Dar testimonio de la transformación
Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que necesitas afirmar la sana doctrina de tu mente. Pero también necesitas hacer algo más.
Nancy Leigh DeMoss: El Evangelio no será oído ni recibido por nuestra cultura, por nuestra generación, por nuestros hijos, por nuestros vecinos ni por la gente en tu lugar de trabajo; el Evangelio no será recibido si no puede ser visto en las vidas de aquellos que profesamos creerlo.
Carmen: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
En el programa anterior comenzamos una serie que hemos titulado El hermoso diseño de Dios para la mujer: Viviendo Tito 2:1-5. Hoy Nancy continúa la serie y nos recuerda la necesidad que tenemos de glorificar a Dios en nuestra vida diaria. Aquí está Nancy.
Nancy: Estamos comenzando una nueva serie basada en Tito capítulo 2, uno de los pasajes más familiares e …
Carmen Espaillat: Nancy Leigh DeMoss dice que necesitas afirmar la sana doctrina de tu mente. Pero también necesitas hacer algo más.
Nancy Leigh DeMoss: El Evangelio no será oído ni recibido por nuestra cultura, por nuestra generación, por nuestros hijos, por nuestros vecinos ni por la gente en tu lugar de trabajo; el Evangelio no será recibido si no puede ser visto en las vidas de aquellos que profesamos creerlo.
Carmen: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
En el programa anterior comenzamos una serie que hemos titulado El hermoso diseño de Dios para la mujer: Viviendo Tito 2:1-5. Hoy Nancy continúa la serie y nos recuerda la necesidad que tenemos de glorificar a Dios en nuestra vida diaria. Aquí está Nancy.
Nancy: Estamos comenzando una nueva serie basada en Tito capítulo 2, uno de los pasajes más familiares e importantes de la Palabra de Dios para nuestras vidas como mujeres.
Pero antes de saltar al párrafo sobre las mujeres, tomaremos estos primeros días para mostrar el trasfondo y el contexto en el que se desenvuelve este pasaje, dándole un vistazo completo al libro de Tito.
Quiero animarte por lo menos a leer el libro de Tito. Puedes leerlo diariamente por los siguientes 30 días. Anota las cosas que te hablan, cosas que llaman tu atención que tal vez yo no he visto, pero a las que el Espíritu Santo te está dirigiendo mientras lees.
En la última sesión hablamos sobre el punto de que el libro de Tito está lleno de contrastes. Quiero tomar hoy algunos otros contrastes entre no creyentes y creyentes, que podemos encontrar en este libro. Los no creyentes son descritos como desobedientes e insubordinados. Ellos son rebeldes. Están en rebelión contra la autoridad. Con cada uno de estos contrastes, te estoy dando algunas frases que vienen del libro de Tito. No te estoy dando todas las referencias para no enredarte demasiado por el momento. Pero puedes ir a nuestra transcripción en www.AvivaNuestrosCorazones.com y puedes encontrar las referencias. O como dije ayer, mejor aún, búscalas y haz tu propia lista de las Escrituras.
En Tito, las Escrituras hablan sobre los hijos de los no creyentes (1:4). Ahí dice que están abiertos a la acusación de libertinaje e insubordinación. Esto no significa que todos los hijos no creyentes actúen como rebeldes salvajes, pero hay una inclinación del corazón no creyente a ser insubordinado.
Es una inclinación en el corazón del adulto no creyente y es una inclinación que es transmitida a sus hijos. Y esta consiste en ser insubordinados, rebeldes.
En el Capítulo 1, versículo 10 dice, “Porque hay muchos rebeldes, habladores vanos y engañadores”.
Pablo dice en el capítulo 3, versículo 3: “Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios, desobedientes”. Esta es la descripción de un no creyente o incrédulo.
Los creyentes, por otro lado, son descritos como sumisos y obedientes. Las esposas son retadas en este pasaje a ser sujetas a sus propios esposos (2:5). Los esclavos a ser sumisos con sus amos. (2:9). Hablaremos más sobre esto cuando lleguemos a esta parte del pasaje.
En el capítulo 3 hay un mandamiento para todos nosotros, el de ser sumisos y obedientes a nuestros gobernantes y autoridades (3:1). Existe una inclinación en el corazón redimido del creyente a ser sujeto, sumiso a la autoridad ordenada por Dios.
Hay algo inherente en nosotros que quiere romper las reglas. Somos rebeldes de corazón. Pero cuando Cristo nos redime, Él lleva nuestras voluntades a la sumisión de Su señorío y a la autoridad de las Escrituras. Un corazón sumiso y obediente, el estar dispuesto a colocarse bajo la autoridad ordenada por Dios, es evidencia de un corazón creyente.
Aquí tenemos otro contraste. Los no creyentes son descritos como mentirosos y engañadores.
Pablo dice, "Muchos son engañadores" (versículo 12). Esto fue dicho a los cretenses, la gente que vivía en Creta, dice que “los cretenses son siempre mentirosos”. Ellos tenían la reputación de ser mentirosos.
Pablo habla de aquellos que creían y promocionaban los mitos judíos, promovían cosas que no eran verdad sobre la fe, engañadores. Pablo habla sobre mujeres que son calumniadoras (2:3). Daremos un tiempo en esta serie para ver el significado de ser calumniadora y como las mujeres creyentes son llamadas a no serlo.
Los no creyentes son mentirosos y engañadores. Los creyentes están comprometidos con la verdad. Pablo comienza este libro en el versículo uno diciendo, “Yo soy Pablo escribiéndoles esto por causa de la fe de los elegidos por Dios y su conocimiento de la verdad” [paráfrasis]. La verdad es la clave. Es importante para aquellos que son creyentes.
Pablo habla en el segundo versículo sobre “Dios que nunca miente”. Los cretenses son siempre mentirosos pero Dios nunca miente. ¿Cómo quien deberían ser los creyentes?
¿Deberían ser los creyentes engañadores y mentirosos, calumniadores, diciendo cosas sobre la gente que no son ciertas? ¿O deberían ser como Dios, que nunca miente? Este es el contraste.
Pablo dice que los ancianos en las iglesias deben “retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza” (1:9). Ellos tienen que tener sus vidas arraigadas, basadas en la verdad. Otra vez, las mujeres no deben ser calumniadoras. Ellas deben ser habladoras de verdad.
La verdad debe importar a los creyentes. La verdad les importa a los creyentes.
Aquí hay otro contraste. Los no creyentes enseñan lo que ellos no deberían enseñar. (1:11). Cuando se trata de capacitar a otros en asuntos espirituales, hay mucha gente por ahí enseñando cosas que no deberían estar enseñando.
Ellos pueden reclamar ser cristianos; ellos pueden no reclamar ser cristianos. Pero están enseñando a otras personas sobre áreas de religión que no son verdad. Ellos no se basan en la Palabra de Dios. Estas son las personas que Pablo describe como los que se apartan de la verdad en lo que enseñan.
Pero los creyentes son exhortados a fundamentar sus vidas en la sana doctrina (2:1). Esta es una frase muy importante en este libro. Tomaremos un tiempo largo para hablar sobre lo que es la sana doctrina y por qué es realmente importante.
Sana doctrina es la clase de enseñanza que debe caracterizar la creencia de los miembros de la iglesia y de nuestras iglesias . Los no creyentes son descritos como los que enseñan su falsa doctrina, su insana doctrina; ellos son descritos como quienes enfadan o derriban familias completas.
Esta es una de las razones por que la doctrina es importante. Tiene impacto en familias completas. Aquellos que están enseñando cosas que no son ciertas, el efecto de esa enseñanza, de lo que ellos escriben, el efecto de las filosofías que promueven es disgustar, alterar o derribar familias completas.
Es el cuadro de familias de no creyentes que se encuentran en estado de caos. Son disfuncionales, desordenadas. Es el cuadro de familias de no creyentes. Ellos han sido derribados, volcados de la verdad.
¿No es esto cierto en nuestra cultura? Familias no creyentes altamente disfuncionales y en desorden.
Tú dices, “Pero esto también es cierto para muchas familias creyentes”. Pero no se supone que sea cierto en familias creyentes. Ese es el punto de este libro. En Tito se habla sobre las familias creyentes: “Sus familias están en orden si están viviendo las implicaciones del Evangelio. Encajan entre sí”.
Así que, los hijos de los creyentes son descritos como aquellos que están bajo control. Ellos son obedientes a la palabra de Dios. Las mujeres jóvenes son descritas como aquellas que aman a sus esposos y a sus hijos (2:4-5).
Esto no significa que ellos nunca tienen asuntos pendientes con los que lidiar. Conforme vamos viendo cada frase, hablaremos sobre lo que quiere decir y lo que no quiere decir cada una de ellas.
Pero hay amor en el matrimonio. Hay amor entre los padres e hijos en las familias creyentes que viven el Evangelio.
Está hablando acerca de mujeres que están trabajando en casa. Hablaremos sobre lo que esto significa y la prioridad de la familia para la mujer creyente y las esposas que están sujetas a sus propios esposos. (2:4-5).
Vemos como el Evangelio trabaja en estas diferentes relaciones en los hogares donde el Evangelio puede ser visto en la vida de los creyentes.
Piensa sobre todos estos diferentes contrastes. Déjame resumirlo en esta forma. Pablo dice que esto es lo que solíamos ser. Cuando no éramos creyentes así éramos.
Y vamos al capítulo 3 y míralo por ti misma. Pablo dice, "Pero nosotros también en otro tiempo éramos necios.” En nuestra condición de no creyentes así éramos. “Éramos necios, desobedientes, extraviados, esclavos de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros”.
Pablo dice que este es el retrato de como éramos.
Tu puedes estar pensando, “Pero yo fui salvo a la edad de cuatro años.” (Como lo fui yo.) “Yo no hice todas esas cosas. ¿Yo era necio, desobediente, extraviado, esclavo de deleites y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecible y odiando a otros?”.
Caramba, yo no recuerdo haber hecho todo esto antes de los cuatro años. Tal vez le lancé mi biberón a mi hermana o algo así. No lo sé.
Para aquellas de nosotros que hemos crecido en la iglesia y hemos vivido en un buen hogar y que tal vez conocimos al Señor como niños pequeños, ¿es eso cierto para nosotros?
Pablo dice que nosotros mismos alguna vez fuimos de esta forma. Esta era la inclinación de nuestro corazón.
No tuvimos la oportunidad de expresarlo como tal, pero así éramos. Apartados de la gracia de Dios, es como seríamos hoy en día, lejos de la transformación que el Evangelio trae a nuestras vidas. Pablo dice que así éramos lejos de Cristo.
Regresemos al versículo 1 en el capítulo 3. Pablo dice, "Esto es lo que deberían ser". El versículo 3 describe como éramos, como éramos todos en algún tiempo. Pero el capítulo 3, los versículos 1 y 2 dice, esto es como deberían ser. Es como los creyentes deben ser descritos.
Les recuerda que deben ser sujetos a sus líderes y autoridades, ser obedientes, listos para toda buena obra, a no hablar mal de nadie, evitar peleas, ser amables, mostrar perfecta cortesía para todas las personas.
¿Puedes ver el contraste entre los versículo 1, 2 y el versículo 3? Dos tipos de personas, aquellos que no son creyentes y aquellos que sí lo son. Ahora la pregunta es —y hemos estado haciendo alusión a esto durante todo este tiempo— ¿qué hace la diferencia?
● ¿Es simplemente que algunas personas son mejores que otras?
● ¿Es solo que algunas personas tratan o se esfuerzan más que otras?
● ¿Es solo que algunas personas nacieron en mejores hogares que otras?
● ¿Es solo que algunas personas han socializado mejor que otras?
¡No! Esto no es lo que hace la diferencia.
Hay una mujer sentada en este salón hoy, quien ha estado muy abierta sobre su testimonio. Pasó, si mal no recuerdo, 12 años en una prisión por un cargo de drogas con un trasfondo que probablemente nadie en esta habitación podría igualar. Ella estuvo viviendo algunas de las cosas que se describen en el versículo 3.
Pero hoy ella es un retrato de los versículos 1 y 2. Ella es una creyente. Su vida ha sido transformada. No fue el sistema de prisión quien lo hizo. No fueron libros que ella leyó. No fue un mentor. No fue algún programa social.
¿Qué hizo la diferencia en la vida de Stacey Smith? ¿Qué ha hecho la diferencia en tu vida? ¿Qué puede hacer la diferencia en la vida de alguien más, para llevarlo de ser como el no creyente que describimos a la descripción de un creyente como Cristo? ¿Qué hace la diferencia?
Una palabra: Es el Evangelio, el Evangelio de Jesucristo. Veamos el versículo 4 mientras continuamos con el capitulo 3. Pablo dice que esto es lo que tú debes ser. Esto es lo que tú una vez fuiste. Mira el versículo 4.
Pero cuando la bondad amorosa de Dios nuestro Salvador aparece…
Dios nuestro Salvador, Él se revela a nosotros con su bondad y su tierno amor. Y ¿Cómo lo hace?
