Una mujer satisfecha

 ¿Has pensado alguna vez que no tienes lo suficiente o que algo te falta para estar satisfecha? Cuando surge algún pensamiento como este, rápidamente viene a mi mente el texto de 1 Timoteo 6:8: «Y si tenemos qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos». Es decir, si hemos comido y tenemos con qué vestir, ya debemos encontrarnos satisfechas. Pero nosotras muchas veces queremos más, en lugar de contar las bendiciones, siempre notamos que algo falta.

Continuamente la publicidad nos impulsa al consumismo y parece que siempre falta algo para estar satisfechas. Pero nosotras no somos de este mundo, aunque vivamos en él; como resultado, no debemos anhelar ni correr tras los deseos mundanos y la avaricia que nunca nos permite estar contentas. Es bonito comprar cosas nuevas, pero ¿cuán importante es en nuestras vidas vestir a la moda, tener el último celular o tal vez comprar por comprar sin necesidad? 

¿Qué dice Dios al respecto?

Dios manda que nos mantengamos libres del amor al dinero. «Conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”» (Hebreos 13:5, NVI).

¡Todas las bendiciones provienen de Él!

Podría estar todo un día y más contando las infinitas maneras en las que Dios ha sido proveedor para mi familia, cómo ha sido bueno al sustentarnos en los momentos de necesidad y también de abundancia. No me canso de contar Sus bendiciones día tras día y las formas asombrosas en las que ocurren, pues Dios está en cada detalle.

Un recordatorio muy importante que no debemos pasar por alto es que vivamos contentas y agradecidas. Pero también recordemos que estamos expuestas a la tentación, y el enemigo de nuestras almas va a querer manipularnos y traer pensamientos de descontento, queja, insuficiencia, avaricia o codicia. Sin embargo, nuestro gozo no depende de las cosas materiales, sino de las riquezas espirituales que Dios nos da.

Mira a tu alrededor y considera todas las formas en las que Dios ha provisto para todas y cada una de tus necesidades, como Él ha movido personas, ha orquestado acontecimientos para suplirte y bendecirte aun más de lo que imaginabas, esperabas o merecías.

Ahora te animo a que las escribas en un cuaderno o cuéntaselas a alguien, hazlo público si lo deseas, alaba a Dios por Su provisión y por Su cuidado.

Por último, si miras a tu alrededor y tienes ropa y comida, considérate más que bendecida y proclama conmigo: ¡Hasta aquí nos ayudó el Señor!

Oremos juntas:

Padre ayúdanos a no desviar nuestra mirada de Ti y de Tu bondad. Líbranos de una actitud materialista y de correr tras cosas superficiales que se corrompen y deterioran. Más bien, te suplicamos que nos ayudes a hacer tesoros que tengan un resultado eterno. Danos un corazón agradecido para vivir satisfechas y regocijarnos en Cristo. Que seamos mujeres satisfechas. Tú eres nuestro mayor tesoro. Amén.


 

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Sobre el autor

Débora Dilge de Peralta

Débora esta casada desde hace 16 años con Victor Peralta, Pastor de la Iglesia Cristiana de la Gracia, en Bahía Blanca, Argentina. Tienen dos hijos a quienes educan en el hogar y juntos como familia alojan niños con necesidad de … leer más …


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