¡Consumado es!
Sarah: El sufrimiento no es en vano. Nancy DeMoss Wolgemuth dice que el sufrimiento de Jesús tenía un propósito.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Consumado es». Ese es el mensaje que Jesús nos dio desde la cruz mientras entendía que el sacrificio había sido pagado, que la ira de Dios contra el pecado, la ira justa de Dios contra el pecado, la santidad de Dios, la justicia de Dios, había sido completamente satisfecha. El sacrificio había sido hecho una vez y para siempre y había sido consumado.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El cielo gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de marzo de 2024.
Sarah: «Consumado es». ¿Por qué dijo Cristo esta frase en la cruz? Esa afirmación suena tan segura, tan definitiva…¡porque lo es! Nancy nos ayudará a sumergirnos en el significado de esa frase para concluir esta …
Sarah: El sufrimiento no es en vano. Nancy DeMoss Wolgemuth dice que el sufrimiento de Jesús tenía un propósito.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Consumado es». Ese es el mensaje que Jesús nos dio desde la cruz mientras entendía que el sacrificio había sido pagado, que la ira de Dios contra el pecado, la ira justa de Dios contra el pecado, la santidad de Dios, la justicia de Dios, había sido completamente satisfecha. El sacrificio había sido hecho una vez y para siempre y había sido consumado.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «El cielo gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 29 de marzo de 2024.
Sarah: «Consumado es». ¿Por qué dijo Cristo esta frase en la cruz? Esa afirmación suena tan segura, tan definitiva…¡porque lo es! Nancy nos ayudará a sumergirnos en el significado de esa frase para concluir esta serie titulada: El salmo de la cruz». Si te perdiste alguno de los episodios hasta ahora o quieres volver atrás y escucharlo, puedes escucharlos en nuestro sitio web, avivanuestroscorazones.com, o en las plataformas digitales.
Nancy: Si lees solo la mitad del Salmo 22, podrías decir, ¿y qué podría haber de bueno en este mundo acerca de este viernes en particular? –el día en que el Hijo de Dios que no tenía pecado fue crucificado por pecadores y murió.
Pero lo que lo hace santo o bueno este día es el hecho de que Él lo hizo por nuestros pecados y que Él no permaneció en aquella cruz.
Antes de que volvamos al Salmo 22, permíteme leer lo que capta sobre esto Isaías 53, los versículos 10 y 11:
«Pero quiso el Señor quebrantarle,
sometiéndole a padecimiento.
Cuando Él se entregue a sí mismo
como ofrenda de expiación».
Él fue muerto pero hay algo más allá de la muerte. Dice:
«…verá su descendencia.
Prolongará sus días,
y la voluntad del Señor en su mano prosperará».
Esta es una hermosa porción del Antiguo Testamento que describe la resurrección de Cristo.
Versículo 11:
«Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos».
¡Alabado sea el Señor! Porque el Justo fue a la cruz y llevó nuestro pecado para que muchos puedan ser hechos justos.
Amigas, ese es el evangelio. ¡Ese es el evangelio! Y nunca lo pierdas de vista. Nunca permitas que pase un día de tu vida en que no te prediques el evangelio a ti misma, y que recuerdes que hemos sido hechas justas porque EL JUSTO sufrió en nuestro lugar.
Porque como dice Isaías 53 en los versículos 11 y 12:
«…y cargará las iniquidades de ellos.
Por tanto, yo le daré parte con los grandes
y con los fuertes repartirá despojos,
porque derramó su alma hasta la muerte
y con los transgresores fue contado,
llevando Él, el pecado de muchos,
e intercediendo por los transgresores».
Si tu confianza está basada en cualquier cosa o cualquier esperanza que no sea Jesucristo, en realidad no tienes ninguna esperanza. No tienes ningún suelo firme en que apoyarte. No tienes esperanza en la eternidad, porque cualquier otro terreno es arena movediza. Solo en Cristo está nuestra esperanza.
Así que vemos en este Salmo 22, que Jesús habiendo sido el Siervo sufriente, ahora anticipa, en la segunda mitad de este salmo, la resurrección. Él ve la expansión del evangelio y cómo ese ciclo de bendición, adoración y crecimiento de una gran congregación, de una creciente congregación de creyentes, primero entre los judíos y luego se expande, y vimos ese párrafo en la última sesión y luego los versículos del 25 al 29, entre los gentiles. Y más adelante en los versículos del 30 y 31, vemos la proclamación del evangelio y la expansión de Su reino a futuras generaciones.
