Belleza que perdura
Carmen Espaillat: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.
Nancy Leigh DeMoss : Cuando eres joven, hay algunos defectos de carácter—ya sea amargura o egoísmo u orgullo—que pueden ser cubiertos o disimulados con la energía propia de la juventud, o con una buena apariencia, o habilidades naturales, o una personalidad cautivante.
Pero al envejecer esas cosas físicas y externas desaparecen, y si esos defectos de carácter no han sido santificados, se van a hacer cada vez más pronunciados y más visibles.
Carmen : Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Puedes encontrar suficientes productos en el mercado que prometen combatir el proceso del envejecimiento. Muchas mujeres gastan mucho dinero, tiempo y energía tratando de aferrarse a su juventud. Pero si no le estás pidiendo a Dios que moldee tu carácter, no estás verdaderamente cultivando tu belleza.
Aquí está Nancy continuando en una serie …
Carmen Espaillat: Aquí está Nancy Leigh DeMoss.
Nancy Leigh DeMoss : Cuando eres joven, hay algunos defectos de carácter—ya sea amargura o egoísmo u orgullo—que pueden ser cubiertos o disimulados con la energía propia de la juventud, o con una buena apariencia, o habilidades naturales, o una personalidad cautivante.
Pero al envejecer esas cosas físicas y externas desaparecen, y si esos defectos de carácter no han sido santificados, se van a hacer cada vez más pronunciados y más visibles.
Carmen : Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín.
Puedes encontrar suficientes productos en el mercado que prometen combatir el proceso del envejecimiento. Muchas mujeres gastan mucho dinero, tiempo y energía tratando de aferrarse a su juventud. Pero si no le estás pidiendo a Dios que moldee tu carácter, no estás verdaderamente cultivando tu belleza.
Aquí está Nancy continuando en una serie llamada El hermoso diseño de Dios para la mujer: Viviendo Tito 2:1-5.
Nancy : No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de viajar a Precept Ministries en Chattanooga y entrevistar a Kay Arthur, quien ha tenido un ministerio significativo en muchas de nuestras vidas—así como lo ha tenido en la mía propia.
Kay tiene 78 años de edad, si no me equivoco. La he conocido por muchos años y ha sido algo increíble ver la gracia de Dios en su vida. Fue de mucha alegría estar con ella ahora, en esta época de su vida, y ver como esta mujer —que es alrededor de 25 años mayor que yo— está tan llena de la Palabra, llena de fe, llena de vitalidad espiritual.
Lo digo no para exaltarla —ella no querría que yo lo hiciera— sino solo para decir que es una bendición y un reto ver mujeres que están más adelantadas en la vida que nosotras y ver cómo Dios las está sosteniendo por Su gracia y manteniéndolas creciendo, floreciendo, y fructificando mientras envejecen.
Esta semana pasada he estado escuchando una serie de mensajes de una conferencia presentada porDesiring God Ministries ( Ministerios Deseando a Dios). El tema de la conferencia fue sobre cómo perseverar y mantenerse en pie hasta el final—mantenerse firme y fiel en la Palabra de Dios.
Los conferencistas eran todos personas mayores. Creo que el menor estaba al final de sus cincuenta, y algunos de ellos eran un poco mayor que eso. Dentro de estos conferencistas estaba Helen Roseveare, quien ha sido una de mis heroínas por mucho tiempo y fue una misionera por muchos años. Nunca la he conocido en persona, pero he sido muy influenciada por sus libros.
Ella tiene… no quiero atreverme a decir cuántos años tiene, pero si suficientes… Ella les habló a las mujeres. John MacArthur habló, John Piper habló, y Jerry Bridges —quizás tú has leído alguno de sus libros—. Todos estos son hombres y mujeres de Dios quienes han sido fieles por mucho tiempo.
Fue muy alentador para mí. Todavía no he terminado de ver todas las conferencias. Pero mientras veo a estos fieles santos, me digo a mi misma: “Sí es posible”.
Hay días donde solo me desespero, en cierto sentido, pensando si llegaré a la meta final. Quizás “desesperación” es una palabra muy fuerte. Pero hay días cuando pienso, “No lo voy a lograr,” o, “¿No lo lograré?”
Veo mis propios fracasos, mi falta de voluntad a veces, y mis propias tentaciones y luchas. Luego los veo a ellos, quienes yo sé que tienen tentaciones y luchas, pero Dios ha sido fiel con ellos. Y los ha mantenido fieles. Escucharlos a ellos me reta a mí.
Ahora en mis 50 estoy pensando más acerca de los últimos capítulos de mi vida, por más cortos o largos que sean. Estoy pensando –—al ver personas como Jerry Bridges y John MacArthur y John Piper y Helen Roseveare—– acerca de qué tipo de persona yo quiero ser cuando este en mis 60, 70 y, si el Señor me da como mujer le he pedido, servirle hasta que tenga 85 años. ¿Qué tipo de mujer quiero ser? Y, ¿cómo es que quiero envejecer?
Es provechoso tener personas así que puedes ver y tener algún patrón… Tener estos ejemplos piadosos. Pero de una cosa estoy segura, y es que no ocurre por sí solo. No te despiertas a los 80 años de edad y de repente eres piadoso o fructífero o lleno de gracia, si no te estás convirtiendo en eso cuando tienes 20, 30, 40 ó 50 .
Estoy convencida que la mayoría de la gente solo deambula por la vida. No son intencionales acerca de la manera como que viven. Me da tristeza decir que muchos días de mi vida, así soy yo. Tengo cosas que hacer, lugares a donde ir, gente que ver, lecciones para preparar, trabajo para hacer, y correos para responder. A veces no soy realmente intencional acerca de mi alma.
El problema es que, si vives de esa manera sin percatarte de ello, los días se convierten en semanas, las semanas en meses, los meses en años, y los años se convierten en décadas. Y luego tienes toda una vida. Y ¡puf! se acaba todo lo que tiene que ver con esta vida en la tierra.
También he visto a creyentes que, en el transcurso de esas décadas, no se hicieron más espiritualmente atractivos, sino que llegaron a tener mentes estrechas; a ser negativos, egoístas y amargados. Y yo pienso, “Qué desperdicio”.
Pero luego, estoy tan agradecida que he visto personas que han llegado a ser más maduros, más piadosos, más llenos de gracia. Y yo digo, “Señor, por Tu gracia, hacia eso quiero dirigirme yo.”
Si no somos intencionales en poner nuestros ojos en Cristo e insistir en ser cada día más como Él, nos llegaremos a convertir como esas personas de mentes estrechas; negativas y amargadas—si no somos intencionales acerca de nuestra búsqueda de Cristo.
Mientras llegamos a Tito 2, comenzando en el versículo 1, Pablo le dice a Tito, “Tito, como líder de estas iglesias, debes de enseñar a lo que está de acuerdo a la sana doctrina” (parafraseado).
Así es como luce esto en las personas, en las diversas épocas de la vida. Versos 2 y 3: “Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia. Asimismo las ancianas...”
Voy a detenerme aquí. Hasta aquí vamos a llegar hoy. Has estado deseando que vayamos al versículo 3, y sí lo haremos. Pero primero no quiero que brinquemos el versículo 2.
Tú dirás, “Este es un ministerio de mujeres. Tú eres una mujer enseñando a mujeres, como debe ser. Así que, ¿Por qué vas a enseñar acerca del versículo 2, acerca de los ancianos?”
Bueno, el versículo 3 dice, “asimismo las ancianas”, que sugiere que las ancianas deben tener las mismas cualidades de las que acabamos de ver en el versículo 2 acerca de los ancianos. Así que por eso no quiero que saltemos el versículo 2, sino que miremos esas cualidades.
Estudiaremos más en detalle esas cualidades en los versículos 3-5 que son específicas para mujeres. Pero las que aparecen en el versículo 2 son importantes para nosotras también. Estas cualidades no son opcionales. Esto no es un buffet, donde escoges lo que prefieres, donde tomas una cosa y saltas la otra. Estas cosas deben ser ciertas de todos los creyentes ancianos.
Y estas cosas son cruciales, como hemos visto en sesiones previas, si es que la iglesia va a tener un impacto piadoso en un mundo que no tiene a Dios. Esto es lo que hace a nuestro impacto y esfuerzos evangelísticos efectivos y fructíferos.
Déjame también decir, antes de ver las cualidades específicas, que estas son cualidades que tú no desarrollas de un día para otro. Son cualidades que son cultivadas durante un periodo de tiempo.
● Deben ser sazonadas.
● Requieren tiempo de tu vida.
● Requieren experiencia.
● Implican fracasos.
● Implican crecimiento.
● Requieren confesión.
● Requieren arrepentimiento.
● Requieren intencionalidad.
● No hay atajos.
¿No te gustaría que sí hubiera atajos? “Atajos para obtener la madurez espiritual”. Si yo pudiera escribir ese libro, y si fuera cierto, sería un éxito de ventas porque todos lo querríamos.
Pero no existe…podría haber un libro así, pero no hay verdad en un libro como ese. No hay atajos.
La vida consta de lo cotidiano, del día a día, de tomar un día a la vez, de perseverar, de resistir, ser fiel, vivir lo que sabes, caerte y levantarte por la gracia de Dios y seguir adelante. De eso se trata la vida.
Así que mientras lees esto, si eres como yo, quizás pienses: “Oh, todavía falta mucho,” no dejes que eso te desanime. Deja que te motive y te encause a seguir y alcanzar madurez espiritual.
Tenemos oyentes mayores y menores aquí en este salón hoy y escuchando en el radio y en el internet. Para las oyentes mayores, solo déjenme animarlas a evaluar sus vidas, en donde están ahora mismo a la luz de estas cualidades. Este es el modelo al que eres llamada. Esto es lo que importa sobre tu vida. Estas son las cosas que deben ser verdaderas en tu vida si tu vida adorna el Evangelio de Jesucristo.
Para las oyentes jóvenes— y tenemos a madres jóvenes que escuchan, tenemos a adolescentes, tenemos a mujeres solteras, tenemos a mujeres jóvenes casadas, que están en sus 20 y 30—en todas esas etapas iniciales de la vida. Lo que necesitas escuchar es que esta es la meta.
No trates de ignorarlo y digas, “Oh, esto es para mujeres mayores. Esto no es para mí.” Si no estás aprendiendo y buscando desarrollar estas cualidades en tu vida ahora, no las vas a tener cuando seas anciana. Estas son cualidades que cada creyente necesita estar tratando de cultivar. Necesitas estar tratando de cultivarlas ahora, sea que tengas 16 ó 26 ó 36 ó 46—y yo te dejaré a ti determinar cuándo es que dejarás de ser “joven”…
Así que vamos a ver esas cualidades en el versículo 2. Antes que nada, estas personas ancianas deben ser de “mente sobria”. Algunas de tus traducciones dirán “moderado.” Esa es una palabra que significa “sobrio.” Significa, “libre de intoxicación, que no se embriaga.”
Está hablando de un estilo de vida. Es un estilo de vida que es moderado, templado, y no desenfrenado. Estas personas son sobrias en su juicio. Son libres de los efectos intoxicantes del mundo, la carne y del diablo.
Hay una aplicación muy literal aquí. No deben ser gente que se embriaga con alcohol. Pero tampoco deben ser intoxicados con el mundo. Deben ser de moderados y de mente sobria.
Al convertirte en un creyente anciano, debes haber aprendido cómo distinguir entre placeres eternos, piadosos y entre placeres temporales del pecado—y tener la disciplina y madurez para decir “no” a los placeres temporales y decir “sí” a los placeres eternos.