Él nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que El derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por Su gracia fuésemos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna. (Versículos 5-7).
Este pasaje describe el punto, la clave del asunto. Es la salvación. Es la obra salvadora de Cristo. Esto es el Evangelio, las Buenas Nuevas, de que Cristo vino a este mundo a salvar a los pecadores.
La gracia de Dios se ha revelado a nosotros y nos ha tomado de quienes éramos y de donde estábamos —siguiendo el curso de este mundo caído y malvado— y nos hace alguien y algo que es totalmente diferente. No solo nos reforma, sino que nos regenera.
Si tú has sido salvo por Cristo Jesús nuestro Salvador, tú no eres la misma persona que alguna vez fuiste. Tú has sido transformado. Eres una nueva persona, diferente. La salvación hace toda la diferencia en el mundo.
Debe haber una tremenda diferencia entre creyentes y no creyentes. Tú me dirás: “Ya me has dicho esto 14 veces”.
Y quiero decirlo otra vez porque hay algo erróneo en el panorama cristiano del siglo XXI y esto es que hay millones y millones de personas que dicen ser creyentes en Jesucristo, pero sus vidas no dan evidencia de ello en lo absoluto. Hay algo tremendamente equivocado con este panorama.
Mientras tú lees el libro de Tito, tú dices, “Aparentemente estas personas no han experimentado el Evangelio. Aparentemente ellos nunca han estado cara a cara con la gracia salvadora y redentora de Cristo Jesús. Eso hace una diferencia”.
Esta es la diferencia entre creyentes y no creyentes. Y esta diferencia será evidente.
Pablo está preocupado de que los cristianos que lean estas palabras no solo profesen conocer a Dios, pero que actualmente vivan las implicaciones del Evangelio. Él está preocupado de que sus vidas muestren un vívido, distintivo, un rígido contraste con los que no siguen a Cristo, aquellos que no han sido salvos.
Veamos el capítulo 2 comenzando en el versículo 11. Aquí tú puedes ver otro párrafo que describe las implicaciones del Evangelio, las implicaciones de la gracia de Dios.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, enseñándonos que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente.
Así que Pablo dice que la gracia de Dios, si ha llegado a tu vida, y te ha dado salvación, ¿qué es lo que hace? Te discípula, te disciplina. Te entrena a decir “no” a esas cosas que eran parte de tu vieja vida —impiedad, pasiones mundanas— y a decir “sí” a las cosas que son parte de tu nueva vida, vivir en autocontrol, rectitud y vidas piadosas en este tiempo presente.
Y te da algo por lo cual vivir, él dice en los versículos 13-14, “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros”.
¿Por qué? ¿Por qué vino Jesucristo a esta tierra y murió en esa cruz? ¿Por qué? Para redimirnos de toda impiedad.
¿Qué tanto? ¿Solo para limpiarnos un poco y hacernos socialmente aceptables? No. Él murió para redimirnos de toda impiedad y para purificar para Sí mismo a las personas que son Su propia posesión, quienes son celosos de buenas obras. Es por eso que Jesucristo vino.
Así que a través de este libro Pablo dice, Yo quiero que tengan el conocimiento de la verdad, que es el Evangelio y la gracia de Cristo Jesús. Quiero que vean que si reciben y encuentran esa gracia, esto cambiará sus vidas. Serán personas diferentes.
Por lo que a través del capítulo 1, Pablo aplica el concepto básico del poder transformador del Evangelio. Él lo aplica primero a aquellos que son líderes espirituales—quienes tienen posición de liderazgo en la iglesia local, los ancianos, aquellos que son supervisores espirituales. Él comienza con ellos.
Él habla en los versículos 5-8 del capítulo 1 acerca de las cualidades que deben tener los líderes espirituales en las iglesias, aquellos que sonancianos, obispos. Dice que sus vidas deben demostrar e ilustrar el Evangelio. Deben ser un ejemplo del Evangelio de Jesucristo, un ejemplo de creyentes verdaderos con sus vidas, con su carácter y con sus familias.
Pablo dice en el versículo 5:
Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé, esto es, si alguno es irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo. (Versos 5-8).
Pablo está diciendo esto a aquellos que son líderes en las iglesias, aquellos que están calificados para liderar al pueblo de Dios, deben tener estos atributos. ¿Cuál es la esencia de esto? Sus vidas deben demostrar el Evangelio. Ellos viven las implicaciones del Evangelio. En el versículo 9 dice que su función, no solo es tener estas cualidades, sino que en lo que ellos hacen deben vivir el Evangelio. Ellos deben proclamar el Evangelio.
