Cuando estás conduciendo, escuchas un podcast. Cuando estás cocinando, limpiando o haciendo ejercicio, ¡pones un podcast! Ese es el ruido que llena tu tiempo libre. Es el ruido que puedes utilizar para silenciar las mentiras que pasan por tu cabeza. Mentiras como:
- No valgo nada.
- Mis pecados no tienen perdón.
- Soy una mala madre.
- Nunca encontraré un esposo.
Cuando el mundo que te rodea se aquieta, ¿qué caminos recorren tus pensamientos? ¿Te llevan más cerca de Cristo o te hunden más en el desánimo?
Si estás cansada de las bandas sonoras que han estado sonando en tu cabeza, Dannah Gresh tiene un consejo para resintonizar tu mente con la verdad de Cristo. Durante su sesión en True Woman '22, Dannah compartió la disciplina que ha transformado su vida.
Durante las últimas semanas, Dannah ha estado dando paseos. Durante su tiempo al aire libre, ha estado meditando en el Salmo 91, empapándose de la verdad de este pasaje y profundizando cada vez más en su comprensión de cada línea. Al pasar un tiempo enfocada en el retrato de quien el Salmo 91 revela que es el Dios Altísimo, la verdad de la Palabra ha restaurado su corazón y la ha ayudado a permanecer en Cristo.
Cuando comienzas a morar en el Dios Altísimo, encontrarás que tu mente y tu corazón comienzan a vagar menos. Permanecerás en la presencia de Dios porque nunca te fuiste.
Pasearse por la Palabra parece sencillo, porque lo es. Es un hábito que puedes empezar hoy mismo. Imprime el siguiente pasaje, ponte los tenis y lee mientras caminas, o escucha el pasaje leído en voz alta. Repite el proceso mañana, y al día siguiente, y al día siguiente, hasta que esas palabras se conviertan en el podcast de tu cabeza, el que hace que tus pies se dirijan a Cristo.
Medita en el Salmo 91
El que habita al amparo del Altísimo
Morará a la sombra del Omnipotente.
Diré yo al Señor: «Refugio mío y fortaleza mía,
Mi Dios, en quien confío».
Porque Él te libra del lazo del cazador
Y de la pestilencia mortal.
Con Sus plumas te cubre,
Y bajo Sus alas hallas refugio;
Escudo y baluarte es Su fidelidad.
No temerás el terror de la noche,
Ni la flecha que vuela de día,
Ni la pestilencia que anda en tinieblas,
Ni la destrucción que hace estragos en medio del día.
Aunque caigan mil a tu lado
Y diez mil a tu diestra,
A ti no se acercará.
Con tus ojos mirarás
Y verás la paga de los impíos.
Porque has puesto al Señor, que es mi refugio,
Al Altísimo, por tu habitación.
No te sucederá ningún mal,
Ni plaga se acercará a tu morada.
Pues Él dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti,
Para que te guarden en todos tus caminos.
En sus manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y la cobra pisarás;
Pisotearás al cachorro de león y a la serpiente.
«Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré;
Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre.
Me invocará, y le responderé;
Yo estaré con él en la angustia;
Lo rescataré y lo honraré;
Lo saciaré de larga vida,
Y le haré ver Mi salvación».
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