Un llamado urgente para pelear por corazones y mentes

Desde mediados de los 90, una poderosa y adictiva droga estaba circulando entre la población de la nación, incrementando su influencia y disponibilidad cada año. Aunque al principio su uso era muy limitado y exclusivo para adultos, hoy los niños pequeños la están usando también y los adolescentes en todas partes ya son adictos. Esta droga es el teléfono inteligente, y puede que tú se la estés facilitando.

Si eres madre o maestra (simplemente si has caminado por la calle últimamente), puedes notar que ver un adolescente sin su teléfono inteligente en su mano es tan raro como ver a Pie Grande, y ambos sucesos son de igual manera impactante.

Detrás de cada número, está la imagen de un joven

Dependiendo de tu cercanía con los adolescentes, es posible que no necesites información adicional para saber que cada vez son más adictos a sus teléfonos. Lo sabes porque lo has visto. Pero si no lo crees completamente, los datos de una entrevista del 2018 del Pew Research Center cuentan una historia alarmante.

  • El 95% de los adolescentes entrevistados tienen un teléfono inteligente
  • El 54% de los adolescentes admitieron que pasaban mucho tiempo en su teléfono celular.
  • El 72% dijo que revisa sus mensajes o notificaciones en la mañana cuando se levantan.
  • Cerca del 40% dijo que se siente ansioso o inquieto cuando no está cerca de su celular.
  • El 56% reportó que estar lejos de su celular los hace tener alguno de estos sentimientos: soledad, enojo o ansiedad.
  • El 45% reportó que está conectado casi todo el tiempo.1

Estas estadísticas son del 2018, dos años antes de que la pandemia trajera la escuela, la reunión de jóvenes y las escuelas de conducir a que fueran en línea.

Las redes sociales y aplicaciones como Snapchat, TikTok, Instagram y otras han causado el uso en este grupo demográfico de adolescentes y jóvenes adultos. Incluso los editores de la página web Teen Vogue admiten que existe un problema. Britney McNamara abrió un artículo del 2021 acerca de la adicción así:

Por muchos años hemos visto estudios diciéndonos que las redes sociales pueden afectar nuestra salud mental, pero lo más seguro es que no necesitábamos escuchar esa información. A muchos nos ha pasado que hemos sentido el cansancio emocional cuando pasamos horas mirando las redes sociales, y peor aún, nos ha pasado que no podemos dejar de hacerlo aunque nos está afectando.2

Los adolescentes saben que tienen un problema, pero no tienen idea de qué hacer al respecto (y en muchos casos, no quieren). Para los padres, se ha admitido, el problema parece que no tiene solución.

Estado de la relación: es complicado

Realmente, mi interés en la relación entre los jóvenes y sus teléfonos va más allá de buscar información para este artículo. Como muchos padres, mi esposo y yo tratamos de evitar los efectos diarios de esta situación en nuestro hogar. Pero nosotros tenemos una ventana a la vida de nuestros hijos al ministrarles en la escuela cristiana donde mi esposo sirve como el administrador y yo tengo el privilegio de dirigir los coros para niños de secundaria.

En cada aula de secundaria de nuestra escuela cuelga un cuadro de tela con treinta bolsillos donde los alumnos deben depositar sus teléfonos al comienzo de la clase. En el aula de música, es raro el alumno que entra y lo hace todos los días sin que se lo recuerden. (Pregúntame sobre los alumnos que intentan usar sus teléfonos «a escondidas» detrás de sus hojas de música. Suspiro). A la primera mención del tiempo libre llega la pregunta: «¿Podemos tomar nuestros teléfonos?». Cuando la respuesta es «sí», toman sus teléfonos en segundos. Sus cuerpos se quedan en el salón de clase, radiantes y alegres, llenos de música, aunque a veces está algo desordenado y caótico, mientras que sus mentes y corazones se van desvaneciendo en las sombras que caen sobre sus rostros a medida que entran a lo que parece ser otro mundo.

Hemos sido parte de este ministerio casi ocho años y esto es lo más notable. Los pre adolescentes y los adolescentes de hoy son diferentes de lo que eran cuando entramos por la puerta por primera vez. No necesariamente son más pecadores, más rebeldes ni más bulliciosos. (No hay nada nuevo bajo el sol, ¿cierto?) En vez de eso, son más ansiosos. Están con más depresión. Se distraen más fácil. Son más apáticos. Más enfocados en sí mismos. Están tristes, enojados, inconscientes de lo que pasa a su alrededor, retraídos, y todo lo que esas cosas conllevan. 

Un estudio reciente de ocho mil estudiantes de secundaria arrojó resultados importantes. Así lo reportó un artículo de The Atlantic:

Desde el 2009 hasta el 2021, el porcentaje de estudiantes americanos de secundaria que dijeron que tenían «sentimientos persistentes de tristeza y desesperanza» subió del 26 % a un 44 %, de acuerdo a un nuevo estudio del CDC. Este es el resultado más alto de tristeza en adolescentes que se ha registrado.3

El mismo estudio registró que el 25% de niñas adolescentes contemplaron seriamente cometer suicidio durante la pandemia. Los doctores reportan un «incesante aumento» en niños y adolescentes que necesitan ser hospitalizados por crisis de salud mental, entre ellas, las ideas de suicidio.4

Ahora es normal que los adolescentes no vayan a la escuela varias semanas por efectos relacionados con el estrés físico y emocional.