Una persona templada no comete excesos, no es extravagante. No excede sus apetitos y sus pasiones. Esta persona no está caracterizada por la embriaguez, glotonería u otros excesos. Es moderada. Él o ella son moderados en su uso del tiempo, dinero, y de su lengua.
Esta es evidencia de madurez: saber lo que realmente importa, tener prioridades que son rectas, y experimentar contentamiento al tener lo que se necesita, sin necesidad de tener más . Todas esas cosas caben en este concepto de ser moderado.
La segunda palabra usada aquí en el versículo 2 es que mujeres y hombres ancianos deben ser “dignos”. La Biblia de Las Américas lo traduce de esa manera. Es una palabra que la Nueva Versión Internacional traduce como “respetables”. Esa es una buena traducción de la palabra. Es ser honorable.
De hecho, Filipenses 4:8 usa esta palabra cuando dice, “todo lo que es verdadero, todo lo que es honorable en esto meditad”... [Deja que tu mente medite en estas cosas].
Estas personas mayores deben ser honorables. Deben ser reverentes. Deben tener una mentalidad seria acerca de la vida. Deben ser respetables.
En 1 Timoteo capítulo 3, donde habla acerca de las mujeres—esta palabra es traducida (o algunas de sus traducciones dicen) “esposas de diáconos”. “De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo” (versículo 11).
Así que la persona que es anciana sabe suficiente acerca de la vida para saber que en la vida no todo es frivolidad, no todo es superficial. Hay una mentalidad apropiadamente seria acerca de la vida.
Sin embargo, como un comentarista escribió—y pienso que es útil lo que dijo:
“Esta palabra no describe la conducta de una persona que es un triste aguafiestas, sino que describe la conducta de un hombre que sabe que vive a la luz de la eternidad, y que en poco tiempo dejará la raza caída de los hombres por la gloriosa presencia de Dios.
La persona digna nunca es frívola, trivial o superficial. No se ríe de la inmoralidad, vulgaridad, o cualquier otra cosa que es pecaminosa e impía. Tampoco se ríe de lo que es trágico o a costa de los demás.” (Precept Austin).
Es un sentido de lo que es apropiado. Es digno y respetable.
La tercera palabra es “dominio propio”. O como La Biblia de las Américas la traduce, “prudente”. Vamos a tomar más tiempo después en la serie para expandir en todo este concepto porque esta palabra es usada varias veces en este capítulo y a través del libro de Tito. Así que le daremos mucha más atención.
Pero déjame darte solo un breve resumen. La palabra “dominio propio” es la palabra sophron en griego. Viene de dos palabras griegas: una significa “salvar” y la otra significa “la mente”.
Esto es tener una mente sana o “salva”. Esta persona actúa como una que su mente ha sido salvada. Espiritualmente hablando se encuentran en su juicio cabal.
De hecho, la ultima parte de esta palabra, phren, es la palabra moderna en griego para “frenos de carro”. Esta persona sabe cuándo parar, sabe cuándo decir “no”, sabe cuándo frenar sus deseos e impulsos. Es una persona que con dominio propio, se encuentra bajo el control del Espíritu Santo.
Ha desarrollado la habilidad de gobernar y de disciplinarse a sí misma, a disciplinar su mente, sus pasiones, afectos y comportamiento.
La persona que es sophron —de mentalidad sana, de mente salva— es capaz de resistir la tentación y la atracción del mundo. Así que esto trata con toda forma de domino propio. De nuevo, obtendremos más de esto cuando hablemos a las mujeres jóvenes. Ahora bien, esta mente y vida madura y disciplinada es resultado de caminar con Dios por muchos años. De nuevo te digo, no hay atajos. Esto es lo que necesitamos alcanzar.
Luego él dice que estos hombres y mujeres mayores deben ser de mentalidad sobria, dignos, de dominio propio y luego “sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia”.
“Sanos.” Hemos hablado acerca de eso antes en la serie. Es la palabra que significa “saludable, eso que protege y preserva la vida”.
Ahora, a medida que las personas llegan a ser ancianas a menudo presentan problemas de salud. Esta persona anciana de la que Pablo está hablando puede que este mal de salud, puede que se esté deteriorando físicamente con la edad. Pero este hombre o mujer anciana todavía está sana de su mente y de su corazón porque hay un fundamento de sana doctrina que ha producido una vida que está de acuerdo a la sana doctrina.
¿Qué significa estar sano en la fe? Esa palabra en sí es “La fe” – “sano en la fe”. Ese es el cuerpo de la doctrina cristiana. Esta es una persona que se basa en su sistema de creencias. Este hombre o mujer se aferra firmemente a la Palabra de Dios y a la verdad de la Palabra de Dios.
La mujer que es sana en su fe tiene un alto grado de confianza en Dios y en Su Palabra. Ella sabe que se puede confiar en Dios. Es como Josué, quien, en sus 90 dijo,
“He aquí, hoy me voy por el camino de toda la tierra, [me voy a morir], y vosotros sabéis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que ninguna de las buenas palabras que el SEÑOR vuestro Dios habló acerca de vosotros ha faltado; todas os han sido cumplidas, ninguna de ellas ha faltado.” (Josué 23:14).
Al final de su vida Josué tenía una fe sólida. Eso es lo que queremos tener. Y no es solo una fe intelectual. Es una fe con experiencia, probada, donde estás tan confiada en la Palabra de Dios, la Verdad de Dios, y la bondad de Dios que cuando vienen circunstancias difíciles, no te deshaces. No titubeas. No acusas a Dios ni dudas de Él, ni cuestionas Su bondad. No resistes Su voluntad .
Aprendes a tener un registro de las obras de Dios a través de los años; has visto que Él ha demostrado vez tras vez que Él es fiel. Tú sabes que Él está en control. Tú sabes que Sus caminos con rectos. Tú sabes que Su gracia es suficiente, y tú sabes que Él va a cumplir Sus santos y eternos propósitos. Eso es ser sano en la fe.
Las personas ancianas deben ser sanas o saludables en amor: amor ágape, el amor de Dios. Ellas deben tener amor incondicional y sacrificial, donde realmente se preocupan por los demás, y ellas aman al pueblo de Dios con el amor de Dios.
Anteriormente mencioné a Kay Arthur. El estar con ella esos días cuando estuve en Precept Ministries, me impresionó cómo esta mujer mayor ha crecido en amor por otras personas, cómo ella ayuda y demuestra interés genuino y preocupación por los demás, versus ser egoísta.
La persona mayor que es piadosa ha aprendido a amar con el amor de Dios, aun cuando el amor es inmerecido, y continúa amando y dando y sirviendo aun cuando su amor es rechazado. Esta persona no es amargada, ella perdona. Al envejecer, necesitamos preguntarnos —y yo me pregunto esto de tiempo en tiempo— ¿Estoy creciendo en amor? ¿Me estoy volviendo más y más sana y saludable en amor?
Y luego las ancianas deben ser sanas en la perseverancia. La palabra perseverancia es la traducción de una palabra griega compuesta que viene de dos palabras que significan “debajo de” y “permanecer”—“permanecer debajo de”. Significa permanecer constante bajo pruebas y aflicciones, firmemente soportando una carga pesada.
Esta persona mayor que no cede bajo presión y pruebas sino que ha cultivado la habilidad para aguantar aun cuando las circunstancias son difíciles.
Yo sé que cuando tenía 20 años de edad, hubo cosas que me llevaban a un colapso emocional, que gracias a Dios por Su gracia, son cosas que no parecen ser muy grandes para mí ahora. Porque he crecido algo, por la gracia de Dios, soy capaz de sobrepasar algunas cosas más fácilmente—mientras hay otras cosas hoy que realmente me aturden. Y me pongo a pensar, “Oh Señor, quiero hacerme sana en la perseverancia, sana en la constancia”.
Mencioné a Helen Roseveare hace unos momentos. Su mensaje a las mujeres en esta conferencia de Desiring God National Conference (Conferencia Deseando a Dios) se tituló, “Un llamado de perseverancia para los santos”. Ella dijo en ese mensaje que ella prefiere la palabra “perseverancia” en lugar de la palabra “aguantar” porque en Inglaterra, de donde es ella—y la estoy citando aquí:
“La palabra aguantar tiene una cierta connotación de apretar tus dientes, apretar tus labios, y de alguna manera pasar a través de algo…
La palabra perseverancia se refiere a constantemente seguir, rechazar el rendirse, no importa lo que venga.”
Pienso que esa es una buena imagen, para cualquiera de las dos palabras. Estamos hablando de no solo sobrevivir la vida, no solo pasivamente aguantar, sino de enfrentar las circunstancias de la vida triunfando – permitiendo que Dios las use para moldearnos y para formarnos, y soportando de una manera que traiga gloria a Dios .
Un comentario que leí acerca de este pasaje decía, “La vejez desnuda el cuerpo de su encanto para enfatizar la belleza del alma”. Así es como debe ser. Tú sabes, cuando eres joven, hay algunos defectos de carácter —ya sea amargura o egoísmo u orgullo— que pueden ser cubiertos o disimulados con energía propia de la juventud, con una buena apariencia, habilidad natural, o una personalidad cautivante.
Pero a medida que envejeces y esas cosas físicas y externas desaparecen, si esos defectos de carácter no han sido santificados, se van a hacer cada vez más pronunciados y más visibles.
Así que quiero animarte, sea que ya seas de edad avanzada o te estás dirigiendo en esa dirección, que persigas el tipo de belleza, el tipo de corazón, el tipo de piedad que aguanta y que se vuelve más hermosa con la edad: “La vejez desnuda el cuerpo de su encanto para enfatizar la belleza del alma”.
Carmen : Nancy Leigh DeMoss regresará para orar. Encontrarás anaqueles llenos de productos que prometen combatir los efectos de la vejez, pero Nancy nos ha proporcionado algo mucho mejor que cremas o lociones.
Para poder desarrollar la verdadera belleza interna que Nancy ha estado describiendo necesitas conocer la Palabra de Dios. Sabemos un maravilloso lugar para comenzar: Estudia el libro de Tito capítulo 2. Es el pasaje que Nancy ha estado describiendo para nosotras, acerca de desarrollar una sana doctrina y belleza verdadera.
Esta semana hemos considerado el valor que tiene el que las mujeres mayores y las jóvenes se conecten. No hay mejor lugar para que experimentar esa conexión que en tu iglesia local. Espero que te estés congregando en una iglesia donde se predique la sana doctrina de las escrituras.
También te invitamos a visitar nuestra página web, allí encontraras artículos y podrás conectarte con otras hermanas que nos siguen, visita www.avivanuestroscorazones.com
Regresa con nosotros mientras Nancy continúa con Tito capítulo 2. Ahora, de nuevo Nancy para orar.
Nancy: Padre, mientras escucho y leo esas palabras, yo digo, “Eso es lo que yo quiero: que Tú arranques cualquier cosa que sea de obstáculo para mi desarrollo y crecimiento espiritual”.
Mientras el cuerpo físico y los sentidos se deterioran, te pido, oh Dios, por una gracia que crezca y por belleza, para ser de “mentalidad-sobria, digna, con domino propio, sana en la fe, sana en amor y sana en perseverancia”.
Que nuestras vidas como mujeres se vuelvan más y más hermosas y más radiantes con esa verdadera belleza de la vida de Cristo en nosotros. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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