije a esa niña. La encomendamos al Señor. Hablamos palabras de «Dios bendiga a esta niña».
Ahora, Emma Grace no se acordará de esa ocasión, tampoco lo hará su hermano Benjamín. Pero creo que esas palabras tienen poder. Son parte de la vida de ese niño. Son semillas que se plantan. Es una oración que implica una bendición de Dios sobre esa niña.
Cuando yo bendigo a alguien, lo hago por fe. Espero que Dios oiga, y espero que Dios responda, de acuerdo a Su voluntad, para responder esa oración. Espero que estos niños caminen con Dios, aunque no sean mis hijos.
Esto solo nos muestra que no solo es importante para nuestros propios hijos, sino que tenemos un papel en el cuerpo de Cristo en las vidas de otros. Como parte de la familia de Dios, es importante para mí que el niño y la niña pequeña de Wes y Carrie estén caminando con Dios, a pesar de que no son mis hijos.
Así que quiero bendecirte. Quiero bendecir a tus hijos. Quiero bendecir sus matrimonios. Recuerdo un caso en que me motivaron a ir y acercarme a una pareja que eran líderes de un ministerio cristiano. Solo me sentí motivada a poner mis manos sobre sus hombros y decir: «¿Puedo orar por ustedes?» Y oré una bendición a esa pareja.
Las bodas también son una gran oportunidad para orar por una bendición. Si nos remontamos al cuarto capítulo del libro de Ruth, podrás ver la boda de Ruth y Booz y la manera en que los invitados dieron una bendición a Ruth y Booz: «Que Dios los bendiga. Que Dios les multiplique. Que Dios te dé una descendencia para Él».
Jesús el Mesías vino a través de esa línea de Booz y Rut. El Salvador fue una respuesta a esas bendiciones que oraron en las bodas de Rut y Booz siglos antes.
Hay poder en la bendición. Cuando vas como invitado a una boda, no vayas simplemente como espectador, para estar pendientes del vestido de la novia y de cómo luce todo en la boda. Ve como un participante. Y quizás tú dices: «Pero yo no estoy invitada a la recepción nupcial». Puedes estarlo, al orar una bendición.
Busca la oportunidad. He hecho esto muchas veces de diferentes maneras o justamente antes de la boda o justo después de la boda. Puedes hacerlo con una notita escrita. Puede ser con palabras verbales para hablar una bendición a esa pareja, ¡y sí que lo necesitan! Se necesita la increíble gracia de Dios para que el matrimonio no solo pueda sobrevivir, sino aún más florecer y fructificar. Podemos ser parte de hablar bendición a las parejas.
Cuando tus hijos se vayan a la universidad, cuando salen de casa, orar una bendición. Tus hijos pueden sentirse avergonzados por eso. Puede parecer un poco extraño. Es por eso que necesitas hacerlo para que sea una parte de tu familia, ya que están creciendo.
Un hombre me dijo que la primera vez que su padre lo abrazó fue cuando tenía veintinueve años de edad y fue porque se mudaba a otro estado. Y él dijo: «Entonces fui realmente yo quien abracé a mi padre». Sin embargo, dijo que era la primera vez que tenía afecto físico, y el hecho de que el hijo se mudaba era lo que hacía que ese abrazo estuviera bien.
Bueno, no te avergüences de hacer eso, pero hazlo antes de que tus hijos tengan veintinueve años. Mucho antes. Cuando ellos se vayan, cuando vayan a la universidad, cuando ya no sabes lo que van a estar enfrentando los desafíos allí, bendícelos. Ora una bendición sobre ellos. Invita a los demás en tu casa para que vengan a orar una bendición sobre ellos.
Cuando alguien empieza un nuevo trabajo o un nuevo ministerio, cuando llega a tu iglesia un nuevo pastor, toma tiempo para bendecirlos. Y quizás tú digas: «Bueno pero es que en nuestra iglesia nosotros no hacemos eso». Bueno, tú puedes comenzar a hacer eso ahora.
Escucha, yo soy una mujer y sería fácil decir: «Bueno los ancianos deben hacer eso». Tal vez deberían, pero he ido a mis diferentes pastores en los últimos años y a sus esposas, y les he dicho en diferentes formas, «quiero bendecirlos. Gracias por su ministerio. Quiero animarlos, orar y darles una bendición a ustedes».
Cuando empezamos Aviva Nuestros Corazones, antes de que incluso saliéramos al aire, tuvimos una ceremonia de bendición. Estábamos encomendándole el ministerio al Señor. Oramos, y pedimos la bendición de Dios sobre esto.
Pero entonces, cuando yo iba a comenzar a enseñar en ese nuevo ministerio, los hombres en el liderazgo me pidieron que me arrodillara, y las personas en los ministerios asociados llegaron a mi alrededor. Ellos pusieron las manos sobre mí. Me apartaron para esta tarea. Ellos me bendijeron. Y en muchos de los días difíciles desde entonces mi mente ha ido atrás a recibir esa bendición que Dios dio a través de Su pueblo en el lanzamiento de este ministerio.
Y déjame decir que impartir esa bendición sobre aquellas personas que están bajo tu autoridad o para aquellas personas con las que estás estrechamente relacionada es esencialmente importante. Tú puedes hacerlo como esposa para tu marido, el marido lo debe hacer por la esposa, los papás y las mamás deben bendecir a sus hijos.
Y permítanme decir, sé que tenemos algunos papás que sintonizan de vez en cuando Aviva Nuestros Corazones. Así como a una hija, ¿puedo decirte una palabra de apelación a ti, papá? No te puedes imaginar lo mucho que significa para tu esposa, para tus hijas, para tus nietos, para tus hijos cuando tú hablas palabras de bendición en sus vidas.
Y las esposas pueden animar a sus esposos con amor, con respeto y ayudarles. Tú eres su ayuda. Ayuda a tu marido a ver el valor y la importancia de que ustedes como pareja bendigan a sus hijos.
Y así como tú bendices, esas palabras de bendición causarán crecimiento. Ellas les darán esperanza. Ellas traerán sanidad. Y a su vez traerán sus corazones hacia el que bendice.
Así que a medida en que acabamos esta serie, aquí está el reto: Hemos sido bendecidas. Recibe la bendición de Dios en tu vida y luego deja que Dios te haga un canal de bendición.
Cuando bendecimos a otros, lo que realmente estamos haciendo es hablarles la bendición de Dios. Nos convertimos en un canal, en un vehículo para llevar la bendición de Dios a la vida de esa persona. No hay mayor bendición que la bendición de Dios. Cuando bendices a alguien con la bendición de Dios, entonces serán bendecidos. Ya sea que parezca que la hayan recibido o no, otórgala, dala de todos modos.
Es tan potente hablar la bendición de Dios en las vidas de los demás. Así como de gran alcance, y aún más, cuando maldecimos, degradamos, menospreciamos o disminuimos con nuestras palabras, hablamos mentiras en sus vidas, si creen esas mentiras, son capaces de destruir sus vidas.
Bueno, más aún, cuando hablamos palabras de bendición, nos convertimos en instrumentos de la gracia, el crecimiento y la bendición en la vida de los que nos rodean.
Annamarie: Con este mensaje Nancy DeMoss Wolgemuth concluye la serie Bendice a otros a través de tus palabras. Y tú, ¿estás dispuesta a romper el ciclo en tu familia, en tu iglesia, en tu lugar de trabajo…y convertirte en un canal de bendición? Al hacerlo estarás transformando tu entorno.
Esto es algo que puedes hacer cuando llenas tu mente y tu corazón de la Palabra de Dios, por eso quiero animarte –si no lo has hecho aún– a descargar nuestra aplicación llamada Aviva Nuestros Corazones. Mantén tu corazón alineado a lo que Dios nos dice en Su Palabra a través de dosis diarias de la verdad de mano de mujeres y jóvenes como tú.
Y regresa el lunes para escuchar de una mujer que ha aprendido a atesorar las Escrituras en su mente y corazón –aunque no creía que era capaz de hacerlo. Nancy nos traerá esta edificante conversación en una nueva serie. ¡No te la pierdas!
Trayéndote enseñanza práctica de la Palabra de Dios, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación