Yo, Yo, YO

«No deberíamos tener un hogar centrado en nuestros hijos». He escuchado esa frase tantas veces, quizás tú también. Estoy de acuerdo con la idea detrás de esta declaración, pero en ocasiones me doy cuenta que lo que realmente quiero es un hogar centrado en mí misma. Quiero que mis hijos y mi esposo hagan las cosas a mi manera. Quiero que mi hogar sea centrado en MÍ.

Últimamente también he escuchado muchas conversaciones acerca de buscar tiempo para MÍ. Continuamente escucho el comentario: «¡Necesito más tiempo para MÍ!». Creo que en ocasiones es bueno alejarse y tomar aire, pero exactamente, ¿cuánto tiempo necesito para MÍ antes de volverme egoísta e indulgente conmigo misma? ¿Estoy alejándome para descansar en lugar de darle más a mi familia? ¿O estoy solamente tratando de escapar de las personas que «deberían» estar sirviéndome?

Ya estoy lo suficientemente enfocada en mí misma. A continuación te hago algunas preguntas en las cuales quizás puedes verte reflejada:

  • ¿Te sientes frustrada porque eres la única en la cocina preparando la enésima comida para servir a tu familia, y a nadie parece importarle? ¿Haces que las ollas suenen más alto para que se compadezcan de ti y así llamar la atención? 
  • ¿Estás molesta por la pila de ropa sucia sin que nadie ofrezca su ayuda para lavarla y doblarla?
  • ¿Te molesta cuando tienes que interrumpir tu lectura de ese libro que has estado tratando de leer porque hay un pequeño que demanda tu atención?
  • ¿Te irritas porque has tratado de revisar tu correo electrónico y tu niño quiere que en realidad lo mires a los ojos cuando te está contando una de sus noticias que para ti parecen triviales?

Nota las palabras que estoy usando… Frustración. Molestia. Irritación. 

Hace varios años escuché un sermón sobre este tema que se ha quedado en mi mente desde entonces. El pastor dijo que si estás frustrada, irritada o exasperada, es probable que estés pecando. Puedo molestarme por lo malo, la injusticia y el pecado, pero no debería irritarme cuando no obtengo la atención suficiente o las cosas no salen a mi manera.

En contraposición a esto, cuando me convierto en una persona Cristo-céntrica, quiero dar sacrificialmente. Quiero suplir las necesidades de otros; estoy tan agradecida de la forma en que Cristo ha suplido mis más profundas necesidades, que no me concentro en lo que obtendré a cambio. Por lo tanto, ¡lo acepto! Por momentos, mi casa parece un hogar centrado en mis hijos, a veces centrado en mi esposo, otras veces centrado en mis invitados. 

Pero mi hogar no debería ser descrito con frases como: «Cuando mamá no está feliz, nadie está feliz».

Y cuando me retiro, mi motivación no es alejarme de las personas en mi hogar, quienes están ignorando MIS necesidades, sino recargar energías, a fin de vertirme más y más en la vida de aquellos que amo.

«…y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma». -Efesios 5:2

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Sobre el autor

Carrie Ward

Carrie está casada desde hace casi veinte años con Wes Ward, Director de Medios en Aviva Nuestros Corazones. Ella es una madre y ama de casa con cuatro hijos, y es autora del libro: "Juntos: Haciendo crecer el apetito … leer más …


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