Primero que nada, el versículo 9 dice que ellos deben instruir en la sana doctrina. Ellos están para instruir en la sana doctrina que es conforme al Evangelio y que cambia vidas.
En el capítulo 2, al que iremos pronto, él dice que están para enseñar de acuerdo a la sana doctrina. Para transmitir el Evangelio con todo lo que este implica. No solo para instruir en doctrina, en el Evangelio de Cristo Jesús, ellos también tienen la responsabilidad de reprender a aquellos que no estén enseñando la sana doctrina, aquellos que contradigan la sana doctrina.
La forma de pensar hoy es “Solo enseña lo que tú crees que es verdad, pero no se considera apropiado contradecir o estar contra alguien que esté enseñando falsa doctrina o algo con lo que tú no estás de acuerdo.” En esta cultura relativista, esto es solo tu opinión. Tú debes dejarlos enseñar lo que ellos quieran enseñar; tú enseña lo que tú crees que debes enseñar.
Y Pablo te dice, ¡No! Existe la verdad. Existe la sana doctrina. Y aquellos que guían a la iglesia deben enseñar sana doctrina. Ellos tienen la responsabilidad de proteger al pueblo de Dios de la doctrina que no es sana.
Es una responsabilidad muy seria para mí como alguien que enseña la Palabra de Dios, el instruir en la sana doctrina y también contradecir a aquellos que están enseñando a las mujeres de hoy cosas que son contrarias a la palabra de Dios.
Esto es el capítulo 1. Pablo dice que los líderes espirituales necesitan vivir el Evangelio en su vida diaria y en su forma de enseñar.
Luego viene el capítulo 2 y el aplica este asunto del poder transformador del Evangelio al resto de nosotros, a todos en la iglesia, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, personas de cualquier estatus socioeconómico. Él dice que todos deben demostrar, vivir las implicaciones del Evangelio en su carácter, en sus relaciones, en sus familias.
¿Por qué? La respuesta a esto está en el capítulo 2. Veremos más de esto después, pero permíteme darte 3 propósitos que Pablo nos muestra en el capítulo 2.
En el versículo 5, Pablo dice, “para que la palabra de Dios no sea blasfemada”
En el versículo 8 dice: “a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros”.
Y en el versículo 10: “para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respeto”.
El Evangelio es poderoso. El Evangelio es transformador.
Pero el Evangelio no será oído ni recibido por nuestra cultura, por nuestra generación, por tus hijos, por tus vecinos, ni por la gente en nuestro trabajo; el Evangelio no será recibido si no puede ser visto en las vidas de aquellos que profesan creerlo.
Este es el punto.
Tú puedes llamarte a ti mismo cristiano, pero si tu vida no da testimonio de las implicaciones transformadoras del Evangelio en:
● Como hablas
● Lo que comes
● Lo que bebes
● Como vives
● Tus hábitos
● Como usas tu tiempo
● Como tratas a las demás personas
● Como abres tu casa en hospitalidad
Todos estos asuntos prácticos son la salida y el desbordamiento del Evangelio en tu vida. Si tu vida no los muestra, entonces no hay bases en las cuales el mundo pueda mirar nuestras vidas y decir, “Yo creo el Evangelio”.
No podemos solo decirles que es verdad. Ellos necesitan ver, sentir y experimentar que en realidad es verdad a través de nuestras vidas.
Carmen: Nancy Leigh DeMoss nos ha mostrado el poder transformador de Dios. Cuando el te cambia de adentro hacia afuera, todos pueden verlo. El mensaje de Nancy en esta serie sobre Tito 2 es poderoso.
Esta serie es llamada El hermoso diseño de Dios para la mujer. Espero que continúes escuchándolo y te animo también a que estudies Tito 2 por ti misma. Pídele a Dios que te muestre su diseño para tu vida a través de Su Palabra.
Gracias de antemano por el apoyo a este ministerio y por crecer profundamente en el diseño de Dios para ti.
Si necesitas información sobre este tema o recursos similares a estos, visita nuestra página www.AvivaNuestrosCorazones.com Encontrarás un sinnúmero de artículos de interés para ti.
Tito 2 habla sobre el valor de la mujer joven que aprende de las mujeres mayores, de las ancianas. Tu iglesia local es el mejor lugar para interactuar con ellas y te animamos a participar cada domingo en tu iglesia local.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
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