Amigas, nuestros hijos no están bien. ¿Acaso son sus problemas exclusivamente por sus teléfonos y las redes sociales? Probablemente no. El COVID no fue algo insignificante, y las consecuencias de la caída del hombre al pecado continúan. Sin embargo, varias ramas de investigación concluyen que hay una gran correlación.5 El escritor Derick Thomson está de acuerdo al cerrar su artículo de The Atlantic de la siguiente manera: 

Las redes sociales ponen en el bolsillo de cada adolescente una batalla real cuantificada por la escasa popularidad que puede desplazar horas de sueño y hace que muchos adolescentes, especialmente las chicas, se sientan peor con su cuerpo y su vida. Amplifican estas tendencias existentes con una pandemia mundial y un período de aislamiento social sin precedentes, entonces, de repente, el notable aumento de la tristeza adolescente no parece tan misterioso, ¿verdad? 6

Tal vez nada de lo que he dicho hasta ahora te haya sorprendido, pero considera esto: si los medios seculares nos dicen que las consecuencias son nefastas para los niños que pasan demasiado tiempo con sus teléfonos, entonces, tomando prestada una frase de la película Mi pobre angelito: «si el tío Frank dice que es malo, debe ser realmente malo».

Las consecuencias físicas y emocionales no son cualquier cosa, pero como cristianos, nuestra mayor preocupación deberían ser las implicaciones espirituales de un involucramiento casi constante en línea. Este peligro más profundo es sumamente sutil; sus consecuencias son graves.

Un peligro más profundo

A este punto, es posible que esperes un tratado sobre los daños de la pornografía. O una palabra de advertencia sobre cómo los influencers «exvangélicos» están tratando de convencer a los jóvenes adultos en su casa e iglesia para que abandonen la fe. ¡Lo están haciendo! Aunque estos males sean dañinos, mi mayor preocupación por la generación TikTok, y particularmente por sus mujeres jóvenes, es esta: la inmersión casi constante de sus mentes y corazones en una visión del mundo que se opone completamente a la Palabra de Dios... una visión del mundo que celebra las cosas que rompen el corazón de Dios. 

¿Las redes sociales son el enemigo? Por supuesto que no. Puede que estés leyendo mis palabras porque las redes sociales te han traído hasta aquí. Pero en general, los mensajes que nuestros hijos reciben en sus teléfonos se estrellan como olas en la costa de sus corazones, erosionando un poco más la tierra sana que hay con cada oleada. Por eso necesitamos fortificar sus corazones con la Palabra de Dios. 

Las redes sociales vs. las Escrituras: una historia con dos narrativas

Les muestra una cosmovisión que está de acuerdo o está en oposición a la Biblia. Claro, existen creadores de contenido que son cristianos que proclaman la Palabra de Dios y exponen la verdad frente a los jóvenes, pero hablando en general… 

Las redes sociales dicen: Quédate en lo relevante, aquí está lo mejor y lo de última moda.

La Palabra de Dios dice: Estén bien cimentados (Col. 1:23). No hay nada nuevo bajo el sol (Ecl. 1:9).

Las redes sociales dicen: Sigue a los influencers. Necesitas lo que ellos tienen. 

Las Escrituras dicen: Sigue a Jesus. Te ha dado todo lo que necesitas (y por cierto, ¡los influencers también lo necesitan!) (2 Cor. 9:8).

Las redes sociales dicen: Solo se vive una vez. Vívela para ti misma. Diviértete a lo grande.

Las Escrituras dicen: Permanece firme, anímense unos a otros (1 Cor. 16:13; Heb. 3:13).

Las redes sociales dicen: Los «me gusta» te muestran la cantidad de amor.

Las Escrituras dicen: El amor dio Su vida por ti (Juan 15:13).

Las redes sociales dicen: Sé tu misma.

Las Escrituras dicen: Fuiste comprada por un precio y eres amada con un amor eterno. Glorifica a Dios con tu cuerpo, y ámalo con tu corazón, tu alma y tu mente (1 Cor. 6:20; Jer. 31:3; Mt. 22:37).

Las redes sociales dicen: Dios es un chiste.

Las Escrituras dicen: Dios es mi roca (Salmo 18:2)

El adolescente promedio en los Estados Unidos está profundamente sumergidos en los primeros mensajes porque usan el entretenimiento de las pantallas de ocho a nueve horas diarias.7 Nuestros hijos necesitan que los ayudemos a dejar los teléfonos y que estén anclados a la Roca.

Preguntas y respuestas de las redes sociales

Como padres, tenemos cuidado de dónde dejamos a nuestros hijos e hijas, sin supervisión, en una ciudad grande (si es que les permitimos ir). Pero ¿qué tan seguido nos tomamos el tiempo de hacerles buenas preguntas de lo que están haciendo, viendo y experimentando cuando utilizan sus aplicaciones? Les preguntamos:

  • ¿Qué disfrutas ver/leer/hacer?
  • ¿A quién sigues? ¿A personas conocidas? ¿Extraños? ¿Celebridades?
  • ¿Quién te sigue a ti?
  • ¿Lo utilizas para comunicarte? ¿Cómo? ¿Comentando? ¿Enviando mensajes privados? ¿Qué tipo de mensajes recibes?
  • ¿Qué tan seguido ves contenido que te hace sentir incómodo?
  • Cuando al fin cierras la aplicación, ¿normalmente te sientes feliz, triste, satisfecho, vacío? ¿Te sientes bien de la manera en la que Dios te creó?
  • ¿Ves cosas que no deberías ver o leer? ¿Qué haces cuando eso pasa?
  • ¿Cuánto tiempo pasas en TikTok, Snapchat, o Instagram? ¿En tu teléfono en general?

O para empezar bien una conversación, intenta preguntar esto: ¿Qué ves o a quién sigues, que edifica tu fe, que apunta a Jesús, o que te hace alabar a Dios? Si tu hijo no puede contestar esas preguntas, probablemente es una señal de que debes tener una conversación con él para que deje de usarlo y encontrar otra forma de pasar el tiempo.

A este punto debemos mencionar que antes de que podamos tener una conversación honesta con nuestros hijos acerca de las redes sociales, primero debemos hacernos estas preguntas a nosotras mismas. ¿Estamos mostrando un uso del teléfono apropiado? ¿Estamos practicando lo que vamos a enseñarles?

Ningún padre que yo conozca permitiría que su hijo saliera a las calles de la ciudad sin cuestionar, entrenar y sin una buena dosis de advertencia. Debemos hacer lo mismo con nuestros hijos cuando los enviamos a sumergirse en una cultura en línea que hará todo lo posible por intentar desmontar ladrillo a ladrillo los sólidos cimientos que pasamos cada día tratando de construir.

Apunta sus ojos a Jesús

Queridas madres, profesoras, mentoras, maestras de jóvenes: no existe una falta de discipulado cuando hablamos de la generación actual de pre adolescentes y adolescentes… ¡alguien ya los está discipulando! Ya sea que seamos nosotras o sus teléfonos, alguien los está discipulandoyno podemos darnos el lujo deconfiarnos.

La tarea que tenemos por delante incluye conversaciones intensas, decisiones difíciles, y tal vez hasta ser «la mala» de su historia por un tiempo, pero debemos dejar de alimentar la compulsión de nuestros hijos simplemente porque el problema parece ser insuperable. Necesitamos llevarlos a Jesús constantemente, que ellos lo escuchen y lo vean claramente. Solo la Palabra de Dios tiene el poder para ensordecer el sonido de los címbalos de este mundo con su increíble y glorioso amor. 

Porque Él es suficiente. Él es lo único que satisface.

1 Monica Anderson and Jingjing Jiang, “Teens, Social Media & Technology 2018,” Pew Research Center: Internet, Science & Tech (Pew Research Center, May 27, 2021), https://www.pewresearch.org/internet/2018/05/31/teens-social-media-tec

2 Brittney McNamara, “Social Media Isn't Just Addictive - It's Addictive by Design,” Teen Vogue, November 10, 2021, https://www.teenvogue.com/story/the-science-behind-social-medias-hold-on-our-mental-health.

3 Derek Thompson, “Why American Teens Are so Sad,” The Atlantic (Atlantic Media Company, April 14, 2022), https://www.theatlantic.com/newsletters/archive/2022/04/american-teens-sadness-depression-anxiety/629524/.

4 Greg Adaline, “‘An Unrelenting Surge’: Doctors Report More Kids and Teens Hospitalized for Mental Health Crises during Pandemic,” https://www.wistv.com, accessed March 25, 2022, https://www.wistv.com/2022/02/10/an-unrelenting-surge-doctors-report-more-kids-teens-hospitalized-mental-health-crises-during-pandemic/.

5 Shoukat, Sehar. “Cell Phone Addiction and Psychological and Physiological Health in Adolescents.” EXCLI journal. Leibniz Research Centre for Working Environment and Human Factors, February 4, 2019. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6449671/.

6 Thompson, “Why American Teens Are so Sad”

7 “The Common Sense Census: Media Use by Tweens and Teens, 2021” (Common Sense Media, March 9, 2022), http://api.commonsensemedia.org/sites/default/files/research/report/8-18-census-integrated-report-final-web_0.pdf.

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Sobre el autor

Laura Elliot

Laura Elliott y su esposo, Michael, son nativas de la hermosa Upper Peninsula de Michigan. Se esfuerzan por servir al Señor con alegría en Minnesota mientras crían a cinco hijos y una hija, mientras ministran en Chisago Lakes Baptist Church … leer más …


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