Nosotras vimos la expansión del evangelio entre los judíos. Pero ahora veamos juntas el versículo 25 del Salmo 22, mientras vemos el evangelio siendo proclamado más allá de los judíos, más allá del pueblo de Dios, ahora a los gentiles. Ahora, quizás tú te preguntes, ¿cuál es la gran cosa acerca de esto? Bueno, si fueras judía viviendo mil años antes del tiempo de Cristo y leyeras este salmo, habría sido algo grande pensar acerca de esto: que alguien que no fuera de la fe judía no tuviera jamás el favor de Dios.
Y es una profecía que sería cumplida en Cristo, llevar el evangelio a los confines de la tierra y a las naciones. Y puedes ver en este párrafo el corazón misionero de Cristo, quien estaba preocupado, aun mientras estaba colgado en la cruz en esos últimos momentos, antes de encomendar Su espíritu en las manos de Su Padre, porque Su Padre fuera conocido y adorado a través de toda la tierra.
Es como si Él estuviera diciendo, «oh, Dios, permite que esto pase (y pasará) porque si no pasa, entonces mi muerte sería en vano». Ahora, Él sabía que Su muerte no era en vano y que como resultado de Su muerte, el evangelio sería proclamado y muchos hijos serían traídos a la gloria, no solo entre los judíos sino ahora también en el mundo gentil.
En el versículo 25, dice: «De ti viene mi alabanza». Él todavía está orando: «De ti viene mi alabanza en la gran congregación»; y solo un recordatorio allí, por cierto, que es que la alabanza verdadera se inicia con Dios. Es de Él y es para Él. Es para Su gloria y no para nuestra gloria. Él alaba a Dios en la gran congregación. Es una alabanza pública, «mis votos cumpliré delante de los que te temen».
Escucha, tu fe cristiana es personal pero nunca pretende ser privada. Nosotros podemos estar hablando cómodamente acerca del evangelio de Cristo y de la bondad de Dios y de lo que Él ha hecho al salvar nuestras almas. Y no debemos ser tímidas, independientemente de nuestras personalidades, de hablarles a otros de lo que Dios ha hecho para Su alabanza y para Su gloria.
«De ti viene mi alabanza en la gran congregación, mis votos (y estos son votos hechos en aflicción), cumpliré delante de los que le temen. Los pobres comerán y se saciarán» (Sal. 22:25-26).
Ahora, esa palabra aflicción es diferente en las diferentes versiones, pero es una palabra que significa el humilde, el manso, el modesto.
Charles Spurgeon dice acerca de esta frase: «El pobre de espíritu encuentra en Jesús un banquete para satisfacer su corazón». Él es el pan de vida, el pan del mundo que fue dado por la vida del mundo, quien satisface el hambre más profunda y los deseos más profundos de nuestra alma. Así que es una invitación a saciarnos, a llenarnos de Él; con Cristo, el pan de vida.
Ahora, la configuración de este párrafo, cuando dice: «Mis votos cumpliré delante de los que te temen. Los pobres comerán y se saciarán», el contexto de este párrafo, es algo con lo que los creyentes del Antiguo Testamento estarían familiarizados. Existía la práctica de que si te sentías en una situación desesperada, en el mundo judío se hacía una petición a Dios, «Señor ayúdame, Señor libérame, Señor, sácame de esta situación», y ellos usualmente hacían un voto a Dios y dirían algo como esto: «Señor, cuando me liberes de esto, vendré y ofreceré sacrificio a ti. Un sacrificio de alabanza. Un sacrificio de gratitud».
Luego que la oración era contestada, cuando lo era, ellos entonces cumplían ese voto con un sacrificio. Ese sacrificio era seguido de un festejo, un festejo de gratitud. Y podías ver a los judíos que clamaban al Señor y entonces experimentaban la misericordia y el favor de Dios, y ellos no debían guardar su gozo y su alegría solo para ellos mismos.
Ellos no solo lo reservaban para celebrarlo con su propia familia. Ellos debían invitar a otros, sus siervos, personas en necesidad, los levitas, etc., y los invitaban a comer con ellos en acción de gracias para festejar delante del Señor.
