Faltando pocos días para acabar el año, usualmente nos preguntamos ¿Cuáles serán mis metas para el próximo año? ¿Por cuáles cosas oraré? ¿Cuáles serán mis nuevos proyectos? Pero quizás también has estado en reuniones con amigos y familiares escuchando a otros decir: ¡Este será tu año! Y yo me pregunto ¿Mi año?
Por otro lado, en una de las emisoras de radio escucho al locutor preguntar a los oyentes, ¿Qué esperas para el próximo año? ¿Consideras que estamos viviendo las señales del fin? Y yo me preguntaba, ¿Por qué mezclar un nuevo año con el fin de los tiempos? Definitivamente, el fin del tiempo es una realidad y se escucha frecuentemente en estos días. Si juntáramos estos pensamientos y lo pusiéramos en perspectiva eterna, nos daríamos cuenta de que sin lugar a dudas, un minuto, una hora, un nuevo día, un nuevo mes y un nuevo año, son todos momentos de impacto eterno.
Es por esto que quiero compartir contigo cuatro principios que nos ayudarán a actuar con trascendencia eterna:
1. La vida no se trata de mí sino de CRISTO. El próximo año no será nuestro año, porque no se trata de mí ni de ti, sino de nuestro Creador. Las diversas circunstancias que ocurren en nuestra vida tienen el propósito de atraernos más a Cristo y de continuar puliendo la obra que Él ha comenzado en nuestras vidas, para que sobre todas las cosas El reciba la gloria.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo más vive Cristo en mí y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios el cual me amo y se entregó a si mismo por mí.” Gálatas 2:20
2. Los tropiezos y adversidades vendrán, pero Su gracia es suficiente. El inicio de un nuevo año es un buen momento para recordar que los tiempos tempestuosos se acercan pero Dios orquestará en Su providencia cada situación y a su vez nos dará Su sostén para hacerle frente, por eso caminamos en victoria.
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:37-39
3. Vive el presente a la luz de la eternidad. Cuando asumimos que nuestra meta es glorificar a Dios y proclamar Su Palabra en todo lo que hacemos, entonces escogemos tomar más tiempo de calidad y contenido con otros, más oración y rendición, aprender de la Palabra de Dios y enseñar a otros a equiparse conforme a Su diseño, tomando el riesgo de salir de nuestra zona de confort al hacer las cosas para Cristo y por Cristo.
“…Porque de Él y por El son todas las cosas a Él sea la gloria para siempre.” Romanos 11:36
4. Cuenta las bendiciones que Dios trae a tu vida. Hagamos nuestro el ejercicio de anotar las bondades de Dios aun en medio de circunstancias turbulentas para hacer de este un recordatorio constante durante el año de que nuestro Dios es grande y El reina sobre toda Su creación.
“Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente estará su alabanza en mi boca… Probad y ved que el Señor es bueno. ¡Cuán bienaventurado es el hombre que en Él se refugia! ” Salmos 34:1,8
Es mi oración que Dios nos permita poder vivir nuestro diseño de mujeres para Su gloria durante este nuevo año que se avecina con la intencionalidad y la mira puesta en la eternidad.
“Pon tus ojos en Cristo tan lleno de gracia y amor y lo terrenal sin valor será a la luz del glorioso Señor.”
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