Un nuevo año, una realidad mayor

El libro con 365 paginas ha finalizado y la pregunta que me hago en este momento es ¿ahora qué?

Reviso las páginas de este libro que está titulado con mi nombre y reflexiono en tantas memorias vividas.  Me siento muy agradecida porque mi Padre Celestial, el Autor de mi libro, me ha bendecido con tantos detalles inmerecidos, pero luego vienen unas ideas a mi mente que no me dejan satisfecha, “Y si tal vez…”

La queja es un pecado que puede ser tan audible como silencioso. Puedes compartirlo con otros o tan solo suspirar por lo que quieres pero que no has recibido. Hoy quiero que reflexionemos en esa realidad mayor que nos ayudará a identificar si hay queja en nuestro corazón, pedir perdón a Dios y reenfocar nuestra vida en esa realidad mayor para poner en práctica en este nuevo año.

¿Qué es la queja?

La queja es una expresión que denota disgusto, molestia o dolor. A su vez, se puede expresar como enojo o protesta ante un evento que escapa de nuestra expectativa, incumplimiento de un pacto, inconformidad o insatisfacción a causa de una circunstancia o persona. Pero, si profundizamos aún más, la queja es el reflejo de un corazón inconforme e insatisfecho con la forma de obrar de un Dios Omnipresente, Soberano, Justo y Todopoderoso.

Si estas palabras han cautivado tu corazón y te preguntas, ¿lucho con la queja? Te animo a evaluar los siguientes puntos que te permitirán reflexionar si ésta es una debilidad en tu corazón.

¿Cómo puedo identificar la queja en mi vida?

La mejor forma de reflexionar sobre un tema es cuestionándonos sobre el mismo. Por lo cual, plasmaré 12 preguntas que guiarán nuestros pensamientos a conocer el estado de nuestro corazón:

  1. ¿Cómo reaccionas cuando tus expectativas no se cumplen?
  2. Cuando consigues algo, y no es tan bueno como esperabas, ¿cómo respondes?
  3. La información, respuesta o evento llegó a tiempo, pero aun así ¿te preocupas sobre los detalles que no están alineados perfectamente?
  4. Alcanzas una meta, eres validado por tu pareja, familia o amigos, ¿pero aun así expresas dudas porque sientes no estar a la altura?
  5. Después de recibir una grata sorpresa o una respuesta a algo que deseabas y orabas, ¿sientes que todo pasó muy rápido y no fue suficiente?
  6. ¿Acaso dices: “No es justo…”, “El/ella siempre…”, “El/ella nunca…”?
  7. Gracias Dios por todo lo que me has dado este año, pero ¿no crees que te faltó…? ¿no crees que se te olvidó…?

¿Y ahora, qué?

Si acertaste en al menos una de estas preguntas, muy probablemente en este momento o en algún punto en particular, tu corazón ha estado lidiando con la inconformidad que se expresa con palabras de queja.

¿Crees que Dios ha mostrado interés en tus dudas y necesidades? ¿Crees que se ha tardado en responderte o Sus repuestas no son lo suficiente para que estés conforme?

La expresión de queja o inconformidad ante todo lo que Dios permite o no permite en nuestra vida es un reflejo de la alta valoración que le damos a nuestra opinión y forma de manejar la circunstancia por encima de la de Dios; también es inseguridad y duda del poder de Dios, Su justicia y soberanía en las circunstancias que Él permite. En resumen, “somos más sabias que Dios” y con nuestra queja decimos que Dios se equivoca y que, por ende, Él no es de fiar.

Gracia sobre gracia

Si estás convencida de que esta lucha es una realidad en tu vida, acompáñame a ver lo que nos presenta la Biblia. En la Palabra de Dios podemos ver varios ejemplos de personas que estuvieron lidiando con la misma debilidad y cuál fue la respuesta de Dios sobre esto.

  • La queja es un reflejo de ingratitud.

“Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos del Señor… (Dios le dice a Moisés) Di al pueblo consagraos para mañana, y comeréis carne, pues habéis llorado a oídos del Señor, diciendo: ‘¡Quién nos diera a comer carne! Porque nos iba mejor en Egipto. El Señor, pues, os dará carne y comeréis. No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino todo un mes, hasta que os salga por las narices y os sea aborrecible, porque habéis rechazado al Señor, que está entre vosotros, y habéis llorado delante de Él, diciendo: ‘¿Por qué salimos de Egipto? Pero Moisés dijo: “El pueblo, en medio del cual estoy, llega a seiscientos mil de a pie; y tú has dicho: “Les daré carne a fin de que coman, por todo un mes. ¿Sería suficiente degollar para ellos las ovejas y los bueyes? ¿O sería suficiente juntar para ellos todos los peces del mar? Y el Señor dijo a Moisés: ¿Está limitado el poder del Señor?” Números 11:1,18-23

En la historia del pueblo de Israel constantemente la queja era una expresión de inconformidad que se repetía con frecuencia. Luego de haber vivido años en esclavitud y haber sido libertados por el Señor, constantemente demandaban que se cumplieran sus expectativas. Ellos pasaron por alto el cuidado de Dios, su libertad, la guía de Dios en el camino, y Su provisión de alimento (maná) y además pidieron sin reconocer con gratitud lo que habían tenido en medio de ellos. Pidieron como si nunca hubieran recibido y como si dudaran de que Dios se preocupa en proveer a sus necesidades.

Mas Dios responde: “¿Está limitado el poder del Señor?” Números 11:23

  • La queja es un reflejo de pensamientos duda, temor, inquietud e inconformidad ante la soberanía de Dios.

El salmista decía: “¿Rechazará el Señor para siempre, y no mostrará más su favor? ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Ha terminado para siempre su promesa? ¿Ha olvidado Dios tener piedad, o ha retirado con su ira su compasión? Entonces dije: Este es mi dolor, que la diestra del Altísimo ha cambiado. Me acordaré de las obras del Señor; ciertamente me acordaré de tus maravillas antiguas. Meditaré en toda tu obra, y reflexionaré en tus hechos. Santo es, oh Dios, tu camino; ¿qué dios hay grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas, has hecho conocer tu poder entre los pueblos.” Salmos 77:7-14

Esta es la verdad que Dios trae a la mente del salmista ante su angustia “Santo es, oh Dios, tu camino; ¿qué dios hay grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas, has hecho conocer tu poder entre los pueblos.” Salmos 77:14

  • Cuando nos quejamos, nos otorgamos autoridad a nosotras mismas, a las personas o circunstancias por encima de Dios.

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Que muestre por su buena conducta sus obras en mansedumbre de sabiduría. Pero si tenéis celos amargos y ambición personal en vuestro corazón, no seáis arrogantes y así mintáis contra la verdad. Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.” Santiago 3:13-16

Estos textos nos presentan cómo Dios nos advierte sobre la necedad de una sabiduría terrenal que es maligna cuando anteponemos nuestros deseos a la voluntad de Dios. En ocasiones, en Su soberanía, Él nos deja tomando nuestras propias decisiones. Decisiones que marcarán una vida de inconformidad e insatisfacción hasta que sea rendida completamente a Cristo para libertad plena en Su voluntad.

La gracia de Dios nos restaura y podemos acudir a Él como decía el salmista: “Clamo al Señor con mi voz; con mi voz suplico al Señor. Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia. Cuando mi espíritu desmayaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En la senda en que camino me han tendido una trampa. Miro a la derecha, y ve, porque no hay quien me tome en cuenta; no hay refugio para mí; no hay quien cuide de mi alma. A ti he clamado, Señor; dije: Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.” Salmos 142:1-5

Una realidad mayor

Si la Palabra de Dios ha confrontado tu corazón y has venido a la presencia de Dios en arrepentimiento, Dios te reafirma Su promesa: El Señor es tu ayudador.

En este próximo nuevo año tendremos muchos momentos inciertos frente a nosotras y de seguro vendrán muchas circunstancias que nos llenarán de malestar; o enojo; o nos veremos luchando con pensamientos de insatisfacción. Por eso, cuando esto ocurra, haz un alto, analiza las motivaciones de tu corazón y trae a tu mente la Palabra de Dios.

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos declara el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como descienden de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelven allá sino que riegan la tierra, haciéndola producir y germinar, dando semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.” Isaías 55:8-11

“Bendito sea el Señor, mi roca, que adiestra mis manos para la guerra, y mis dedos para la batalla. Misericordia mía y fortaleza mía, mi baluarte y mi libertador, escudo mío en quien me he refugiado.” Salmos 144:1-2

¡No olvides!

  1. No eres esclava de la duda e inconformidad.
  2. No puedes cambiar las circunstancias, pero puedes confiar en que Dios ha permitido esta circunstancia con propósito.
  3. Dios escucha tu angustia, permítele guiarte con sabiduría frente a esta circunstancia.
  4. La queja contamina relaciones. Por lo que, cultiva amistades y cercanía con aquellas hermanas que Dios ha puesto a tu alrededor para que te ayuden a poner en perspectiva bíblica esta angustia e insatisfacción.
  5. Ora sin cesar al Señor: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a tierra firme. Por amor a tu nombre, Señor, vivifícame; por tu justicia, saca mi alma de la angustia…Pues yo soy tu siervo” Salmos 143:10-12

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Sobre el autor

Natalie Mariel Castillo Franco

Natalie está casada con Jordano y juntos tienen a Elena, el milagro que Dios les entregó. Ellos están comprometidos en ser una familia que glorifique el nombre de Dios.

Natalie ha abrazado el diseño de Dios en su vida, en … leer más …


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