Y puedes leer sobre estas festividades en Levítico capítulo 7, Deuteronomio capítulo 12. Y pienso que esto es lo que Jesús y los salmistas tenían en mente mientras hablaban sobre «cumpliré mis votos delante de los que te temen». Los afligidos, los humildes, los modestos, los mansos comerían con Él y estarían satisfechos. Y Él está diciendo: «Tú has venido a mí, me has liberado. Ahora cumpliré mis votos. He hecho el sacrificio. Ahora yo voy a invitar a otros que están en necesidad a esta fiesta para disfrutar conmigo…»
Él le dice a la congregación lo que Dios ha hecho para con Él y entonces los invita para que le acompañen a dar gracias. Ves, nuestra adoración no es un asunto solo de cantar canciones, unir nuestras manos, aplaudir y escuchar música. Nuestra adoración debe tener sus raíces en el evangelio, debe estar plantada en la cruz.
Si Jesús no hubiera muerto y no hubiera pagado en la cruz el precio por nuestro pecado ese Viernes Santo, entonces ¿qué razón tendríamos para adorar? ¿Qué esperanza tendríamos para celebrar? Pero Él murió. Él pagó el precio y como consecuencia nuestra adoración, nuestro gozo, nuestra alabanza, nuestra celebración es una reflexión, es una respuesta a lo que Jesús hizo por nosotras allí en la cruz.
Y el versículo 26 continúa diciendo: «los que buscan al Señor, le alabarán. ¡Viva vuestro corazón para siempre! O como dice la Nueva Traducción Viviente: «Que su corazón viva para siempre». Y esto me recuerda a Jesús diciendo en Juan capítulo 6, versículo 51:
«Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne».
En la cruz, Jesús, el pan de vida, dio su carne partida por nosotros para que pudiéramos vivir para siempre. Su muerte nos trajo vida. Con Sus brazos extendidos en la cruz, Él nos invita a venir, a creer, a arrepentirnos, a tomar Su sacrificio como el pago por nuestros pecados. Comerle a Él –el pan de vida– y estar satisfechas y vivir para siempre. Oh, ¡qué maravillosa cruz! ¡Aleluya! ¡Qué gran Salvador!
Y luego dice en el versículo 27:
«Todos los términos de la tierra se acordarán y se volverán al Señor, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti».
Recuerda, nos volvemos al Señor, nos arrepentimos y entonces adoramos. Esa es la secuencia. Luego Él dice algo como esto: «Este sacrificio que estoy haciendo aquí, lo estoy haciendo delante de todos los términos de la tierra, delante de todas las familias de las naciones, para que ellas puedan recordar lo que he hecho y puedan volverse de su pecado a adorar a Dios».
Versículo 28: «Porque del Señor es el reino, y Él gobierna las naciones». Mientras Jesús estaba muriendo en la cruz, ese acto supremo de amor y de sacrificio que nosotras celebramos el Viernes Santo, lo que importaba para Él en esos últimos momentos en que exhalaba Su último aliento, era que Su sufrimiento resultara en un reconocimiento de Su reino y el gobierno de Dios en toda la tierra.
La venida de Su reino era lo que Él estaba pidiendo. La monarquía, el reinado le pertenece al Señor. Él reina sobre las naciones. Él reina hoy. Y Él reinará mañana. Él es el Rey eterno por siempre y siempre. Jesús estaba reconociendo que Dios es el Rey. Que Él es quien gobierna. Porque por la muerte de Cristo en la cruz y nuestra fe en ella, nosotras somos hechas instrumentos de Cristo, instrumentos para la expansión de Su reino, Su reino de justicia gobierna a través de la tierra.
Y recientemente estuve hablando con una amiga que estaba atravesando por momentos difíciles, muchas situaciones en su vida y en su familia extendida. Y ella me decía:
«Estoy aprendiendo a reconocer que en cada situación de mi vida, lo que Dios quiere es que venga Su reino. Y mientras todo esto me está sucediendo, le digo al Señor: “Tú estás extendiendo Tu reino a través de esta situación, y cuando mi hija hace esto Señor, Tú estás expandiendo Tu reino. Y cuando eso pasa, Señor, Tú estás expandiendo Tu reino en esa circunstancia”».
Y nosotras hemos hablado acerca de algunos retos que estamos enfrentando ahora mismo, aun retos en nuestro ministerio. Y ella en todas las ocasiones me repetía a través de la conversación: «El Señor está extendiendo Su reino en medio de esa situación». Y eso es todo lo que importa. Todo lo que importa es que Su reino venga y que Su voluntad sea hecha en la tierra como se hace en el cielo (ver Mateo. 6:10).
Versículo 29:
«Todos los grandes de la tierra comerán y adorarán;
se postrarán ante Él todos los que descienden al polvo,
aun aquel que no puede conservar viva su alma».
Los prósperos de la tierra comerán y adorarán. Esa palabra prósperos, realmente significa «los gordos». Es un símbolo de aquellos que son orgullosos y autosuficientes. Él no está hablando de un tamaño físico. Él está hablando de aquellos que están satisfechos, satisfechos con ellos mismos. Que son autosuficientes y piensan que no necesitan a Dios ni a nada ni a nadie. Son orgullosos, son prósperos; como la iglesia de Laodicea, que dice: «Porque dices: “Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad”» (ver Apoc. 3:17).
De esto es de lo que está hablando aquí, del próspero, el orgulloso, el autosuficiente. ¿Y qué pasará con ellos? Ellos serán humillados. Ellos se unirán a los humildes a los pies de Dios en adoración y al banquete de Cristo, comiendo y siendo satisfechos. Todos aquellos que se humillen al polvo se arrodillarán ante Él.
Y Jesús habló antes en este salmo acerca de humillarse hasta el polvo de la muerte. Diciendo que aun en la muerte hay esperanza por lo que Cristo ha hecho en la cruz. Así que la proclamación del evangelio y la expansión de Su reino tiene lugar primero entre los judíos y luego entre los gentiles, y hasta los confines de la tierra. Todas las naciones de la tierra vendrán y doblarán sus rodillas delante de Él.
Estos que son orgullosos serán humillados y le adorarán. Esos que son autosuficientes y los que están muriendo encontrarán esperanza por lo que Cristo ha hecho. Es la expansión del evangelio lo que hace la diferencia, es lo que hace toda la diferencia del mundo para cada persona en este mundo.
Y como si eso no fuera suficiente, llegamos a los versículos 30 y 31, donde vemos la expansión del evangelio y la expansión del reino de Dios a futuras generaciones, a aquellos que aún no han nacido. Versículo 30:
«La posteridad le servirá;
esto se dirá del Señor hasta la generación venidera.
Vendrán y anunciarán su justicia;
a un pueblo por nacer…»
Ahora esto es, por cierto, una poderosa defensa para la predicación y la proclamación del evangelio. El evangelio no está destinado para ser solo de nosotras y gozar de nuestra salvación. Estamos llamadas a proclamarlo, a compartirlo, a contarlo a la generación venidera, a los que aún no han nacido, proclamar Su justicia. Y otro significado de esa palabra es Su liberación. Nosotras estamos para proclamar Su salvación y Su liberación a la generación venidera.
Y por cierto, estamos leyendo este Salmo 22, que fue escrito mil años antes del tiempo de Cristo, pero es un salmo profético acerca de Él, y aquí vemos una imagen de Cristo en la cruz orando, no solo por los que vivirían en Su tiempo, sino por aquellos que todavía no habían nacido y que creerían en Él como resultado de lo que Él hizo en ese día santo.
Recuerda que en Juan 17: 20, donde Jesús hace esa oración sacerdotal justo antes de que fuera llevado a la cruz, Él dijo algo similar.«Mas no ruego solo por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos».
Es el testigo de la fe pasado después de la muerte de Jesús, de los judíos a los gentiles en la medida en que los discípulos llevaban el evangelio a todo el mundo conocido. Son ellos diciéndoles a sus hijos y a los hijos de sus hijos y luego a sus hijos y ahora a múltiples generaciones después: Alguien nos pasó ese bastón a nosotras. Alguien nos dijo, nos proclamó el evangelio.
Y estoy tan agradecida por padres que me proclamaron el evangelio cuando era una niña pequeña y porque el Espíritu Santo abrió mis ojos y produjo arrepentimiento y fe para creer en Cristo como mi Salvador. Y mi meta en esta vida es hacer todo lo que sea necesario para contar a la generación venidera acerca del evangelio de Jesucristo. Quiero proclamarlo a aquellos que están vivos y a aquellos que serán sus hijos y sus nietos para que ellos lo pasen a la siguiente generación y a futuras generaciones.
Nosotras tenemos la responsabilidad, no solo de evangelizar nuestra generación, sino de evangelizar la siguiente generación. Contarles a nuestros hijos, a los pequeños.
El porcentaje de la generación actual joven que cree en Cristo es mucho menor de lo fue en mi generación. Y pueden existir diferentes razones para esto, pero una de las razones seguras es que no hemos sido lo suficientemente fieles en proclamar a la generación venidera la justicia, la liberación y el evangelio de Cristo.
¿Cuál es el mensaje? Bueno, vemos el contenido del mensaje en la última frase del Salmo 22: «…anunciarán que Él ha hecho esto». Y esa frase puede ser traducida como, consumado es. Ese es el mensaje. Es el mensaje que Jesús nos dio desde la cruz mientras entendía que el sacrificio había sido pagado, que la ira de Dios contra el pecado, la ira justa de Dios contra el pecado, la santidad de Dios, la justicia de Dios había sido completamente satisfecha. El sacrificio había sido hecho una vez y para siempre y había sido consumado.
El plan de redención se había cumplido. No quedaban más ofrecimientos de sacrificios, no más ovejas traídas y ofrecidas sobre el altar cada vez que alguien pecaba. El sacrificio había sido hecho. El sacrificio había sido pagado. El evangelio cumplido. Y fue en ese momento en el que Él clamó: «Consumado es». La cortina, el velo que separaba al hombre de la presencia de Dios en el lugar santísimo, ese velo fue rasgado en dos de arriba hacia abajo, abriendo el acceso de los pecadores quienes vendrían a través de Cristo ante la santa presencia de Dios.
¡Consumado es! El punto crucial. El día de toda la historia de la humanidad. El Señor lo ha hecho. Consumado es. Ese es nuestro mensaje: El poder conquistador del Salvador en la cruz.
Así que en este último párrafo del Salmo 22 somos recordadas de que el sufrimiento de Cristo tuvo un propósito. No fue en vano. Fue fructífero. Y ha dado como resultado la salvación a los pecadores, y que la gloria y la adoración sean dadas a Dios alrededor de todo el mundo –judíos y gentiles, una generación tras otra.
Es un recordatorio de que nuestro sufrimiento como seguidores de Cristo también tiene un propósito. Es fructífero. El sufrimiento de los escogidos de Dios es parte de Su plan de redimir al mundo y de establecer y extender Su gobierno sobre las naciones y sobre futuras generaciones.
La Biblia ESV de estudio en inglés, dice en este punto: «La historia personal del pecador sobre el problema y su vindicación es parte de la gran historia de la obra redentora de Dios en el mundo».
Y mientras estaba estudiando este salmo, meditando en él en estos días pasados, escribí esta oración: «Oh Señor, haz que mi vida sea un himno ininterrumpido de alabanza que resuene en las generaciones venideras. Mantenme fiel en la carrera todo el tiempo hacia la meta para Tu gloria y por amor de Tu nombre».
Y de esto es que se trata, de entender y hacer personal en nuestras propias vidas la muerte de Cristo en la cruz. Estar seguras de que Él es nuestro Salvador, que hemos confiado en Él para nuestra liberación y nuestra salvación.
Si esto es verdad para ti, entonces hay esperanza, no solo en la resurrección de Jesús sino en nuestra resurrección final y en nuestro vivir eternamente con Él. Pero no es solo con relación a nuestra salvación. Es acerca de nosotras ahora siendo portadoras del evangelio, portadoras de la luz, portadoras de las buenas nuevas de salvación. Proclamando el evangelio de Cristo, de justicia, salvación y liberación para las generaciones venideras.
¿Cuál es el mensaje que proclamamos? Consumado es. El sacrificio ha sido hecho. El precio ha sido pagado. Cree y sé salva.
Sarah: ¡Cree y sé salvo! Hoy, Nancy DeMoss Wolgemuth concluyó la serie «El salmo de la cruz». Ella nos ha estado mostrando por qué el sufrimiento de Cristo nos trae esperanza, independientemente del sufrimiento por el que estemos pasando. Y esa es una buena noticia a la que podemos aferrarnos, no solo este Viernes Santo, sino cada día de nuestras vidas.
Débora: Creciendo en Cristo juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación