Una madre imperfecta en manos de un Dios confiable

«Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey». Hebreos 11:23

En marzo de este año, 2019, me enteré que estaba embarazada nuevamente y aunque era una noticia que esperábamos, la incredulidad se apoderó de mí. La prueba de embarazo casera y de laboratorio dieron positivas. Llegaron los mareos, las náuseas, y no me van a creer, que pese a todo esto, yo esperaba que en la primera cita el médico me diera la orden para una ecografía con el fin de verificar que en mi vientre realmente se encontraba el bebé.

Por providencia de Dios, la ecografía no llegaría sino hasta la semana 11 ¡me desalenté! Llegué a considerar la opción de hacerme la ecografía por mi cuenta, pero mientras lo pensaba, Dios me llevó a meditar en la razón por la cual estaba experimentando todo esto y la respuesta fue: «Falta de fe». Esta falta de confianza en el Dios que creó al bebé en mi vientre, de quien no estaba oculto su diminuto cuerpo en formación; el que lo conoció desde que era un embrión. Se me había olvidado por un momento que Dios tenía escrito cada día de su existencia, incluso cuando no existía ni uno solo de ellos. (Sal 139:13-16).

Y cuanta fe nos falta muchas veces como madres, y no hablo de una fe que decreta en el nombre de Jesús lo que deseamos que pase con nuestros hijos, sino, una fe que cree en el Dios que conoce lo que pasará en el futuro antes de que suceda.

Una fe como la que ejerció Jocabed, la madre de Moisés, cuyo testimonio de fe aparece en Éxodo capítulo 2. Te invito a escuchar o leer, en la página de Aviva Nuestros Corazones, un programa relacionado con su historia, llamado: Maternidad bajo la providencia de Dios.

Estoy casi segura de que si les preguntara: ¿Cuántas han sentido temor en su maternidad? Todas levantarían sus manos. El temor es algo que nos paraliza y muchas veces nos hace creer que está en nuestras manos o en las manos de otros el futuro de nuestros hijos, nublando en nuestra mente lo que ya conocemos de Dios en Su Palabra.

Una fe que echa fuera todo temor

Jocabed, era una madre imperfecta como nosotras, pero que confiaba en el Dios que tenía la vida de su hijo en Sus manos.

Las Escrituras dicen que Moisés era un bebé hermoso, pero, ella vio algo más que su aspecto físico, vio más allá del amor que evidentemente tenía por su hijo, ella vio a través de los ojos de Dios. Ella muy probablemente no entendía muy bien el plan que Dios tenía con su hijo, sin embargo, ella ejerció su fe y cuando ya no pudo esconderlo más, tomó la decisión junto a su esposo de colocarlo en una canasta en el Nilo.

Haciendo lo que podemos hacer mientras Dios hace lo que no podemos

Como madres debemos tener presente que existen dos posibles puertas por donde nuestros hijos finalmente podrán entrar, la puerta estrecha y la puerta ancha (Mt 7:13-14). Y que hay mucho que podemos hacer, dirigidas por Dios, para guiar a nuestros hijos al camino angosto que lleva a la vida.

Como Jocabed debemos ser intencionales en hacer todo lo que esté en nuestras manos para preservar la vida de nuestros hijos, y sobre todo que ellos alcancen vida eterna en Jesucristo. Recordemos que ella escondió a Moisés, luego escogió cuidadosamente la cestilla donde puso al niño, lo dejó en un lugar estratégico a orillas del Nilo cerca de la hija de faraón, envió a su hija Miriam a cuidarlo hasta que fue encontrado. ¡Fue intencional!

Por lo tanto, mientras que Dios hace lo que solo es posible para Él, salvar, nosotras tenemos la responsabilidad de ser diligentes en ejercer nuestra fe mientras criamos a nuestros pequeños.

Una fe que muchas veces nos llevará a tomar decisiones poco cómodas para nosotras, como renunciar a nuestros empleos para quedarnos criando a nuestros hijos en casa.

¿Cómo la decisión de Jocabed nos sirve de ejemplo hoy?

Hoy no tenemos que vivir con el temor que ahoguen a nuestros hijos en un río, pero si tenemos que abrir los ojos a la realidad del mundo en el que vivimos, donde se llama a lo malo, bueno y a lo bueno, malo. Un mundo donde Satanás aun continua con el plan de acabar con el pueblo de Dios.

Por esa razón el ejemplo que debemos tomar de esta madre, es su fe. Fe que la hizo digna de ser parte de la gran nube de testigos mencionados en Hebreos 11. Su fe nos da testimonio hoy y nos motiva a correr con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.

Como dice Nancy, puede que al igual que Jocabed no vivamos para ver los resultados de nuestra fe, pero podemos estar seguras de que Dios está escribiendo la historia, y el final será uno que le traiga a Él gran gloria.

Jocabed obtuvo su fe de Dios, roguemos a Dios que nos conceda el poder vivir por fe y no por vista. Yo necesito una fe así ¿y tú?

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Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


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