Una de las disciplinas que me resulta más difícil cultivar

¿Puedo ser completamente honesta? Leer la Biblia ha sido una de las disciplinas más difíciles para mí, como cristiana.  En muchas ocasiones, inicio el nuevo año marcando mi calendario decidida a empezar desde Génesis y leer a través de toda la Biblia hasta llegar a Apocalipsis. Pero, en abril o mayo, esa determinación se ha ido. Y lucho con empezar y detenerme durante el resto del año, sin mencionar el peso de la culpa por “no dar la talla” como cristiana.  

Estaba desesperada por leer a través de la Biblia, pero luché por años con el desánimo y la vergüenza en esta área de mi crecimiento cristiano. Sé que el Señor escuchó mi clamor por un caminar más íntimo y personal con Él.  ¡Y proveyó justo lo que necesitaba! Mientras estaba en una conferencia para mujeres, una de las charlistas compartió algo que finalmente puso a mi alcance el reto de leer a través de la Biblia. ¡Casi me avergüenza decir lo sencillo que fue! Ella explicó que, si leo tres o cuatro capítulos al día, al final del año, habré terminado de leer mi Biblia. ¡Eso era! Así de simple. Pero simple, no significa que sea fácil…

Me comprometí con el Señor para encontrarme con Él, cada mañana en Su Palabra al leer esos tres o cuatro capítulos. Aunque nunca había sido una persona mañanera y me había excusado en mi amor por dormir para no tener un tiempo a solas temprano en la mañana con el Señor, a través de un estudio de Proverbios me curé; Salomón dijo “No ames el sueño, no sea que te empobrezcas; abre tus ojos y te saciarás de pan” (Pr. 20:13). Cuando todas mis excusas fueron anuladas, el Señor podía hablar conmigo.

Mañana tras mañana, día tras día, el Señor formó en mi corazón esa disciplina de leer Su Palabra hasta que ya no era simplemente “leer”. ¡Se trataba de escuchar Su voz!  Y con desesperación necesitaba esa ancla constante en mi vida. Al final de ese año, lloré con lágrimas de gozo pues el Señor había esperado pacientemente por mí. No había manera de cuantificar la vista panorámica que ahora tenía de Su Palabra. Él demostró Su amor apasionado por la humanidad desde Génesis hasta Apocalipsis, eligiendo un pueblo para traer a Su Hijo a morir por nuestros pecados y Quien regresará en la consumación de los tiempos. ¡A que Dios tan increíble y maravilloso servimos!

El fuego por Su Palabra era contagioso. Retaba a las mujeres en nuestra clase de escuela dominical a unirse para leer cuatro capítulos por día durante un año. Comenzábamos cada clase con una breve sesión de rendición de cuentas sobre cómo nos había ido durante la semana y viendo quién necesitaba oración y ayuda. Nuestra meta era ser, al final del año, mujeres verdaderas de Su Palabra. Fue un gran gozo ver todos esos corazones transformados.

Su Palabra es en verdad una lámpara para nuestros pies y una luz en nuestro camino.  ¡Cuánto amo tu Ley! Todo el día es ella mi meditación. Salmo 119:97

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Sobre el autor

Karen Waddles

Karen es asistente de publicación en Moody Publishers, es una conferencista, y contribuyente como escritora en los libros "Nuestras voces: asuntos que enfrentan las mujeres negras en los Estados Unidos" y "Estudio bíblico de color". Ella y su esposo, George, … leer más …


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